Niña Lucía (Nacho, Ángela y Joan)

Mira, Nacho, el favor que me va a devolver Ángela es el orgasmo al que le hice llegar ayer. Y el favor que yo le pido es que me deje follar contigo.- dijo Niña Lucía.

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Ángela chilló de placer, llevada por un orgasmo atronador que sólo pudo acallar mordiendo la almohada. Aún temblaba cuando Niña Lucía extrajo de su sexo los dos dedos traviesos que la habían llevado al clímax.

"Joder, Luci… cada día eres mejor… Cuando tengas veinte años vas a ser un puto peligro"

"Ya soy un puto peligro. Cuando tenga veinte años simplemente seré una diosa…"- respondió la rubia con una sonrisa divertida.

"Espera un poco y enseguida te…"- musitó Ángela, tratando de recuperar el aliento.

"No, tranquila, de todas formas me tengo que ir ya."

"¿Ya?"- se sorprendió Ángela.- "Pero no vas a…"

"Tengo que llegar pronto a casa, los señores me controlan, ya sabes… De todas formas… ya se me ocurrirá algo para que me devuelvas el favor."

"Pide lo que quieras."

"Lo haré."- Respondió la joven de pechos niños mientras comenzaba a vestirse.

I. Charla de recreo.

Niña Lucía estaba charlando con Joan cuando vio acercarse a Ángela y a Nacho, bien pegaditos el uno al otro. Se fijó en Nacho. Pelo castaño rizado, sonrisa de truhán, ojos azules, labios gruesos, talle delgado, sólo un poco más alto que Ángela y bastante más bajito que Joan. No estaba mal. "Nada mal" pensó Niña Lucía

"¡Angie! ¡Ven!"- la pequeña rubia le hizo señas a su amiga, que se acercó, arrastrando tras de sí a su chico.

Los cuatro quedaron agrupados en un alejado rincón del patio del instituto, apoyados Lucía y Joan en una verja interior y la otra pareja frente a ellos.

"¿Qué tal, Luci? Has…"- empezó Ángela

"Quiero pedirte algo"- le interrumpió Niña Lucía.- "Quiero que me devuelvas el favor que te hice ayer."

"¿Qué favor?"- inquirió Nacho, arqueando una ceja de forma burlona.

"Nada, nada… un consejo que me dio de…"

"Vete a la mierda, nena. ¿Le vas a mentir a tu novio? Mira, Nacho, el favor que me va a devolver Ángela es el orgasmo al que le hice llegar ayer. Y el favor que yo le pido es que me deje follar contigo."- dijo Niña Lucía.

Ángela palideció instantáneamente, y luego su rostro se paseó por toda la gama de colores hasta un vivo rojo de profunda vergüenza, mezclado con enfado hacia Niña Lucía. Nacho, por su parte, parpadeó un par de veces y sacudió la cabeza como si hubiera recibido un golpe mientras Joan juntaba ambas manos y trataba de mirar a otro lado. Joan sabía de los escarceos de Niña Lucía y Ángela, y la confesión no le sorprendía, lo que le había sorprendido había sido la forma de confesar su extraña relación "puramente sexual y amistosa", como se empeñaba en llamarla Niña Lucía.

A todo esto, la pequeña rubia seguía mirando fijamente a Nacho con una sonrisa en la boca.

"Luci."- balbució Ángela, temblando de rabia.- "Vete a la puta mierda"- dijo, remarcando cada una de las sílabas con evidente enfado.

"Que no se marche, Nacho."- ordenó Niña Lucía y el joven, aún sin saber por qué, agarró de un brazo a su chica y la atrajo hacia él.

"Tranqui, Angie… no pasa nada. Vamos a hablarlo como personas, por favor… No hagamos un drama de esto"- trató de calmarla Nacho.

Ángela, como única respuesta, alzó los brazos como si fuera a vociferar con todas sus fuerzas, pero, finalmente, los dejó caer mientras rompía a llorar sobre Nacho.

"Perdona Nacho… de verdad… nosotras… yo…"- musitaba Ángela mientras su novio la abrazaba.

