Ni voluntad ni conciencia, solo Deseo: (El beso,1)

No pude.La mirada y los labios de aquella mujer fueron imposibles de evitar, por más que intenté resistirme. ¿O no?

No voluntad, no conciencia. Solo deseo: El beso (1)

Todo sucedió deprisa, muy deprisa. Demasiado  como para que pudiera analizarlo y comprender.  Antes de saber nada con certeza ya me encontraba inmerso en un remolino de sensaciones que removió mi vida de tal manera que aun no ha vuelto a estabilizarse. En cuestión de semanas, la vida que me costó tantos años labrar dejó de tener sentido, pero tampoco adquirió otro. Aun ahora, meses después de todo aquello, sigo desorientado, en busca de respuestas y a la caza de significados. Y todo por un beso.

Mi nombre es Javier, soy de Terrassa, cerca de Barcelona, y mi historia empieza un verano. Físicamente no era nada del otro mundo: a lo largo de mi vida sumaba más fracasos que éxitos en el campo del amor, pero, afortunadamente para mi, la madurez parecía sentarme bien, y a los 30 años que tenía en ese entonces  ya hacía una temporadita que notaba un creciente número de miradas casuales de parte femenina, de esas que hasta entonces habitualmente era yo quien dirigía disimuladamente.  Eso me hacía subir mi atoestima, pues me sentía por primera vez en mi vida sexualmente atractivo. Tampoco penseis que de repente me convertí en un tiburón, pero ese “algo” que siempre consideré tener parecía estar más a la vista, parecía que cada vez era captado mejor que antes.

Sin embargo, y esa era la gran cuestión, yo tenía novia. Desde hacía 5 años compartía mi vida con Maite, una chica encantadora con quien había descubierto la verdadera felicidad y con quien todo iba sobre ruedas. Nuestras personalidades se complementaban, y físicamente me atraía mucho; su cuerpo, algo demasiado rellenito, poseía unas curvas que volverían loco a cualquiera, especialmente sus grandes pechos, si no fuera porque su inocente expresión y carácter parecían desmentir la sensualidad que su cuerpo emanaba. En fin,  Maite y yo llevábamos 5 años juntos y eramos felices.; aun no había planes de boda, pero no quedaban lejos. Sin embargo,  cierto día me di cuenta que a la hora de hacerme pajas, cada vez fantaseaba más con otras mujeres y menos con ella. No le di mayor importancia y lo consideré lo normal en una pareja de tan larga duración, pero me supo mal y me desagradó. Ademas la echaba de menos las noches que no pasabamos juntos, pues yo vivia solo y ella compartia piso con su amiga del alma, Alba.

En fin, volviendo al tema: ese verano, nos fuimos de vacaciones 3 parejas de amigos a un hotel en primera linea de mar en una de las zonas más turísticas de catalunya, a disfrutar de playa y fiesta. Viendo las 3 chicas en bikini me sentía afortunado porque, siendo atractivas nuestras amigas, Maite era la que estaba más buena de las 3. Y aun y con eso, me descubrí imaginándome con Noelia y con Miriam en todo tipo de rocambolescas circunstancias.  Nada pasó, pero noté como incosncientemente yo buscaba el contacto con ellas más a menudo, y como dedicaba mayor atención a hacerlas reir.  Incluso, por primera vez en mi vida, mientras follaba con Maite imaginaba con los ojos abiertos y de una manera muy vívida que quien estaba debajo de mí era Noelia.

Las vacaciones terminaron y mis calenturas con ellas, pues seguía enamorado de Maite, pero la sensación que algo andaba mal ya no me abandonó. Pensaba que Maite a veces era demasiado sosa para mi, que soy muy jugueton. Tengo mucho sentido del humor y una mente activa, y empece a desear que Maite ademas de reir de mis gracias y acompañarme en mis disquisiciones, tambien me hiciera reir a mi y fuera menos temerosa de todo. No pasó demasiado tiempo hasta que Noelia se coló de nuevo en mi mente, y mi desazón con respecto a Maite fue en augmento, si bien seguíamos siendo felices.

