No es otra serie más. [VI] Planes de venganza

Continúa la pesadilla de Julián viviendo con Rodrigo. Crece la tensión sexual entre ambos. ¿Se estará convirtiendo Julián en gay? ¿Cumplirá Julián su cometido de venganza?

No es otra serie más.

CAPÍTULO VI. Planes de venganza

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Julián lanzó la camisa en la basura. Le odiaba. No había otra manera de definir aquel sentimiento ciego de antipatía que sentía hacia Rodrigo. Se despojó del mono de dormir lleno de semen y lo puso en la cesta de la ropa sucia, en pelotas, tomó la toalla y se fue al baño.

Bajo la regadera Julián empezó a pensar en otra cosa que lo tenía trastornado, aquella excitación al ver las firmes nalgas de Rodrigo, algo que no había experimentado antes en su vida y menos de una manera tan vivida. Corriéndose, la noche anterior, con apenas tocarse.

Pensó en las nalgas de todos los hombres que alguna vez vio, en los vestuarios de la Universidad y del Club, en casa de sus amigos, las nalgas de su padre. No sintió nada y su pene no pareció despertar de aquel letargo en el que estaba sumido. Respiró hondo.

Le dio la única explicación que le parecía plausible: su hermanastro lo había trastornado hasta un nivel que había alcanzado el sexual. Le pareció increíble que hace pocos meses, su vida era completamente dichosa y ni remotamente su imaginación andaría en el culo de otro hombre. Eso le fuese parecido completamente asqueroso.

Volvió a aquella escena de la noche anterior, el redondo y firme culo de su hermanastro subiendo y bajando al ritmo de sus embestidas, y su pene empezó a sufrir de una erección. ¿Qué está pasando conmigo? Se preguntó, y exhaló un fuerte suspiro.

Decidió alejar esas ideas homosexuales de su mente, y empezó a pensar en Roxanne, una antigua compañera de la Universidad con la que se había liado varias veces en el pasado. Morena, con una melena lisa y sedosa de color azabache, unas curvas que parecían conducir a la perdición, y un par de senos firmes y de pezones ligeramente más oscuros al resto de su cuerpo. Sus diecinueve centímetros estuvieron pronto apuntando al techo del baño.

Julián se relajó y el siguiente pensamiento acudió rápidamente a su cabeza: De seguro todo este cachondeo con su hermanastro se debía a la eternidad en la que no tenía un buen polvo con alguno de sus rollos. Y volvió a pensar en Roxanne y en todas las posiciones que habían alcanzado estando juntos, mientras tomó el cuero de su prepucio y empezó una suave masturbación.

Así estuvo un rato, dándose placer en toda la extensión de su verga haciendo uso de sus dedos, pensando en la morena y en las cavidades por donde su pene estuvo entrando y saliendo en alguna ocasión. Estaba a punto, cuando en un último momento, tuvo un flashback del esfínter de Rodrigo expuesto a sus ojos, y fue en ese instante cuando la corrida llegó. Abundantes chorros de semen inundaron el piso del baño. Apenas pudo sostenerse en pies Julián, debido a la intensidad del orgasmo que sintió.

Mientras seguía con la ducha, su mente iba y venía pensando en Rodrigo, y en cual sería la mejor manera de quitarse esas memorias de la noche anterior. Cerrada la regadera, mientras se secaba, llegó a la conclusión de que esa noche, tenía que follar. No podía continuar así.

Se secó, tomo un boxer azul de la gaveta de su armario y se lo puso. Enseguida tomó el teléfono y llamó a Roxanne.

