Ni en la Policía estás a salvo: Feliz cumpleaños

Amoratada, dolorida y con el culo roto no es la peor situación que le queda por vivir a la pobre chica. Lo que viene a continuación, es un nuevo e inesperado infierno. De poco le vale la fuerza y voluntad cuando el miedo y la impotencia se apoderan de ella.

NI EN LA POLICÍA ESTÁS A SALVO

NOTA

Muy extenso. Me ha llevado muchos días, pero es exactamente cómo quería relatarlo. Espero que entretenga y hafga disfrutar cómo me ocurre a mí al escribirlo.

Episodio 7

Durante varios minutos estuvo tumbada boca arriba. Al principio solo había odio y tristeza en su mirada. Posteriormente se había quedado con la mente en blanco, y ahora, casi treinta minutos después, sentía la sequedad de las lágrimas de su rostro que hacía rato que habían dejado de salir de aquellos preciosos ojos verdes.

Se incorporó y se dirigió al baño. Al apoyarse en la cama para levantarse, notó dolor en las nalgas y sobretodo en aquel agujero inexplorado que, hasta el día de hoy, solo había recibido en una ocasión la primera falange del dedo índice de su ex. Ahora recordaba como se enfadó con él y cómo le castigo con una semana sin sexo.

En sus primeros pasos, el dolor se acrecentó. Además del escozor que sentía en su desvirgado culito con cada paso, comenzó a sentir una serie de dolores en el resto del cuerpo.

Pasó por el salón viendo el desorden causado por los empujones de Hadni. Pasó junto a su vómito y no se detuvo ni por un instante hasta llegar junto a la ducha.

Un fuerte olor a sexo le calaba en lo más profundo de su nariz. Éste se unía a un olor que sin duda provenía de su pobre y dolorido culito. No era aquello lo peor. Tenía un regusto en la boca tremendamente asqueroso. Con la tensión, los lloros y todo el infierno vivido, no había tenido tiempo de experimentarlo, aunque no entendía el porqué.

Sabía de sobras el sabor asqueroso y difícilmente soportable que deja el vómito al salir como un géiser por la boca. Comprendía que sin tiempo de limpiarse los dientes como las personas normales, y utilizando una polla mora como cepillo y un asqueroso esperma como crema, no lograba sino empeorar ese mal sabor, aunque sabía que había algo más.

Ahora recordaba como le había chupado la polla a conciencia a ese sucio moro hasta la campanilla. Se la había chupado directamente después de haberle taladrado el culo. Ella era una chica limpia, pero nadie se lava a fondo 20 centímetros hacia adentro. Casi sentía esa mezcla de sabores en el fondo de su garganta. Chuparle el culo con la lengua a Hadni tampoco ayudó.

Lo primero que hizo fue lavarse los dientes a conciencia y usar enjuagues bucales una y otra vez. Le costó un par de dosis, pero se quitó ese sabor.

Su cuello estaba enrojecido, aunque por suerte no parecía que el estrangulamiento del cinturón fuese a dejar mucha marca. Al mirarse en el espejo, se puso de lado para verse el culito. Ese culito terso y blanquito estaba ahora rojo. Tenía la marca en relieve de varios dedos e incluso alguna marca ya morada. Tocarse le dolía, pero lo que más le preocupaba era que eso duraría varios días y ahora tenía novio. Se fijó en un poquito de sangre reseca entre sus muslos. Era una cantidad muy pequeña, pero sin duda, provenía de su culo y además, andaba raro. Ahora recordaba como por un momento dejó de dolerle con la intensidad del principio de la enculada. Sabía que incluso algo de placer sintió, pero el dolor ahora era muy molesto.

Mientras se duchaba, observó alguna marca más en su cuerpo, fruto sin duda de los golpes de cinturón y los golpes que sufrió cuando Hadni, enfurecido, la arrojó por la casa.

Lo único que no tenía rastro de una agresión era su preciosa cara. Esa cara blanquita con pecas y con un flequillo algo más largo, al igual que el pelo. Esa mirada ya no parecía la de la angustiada Sonia llorando y suplicando a Hadni que se la follase sin pegarle. No iba a volver a pedirle que se la follase. Era ella quien le iba a joder a él.

Limpió la casa a fondo y comenzó a pensar en un plan. Tenía todo el fin de semana libre hasta volver a trabajar el lunes.

Espero que no vuelva ese cerdo en todo el fin de semana. Lo primero que tengo que hacer es hablar con Karim y hacer que me ayude. Sí. Eso es esencial .- se decía la joven policía.

Karim en ese preciso momento estaba pensando en ella. Su mano subía y bajaba el prepucio de su gruesa polla mientras las imágenes de Sonia,de rodillas comiéndole los huevos y la verga, llenaban sus pensamientos.

Seguía deseando una nueva follada. Estaba por presentarse en su casa sin avisar a ver si caía un polvo sorpresa.

¿Qué más da no tener su teléfono? Me presento ahí y le digo que me la quiero follar .-fantaseaba.

