Nieves y Claudia. En el hospital

Nieves va a su hospital, tras la sesión de peluquería, a seguir trabajando, pero, a la hora de la comida, recibe una sorpresa muy excitante. Primer encuentro con Irina.

Esta es la tercera parte de la historia de Nieves, una cirujana plástica de Marbella cuya vida, que era muy tranquila y calmada, empieza a cambiar, un día que va, por primera vez a una playa nudista y conoce a Alfonso, un abogado penalista que defiende a narcos.

La primera parte del relato, se encuentra en la sección de Hetero: General de esta web, y, la segunda parte, en esta misma sección de lésbicos.

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Sigue Nieves narrando la historia, en primera persona

En el coche con Claudia, camino al hospital

Al salir de la peluquería de Lorena, yo iba un poco en shock, además de medio ciega, debido al parche, me monté en el coche con Claudia, de nuevo, las dos delante, y Claudia me llevó al hospital.

Antes de volver al coche, paré un momento en otra tienda de esas que venden refrescos, y me compré otra lata grande de bebida energética, pues la situación vivida me había dejado exhausta.

Durante el trayecto en coche, mientras me iba bebiendo el refresco, Claudia me dijo que quedaríamos a las 14:00 en las afueras del hospital, para ir, en su coche, a comer por ahí, así que Claudia me pidió que dejara libre la hora de la comida, que no hiciera planes con nadie, para comer las dos juntas, y empezar a conocernos mejor.

Llegamos al hospital, tras unos 20 minutos de trayecto, me quité el parche, antes de bajar, y me despedí de Claudia con un beso en la boca.

Salí del coche y me dirigí a la entrada del hospital, y, de ahí, a mi taquilla, para cambiarme, vestirme de médico y empezar la jornada.

En el vestuario del hospital

Al llegar al vestuario del hospital, donde están las taquillas, me empecé a desnudar para cambiarme y ponerme la ropa de médico.

Sonia, una de mis mejores amigas en el hospital, a la que conozco desde que entré para ser MIR, estaba ya allí, y se estaba cambiando.

Os describo brevemente a Sonia, de nuevo, para que os

hagáis

una idea de cómo es físicamente.

Es una pelirroja natural, llena de pecas por todo el cuerpo, tiene una mancha de nacimiento enorme y muy llamativa, en el culo,(Se la he visto, y, sí, también se la he tocado, porque, claro, al ser una de mis mejores amigas, en muchas ocasiones, va a mi casa a aprovechar la piscina, y se pone en bikini y se le ve la mancha de nacimiento) sus tetas son naturales, mide en torno a 165 cm.

Su especialidad médica es la traumatología. En alguna ocasión he tenido que hacer de “víctima” para ella, y he llevado algún collarín, durante algún fin de semana...

Es la culpable de que probara con el nudismo, pues, para ella, que lleva varios años haciéndolo, es lo que más le ha ayudado a conocer su cuerpo y a aceptarlo tal y como es. (En especial las pecas y la mancha de nacimiento en el culo)

Hasta ese momento, no me había fijado en Sonia como mujer, pues, ya digo, acababa de vivir mi primera experiencia lésbica, con Lorena en su peluquería, pero, al ver a Sonia medio desnuda, cambiándose, noté como algo empezaba a cambiar, mi coño se ponía nervioso a ver a Sonia.

La saludé y, al verme, me dijo que notaba algo raro en mí, pero que le gustaba esa sensación. Le dije que, más tarde, hablaríamos y le contaría cosas.

Le eché una mirada de soslayo a sus tetas, de tamaño normal y naturales, y me fui a

mi

despacho.

En mi despacho. Conociendo a Irina y a su madre

Llegué a mi despacho, y, antes de empezar a pasar la consulta, le dije a la enfermera de la puerta, la que controla los pacientes que van entrando en la consulta, que esperase unos diez minutos, porque tenía una cosa importante que hacer, antes de empezar a pasar consulta, y que, después, pasara la primera cita de la mañana.

Necesitaba esos diez minutos, para masturbarme y poner en orden mi cabeza, pues estaba muy caliente y muy excitada por lo que me había pasado en apenas 24 horas. Primero lo de Alfonso, y, ahora, lo de Lorena, demasiada excitación, teniendo en cuenta mi vida normal y con poco sexo.

Me estuve masturbando para calmarme, me corrí, y avisé a la enfermera de que ya estaba libre y lista para ver pacientes.

Antes de empezar a masturbarme, me preparé un café con la máquina que tengo en mi despacho, porque necesitaba añadir más energía.

La primera paciente de la mañana, era Irina, una joven rusa, de sólo 18 años recién cumplidos, con su madre.

El motivo de la consulta, es que, al cumplir los 18, la madre le iba a regalar la primera operación de aumento de tetas, entre otras cosas, pues, como más tarde supe, su fortuna, a nivel económico, era enorme.

Irina es una chica rubia, rusa, con muy buen cuerpo, delgada, se notaba que le gustaba el deporte, y cuyo sueño, según me dijo, era parecerse a la madre.

