No es otra serie más. [V] El Diablo, mi roomie

Relato con sexo pero no con el que posiblemente esperan. Volvemos a la historia de Julián y de como su hermanastro Rodrigo empieza a hacer de su vida un infierno.

No es otra serie más.

CAPÍTULO V El Diablo, mi roomie

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A Julián lo despertó un estrépito, al principio se encontró algo desubicado, y luego se dio cuenta de la cercanía en el origen del ruido y de lo que pudo haber sido. Se levantó de su cama, y se fijó por un segundo en la de su hermanastro, estaba vacía, se habría levantado temprano Rodrigo, pensó Julián. Tomó un jean del armario, y se lo puso sin siquiera pensar en ponerse una camiseta y salió corriendo al jardín. Fue cuando abrió la puerta cuando se dio cuenta, su auto, un Fiat Palio año 2007 que su padre le había regalado a Julián cuando éste cumplió sus 16 años, había sido chocado en la parte trasera, nada más y nada menos que por una 4 Runner 4x4 color dorado que al principio le pareció desconocida, pero luego la recordó: la camioneta de Rodrigo.

Perdió la razón, ya habían pasado 4 días desde el último incidente que tuvo con Rodrigo, salió corriendo a partirle la cara a su hermanastro a base de puñetazos, mientras la puerta del piloto de la camioneta se abría. Apenas salió Rodrigo, Julián no tuvo tiempo ni en detallarlo, lo agarró de la manga de su camiseta y lo lanzó al suelo del jardín, poniéndosele encima y lanzándole puñetazos a diestra y siniestra sin siquiera reparar en porque si Rodrigo era muchísimo más fuerte que él, pudo lanzarlo al suelo con tanta facilidad.

Fue cuando se detuvo y vio, efectivamente era Rodrigo. Pero desprendía un olor a alcohol y sus gestos eran los clásicos de un borracho. Se intentaba defender de los puños de Julián pero apenas los veía venir y uno a uno fueron dando en su objetivo.

Julián estaba furioso, no paraba de golpear a su hermanastro en la cara, los hombros y el pecho en el pleno jardín frontal de su casa, mientras Rodrigo borracho apenas sentía el impacto de los golpes pero la piel se veía enrojecida, así sería lo que había estado tomando Rodrigo.

Fue cuando Rodrigo reaccionó, con su labio partido goteándole sangre y su franela magullada y rota en algunas partes, tomó a Julián de los hombros y lo lanzó como si de un juguete se tratase. Y parándose del césped, entró a la casa como si nada hubiese pasado.

El impacto con la tierra hizo que a Julián le doliese todo el cuerpo, vio por un reflejo que Rodrigo había entrado en la casa, intentó levantarse pero al caer se había doblado el tobillo, le dolía como el infierno. Cojeando, entró a la casa y no lo vio en la sala, así que con esfuerzo se fue hacia la habitación que ambos compartían y giró el picaporte, estaba con pestillo.

-       Rodrigo, hijo de puta ¡Abre esta mierda! –

A lo que Rodrigo no respondió. Un Julián furioso empezó a golpear con todas sus fuerzas la puerta de madera, gritando y maldiciendo a Rodrigo en voz alta.

Cansado, fue cuando Julián se percató de que su madrastra, la madre de Rodrigo, Mayra, no había salido luego de la coalición de los carros y el escándalo que el mismo armó. Fue cuando encontró una nota en la mesa del comedor en la que ponía.

-       He salido a hacer mercado –

Julián se sentó en una silla del comedor, y puso su cabeza entre sus hombros, era oficial, odiaba a Rodrigo, su malnacido hermanastro que en tan solo un par de meses de compartir habitación ya lo había golpeado, amenazado y había chocado su carro. No había querido acusar de nada a Rodrigo con Mayra y su papá no parecía regresar de su viaje de negocios, pero aquel choque intencionado, se había pasado de la raya. Tendría que hablar con Mayra y exponerle todo lo que su hijo estaba haciendo. Aspiró hondo, se levantó, mugriento del barro del jardín y aún con el dolor de la caída. Se quitó el jean y el boxer, y se fue a la ducha.

