Ni en la Policía estás a salvo: Humillada.

Sonia es una Policía muy profesional que tras un ascenso acude a la costa alicantina a trabajar. Al contrario de lo que pueda parecer ni a ese lado de la ley se puede estar del toda segura.

NI EN LA POLICÍA ESTÁS A SALVO

Episodio 1

Cuando hace 4 años Sonia se convirtió en Policía Nacional se sintió contenta, orgullosa y plenamente realizada. Siempre quiso ser agente de le ley. Alrededor de los 8 años de edad se perdió en una gran ciudad entre la muchedumbre, y tras largas horas tratanto de encontrar a sus padres se derrumbó a llorar y apareció una pareja que le preguntó si se había perdido y, ante su respuesta, llamó a la Policía. Solo tenía 8 años, pero el recuerdo de aquellas personas uniformadas, el colacao calentito y magdalenas que le dieron a la espera de que llegasen sus padres a buscarla así como el trato amable y el cariño que sintió, fue como una semilla plantada en lo más profundo de su ser.

Habían pasado 15 años 7 meses y 2 días, y ahora con 23 años a punto de cumplir los 24, Sonia era toda una mujer, y una auténtica profesional.

Sonia era agente de patrulla. Se había pasado los últimos 4 años destinada en una comisaría de distrito de Madrid, trabajando y aprendiendo día a día con grandes profesionales. Había tratado con toda clase de delincuentes y resuelto varios delitos en el acto, incluidas persecuciones a pie de ladrones que se veían sorprendidos por la velocidad de una chica y por su actitud valiente y decidida.

Recientemente había ascendido un escalón y ahora era Oficial de Policía, lo cual le obligó a cambiar de destino, habiendo elegido la costa alicantina para iniciar su nueva etapa en este colectivo.

Estaba trabajando en una Comisaría de Alicante, donde llevaba una semana trabajando a turnos siendo la responsable de un grupo de 9 policías; su compañero y 8 más distribuidos en coches de dos en dos.

En el turno había 2 chicas más, pero era la primera vez que llegaba una con funciones de mando sobre los demás. Todos se habían mostrado muy amables desde el primer momento, todos excepto las chicas, que se mostraron un poco más distantes.

Ella estaba acostumbrada a esas situaciones. Ya no le sorprendía la adulación de los chicos, ni la cierta distancia al principio de las chicas.

Sonia era una chica de pelo corto negro y ojos verdes esmeralda. Tenía algunas pecas en su piel blanca como la leche, y a pesar de la extrañeza del pelo corto (que apenas le tapaba las orejas) en una chica, en su caso le quedaba muy bien y con una sonrisa perfecta, después de varios años de llevar aparato,y unos labios finos y estilados era tremendamente guapa. Medía 170cmts y tenía un culo redondito y muy prieto. Sus pechos eran normales, sobre una 85 con unos pezones finos y marroncitos claros con unas aureolas aún más claras y estrechitas. Sus piernas eran duras y firmes. En general su cuerpo atlético era despanpanante, y es que le dedicaba múltiples horas a ejercitarse en el gimnasio, aunque lo que más le gustaba era salir a correr. Esta dedicación le ayudaba a desempeñar mucho mejor su trabajo y era la clave de que no fuese una chica como las demás.

El turno le permitía mucho tiempo libre. Realizaba un servicio de tarde y al día siguiente hacía dos servicios: uno por la mañana y otro por la noche. Disfrutaba después de 3 días libres para volver a realizar lo mismo, aunque el primer día libre lo solía pasar durmiendo hasta casi entrada la tarde porque llegaba a su casa a las 8 de la mañana, y eso cuando no salía tarde por algún asunto de última hora.

Su compañero de patrulla era el más veterano del turno. Llevaba 5 años en el turno y 7 en la comisaría siendo su único destino. Se llamaba Miguel, y a sus 33 años era un hombre casado con dos hijos pequeños. Tenía grandes entradas en su pelo corto negro y no era muy agraciado, pero era de cuerpo atlético, pues llevaba corriendo toda la vida y solía correr medias maratones. Debía medir poco más que Sonia, pero estaba fuerte.

Los primeros días se dedicó a conocer a los integrantes de su grupo y a comprobar como se trabajaba allí. Se estudiaba los planos callejeros para conocer mejor el barrio y se leía las denuncias de la gente para conocer que ocurría en su zona de trabajo.

Sonia se había trasladado a vivir a un adosado junto a la playa. Eran un conjunto de 10 adosados en los que solamente vivía gente en 3 y ella estaba en la segunda vivienda comenzando por una esquina y los otros dos habitados estaban justo en el otro extremo. El resto de viviendas del conjunto se utilizaban como residencia de vacaciones.

En los alrededores había un parque poco iluminado y había cierta distancia hasta el siguiente grupo de viviendas, almenos 1km.

Tras sus malas experiencias compartiendo piso en Madrid, decidió vivir sola y ese lugar le pareció excelente por estar junto a la playa y por el precio. No descartaba volver a compartir piso, pero al ir nueva a una ciudad prefirió probar la vida en solitario.

