No es otra serie más. [XI] Amigos con derechos

De como dos mejores amigos pasan de compartir sus cosas, colegueo y salir a buscar tipas a explorar sus cuerpos con desesperación. La cosa se pone entretenida.

No es otra serie más.

CAPÍTULO XI. Amigos con derechos.

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Lo primero que José alcanzó a escuchar fue un estrépito, voces gritando, el sonido de golpes y llantos contenidos. Eran las siete de la mañana, era el tercer y último día que pasarían en aquel campamento en Maturín. A pesar de estar cubierto por múltiples edredones y colchas, el sonido llegó a sus orejas rápido como el viento.

El instinto no le permitió pensar, con tan solo un slip negro que cubría sus partes, salió corriendo de la tienda en busca de aquel sonido, pronto se encontró con su origen.

Allí, en el césped, en las afueras de la carpa que sabía Chaer y su primo compartían, se hallaba el amigo de Chaer, Orlando, con sus rizos todos alborotados, su cara con evidente furia, su franela ligeramente rota, al igual que su labio y una expresión iracunda, y debajo de éste, con su espalda y su culo apoyados contra la vegetación, se encontraba Jamal, el primo de Chaer, completamente desnudo, con el pecho magullado y el ojo morado, sin duda se estaban liando a golpes. Y más que eso, lo que sorprendió a José fue la escena.

Su amigo Chaer, también se encontraba desnudo e intentaba separar a su primo de su amigo, pero a la vez contener su llanto. Todo encajó en la mente de José como si de un puzzle se tratase, uno de sus mejores amigos, Chaer, era sin duda un marica de primera. Aquello lo dejó a cuadros.

Antes de separarlos, José, respiró hondo y pensó en todo lo que había compartido con Chaer a lo largo de los años y en la manera en la que todo fue un engaño. Recordó haberle concertado una cita con una amiga de Rosa unos años atrás y de que todo terminase en fracaso, Le enfureció. Una cosa era ser un marica lame pollas y otra muy diferente era además, ocultárselo y tener que averiguarlo de aquella manera. Con otros dos maricas (uno de ellos su primo, por cierto), peleándose por él.

Se maldijo a si mismo por no haber caído en cuenta antes, como no se percató de aquella distancia que lo separó de su amigo, pensó en que tenía meses en los que no habían compartido nada fuera de la Universidad, de que no sabía nada de la vida de Chaer desde hace días.

Y ahora se encuentra con esa escena, su amigo en pelota picada, su primo de la misma manera, quien sabe haciendo que estarían, y el otro marica, el rubio, furioso porque sin duda era el novio o el quien sabe que de Chaer, que decepción. Pensó en que Chaer sin duda en algún momento le había visto desnudo y se asqueó ante la situación, ¿Se habrá masturbado pensando en él? Aquella idea rebasó el límite.

Volvió al momento que vivía, y recordó que solo llevaba un interior que apenas le cubría la verga y las nalgas, y que en cualquiera que viese la escena pensaría que se habían montado una orgía esos maricas y él. Estaba furioso, pensó en darse media vuelta e irse, y que ellos resolviesen sus problemas, pero se compadeció del primo de Chaer, estaba en una posición de desventaja frente al rubio.

Haciéndose de su fuerza, José separó al rubio del árabe y lo retuvo.

-       Joder chamo, cálmate. Que lo vas a matar. – Diciéndole

Mientras el rubio, enfurecido, se debatía en los brazos de José, un Jamal con el ojo ennegrecido y con marcas en los brazos, se levantó e intentando cubrirse sus partes, entró a la tienda. En eso Chaer, le habla al rubio:

-       Orly, déjame explicarte, por favor. Escúchame. –

-       No tengo nada que hablar contigo – En eso José dejó de sujetarle, y para su sorpresa, el rubio se acomodó la franelilla y se fue en dirección a su tienda.

José había vivido momentos incómodos en su vida, pero estar ahí, medio desnudo con su amigo desnudo y llorando, le ganó a todos. Quiso desaparecerse, seguía muy enfadado por toda la vida de Chaer que había mantenido oculta y aterrado ante este nuevo mundo que se descubría ante él, siempre se habría creído tolerante con los homosexuales, pero nunca en realidad había tratado a alguno, y la idea de dos hombres follando le parecía antinatural, él mismo nunca había pensado en nada que no fuera un chocho para meter su verga.

