No es otra s+. [II] Viviendo bajo el mismo techo

Aún sin escenas de sexo. Varias escenas voyeuristas de calidad. Conociendo mejor a José, el mejor amigo de Julián.

No es otra serie más.

CAPÍTULO II. Viviendo bajo el mismo techo.

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Ya fueron 3 meses desde que conocí a Mayra, y con cada día que pasa me siento más a gusto de que ella sea mi madrastra, nunca tuve un modelo de madre ya que la mía murió cuando todavía era un niño, pero de tenerlo me parece que Mayra lo fuese llenado muy bien, era agradable, cocinaba delicioso, era astuta y sabía de todo tipo de libros y música, y lo mejor de todo es que sabía muy claramente cual era su papel y no intentaba acercamientos “de madre” conmigo, lo que apreciaba mucho.

Aparte, mi padre parecía cada día mas contento con su presencia, se le veía mas animado en las comidas, incluso su forma de vestir había cambiado un poco, añadiendo más color a sus atuendos, y había pospuesto sus viajes para estar con nosotros lo cual me parecía simplemente perfecto.

Mayra llegaba temprano en las mañanas y se iba muy tarde en la noche, apenas tuve oportunidad aproveché de sacarle información acerca del que sería mi nuevo hermanastro, Rodrigo, aquel presuntuoso que no había vuelto a ver desde aquella presentación en la acera de mi casa.

Por ella supe que Rodrigo tenía 24 años, su padre era comerciante y se había separado de Mayra hacia 8 años porque tenía tendencias a ser violento, tanto con ella como con Rodrigo, en ese tema no quise ahondar más. Rodrigo estudiaba en una reconocida universidad privada de la ciudad pagando Mayra hasta el último centavo, y tenía un trabajo de medio tiempo en una cauchera.

La relación de Rodrigo y Mayra según pude entender no era muy cercana, Rodrigo era una persona extremadamente cerrada, en la semana apenas se veían ya que Rodrigo pasaba todo el día en la calle, sin embargo, Rodrigo asumía el papel de protector, y fue al primero al que tuvo que consultar Mayra cuando decidió aceptar a mi padre en matrimonio.

Mi padre tuvo que intentar fraternizar con Rodrigo unos meses antes de pedirle matrimonio a Mayra para poder ablandarlo, según me contó, esto en el fondo me dio unos celos descomunales, mientras que conmigo pasó semanas sin verme y jamás se decidió a contarme su relación con Mayra, con Rodrigo había tenido momentos padre-hijo que le valieron la aprobación de éste último.

En esos 3 meses, jamás coincidí con Rodrigo, estaba agradecido por ello, no quería tener que intentar agradarle o algo por el estilo, siempre fui hijo único, no estoy acostumbrado a la relación de hermanos y Rodrigo ni siquiera me dio una buena primera impresión.

Finalizado el semestre, José me obligó a unirme a un pequeño equipo de fútbol sala con él en el club al que él iba, en el habían varios conocidos de la localidad, estaba Armando, que vivía a 3 cuadras de mi casa y con el que había cruzado unas cuantas palabras, de unos 22 años y su hermano Roberto, de 19 años, el don juan del sector debido a sus ojos azules y a que su familia en general poseía mucho dinero, también estaba Fernando, con quien solía hablar a menudo porque aparte estudiaba la misma carrera que yo, un muchacho delgado y entregado a apostar en juegos de caballo y lotería.

Al equipo le iba bien, a decir verdad, yo era el peor jugador. Nunca se me han dado muy bien los deportes, y me dejaban siempre de defensa ya que al menos hacía algo tapando con mi cuerpo. Pertenecer al equipo era una de las tantas cosas que hacía porque se lo debía a José, igual que el hacía cosas que le desagradaban por mi, como cuando me acompañó a un concierto de Foo Fighters aunque el lo único que escucha es Prince Royce.

