No es otra serie más. [X] El primo
Como el primo de Chaer, Jamal cumple su fantasía de tener sexo con otro macho.
No es otra serie más.
CAPÍTULO X. El primo
La salida del Sol anunciaba la mañana en el campamento a las afueras de Maturín, mientras el grupo de jóvenes seguía dormido en el interior de sus carpas.
En la tienda de las niñas, Alejandra yacía con una mascarilla de aguacate enfundada en su pijama rosa y con la baba corriéndole por la mejilla, mientras a su lado una ensimismada Rosa se debatía en lo que parecía ser un sueño erótico, y no precisamente con su novio José.
Mientras, en la tienda que compartían Julián y José, ambos hombres dormían uno al lado del otro. Ambos en ropa interior, Julián con una descomunal erección en el interior del boxer rojo que llevaba y su compañero José, roncando, a su lado, con sus manos dentro del boxer azul sujetando su polla flácida.
En la carpa contigua, se hallaba un Orlando en medio de un profundo sueño, con sus rizos adheridos a su almohada, la franelilla arrugada y su pierna musculosa completamente afuera de la colchoneta, con un Federico despeinado y sin franela durmiendo plácidamente, sus pequeños ronquidos acompasados por la respiración en su pecho que subía y bajaba.
Y en la última tienda, la más cercana al río, se hallaba un Chaer recostado boca abajo, con sus brazos apoyados a los lados de la almohada, y el pantalón de pijama ligeramente bajado en donde se notaba claramente el inicio de sus nalgas enfundadas en un boxer amarillo con un, completamente desnudo Jamal a su lado, su pene circuncidado y con pelos alrededor de la base apuntaba al techo de la carpa en su estado erecto.
La polla del primo de Chaer sería de unos 17 centímetros con un grosor considerable, sus testículos se encontraban cubiertos de una fina capa de vello que se iniciaba allí, recorría el perineo y se perdía de vista en el interior de sus torneados muslos.
De súbito, los ojos color azabache de Jamal se abrieron y miraron en derredor, tenía un dolor de cabeza abismal debido a todo el alcohol que había ingerido la noche anterior, miró la tienda y no pudo recordar cómo llegó anoche a ella, miró a su primo acostado a su lado y los músculos de su espalda que se hinchaban y se deshinchaban al ritmo de su respiración y pensó Seguro me ha traído Chaer y fue cuando sus ojos se posaron en si mismo, y se vio, sin ropa y con una erección de caballo.
La vergüenza lo recorrió entero, se paró a la carrera y tomó el boxer que se hallaba dentro de la bermuda y cubrió su erección en ella. Pensó en que sin duda, como en su casa en Maturín solía dormir desnudo, en medio de su borrachera se había sacado la ropa sin importarle estar acompañado de su primo.
Empezó a recordar a Chaer, no a aquel durmiendo a su lado, si no al adolescente con el que había compartido hasta su repentina mudanza a Maturín, lo ingenuo que llegaba a ser a veces, su bondad ilimitada, inclusive con aquellas personas que no lo merecían, su sentido del humor y aquellas aventuras que de jóvenes llevaron: robando el carro de su padre y aprendiendo a conducir por su cuenta, organizando fiestas secretas a espaldas de sus padres, las pornos que alquilaban a escondidas en la tienda de video, las peleas en las que se había metido defendiendo a su primo.
Pensó ahora en el cambio radical que había observado el día de ayer en su primo, aquella seguridad nueva que parecía llenarlo, aparte de su extraordinario cambio físico. Antes de ayer, le parecía recordarlo delgado, blanco aperlado, con vello en todo el cuerpo y su corte de pelo ralo, pero ahora, y mirando de nuevo a su lado, pudo observarlo detenidamente: aquellos biceps de escándalo, su espalda visiblemente depilada, con escasos pelos en ella, trabajada en el gimnasio, y ese culo: respingón, firme y que parecía decirle Hola por debajo del boxer amarillo y del pantalón de pijama.
La erección de Jamal seguía tiesa dentro del boxer negro y manchas de líquido preseminal empezaron a aparecer dentro de la ropa interior. Jamal suspiró. Pensó en la última vez que había follado y en aquella morena de culo escandaloso que lo había seducido en aquel bar y a la que había acompañado a su departamento. Había sido una de sus mejores noches, tres folladas y un sexo de vicio.