Sonia estaba soltera. Como ya se ha dicho era una chica muy muy guapa y con un cuerpo atlético y deseable. No eran pocas las veces que le entraban chicos en cualquier tipo de situación. Unos en las discotecas, otros en el gimnasio, otros aprovechaban verla correr para acercarse y presentarse, si hasta cuando iba al supermercado alguien se le acercaba con cualquier excusa.

A pesar de todo ello, Sonia era una chica muy centrada en su trabajo. Venía de una relación de 3 años, habiendo pasado 6 meses desde la ruptura. Unos cuernos le hicieron dejar al novio que tuvo desde que entró en la academia de policía. Ya lo tenía superado. Ya no lloraba por ello desde hacía bastante. Había pasado varias semanas disfrutando de su soltería y acostándose de vez en cuando con algún conocido de su etapa anterior en Madrid. Algún compañero del gimnasio con confianza suficiente, algún amigo en común de sus compañeras de piso o algún ligue de discoteca en algún momento puntual pero a éstos últimos solo de besos, pues no le gustaba acostarse con alguien sin conocerle de antes. Por si fuera poco llevaba almenos 7 u 8 semanas sin follar, y eso a su edad y en una chica tan sexy, no era normal. Con tanto ajetreo de la última etapa de la consolidación de su ascenso, el traslado y cambio de ciudad,la búsqueda de vivienda,los nuevos compañeros y el cambio de responsabilidades le habían tenido en fuera de juego.

Aunque se encontraba en pleno marzo, el clima mediterráneo era un lujo, y tras tener la casa ya practicamente ordenada y lista como le gustaba a ella, siendo las 17:00 de un domingo, se puso unos leggins grises una camiseta roja apretada y tras calzarse sus zapatillas ASICS salió a correr.

¡Qué culo tienes chica! - se dijo a si mísma mientras se miraba en el espejo de cuerpo entero que se encontraba en el recibidor.

Comenzó a un ritmo lento, pues hacía mucho que no salía a correr, y recorrió los alrededores del parque y zonas ajardinadas del lugar.

Cuando Sonia regresaba a la zona de los adosados, después de 35 minutos de ejercitar el cuerpo dando vueltas por la zona, vio a un grupo de chicos llegar en bici mientras ella se disponía a realizar estiramientos.

Dudó si subir a casa o estirar allí mísmo, pero como se encontraban a cierta distancia de ella se quedó estirando allí finalmente, además, no parecían haberse percatado de su presencia.

Comenzó estirando los femorales apoyada en un muro e inclinándose hacia delante, después separó sus piernas y tocó el suelo con las manos inclinando el torso. A continuación lo hizo con los pies juntos.

¡Joder! ¿habeís visto qué culo tiene? - escuchó débilmente a lo lejos.

No lo habían dicho muy fuerte pero el silencio de la zona lo hizo claramente audible. Como a toda mujer, le gustó el comentario y lejos de dejar de hacer lo que estaba realizando, continuó con los estiramientos para deleite de los espectadores.

Solo cuando escuchó que uno de ellos decía que era la nueva vecina y que aún no la conocía, cejó de su actuación y se dirigió a su casa lentamente.

Al poco de iniciar la marcha, y cuando ya casi estaba en el acceso a su casa, escuchó el ruido de una bicicleta acercarse.

Hola. Soy Javi, el vecino del número 2 ¿Eres la chica nueva no? - le dijo un chico que estaba a su lado montado en la bici sin bajarse de ella.

Sí, me llamo Sonia. Yo vivo en el número 9 - le contestó la morena con cierta indiferencia.

Con el peto, un casco de calimero y unas enormes gafas con las lentes multicolor que le tapaban casi toda la cara, al chico se le veía un poco ridículo para una presentación, pero parecía tener un buen tipo.

Javi: ¿De dónde eres? No pareces de por aquí.

Sonia: Soy de Madrid, pero me apetecía venir a la costa y disfrutar de la playa.

Javi: Yo llevo aquí toda la vida, bueno... toda la vida en la ciudad, pero me compré este adosado porque también me encanta la playa.

Hubo un momento de silencio, el chico no parecía del todo seguro de qué decir y ella no estaba muy interesada en seguir conversando. Justo cuando iba a decirle que tenía que ir a darse una ducha el chico reaccionó.

Javi: Veo que te gusta el deporte. Quizás te gustaría venir a dar una vuelta en bici algún fin de semana. Los domingos vamos yo y mis amigos a hacer una ruta.

Sonia: Buuf. Hace mucho que no voy en bici, y además yo soy más de correr e ir al gimnasio, y con ello tengo suficiente.

El chico dijo que se quitaba el casco, que con este calor ya le ardía la cabeza. Apoyó la bicicleta en la pared y al bajarse, mientras se desabrochaba el casco, a Sonia se le escapó una mirada al paquete del chico. Como llevaba el peto apretado de ciclista se marcaba todo, y se intuía una buena herramienta.