Los meses pasaron y la situación siguio evolucionando. Cada vez me hacía más pajas en honor de prácticamente cualquier chica presente en mi vida: compañeras de trabajo, mi prima, la hermana de Maite, y especialmente la pequeña Noelia, cuyo finisimo cuerpo, y plano vientre se me antojaban cada vez más. Era curioso, pues a mi siempre me habían atraído chicas diferentes a ella: voluptuosas, con generoso pecho…. Como mi Maite, precisamente.

Pero aun había otra fuente de distracciones para mi. A partir de Enero aproximadamente, una compañera dela oficina llamada Susana (Susi para los amigos) empezo a dedicarme más atención de la necesaria.Empecé a pensar que tenía interés en mi porque cada vez parecíamos cruzarnos más a menudo y siempre me dirigía la palabra, a pesar de que trabajabamos en plantas distintas (ella la 5, yo la 7), departamentos disntintos (ella marketing, yo contabilidad) y no teníamos absolutamente ningún contacto laboral, sino que solo nos encontrabamos en el área de descanso, muy de vez en cuando y con grupos diferentes. Como decía, sin embargo, a partir de enero empezó a hablarme a menudo, como por ser cordial. A mi me estrañó por muchas razones: primero, porque ella era un poco “la reina” de su sección, la chica que siempre habla con todos; en segundo lugar porque yo soy más bien lo contrario, no me hablaba con nadie fuera de mi departamento de contabilidad; y tercero, porque ella era espectacularmente atractiva, y yo ya he dicho que soy mas bien del montón. De modo que sus atenciones parecían indicar algo, pero yo no podía dejar de repetirme que no tenía sentido: porque una chica preciosa y popular, que conocia a gente diferente cada dia, iba a fijar su objetivo en un chico normalillo que no conocia de nada?

Cierto fin de semana de Marzo,, las 3 mismas parejas del verano nos escapamos un fin de semana al pirineo. Maite y yo ya llegamos enfadados, pues a ella no le apetecia ir y queria dejarlos plantados en el ultimo momento. Ademas, el tiempo no acompaño y nos tuvimos que quedar el fin de semana en el albergue, jugando a cartas y bebiendo, y ella bebe pero no demasiado, y las cartas le aburren, asi que se aislo bastante. Yo intente animarla e integrarla, y por alguna razon eso la hizo cabrear aun mas. Los efectos de las copas se hicieron notar en todos, si bien de maneras muy diferentes… Míriam, cuanto más bebía más suelta se mostraba,  su novio, más atontado se quedaba hasta que se fue a dormir. Noelia, más melosa con su pareja.Yo, más caliente y fantaseando sin parar con Noelia y Miriam,. Y Maite, a cada copa más huraña. Quizás empezó a intuir algo, no lo sé. El caso es que Maite y yo discutimos un par de veces y ella se fue a dormir cabreada, mientras los 4 que quedábamos nos pusimos a bailar. Noelia pasaba de mi así que me quedé con Miriam y tonteamos un poco, inocentemente y sin hacer nada, pero más de lo que cualquiera de los dos admitiria al dia siguiente. A la vuelta, Maite y yo yo no nos hablabamos: yo consideraba que se habia portado de manera egoista y antisocial con sus propios amigos, y ella estaba enfadada conmigo por no defenderla.

Para mi, ese fin de semana se rompió algo. Empecé a formularme abiertamente algo que llevaba un tiempo remolineando en mi mente y que hasta ahora no había tomado forma, y era la idea de que quizás debería tener una conversación con Maite, porque había aspectos de nuestra relación que no funcionaban. Empecé a darme cuenta de que si no cambiaban, podría dejar de quererla. Y el auténtico enigma que seguía a los anteriores y no me dejaba tranquilo era el de sí no había dejado de quererla ya.

El lunes siguiente fui a trabajar pensando en Miriam y Noelia, en cual de las dos escogeria si pudiera echar un polvo de fantasía sin que tuviera consecuencias…. Quiza me tiraba más Noelia, pero ella pasaba de mi y en cambio Miriam quiza tambien tenia fantasias conmigo como yo con ella….  El trabajo es el trabajo, sin embargo, y me hizo olvidar mis delirios… hasta el mediodia. Al mediodia, Susi se presento en mi mesa y me invito a comer con la gente de marketing, pues se habia enterado que por cuestiones de horario yo comía solo. Me quede de piedra… hubiera querido decirlo que no, porque estaba muy buena y yo tenia novia, pero ella estaba encantadora, no supe como negarme y acepte.

