No aparece
Pues no se si ponerlo en microrelatos, en otros textos, en otros textos no sexuales pero virtuales... o en confesiones.
No aparece.
Vaya por Dios, esto de los buscadores tiene un vicio, pones una palabrita y hala a buscar 280 respuestas, de las cuales obviamente ninguna es la que querías, pero ahí están.
Pones tu nombre, el real y te aparecen cuatro cosas, estas fichado, estas registrado, je je, y además aquella que hubiera preferido que quedara constancia de ella no aparece, misterios de los algoritmos. Tecleas tu otro nombre, que curioso, aparecen más, y en sitios peculiares, hummm, en el mundo virtual tu apodo es más conocido que el del documento nacional de identidad. Ese solo existe para Hacienda y pagos similares.
Escribes otros nombres, te sugieren correcciones, si, me había equivocado al escribirlos, señores perfeccionistas de los bites insobornables. Sigues probando, otro, y otro y otro, y siempre hay respuestas, algunas acertadas, otras peripatéticas, otras sugerentes. Sigues estas últimas y nada, te frustras, vuelves a tu recuéncano, a darle vueltas ¿Qué vocablo maldito poner? Tu ilusión, bueno la mía, es que no haya escupitinajo de sabiduría, que la maquinita te tome por tonto. La red te ignore, a ti, perdón, a mí, y a mi palabra.
Pruebas, pasas el tiempo, no haces otra cosa, lo que hay que hacer no lo haces. Da igual, todo esta ya vagando por los nodos de la información, del conocimiento y de alguna bella digresión más.
En un momento me acuerdo, yo, no tú, de un lugar, de una denominación, recuerdo de la infancia, o tal vez de antes de ayer, un sitio ni bello ni feo, pero que te, me despierta agradables evocaciones. Pulso con los índices las teclitas pertinentes, y no hay respuesta espasmódica de la pantalla. Me quedo perplejo, algo desilusionado pero feliz, hubiera querido conocer más de aquel lugar, de la gente que le puso ese nombre y que allí vivió y trabajó. Al tiempo, me doy cuenta que solo yo, y algún otro conocerá ese mundo y tendré mi pequeña parcela privada, aunque ya nunca vuelva, un discreto retiro mental donde abstraerme cuando los asuntos de la vida no sean de mi agrado, por ejemplo, cuando tú no me hagas caso.
¿Sabes cual ese lugar? Te lo diría, no soy tan egoísta, pero si lo escribo, tal vez apareciera en mi próxima búsqueda en Google.