Luego del baño y con solo la toalla en la cintura ya que Rodrigo se había encerrado en el cuarto con su ropa, Julián esperó a Mayra.

Pensó en lo que iba a decirle, iba a pedirle que le dijera a Rodrigo que se quedara en la sala o se buscara otro sitio donde vivir si quiera, ya le era imposible compartir habitación. No podía seguir tolerando la actitud de su hijo, por mucho que lo quisiera ella. A su padre, por su parte, pensó en que apenas llegase, le daría dos opciones: o echaba al hijo de su esposa o él se tendría que ir de la casa, le iba a pedir dinero para pagar una residencia fuera.

A las 11 de la mañana, Mayra llegó cargada con las bolsas de la compra.

-       Buenos días –

-       Buenos días, te ayudo –

-       Si, porfavor –

-       ¿Y Rodrigo? ¿No se ha levantado aún el bribón? –

-       De el quería hablarle, ¿De casualidad has mirado mi carro cuando has llegado? –

-       No, ¿Ha pasado algo? –

-       Si bueno, es que Rodrigo no ha pasado la noche aquí –

-       Ah, en la casa de alguno de sus amigos se habrá quedado –

-       Señora Mayra, no me interrumpa, quiero hablar con usted de algo serio. Venga –

Y Julián la llevó afuera, donde Mayra pudo ver el auto chocado.

-       Oh por Dios, ¿Cómo ha sido? ¿Estás bien? Juraría que estaba bien anoche cuando cerré las puertas –

-       Si es que ha sido esta mañana –

-       ¿Cómo así? –

-       Señora Mayra, la verdad es que Rodrigo ha llegado esta mañana, bastante borracho y ha dejado mi coche así –

-       No puede ser cariño, Rodrigo no está bebiendo, y además la camioneta de el no parece tener nada –

Era cierto, la camioneta de Rodrigo estaba intacta después del choque.

-       De verdad, señora Mayra, mire además –

Y Julián le enseñó sus brazos con raspones debido a la caída

-       Además, nos hemos peleado –

-       ¡Julián! ¿Tienes algún problema con Rodrigo? Deberías saber que no todo se resuelve por la violencia física, además que estoy segura que el no ha tenido nada que ver con lo de tu carro. ¿Cómo está Rodrigo? ¿Le has pegado? –

-       ¡EL HA CHOCADO MI CARRO! ¡COMO ES QUE NO LO VE SEÑORA MAYRA! ¡NO ME INVENTARÍA NADA DE ESO! –

-       Mira, Julián, sé que desde el principio no te has llevado bien con mi hijo, pero de ahí a inventar que chocó tu carro y empezó una pelea contigo, es pasarse –

-       ¡SE LO JURO QUE FUE ASÍ! Vea vea –

Y Julián le enseñó algunas rayas en el parachoques de la 4 Runner, que Mayra pareció no ver.

-       ¿Por qué no entramos mejor cariño? ¿Y conversamos los tres? Creo que esto no es nada más que un malentendido. -

Se dirigían a la puerta, Julián aún vociferando que era cierto lo del choque y lo de Rodrigo borracho peleándose con el, pero Mayra pareció no escucharlo.

Mayra entró a la casa y se dirigió a la habitación de Julián, abrió la puerta, y encontró a Rodrigo en unos boxers negros fumándose un cigarro mientras hablaba por teléfono con alguien.

-       Lucy amor, esta noche te lo compenso. Es un compromiso, si, a las 7, esta bien, nos vemos, un beso –

Rodrigo colgó el teléfono y se levantó, con aparente sorpresa de encontrarse a su madre y a su hermanastro en una toalla tras ella.

-       Hola amor, ¿Cuándo has llegado? –

Y Mayra le dio un beso en la mejilla a su hijo.