Cuando Javi se quitó el casco y las gafas, dejó ver un pelo castaño claro mojado por el sudor, pero también unos ojos azules cielo que dejaron boquiabierta a la funcionaria de policía.

A Sonia le pareció tremendamente guapo, de los chicos más guapos que había visto y su actitud cambió por completo.

Javi: No sé si conoces a gente por aquí, pero si te aburres te pasas un día y tomamos un café.

Sonia: Pues no conozco a casi nadie la verdad. Todavía me estoy aclimatando a este sitio.

¡Javi, deja de ligar que tu novia se va a poner celosa! - gritó uno de los chicos a lo lejos.

¡Cabrones que yo no tengo novia! - les gritó mientras sonreía.

Esa sonrisa dejó prendida a Sonia, de tal manera que se sintió de nuevo una niña, como si todo el poder y dominio de si mísma que creía tener se hubiera desvanecido de golpe.

El chico sonrió y dijo que había sido un placer conocerla, despidiéndose con dos besos.

Sonia escuchó como les decía a los chicos que eran unos cabrones entre risas y entró a casa.

Suspiró al cerrar la puerta y se dispuso a darse una ducha. Entró en el baño y se desnudó. Se miró frente al espejo un rato, observando su tersa y blanca piel. Las pecas de su cara daban un toque de niña pícara a su preciosa mirada.

¿Te ha gustado ese chico eh guarrilla? - pensó mientras sonreía al espejo.

Sonia se preguntaba si el chico tendría novia de verdad o era una broma de los amigos, más bien creía que lo segundo.

El agua discurría por su cuerpo desde la cabeza a los pies, bajando caliente sobre sus pechos, y produciendo un cosquilleo en la sensibilidad de los pequeños labios vaginales de su rosadito coñito. Cuando el jabón de sus manos se impregnaba de manera natural por sus brazos, cuello y senos, notó como sus pezones estaban más duros que de costumbre. ¿Era posible que estuviera excitada solo por una mirada? Se sorprendió a si misma desplazando la alcachofa de la ducha a su zona íntima, mientras con tres dedos de su mano derecha masajeaba su pecho y estiraba y retorcía uno de sus pezones. Hacía mucho que no follaba, y hacía casi lo mismo que no se masturbaba.

Se encontraba caliente, excitada y deseosa de ser follada. Eran varios los días de abstinencia y las mujeres, al igual que los hombres, también tienen sus necesidades.

Sonia quería tocarse, pero una llamada de teléfono inoportuna la interrumpió.

Era su madre, que quería saber que tal le iba todo en su nueva casa. Estuvieron hablando durante varios minutos. Sonia le contaba que solo llevaba dos semanas en su nuevo trabajo, y que en la policía, las chicas y los chicos son iguales y no hay ningún problema, aunque siempre hay alguien al que no le gusta que le mande una mujer. Decía sentirse bien, y tener expectativas de hacer migas con los compañeros.

Había tomado alguna cerveza un par de días al salir del trabajo con algunos compañeros, pero aún era pronto para decir que estaba a gusto o completamente integrada.

Tras un buen rato más de hablar un poco de todo la llamada terminó y Sonia ya no tenía rastro de su deseo sexual, por lo que se puso una película y pasó la tarde en casa.

Dos días más tarde por la noche, Sonia se encontraba trabajando cuando en un parque de la zona a las tantas de la mañana había un grupo de personas consumiendo alcohol.

Le dijo a su compañero Miguel que se acercasen y les pedirían la documentación y verían que hacen ahí un martes a las tantas de la noche.

Eran 3 chicos de unos 19 años y 4 chicas de algunos menos. los chicos eran conocidos por Miguel, pues eran delincuentes comunes del barrio las chicas eran las típicas que se juntan con mala gente. Chicas con problemas de adaptación y a las que les gustan los chicos malos.

Mientras estaban comprobando sus antecedentes y si llevaban algo encima que no debieran llevar, apareció un chico saludando a Miguel.

¡¡Hombre jefeeee!! Quitando las porros a los chicos como siempre ¿eh? - dijo un chico al parecer moro.

Miguel: Hadni... ¿Ya te han soltado? Que mala es la justicia.

Hadni: Jefeee no me dices eso ¡hombreeee! Yo nunca hecho nada.

El moro hablaba bastante mal el castellano, y le extrañó a Sonia al ser un chico joven.

Miguel le explicó en ese momento que ese chico decía que tenía 27 años, pero que nadie sabía lo que tenía porque llegó con menos papeles que una liebre.

Sonia le miró de arriba a abajo quedándose con todos los detalles posibles, como solía hacer con todos los delincuentes.

Hadni era un moro de tez morena con ojos marrones oscuros y pelo corto rizado. Mediría 1,80 y tenía una cicatriz que bajaba desde la parte izquierda de la frente a la nariz pasando sobre el ojo, que se mantenía intacto pero con la ceja ligeramente torcida y despoblada por la acción de la cicatriz. No fue eso lo que más atención atrajo de Sonia. Hadni estaba muy fuerte, tenía un cuerpo más que atlético. Sus brazos eran gruesos y definidos y las piernas también. Vestía una camiseta blanca apretada que dejaba intuir un pecho fuerte y hasta unos abdominales marcados. Llevaba unos vaqueros azules algo apretados también.

