Ninfa desvirgada

Había dejado una sudadera y las llaves de casa encima de un banco al lado de la pista del parque, justo en el siguiente banco estaba Daniel, este vecino al que todos teníamos mucho respeto y que además estaba borracho.

Estaba jugando con unos vecinos, corríamos con un balón que bajé. Fuimos a refrescarnos un momento a la fuente y cuando regresamos a la pista estaba un vecino que tenía fama de problemático, él tenía unos 18 años. En aquellos veranos nos daban las mil en la calle.

Había dejado una sudadera y las llaves de casa encima de un banco al lado de la pista del parque, justo en el siguiente banco estaba Daniel, este vecino al que todos teníamos mucho respeto y que además estaba borracho.

Mis amigos comenzaron a marcharse y me quede sola con Carlos, seguíamos jugando con el balón hasta que Daniel nos quitó el balón, se puso algo pesado y al final Carlos dijo que se iba para casa, así que no quería quedarme sola en la calle con ese pesado que nos estaba molestando.

Le dije – Dame el balón por favor que me tengo que ir a casa, ya es tarde. Él se reía y me decía que no, tras un rato pidiéndoselo le dije que me daba igual, que me iba a casa. Me dirigía al banco en el que tenía mis cosas y él se adelantó y me las quito.

Me puse muy nerviosa y le dije que parase ya que me diese mis cosas que me tenía que ir. Él se reía y entonces me dice

  • Si me das un besito te doy tus cosas, y continuaba riéndose.

La cosa se alargaba y siempre era la misma conversación, era un chico que intimidaba, de repente se fue de la pista hacia un barranquillo que había justo debajo de la pista y fui corriendo tras el para recuperar por lo menos las llaves.

Baje corriendo al barranquillo y le oía como se reía, eso me ponía muy nerviosa y la situación también, de repente se me acerca y me dijo

-  Ven conmigo un poco y te doy tus cosas. -  Le hice caso y dentro del barranquillo me llevo cerca de unos setos, todo estaba muy oscuro y me daba miedo.

Yo tenía 18 años, me encantaba el deporte y jugar al baloncesto, desde pequeña jugaba en el equipo del colegio y pasaba las horas en la pista del barrio.

Me dijo que me sentara junto a los setos, me senté y él se sentó junto a mí. Me dijo que no gritara y que me estuviese quieta y me daría las cosas, mientras me toco un pecho y yo reaccione levantándome, me cogió fuerte del brazo y me volvió a sentar de un tirón.

-          Te he dicho que te estés quieta y que no grites,

Empezó a sobarme las tetas por encima de la camiseta y eso me estaba dando mucha vergüenza, él me decía

-          ¿Ves?, esto te gusta. Me dijo que se las enseñara y le obedecí, el continuo sobándomelas.

Cogió mi mano y la llevo hacia su paquete y me dijo que tocara y también me dijo como  tenía que hacerlo. Note un bulto que al acariciarlo cada vez se hacía más duro mientras él no paraba de sobarme y pellizcarme los pezones.

Se la saco por la cremallera, sin quitarse los pantalones – Cógela con la mano, tímidamente y sin querer hacerlo obedecí, no sabía que estaba pasando en ese momento. Para mí no era una situación cómoda y me sentía muy avergonzada.

Notaba su polla en mi mano mientras la movía suavemente hacia arriba y hacia abajo tal y como él me había dicho, iba diciendo como quería que le pajeara hasta que me dijo que me la metiese en la boca. En ese momento me quede helada eso sí que no quería hacerlo y le dije que no por favor que no quería hacerlo, que era muy tarde y me tenía que ir a casa.

-          Cuanto antes lo hagas, antes te vas. – Comencé a llorar del agobio de esa situación.

Me dijo que era fácil, como chupar un chupa-chups, y le di una pequeña lametada con la puntita de mi lengua, esa situación me superaba pero si me resistía tendría problemas, así que obedecí en todo y lamia su polla muy lento, cuando llegaba arriba metía su puntita entre mis labios, eso lo hizo unas cuatro o cinco veces y me dijo

-          Ahora cómemela. Note como su miembro empezaba a entrar en mi boca…

Me agarro del pelo y el movía mi cabeza, su polla entraba y salía de mi boca sin parar, al principio estaba tan atónita que ni me enteraba de lo que estaba sintiendo realmente.

Poco a poco notaba mucho calor en el cuerpo en general y también en mis genitales, el seguía metiendo y sacando su polla en mi boca y gimiendo. Se corrió en mi boca y me dijo que me lo tragase y así lo hice.

Me resistí cuando metió la mano en mi entre pierna, pero al final lo hizo y casi me muero de la vergüenza.

-          Serás putita!!!! Te has mojado las bragas, ¿ves como si que te gustaba?, jajajaja.

Empezó a sobarme los genitales con los pechos al descubierto, lo sobaba y metía un dedo y eso me gustaba, empezó metiendo un dedo, después metió otro y así hasta tres, yo no quería pero era inevitable gemir y él se reía.

Volvió a decirme que se la chupara y en esta ocasión no hizo falta que el me dirigiese la cabeza, le di besos en la puntita, y me la metí un poco en la boca mientras jugaba con la lengua

-          Eso me encanta, has aprendido muy rápido.

Saco la polla de mi boca de golpe, y me dijo que me tumbara en el suelo, lo hice y el continuo acariciándome mi entrepierna, se puso encima mío y de otro golpe la metió en mi vagina, la metió de golpe y me hizo mucho daño, al principio fue como que se me corto la respiración después empecé a llorar pero eso no le detuvo.

Embestía fuerte y parecía que su polla me iba a romper, me decía que iba a ser su puta, que me follaría entera estaba, estaba completamente rígida y comencé a dejarme llevar, cuando acercaba su cara me daba mucho asco porque olía a cerveza y tabaco mientras no paraba de embestir.

Empecé a gemir y notaba como cada vez me humedecía más, me ardía todo el cuerpo pero mis intimidades mucho más, necesitaba que no parase y toda esa situación tan rara empezó a ser un momento en el que me estaba gustando, empezó a morderme los pezones mientras seguía embistiendo.

Yo estaba chorreando y cada vez su polla entraba con más facilidad, cada vez que la metía sentía gusto y estaban pasando cosas en mi cuerpo que nunca había sentido, de repente saco su polla de dentro de mí y me dijo  - chúpala bien.

No dude y fui a lamerla con cuidado, la di besitos en la punta y me la metí en la boca haciéndole una paja con mis labios, el gemía de placer y yo no paraba de notar una punzada ardiente en mi coño, mientras se la chupaba empecé a acariciar mi clítoris, el cogió mi cabeza con sus dos manos y me follo la boca hasta que se corrió nuevamente en mi boca, volvió a decirme que me la tragase toda y que no dejase nada.

Después me dijo que si se lo contaba a mi madre o a alguien mayor, él se lo contaría el a todos lo puta que había sido, mientras él me decía todas esas cosas yo me vestía y me moría de la vergüenza pero tenía razón aunque yo no quería hacer nada con él al final disfrute.

Me devolvió mis cosas y se marcho

Me dejo con mucho ardor en mi coño y con ganas de más