"Angie, no seas dramática. Si cupiera esa posibilidad, la opinión de Nacho sobre ti no habría hecho más que mejorar. Los tíos están locos por las bisexuales, creen que así tienen un trío fácil. Por cierto, cuando queráis estoy a vuestro servicio…"- dijo Niña Lucía, con una sonrisa.

"Luci, aguanta los caballos…"- le susurró Joan, tratando de refrenarla un poco.

"No, no aguanto nada. Mirad, esto, o se dice así, o no se dice, y yo quería decirlo. Angie, quiero follarme a Nacho, y en compensación, quiero que folles con Joan. Un puro y simple intercambio de parejas, no es nada raro."

"Joder, Luci… pero te podías haber callado lo nuestro. ¿Qué necesidad había de proclamarlo?"- replicó Ángela.

"Era necesario, nena, hazme caso."

Los cuatro se quedaron en silencio durante algunos segundos, mirándose entre sí sin saber muy bien por dónde salir de la encrucijada en que Niña Lucía los había metido.

"Entonces, ¿Qué? ¿Hay intercambio?" preguntó finalmente la joven rubia.

"Déjanos pensarlo… ¿Vale?"- le dijo Ángela, dándose media vuelta y llevándose a nacho con ella. Niña Lucía, sin embargo, logró escuchar los primeros compases de la conversación.

"Oye, tu amiga Lucía se está volviendo un poco puta, ¿no?"- escuchó decir a Nacho.

"¿Sólo un poco?"- fue la respuesta de Ángela justo antes de que se alejaran lo suficiente como para que no se les pudiera oír.

"Luci…"- murmuró Joan.

"Dime"

"Te estás pasando."

"¿Qué dices?"

"Que últimamente te estás pasando tres pueblos. Contrólate, cari, joder, un poco de coco, no sé ni cómo Ángela no te ha dado una hostia cuando le has dicho lo vuestro a Nacho."

"Ten en cuenta que ahora a Nacho Ángela le molará más, será mejor para ella, incluso."

"No, Luci, te equivocas. Tal vez Nacho acabe de darse cuenta de que Ángela tiene más cosas que dar en la cama, pero hay una cosa que no entiendes y que me asusta que no entiendas."

"¿Qué quieres decir?"

"Luci, cariño, no todo es sexo."

Después de decir eso, Joan le dio un leve beso a Niña Lucía en los labios, poco más que un suave pico, y se alejó a paso lento con la cabeza gacha.

Sola, apoyada en la verja, quedó Lucía. El viento sopló y se abrazó a sí misma para evitar el frío.


Niña Lucía había estado como extraviada durante todo el día después de lo sucedido en el recreo. Las palabras de Joan volvían una y otra vez a su cabeza. ¿Acaso se pensaba que no lo amaba? ¡Claro que lo amaba! ¿Lo amaba?

Sola, en su habitación, mirando al techo y buscando en los agujeros del mismo las respuestas que se negaban a aparecer, estaba cuando sonó su móvil. Ángela. Lo descolgó mecánicamente.

"Dime"

"El jueves por la mañana no hay clase. ¿Habrá alguien en tu casa?"

"Nadie."

"Allí quedamos. ¿A las nueve?"

"A las diez. Así os doy tiempo de prepararos. Aunque sea mentalmente. Que no se os olvide lo que vais a hacer."

"No. No se nos olvida."

Ángela colgó, y Niña Lucía suspiró aliviada. No la había cagado. Nuevamente, todo le había salido bien. Se calmó, se acomodó sobre el lecho y cerró los ojos mientras se desabrochaba los vaqueros.

Tocaban justo las doce cuando Niña Lucía se dormía con su mano sobre el sexo y una sonrisa en la cara. No había llegado a correrse. No lo necesitaba.

II. Niña Lucía, Nacho, Ángela y Joan.

Alguien llamó a la puerta.

"Deben ser ellos. ¿Preparado, Joan?"

"¿Qué si estoy preparado para follarme a Ángela?"- respondió el joven con una sonrisa socarrona de oreja a oreja.- "Sabes que tú me gustas más"

"Y tú a mí, no te jode. Pero hay que probar cosas nuevas."- dijo Niña Lucía, ya casi gritando desde la puerta, para que su chico le oyera.- "Sin desmerecer lo presente, claro está."- añadió, con una sonrisa, al abrir la puerta y encontrarse a Nacho y Ángela.- "Pasad. Es vuestra casa."

