Ninfómana y obediente (Parte número 08).

Octava parte de esta historia que, en primicia, brindo a mis lectores esperando que sea de su agrado y la sigan con interés.

Daniel, el varón de cabello rubio, disponía de unos atributos sexuales impresionantes y lucia la “flauta” bien tiesa hacía adelante mientras Nicolae, el de cabello moreno, mostraba un miembro viril más normalito con el capullo abierto pero aún a “media asta”. Los dos jóvenes me miraron muy sonrientes antes de que la chica me “morreara”, me masajeara con dos de sus dedos el orificio anal y se dirigiera a un armario empotrado del que sacó un felpudo multicolor que entregó a Nicolae diciéndole que esperaba que le sacara un gran provecho y disfrutara mientras me estimulaba con él.

Luciendo su “herramienta” el joven se arrodilló en medio de mis abiertas piernas y después de sobarme la “almeja” con sus dedos y con su mano, me la comenzó a estimular con el felpudo al mismo tiempo que me mantenía presionado el clítoris con el dedo gordo con lo que consiguió que, enseguida y en medio de los insultos que no dejaba de dedicarme Ioana, me pusiera tan cachonda que me resultaba imposible permanecer con el culo quieto y a pesar de las ataduras, no dejaba de elevarlo hasta llegar a ponerle la “chirla” a la altura de la boca lo que el chico aprovechaba para darme unos buenos lametones vaginales mientras su amiga, tras darme unos cachetes en los glúteos, me volvía a perforar el orificio anal con un par de dedos.

Al verme tan “animada” Daniel se acomodó en la almohada junto a mi cabeza que me obligó a girar hacía la izquierda para que pudiera a ver a Ioana que, mientras me hurgaba analmente con los dedos de una de sus manos, le estaba “dando a la zambomba” con la otra manteniendo su semblante serio mientras el joven la tocaba el culo y se daban unos “piquitos”. Una vez que el miembro viril lució aún más impresionante, la chica se lo dejó de estimular y me encontré con un “plátano” de excepcionales dimensiones ante los ojos. Daniel me agarró con fuerza de la cabeza y sin darme opción, me obligó a metérmelo en la boca y a chupárselo. Era tan largo que no me entraba entero pero estaba tan salida desde que Ioana me había estimulado vaginalmente con aquel extraño aparato que, en cuanto superé las arcadas iniciales, no me importó efectuarle una felación con la que no tardó en explotar y de una forma tan masiva, que me dio un soberbio “biberón”. A pesar de que estaba acostumbrada a ingerir los de Michael, el de Daniel fue tan abundante que me provocó un montón de náuseas pero, al tener el estómago vacío, me resultó imposible “potar” de nuevo. El joven me obligó a continuar mamándoselo mientras Ioana y él se reían de mí y Nicolae seguía recreándose con el felpudo que, abriéndome los labios vaginales con sus dedos, me metió dentro del chocho hasta que hizo tope. La chica, sentándose en el borde de la cama al lado opuesto de Daniel, se subió su cortísima falda para que pudiera ver que no llevaba puesta ropa interior y que tenía el chumino depilado antes de sacarme sus dedos del ojete, limpiárselos meticulosamente en mis piernas y sin dejar de insultarme, proceder a magrearme, a apretarme y a mamarme las tetas y a ponerme en órbita los pezones haciéndome permanecer con mi atada mano derecha en medio de sus piernas para que, al moverse, no me quedara más remedio que acariciarla la raja vaginal. Al final, me agarró los “melones” con mucha fuerza y sin importarla hacerme daño, tiró de ellos hacía adelante y hacía atrás una y otra vez como si pretendiera ordeñarme mientras, como si se tratara de una premonición, les indicaba a sus amigos que me tenían que fecundar para que aquellas apetecibles, preciosas y tersas tetas dieran leche dentro de nueve meses.

Daniel me obligó a esmerarme mientras le efectuaba una nueva felación y a hacérsela despacio aunque no tardó en darme su segunda lechada y acto seguido, se orinó en mi boca haciéndome ingerir íntegra tanto su “salsa” como su micción antes de intercambiar su posición con Nicolae, que estaba más que harto de estimularme con el felpudo y al que, a pesar de que no se encontraba tan bien dotado como su amigo, me apresuré a chuparle la polla mientras su compañero me abría con sus manos los labios vaginales y animado por Ioana, me introducía hasta el fondo su descomunal “rabo”. Lo sentí tan duro, grueso y largo en mi interior que pensé que, como había sucedido con el felpudo, había hecho tope y que, como siguiera haciendo fuerza para que me entrara más profundo, me iba a destrozar el útero, que debió de dilatar al máximo y mis estimulados ovarios. Mientras Daniel me propinaba unos buenos envites no pude evitar volverme a mear pero, con semejante “lámpara mágica” en mi interior, la lluvia dorada sólo podía salir al exterior, eso sí a chorros, cuándo los movimientos de “mete y saca” del joven y la presión que su gran “salchicha” ejercía en mi vejiga urinaria lo permitían por lo que la micción resultó sumamente larga y hasta que pude acabar de expulsarla, me dio mucha satisfacción. Al varón, que parecía una autentica máquina jodiéndome, pareció estimularle que le mojara con mi orina la zona baja del estómago y le ayudó a que, una vez más, no tardara en descargar echándome tal cantidad de leche que mi coño fue incapaz de absorberla y la devolvía al exterior, lo que me hizo sentir como se me iba metiendo en el ojete, mientras me echaba más. Un poco más tarde y mientras Daniel me continuaba poseyendo por vía vaginal y con evidentes ganas de destrozarme el potorro, Nicolae, al que le costó bastante “romper”, me dio su primer “biberón” que, al no ser tan abundante, ingerí sin sentir arcadas.

Desde que Daniel explotó masivamente en mi interior volví a sentirme confusa y mareada lo que causó que perdiera la noción del tiempo y que mis recuerdos sean un tanto vagos aunque me percaté de que ambos varones dieron debida cuenta de su virilidad, intercambiando con frecuencia su posición para repartir sus lechadas entre mi “seta” y mi boca, hasta que el miembro viril se les quedó flácido con lo que, viendo que no reaccionaba con los estímulos bucales y manuales de Ioana, decidieron tomar estimulantes con intención de poder disfrutar más de mí y darme más leche.

C o n t i n u a r á