-       Mamá, he llegado anoche tarde, recién me he levantado –

-       ¡Hijo pero que te ha pasado en el labio y tienes el pecho morado! ¡Que está pasando entre tú y Julián! ¿Es cierto que pelearon? ¿Por qué no se pueden entender con palabras? EXPLÍCAME –

-       Mamá, he llegado y Julián estaba borracho y he intentado que llevarlo a que se acostara en la habitación y se ha puesto furioso, y me he enfrentado con el. No quise molestarte. El estaba muy borracho. No le guardo resentimientos –

-       ¡IMBECIL! DILE LA VERDAD, ¡DILE QUE CHOCASTE MI CARRO Y VENÍAS CAYENDOTE, DOPADO CON QUIEN SABE QUE! ¡HIJO DE PUTA! –

-       ¿De qué estas hablando hermanito? ¿Qué ha pasado con tu carro? Si recién me he levantado –

-       ¿Julián? ¿Qué es ese vocabulario? Rodrigo no pudo haber chocado tu carro, si ha estado aquí durmiendo. Y me has dicho que Rodrigo ha llegado borracho, y según el has sido tú. ¿Qué está pasando? –

-       Mamá, es que seguro Julián no recuerda. Tranquila que ya hablo yo y le explico y vemos lo del carro. Será que alguien ha pasado y lo ha chocado y se ha dado la fuga, yo te ayudo a poner la denuncia hermanito –

-       ¡NO! QUE HAS SIDO TU CABRÓN. YA BASTA DE MENTIRLE A TU MADRE EN LA CARA. TENDRÁS QUE REPARARME EL CARRO Y TE VAS, BUSCAS OTRO LUGAR DONDE DORMIR, PORQUE ESTA ES LA CASA DE MI PADRE Y NO TE QUIERO MAS AQUÍ!

Mayra miró boquiabierta a Julián y dijo:

-       JULIÁN, ¿Qué no ves que ha sido todo un malentendido? Además, esta es la casa de tu padre, y él nos quiere aquí. ¿Por qué no tratas de llevarte mejor con tu hermano? ¿Es mucho pedir? –

-       ¡SENORA MAYRA PERO USTED NO ENTIENDE! ¡QUE HA CHOCADO MI CARRO! COMO PUEDE TOLERAR ESO EN SU HIJO –

Y así siguieron, unos veinte minutos, discutiendo, una Mayra claramente debatiéndose en el amor ciego a su hijo y lo que le decía aquel muchacho acerca de un auto chocado y su hijo de culpable, un Julián mojado y con una toalla que vociferaba y gesticulaba como un loco intentando entrar a su madrastra en razón, y un Rodrigo magullado en boxers con un tono tranquilo y conciliador.

Mayra no pudo más, argumentó un dolor de cabeza y salió de la habitación, en lo que apenas cerró la puerta a sus espaldas, Rodrigo tomó de un brazo a Julián y lo lanzó en su cama, resbalando la toalla, y quedando totalmente desnudo frente a su hermanastro por primera vez, con este a escasos centímetros de distancia y usando un boxer negro ajustado.

Rodrigo tomó con una mano el cuello de su hermanastro, y con la otra sus testículos. Y los apretó. Los encerró en su puño, mientras que Julián sentía que le faltaba la respiración del dolor y con las manos intentaba zafarse de aquel mastodonte que representaba su hermanastro.

-       LE VUELVES A IR A MI MADRE CON HISTORIAS DE ALCOHOL Y AUTOS CHOCADOS, Y LO PRÓXIMO QUE ENCONTRARÁ LAS RUEDAS DE MI CAMIONETA ES TU CRANEO, ¿Lo has entendido hermanito? –

Julián no podía hablar del dolor pero intentó asentir con la cabeza.

-       ENTIENDE DE UNA VEZ POR TODAS QUE LAS COSAS SE HACEN AQUÍ COMO A MI ME PARECE –

Y en eso escupió a Julián en la cara, soltó sus testículos y caminando como si de nada se tratase, se fue al baño interior del cuarto.

Julián respiró, se empezó a tocar el cuello mientras que el escupitajo de Rodrigo seguía resbalando en su cara, y sus testículos dolían como el infierno. Fue en eso que Julián prometió vengarse, acabaría de alguna manera con el machito de Rodrigo y lo humillaría de tal manera que el mismo se tendría que mudar de la casa.