En fin, salía charlando con José acerca de una muñeca que había saludado a un jugador del equipo contrario en tan poca ropa que era mi deber como best brothers comentárselo cuando me percaté de que había olvidado mi bolso con la muda de ropa en la cancha, así que le he dicho a José que se adelantase y he regresado a buscarla, en eso me he dado cuenta de que por la acera va caminando un tipo parecidísimo a Rodrigo, con un mono de cuerpo completo y embadurnado de grasa hasta las cejas. La curiosidad me ha impulsado a esconderme en un árbol cercano y verificar si mis sospechas eran ciertas, y así lo eran, efectivamente era Rodrigo, pero la primera vez que lo he visto se veía mas arreglado, me pareció que esta vez llevaba la ropa del trabajo, continúo caminando por la acera hasta que entró en una cauchera que quedaba justo en diagonal al club en el que me encontraba, y fue así como descubrí el lugar de trabajo de mi hermanastro.

De regreso he entrado a los vestuarios y sin duda la vista era para el deleite de toda la comunidad gay, todos los integrantes de mi equipo semidesnudos y charlando animadamente, Armando se encontraba en unos boxers Calvin Klein negros cortos que se le ajustaban perfectamente a su silueta, marcándole un culo firme y redondo y el paquete, mientras que su hermano ya estaba con la toalla anudada a la cintura, sin duda se veía que el muchacho se machacaba en el gimnasio, tenía unos abdominales extremadamente marcados.

Con la mirada busqué a José, quien en ese momento estaba sin camiseta y se desprendía del short azul marino que llevaba, enseñando su redondo trasero en un slip blanco de esos que usan los jugadores de fútbol profesional, dejando la mitad de ambas nalgas afuera debido al semejante culo que se gastaba, en plan broma, he llegado y le he agarrado una nalga a través del slip a José y este se ha sobresaltado y me ha devuelto un golpe que apenas alcancé a esquivar.

-       Porque no me agarras éste, cabrón –

Y José se ha volteado enseñándome su paquete, y sobándoselo por encima del slip.

En eso me he dispuesto a contarle a José lo nuevo que había averiguado acerca de mi hermanastro, mientras el se ha desprendido del slip y se ha quedado completamente desnudo delante de mí.

Era normal vernos desnudos el uno al otro, incluso nos hemos bañado juntos alguna vez por la premura, y en ese tiempo sin duda no me parecía nada del otro mundo ese pene no circuncidado como el mío, esos dos testículos con escaso bello y esas firmes nalgas lampiñas.

Mientras yo también he terminado de desnudarme y poner toda la ropa en el locker room y juntos nos hemos dirigido a las duchas, donde también estaba Fernando, su cuerpo delgado bañado en jabón, de lo más erótico, pero no para el heterosexual de ese entonces.

Hicimos las típicas bromas heterosexuales en esas circunstancias, Fernando salió primero de las duchas y así pude retomar el tema de Rodrigo con José, quien de verdad no tenía mucho interés en él. Al final hemos terminado de ducharnos, y hemos salido con la toalla en el hombro, porque ¿Quién se preocupa del pudor en un vestuario lleno de machotes jugadores de fútbol?.

He sacado unos boxers blancos de mi bolso y me los he puesto, mientras José vestía unos boxers naranjas, nos pusimos nuestros jean y camisetas y salimos del vestuario.

Esa noche planeaba quedarme en casa de José, teníamos que terminar un trabajo que teníamos pendiente, así que pasé por la casa brevemente para recoger ropa y otras cosas y me he encontrado a mi padre y a Mayra arreglando cajones, y la casa en general. No se me ocurrió preguntar. Saludé y salí apresuradamente ya que José me estaba esperando en el carro, seguido nos dirigimos hacia su casa.

En su casa, no he hecho mas que hablar con la mamá de José, la cual cada vez que nos vemos me pone al día de todo lo que ocurre en su casa, y a su vez saludé a su hermana pequeña quien jugaba con su consola en la sala de estar. Nos sentamos todos a cenar y charlar, en casa de José me sentía tan a gusto como en mi casa, aunque con los viajes de mi papá, agradecía un poco la privacidad que evidentemente José no tenía, con su mamá ama de casa y su hermana pequeña que pasaba todo el día en ella.