Hadni: Deja a los chicos hombre, no hacen nada.

Miguel: Déjanos trabajar, anda.

Sonia: Permítame su documentación.

Hadni no hizo caso de las palabras de Sonia, es más, sin mirarle a la cara sonrió y se giró como pasando de la chica.

Sonia: Le he dicho que me de la documentación.

Hadni sacó el documento y se lo fue a entregar al policía, pero Sonia se adelantó a cogerlo y el moro se lo negó.

Hadni: Deja trabajar al hombre, tú no sabes nada.

Sonia estaba acostumbrada a las actitudes machistas de los moros, pero no iba a aceptar que quedase por encima suya y se adelantó a su compañero (quien no parecía querer discutir) y le dijo al moro que o le entregaba la documentación a ella o se iba detenido.

En ese momento Hadni se alteró mucho.

Hadni: Tú no conoses, no sabes nada. Las mujeres tienen que limpiar, limpiar y estar en casa con niños. Deja que los hombres hablen.

Sonia: Mira, si no te han enseñado en tú país a respetar a las mujeres, te tendré que enseñar yo, moro de los cojones.

Los acontecimientos sucedieron tan deprisa que no hubo tiempo ni de pedir auxilio a más policías. Sonia le fue a quitar el documento de la mano y Hadni la apartó con la mano tocándole sobre el pecho, Sonia le dio una bofetada y él se la devolvió mucho más fuerte tirándola al suelo.

Miguel se abalanzó sobre el moro quien en un rápido reflejo le esquivó y le dio un fuerte puñetazo que le hizo caer. Sonia pidió apoyo, pero antes de que llegasen las patrullas, el moro se acercó a ella y le dijo que le iba a enseñar a respetar a los hombres.

En un hábil gesto ella con los pies le hizo caer al suelo, con el tiempo suficiente para sacar su pistola y hacerle estar quieto hasta que llegaron más patrullas y le detuvieron.

Durante la detención golpearon a Hadni varios policías y antes de entrar en los calabozos Sonia que había perdido los nervios comenzó un diálogo a solas con él en una habitación.

Sonia: ¿¡Era necesario todo esto puto moro de mierda!?

Hadni: ¿Tú no gusta marroquí? Tú racista.

Sonia: No me gustais porque sois unos machistas y pegáis a las mujeres.

Hadni: Te voy a enseñar a respetar a mi gente.

Sonia: ¡Cállate ya! maricón.

Hadni: ¿Maricón? Te voy a mostrar maricón... jajaja

Sonia: Tú que vas a demostrar.

Hadni: Mira bien mi cara, tu acordarás...

Sonia no quiso seguir con el diálogo y salió de allí. Miguel le contó que era un chico muy inestable, que además de robar con violencia, violó a una chica tras darle una paliza y ésta, al defenderse, le hizo esa cicatriz. Le contó que Hadni estuvo en prisión preventiva pero que llegado el juicio la chica dijo que habían tenido relaciones sexuales consentidas, y que las heridas eran de caer por la escalera, por lo que salió libre. Creen que fue por miedo por posibles amenazas, y desde entonces ha seguido robando aunque no ha vuelto a hacer algo parecido.

Los siguientes días Sonia estuvo conociendo a su vecino Javi. Salían juntos a correr, quedaban a tomar café, charlando de todo un poco, y llegado un viernes noche quedó con Javi y sus amigos a tomar algo. Fueron de tapeo a un bar del centro a la hora de la cena. Sonia reía y se divertía con ellos, y todos la miraban con deseo, aunque sabían que Javi estaba deseando acostarse con ella y llevaba tiempo "trabajándosela" y no le iban a perjudicar.

Sonia llevaba un vestido verde oscuro, corto y apretado que realzaba su figura. Llevaba unos tacones a juego, y con el maquillaje y esos ojazos esmeralda estaba espectacular.

Después de varias tapas y cañas acabaron en una discoteca bailando y riendo.

Sonia y Javi bailaban cada vez más juntos, más pegados. Javi bajó su mano más abajo de la cintura, y ella se la subió algo más arriba, quería hacerse la difícil.

Se fue a la barra a pedirse una copa, dejando allí a Javi en sus dudas respecto a lo sucedido. Ella también tenía dudas. Por un lado le encantaba ese chico, le parecía guapísimo, simpático e inteligente, y además tenía ganas de sexo tras tanto tiempo en fuera de juego. Por otro lado era un vecino, y no quería una relación formal, y no tenía claro si él pensaba lo mismo.

Cuando estaba esperando para pedir apareció quien menos quisiera ver en ese momento.

Hadni: No pierdes tiempo. ¿Vas a follar a ese chico?

Sonia pasó de él y le dio la espalda, pero Hadni le agarró el brazo y ella le separó.

Sonia: Ni se te ocurra volver a tocarme.

Hadni: Uuuu. No enfada mujer, Hadni va a demostrar que no es maricón.