La madre, también rusa y rubia, de unos 45 años, tenía unas tetas enormes, se notaba que se había operado varias veces, y por todo el cuerpo; su cuerpo era de gimnasio, con ayuda de la cirugía, y, supongo, de una dieta tan estricta o más que la de la hija.

Algún tatuaje asomaba, a pesar de la poca ropa que llevaba. Irina sí que hablaba bastante bien Castellano, pero la madre sólo hablaba inglés y ruso, de todas formas, al ser bilingüe en inglés, no tuve demasiados problemas para comunicarme y explicarles bien todo el proceso de la cirugía y demás.

Ambas iban vestidas a juego, pues llevaban las dos, sendos vestidos muy cortos de cuero negro, con botas al muslo y de tacón fino, y dos abrigos de visón, que me llamaron la atención.

Le pedí a Irina que se desnudara de cintura para arriba, para que pudiera ver sus tetas, pues quería ver de dónde partía y que todo estuviera en orden, para saber si la operación era factible o no.

Sus tetas, al natural y sin operar, ya tenían buen tamaño, y no había ningún problema en ellas, Irina me dijo que quería ponerse las prótesis más grandes que fuera posible para una primera vez, en una primera cirugía.

Le estuve sobando un poco las tetas, por tema médico y porque, al estar tan excitada, tenía curiosidad, por ver si me seguía excitando, al tocar las tetas de una mujer.

Iba ya a acabar la operación, cuando Irina me dijo que quería aprovechar la anestesia, para que le pusiera piercings en su coño, pues era una zona en la que, de hacerlos sin anestesia, podría doler mucho.

No tuve más remedio que, pedirle que me dejara ver también su coño, para ver si era factible, si estaba todo en orden en esa zona, y, de paso, pues meterle mano, para qué negarlo.

Le metí, con los guantes que me puse, un par de dedos en su coño, y comprobé que todo estaba en orden, por lo que no había problema en hacer las incisiones para colocarle los piercings.

Después, le dije a Irina que se volviera a vestir, y les expliqué a ambas, que no habría problema en hacer la operación, ni tampoco en poner los piercings en el coño de Irina, que vinieran el lunes para el preoperatorio y que, si todo iba bien, para la siguiente semana, Irina tendría unas tetas enormes y nuevas de las que poder empezar a presumir, así como de los piercings en su coño con los que poder follar.

Sí, así mismo se lo dije a Irina, con esas palabras.

Lo que yo no sabía, en ese momento, era que, esa misma noche, iba a volver a ver a Irina y a su madre, pero, eso, lo contaré más tarde... (En próximos capítulos de mis aventuras)

Fueron pasando más pacientes, para consulta, y, después, fui a hacer la ronda con los pacientes que estaban ingresados y a los que habíamos operado en días anteriores.

Con Sonia, en mi despacho

En torno a las 12, vino Sonia a la consulta, con dos cafés, en este caso, sacados de una de las máquinas de pasillo, uno para cada una, me dijo que quería que le contase aquello que le dije en los vestuarios.

Previamente, Sonia, me había avisado por

Whatsapp

de que iba a ir a verme para charlar.

Le expliqué a Sonia, brevemente, lo que había pasado en las últimas 24 horas, y Sonia, apenas se sorprendió, pues me dijo que ella sospechaba ya de mí, que, el día que me atreviera a ir a la playa nudista, me iba a pasar como a ella, que mi vida iba a cambiar.

Sonia me dijo dos cosas, en primer lugar, que fuera la que fuese la propuesta del narco, la aceptase sin dudar, y que, contara con ella para lo que necesitara en términos médicos y con el narco.

Con Claudia en la consulta y comiendo fuera

Tuve alguna consulta más, y, en torno a las 13:30, apareció por la consulta una paciente muy especial, la enfermera me dijo que no tenía cita pero que aseguraba que me conocía.

Esa paciente, era Claudia, que había venido para ver donde trabajaba exactamente en el hospital, y quería que le enseñase un poco el hospital, para informar al narco, de cómo eran allí las cosas.

Pero antes de empezar el tour por el hospital, me dijo que también quería probar cómo era el sabor de mi coño, así que, sin darme tiempo casi a reaccionar, me bajó los pantalones y el tanga que llevaba, me subió a la camilla de exploración de pacientes, y empezó a comerme el coño, con su lengua.

Antes, agarró un poco de esparadrapo, y me amordazó con ese trozo, para evitar que pudiera gritar de placer, y asustar a la enfermera de la puerta.

Yo me dejé hacer, pues la excitación me dominaba, y no tardé mucho, esta vez, en correrme.

Después de correrme, me limpié como pude, y, haciendo como si nada hubiera pasado, tomé a Claudia de la mano y fuimos a dar una vuelta por el hospital.

Visitando uno de los quirófanos, me encontré con Sonia, a la que le tuve que presentar a Claudia, se cayeron bastante bien...

Al acabar el tour por el hospital, le dije a Claudia que me esperase fuera con el coche, mientras yo iba a cambiarme, para vestirme de calle, y que iríamos a comer.

