Niña Bien.
Madelyn es una niña que fue aceptada como transgénero en su familia, logró un cuerpo envidable y siempre muy sana. Pero le faltaba conocer el amor...
Niña bien.
¡Hola a tod@s! Me llamo Madelyn y soy una chica transgénero desde mis 6 añitos. Actualmente tengo 18 años y les contaré de un pedacito de mi vida.
Primero que nada, yo siempre fui mujer. Desde que nací creo que yo fui así, siempre por las cosas de niña y no de niño, mis papás al contrario de lo que podrían pensar se mostraron muy comprensivos. Fuimos a muchas terapias, psicológos, sacerdotes, doctores, pero mi persistencia en ser niña pudo más que todos.
Empecé mi segundo año de primaria como niña. Inclusive cambiaron mi nombre legalmente y todo. Para mí no fue ningún problema el entrar a la escuela y ser considerada como una niña común. El problema que ya sabíamos iba a empezar en la pre-adolescencia, pero convencí a mis padres que me quitaran los testículos antes de que me causaran efectos, eso fue como a mis 9 años. Luego lo demás fue muy fácil, con terapia hormonal empezando a mis 10-11 años mi aparencia física se fue asemejando muy bien a mis compañeras. Mi pene claro que nunca creció ni se desarrolló, y solo lo tenía como un clítoris algo más grande de lo común a veces colgando y otras muy oculto dentro de mí (mi pene se mantuvo super pequeñín del tamaño de un dedo de mi pie diría yo más o menos).
Todo lo contrario a mi micróscopica parte masculina, mis caderas, cintura y pechos se desarrollaron muy bien. Muy redonditos, firmes y creciendo muy bien. Mi pelo largo y sedoso, mi carita bonita libre de acne y barros. Todo muy bien con mi cuerpo y mi carita. Llegué a mis XV años como una princesa con un cuerpo bellísimo de mujer y sin que nadie nunca sospechara que en algún momento pude haber sido niño.
Cuando recién cumplí 16 años entré a la preparatoria. Me gustaban mucho los chicos de mi escuela, ya grandes de cuerpos fornidos, algunos se veían hasta como chicos malos, fumando, tomando y viendose peligrosos. Pero aunque me moría de ganas por salir con ellos, no me hacían caso a mí, sino a algunas de mis amigas. Eso me ponía algo triste, pensé que a lo mejor era por mi cuerpo, o mi manera de vestir o por como era yo, mi forma de ser. Así que empecé a vestir más provocativa y salir más a fiestas y eventos.
Dicho y hecho, mis pechos naturales y grandes llamaban la atención a cuanto chico u hombre que me encontraba. A veces usaba mini faldas o shorts cortos que dejaban ver el largo y torneado de mis piernas. Sin embargo, mi primera vez no fue con un chico de mi edad, sino con el prefecto de la escuela.
En mi escuela todos los alumnos tenían que hacer servicio a la comunidad, y el encargado de todo eso era el prefecto. Él también se encargaba de la disciplina de los estudiantes. Muchas veces me regaño por traer ropa muy ajustada, o muy corta o muy "reveladora", pero notaba que le gustaba al señor de como unos 28 ó 30 años. Como parte de un evento de servicio comunitario nos mandaron a repartir juguetes a niños de la calle. Entonces un grupo de dos amigas y yo nos fuimos con el prefecto.
Terminamos de repartir y el prefecto nos llevo de regreso a la escuela. Mis amigas se bajaron antes en diferentes lugares y me quede sola con el prefecto, era de noche y el clima se estaba poniendo feo, luego de camino comenzó a llover mucho, así que nos tuvimos que detener en un lugar a esperar a que terminara la lluvia. Yo les hablé a mis papás y les dije que iba en camino a la escuela pero que tardaría por la lluvia.
Yo iba vestida, como siempre, muy provocativa, con un minishort, sandalias y una blusa blanca que casi transparente dejaba ver mi brassier negro. También usaba una tanguita negra muy pequeñita. Mi pelo largo y suelto y con solo mis labios rosados y un poco de rubor.
Mientras pasaba la lluvia el prefecto y yo comenzamos a platicar. Me contó de su vida, de que nunca se caso y que nunca se había enamorado. Yo comencé a hablar de mi vida también y que estaba triste porque nadie me hacía caso en la escuela. A lo que él me comentó que yo era muy bonita y que muchos hombres darían mucho por estar conmigo. Platicamos por un buen rato, mientras que la lluvia seguía sin parar. Descubrimos que teníamos muchas cosas en común, pues no teníamos mucha diferencia de edad. Reímos un poco, escuchamos música, y luego pasó...
Acercándonos poco a poco, el comenzó a besarme con mucha ternura. Yo respondí a sus besos y lo abracé con mucha fuerza. Continuamos con los besos y el me empezó a acariciar, yo me pusé muy nerviosa. Él lo notó, pero me dijo que no tenía de que preocuparme. Me invitó a pasarme al asiento trasero del carro, y caí ahí acostada. Él se pusó arriba de mí sin dejarme de besar y acariciar por ningún momento. Estaba algo atlético, pelo corto, piel morena y algo guapo.