Esperó a recuperar la compostura, se limpió la asquerosa saliva de Rodrigo del rostro, y se colocó un mono de dormir, sus testículos dolían demasiado como para ponerse un boxer, apenas pudo colocarse el mono siquiera. Salió de la habitación en busca de hielo para sus bolas, y pensó en que Mayra ya no era una opción, estaba completamente ciega. Tendría que hablar seriamente con su padre. Decidió llamarlo y cayó la contestadora, dejó un mensaje.

Mayra parecía haberse encerrado en su habitación, se bajó el mono de pijama y se colocó la compresa de hielo justo debajo de sus bolas, sosteniéndosela y subiéndose el mono otra vez. Se sentó en la sala y encendió la televisión. Escuchó como Rodrigo salía de su habitación y lo miro por el reflejo de un espejo que había en la sala. Se había puesto el overol de trabajo y cogió su caja de herramientas, parecía que iba al trabajo. Al pasar por su lado, jaló sus cabellos como en señal de recordatorio. Julián respiró hondo: de ser cualquier otro tipo, lo fuese molido a palos por lo sucedido, pero Rodrigo le llevaba mucha ventaja en lo físico, tendría que planear algo mejor.

Julián paso el resto del día en casa, en la tarde, Chaer y Alejandra se habían acercado un rato a ver una película, y en la noche, José lo invitó a una fiesta de una chica de la Universidad, a la que Julián rechazó ir, mas que todo porque aún sentía dolor en las bolas y le daba vergüenza. Esa noche no comió con su madrastra, sino que se preparó algo el mismo, y se acostó temprano. Estaba quedándose dormido con imaginaciones de Rodrigo ardiendo en fuego, ahogado o picado en trozos cuando oyó ruidos tras la puerta.

Julián se apresuró en cerrar los ojos para evitar ver al psicópata de su hermanastro, pero no pudo resistir la tentación de abrirlos cuando escuchó dos voces en vez de una, debido a su posición, Julián estaba invisible a los ojos de cualquiera que entrase en la habitación, con las luces apagadas claro, mientras que la luz de la luna reflejada en la ventana enseñaba perfectamente todo lo demás.

Al abrir los ojos, Julián solo vio a Rodrigo, parado apoyado en el respaldo de la puerta, pero cuando Julián pudo detallarlo más, se dio cuenta: su cara estaba deshecha en un frenesí de placer, mientras que el botón de su jean estaba abierto, un boxer gris bajado, y la cabeza de una pelirroja en la posición en donde tendría que estar el pene de su hermanastro. La cabeza de la pelirroja subía y bajaba rítmicamente, mientras que Rodrigo la tomaba de los cabellos y las manos de éstas le apretaban el culo firme a través del jean.

Julián no podía creer lo que estaba viendo: una tipa le estaba haciendo una mamada a su hermanastro en la habitación que éste compartía con el, sin verificar siquiera si el estaba o no. Estaba furioso, se estaba levantando de la cama para insultarlos a ambos cuando algo lo detuvo. Era una sensación que le decía que si dejaba que la cosa fluyera, algo bueno saldría de todo ello, algo que le ayudaría a destruir a Rodrigo. No se movió. Y solo esperó.

La pelirroja siguió con la mamada unos cinco minutos más, hasta que Rodrigo, que al parecer estaba al límite, la levantó en sus brazos y la condujo hasta su cama. Fue en ese momento cuando Julián vio por primera vez la polla de Rodrigo, y en estado erecto. Serían unos 17 centímetros aproximadamente, bastante oscura, con algo de vello alrededor, y unas bolas inmensas llenas de muchos pelos. Julián pensó animándose a sí mismo, que para no ser todo un fortachón con actitud de machito, su polla era mas grande que la de el.

La pelirroja cayó en el colchón, y Rodrigo se sacó la franela, enseñando sus abdominales y su pecho fuerte y con vello, mientras que esta se desprendió de su blusa quedando con un sujetador rosado que cubría unas (algo pequeñas para su gusto) pensó Julián, tetas. Justo en ese punto, Julián se dio cuenta de que en esta película pornográfica que iba a ver cortesía de su odiado hermanastro por primera vez su centro de atención no iba a ser la chica, sino Rodrigo, sintió que algo haría o diría que no podía perderselo, así que dedicó toda su atención a el.