No sabía que hacer, por un momento quería darle apoyo a su amigo pero por el otro todo ese enfado le decía que “ nadie le había obligado a ser un come pollas ”, respiró hondo. No tuvo que decidirse a nada, en eso salió Jamal, con un pantalón de pijama y se sentó al lado de su primo, que seguía llorando recostando su espalda contra la tienda. José aprovechó la ocasión, dio media vuelta y se fue de regreso a su tienda.

En el camino el asunto de Chaer seguía martilleando en su cabeza al igual que la palabra maricón, lo imaginó con su primo follando y aquella visión le horrorizó. Porque eso era ya pasarse, incestuoso. Pervertido. Todo eso seguía pensando José, necesitaba un baño, necesitaba consultárselo a Rosa, el no podía manejarlo.

Vio a Julián dormido, con babas saliendo de su boca semiabierta y una tienda de campaña dentro de su boxer azul claro que llevaba, en otras circunstancias le habría despertado para contarle, pero se hallaba muy confundido. Tomó una toalla, el desodorante, jabón, un boxer para cambiarse y se dirigió al río. Allí verificó que nadie estuviera por los alrededores, se sacó el slip y se dio un chapuzón.

Bañándose en el río, volvió a pensar en lo sucedido y empezó a sentir lástima por Chaer, por muy maricón que fuese, nadie se merecía aquello y sintió empatía al ver como se encontraba llorando por el rubio. Suspiró. Fue demasiado de dramas de homos para él.

Tomó la toalla, se secó, se puso el boxer y se anudó la toalla en la cintura. Se dirigió de nuevo a su tienda para terminar de vestirse, cuando llegó, se hallaba Julián jugando en su teléfono celular.

-       Juliancete, que ya son las 10 de la mañana y hoy es nuestro último día acá – Saludó.

-       Tengo mucha pereza, chamo. Por mi me quedara a dormir todo el día.

-       Vamos que les hemos prometido a las chicas que ayudaríamos con el desayuno hoy –

-       Pero si estoy hecho un puerco, ¿Ya has ido al charco a bañarte? – Dijo Julián, rascándose una axila.

-       Claro, limpiecito como el sol quedé – Dijo José poniéndose un jean por encima del boxer.

-       Bueno yo te alcanzo al rato –

José vio como Julián tomaba ropa de su equipaje mas la toalla y salía de la tienda. En eso termino de vestirse y se dirigió al centro del campamento, allí se encontraba su novia y Alejandra entretenidas intentando encender la cocinilla de gas que tenían.

José las ayudó y pronto empezaron a charlar, Alejandra le contaba acerca de cómo Federico se había comportado como un patán anoche y habían discutido, la historia era larga y confusa, lo único de lo que se enteró al final fue de que Federico había hecho alusión a la gordura de Alejandra y eso era tremendo error.

En eso que Alejandra echaba las arepas (comida típica venezolana) a la plancha, José aprovecho y se acercó a Rosa diciéndole.

-       Te traje el paquete que me pediste –

-       Pero amor, si ya creo que con el paquete de harina bastó para las arepas – Dijo Rosa sin siquiera voltear.

-       No es ese el paquete al que me refiero – Respondió José acariciándole el trasero a su novia por encima del jean.

-       Shhht, que Ale se va a dar cuenta. Salido – Dijo Rosa, besando a su novio.

-       Te necesito princesa, pasó algo – Respondió José.

-       ¿De que se trata? – Dijo Rosa mientras seguían besándose.

-       Es acerca de Chaer, descubrí que es marica –

-       Si bebé, ya eso lo sabía –

-       ¡QUE! ¿Cómo así? ¿Los viste esta mañana? – Dijo José.

-       No, no se nada de esta mañana. Pero aquellas escapadas con el rubio y como se quedó mirándole el paquete a Julián en el strip-poker. No soy ciega –

-       Joder Rosa, como lo sabes todo. Pues hoy me los he encontrado a él y el primo en pelotas y al rubio moliendo a palos al primo –

-       QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE, ¿Ya va? ¿El primo y Chaer? Eso es ser mas que marica, es un pervertido.

