Ni un día más...-Crónicas Perversas I-

La hermana de mi novia era una guapa estudiantes de secundaria a la que le gustaba lucir sus pantimedias y calentarme, pero no pasaría ni un día más... sería mía.

Estaba ya cansado de sus juegos, de sus provocaciones, de todas esas pajas que aquella estudiante de secundaria hermana de mi novia me provocaba cada día que usaba sus pantimedias y que acababan siempre en un desahogo en los baños de su casa. Verónica era mi obsesión, con la que soñaba y fantaseaba cuando follaba con mi pareja, la que me hacia robarle sus pantimedias para pajearme con ellas, algunas incluso las devolvía a su cajón manchadas de mi semen para luego disfrutar cuando se las veía puestas y saber que en su coño, o en sus pies tenía mi marca personal cuando usaba sus pantimedias.

Aquella mañana me desperté sobresaltado y excitado después de un sueño con ella, y eché mano de una de sus pantimedias que guardaba en el cajón para descargar toda la pasión vivida en soledad entre sábanas. Al terminar, la frustación era tal al saber que nunca la probaría que decidí cometer una gran locura para saciar mis más oscuros y perversos deseos. Estaba convencido que no pasaría ni un día mas sin darle a esa niñata lo que quería.

Pasadas las 8 de la tarde me encontraba estacionado en las cercanías de la casa de campo de los padres de Verónica, que se encontraban de vacaciones fuera de la ciudad. Sentado en el coche y el pulso acelerado abrí mi mochila y saqué una de sus pantimedias usadas, una de las tantas le había robado y que aun conservaban el olor y la fragancia de sus pies y su joven vagina. Me las enfunde en la cabeza e hice un nudo con la parte de las piernas para que me permitieran tener una buena visión de todo lo que aquella noche acontecería.

Ya no había marcha atrás, estaba dispuesto a todo por saciar mis más oscuras perversiones al sentir el tacto de sus pantimedias sobre su piel. Había por tanto llegado la hora....

Mi respiración se hacía más profunda y el pulso y los latidos de mi corazón iban en aumento. En el interior de la casa, apoyado contra la pared más cercana a la puerta de la habitación de mi cuñadita esperaba el momento adecuado para actuar. Aquella niñata de apenas 48 kilos y culito respingón no me había decepcionado, tenía puesta unas pantimedias negras claritas que se ajustaban a sus delgadas y fuertes piernas. Caminaba descalza, de un lado a otro de la habitación mientras hablaba por teléfono con una de sus amigas. Podía escuchar el roce de sus pantimedias con sus muslos cuando se sentaba y se volvía a levantar lo que provocaba que la erección fuera en aumento queriendo reventar mis vaqueros. De pronto se hizo un silencio....

Había colgado el teléfono...?

Eché un vistazo rápido y vi que se encontraba en la ventana tarareando una canción Su minifalda dejaba entrever parte de sus perfectas nalgas, que movía al ritmo que cantaba con su joven voz. Cogí aire...

Acerqué mi mano al interruptor de la luz y la apagué. Desorientada vi que trataba de llegar a la puerta para pulsar el interruptor. Escuchaba sus pies desnudos caminar, en busca de la luz. La tenía cerca, la olía, y la sentía. Había caído en la trampa....

Me abalancé sobre ella y la cogí con fuerza por la cintura levantándola unos centímetros sobre el suelo, forcejeando y entre golpes y pequeños chillidos, conseguí llevarla a la ventana y sacar la mitad de su cuerpo por ella. Tiré de la cuerda de la persiana y la dejé atrapada. Se retorcía como una mariposa cuando es atrapada por una tela de araña, pero sabía que no podría liberarse, así que solo era cuestión de esperar a que el cansancio hiciera mella.

Con cada movimiento el ruido que provocaba el roce de sus pantimedias era mayor y me llenaba de excitación. Su minifalda estaba ya a la altura de la cintura y disfrutaba manoseándola, apretando su culito cubierto por la fina tela de sus pantimedias, le daba tortas en el culo para sonrojárselo y recorría sus muslos. Ohhh si! Era mejor de lo que pensaba, la tenía a mi merced, toda para mi, ahora, era yo quien controlaba la situación y ella no podía hacer otra cosa que dejarse, era mía.