-       Hola, se que ha pasado mucho tiempo. –

-       ¿Julián? ¡Como estás cariño! Has hecho mal en no volver a llamar –

-       Es que he estado muy ocupado con la Universidad y las cosas, ¿Qué es de tu vida? –

-       Básicamente lo mismo, pero ahora con las vacaciones estoy aprovechando el tiempo perdido –

-       ¡Me alegra! ¿Cuáles son tus planes para esta noche? –

-       ¿Esta noche? No puedo bebé. He quedado para una fiesta –

-       ¿Con tus amigos? –

-       Con una amiga, mi amor. –

-       Pues entonces imagino que no te importara que mi amigo y yo las acompañemos –

-       Ah pues, ¡Nosotras encantadas! ¿Te parece si nos recogen a las 7 en mi casa? –

-       Me parece perfecto. Hasta ahora –

-       Adiós, un beso –

Julián colgó y enseguida llamó a José, esta vez.

-       Epale carnal –

-       ¡Juliánsito! ¿Y a quién debo este honor? –

-       ¡Que dices si apenas ayer hablamos! ¿Qué haces esta noche? –

-       Rechazaste mi invitación querrás decir. Pues nada, hasta ahora ¿Me estás invitando a algún sitio? –

-       ¿Qué te parecería compartir tu noche con dos ardientes jovencitas en una fiesta? –

-       ¡Julián! Pero si sabes que tengo novia. Además me prometiste que no me ibas a seguir haciendo esto –

-       ¡José! Sabes que me debes una. Por favor, lo necesito –

-       Bueno bueno, vale esta bien. Sabes que todo por ti bebé. –

-       Gracias bebé, te recojo a las 6:30 por tu casa ¿Si o qué? –

-       Segurísimo –

Y Julián colgó, esta noche seguro tendría acción y se olvidaría de aquellas imágenes sádicas.

Pasó el resto del día en boxers en su habitación, apenas salió para hacerse algo de comer y volver, no había rastro de Mayra ni de Rodrigo. Por un momento, Julián sintió regresar a la normalidad.

A eso de las 3 de la tarde, su hermanastro apareció por la puerta. Le ignoró como es habitual, vio que llegó comiendo de una bandeja y se acostó para continuar en eso. Así estuvo, comiendo y abstraído en que sabe que tema. Se quitó la franela que llevaba, y dejó la bandeja a un lado, para luego taparse con la almohada. En un rato Julián supo, que se había dormido.

Era su oportunidad, para planear su venganza, tendría que recoger toda la información que pudiese. Se levantó y le sacó la cartera a Rodrigo, desde el bolsillo interior de sus jeans.

La revisó minuciosamente: cédula de identidad, licencia de conducir, recibos de la tarjeta de débito, unos 250 bolívares en efectivo, un condón y lo que pareció ser tarjetas del taller mecánico donde trabajaba. Nada fuera de lo normal. Solo un papel en el que había escrito “Clave PC: rod9101”. Luego Julián recordó la que era la PC de Rodrigo, se encontraba en la sala, había visto que el la usase pocas veces, pero inteligentemente pensó que de algo le serviría. Tomó el papel y dejo la billetera en su lugar.

Al rato, Rodrigo se levantó, miro por una céntesima de segundo en dirección hacia su hermanastro, y sin pensarlo, se sacó el jean y el boxer a la vez, quedando desnudo, y tomando la toalla de Julián se dirigió al baño. Fue en ese instante cuando Julián se dio cuenta de que estaban compartiendo la misma toalla. Y se sintió asqueroso, ¿Cuál era el problema de su hermanastro?

Diez minutos después salía Rodrigo con su verga balanceándose con presuntuosidad, ¿Hasta su pene era presumido?. Abrió su armario y tomó un boxer negro y blanco, se lo puso, tomó su overol de trabajo, y se lo puso por encima del boxer. Cerró el overol, y se fue hacia fuera.

Julián espero hasta escuchar el sonido de la 4 Runner saliendo del aparcamiento, corriendo, encendió la PC de Rodrigo, ingresó la clave, y abrió el navegador. En el, fue al historial y encontró allí referencias a Facebook, Twitter, Instagram, la página de un banco, Algunos que otros artículos y fue cuando Julián estuvo apunto de darse por vencido, lo encontró. Foros en los que se contactaban dealers, es decir, vendedores de droga y sus clientes. Abrió las referencias, no insinuaban cantidades, precios, solo citas en las que se verían, pero fue así cuando Julián lo confirmó, su hermanastro tenía problemas con las drogas.