-       Lo mismo pensé, y yo he tenido que ver el espectáculo. Todo este asunto me ha caído mal – Suspiró José.

-       Yo se de algo que te hará sentir mejor – Y besándolo Rosa lo arrastró lejos de Alejandra, hacia la vegetación.

Ya en un lugar apartado, José empezó a jugar con los senos de Rosa mientras ella gemía en su boca, le encantaba aquellas manos en sus pezones. Pronto la de ojos pardos estuvo con las tetas afuera, mientras su novio se desabrochaba el pantalón. Por fin, pensó José para él, en todo el viaje solo había recibido un par de mamadas y nada de sexo como el quería, nada le caería mejor que una buena follada para quitarse todas esas imágenes cochinas de su cabeza.

Pero Rosa parecía tener sus propios planes, se separó de los labios de su amante, y quitando de la tarea a José, empezó a acariciarle el pene por encima del boxer y el jean mientras le bajaba el cierre. Aquello tenía a mil a José, hoy había amanecido más cachondo de lo normal.

Rosa le bajó el jean a su novio hasta los tobillos, y, mientras se fundía con el en un largo y mojado beso, le apretaba la verga rebosante de precum por encima del boxer gris que llevaba.

Así estuvo un rato hasta que José tomó las riendas del asunto, y bajándole el pantalón con todo y pantys, empezó a pasarle los dedos por el clitoris a su novia. Aquello la puso al límite, gemía como una perra en celo mientras con sus dos manos tomaba el elástico de los boxers de su novio y los estiraba, palpando las fuertes y musculadas nalgas de José, una y otra vez, mientras los dedos de éste seguían en su vagina.

José estaba a punto de correrse del roce, por lo que se bajó el boxer, y con su verga apuntando al cielo descubierto, empezó a magrearse contra el cuerpo de su novia. Hasta que esta, tomando con sus manos el pene de su amante, lo introdujo en su sexo, sin usar condón siquiera, y ambos ahogaron una exclamación.

Así empezó José a follarse a Rosa, una y otra vez se sumergía y emergía de las profundidades carnosas de ésta, con su falo ardiendo de puro placer y gotas de sudor recorriéndole la espalda, las nalgas y el pecho. Era eso lo que necesitaba. El elixir sexual, el placer que estaba experimentando.

Sin más preámbulo, sacó su verga de la vagina de ésta, y apuntando a sus pechos, empezó a correrse abundantemente, mientras gemía y mordía sus labios una y otra vez. Gota a gota fueron los chorros de semen resbalando por el pecho de la mujer.

-       Te amo – Susurró Rosa.

-       Y yo a ti – Exclamó José en aquel frenesí

Y se fundieron en un beso que pareció eterno, así estuvieron, manchados y a medio vestir en aquel pasaje, por algunos minutos, hasta que decidieron ir al río y continuar su faena allí, mientras que sus cuerpos desnudos se limpiaban de todo el libido sexual drenado hasta el cimbrel de su plenitud.

Bañados y vestidos volvieron al campamento, en él, todos recibían la noticia de parte de Chaer, de que tendrían que volver antes a Maturín porque a Orlando le había “surgido algo” y ya se había ido, por ende tenían que caminar mas trayecto hasta donde pudieran agarrar el transporte público.

Aquello sentó mal a todos en general. Pronto levantaron el campamento e hicieron maletas y se dispusieron a salir por la carretera en fila india.

Chaer se notaba ojeroso y deprimido mientras caminaba junto a Alejandra, con quien hablaba en voz baja. Su primo, también ojeroso, aún se veía magullado por lo sucedido esta mañana y caminaba cabizbajo sumido en sus pensamientos. Federico y Julián se pasaban una pequeña pelota entre ellos mientras caminaban, mientras José y Rosa caminaban juntos abrazados.

-       Oye tipo, ¿Será que me puedo quedar en tu casa hoy? – Le dijo Julián a José a mitad de camino.

-       Claro, mi casa es tu casa. Tú lo sabes –

-       ¿Y nos vamos de jerga, si va o que? – Respondió Julián animado.

-       Joder chamo, con lo cansado que vamos a estar –

-       Pero es que tengo ánimos de beber –

-       Bueno pues compramos unas frías y no las bebemos con una peli o algo así.

