Nicolás y el violador

Esa vida tan extraña de Nicolás Saltante...

NICOLÁS Y EL VIOLADOR

Cuando Nicolás Saltante leyó de una revista de amplia circulación que un homónimo suyo había sido identificado – pero no atrapado - como el violador que atemorizaba a un barrio de la ciudad, su imaginación comenzó a volar. El individuo en cuestión era un degenerado que no dejaba títere con cabeza, abusando tanto de adolescentes como de ancianas; de jovencitas recatadas como de nínfulas impúdicas; de amas de casa formales como de maduritas descocadas, ambas de buen y mal ver.

Nicolás fue entonces a su dormitorio y, manubrio en mano, se puso a imaginarse realizando aquellos actos depravados en los que las víctimas finalmente quedaban más que satisfechas con la experiencia.

Acababa de eyacular cuando la policía irrumpió con violencia en su dormitorio y fue apresado y molido a palos.

Al día siguiente, su foto aparecía en la primera plana de todos los periódicos del a ciudad. Su homónimo sonrió y siguió violando un poco más tranquilo.