Después de despedirnos, José y yo nos fuimos hacia su habitación, eran tan habituales mi visita, que una colchoneta debajo de la cama de José siempre me esperaba, apenas entré, me puse con el ordenador a reiniciar lo del trabajo, mientras José decidió ir a bañarse, se despojó de su ropa y con una toalla en su hombro se fue al baño, mientras yo seguía con el trabajo y con mis cavilaciones acerca de mi futuro con la nueva esposa de mi padre y su hijo.

José salió solo con un calzoncillo puesto, y apenas lo hizo aproveché y lo puse a que hiciera del trabajo, mientras yo seguía su ejemplo, también me despojé de mi ropa y me dirigí al baño, allí me pegué una ducha refrescante, me cambié los boxers por unos azules viejillos que tenía, y así me quedé, solíamos dormir en ropa interior sin problemas en aquel entonces.

Terminamos el trabajo, apagamos la luz y nos disponíamos a dormir, cuando José me suelta:

-       Joder, estoy muy caliente. Rosa quiere que esperemos antes de hacer cualquier cosa y siento que tengo siglos sin mas consuelo que mi mano, mira –

Y en eso se desprendió de la sábana, pude observar su erección debajo del calzoncillo y no hice más que reírme y burlarme de su tienda de campaña, diciendo:

-       Marico pero puedes ir al baño y hacerte una manuela si quieres, no tengo rollos –

-       Es que me da corte contigo, que ya masturbarme contigo aquí es pasarse de la raya –

-       No te preocupes, también tengo pene, se lo que se siente tener ganas –

En esto José se levantó se sacó el calzoncillo por los pies y con una descomunal erección se dirigió al baño, allí fue cuando noté el tamaño del pene de mi amigo, ya que nunca antes lo había visto en erección, debería medir unos 19 cm, lo anoté como un dato histórico más que como con algo sexual.

Escuché ciertos jadeos en el baño, y al rato volví a ver a mi amigo con su pecho lampiño, sus abdominales marcados del gimnasio y su aparato flácido y me dice

-       Pff lo necesitaba –

A lo que me he podido reír, mientras el se acostó en su cama sin siquiera ponerse el calzoncillo, exponiendo su culo, diciéndome:

-       Creo que llevas demasiado trauma con eso del nuevo matrimonio de tu papá –

-       Es que no quiero que nada cambie –

-       Las cosas no tienen que cambiar necesariamente –

-       Tengo el feo presentimiento de que si –

Y con esto y en un gesto completamente hetero, le lancé una nalgada y me volteé para poder dormir, sentí como apagó la luz y no supe nada mas hasta el día siguiente.

Me he levantado a la mañana siguiente con unas ganas de orinar terribles, fui corriendo al baño y me apresuré en bajarme el boxer para poder mear, mientras me despabilaba noté que José se estaba bañando y en eso me lanza

-       Joder Julián, pero puedes subir la tapa, luego me dejas todo eso orinado –

Y con toda la intención posible, se la oriné mas mientras reía a carcajadas, terminé de orinar, me subí el boxer y salí a esperar a bañarme también, recordé que debía llamar a Alejandra para decirle que el trabajo ya estaba mandado y mientras José salía aproveché y lo hice, al final salió el con un boxer negro puesto y echándose desodorante en las axilas, con lo que me dispuse a sacarme mi boxer y me fui a bañar, mientras lo hacía pensaba en que tenía razón José, nada tenía por qué cambiar, y pensé “Este será un buen día”.

Salí, José ya estaba vestido y esperándome ya que tenía que hacer unas diligencias en el centro y en el camino me iba a dejar en mi casa, me vestí a toda carrera y salí.

Me despedí de José en el auto, y apenas entrar a la casa supe que algo había cambiado. Habían enceres que antes no estaban. Corrí a mi habitación, y paso justo lo que temía. Había otra cama, con un montón de cajas y ropa regada por toda ella, mi cama y mis cosas estaban relegadas al rincón derecho de la habitación. Aspiré hondo. Por mi padre, por eso tenía que continuar esto.

Y pensar que ese fue el principio de mi calvario.