La última pareja de Jamal, su ex novia Rosmery, tres años atrás, le había marcado irremediablemente. Posesiva, celosa, y dramática, había hecho de sus cuatro años de relación un auténtico infierno. Luego de una ruptura escandalosa, en la que Jamal tuvo que recibir bofetadas y llamadas a mitad de la noche de perdón, su vida dio un cambio de ciento ochenta grados. Estaba libre.
Empezó a salir con múltiples chicas a la vez: rubias, morenas, trigueñas, pelirrojas, de ascendencia árabe, italiana, portuguesa. Tuvo noches espectaculares de sexo y caricias a su lado, romances fugases, veladas encantadoras. Jamal sonrió al pensarlo, tenía una vida bastante plena sin ninguna atadura.
Pero sin duda, algo que le tenía curioso y que aún no había experimentado, era el sexo con otro hombre. No le pasaban desapercibidos los culos monumentales de amigos y compañeros de gimnasio en las duchas, ni podía fingir no haber fantaseado con penetrar a alguno en un descuido. De solo imaginarlo, su pene dio algunas cabezadas dentro de su ropa interior.
No le parecía que Alá tuviese problemas con las personas que fornicaban con aquellos de su mismo sexo, dijese lo que dijese el Torán. Había crecido bajo el pensamiento de que Alá solo quería para sus siervos amor infinito, así se lo habían explicado sus padres, y ¿Qué mejor forma de demostrarse amor que el sexo?.
Volviendo a la realidad, se encontraba desnudo a excepción de un boxer que no podía ocultar su tremenda erección en él y tenía delante a su musculoso primo, el que había llegado a ser su mejor amigo, sin camiseta y con el pantalón de pijama medio bajado, mostrándole sus nalgas debajo de un boxer amarillo. Aquello debía de ser una señal, tomó su pene entre sus manos y subiendo y bajando empezó a pensar en lo que sucedería si tomaba las ligas de la ropa interior de su primo y las bajaba de manera de descubrir aquellas colinas eróticas y si empezar a lamerlas podría considerarse una indiscreción de su parte.
Aquella sugestión fue mayúscula y pronto el boxer empezó a llenarse de lefa en su interior, una y otra vez, intentando contener un gemido, Jamal se corrió en su prenda, pensando en aquello que se ocultaba bajo la ropa de su querido primo.
Con miedo a que se despertase, Jamal se levantó se sacó el boxer lefado, y lo guardó en la maleta que había traído, y estaba terminando de guardarlo cuando escuchó.
- Buenos días – Su primo acababa de levantarse y se estaba desperezando, mirando su cuerpo y su polla flácida expuesta y con algunos restos de lefa en ella.
- Buenos días primito, estaba esperando a que te levantaras – Pudo argumentar Jamal mientras corriendo, se tapaba sus genitales con un boxer azul marino.
- ¿Y eso? ¿Qué acaso piensas empezar a beber desde temprano hoy? – Jamal pudo observar cierto enrojecimiento en la cara de su primo cuando terminó de subirse el boxer y se preguntó que pensaría éste de los cuerpos masculinos.
- No, para ir al río Chaer. Como en los viejos tiempos, anda apresúrate. – Dijo Jamal tomando una toalla y poniéndose un short de baño por encima de la ropa interior.
Con evidente pereza, un recién levantado Chaer tomó su toalla, se sacó el pantalón de pijama y lo cambió por una bermuda, y juntos se dirigieron al río.
Ya en el río, ambos se zambulleron en el agua. Estaba cálida. Luego de un rato chapoteando y haciendo retos de respiración bajo el agua, Jamal decidió ponerse al corriente de la vida de su primo, preguntando:
- Oye Chaer, ¿Y qué tal la Universidad? –
- Difícil primo, cada semestre se hace un infierno de más complicado –
- Anda pero apuesto a que te va bien, con lo nerd que eras en el liceo –
- Hago lo que puedo – Respondió Chaer echándole agua.
- Al menos estás en la ciudad primo, aquí en este monte uno no encuentra que hacer –
- Pero Jamal, si pudiste haber hecho carrera en la Ciudad y quedarte con nosotros, tu quisiste quedarte acá –
- Es que sabes como se pone mi mamá –
- Bueno eso sí – Suspiró Chaer.
- ¿Y las fiestas y el entretenimiento? ¿Sigues yendo a aquel pub del que me echaron por aquella pelea? – Dijo Jamal.