Una vez que ya me había cambiado, fuimos en el coche de Claudia a comer a un restaurante japonés, aunque fue algo rápido, pues apenas tenía una hora para comer, no estuvo mal.

Estuvimos todo el rato de la comida hablando, y fue una sensación agradable, a pesar de la excitación por lo vivido, aunque no hubo juego sexual,

que había miradas, sobre todo por parte de Claudia hacia mí.

Sinceramente, yo me moría de ganas de llevarla al baño y comerle el coño a Claudia ahí mismo, pero el tiempo jugaba en contra; de haber tenido más tiempo, lo hubiera hecho sin dudar.

Pero, pensé, ya habrá tiempo para jugar con Claudia. Eso es algo que, por suerte, se cumplió, pero ya os iré contando...

Después de disfrutar de la comida, del sushi, y de la compañía de Claudia, volví al hospital, me volví a vestir de médico, y pasé el resto de la tarde, en torno a tres horas, en mi despacho, atendiendo diferentes consultas para hacer operaciones.

En la comida, no pude beber vino ni nada con alcohol, a pesar de que me apetecía, porque, después, me quedaban unas 3 horas por delante de trabajo, pero sí que pude parar, a la vuelta, y antes de entrar en el hospital, para comprar otra lata grande de bebida energética, que me fui metiendo en el cuerpo.

A eso, hay que sumar, el café de la comida, por lo que iba muy nerviosa y con energía para lo que viniese por delante.

La despedida en el coche de Claudia, fue con un beso en los labios, y la promesa de quedar a las 18:00 para ir, en su coche, a la casa de Alfonso, donde me iba a vestir, y tal vez, a follar antes, para ir a la cita con el narco.

Por la tarde, en el hospital

Por suerte, ese día no tuve quirófano, pues, debido a la excitación, no sé si me hubiera podido concentrar en la operación.

No os he comentado nada, pero, a lo largo del día, había recibido algún

Whatsapp

de Alfonso, en el que pudimos hablar de cómo nos estaba yendo el día, y me dio alguna

orden

que explicaré después.

Le dije a Alfonso que todo iba bien, pero sin dar muchos detalles, y quedé con él, en su casa en torno a las 18:30 para prepararme para ir a la cita en la casa del narco en La

Zagaleta

.

Yo no le dije nada de mis dos aventuras lésbicas a Alfonso, en un principio, porque no sabía ni cual iba a ser su reacción, cabría la posibilidad de que me dijera que no quería saber más de mí, por guarra/puta/bisexual, ni tampoco sabía que, en realidad, en ese momento, Alfonso, ya había visualizado los dos DVD con mis dos experiencias lésbicas que os he narrado.

En la primera, al no poder ver, Lorena estuvo grabando todo en video, y, después, Claudia llevaba una cámara oculta de esas enanas, camuflada, y también grabó nuestro encuentro en mi despacho.

En torno a las 17:00, llamé a Sonia, y le pedí, con un breve espacio previo para otro café, que me ayudara a llenar la bolsa con cosas médicas que el narco me había dicho que tenía que llevar. Esto nos llevó cerca de 50 minutos, lo justo para acabar mi turno en el hospital, recoger, y despedirme hasta el lunes.

A las 17:55, me dirigí al vestuario, me volví a vestir de calle, con la ropa que llevaba desde por la mañana, al salir de casa, y le escribí por

Whatsapp

a Claudia, para decirle que ya iba al coche, para ir a la casa de Alfonso.

De camino a la casa de Alfonso, en el coche con Claudia

En el coche, de nuevo Claudia y yo nos besamos en la boca al vernos, y fuimos en dirección a la casa de Alfonso.

Volví, antes de iniciar el viaje hasta la casa de Alfonso, a parar otro momento en la tienda, y volví a comprarme otra lata, esta vez ya pequeña, de bebida energética, pues Alfonso me había insistido mucho en que bebiera ese tipo de refresco.

Durante el trayecto hasta la casa de Alfonso, y mientras me iba bebiendo la bebida energética, yo ya había desconectado del hospital, pues, al ser viernes, hasta el lunes no tenía nuevo turno, aunque ese empezaba a las 7 de la mañana e iba a acabar a las 23 horas, era un turno doble.

Al desconectar, me volví a poner cachonda y a pensar sólo en sexo y en las guarradas que iban a ocurrirme durante el fin de semana que empezaba.

Mi coño volvía a estar húmedo, supuse que, al ver a Claudia, y, sobre todo, al pensar en que ya no faltaba nada para volver a ver a Alfonso.

Llegamos a la casa de Alfonso, me despedí de Claudia con otro beso en la boca, y Claudia me dijo que nos volveríamos a ver muy pronto, y que la llamase si necesitaba cualquier cosa, que su móvil estaba operativo 24/7.

Claudia se fue, con su coche, y yo, toda excitada y muy caliente, llamé a la puerta de la casa de Alfonso.

Lo que pasó en la casa, con Alfonso, se verá en el próximo capítulo de esta serie de relatos.

Al ser sexo heterosexual, el siguiente capítulo se publicará en la categoría de Hetero: General.

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