Fuimos 5 personas a comer a un restaurante cerca de la oficina y por primera vez en mi vida hable de verdad con Susi, más allá de intercanviar un par de frases, y descubrí que además de ser muy atractiva parecía compartir muchos rasgos conmigo. Como a mi, le gustaba el arte en general y el contemporaneo en particular, como yo, era muy melomana y difrutaba de la musica clasica y el jazz. Tambien descubri que a pesar de su atractivo y su frenetica vida que parecia imponer una barrera infranqueable entre ella y tipos como yo, parecia muy dulce y tierna. Tambien descubri que poseia una energia y un impetu arrolladores y un ingenio muy aguzado que comeptia con el mio en deliciosos debates. Resulto que teniamos exactamente la misma edad y que estaba soltera, y durante la conversacion se lo hizo venir bien para, en cierto momento y a modo jocoso, dejar caer que le parecia muy atractivo. Yo quise dejar caer que tenía novia… pero no lo hice. Lo que si hice fue escanear su cuerpo como si tuviera mirada laser: era delgada y esbelta, casi media lo mismo que yo, pelo moreno recogido en una coleta, muscules bien definidos, abdomen planisimo, piernas interminables, pechos pequeños pero prometedores, y la mirada felina más embrujador que me habían dirigido nunca. Salí de esa comida totalmente  desorientado, sin entender que diablos me pasaba ni que significaba nada.

Tanta Miriam, Tanta Susi… ¡pero si yo estaba enamorado de Maite! El Martes fui a su casa e hicimos las paces, selladas con un buen polvo. El jueves, tal como me había anunciado, Susi vino a invitarme a comer de nuevo, pero me escaquee alegando una montaña de trabajo que no admitia demora, y el viernes yo no trabajaba por la tarde, pero “sorprendentemente” coincidimos a la hora del almuerzo y estuvimos charlando media horita. Esa chica empezaba a ponerme en un dilema! Seguía sintiendo amor absoluto por Maite, pero a cada palabra deseaba a Susi un poco más… Jamás en mi vida me había encontrado así, perseguido activamente por una chica por quien muchísimos tíos se pelearían, y no tenía ni idea de cómo interpretar mis sensaciones ni de cómo reaccionar.

El fin de semana fue normal y con Maite estuvo bien, pero no pude apartar la cabeza del cuerpo de Susi y fantasear con una aventura de una noche…. Sin embargo, yo jamas habia sido infiel a nadie ni queria serlo, pero pensaba que por fantasear no pasaba nada malo. Ay, pronto descubriria en que error me encontraba….

El Lunes no supe o no quise saber como escaquearme de comer con Susi y sus compañeros otra vez. Esta vez resulto un poco decepcionante, pues alguna campaña de marketing ocupaba su atencion y apenas me presto a mi. Interiormente pense: “mejor, que las cosas no vayan a mas”, y agradeci al destino que finalmente me echara un cable y me alejara de tan peligroso camino, pues me daba cuenta que me  sin que yo hubiera buscado activamente nada con nadie, el peligro se me acercaba por propia iniciativa. A veces tambien pensaba que en realidad yo no era tan inocente, pues aunque nadie me habia preguntado, podria haber sacado a colacion el hecho de tener pareja para dejar las cosas en su sitio sin herir a nadie, pero nunca lo hice.