Desabroché mis pantalones para liberar mi sexo que se aprisionaba contra mis boxers y la deje caer sobre su culo que no paraba de moverse en vanos intentos por liberase, lo que no sabía la muy estupida es que me estaba pajeando sin darse cuenta. Tuve que apartarme porque casi llego al orgasmo y no quería desperdiciar ni una sola gota.

Sus fuerzas flaqueaban, los dedos de sus pies de puntillas sostenían el peso de su delgado cuerpo, ya que la ventana era un poco alta, y sus contoneos eran menores. Gritar era una tontería, estaba convencida que nada ni nadie la ayudaría esa noche.

Volví a apoyar mi sexo contra su culito y con uno de mis dedos conseguir hacer un pequeño orificio en sus pantimedias. Tiré con fuerza y provoqué un crujido que hizo que todos mis sentidos se activaran. Estaba a un paso de hacerlo, si..., por fin.

Mis dedos hurgaban en su suave y depilada vagina que se negaba a darle paso, pero poco a poco dilataba su rajita y la masturbaba con fuerza. Mientras con mi otra mano la acariciaba por las nalgas y dejaba que mi sexo resbalase por su culito y muslos.

Llegó la hora, separé sus piernas ante su negativa provocando más de una carrera sobre sus pantimedias, separé sus nalgas y apuntando a la entrada de su coño empujé con fuerza. Soltó un alarido y se intentó revolver pero estaba prisionera en su ventana, atrapada contra las persianas....

Empecé a moverme con rapidez, agarrándola por las caderas, sintiendo el tacto de sus pantimedias sobre las yemas de mis dedos. Le azotaba el culo para que soltase algún grito que provocase que le empujase con más fuerza, y así lo hacia. Obediente y sumisa...

Verónica era como un muñeco de trapo. Sus nalgas se movían al ritmo de la follada, y sus alaridos se habían convertido en una respiración fuerte, llena de indignación.

Saque mi polla húmeda de aquella raja y me la limpié sobre su culo, dejando un pequeño rastro sobre sus pantimedias. Eché mano al bolsillo y saqué otra de sus pantimedias robadas. Limpié la humedad de mi polla y abriéndole los labios de su coño se las metí poco a poco, centímetro a centímetro dentro de su vagina, dejando una parte de los pies de las pantimedias colgando...

Miré el reloj, tenía que apresurarme, en apenas media hora llegaría mi novia, así que actué con rapidez, ya que no quería dejar su culo sin desvirgar. Ensalivé bien la entrada, y no tardó en reaccionar, volvió a convulsionarse, quería evitarlo entre gritos de por ahí no....

Empujé..., si... se resistía, pero cada vez que se salía de su culo, rozaba con sus pantimedias y hacía que mi polla adquiriera mayor dureza y me servia para envestirla con fuerza, hasta que entró toda. No era para tanto, no? Lloriquea si quieres, pero no te servirá de nada... -pensé.

Mi polla se abría paso en su estrecho esfinter, abriéndolo, disfrutándolo...

Estaba a punto de correrme, no podía más, la contención había dado sus frutos y todas aquellas pajas habían quedado en el olvido. Agarré su tobillo y levanté la planta de sus pies hasta mi polla. La saqué de su culo, apoyé, ...me masturbé con fuerza sintiendo sus deditos atrapados en sus pantimedias....

Con mis huevos rozando el talón cubierto con las pantimedias y mi polla cerca de sus deditos empecé a correrme. La leche caliente de su cuñado, el depravado desconocido, comenzó a llenar la planta de sus pies dotándolo de un blanco líquido que chorreaba por todo su pie.

Ahí tienes puta niñata.... ni un día más....

Solté el tobillo y su pie cayó al suelo en peso plomo, tiré de las pantimedias que cuidadosamente

introduje en su coño y las guardé para tener un recuerdo inolvidable.

Ahora en el coche la imaginaba con sus pantimedias rasgadas dirigiéndose al baño, dejándo el rastro de mi semen por el suelo de su habitación.... lo cual me excitó tanto que cuando llegué a casa me masturbé para saciar mi sucia mente.

Continuará....