Julián aprovechó de revisar sus conversaciones en Facebook también, con sus amigos, Rodrigo parecía un tipo completamente normal e incluso hacía chistes que lo hacían parecer gracioso. Tenía varios ligues a los que hacía insinuaciones sin pudor por la red, y algunas le daban hora y fecha para aquellos encuentros. La pelirroja estaba allí.

Luego Julián pasó a los archivos, había fotos, de Rodrigo pequeño, del que parecía ser su padre, un tipo ancho de espaldas y fornido con un increíble parecido a él, con Mayra, y fue cuando dio con la pornografía.

La carpeta no tenía nombre, solo un simple “-“, y en ella habían cientos de videos. Algunos de los cuales Julián incluso había visto, aprovechando su soledad, abrió algunos, registrándolos por encima, Julián se dio cuenta de que Rodrigo sentía afinidad por el sexo no consentido, tenía muchos en los que hombres tomaban a jovencitas por la fuerza y abusaban una y otra vez de ellas.

Finalizando la carpeta, Julián dio con videos bisexuales, en los que los hombres disfrutaban igualmente dando y recibiendo. El mismo Julián había podido ver en alguna ocasión esta clase de pornografía. Sin embargo, el sexo anal en hombres en la mente de Julián solo hacía referencia a dolor y subyugación, a vergüenza de que otro de tu mismo sexo violara lo mas sagrado en ti. Le parecía una aberración.

Al final, el último video removió cada célula en el cuerpo de Julián, se trataba de lo que parecía una película casera. Era de corta duración, pero en ella se veía claramente como Rodrigo follaba con una rubia desconocida, el trasero de Rodrigo ocupaba casi toda la pantalla, Julián no pudo evitarlo, se levantó una tienda de campaña en el interior del boxer azul que llevaba.

La excitación le dolía, fijándose de que el pestillo de la puerta principal estuviese cerrado, se sacó el boxer por los pies, quedando desnudo en plena sala y con la imagen congelada en la pantalla del culo de Rodrigo, su mente se debatía: su moral de macho heterosexual que se veía reducida por su interés en el culo de otro hombre, y la excitación producida por esas dos grandes paredes morenas y aquel hilillo de pelos que subía y bajaba por todas ellas.

Empezó a masturbarse, mientras miraba como el culo de Rodrigo subía y bajaba en el video, fue demasiado para el. Gimiendo audiblemente, se corrió en la alfombra. Luego de aquel frenesí, volvió la culpa. Julián se sentía terriblemente con el mismo, ya iban tres las veces que se corría pensando en el culo de su hermanastro. Estaba vuelto todo un marica según su experiencia. No solo empezaba a detestar a Rodrigo más que nunca, si no a él mismo.

Se limpió el semen y la alfombra con el boxer, y lo encestó en la cesta de ropa sucia. Dejó la computadora tal y como estaba y con su pene bamboleándose en estado flácido, se fue a la ducha. Allí se recuperó de aquella paja descomunal que se había hecho. Pensó en que todo este asunto de las fantasías gays se le pasarían después de esta noche.

Salió con la toalla anudada en la cintura y pudo ver que Mayra había llegado, la saludo con un ligero asentimiento, ya que aún seguía resentido por su comportamiento de esa mañana. Llegado al cuarto se dio cuenta de que ya eran las 6 de la tarde, tendría que pasar por José en media hora, dejó la toalla y se puso a sacar la ropa del armario. En eso llegó Rodrigo, el seguía desnudo, no le dio tiempo de ponerse siquiera la ropa interior. La actitud de Rodrigo le sorprendió, pensó que le ignoraría como suele hacer, pero Julián pudo notar como rapidamente Rodrigo inspeccionó cada rincón de su cuerpo, se sintió avergonzado y molesto a la vez, si fuese sido José o Chaer el que fuese pillado en esa actitud, les fuera bromeado alguna cosa como, ¿Qué pasa, te gusto o qué?. Pero con la tensión, solo pudo ponerse el boxer rojo lo más rápidamente que pudo. Rodrigo venía con el overol manchado de grasa y aceite, paso por un lado de Julián, y se lo sacó, a la vez que ponía su boxer en el cesto, tomó la toalla que recién había dejado Julián, y se dirigió al baño.