- A veces, pero últimamente no salgo. Todo es Universidad, gimnasio y la casa. Es terrible –
- Si me he dado cuenta, de que ya estas hecho toda una mole de tanto gym – Dijo Jamal tomando uno de los biceps de su primo.
- Que dices, si tú estás igual de fibrado –
- No tanto, además yo casi ni puedo ir al gimnasio – Respondió Jamal.
- Pues no se te nota –
- Chamo, ¿y las novias? ¿Qué paso con aquella rubia que tanto ojo te echaba en el liceo? –
- Salimos, durante un par de meses. Pero no funcionó. – Respondió Chaer, odiaba aquella pregunta ¿Y las novias? .
- Pero si tenía una cara de viciosa sin remedio, al menos te la habrás pegado me imagino –
- No, que no todos somos como tú, que solo piensan en eso –
- Anda que bastante te pille observándole las tetas unas cuentas veces – Dijo Jamal, tomando una de las tetillas de Chaer y apretándola.
- Joder, sigo siendo un hombre – Dijo Chaer apartándose.
- Y a todos los hombres nos gusta una buena cuquita – Se rio Jamal.
- ¿Y tú? ¿Aún con Rosmery? –
- No, terminamos hace meses ya. Era una auténtica vampira. –
- ¿Era demasiado para ti? – Dijo Chaer.
- Oye, que era bonita pero toda una víbora de sentimientos. Te lo juro –
- Bueno, es verdad, se le notaba lo celosa –
- Si, lo que si, hacía unas mamadas tremendas – Sonrió Jamal.
- Oye, so burro. Te pasas – Dijo Chaer echándole agua en los ojos a su primo.
En eso Jamal vio como los amigos de su primo se acercaban al río. Venía José, un tipo genial con el que se la había llevado de maravilla desde el principio, aficionado al fútbol y al Conde De Er Guacharo, tal y como él lo era. Y Julián, un tipo cool , bastante inteligente y que también le había agradado.
Venían en franelillas con unos shorts de deporte, ambos tenían unos cuerpos de escándalo, al igual que su primo, pensó Jamal. La piel trigueña de Julián hacía contraste con los pezones más oscuros de su compañero. Sin duda, con cualquiera de los tres se tentaría a probar el sexo gay, pensó Jamal.
Se zambulleron también en el agua y comenzaron a charlar y a hacer los típicos juegos que se hacen en piscinas, ríos y playas. Luego, decidieron jugar a las luchas. Chaer y su primo en contra de los otros dos. Tener aquel cuerpo de escándalo justo detrás de su nuca hizo que Jamal sintiera una erección dentro de su short. Perdieron, al caer Chaer al agua empujado por Julián, y sucedió algo que hizo que aquella erección no disminuyera.
Julián y José se zambulleron a la vez y lo siguiente que supo Jamal fue que un trapo mojado salía despedido de las manos de José directo a la vegetación cercana al río. Jamal pudo mirar el trapo mojado, y vio que se trataba de la bermuda de su primo. Con Julián y José destornillándose de las risas, sale un Chaer a flote, enrojecido y medio desnudo.
Al saber a su primo desnudo en el agua, su erección se hizo visible en el short. Pensando en que las nalgas respingonas de esta mañana estarían descubiertas y a escasos centímetros de él, le hizo enrojecerse a si mismo. Se encontraba en ese ensimismamiento cuando se percató de que Orlando, otro amigo de su primo, se acercaba al río.
No llevaba franela, y su amplio pecho firme con sus abdominales marcados, le hacían parecer salido de una película de Esparta, sus rizos rubios se movían con respecto al ambiente. Pareció sonreír cuando vislumbró a Chaer y saludó a todos antes de meterse en el agua.
Al ver a su amigo, Chaer pareció apenarse cien veces más que antes por encontrarse sin bermuda, casi a la carrera, salió del agua, en boxers blancos hacia la vegetación. Aquella vista hizo que Jamal casi babeara inconteniblemente, su primo salió enseñando su verga flácida en el interior de su prenda que transparentaba, un pene de tamaño promedio con algunos vellos pudo observar, encogida por los efectos del agua, y cuando se volteó, ya en la vegetación, para ponerse su bermuda de nuevo, pudo observar en el boxer lo que tanto había querido desde esta mañana, aquel culo, con algo de pelo pero que se levantaba como dos planicies presuntuosas y que parecían sonreírle por debajo de la ropa interior que se le hundía hasta el fondo de su hendidura. Aquello era un manjar erótico, y Jamal nunca estuvo más convencido de que tendría que probar el sexo con otro macho, en cuanto antes.