La pareja atravesó el recibidor en silencio y se sentaron en el sofá del comedor, justo enfrente del sillón donde Joan se sentaba. Ni Nacho ni Ángela se atrevían a levantar la cabeza, y sus miradas seguían fijas, desde el primer momento, en la baja mesa de madera y cristal donde reposaban varias botellas de distintos licores y cuatro vasos.

"Bebed algo."- aconsejó Niña Lucía mientras se sentaba sobre la pierna derecha de su novio y cogía uno de los vasos, a medio llenar de curaçao, para pegarle un trago suave.

"No, gracias, no tengo sed"- Dijo, con un hilo de voz, Nacho, mientras notaba tan su boca seca como un desierto.

"¡EH!"- les reclamó Joan chasqueando los dedos ante ellos.- "Estamos aquí para follar, ¿Vale? Ángela, antes de empezar con Nacho hiciste un trío con nosotros. Deberías estar mucho más tranquila. Sabes lo que te espera. Y Nacho, coño, que eres un hombre. Estás a punto de follarte a la mejor tía que puedas encontrar, por lo menos para mí, seguro que tú prefieres a Ángela."

"Lo… lo siento… es que…"- se disculpó Ángela levantando la mirada por primera vez.

Niña Lucía, sonriendo piadosamente, se levantó de su posición sobre Joan y avanzó hasta el brazo del sofá junto al que se sentaba Ángela.

"Angie, nena… no va a ser nada malo."- dijo, en tono suave, mientras con una mano la obligaba a mirarlo.- "Sabes que no vas a estar en mejores manos para esta primera vez"

Niña Lucía besó suavemente a Ángela en los labios y se retiró, dejando a la morena aún con el calor de su beso en la boca.

"Bueno, nena, hay dos camas. La mía y la de mis padres. ¿Cuál vas a querer tú? A no ser que te interesen unos polvos nómadas del sofá a la ducha, en el pasillo… tú ya sabes"- dijo Niña Lucía con una sonrisa, mientras Nacho, que por fin se atrevía a levantar la vista aunque sin aún soltar una palabra, escrutaba el cuerpo de la pequeña rubia.

Le había costado muy poco decidir que quería follársela, pero concretar con Ángela que aquello no iba a significar nada en su relación y que solamente era un experimento le había costado más tiempo. A ambos les había costado tiempo, porque Ángela también tenía claro, desde aquel trío con la pareja, que quería follarse a Joan. La única barrera estaba en su propia relación y los dos decidieron que confiaban lo suficiente el uno en el otro como para intentarlo.

"Quiero la de tus padres. Más grande. Tú y Nacho sois los más bajitos, os basta con la tuya, ¿no?"- dijo finalmente Ángela.

"Con Nacho me bastaría el hueco de un armario para follar…"- respondió Niña Lucía con una sonrisa que al novio de Ángela, tal vez por lo que decía al tiempo, le pareció la sonrisa más lasciva del mundo.

"Muy bien. Entonces, vamos allá."- sentenció Joan, levantándose del sillón.

"Anda, ven."- Niña Lucía le tendió la mano a Nacho, que dudó por un solo instante. Sin embargo, al mirar esos dos ojos verdes con que Niña Lucía lo miraba, las dudas se disiparon. EL joven cogió la mano de la rubia y la siguió hasta su habitación.

"Vamos nosotros también, Ángela. Ya te tenía ganas"- dijo Joan, mientras atraía hacia sí a la morena de generoso busto y la rodeaba firmemente con su brazo.

"Te voy a enseñar quien le ha enseñado a Lucía la mitad de lo que sabe"- sonrió Ángela antes de besar a Joan.


Niña Lucía besaría como los ángeles si los ángeles existieran y supieran besar. Eso pensaba Nacho mientras la lengua de la joven de pechos niñas le hundía la lengua hasta la garganta. Besando así… ¿Cómo la chuparía?

Ángela y Joan ya estaban desnudos, rodando sobre la extensa cama de matrimonio. Los pechos de la morena presionaban el torso de Joan. Por su parte, ella también debía sentir una presión un poco más abajo.