Con su pene balanceándose, Rodrigo besaba con pasión a la pelirroja, mientras esta gemía eufórica en su boca, y a su vez, empezó a bajarle el jean a su amante con sus manos, dejándolo solo con el boxer cubriendo su culo y la polla completamente al aire. Rodrigo por su parte, desabrochó con hábil maestría el sujetador y pronto las tetas de la mujer estuvieron descubiertas. Tiró rápidamente de su falda y con todo y panty terminó en el suelo de la habitación, por lo que la pelirroja estaba completamente desnuda con Rodrigo encima de ella llevando solo la mitad posterior de un boxer gris.

Sin esperar más tiempo, y sin usar siquiera un condón, observó Julián. Rodrigo clavó su falo en la vagina de la pelirroja, quien empezó a gemir como loca y a aferrarse al cuello de su amante mientras este recorría con su lengua el suyo propio.

Julián solo observaba el vaivén de las caderas de su hermanastro, y el boxer gris que seguía cubriendo sus nalgas, mientras este se hundía una y otra vez en la vagina de la mujer, y esta le tomaba de los cabellos como en un trance. Así duraron un rato que le pareció eterno a Julián, hasta que, Rodrigo se separó de ella y la hizo girarse sobre si, mientras él rápidamente se paró y se desprendió del boxer que cubría su culo, quedando completamente desnudo y pudiendo observar Julián en ese instante todo el cuerpo de su hermanastro: sus abdominales marcados, su pecho firme y voluminoso, su pene aún erecto y su culo, el mas grande que haya podido ver Julián hasta ese momento, con la hendidura llena de algunos pelos, para luego ver como se ponía en posición detrás de la mujer y la insertaba.

Pero esta vez, por los gritos de la mujer y el gemido audible que emitió Rodrigo, Julián se dio cuenta de que la verga de su némesis había entrado sin lubricación alguna en el recto de esta. Y no pudo evitarlo, tuvo una erección de caballo, con sus bolas ardiendo de nuevo por lo sucedido en la mañana.

Rodrigo por su parte, seguía entrando y saliendo de la cavidad anal de la pelirroja mientras esta se agarraba fuertemente de las sábanas. El vaivén del culo de Rodrigo tenía en trance a Julián, solo podía observar como bajaba firme y en el momento de subir se abría ligeramente mostrando el esfínter de éste. Aquella imagen, completamente homosexual y que jamás hasta ese momento había incursionado en la cabeza de Julián, puso sus sentidos al máximo. Su cabeza y su cuello parecían explotar de la presión, al igual que su verga que intentaba escapar por el elástico del pantalón de pijama que llevaba, y sus bolas a punto de estallar.

Rodrigo parecía estar a punto de alcanzar el climax, llegado un momento, tomó a la pelirroja de las tetas y presionando fuertemente estas, sintió como de su pene salían los torrentes de semen y llenaban el ano de esta. Rodrigo se sacó la polla del ano de la pelirroja, y se tumbó en la cama junto a ella, ambos desnudos, abrazados. Mientras que en la cama de al lado, Julián se corrió casi al mismo tiempo que el, con las manos en su pantalón de pijama, mordiéndose los labios para evitar una exclamación y llenándose completamente de semen.

Julián se levantó la mañana siguiente con dolor de cabeza, y miró: la cama de su hermanastro estaba vacía, pero las sabanas estaban cambiadas. Luego miró su propia cama y se fijo en que el se encontraba lleno de semen que se había secado durante la noche y su cama echa un revoltijo. Hasta con una camisa en ella.

Se paró de la cama y se fijo en aquella camisa que no recordaba que estuviese la noche anterior, y en lo primero en lo que se dio cuenta es que era su camisa favorita, para luego ver que estaba rota, destrozada aparentemente de haberla estirado exageradamente, y pegada a ella una nota en la que ponía:

-       Ojo por ojo, diente por diente –

Con lo que Julián recordó que en la mañana del día anterior, en la pelea que mantuvo con Rodrigo, destruyó la franela que el cargaba en ese entonces.