Después de seguir con la mirada a su primo, Jamal se giró y pudo ver como Orlando se percató de que había estado siguiendo a su primo con sus ojos, y pareció detectar un destello de odio hacia él. O una alerta. Aquello le contradijo. ¿Qué sabía con respecto a Orlando, aquel rubio amigo de su primo?. Le había agradado en el camino al parque, a pesar de que habían conversado poco. Según su primo, era un amigo del gimnasio con el que se la estaba pasando mucho últimamente. Pero no pudo recordar nada acerca de la noche anterior acerca de Orlando.
Luego de aquel suceso, Orlando se integró al grupo y siguieron las conversaciones y los juegos entre ellos, mientras el Sol bajaba por la colina.
- Joder macho, como dices que los Leones son los mejores si el Magallanes lleva mas títulos recientemente – dijo José.
- Pero los Leones tienen más Series del Caribe – Respondió Jamal
- Nada mas porque son un equipo mas viejo –
- Además que los Leones esta temporada tienen refuerzos de los grandes ligas de Estados Unidos –
- ¿Y qué? Magallanes también y el nuevo director técnico también viene de las Grandes Ligas – Respondió José.
En eso, Jamal se ha dado cuenta de que su primo y Orlando ya no están, y algo en el, hizo que sospechara de la desaparición.
Terminó su conversación con José, salió del agua y se secó. Volvió al campamento, donde encontró a Federico, Alejandra y Rosa charlando y comiendo mientras jugaban un juego de cartas. Los saludó y preguntó por su primo, pero todos dijeron que no le habían visto. No han vuelto al campamento .
Aquello lo hizo pensar aún más, algo en él, algo en la mirada de odio que le pareció ver a Orlando hace un rato, en el enrojecimiento de su primo al verlo desnudo en la tienda esta mañana, todo le pareció encajar. Ese comportamiento no era normal, y en el fondo, lo deseaba, quería confirmar lo que estaba sospechando, porque sabría que eso le daría paso libre para intentar algo con él y saciar sus ganas de su exquisito culo.
Siguió buscando en los alrededores, pasando por las tiendas y ningún rastro de ambos. No le encontraba explicación a que dos hombres heterosexuales desaparecieran súbitamente en aquel paisaje paradisiaco y semidesértico.
Casi exhausto de buscarlos, se estaba disponiendo a rendirse y volver a donde se encontraba el resto, lo escuchó. En la vegetación cercana a la tienda de Orlando y Federico, un sonido, algo que no era el ruido de los pájaros y animales silvestres ni el sonido del río corriendo cercano al campamento, era un sonido humano. Se halló corriendo hacia el origen del sonido con el corazón palpitándole y la polla martilleándole dentro del short.
Acercándose, logró escuchar el ruido amplificado y supo casi al instante de lo que se trataba. Gemidos. Era un hombre, sin dudas. Aullidos y gemidos de dolor, tal vez, no, de gozo, sin duda. Una y otra vez, el gemido llegaba a un punto de quiebre y volvía a emerger en el ambiente y en la vegetación.
Jamal, sudando, por fin los vislumbró, y oculto tras de un frondoso árbol, observó la escena. A la izquierda, ropa. La bermuda que había visto utilizar a Orlando, azul oscura, y un slip de traje de baño de color verde en su interior, y encima de esta, la bermuda de su primo, y el mismo boxer blanco mojado. A su derecha, piel. Un culo blanco como la nieve, depilado sin un solo vello en él, musculoso y bamboleándose hacia delante y hacia detrás a un compás único que solo puede tratarse de sexo, y cercano a el, una verga, con pelillos rubios alrededor, a la que no podía verle el glande, sumergiendo y emergiendo de un esfínter cubierto con algunos pelos alrededor, sonrosado y algo húmedo, que se encontraba unido a un cuerpo que Jamal supo reconocer muy bien.
Su primo, sonrosado hasta el punto de parecer un tomate, con los labios rojos y un gemido subiendo y bajando por su garganta, estaba siendo ensartado por su “amigo”, con sus veinte centímetros entrando y saliendo una y otra vez de el, se aferraba a la vegetación cercana con sus manos mientras que su polla apuntaba a sus abdominales y babeaba líquido preseminal, y sus bolas sonrosadas eran masajeadas por las yemas de los dedos de su amante.