El Martes, Susi vino expresamente a buscarme para pedirme disculpas por la comida del dia anterior y a rogarme que no por eso dejara de volver a ir con ellos ese mismo dia, y no supe decir que no. Ese dia estaba espectacular y no aparté los ojos de su figura, y lo cierto es que en toda la comida ninguo de los dos hablo con nadie mas, estabamos absortos el uno en el otro. Sus atenciones conmigo eran demasiado constantes para no entender que ella quería algo, solo un ciego no se habría dado cuenta de qué se trataba, pero lo cierto es que yo fui un ciego. Quizas  fui ciego y no quise verlo, porque en ese caso no sería ciego sino algo mucho peor. Yo no dejaba de repetirme que era imposible que una chica como ella quisiera estar conmigo, que solo era una nueva amiga, y que mis fantasís no eran más que eso, fantasías que no harían daño a nadie…

Pero el reloj del destino seguía avanzando cada vez mas deprisa: debido a nuestros cambiantes horarios, ni miercoles ni jueves ni viernes pudimos comer juntos, pero por sorpresa y sin ningun motivo aparente, el viernes se presento en mi box casi a la hora de plegar, y me dijo, entre risas pero literalmente:

-Vengo a hacerte una “proposicion indecente”

  • Jejeje, vaya… que quieres decir? – respondi yo

  • Me han tocado 2 entradas para un concierto esta noche y he pensado que igual te apetecia venir conmigo….

-¡Claro, me parece genial! – respondí yo casi cortándola. Inmediatamente pensé que me había portado como un imbécil: ni siquiera me había dicho a que me invitaba!!

  • Es en el Auditorio, esta noche a las 21, te apetece? Como me dijiste que te gusta la música clásica….

En fin, en poco tiempo nos pusimos de acuerdo. El concierto era a las 22:00, pero me pasaria a recoger a las 19:00 para ir a cenar primero.

Afortunadamente, Maite tenía una cena de cumpleaños de una compañera de trabajo ese viernes, de modo que no por ese lado no tendría problemas, pero a parte de eso, no tenía ni idea de cómo encarar la situación: ¿Cómo vestirme? ¿Dónde ir a cenar? ¿ Si la situación llegaba a ese extremo, realmente quería hacerlo, quería irme a la cama con ella? ¿Y si ella quería más? ¿Y si en realidad no buscaba nada y solo era el inicio de una amistad? Pero por encima de todo, la cuestion que me carcomía era: ¿estaba yo dispuesto a engañar a Maite y traicionar todo en lo que creía en la vida: la honestedad, la fidelidad, el amor? Porque el deseo estaba muy vivo en mi, de eso no había duda. Ya hacía un par de semanas que no me iba a dormir sin imaginarme haciendo el amor con Susi… ¿Haciendo el amor, o solo follando? Estaba hecho un mar de dudas, que se acentuaban cuando me daba cuenta que en realidad yo no estaba decidiendo nada, solo me estaba dejando llevar por las circunstancias y por voluntades más fuertes que la mía.

Finalmente me vestí como solía, tejanos y camisa, ni demasiado tirado ni demasiado guapo, y también llegué a una conclusión: quería  follar con Susi, pero no podía hacerlo, así que debería dejar caer lo de mi novia y resistirme. Ahora me doy cuenta de cuanto me engañaba a mi mismo!

A las 19 en punto pasó a recogerme en su coche, subí al mismo y nos dirigimos al concierto. Ella hdebía haber tenido las mismas dudas que yo respecto al vestuario, porque había optado una solución similar: informales tejanos y una camiseta de tirantes negra, que a la vez que sexy era elegante y casual. Teníamos una media hora en coche que aprovechamos para hablar y romper el hielo, pues ambos estábamos un poco cortados. Fuimos directos al centro de

la ciudad para cenar, no al concierto, pues alli no habríamos encontrado nada, aparcamos, y fuimos a buscar un restaurante, cosa que nos costó lo suyo. Finalmente nos sentamos a comer en un restaurante muy bonito, que me hizo dar un respingo al ver la carta y los precios, pero de nuevo ya era demasiado tarde parar protestar, de nuevo me seguñia dejando llevar.