"Un momento… vuelvo enseguida…"- suspiró Joan, separándose de su compañera, la mejor amiga de su novia.

"¿Dónde vas?"- sin embargo, Joan no respondió, ya había salido de la habitación, desnudo.


Niña Lucía le sacaba la camiseta a Nacho justo en el momento en que la puerta se abrió.

"¡Joan!"- se quejó la rubia.

"Perdonad, perdonad, vosotros a lo vuestro…"- se disculpó, mientras abría el primer cajón de la mesita de Niña Lucía.

Nacho se quedó petrificado. Joan, desnudo, erecto, exhibiéndose sin pudor ante él. No era la primera vez que lo veía desnudo, en los vestuarios del instituto lo veía cada día. Pero aquella polla erguida, que no pudo evitar comparar con la suya y, en sincera modestia, encontrar superior, jamás la había visto así.

"Sabes que los condones están en el segundo cajón."- le indicó Lucía a su chico, mientras Nacho no perdía detalle de la escena.

Joan abrió el cajón indicado y, del estuche de CDs que allí estaba, extrajo unos pocos preservativos.

"¿Cuántos coges?"- inquirió Niña Lucía.

Joan le mostró tres cuadraditos de plástico, la envoltura de sendos condones. La rubia negó con la cabeza y, con la mano, le indicó uno menos.

"¿Sólo dos?"

"Y si eres listo, sólo usarás uno"- le dijo Niña Lucía, seria.

Joan dejó uno de los tres preservativos sobre la mesa y se llevó dos.

"¿Por dónde íbamos?"- preguntó la joven después que su chico saliera del cuarto cerrando la puerta.- "ah, sí, por aquí."

Los dedos de la joven rubia desabrocharon los vaqueros de Nacho, que se dejó hacer mientras trataba de besarle el cuello, algo que a Ángela prácticamente la deshacía.

"Vaya, vaya… ¿Qué tenemos aquí? Tu amigo necesita un poco de alegría ¿no crees?"- dijo Niña Lucía, mientras sacaba al aire la polla morcillona de Nacho.


Ángela se mordía el labio esperando la primera acometida de Joan. Anteriormente, los labios y la lengua del chaval habían hecho su trabajo a la perfección encendiéndola como quien enchufa una estufa, y ya la habían hecho rogar por su polla.

Allí fuera, Niña Lucía se estaría follando a Nacho, a su chico. ¿La besaría en el cuello, como a ella, con la misma suavidad que la desarmaba? Y el trabajo de la lengua de Joan, ¿Habría aprendido todas esas estupendas caricias sólo con Lucía? Algo le decía que sí.

"¿Preparada?"

"Métemela ya…"- la polla de Joan, protegida por el primero de los condones, obedeció raudamente a Ángela, que se aferró a los hombros de su pareja ocasional al sentir ese pedazo de carne abriéndose paso en su cuerpo. Era más grande que la de Nacho. No mucho, quizá uno o dos centímetros de diámetro. Lo justo para sentirla llenándola por completo.


"Joder, Nacho, concéntrate… ¿Acaso no te gusto?"- se quejó Niña Lucía. Había conseguido con su boca una dureza suficiente en la polla de Nacho, pero no conseguía endurecerla por completo, ponerla al rojo vivo tal y como le encantaba a ella sentirlas en su interior.

"Perdóname, Luci… se que suena a tópico pero es la pr…"- Un gemido de Ángela cortó la intervención de Nacho. Niña Lucía, ya desnuda como él, sonrió.

"Vente…"

La pequeña rubia de pechos casi planos agarró a Nacho de la mano y lo arrastró fuera de la habitación.

"¿Dónde vamos?"

"Tschhhh…"- Niña Lucía mandó callar y Nacho calló.

La joven entreabrió una puerta para fisgar y un nuevo gemido, más alto, más claro, llegó a oídos de los dos.

"Mírala"- susurró Niña Lucía al oído de Nacho mientras lo empujaba para que pudiera ver bien por el quicio de la puerta.