Por su parte, Orlando, se hallaba sumido en un letargo de placer, suspirando y acompasando sus embestidas lentas y rápidas a la vez, mientras que con una mano sobaba los testículos de su novio y con la otra le pellizcaba suavemente un pezón.
Aquello era mas de lo que Jamal pudo haber imaginado, casi en un trance, se sacó el short con todo y boxer por los pies, y con su erección apuntando hacia la escena que con lujuria había estado observando, empezó a masturbarse, subiendo y bajando su mano siguiendo el compás de las embestidas de Orlando, justo detrás del árbol.
Así estuvo Jamal, sintiendo correrse en cada jalada mientras seguía sin despegar sus ojos de aquella verga incursionando en el culo que él tanto había ansiado, y en algunos minutos, mordiéndose los labios para no gemir y ser descubierto, se corrió, en el mismo instante en el que Orlando lo hacía en el interior de su amante y éste en las manos de él. Un gemido conjunto de Orlando y Chaer le hizo de banda sonora a los trallazos de semen que salían del glande de Jamal e inundaban la vegetación.
Aquel había sido un orgasmo mayúsculo, pensó Jamal limpiándose y sacudiéndose la polla de la lefa mientras veía a su primo y a su novio besarse en la intimidad que aquel follaje (léase la doble connotación del uso de la palabra), y tan solo había sido observando la escena. Tendría que probarlo, pensó inmediatamente Jamal. Moriría en el intento de hacerlo, él también tenía que dar una probada a ese culo al que lo unían lazos mas fuertes que la sangre.
Con gotas de sudor recorriéndole la sien y la espalda, Jamal tomó su ropa y se la volvió a colocar. Sin antes dar un último vistazo, se giró y regresó al campamento. Allí, sentado junto a todos reunidos para almorzar, ideo un plan para hacerse con el culo de su primo antes de que tuviesen que despedirse el día de mañana, ¿Funcionaría? Él esperaba que si.
Al rato, vio como su primo y su amante regresaban al campamento y se unían a las conversaciones. Parecían extremadamente felices, pensó Jamal. Él se encontraba en una conversación con Julián acerca de raquetas de tenis importadas que abandonó al oír a su primo sentarse a su lado.
- Oye primo, que te he estado buscando, ¿Dónde andabas? –
- Me han llamado y he buscado un lugar con mejor cobertura, Jamal. ¿Qué necesitabas? – Dijo un Chaer con ligero rubor en sus mejillas.
- Es que estoy organizando un juego de fútbol americano, como en los viejos tiempos primito, recuerdas – Sonrió Jamal
- Ah pues me uno, que ya tengo años sin patearte el trasero –
- Espero que hayas practicado primito porque de lo contrario el que saldrá perdiendo eres tú –
Jamal puso la primera parte de su plan en marcha, se organizaron los grupos para el juego de fútbol. Él mismo y Orlando se nombraron capitanes. Orlando eligió a su novio y a Julián para el juego. Mientras él se hizo con José y Federico. Se quitaron las camisetas, y con los vítores y barras de las chicas empezó el juego.
A Jamal le interesaba muy poco el marcador, se concentró durante toda la tarde en sobarse lo más posible con su primo. Se volvió su marcador personal. Chaer no podía obtener la pelota porque iba Jamal corriendo a teclearlo, y en medio de esto, aprovechaba Jamal de pellizcarle las tetillas, el culo y las pelotas, se las sobaba con auténtico morbo, y Chaer se compungía y se sonrojaba, intentando quitárselo de encima.
Gracias a un buen trabajo de José, el marcador iba casi iguales para ambos equipos, la tarde oscurecía y aquellos seis machos sudados y agarrándose unos a otros era un auténtico deleite. Se trataba del punto final. Orlando le pasó la pelota a su novio y cuando este iba a abordar el campo enemigo, Jamal con destreza se puso encima de él, le agarró de las tetillas mientras su falo enfundado en la bermuda le machaba el culo a su primo a través de la ropa, le quitó la pelota y se la paso a José quien pudo hacer el punto final. Mientras un enfadado Orlando, quien había visto la sugerente escena, tomó a Jamal de los hombros y lo sujetó con intención de golpearle.
