Niña Lucía (La carta)
Querido Joan: Te escribo esto, sola y desnuda, mientras pienso en ti. La bañera se está llenando, escucho el correr del agua, así que no puedo entretenerme mucho.
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Niña Lucía entró en su habitación, completamente desnuda. Por el pasillo llegaba el susurro del agua del grifo cayendo en la bañera, llenándola. Lucía se sentó ante el ordenador y reprimió un escalofrío cuando la piel desnuda de su culo tomó contacto con la fría superficie de la madera de la silla, pero no dijo nada. El monitor estaba encendido y mostraba una página en blanco de un nuevo documento de Word, Niña Lucía solamente orientó el teclado y comenzó a escribir.
I. Querido Joan.
"Querido Joan:
Te escribo esto, sola y desnuda, mientras pienso en ti. La bañera se está llenando, escucho el correr del agua, así que no puedo entretenerme mucho.
Te amo. Creo que eso es lo más importante y lo que no se me puede olvidar. No recuerdo la última vez que te lo dije, ni siquiera si te lo dije alguna vez. Como sea te amo. Con locura, con todo mi corazón te amo y quiero gritarlo a los cuatro vientos ¡TE AMO!
Hemos pasado tanto juntos estábamos hechos el uno para el otro ¿no piensas tú lo mismo? Yo sí. Me atrevo a creer que tú también. No soy capaz de olvidar cada uno de tus roces sobre mi piel, la sensación que me causaban, el inevitable escalofrío que me recorría cuando me despertabas acariciándome la espalda desnuda con la yema de uno de tus dedos. Entonces yo me volvía hacia ti, te miraba, sonreía y te besaba. Si había tiempo, hacíamos el amor como sólo nosotros sabíamos hacerlo. ¿Recuerdas todo eso? Seguramente sí. Yo también.
Me encantaba cuando te pasabas largos minutos besando cada centímetro de mi piel, aunque me entrasen cosquillas y te dijera que me follaras ya. Me encantaba perderme por tu cuerpo y que tú te perdieras por el mío, que me penetrases dulcemente, pero también cuando me lo hacías duro y me volvías loca de placer. Cuando trepabas sobre mí y te unías conmigo y los dos gemíamos al unísono. He perdido la cuenta de los orgasmos que me has causado. También los que yo te he causado a ti. Hemos pasado tanto juntos
Casi no me extrañó que hubieras sabido dónde estaba. ¿Te llevó el corazón hacia mí? Cuando oí tu voz, el corazón me latió y supe al instante que eras tú, mi noble caballero de blanca armadura y gentil espada. Sí somos como dos partes que se complementan."
II. Secretos.
"Quisiera confesarte una cosa. Te he engañado con algunos hombres. Supongo que te lo imaginabas. Pero tranquilo, no amé a ninguno. Mi corazón era y es por entero tuyo. Espero que lo comprendas. Creo que es culpa de mi sangre, la de mi padre, la de mi tío Rodrigo. Tenía una parte que me obligaba a hacer cosas malas. Quiero creérmelo, pero no puedo, sé que me miento y que Rodrigo no tiene nada que ver, por mucho que me gustaría echarle las culpas de todos los males de la raza humana. Es por su culpa que tú no pudiste desvirgarme, y te habría concedido gustosa el privilegio, lo hice con mi culito. Él poseyó mi coño, pero nadie hizo lo que tú, poseerme el corazón.
Te quiero contar una cosa. Tengo un retraso de ya dos semanas. ¿Te imaginas? Obviamente, no lo habría tenido, de estar embarazada habría abortado antes ¿Pero te imaginas? Tú y yo compartiendo lo más bonito, lo más sagrado en este mundo. Es una pena. Creo que hubieras sido un padrazo de ensueño. Mejor que el mío, seguro.
Será otro secreto más entre tú, yo, y este documento que escribo en la pantalla del ordenador. Lo que han cambiado las cosas antes, estas cartas se escribían con papel y pluma, con letra temblorosa. Lo prefiero en ordenador. Así, la tinta no se emborronaría a causa de las lágrimas que cayesen en el papel. Sí. Estoy llorando, ¿Cómo no hacerlo?"
III. Lágrimas sobre el teclado
"Anteayer fui a tu entierro. Todo muy triste, muy gris. Estabas hermosísimo en el ataúd, aunque muy pálido. Casi aparentabas seguir vivo. Parecía que de un momento a otro ibas a abrir los ojos, levantarte, venir hacia mí y abrazarme mientras me decías que no llorara. Ángela y Nacho estaban allí y trataron de calmarme, pero ambos también tenían los ojos rojos de lágrimas. Realmente estaba toda la clase, pero sólo Ángela y Nacho se preocupaban de verdad por ti. El resto, creo, incluso se alegraba por no tener clase. Volví a encontrarme con Alberto, tu primo. Me estrechó entre sus brazos y sentí cómo luchaba por retener las lágrimas. A estas alturas supongo que ya sabrás lo que pasó con él y conmigo. Espero que no te importe.
Tus padres lloraron mucho, como yo, y casi esperaba que me miraran acusadoramente y me echaran la culpa de la muerte de su hijo. No lo hicieron, son buena gente. El entierro, ya te digo, muy gris. Tu lápida es muy bonita, toda rodeada de flores. Te dejaron decenas de ramos. Yo sólo quise ponerte una rosa. Pero así sabrás qué flor es la que tiene más sentimiento. En la ceremonia eché en falta a alguien que tomara la palabra y con voz trémula pero potente dijera lo importante que has sido, lo muy bien que hacías las cosas, todos tus logros Pero es lo que tiene morir a los diecisiete. No tienes muchas cosas que contar. Al menos muchas que importen a los demás. Pero entre tú y yo, seguro, hemos vivido más que la mitad de los que asistieron.
También estaba Natalia. Espero que no te molestase que la invitara. Necesitaba a alguien fuerte en quien apoyarme, y no me sentía del todo cómoda con mi madre. A pesar de que toda la culpa fuese mía. Lo siento, pero no puedo dejar de sentirme culpable. Moriste por mi culpa, por salvarme. La puta ambulancia no llegó a tiempo y te quedaste entre mis manos, sin que yo supiera qué hacer para que no te fueras. Todo por mi culpa. Tenía que haber sido yo la que recibiera el navajazo. ¿Me podrás perdonar?
En fin, la bañera se sigue llenando y la cuchilla de afeitar me espera. Ya te he dicho que te escribo esto, sola y desnuda, mientras pienso en ti. Dicen que con el agua caliente no se siente nada. Por lo que he leído, es sólo el momento de los cortes. Espero no empezar a dudar y hacer una carnicería con mis muñecas. ¿Cómo será masturbarse mientras te mueres? Sexo y muerte Debo probarlo Pensaré en ti, lo prometo.
Lo siento por mi madre, seguramente será ella quien me descubra cuando vuelva del trabajo, pero sin ti, Joan, mi vida no es nada. Conmigo morirá mi dolor, y la sangre de Rodrigo. No perpetuaré su estirpe.
Espérame, cariño, voy hacia ti.
Con amor:
Niña Lucía."
FIN
Kalashnikov.