III. Nuestros novios follan bien. PX

Nacho se quedó como petrificado. Era Ángela, claro, se lo esperaba, pero aún así. La joven morena recibía, desde detrás, los envites de Joan. Sus pechos temblaban a cada embestida, los mismos pechos que él tanto había tocado y saboreado. Y esa boca que tanto había besado ahora gritaba sin pudor, gozando de un placer que no era él quien le causaba.

"¿Ves lo bien que se lo pasa Angie?"- la voz de Niña Lucía, tal y como si fuera el demonio de su conciencia, le ronqueó al oído. La mano de la rubia se engarfió sobre su verga, y entonces, los dos, mientras veían follar a Joan y a Ángela, tuvieron consciencia de que se había endurecido notablemente.

"¡Más! ¡Joan, más!"- gritó Ángela, y a Nacho se le aceleró el corazón. Otro. Se la estaba tirando otro.

"Joan folla muy bien. Pero que muy bien. Te lo digo por experiencia"- seguía en su oído Niña Lucía mientras le masajeaba la verga.- "Lo ves tan grande, tan fuerte, que te extraña que pueda ser tan tremendamente cariñoso… Pero lo es. Hace el amor como los ángeles."

En Nacho batallaron emociones diversas. Celos, envidia, ira, excitación, lujuria… Apretó los dientes y se volvió hacia Niña Lucía.

La empujó contra la pared y alzó su pierna derecha violentamente para tener acceso a su sexo depilado, su coñito de niña. Los gemidos de Ángela se sucedían, y Joan comenzaba a jadear.

Nacho penetró duramente a Niña Lucía, que se arqueó, allí de pie, sintiendo la polla del novio de su amiga atravesarla. Cerró los ojos momentáneamente, llevada por el placer.

"Dios… sí… sí… ¡Sí! ¡SÍIIII!"- Ángela, botando encima de Joan tras cambiar de postura varias veces, acababa de correrse, y Nacho aceleró sus embestidas sobre el delgado cuerpo de Niña Lucía, cuyos gemidos sustituyeron a los de Ángela.

La pequeña rubia se abrazó al cuello de Nacho, y puso su boca junto al oído del joven.

"¿Oyes que han parado? Están hablando… Mmmmm… Joan está tratando de convencer a Ángela."

A Nacho, sin embargo, ya no le importaba qué quisiera hacer Joan con su chica. El coño que le importaba, el que le abrazaba la verga, el que atravesaba una y otra vez era el de Niña Lucía.

"¿Alguna vez se la has metido por el culo a Ángela?"

Nacho siguió sin contestar. No lo había hecho, e imaginar que Joan estaba a punto de desvirgarle el ano a su novia le rebotó en la cabeza.

"Ella… ahhh… lo… lo estaba deseando desde que… oh, diosssss…"- gemía Niña Lucía mientras Nacho la penetraba con habilidad. Algo le había dicho Ángela a su amiga del movimiento de caderas de su novio. Ahora Niña Lucía lo comprobaba y le encantaba.

"¿Desde cuándo?"- la voz de Nacho respondió también en el oído de Niña Lucía. No le interesaba la respuesta. Pero quería que Niña Lucía siguiera hablando, o que por lo menos lo intentara mientras él se la follaba.

"Desde que hicimos el trío… Un día… un día tenemos que intentarlo… ahhh… contigo…"

"Cuidado, cuidado…"- en la habitación, junto a la puerta de la cual follaban Nacho y Lucía, Ángela pedía a Joan más suavidad.

"Se la está metiendo por el culo. ¿Tienes envidia?"- preguntó Niña Lucía, dejando de hacer pie con la pierna derecha para colgarse, literalmente, de Nacho.

"¿Qué quieres decir?"- Preguntó el joven, detenidos sus movimientos por las propias piernas de Niña Lucía, que le impedían seguir.

"Me encanta que me la metan por el culo"- El vicio que la pequeña rubia le puso a su susurro, tan impropio de alguien con su aspecto infantil, envalentonó a Nacho.

El novio de Ángela extrajo su polla del coñito de Niña Lucía y, volviéndola a poner de pie, en el suelo, la hizo darse la vuelta hasta quedar cara a la pared. Un primer dedo exploró la estrecha cavidad de la joven, húmeda por la cercanía con su anegado sexo. A éste le siguió otro, que ensanchó el ano sin dificultad.

