No apuestes con tu mujer y menos si es algo puta
Historia real, con pruebas, de morbo, exhicionismo y sexo.
Relato real: NO APUESTES CON TU MUJER Y MENOS SI ES ALGO PUTA.
Somos una pareja de Cartagena (Murcia), ella, Mayte, tiene 29 años es morena, media melena, muy atractiva, con un cuerpo bastante llamativo, y con bastante tendencia a vestir de la forma más provocativa posible, aunque sólo cuando sale conmigo. Yo, Felipe, soy moreno, 39 años, resultón, ella me engaña diciéndome que soy atractivo y yo me dejo engañar.
Nos habíamos vuelto un matrimonio convencional, salidas aburridas, copas aburridas, cenas aburridas y eso para la cabecita de mi mujercita no era bueno. Un sábado más, una cena más, en Alicante con unos amigos. ¡Vámonos, estoy cansada! fue el pistoletazo de salida del restaurante "La Dársena" en el Puerto de Alicante. Me dijo: "El restaurante es precioso, la cena perfecta, tus amigos unos plastas, y yo estoy aburrida, necesito .". "Vale, vámonos" fue mi respuesta.
Salimos del restaurante y caminamos por la zona que une el Puerto con la Explanada (Paseo a orillas del puerto y del mar), hacia la Rambla Méndez Núñez, y comenzó a recriminarme acerca de que ya no le compraba ropa sexy, si es que no me sentía orgulloso de ella. "ja,ja, claro que me siento orgulloso de ti, es que eres bastante puta cuando te pones esas ropas y te temo".
Me contesto que siempre había querido tener algo que no fuera una chica bien vestida de zorra, sino ropa que dejase claro que sólo era una zorra, y además una guarra al servicio de todo hombre que a ella le gustase. ¡La madre que la parió! Me subía el calor a la cabeza y hasta se me salían los ojos, "te vas a comer tus palabras, aquí cerca hay unos locales sexshop y te voy a vestir como lo que eres".
Efectivamente cerca de allí hay unos locales sexshop (no diré el nombre para no comprometer a nadie), al verse en la puerta de la tienda dudó, "no sé, me da corte a estas horas (1 de la madrugada) sólo habrán tíos salidos", "y qué" le contesté "tu también eres una puta salida no", "es verdad, se me había olvidado, vamos para adentro" me respondió.
El local es bastante grande, está bonitamente decorado, con profusión de películas porno, artilugios para despedidas de soltero y soltera, condones, vibradores, cabinas para ver películas, etc. La chica llamaba la atención, disimuladamente unos tres o cuatro clientes la miraban, de sonido de fondo se escuchaban jadeos y corridas de mujeres, fruto del volumen de las películas de las cabinas. Entramos absolutamente decididos buscando ropa sexy. Encontramos alguna cosa, pero no hubo más remedio que preguntar al encargado, un chico bastante atractivo (según mi mujer) de unos 25 años que nos observaba atentamente. "Hola, ¿Nos puedes decir donde podemos encontrar ropa sexy?", "puesssss .. (arrastró las "eses"), hay por todo el local pero lo bueno lo tengo en esta vitrina detrás de mí".
Efectivamente, allí estaba la colección de ropa de látex y cuero más grande que había visto, digna del mismísimo Playboy. "¿Es para ella?" nos espetó. "Sí, sí, claro" respondí. Nos extendió por todo el mostrador unas veinte cajas, y fue a por unas diez o doce más, Madre mía que ropa, a Mayte se le salían los ojos, y por la forma que apretó las piernas, alguna humedad sentía de más.
Estuvimos eligiendo y nos gustaron unos modelos muy sexy, ponibles para salir pero al límite de lo permitido, con riesgo de detención policial. Ante la duda de si le vendrían bien, le preguntamos al chico (que se llamaba Roberto), dónde podíamos probar la ropa. El chico nos dijo que no había probadores, era algo que no se hacía en la tienda, pero que se podía probar o bien en una de las cabinas de video, o bien en una habitación que tenía detrás del mostrador de unos quince metros cuadrados, pero que debido a la gran entrada que tenía y la ausencia de puerta, no era muy discreta que digamos. Así que Mayte optó por irse a una cabina. Cargo con tres cajas de los vestidos que más le gustaron y entro en una cabina de video.
Al poco rato salió y casi me atraganto, parecía una zorra de tres al cuarto, un vestido negro de látex, totalmente pegado al cuerpo, las tetas se le salían por arriba y la tanga no se adivinaba pues claramente se veía si hacía cualquier movimiento, ¡La madre que la parió!, "Cari, ¿cómo crees que me queda el vestidito?, "Genial, te queda genial", "Pues si te gusta voy a calentar a Roberto un poquito, ¿vale cariño?. Nunca entenderé porqué me pregunta cosas que no le importa mi respuesta, echó a andar decidida hacia el mostrador sin esperar respuesta alguna.