Esa cena es uno de esos acontecimientos que a todos nos suceden en nuestra vida en los cuales todo parece encajar para proporcionarnos un momento de éxtasis, un momento que recordaremos siempre jamás. La conversación era muy amena, muy entretenida. Ambos lo pasábamos muy bien, saltaba a la vista. Ambos, yo también. Yo la hacía reir, y ella se encontraba a gusto conmigo. Conforme la botella de vino iba vaciándose y la noche avanzando,  las risas tomaban un carácter más cómplice y seductor. Maite, ni apareció por mi cabeza, había sido desterrada de mi mente por esa noche.  En un par de ocasiones, Susi posó su mano sobre la mía, denotando la creciente confianza que reinaba, o quizás el deseo de un mayor acercamiento, no lo sabía. En ambas, yo aparte la mano discretamente, resistiendome a caer en pecado, pero empezaba a darme cuenta que si ella actuaba más decididamente, no me iba a saber, o querer, resistir mucho más. Me di cuenta que todo era demasiado perfecto, demasiado íntimo para ser una cena entre amigos, pero lo estaba disfrutando tanto que no habría querido romper el encanto, aunque hubiera querido. Y a esas alturas, no sabía si quería. Seguía dejandome llevar por su increible sonrisa y su encantadora mirada, que tan pronto me seducía como me hacía reir.  Tan bien lo pasamos, tan rápido pasó el tiempo, que cuando nos dimos cuenta ya hacía 20 minutos que el concierto había empezado. Decidimos marcharnos ya para llegar a poder entrar.

Ella fue al baño, y al volver fui yo, trayecto en el que comprobé que el vino habia dejado sentir sus efectos con bastante claridad. De regreso a la mesa ella ya había pedido y pagado la cuenta, y ante mi esbozo de protesta me respondió que la próxima pagaba yo. Ese “la próxima” daba a entender muchas cosas para quien quisiera entenderlas, pero yo no me encontraba entre esos. El reloj seguía tic-taqueando cada vez más acelerado…

Nada más cruzar la puerta y salir al paseo, arbolado en el que se encontraba el restaurante, me pasó una mano por la cintura. A su gesto respondí con una naturalidad que me sorprendió incluso a mi pasando mi propio brazo encima de sus ombros, y caminando así, bien cogidos, seguimos riendo y charlando hasta que, no más de un minuto más tarde, me soltó de sopetón:

-Bueno, ahora la pregunta indiscreta: ¿tienes pareja? – Finalmente, las cartas estaban sobre la mesa. Era el momento de decidirse, y mi decisión fue responder

-Eeeeem, sí… ¿ no te lo había dicho? – Ella se sorprendió, como es lógico, pero siguió sin soltarse y añadió:

-….Y entonces, ¿qué haces aquí conmigo?

Yo intenté argumentar que creía que solo quería que fueramos amigos, que me apetecía hacer amigos en nuestra empresa, blablabla… No creo que se lo creyera porque no me sonaba creible ni a mi, aunque yo me hubiera repetido ese bulo a mi mismo tantas veces. Por otro lado, ella no debía saber qé pensar: si yo quería acostarme con ella, a santo de que le decía que tenía novia? Y si no quería nada con ella, a santó de qué aceptaba algo tan parecido a una cita, entraba al juego del toqueteo de manos, o la abrazaba por los ombros?

Todo esto debió pasar por su cabeza, porque finalmente se separó de mi y mientras seguíamos paseando me dijo que yo le gustaba mucho, que para ella esto había sido una cita, y que no entendía nada. Yo le acabé respondiendo que tenía novia, y que quería que ella yo yo fueramo amigos, sí, pero que tambien era verdad que ella me gustaba, que me gustaba cada vez más.  Y entonces volvió a cogerme de la cintura, y volvimos a pasear abrazados.

Entonces yo le dije que con mi novia últimamente las cosas no iban bien, que como ya he comentado antes yo me estaba empezando a plantear cosas, y me odie a mi mismo nada mas pronunciar esas palabras tan inadecuadas. Si no era cierto, no deberia decirlas, y si era cierto, deberia hablarlo con Maite antes de hablarlo con nadie mas, y  mucho menos con una tia buena cuyaintención era seducirme.