Sonia: Tú no vas a demostrar nada puto maricón.

Sonia pagó su cubata y el que pidió para Javi y se dispuso a volver con el chico. Hadni aprovechó para echarle mano al culo y apretarle con fuerza ya que ella tenía ambas manos ocupadas. Ella se giró y le tiró un cubata a la cara. Él le agarró del cuello y la otra mano la metió con fuerza por debajo del vestido apretando sobre su coño haciéndole bastante daño.

Hadni: Folla a ese chico y piensa en mi puta.

Sonia no pudo evitar retorcerse de dolor y la gente de alrededor que había visto la situación trató de intervenir. Javi que vio la muchedumbre se acercó.

Hadni ya se había ido aprovechando el revuelo, y Sonia no quiso contar bien lo sucedido, pues su trabajo de policía no se lo había contado al chico.

Sonia dudó en ir a comisaría y denunciar, aunque casi prefería encontrarle ella misma trabajando. Le iba a hacer pagar a ese cerdo.

Trató de evadirse de lo sucedido y siguió bailando con Javi. Alrededor de las 4 de la mañana volvieron a casa en el coche de Javi. No había habido ningún beso durante la noche, y cuando el chico atractivo le acompañó hasta la puerta ella enrolló sus llaves haciendo tiempo por si el chico se atrevía a dar el paso.

Quería acostarse con él, le hubiera servido para olvidar lo sucedido, y además estaba deseosa de sexo.

Javi no se atrevió y se despidió diciendo que se lo había pasado muy bien, que había que repetirlo.

La pobre chica entró algo decepcionada, hubiera sido un buen final para una noche movidita.

Menos de un minuto después sonó el timbre de la puerta. Una amplia sonrisa embellecía aún más la cara de Sonia, que entendía que el chico se había arrepentido de irse y volvía para actuar como un hombre "echado p´alante".

Con esa amplia sonrisa abrió la puerta, pero ésta se desvaneció de golpe cuando vió que no era Javi sino Hadni quien allí se encontraba.

Trató de cerrar rápido la puerta pero el moro era fuerte, lo impidió y de un empujón la tiró al suelo.

Hadni: Buenas noches.... jefa.

Hadni cerró la puerta sin dejar de mirarla. Sonia se levantó y le tiró todo lo que encontró y se dispuso a ir a la cocina a por un cuchillo, pensó por un instante ir a su cuarto, donde en el armario escondía su pistola, pero la puerta no tenía llave y no le daría tiempo.

Cogió el cuchillo más grande que encontró y amenazó con matar al moro si no se iba de allí.

Hadni se reía y le dijo que tirase el cuchillo. Sonia lo movía de lado a lado diciendo que sabía usarlo que se iba a arrepentir como no se fuese.

El marroquí cogió una silla y se acercó hacia ella. La golpeó de tal manera que la tiró al suelo y la mano quedó bloqueda por la silla. No le fue difícil quitarle el cuchillo. Con Sonia inmovilizada en el suelo Hadni se puso sobre ella tirando la silla contra la cocina. Ella trataba de quitárselo de encima pero no podía, así que lanzó suis largas uñas a por él.

Hadni le cogió las manos y las apretó con las suyas contra el frío suelo de la cocina, acercó su cara a la de ella mientras sonreía y le dió un beso en los labios. Sonia le mordió y le escupió.

Hadni: Me gustan las leonas, así es más divertido.

Sonia: ¡¡¡¡Hijo de putaa SOCORROOOOOOOOOO JAVIIIIIIIIIII!!!!

Hadni: Vaya maricón tu novio. Tú esperando que entra y él quieto y asustado jajaja.

Sonia: ¡¡¡JAVIIIIIIIIII!!!

Calla ya puta, vas a arrepentir de todo.- dijo Hadni con cara de loco mientras le apretaba la mandíbula con una mano.

Acto seguido el moro volvió a besarla, pero ella separaba la cara y él se la volvía a girar. Sonia cerraba los labios con fuerza y entonces hadni le agarró del cuello apretando muy fuerte cortándole la respiración.

Hadni: Ves esto. La chica que me lo hizo acabó pidiéndome que follar más despacio. Tiene miedo siempre, ¿Quieres acabar tú así?

Sonia recordó la paliza que este moro le dio a quella chica antes y durante la violación, y por un momento se calmó.

Hadni: ¿Vas a portar bien?

- dijo a duras penas casi sin aire Sonia.

Hadni le soltó y le dijo que quería besarla y que ella también lo hiciera.

El aliento de Hadni rezumaba alcohol y era muy desagradable. Comenzó a lamer labios nariz y cara de Sonia y cuando trató de besarla de nuevo ella abrió la boca para dejar paso a la lengua de ese cerdo, pero solo se limitó a abrir sin más.

Hadni no estaba contento y le cogió del cuello diciéndole que besara ella también.

Hadni se quitó de encima y se puso a un lado. Mientras la rendición de Sonia dio paso a que sus lenguas se entrelazaran, la mano derecha de Hadni trataba de abrirse camino entre las piernas cerradas de la policía. Ella no las quiso abrir pero tras un par de pellizcos no tuvo más remedio.