"Roberto, ¿me queda bien el vestidito?, "Popopopo por supuesto", joder como tartamudeaba. "Ay, no sé ¿crees que mis piernas son bonitas para enseñarlas? y se subió un poco más aún la exigua falda hasta enseñar la tanga. "Sí, sí, sí, son preciosas señora". Ay no sé, y las tetas, crees que tengo suficientes para llenarlo? y coge una teta con su mano y se la saca, sin enseñarla ya que la mano tapaba lo mejor, volviéndola a meter inmediatamente. "No, no, tiene usted unas tetas justas, muy bonitas señora", "Ay, que amable eres Roberto, gracias, por ser tan amable mi marido y yo nos vamos a llevar este vestido. El chico ya repuesto le dijo "seguro que no quiere llevarse este otro es muy elegante" y ella respondió "Ay, no cariño, no llevamos dinero para dos, pero sobre todo no me probaría un vestido más en esas cabinas, están llenas de manchas de semen de las corridas que se dan ahí viendo videos"
La invitación estaba clara hasta un tonto la habría entendido y Roberto estaba embobado pero tonto, lo que se dice tonto, no era. Entonces dijo "Vamos a ver, lo del dinero tiene arreglo, llevo un año y medio aquí trabajando más aburrido que una ostra, viendo tíos salidos, así que yo te lo regalo, con una condición que te lo pruebes en esta habitación donde pueda verte, así soluciono además el segundo problema, yo vigilo que nadie que no sea tu marido o yo podamos verte, ¿de acuerdo?. Ya estaba bien, iba a cortar el rollo, cuando oí de la vocecita de mi mujercita "vale de acuerdo, eres un amor" echó a andar hacia el mostrador, cogió la caja del vestido más caro, y se metió a la habitación.
Yo me quedé fuera en el mostrador mirando y Roberto dentro pero vigilando el local. Se colocó junto a un taburete y la caja la dejó sobre una mesa. Entonces dejo caer uno de los tirantes del vestido que llevaba puesto y luego el otro, y el vestido se lo quitó por arriba, al parecer el látex impedía bajarlo. Allí estaba ella, con sus pechos al aire, y en tanguita negro, los pechos se movían libremente y los pezones demostraban claramente la excitación, supongo que la tanga iría empapada. El chico no se quedaba atrás, se masajeaba el paquete una y otra vez, y el bulto era evidente, mientras mascullaba algo, que yo creí entender como "será puta, esta me la follo, será zorra, que buena está la cabrona, " Las cosas se estaban yendo de la mano.
Entonces avanzó hacia la caja, saco lentamente el vestido, mientras se colocaba de culo, enseñándoselo a Roberto a menos de un metro y medio, y se colocó el vestido de piel negro que tanto le gustaba.
Aquí veis a mi mujer con el famoso vestido negro que se probó y que se llevó gratis, esto es una prueba y no las del C.S.I., le he quitado la cabeza para evitar que sea reconocida, eso es lo malo de las historias reales como esta.
Roberto ya no disimulaba los magreos que se daba en el paquete, para arriba y para abajo. Entonces dio un paso hacia ella con las manos extendidas, me asusté, y ella le dijo, "no, no, eso no entraba en el trato". "¿Y si te regalo además lo más caro y que más te guste en ropa interior, me dejarás sobarte un rato a mi antojo". Mayte me miró, necesitaba mi aprobación, Yo parecía a Roberto, dándome masajes a la polla. Iba a decirle que no, pero la mirada de súplica me convenció y le dije que sí con la cabeza.
"Vale, tráeme el conjunto negro que hay encima del mostrador, ese de los 90 euros que tanto me gusta y hay trato" El chico pareció movido por un resorte, casi no me da tiempo de ver como cogió el conjunto del mostrador, la siguiente vez que lo vi estaba cerca de ella con la caja del conjunto en la mano entregándosela a Mayte. Sus manos se dirigían a ella ansiosas. Y de nuevo le paró los pies, "espera, espera, no te preocupes que me tocaras cuanto quieras"
Se quitó el vestido negro parsimoniosamente, y se bajo la tanga, muy despacito, mientras Roberto, se había sacado la polla, la tenía que iba a reventar, una polla normal, ni muy grande ni muy pequeña. Recuerdo que pensé, "joder, pues cuando se habla de pollas de otros en relatos siempre son pollones y este la tiene bien pero hasta es algo más pequeña que la mía". Mayte se colocó la prenda y comprobó que le quedaba bien, "oye y este sujetador le queda bien a mis tetas, ¿quieres acomodármelas?" El chico metió su mano, agarro el pecho y la acomodó en la copa del sujetador. ¿Y la tanga, como la ves?, El chico presa de la excitación, se pajeaba como un loco, a punto de hacerse alguna herida, mientras yo ya había sacado también mi polla, me dolía la erección, pero me la tocaba de forma lenta y ceremoniosa como merecía la ocasión.
