Nievas amistades, viejos conocidos (1)

Una historia real y reciente

I

Como todo el mundo tengo una cuenta en Facebook, y dentro de esa red social soy propietario de un grupo secreto donde los miembros pueden poner lo que quieran sin censura alguna. Yo lo llamo un grupo erótico, otros dicen que es un grupo pornográfico, y pueden que tengan razón por las cosas que algunos miembros colgamos.

Uno de los ciento sesenta y pico de miembros era una jovencita de 24 años a la que nunca supe quien invitó a entrar en el grupo. El caso es que yo nunca hablé con ella, jamás colgó nada en el grupo ni hizo comentario alguno sobre las cosas de los demás, pero cada día la veía conectada en durante una o dos horas.

El caso es que era un miembro más, que no aportaba nada pero tampoco molestaba. Y así hubiese seguido siempre si no hubiese surgido nuestro traslado de ciudad por circunstancias que no vienen al caso.

El lugar donde fijamos nuestra nueva residencia no era nuevo para nosotros, porque vivían allí dos hijas de mi pareja y las habíamos visitado con relativa frecuencia, pero la gente, salvo cinco o seis, sí que lo era.

De forma que cuando conocí a una de las amigas de mi hija mayor me quedé de piedra. ¡Era la chica “muda” de mi grupo! Un poco cortado, porque sin duda ella también me había reconocido a mí; (y yo sí cuelgo fotos y vídeos de todo tipo); esperé a ver qué decía. No dijo absolutamente nada.

Al día siguiente miré si se había borrado del grupo, pero seguía allí.

Nos volvimos a encontrar muchas veces, incluso nos presentó a su madre. Como La hija de mi compañera trabaja en un restaurante, con un horario bastante imposible, quedamos varias veces los cuatro: Mi pareja, ella, la madre y yo, para tomar café, o el aperitivo.

Fue uno de estos días cuando Iria; así se llama la jovencita; me dijo en un momento que nos quedamos solos:

-Si puedes me gustaría quedar un día solos tú y yo, para hablar de lo que ya sabes.

-Ningún inconveniente por mi parte –Respondí.

-Pues toma mi teléfono y me llamas cuando puedas.

Me lo dio escrito en una tarjeta del establecimiento de su madre, una joyería. Como yo no tenía ningún problema la llamé al día siguiente y quedamos en una cafetería bastante a las afueras del pueblo.

-Bueno –Me dijo cuando estuvimos sentados-, aunque nadie lo sepa la verdad es que nosotros nos conocemos hace bastante tiempo.

-Desde luego tú a mí mucho más que yo a ti. Nunca pones nada en el grupo.

-Es que me da no sé qué porque no sé quién puede verlo, y yo vivo con mi novio que también tiene cuenta en Face.

-Lo que pongas o digas en el grupo sólo lo ven los miembros, que para eso es secreto.

-Pues ahora que lo sé…

-De todas formas no entiendo que hacías, o haces, tanto tiempo enganchada al grupo.

-Pues masturbarme una y otra vez con las cosas que ponéis, sobre todo tú y tu pareja.

-Algo así imaginaba.

-¿Y harías conmigo lo que haces con ella y tus otras amigas?

-Lo que pasa es que eres muy jovencita.

-¿Y qué? Así aprendo.

-¿Y tu novio?

-Él saldrá ganando con mi experiencia cuando hagamos el amor.

-Pues entonces yo no voy a negarme. ¿Cuándo quieres hacerlo?

-Ahora, estoy muy mojada.

-¿Dónde?

-En mi casa, mi novio trabaja hasta la una de la madrugada.

-Pues vamos para allá.

Desde luego no era muy experta, pero sí muy ansiosa. Quiso que la follara de todas las maneras y en todas las posturas. Me mamó, la mamé. Cada vez pedía más y más, insaciable, diciendo que nunca nadie la había dado tanto placer.

Dos horas más tarde, agotado, ahíto, satisfecho, dejándola a ella babeante, le dije que me tenía que marchar.

-Sólo un favor te pido –Me dijo al despedirme-. Por favor que mi madre nunca se entere de esto.

Continuará...