Los dedos árabes se abrieron camino a través del vestido. Comenzaron jugando y masajeando la cara interna del muslo, pero no perdieron el tiempo y enseguida frotaban violentamenta la cara externa del coño de la pobre Sonia tras echar las bragas a un lado.

Hadni: Vamos a pasar bien esta noche.

Quítate de encima joder, te vas a arrepentir de esto - le dijo con rabia Sonia.

Hadni: ¿Te vas a portar bien?

Sonia vio un cambio de actitud en el moro, algo más calmado. Le dijo que sí y él le ayudó a levantarse. Hadni le dijo que fueran a la habitación y la cogió de la mano. Ella aprovechó que él iba delante para coger una sarten al tiempo que salían de la cocina, y le dio un fuerte sartenazo en la cabeza con toda la fuerza que pudo.

La mano de ese cerdo la soltó para caer al suelo de golpe, ella saltó por encima de él y corrió hacia la puerta, no obstante él la enganchó del tobillo y cayó al suelo dándose un golpe en la cabeza.

Hadni estaba desorientado pero no soltaba el pie de Sonia, quien le dio una patada en la cara y se levantó para seguir corriendo. Con las nervios Sonia volvió a tropezar en el salón cuando trataba de saltar rápido sobre una silla y cuando ya se acercaba a la puerta un fuerte empujón la estampó contra ella.

Un fuerte tirón de pelo la arrastró por el suelo y la levantó. Le siguieron dos bofetones muy fuertes y un tirón de pelo hacia atrás mientras,con una cara ensangrentada y llena de odio, Hadni le gritaba a escasos centímetros de su cara.

Hadni: ¿¡¡¡QUIERES MORIR PUTA!!!? ¿¡QUIERES!?

El miedo se apoderó de Sonia. Toda la fuerza y experiencia que tenía en circunstancias peligrosas no estaban a la altura de este momento, aquel chico estaba loco, y en su último intento por escapar, lo había cabreado aún más.

Hadni: ¡¡Habla!! ¿Vas a portar bien?

Sonia: Por favor, déjame... snif te juro que no diré nada, pero vete.

Hadni: Yo no voy, voy a mostrar yo no maricón. Ahora vas a haser lo que yo digo... ¿Entiendes lo que digo?

Sonia: ...

Hadni: ¿¡QUE SI ENTIENDES LO QUE YO DIGO¡?

Sonia no decía nada, solo sollozaba. Hadni la arrastró del pelo hasta el sofá y la tiró sobre él.

Hadni: Tú no mueves de aquí.

La chica estaba demasiado asustada para hacer nada, solo podía sollozar, y taparse la cara con las manos.

Hadni regresó con un cuchillo y se lo acercó a la cara. Su rostro reflejaba el miedo más aterrador, y solo le pedía que no le hiciese daño.

Hadni: Tú haces lo que yo digo y yo no hago mucho daño. Tú no haces lo que yo digo, y yo te mato aquí mismo. ¿Entiendes?

Sonia: Sí, entiendo.

Hadni: Bien, ahora portas bien.

Hadni le dijo que se pusiera de pie y se quitase el vestido, él se sentó a mirar.

Sonia aterrorizada, apenas se movía, y se quitó los tirantes del vestido despacio.

Hadni: Despacio, despacio... quiero poco a poco.

La policía sabía que debía hacer caso a ese loco. Le dolía la cara y la notaba hinchada de los bofetones, le ardía, pero no era momento de pensar en ello.

Hadni le pidió que bailase un poco y ella cerró los ojos tratando de evadirse lo más que pudiese del momento. Cuando bajó su vestido por los tobillos mientras contorneaba su cuerpo, dejó ver su excelente figura.

Un sujetador de encaje de color marrón realzaba sus pechos, y su vientre liso daba paso a unas bragas a juego bastante sexys. Sus piernas seguían temblando, pero trataba de imaginarse que estaba frente a Javi en lugar de frente a ese puto moro. No podía olvidar que había querido pasar la noche con ese chico, y que si él no daba el paso ella tenía que haberle invitado a entrar y ahora no estaría en esa situación.

Abre los ojos y ven aquí - le dijo Hadni mientras golpeaba el sofá a su lado.

Hadni le quitó el sujetador con destreza, y dejó ver los bonitos y blancos pechos, coronados por unos pezones chiquitos y marroncitos. Los masajeó lentamente y tiró de ellos. Poco después rodeó uno con su lengua impregnándolo de saliva para acto seguido sorberlo entre sus labios.

Sonia se dio cuenta entonces de que no podía hacer nada e hizo de tripas corazón. Lo mejor era pasar el mal trago cuanto antes. El moro apretó el pezón entre sus dientes y estiró con fuerza haciendo bastante daño a Sonia que no pudo evitar quejarse y asustarse.

Hadni: Te has portado mal y yo voy a castigar.

Le hizo separar las piernas y con sus largos dedos con uñas sucias hizo las bragas a un lado para dejar ver un coño depilado, coronado con algo de pelo sobre él.