-       Si vaca –

Treinta minutos después, empapados en sudor y llenos de polvo, pudieron tomar el transporte hasta Maturín. Aquel cansancio que cargaban no era normal. Jamal se quedó en su casa en Maturín, y el grupo se redujo así a seis, quienes tomaron un expreso hacia la ciudad.

A José le tocó sentarse junto a Chaer en el viaje de regreso a casa, y pronto sintió como éste caía rendido en su hombro, con la cabeza de su amigo rozando su hombro, José tomó una decisión: no le haría caso a la orientación sexual de Chaer, el podía hacer de su vida lo que quisiera, seguiría siendo su amigo pasase lo que pasase.

Se hallaba en estas meditaciones cuando también se quedó dormido, no fue hasta que Rosa lo despertó con cariño en la terminal que se levantó, Chaer se estaba restregando los ojos, y juntos todos tomaron el taxi que los fue repartiendo en las casas.

Llegados Julián y José a la casa de éste último, empezaron a hablar de las cosas del viaje. El primero diciendo:

-       Yo es que no me trago lo del amigo de Chaer, Orlando. –

-       ¿Por qué? – Respondió José, haciéndose el desconcertado.

-       Cuando he ido a bañarme he pasado por su tienda y estaba furioso recogiendo sus cosas y luego se fue dando largos pasos del campamento. Su ropa estaba medio rota, ¿Y has visto al primo de Chaer? Estaba todo magullado. Es obvio que se han peleado, pero no entiendo que tanto tienen uno contra otro. –

-       Pues serán tonterías – Dijo José.

-       Seguro, oye tío. Apresúrate en abrir, que me ando meando.

En eso José abrió la puerta, todo parecía silencioso. Se preguntaba donde estaría su hermana y su mamá. Vio a Julián correr en dirección al baño y se dirigió hacia la mesita de la cocina, tal y como lo pensó. Una nota. “He ido a casa de tu tía Mariela, vengo en un par de días”.

José dobló la nota y dejó el equipaje en la habitación, empezó a quitarse medias y zapatos mientras escuchó como Julián encendió la regadera. ¿Sería bueno contarle a Julián lo que había visto en la mañana? ¿Qué reacción tendría?.

Desde muy pequeños, Julián había sido su mejor amigo, nunca habían tenido secretos entre sí. Pero le parecía que la orientación sexual de Chaer era algo que deberían discutir ellos mismos. En eso meditaba, le respondió un mensaje a Rosa de que ésta se encontraba ya en su casa, y terminó de desnudarse.

Tomó una toalla y abrió la puerta del baño, se hallaba su amigo enjabonándose, le saludó con una palmada en una nalga. Y se unió a la regadera con él. Continuando su conversación:

-       ¿Soleras azules o polar negra? (Dos tipos de bebidas aquí en Venezuela) – Preguntó Julián mientras se echaba champú en el cabello.

-       Lo que tú quieras –

-       Después te andas quejando – Le sacó la lengua Julián.

-       Joder Julián, apúrate con el champú –

-       Ya ya, ten – Le devolvió el champú su amigo.

-       ¿Has tenido suerte en el campamento? – Le preguntó Julián.

-       Claro chamo, si sabes que soy todo un semental, no como tú. – Respondió José, riéndose.

-       Tipo, de verás que lo necesito. Ando caliente veinticuatro siete. Pilla – Dijo Julián, tomando su polla medio morcillona y enseñándosela a su amigo.

-       Ah si ya creía que era un halago – Se rio José.

-       Deberíamos invitar a unas putas – Dijo Julián saliendo del baño y secándose.

-       Joder, ¿Y que se entere Rosa? ¡Además si sabes que nos sale mejor buscar en la agenda! Con lo caras que están – Respondió José, terminando de sacarse el jabón de su pecho.

-       Eres un tacaño – Dijo Julián anudándose la toalla en la cintura y saliendo del baño.

-       ¡JODER JULIÁN! SI YO HE TRAÍDO ESA TOALLA – Gritó José para que su amigo le escuchara, sin poder salir del baño con miedo a encharcarlo.