Aquello se volvió un auténtico espectáculo, Jamal estaba absorto en aquella morbosa situación y no supo que su cara iba a ser golpeada sino hasta que sintió el puñetazo en la mejilla, aquello le enfureció. ¿El se cogía a su primo y aparte le pegaba a el? Cuando iba a devolverle el coñazo, sintió como su primo y Federico lo sujetaban de los hombros. Mientras que Julián y José hacían lo mismo con Orlando.
Ambos estaban furiosos y con ganas de liarse a puñetazos. Solo Chaer y ellos mismos sabían los motivos. El resto ignoraba aquella tensión sexual y solo podía observar a un Orlando que no sabía perder que había querido golpear a Jamal por haber logrado el punto que les dio la victoria.
Los ánimos se calmaron y Orlando desapareció del campamento, el resto encendió la fogata y se dispuso a hacer la cena mientras conversaban animadamente, bebían y bailaban al ritmo de la música. Un Chaer cabizbajo se aisló de las conversaciones y se sentó un rato en la soledad del fuego.
Mientras, Jamal, inició la segunda parte de su plan, en medio de una conversación con Alejandra y Federico, dejó de beber y empezó a fingirse borracho, hablando con mucha gesticulación, en voz alta, y fingiendo impertinencia para/con Alejandra. Eso hizo que muy pronto todos se cansaran de él, y fueran dejando la fogata. Al final, solo Jamal se quedó, inclusive Chaer había sido uno de los primeros en retirarse. Pero conocía a su primo, vio la mirada de preocupación que dejo caer en él antes de marcharse. Sabría que volvería a llevarlo a la tienda.
Después de una hora, apareció. Llevaba una franela de figuras y el pantalón de dormir de la noche anterior, estaba despeinado, y con visible enojo hacia él por su estado. Lo tomó de lado, y juntos caminaron hacia la tienda. Jamal solo se dejó llevar, en una que otra ocasión palpando los firmes músculos de su primo.
Llegados a la tienda, Chaer le dejó en la colchoneta, se sacó la camiseta y se acostó a su lado boca abajo. Después de unos minutos, Jamal dijo:
- Primo, ¿No tienes calor? –
- Algo, pero entiendo que tengas calor en ese estado de alcoholemia en el que éstas –
- Que dices primito, si lo que estoy es sano. ¿Te importa si me saco la ropa? –
- No – Jamal se sacó bermuda con todo y boxers, y con la polla medio morcillona se quedó así, despelotado, al lado de su primo.
- Joder Jamal, pero sacarte los boxers también, ¿Qué te crees que me gusta andar viéndote el guevo? – Dijo Chaer, recostado de lado y tratando de no mirarle el pene a su primo.
- Anda, finge que es la primera vez que me lo ves. Además, tu también tienes uno, así que cero rollos – Respondió Jamal, medio jalándose el pene como para reforzar lo que dijo.
Chaer suspiró y volvió a recostarse boca abajo.
Jamal esperó hasta escuchar el dulce sonido de la respiración de su primo, y supo que se había dormido. Era el momento, todo o nada. Ya había hecho todo lo que se había planeado y era el momento de la estocada final.
Con sumo cuidado, tomó el elástico del pantalón de dormir y lo fue bajando por las nalgas y las piernas de su primo, hasta que quedó en sus tobillos. Chaer se había puesto unos boxers azul oscuro de marca Geordi para dormir, en ellos, Jamal pudo observar aquel codiciado premio que había estado persiguiendo durante todo el día. Esas montañas que le aseguraban un placer infinito. Su pene ya se encontraba en estado de erección.
Con su primo aún durmiendo, y sin poder contenerse, sacó su lengua y la pasó por encima de la ropa interior justo en donde se hundía en el culo de Chaer, una y otra vez, lamió el boxer, que sabía a sudor de culo, aquel líquido desconocido para la lengua heterosexual de Jamal pero que le pareció suculento, por el morbo de la situación, porque le gustaban los hombres, nadie lo sabe.
Así estuvo unos minutos, lamiendo cada pedazo de tela que se encargaba de cubrir aquel manjar de culo que su primo tenía, ya con la prenda de ropa interior completamente mojada de sus babas, con sumo cuidado, tomó el borde del elástico, y fue haciéndolo descender, lentamente, saboreando cada pulgada de carne que se enseñaba, el boxer, hasta que se unió al pantalón de dormir en los tobillos de Chaer.