De nuevo ella tomó la dirección espera le dijo, se quito el sujetador, se quitó la tanga, se subió en el taburete, y le dijo, "cóbrate", abrió sus piernas y echó la cabeza hacia atrás.
El chico no sabía si tocar una teta, si tocarle el coño, así que optó por poner una mano en cada sitio, pero claro no podía pajearse, así que quitaba la mano de la teta, y se sobaba la polla y volvía a la teta, y así sucesivamente. Mayte gemía como una posesa, y le pedía que no le hiciera daño en el clítoris, que fuera más suave, el chaval hacía lo que podía, cuando un chorro de semen lleno la pierna izquierda de Mayte. El chico paró, de pronto se sentía en vergüenza, y paró. Sólo dijo "Gracias", y ella respondió "No, gracias a ti, por el regalo y todo lo mucho que me has sobado"
Se vistió lentamente, entonces observé como detrás de una columna de videos había un hombre de unos 60 años, dándole a la polla sin parar.
Una vez vestida, le dio un besito en la boca a Roberto y me dijo "¿nos vamos?", "vale vámonos.
Cogió sus tres cajas de ropa y salimos del local.
Una vez en la calle echamos a andar hacia el paseo y entonces metí la pata, le dije "lo has dejado reventado, no puede con su alma", "que va -me repondió- es jovencito ya tiene que tenerla dura de nuevo", "no sé, no sé, lo has dejado extenuado", "que no, que te digo que ese está dispuesto, si me llego a quedar un poco más, insiste en follarme, estás tonto", "que no, que no se atreve, que además había un viejo mirando y se corta", "¡serás tonto! ¿quieres verlo?" "¿no te atreverás a volver para follar con él?, supongo", "pues me he quedado con ganas, me da pena el pobre, todas las noches ahí, viendo tíos salidos y dándose pajas, anda vamos a ver si necesita algo".
Volvimos y entramos al sexshop, el chico abrió los ojos como platos, y mi mujer toda decidida le dice "oye que he vuelto, porque no sé si te has quedado con ganas de algo más, y no quiero que ocurra eso, ¿necesitas algo más?.
El chico no sabia si contestar, me miraba a mí en vez de a ella, "a mi no me mires, chaval, te lo ha preguntado ella". "Puesssssssss .. (arrastró las eses), yo quisiera follarla si no tiene inconveniente, pero no quiero ofender", "no, sino ofendes" dijo ella, "ven", le cogió la mano y lo metió en la habitación, se quitó la tanga por el camino, muy hábilmente, y se subió al taburete.
Roberto llevaba ya la polla en la mano, y Mayte tenía razón, estaba ya dispuesta para el asalto a su coño, ella le bajo los pantalones, y se agachó, agarro sus huevos con ambas manos, y se metió la polla a la boca, chupaba y chupaba, el chico echaba la cabeza hacia atrás, con los pantalones en los pies. Empezaron a llegar tíos que salían de las cabinas para el cambio o yo que sé, de pronto éramos cinco, incluido el viejo de antes. Todos con la polla en la mano, parecía un circo, uno de ellos me dijo, "joder que suerte, de donde ha salido semejante puta, será guarra, podríamos follárnosla todos cuando éste acabe".
Roberto estaba por correrse, así que Mayte le dijo "espera chico, quiero que me folles, sino para que he vuelto", se subió al taburete y abrió sus piernas de par en par, el chico se acercó andando casi a saltitos, debido a los pantalones, y puso su pollo en la mojada entrada de Mayte, ella arqueó su cuerpo de forma que la punta penetro dentro suyo sin esfuerzo. El chico se paró, supongo que estaba ya a punto de correrse, eyaculación precoz pensé, ella debió pensar lo mismo, subió sus piernas, las arqueó a la altura del culo del chico, clavó sus talones a modo de espuelas y lo hundió dentro suyo, la polla entró como un misil en el coño de Mayte, el chico pegó un gritito "nooooooo", evidentemente se corrió. Mayte se movía mientras el se corría, la escena duró unos quince segundos. Mientras los tíos se pajeaban y gritaban, "así dale a la zorra esa, puta, llénala de leche".
Roberto se abrazó a Mayte, y pegó todo su cuerpo, durante unos diez segundos no se movieron ninguno. El chico se soltó, y se apartó la polla flácida cayo goteándole de semen los pantalones, mientras el coño de Mayte rezumaba semen al taburete, como un pequeño hilillo. Se subió los pantalones, mientras Mayte se bajaba del taburete y se ponía su ropa. Los tipos gritaban "nosotros también queremos follarte, no te vistas puta".
Mayte salió detrás del mostrador y anduvo hacia la salida, mientras yo la seguía, los tipos del local también se acercaron y le iban levantando la falda y sobando el culo, "oye, yo quiero romperte este agujero, dijo uno de ellos", pero Mayte siguió hacia la puerta y salimos del local. Echamos a anda hacia el paseo, mientras escuchábamos risas y gritos obscenos.
"¿Estás bien?" le pregunté, "Sí, estoy bien, gracias amor"