Julián se sorprendió al notar la tensión sexual que se había creado entre ambos, él lo tenía claro: había fantaseado con el culo de su hermanastro, pero por primera vez sintió que el odio que sentía Rodrigo por él, tenía algo de sexual también. Se quitó esas ideas de la cabeza, y se terminó de vestir. En eso, lo llama José.

-       ¡Julián! ¿Cuándo piensas venir eh? –

-       Voy saliendo –

-       Bueno, apresúrate –

Y colgó, al llegar, José le abrazó, y le saludó diciéndole:

-       Joder, como se entere Rosa que ando en estas contigo, la que se me arma –

-       Tranquilo, nadie le va a decir –

-       ¿A dónde vamos y quienes son estas chamas a las que vamos a recoger? –

-       Vamos al Palace, y son Roxanne, no se si la recuerdas y una amiga –

-       ¡Claro Roxanne! Con razón te entusiasmaste en salir, pillín –

-       Sabes que lo necesito –

-       Pues si, es verdad, pero bastante que puedes buscarte algo serio –

-       ¿Y salir contigo a buscar ligues cuando tenga algo serio? –

José le dio un codazo, se había vestido con una camisa marrón que le hacía juego con su color de piel y en donde se le marcaban los brazos. Un jean azul con cinturón y unos zapatos negros. Julián se había puesto un suéter verde, y un jean negro y unos zapatos marrones. El contraste de ambos era bastante atractivo.

Llegaron y recogieron a las chicas. Iniciaron conversaciones triviales, Roxanne estaba tan encantadora como siempre, pensó Julián. Su amiga, sin embargo, a pesar de que era todo una muñeca, era hueca, no tenía temas de conversación fuera de los chismes y la ropa. Sería genial para una noche con José, pensó Julián. Aunque este no estaba muy convencido del todo.

Fueron al Palace, una discoteca de moda en la ciudad, donde se entretuvieron bailando y conversando, Julián no podía estar mas contento con Roxanne. Todo estaba pasando justo como lo quería, estaba respondiendo asertivamente con el flirteo, dejándose tocar de vez en cuando, y aquello tenia a Julián con el pene reventando en el boxer. Sus dudas acerca de la homosexualidad se iban disipando. José por su parte, se veía medio incómodo, no parecía responder a las evidentes insinuaciones de su chica, y Julián creyó que estaba tomándose el alcohol con más prisa de la normal. Así pasó la noche.

Hasta que Julián no pudo mas, se estaba mareando con lo que estaba tomando y la erección no disminuía. Roxanne estaba lista como para terminar la velada, fue en busca de José y su amiga. Los encontró. José completamente ebrio y la chica furiosa. Tomó de los hombros a su amigo y los 4 se dirigieron al carro.

Dejaron a una evidentemente molesta amiga de Roxanne en su casa, y Julián se lo pensó. Sabía que si dejaba a José en la suya, su mamá le iba a armar un problema, no solo a él sino también a Julián. Así que mejor decidió pasar por su casa, y dejarlo allá. De todas maneras, pensaba pagar unas horas en un hotel con Roxanne así que lo alcanzaría en un rato. Dejó a Roxanne en el auto esperándolo, y acompañó a José hasta su habitación. La encontró vacía, mejor, pensó para sus adentros Julián. Apartó las cosas de su cama, y allí dejó a su amigo. Le ayudó a quitarse la camisa, y después sus pantalones, dejándolo con unos boxers rosados de Diesel, completamente dormido en su cama.

Se montó en el auto de nuevo, y sin siquiera ponerse en marcha, Roxanne empezó a besarle el cuello, y a hacerle caricias. No era el único que necesitaba esto, pensó para sus adentros. Pagó la habitación de siempre, en el hotel de siempre, y llevó cargada a Roxanne a la suite.