"¿Cuántas veces te la han metido por el culo, putilla?"- Nacho no esperó contestación. No lo necesitaba. Sabía, por la facilidad con que sus dedos habían entrado, que no habían sido pocas. Daba igual. Era la primera vez que iba a follarse el culo de alguien. Y que ese alguien fuera Niña Lucía, posiblemente el mejor trasero del instituto, le encantaba.

Su polla se coló lenta y sin pausa en aquella cueva que la enguantó con calidez. Niña Lucía gemía. Ángela, en la habitación contigua, gemía. Joan, follándose a Ángela por el culo, resoplaba. El olor del sudor y el sexo inundaba la casa. En la habitación, Ángela y Joan. En el pasillo, Nacho y Niña Lucía.

"Aaahhh…"- el rápido envite de Nacho cogió desprevenida a la rubia. Empezó el metisaca mientras Niña Lucía trataba de pensar. Su novio se follaba a su mejor amiga en la cama de sus padres y ella era sodomizada en el pasillo por el novio de Ángela. La situación, por morbosa y surrealista, le encantaba. Ya no le interesaba cómo habían llegado a ese momento, ese momento en que Nacho la penetraba por el culo una y otra y otra vez, mientras jadeaba en su oreja, besándola el cuello a intervalos.

Todo, por ella. Ella era quien lo había pedido y organizado y por ella los cuatro habían caído en esa espiral de sexo desenfrenado. Le encantaba. Le encantaba que Joan desvirgara el culito de Ángela tal y como desvirgó el suyo. Le encantaba follarse a Nacho y le encantaba el poder que parecía tener sobre todos.

"Dios… dios… dios… Joder, joder… Esto es… ¡Dios! No me lo esperaba."- Blasfemaba Ángela, a cuatro patas, recibiendo el vaivén de la polla de Joan en su recto. Había descubierto el significado de la expresión "placer anal". Niña Lucía no mentía, era una sensación maravillosa. Lo que no sabía era que Niña Lucía gozaba los mismos placeres en el pasillo, sodomizada por su novio.

"Está a punto de correrse. Lo sé."- gimió Niña Lucía, que casi ronroneaba cuando Nacho le introducía su polla en el culo.

Joan también lo sabía. Y por eso su mano buscaba el clítoris de Ángela para desencadenar el segundo orgasmo de la joven antes de que él se acabase corriendo.

"¡Ah, ah, ah… ahhh… AHHHH!"- Ángela se arqueó, y en su estremecimiento, exprimió la polla de Joan, que también compartió con la mejor amiga de su novia el orgasmo.

Fuera de la habitación, Nacho escuchó ese sonido que tantas veces había escuchado, el orgasmo de Ángela, y no pudo más. Largos trallazos de esperma inundaron el culito de Niña Lucía, que prácticamente fue levantada en vilo por la última embestida de Nacho, mientras ella gritaba y temblaba, chillando un "¡Sí! ¡Dios, sí!" que hizo que Ángela y Joan se enteraran de dónde estaban ella y Nacho.

Nacho acabó de correrse besando el nacimiento del cuello de Niña Lucía, cuyos gemidos, ahora que había dejado de temblar, más asemejaban al ronroneo de una gata mimosa.

"¿Te gustó, cariño?"- preguntó Niña Lucía, mientras inclinaba las caderas para extraer la polla de Nacho de su ano.

"Me encantó."

"Vamos con Ángela y Joan. Luego, si hay tiempo, aún echamos otro…"- indicó la rubia.

"Vamos."

Nacho y Lucía entraron en la habitación, y su subieron también a la cama, junto con Ángela y Joan, tan desnudos como ellos.

"Y bien… ¿Qué os pareció la experiencia?"- preguntó Niña Lucía, acomodándose junto a su mejor amiga, aprovechando para juguetear con los pezones de sus grandes pechos.

"Me ha parecido perfecto."- respondió Ángela con una sonrisa.- "¿Y tú qué tal con Nacho?"

"Fabuloso. Me encantó."- Dijo Niña Lucía. Y era verdad, le había encantado.

Ni siquiera le había importado tener que fingir su orgasmo.

CONTINUARÁ

Kalashnikov