Le hacía daño porque era muy bruto y además no estaba nada lubricada, la situación no lo favorecía.

Hadni acercó el cuchillo a su coño y ella cerró las piernas en un acto reflejo de protección. Rompió las bragas con ellas y se las llevó a la nariz inspirando a la par que la miraba fíjamente.

Le pinchó en un muslo y la obligó a separar las piernas. Acercó el cuchillo a sus labios vaginales y mientras los rozaba con el cubierto le dijo que si volvía a chillar o a intentar huir o a pegarle se lo clavaría hasta el fondo. Además le hizo decir que haría todo lo que él quisiera.

Hadni se escupió en los dedos y comenzó a frotar fuertemente con ellos el coño de su presa. Introdujo uno para dentro y afuera, para dentro y afuera, para dar paso a dos. Mientras los introducía, con el pulgar frotaba el clítoris de la morenaza y mientrastanto, la obligaba a besarle con lengua como una auténtica puta. Su coño comenzó a humedecerse y a hacerla sentir que se calentaba. No podía creer que en esa situación pudiera llegar a mojarse, pero ese cerdo lo estaba consiguiendo.

Los mismos dedos que estaban en su coño ahora estaban en la boca de ella, y consciente de su poder, el moro le dijo que fuera ella quien se tocase mientras él se quitaba la camiseta y se desabrochaba el vaquero.

Hadni sacó una polla flácida con mucho pelo. No se veía excesivamente grande, aunque aún estaba muy blanda.

Hadni: Tócala, pon dura.

Al tocar la verga de ese cerdo, ésta comenzó a endurecerse y crecer. Tenía un prepucio grande, y enseguida se puso a media asta.

Con la mano izquierda, Sonia se masturbaba como le había ordenado su secuestrador, mientras con la derecha le masturbaba a él. La polla de ese moro tardó poco más de un minuto en ponerse dura como una roca, y lo que parecía una cosa normal resultó ser una polla de unos 20 centímetros aunque no muy gorda.

El moro le guió para que acelerase sus movimientos mientras él la besaba pasando la lengua por su boca y nariz a lo más cerdo.

Hadni se levantó y se puso frente a ella. La mano de la chica tenía restos de líquido preseminal, y trató de limpiarse en el sofá, pero él le cogió la mano y se la hizo llevar a la boca. El sabor era fuerte y asqueroso, pero no más que la propia situación.

El moro se descapulló, dejando ver abundante líquido preseminal rodeando su glande, y algo de color blanco que parecía la suciedad de una mala limpieza de la zona.

Hadni: Chúpamela.

Sonia: Deja que te la limpie primero, por favor.

Hadni: Tú has portado mal... ahora limpias con la lengua.

Sonia se quedó parada por un instante pero cogiendo el cuchillo de la mesa, el moro le hizo ver quien mandaba.

Hadni: Última vez que te digo, haces todo lo que yo digo.

Sonia no pudo más que seguir sus instrucciones y disponerse a limpiar el capullo de ese cerdo con la lengua.

El contacto de esas sustancias en su lengua y el fuerte sabor la hicieron tener arcadas, trató de ensalivar la zona para disminuir el mal sabor, pero tenía la boca reseca de tantos gritos.

Cuando su lengua rodeaba el capullo de ese cerdo, la polla se puso dura como una roca y él se impacientó y adelantó sus caderas para meterle la polla en la boca a la pobre chica.

Ella comenzó una mamada, una mamada que no hacía desde almenos .... 8 meses con su novio, y ahora era un moro el que estaba disfrutando de sus labios y su lengua. Introducía gran parte de la polla en su boca, si bien no se esforzaba y eso no gustó al moro.

Hadni: Escupe y chupa bien.

Sonia: Dame un poco de agua que tengo la boca seca.

Hadni no se la dio, le hizo echar la cabeza hacia atrás y abrir la boca. Ella no podía creer lo que iba a pasar pero no podía resistirse. El moro dejó caer gran cantidad de saliva desde su boca a la de su víctima, y antes de que ésta la escupiese fruto de una arcada, el moro le introdujo su carne tiesa en la boca y comenzó un mete saca en el interior de esa chica.

La obligó a mirarle a los ojos mientras lo hacía. Cada vez se la metía más profundo. A veces se la sacaba y le golpeaba con ella la cara, otras veces le dirigía para que con su lengua lamiese toda su longitud. Sonia sentía su coño humedecerse aún más, por muy mal que la estuviera haciendo pasar, ella tenía una polla en la boca, y hacía mucho que no ocurría y por desgracia para su propio orgullo su coño estaba respondiendo. Se sentía aún peor si cabe por estar excitándose con una cosa tan asquerosa.

Cuando se cansó de estar de pie, la puso a ella de rodillas en el suelo y él se sentó en el sofá.

El olor a orín ya casi había desaparecido, pero no así el mal sabor, y más aún con los escupitajos en su boca que una y otra vez vertía ese cerdo sobre ella. Se sentía humillada a más no poder y es que la situación era cada vez más penosa.