-Entonces –dijo ella, mientras apoyaba su cabeza en mi hombro- , creo que los dos nos quedaremos con las ganas esta noche…

  • Si, supongo que sí, es mejor así. –respondí

-Vaya… sabes, Javi, realmente me gustas. Hace meses que intento cruzarme contigo tanto como puedo en la oficina. Hace meses que pienso en ti…

-…

  • Sí… hace meses que imagino esta noche… Solo que en mi imaginación acaba con un beso… Y después de ese beso…

-Susi, lo siento. Yo también he imaginado esas cosas, ¿sabes? Me muero de ganas, pero como te digo, tengo novia. No estamos bien, pero aun así…tu y yo… no puede ser. –anadí, mientras le besaba encima de la cabeza. Ella, sin dejar de cogerme por la cintura, se paró, se puso delante mío, me miró a los ojos y preguntó seductora:

-¿Seguro que no puede ser?

-…. No puede ser… – dije, y poniendo una mano en cada una de sus caderas añadí:- nos arrepentiríamos los dos…

Con su mirada fija en mi, y la mía en ella, mis manos en sus caderas y las suyas en las mías, se hizo el silencio. Comprendrí que si no hacía algo ese hechizo me llevaría directo a sus labios, así que en un esfuerzo más para resistirme la atraje del todo hacia mi y la abrazé. Así, por lo menos aparté la vista de sus hipnotizantes ojos y sus carnosos labios, pero el influjo de su perfume y su mirada no me liberó del todo, porqué le susurré al oído mientras la apretaba más contra mi cuerpo, como si no quisiera dejar de pensar en la posibilidad de besarla:

-Quiero besarte, Susi… pero es mejor que no.

Dicho esto, ella, volvió a andar abrazada de mi cintura y apoyando su cabeza en mi hombro.Llegamos a la calle donde estaba nuestro coche. Venían vehículos a gran velocidad, y Susi me cogió de la mano y cruzó corriendo y riendo, arrastrándome detrás suyo. Si no me hubiera cogido, su risa me habría hecho seguirla de todos modos.

Una vez cruzada la calle, andamos cogidos de la mano los 15 metros restantes hasta el coche, se paró delante mió y nos miramos en silencio, sin decir nada ninguno de los dos. Allí estaba otra vez, frente a frente con sus ojos y sus labios, y yo me derretía, mi voluntad se derretía y mis fuerzas con ella. Nuestro intercambio de miradas se alargaba, queriendo ambos lo mismo e intentando ambos evitarlo, o quizás no, quizás solo intentábamos esperar hasta que el otro diera el paso, para ceder a su iniciativa y no tomarla nosotros, no ser nosotros los que desencadenáramos el desenlace inevitable, el momento en que nuestros labios se encontraran. Seguíamos mirándonos cuando ella dijo:

-Es una pena… una pena que no podamos saber como sería… Como sería este beso que me muero por darte…

Entonces pasó algo o no pasó nada. A mi me pareció que ella se acercaba a mi intangiblemente, a ella le pareció que me acercaba yo; los dos nos acercamos más, volvimos a cogernos por la cintura, a abrazarnos, sin separar nuestras miradas. Ella me miraba diciendo sin palabras “bésame, por favor…”. Y yo no sé si lo hizo o no, pero me pareció percibir que juntaba ligeramente los labios, como esperandome, y que se inclinaba un poquito, solo un poquito, hacia mi.

Y yo me encontré con Susi entre mis brazos, apretada contra mi, con los labios entrecerrados a centímetros de los mios, y no había otra cosa que pudiera hacer: ya no había voluntad, no había conciencia, solo deseo. Avancé mis labios con suavidad pero con decisión, todas las reservas vencidas, mi conciencia licuada, el mundo olvidado, y puse mis labios sobre los suyos, y la besé, la besé con ternura y pasión, y mi lengua separó sus labios para penetrar en su boca, y la suya salió al encuentro de la mia y se fundieron en un abrazo desesperado, y nos fundimos en uno solo. Su lengua con la mia, mis labios con los suyos, nuestros cuerpos enlazados.

Sus labios eran tan tiernos que no se parecían a ningunos otros. Sentí como si nunca antes hubiera hecho lo que hacía ahora, como si nunca antes hubiera besado una mujer, y éste no fuera un beso, sinó el beso, el único para mi. Ya sin pensar, me abandoné por completo a Susi.

Continuará