Ya con su primo desnudo, la erección de Jamal parecía gritar, aquellas nalgas que había visto esta tarde ser penetradas frenéticamente por una polla que no era la suya, aquellas montañas que escondían en su interior el punto G de su primo que lo haría gozar tanto a él como a éste. Las tomó de un modo tontamente surrealista, y las abrió como si de unas nueces se tratase, descubriendo en el interior el esfínter con algunos pelillos y rosado, que tanto llamaba a su polla, que tanto quería tener algo insertado.
Sin poder contenerse y ya zambullido en el morbo y sin importarle la reacción de su primo, sacó su lengua y lo lamió, aquello fue sin duda algo nuevo en su lengua, aquel sabor algo amargo del esfínter de otro macho, pero sin duda, una de las cosas mas morbosas que había hecho. Empezó con el primer rimming de su vida, lamiendo una y otra vez aquel botón y los pelillos a su alrededor, recorriendo cada pared de las nalgas de su primo, mientras su polla se balanceaba y llenaba de líquido preseminal las piernas de éste. Pronto, sucedió algo que le indicó que estaba haciendo un buen trabajo.
De la boca de Chaer empezaron a salir gemidos, leves pero audibles. Con cada vez que la lengua de Jamal se introducía en su ano, los gemidos aumentaban. Jamal no podía con la excitación, por fin estaba cumpliendo su sueño de tener sexo con otro hombre, y para más vicio, con nada mas y nada menos que su primo. El que había sido su mejor amigo.
Lo siguiente que supo alegró aún más a Jamal, un Chaer ya despierto y con algo de sorpresa, le tomó de sus caderas y las puso encima de su cabeza, sin decir nada, empezó a lamer el tronco y la cabeza de su polla, mientras la lengua de Jamal seguía inserta en el culo de su primo. Aquel 69 le parecía demencial, estaba a segundos luz de correrse de toda la situación, pero reunió suficientes fuerzas para que su primo pudiera por algunos minutos, lamer la cabeza y el tronco de su verga, saborear sus testículos y acariciar su perineo, mientras él seguía hundido en el rimming .
Así estuvieron unos minutos, hasta que con una exhalación, Jamal tomó las riendas de la situación, y separó a su primo de su pene, y empezó a besarlo. Estaba haciéndole el amor a su primo, sentir sus lenguas unidas en aquel frenesí, compartir el propio sabor de su verga y los fluidos de la boca de su primo, era toda una experiencia. Siguió besándolo, palpando ahora con más libertad sus músculos, su espalda, sus nalgas, tomando su verga erecta (la primera que no era suya que tomaba) y masturbándola mientras sentía como él se adhería a su cabello, a sus biceps, estaba en la gloria.
Pronto decidió dar el paso final, sin pensar en un condón, introdujo su glande en el orificio de su primo, este gimió en su boca y mordió su labio inferior, mientras su verga seguía entrando lenta y placenteramente en el ano de su primo, pronto estuvo toda adentro y ambos gimieron sin tapujos, siguieron abrazados y besándose, moviéndose ligeramente, mientras Jamal sentía como a su pene lo absorbía aquella esponja de dicha.
Empezó a embestirlo, una y otra vez, apretando los dientes para no correrse, mientras su primo se aferraba a sus brazos, y pronto llegó al clímax. No pensó en salirse para correrse, y el culo de Chaer empezó a llenarse del semen de su primo, una y otra vez empezó éste a correrse, y a gemir audiblemente en señal del orgasmo que había experimentado.
Como premio por tan excelente follada, Jamal terminó de salirse de su amante con la polla aún babeante de semen y se agachó, tomando la polla de su primo con los labios y probando por primera vez el sentimiento de darle una mamada a alguien, y con su lengua recorriendo el frenillo de éste, pronto sintió palpitar el pene en su boca y salir el fluido lechoso que le inundó la garganta. Se lo tragó, degustando el sabor ácido del líquido, y con un suspiro, subió para seguir besando a su primo.
Así estuvieron durante horas, follando como conejos en aquella colchoneta y recordando los tiempos del pasado, Jamal se sentía pleno y lamento haberse perdido de aquella manera de follar desde hace tanto tiempo.
Pronto estuvieron dormidos, desnudos y abrazados. Hasta que por la mañana, una voz de súbito los despertó y borró la alegría de sus rostros.