-       Te la llevo si me prestas un interior marico, que los tengo todos sucios – Salió del cuarto Julián con un boxer rojo de José en su mano izquierda y una toalla limpia en su derecha, con su verga aún morcillona bamboleándose.

-       Si, como si no te los fuese prestado antes ya – Dijo José tomando la toalla y secándose.

Cuando José terminó de secarse y volvió a la habitación, su amigo ya se había vestido y tomaba las llaves de su coche.

-       Pero a donde vas, ¿Y al menos puedes pedirme el carro prestado? – Dijo José.

-       Si igual no te ibas a negar, voy a comprar las birras bobo – Rio Julián.

-       Bueno vale, pero compra la película de una vez, no tengo ningunas acá. – Le dijo José sacando dinero de su billetera.

-       Tranquilo, esto va por cuenta mía. Ya vengo – Salió Julián de la habitación.

José se sacó la toalla y mientras se encontraba desnudo echado en su cama respondiéndole un mensaje a Rosa, sin darse cuenta se durmió.

Lo siguiente que supo fue que Jennifer Aniston hacía un striptease con poca ropa en la pantalla de su televisor, el seguía desnudo y echado a un lado de la cama, y levantó la vista y estaba Julián, sin  franela, una birra en la mano y palomitas de maíz en un bol en la otra.

-       Joder, que cansancio tengo, tipo. – Dijo José mientras sacaba un calzoncillo de la gaveta.

-       Me he dado cuenta, si casi no escuchaba la película de tus ronquidos – Le lanzó unas cotufas Julián.

-       Con que si eh – Dijo José lanzándosele encima y forcejeando, las palomitas de maíz se derramaron en la cama mientras José le daba unas cachetadas a su amigo en plan broma.

-       Estaba desprevenido eh, anda y ve a la nevera, allí deje las cervezas – Dijo Julián, mientras apartaba a José y continuaba viendo la película.

José salió de la habitación, tomó la cerveza, la destapó y bebiéndola regreso a la habitación. En eso que entra, al abrir la puerta, pilló como antes su amigo se la estaba tocando por encima del jean.

-       Eh cochino, que estás en mi cama. Cachondo perdido – Sermoneó José.

-       Culpa a Jennifer Aniston. Dios, estoy mal. En serio – Dijo Julián.

-       ¿Te puedo contar algo serio? – Dijo José de improvisto, decidiendo contarle lo sucedido en la mañana  a su amigo.

-       ¡Claro!

José se sentó en la cama y le contó todo lo sucedido, con detalles incluidos, luego respiró y Julián tardó cinco minutos en responder.

-       Pues, hay algo que me ha atormentado mucho la última semana y he querido comentarlo – Dijo Julián.

-       No me digas que también eres marica, por favor – Dijo José.

-       No, pero lo probé – Respondió Julián con cierto recelo.

-       QUEEEEEEEE, pero joder, Julián, ¿Probar el qué? Por amor a Dios, y no me habías contado. Que te pasa – Se levantó José casi derramando su cerveza.

-       Lo siento, es que yo mismo me siento mal, probé follarme a un hombre – Sopesó sus palabras Julián.

-       Que – José tomó asiento en la cama de nuevo y bebió de su cerveza.

-       Pues así, que le metí la verga a otro man por el culo, no se que me pasó –

-       No me jodas Julián, ¿A quién? ¿Y como llegaste a eso? ¿Ya no te gustan los coños? Ahora también me sales maricón tu, no puede ser. Espera me pongo ropa y ahora duermes en el sofá. Que incomodidad – Hizo amago de levantarse de nuevo José.

-       Como tu quieras, pero sí. Pasó. Me tiré a otro macho, no te diré quien porque le conoces, pero no fue Chaer. Pasó la semana pasada. Le tenía ganas, eso es todo lo que puedo decirte, y la verdad – Julián respiró hondo.

-       ¿La verdad qué? – Contuvo la respiración José.

-       Fue uno de los mejores polvos que he echado – Culminó Julián.

-       JODEEEEEEEEEEEEER pero como vas a comprar un culo todo peludo con una rosada cuquita ¿Y decir que fue un buen polvo? ¿QUIEN COÑO ERES? ¿CUANDO TE VOLVISTE MARICON? – José empezó a gritar.