Hadni: Tú racista, pero mira como chupas polla marroquí jajjaa.

Sonia sacaba fuerzas de flaqueza para evitar llorar y darle más placer a ese cabrón que parecía disfrutar más y más cuanto más la humillaba. Mientras su boca y sus labios envolvían el tronco de la verga marroquí, su lengua jugaba con el frenillo. se metía gran cantidad de polla pero para él no era suficiente y le empujaba para tratar de que se la tragase entera, pero no era capaz.

Solo se la dejaba sacar cuando las arcadas le hacían perder el aire, y entonces era ella misma la que tenía saliva que al separarse iba desde la polla del moro a su boca.

Hadni se echó la polla sobre la barriga dejandole acceso a los huevos sudorosos y malolientes para que ella los lamiese.

La piel velluda de los huevos era otra humillación mientras los envolvía con sus labios. El cerdo le obligaba a lamer y a chupar, a succionar e introducir alternativamente los huevos en su boca mientras le masturbaba. De vez en cuando le hacía sacar la lengua para golpearle con su polla en ella y le hacía seguir la polla y chuparla mientras se la apartaba, como si fuese ella la deseosa de chuparla.

Después de varios minutos chupando polla y huevos del marroquí, Sonia no podía creer que ese chico no se corriese, así que trató de esforzarse para conseguirlo y que acabase ese martirio.

Comenzó a chupar más y más rápido, a tratar de tragarse más polla y sobretodo a masturbarle muy rápido para acelerar la llegada de su corrida.

Hadni: AAAAH así, así, ¡¡chupa polla mora, puta!! Ahora ya te gusta Dime cosas de puta ¿te gusta mi polla verdad?

Sonia: Sí.

Hadni: Te gusta comer pollas moras, dilo.

Sonia: Me gusta comer pollas moras.

Hadni: ¡Qué puta eres! jajaja.

Sonia chupaba los huevos de ese cerdo, y no se podía sentir más humillada, o eso creía ella.

Hadni: ¿Sabes lo que nos gusta más a los moros?

Sonia: No.

Hadni: Que nos chupen el culo.

Sonia: ...

Hadni: Chupa con la lengua.

Hadni se recostó más sobre el sofá echando las piernas hacia arriba y agarrándoselas con las manos. Sonia le dijo que eso era demasiado, y él la amenazó con cortarle el cuello como volviese a decir que no a alguna cosa que él dijera. No le quedó más remedio que cumplir los deseos de ese enfermo.

Ante sí tenía la polla y huevos del moro, y un culo con pelos que olía fatal. Primero se chupó el dedo y lo acercó a la superficie rugosa del culo de su secuestrador. Nunca había hecho nada parecido, jamás se le había pasado por la cabeza ni con su novio, pero tenía que hacer lo que fuese mientras ese tío estuviera en la casa.

Hadni: ¡Chupa hostia!

Asustada, Sonia se lanzó de golpe a lamer el culo de Hadni, que jadeaba como un cerdo mientras se masturbaba. En varias ocasiones ella subió la cabeza y boca hacia los huevos pero él le volvía a bajar la mísma hacia el culo.

Por más que tratase de evadirse se sentía en la más absoluta humillación, el asqueroso sabor del culo, tener que introducir su lengua apretando con ella como él la obligaba... Si solo el hecho de lamer ya le parecía asqueroso, aquello ya rozaba lo enfermizo.

El moro no dejaba de jadear, y la tuvo chupando por un par de minutos. Entonces se levantó y la tumbó en el sofá acercando su boca al borde y follándosela con despreció. Le pegaba con la polla en la mejilla en la frente, le impregnaba la cara de saliva y líquido preseminal y en ocasiones hasta le escupía.

La puso bocaarriba y se puso sobre ella para follarle las tetas haciéndose una cubana. La polla se deslizaba entre sus pechos mientras ella los apretaba con sus manos y lamía la punta cuando llegaba a sus labios. A veces le la hacía chupar directamente o le acercaba los huevos.

Habían pasado muchos minutos, no sabía cuantos pero eran muchísimos y parecían aún más por el calvario. Hadni no aguantó mucho más. Puso las rodillas a ambos lados de su cabeza, dándole acceso a comerle el culo mientras él se pajeaba mirando el largo y sexy torso desnudo de su víctima. El agobio de Sonia no duró mucho, pero la corrida de ese cerdo fue digna de un caballo. Los chorros líquidos de esperma le dieron una ducha de semen a la pobre policía, cayendo desde su vientre piernas y exterior del coño hasta el sofá.

Hadni se levantó y se fue a la nevera de donde cogió una cerveza y regresó sentándose en el sofá mientras se la bebía triunfante, viendo como su víctima se limpiaba su semen con servilletas.

Hadni encendió la televisión y buscó un canal donde hubiera porno. Una vez lo encontró le dijo a Sonia que se fuese tocando que quería que estuviera bien mojada.

Sonia: Ya me has humillado, ya has ganado ¿No has tenido bastante?

Hadni: Jajaja No... acabamos de empezar.

CONTINUARÁ...