Allí empezó a desabotonarle la blusa a Roxanne, mientras esta intentaba quitarle el suéter. Luego entre beso y beso y caricia terminaron los dos completamente desnudos. A Julián le volvía loco la sensación de que le producía el contacto con la morena. Roxanne lo estaba disfrutando, sin dudas, gemía y no habían hecho nada aún. El trigueño pensó que no iba a aguantar una mamada de la morena, así que pasó a la acción de una vez. Poniéndose el condón, empezó a introducir su verga en la vagina de esta, quien se tomó fuertemente de los anchos hombros de su amante. Eran diecinueve centímetros y un considerable grosor.

Empezó el vaivén con el que tanto había soñado Julián, se sentía adentro y afuera de ella una y otra vez, con sus sentidos a mil por hora y sintiendo como el semen se acumulaba en la punta de su herramienta. Estaba en el tope, y mientras se hundía por vez final en esa caverna esponjosa y familiar, y besaba a aquella morena que tanto placer le estaba produciendo, no pudo evitarlo, la espalda y el culo de su hermanastro otra vez, y con eso, el clímax.

Una, dos, tres, cuatro veces se vino Julián en el condón dentro de la morena mientras esta gemía y se sentía al borde de un orgasmo también. Ambos terminaron de besarse y abrazarse, y Julián salió de ella, removió el condón y con el pene flácido se acostó y la tomó de la mano. Aún le gustaban las mujeres, pensó, pero tendría que hacer algo con ese culo que tanto lo estaba atormentando.

Dos horas mas tarde, entró Julián a la casa y no pudo creer con lo que se encontró, estaban Rodrigo y José, ambos en la alfombra donde esta misma tarde se había corrido tan abundantemente, jugando con un PS4 que no conocía, ambos en boxers. José con el boxer rosado con el que lo había dejado horas atrás, y Rodrigo con un slip gris que apenas le cubría el paquete.

-       Julián, tío, ¡que has llegado! Yo pensé que no te vería hasta la mañana siguiente –

-       No José que Roxanne tenía que estar mañana temprano en su casa –

-       Es decir, ¿Nada de nada? –

-       Ya hablaremos de eso –

-       Oh, no te cortes hermanito que todos somos unos machos acá, te follaste a la chama ¿Si o qué? –

-       Bueno sí, le di de lo mío –

Y decidió agarrase el paquete y medir la reacción de Rodrigo, imperceptiblemente Rodrigo se sonrojó pero se cayó al instante y se calmó su lado macho que tantas veces salía a flote.

Julián estaba furioso, ahora aparte se hacía amigo de José, mientras que con el le ignoraba y le detestaba. Si era posible no odiarlo antes, ahora sí.

-       José necesito hablar contigo –

-       Que pasa que este tipo me está ganando la partida Julián –

-       ¿Qué ha pasado con tu borrachera? ¿Ya estás mejor? –

-       Ah si, me he levantado en medio de la noche buscando un analgésico o algo que me quitara el dolor de cabeza y Rodrigo me lo ha dado –

-       Ya ves, Julián que dejarlo en ese estado, vaya amigo –

Recordó el labio roto que esta mañana le había dejado a Rodrigo, y eso calmó las ganas que tenía de partirle la cara justo ahora.

-       Bueno me voy a dormir, nos vemos mañana –

-       Adiós – Dijeron ambos

Julián se desnudó, quedando en boxers, y se acostó. Pensó en lo que mañana le diría a José, era un traidor. Le había contado casi todas las cosas terribles que había hecho Rodrigo, y ahora andaba de amigos con el. Incluso lo del carro. No pudo dormir hasta que no sintió que el cuerpo de José, caía a su lado. Tenían que compartir la cama. Ya mañana será otro día, pensó Julián, e ideo por primera vez la venganza que tendría: se follaría brutalmente el culo de Rodrigo hasta que este perdiera la conciencia o esas ideas gays se fueran de su cabeza. Lo que sucediera primero.