-       No lo sé, y te estoy siendo sincero. Lo he pensado mucho. Me obsesiona aún ese culo, pero no por eso me han dejado de gustar los coños. Es otra experiencia, no sé, solo quiero decirte la verdad como siempre lo he hecho, me empezó a gustar el culo de otro hombre y ¿Si no gocé follándomelo? Te mentiría si te dijera lo contrario. Lo siento. Tienes toda la razón de cohibirte conmigo, es mejor que me vaya a mi casa. – Julián se levantó, y se colocó la franela. Iba a buscar la maleta, cuando José le detuvo.

-       Espera Julián, me he pasado. Sabes que no soy homofóbico ni nada. Seguimos siendo los mismos, y por mi puedes verme en pelotas las veces que quieras y si eso te gusta, me da igual. Es solo que, saber que mis dos mejores amigos son maricones y gustan follar o ser follados por hombres el mismo día. Es demasiado para mi. Necesito pensarlo – Dijo José apartándose del camino.

-       Piénsalo todo lo que quieras, pero eso no va a cambiar. No se si soy maricón o no, pero si me he gozado un bolón el culo de otro hombre y quiero repetirlo. Al igual que me encantaría follarme a una tipa ahora mismo, no veo las distinciones – Respondió Julián cerrando su equipaje.

Julián estaba por cerrar la puerta de la habitación por su amigo, medio avergonzado por toda la conversación cuando, segundos antes, José le dice:

-       ¿Y que se siente? – Sin mirarle a los ojos.

-       ¿El qué? – Se extrañó Julián.

-       Follar con otro hombre –

-       Igual que con una mujer pero las sensaciones son diferentes – Dijo para cerrar la puerta por fin.

-       Espera –

-       Dime –

-       Explícate –

-       No sé, José. Tendrías que probarlo alguna vez. ¿Te has tirado a Rosa por detrás? –

-       No, aún no estamos en ese punto –

-       Bueno, pero a alguna otra ¿Si? –

-       No, la verdad es que nunca me he tirado a ninguna por detrás –

-       Bueno pues es más estrecho, cuando te follas a una chama por la vagina, sientes como tu pene se adapta a la cavidad ¿No? Pues con un culo es diferente, sientes como tu verga va abriéndose paso a través del sendero. Es alucinante – Se sentó Julián en la cama, aún con maleta en mano y con una erección en el boxer prestado.

-       ¿Y no es incómodo? – Respondió José por primera vez mirándole a los ojos desde que descubrió que su amigo era un maricón.

-       Al principio un poco, pero luego que ya empiezas el ritmo, es increíble – La polla le dolía a Julián recordando la noche en la que estuvo una y otra vez en el culo de Rodrigo.

-       Joder, y ¿También te la chupó el tipo con el que estuviste? –

-       No, eso no. Pero he leído que los hombres la chupan mejor, porque sabemos más de vergas al tener una propia, pero no sé, no me hace ilusión un tío mamándome la polla – Dijo Julián aunque nunca lo había pensado.

-       Pues vaya, entonces ¿Solo le metiste el güevo por el culo y ya? –

-       Algo así, bueno ya me voy porque mira como me estoy poniendo – Le dijo Julián a José, enseñándole el bulto por encima del pantalón.

-       Yo estoy igual, es que ésta conversación pff – Respondió José, la polla le hacía tienda de campaña en el calzoncillo gris que llevaba.

Algo en Julián se rompió: la conversación, su follada con Rodrigo, la historia de cómo Chaer se la había montado con el primo, la falta de sexo y ahora la polla de su mejor amigo erecta bajo la ropa interior, Soltó la maleta, y sin darle tiempo de responder. Se lanzó encima de su amigo, tomó su polla con las manos y la sacó por la hendidura del calzoncillo, para, de un sopetón, lamer el glande que se asomaba.

-       JODERRRR JULIÁN QUE HACES TÍO SI NO SOY MARICÓN COMO TÚ – Dijo José, pero sin sacarle su polla de la boca a Julián.

-       Pero podemos probar y así sales de dudas – Dijo Julián sacándose la polla de su amigo de la boca solo instantes.