Se empezó a quitar la camisa y luego el pantalón mientras que me quitó mi blusa y no dejaba de besarme el cuello y los pechos. Yo sentía algo muy rico y delicioso, un placer inmenso que nunca había experimentado un cúmulo de emociones y sensaciones nuevas y muy placenteras. Finalmente me quito el brassier, dejando mis pechos grandes y rosados libres mientras que los masajeaba en amor, ternura y con muchos besos.
Poco a poco bajo su barbilla a mi abdomen, besando y tocando cada parte de mí. Llegó al ombligo y me removió los minishorts. Estaba ya casi completamente desnuda de no ser por la mini tanguita que traía puesta. Él se quitó sus boxers y me hizo ver un gran pene (nunca había visto uno en vivo) no sé que tan grande era, pero se me hizo enorme. Lo acercó a mí y me preguntó si me gustaba. Yo dije que sí y mucho, me pidió permiso de ponerla entre mis pechos, a lo cual dije que sí y me dio instrucciones de como apretarlos con mis pechos mientras lo frotaba en medio de ellos. Le escupió un poco y se movía muy apasionadamente.
Me preguntó luego si lo quería probar. Le comenté que no sabía que hacer. Me dijo que solo lo besara, así que eso hice y el poco a poco lo fue metiendo en mi boca, aunque al principio lo lastime porque me pidió que no lo mordiera. Me dio mucha pena, y luego me dijo si lo quería dentro de mí.
Yo no sabía que responder. Él me dijo que no me preocupara, y me volteó de espaldas y comenzó a acariciarme mi espalda y mis nalgas grandes y paraditas. Me beso hasta más no poder, y algunas veces se acercó cerca de mi ano, pero sin hacerme nada. Yo para este momento temblaba de nervios, de temor y de excitación, al principio estaba muda, pero ahora gemía del gran placer de tanta nueva sensación, sentía que se me acababa la vida con tanto placer.
Me hizo acostarme nuevamente boca arriba. Recorrió nuevamente con su lengua desde mis labios, bajando por mis redondos y paraditos pechos, mis costillas, llegando al ombligo. Luego me besó las entrepiernas, y finalmente llegó a mis partecitas. Yo no sabía que esperar, solo sé que estaba demasiado excitada, claro que no tenía ninguna erección de ningún tipo, además que ni se hubiera notado mucho de todas formas. Pero él, cariñosamente empezó a besarme mi partecita, y a lamerme. Después de varios años sin testículos y con un pene minúsculo, mis partes estaban muy reducidas y lisas, casi casi al nivel del cuerpo, como una mujer normal. Creo yo que aunque se le hizo a lo mejor raro, como también estaba muy caliente, solo se le ocurrió hacérmelo como a cualquier otra.
Pasados unos momentos, todavía en la misma posición, me dijo que si quería montarme arriba de él. Le dije que creo que me iba a doler mucho, pero me comentó que no tenía de que preocuparme y comenzó a hacerme el sexo oral en mi anito más delicioso de mi vida, tanto que me deshice en gemidos y excitación y a ya no poder yo más. Me fue introduciendo su lengua, luego un dedito, luego dos, poco a poco, y cada vez más profundo. Eso fue super delicioso, que aún me acuerdo de todo.
Cuando ya no podía más por todas las nuevas emociones. Le pedí a gritos que ya me penetrara, con todas las fuerzas que tuviera, me volvió a insitir que me subiera arriba de él, le dije que no, que quería sentirlo dentro de mí y fuerte. Así que, me acomodó con las piernas en su cuello y apretando mis rodillas con un de sus manos y sosteniéndome con la otra se fue deslizando metiendo su pene en mi ano, y una vez logrado, lo encajo hasta el fondo con todo, como si me hubiese dando un golpe duro y contundente.
Me dolió bastante, pero luego poco a poco, me fue excitando más y más, y yo solo quería que siguiera duro. Le pedí que me diera más y más, hasta que llegó el punto que sudamos a chorros y viendo su cara de lujuria y ojos pérdidos en el placer y la pasión se aceleró demasiado y finalmente explotó dentro de mí con mucha furia y gritando de desahogo.
Al terminar, se acercó, me dio otro beso y se empezó a cambiar. Yo por mi parte también fui juntándo mis cosas, aunque ya andaba muy cansada y adolorida. Noté que había un montón de sangre en el asiento, él me dijo que no me preocupara por eso, me empecé a cambiar y noté también un líquido transparente que salió de mi pequeño pene/clítoris, creo que llegué a varios orgasmos y tuve una pequeña eyaculación, aunque no dije nada, solo me limpié y me pusé la ropa.
Ya cambiados me llevó de regreso a la escuela, donde ya estaban mis papás esperándome. La lluvia ya había terminado, pero yo estaba mojada de tanto sudor, así que entré rápido al baño y me arreglé. Salí como si nada y me fui a casa.
Esa fue mi primera vez.