Julián se afanó en su primera mamada, el sabor no era muy agradable, pero solo pensó en el morbo de la situación y se empeñó en darle un gustazo a su amigo, subía con su lengua de arriba abajo el tronco para luego lamer el frenillo y repasar el glande con la punta de su lengua infinidad de veces, tal y como a él le gustaba que se lo hiciesen.

José no hizo más que suspirar y aferrarse de las sábanas, con su mejor amigo dándole la mejor mamada de su vida, se desinhibió de todos sus dilemas y debates morales y sexuales, y solo se dedicó a disfrutar, se mordía el labio mirando como la lengua de su compañero de vida abarcaba una y otra vez su pene. Nunca se imaginó dicha escena.

Así estuvo Julián, repasando la verga de su amigo una y otra vez, hasta que decidió ir a por más, tomando la tira del calzoncillo, se lo bajó, hasta quedar en sus rodillas, y con certeza, abandonó el tronco del pene y se sumergió en las bolas, aquellos medio velludos testículos que gritaban por alguna caricia, y con su lengua empezó a sobarlos una y otra vez.

José estaba en la auténtica gloria, de todas las mamadas que había recibido en su vida, ninguna lo había puesto en aquel estado, Rosa apenas y sabía la localización de aquel punto erótico, los testículos, pensaba, mientras entre sus piernas se hallaba Julián lamiendo y succionando como poseso aquel punto.

Estaba a punto de correrse, pero luego se sintió mal al pensar en la necesidad de su amigo, le veía la verga bien erecta bajo el pantalón, y toda aquella necesidad de sexo que él muy bien sabía, y viéndole rebajado a ser su esclavo sexual para comprobar lo que se sentía follar con un hombre, ahora más que nunca se sintió agradecido con Julián, y no le importó mas su orientación sexual, no le parecía que explorar los cuerpos del uno al otro pudiera tildarse de alguna manera, solo eran dos amigos, descubriendo, hallando los puntos que les daba placer a cada uno de ellos, en la intimidad de una confianza sin límites.

Bajo esta concepción, Julián se sorprendió al notar las manos de su amigo sobando su verga por encima del pantalón, acariciándola, palpándola con tacto y agradecimiento, pronto esas mismas manos desabrocharon el jean y lo deslizaron por su cintura, descubriendo la ropa interior, el boxer rojo manchado de precum en muchas partes, dichas manos acariciaron su verga por encima de la tela y Julián pensó que se corría allá mismo. Sin esperar, con ánimo y muy en el fondo, con ansia, José, le bajó el boxer a su mejor amigo, y empezó a masturbar su miembro, una y otra vez, con dedicación, mientras su polla seguía siendo absorbida por esa máquina que Julián tenía como boca.

Julián quería ir a por más, se desprendió un segundo de la verga de José, y sacándose el pantalón y el boxer definitivamente se puso en posición de que su verga y testículos estuvieran al alcance de la boca del moreno, y éste no se hizo esperar. Pronto empezaron un sesenta y nueve de otro mundo, con las pollas babeantes y los gemidos entrecortados, se encontraban al límite del punto de no retorno ambos.

Julián decidió tentar a la suerte, desprendiéndose de la polla del moreno y paseando por su perineo, debido al incremento de sus gemidos, Julián lo interpretó como un pase y pronto se halló rodeando el ano de su compañero, lo cubrían unos pelillos alrededor y se contraía y expandía a un ritmo nervioso, Julián no se hizo esperar, y haciendo algo que en otra vida le hubiese parecido la peor cochinada inventada por el hombre, con la punta de la lengua se introdujo en el ano de José.

Fue demasiado, José pensó que su corazón colapsaría del placer recibido, aquella lengua explorando ese lugar, tan impenetrable, no tocado, y desconocido por el mismo, su polla se contrajo y expulsó uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis trallazos de semen espeso y caliente, que dieron a parar justo en el pecho de Julián, quien seguía lamiendo aquel ano como un manjar.

-       Me corro – Anunció Julián justo cuando José se sacaba la verga de su boca y los trallazos le manchaban el rostro, ambos gemían una y otra vez, sin poder superar el orgasmo que acababan de tener.

Julián se salió de encima de su amigo y se recostó a su lado, y así estaban ambos, desnudos, manchados de la lefa del otro y meditando acerca de los dilemas y consecuencias que les traería aquella sesión de mamadas y de perversión que habían consumado.