Se imaginaba llegando a su casa y tocando al timbre. La cara de sorpresa con los labios bien abiertos mientras él, sin decir nada, le acariciaba la cara y le metía el pulgar en la boca, que ella chupaba despacio y con ternura. Entonces le cogía del pelo y tirando de él hacia abajo le ponía la cara a escasos centímetros mientras le decía que había venido a follársela.

Se imaginaba llevándola del pelo mientras ella flexionaba las rodillas para reducir la tensión y andaba con dificultad. Karim la lanzaba contra el sofá y se deleitaba con el tanga blanquito que realzaba su culo duro y perfecto. Se bajaba los pantalones y calzoncillos casi del tirón dejando que saliese como un resorte su dura y gruesa polla. Su glande empapado en líquido preseminal era observado de cerca por la sumisa policía, que ahora le decía que tenía que cenar, que tenía hambre.

Aquí tienes carne cacho de guarra. -era lo que salía de los labios de Karim mientras en un rápido gesto, cogía a la chica de la nuca y la dirigía hacia su polla a la par que movía las caderas hacia delante para incrustarle "su cena" hasta la garganta.

Un par de empujones y su polla ya entraba y salía con violencia por la boca de la chica, que apenas podía respirar cuando él se la sacaba de la potencia de las embestidas.

Su placer iba en aumento. Ya se veía cogiendo a la chica y tirando de su camiseta, dejándola hecha jirones y viendo a través de ella sus pechos desprovistos de sujetadores que lamió por un momento. Tiraba de sus pezones con los dientes y ante los gestos de dolor le daba dos pequeñas bofetadas. Tras un beso la volvía a coger del pelo. La tumbaba en el respaldo del sofá boca abajo para separar sus piernas y lamer tanga y coño como un sabueso.

Casi podía recordar el olor. Ese excitante y dulce olor a coñito que iba mojándose más y más a través del tanga y después, directamente por la presión de sus labios y lengua mientras mantenía el tanga a un lado con dos dedos.

No había tiempo de juegos. El placer era para él. El de la chica era secundario. Le incrustaba la polla dejando el tanga a un lado y la metía con violencia una y otra vez.

Su mano presionaba más y más el glande mientras seguía hundido y perdido en su fantasía. Se llevaba a la chica del pelo sin dejar que su polla saliese de su coño mientras la empujaba a pollazos hasta el jardín.

Poco le importaba que la chica,entre gemidos y jadeos, le dijese que afuera no, que había vecinos. Él contestaba que mejor, que así veían la vecina tan puta que tenían y ésta se excitaba más todavía.

Sentía que quería detener ese momento hasta el infinito. El fuerte placer descontrolado que iba de sus huevos a la punta de su glande, y que estaba envuelto en un manto húmedo y cálido que se retorcía sin dejar que saliese de ahí. El coño de esa chica parecía querer tragarse la polla y arrancársela.

A cuatro patas sobre el césped del jardín, la chica recibía la polla entre gritos de “dame más”, mientras varios vecinos de su edad se asomaban a ambos lados de su muro y vitoreaban su follada.

No pudo resistirlo más y un fuerte placer pareció estallar en su glande mientras sus piernas se tensaban y los dedos de sus pies se movían descontrolados. No había tenido tiempo de prepararse, por lo que los blancos y enormemente abundantes chorros de esperma saltaban a uno y otro lado manchando la cama sobre la que estaba.

La mirada de su hermana, de pie junto a la puerta de su habitación, le desacopló violentamente de su fantasía y aquel tremendo y explosivo placer se veía algo tan lejano que casi parecía no haber llegado a ocurrir en ningún momento.

De manera avergonzada se tapó como pudo, gritando a su hermana que por qué entraba en su cuarto sin permiso.

¿No me has oído llegar? Te he llamado hace un par de minutos y como no contestabas he venido a ver si estabas. Traía una película del videoclub para que la viésemos, pero creo que tú ya te has montado tu propia película jijiji. - le dijo pícara, su traviesa hermana mayor.

A unos 30 minutos en coche de allí, Sonia ya había pensado todo tipo de situaciones para salir de ese infierno. La practica totalidad de ellas comenzaba con Karim. Debía recuperar cualquier vídeo o imágenes que el puto moro tuviese de ella. Eliminando su medio de coacción todo sería más fácil.

Si fuese necesario, usaría su arma reglamentaria si el cerdo de Hadni volvía a su casa. Le provocaría para que la agrediese de nuevo y después en un despiste, cogería su arma reglamentaria del armario y le amenazaría con ella e incluso le dispararía si fuera necesario.

Para entonces le contaría a su novio que era policía y que ese moro era un chivato. Una persona que le contaba asuntos policiales y por ello iba a su casa. Solo esperaba que Karim no le fallase.

Miró el WhatsApp y vio numerosos mensajes de su chico. Le preguntaba si se encontraba mejor y si necesitaba algo. Le decía que si necesitaba lo que fuese, que no dudara en llamarle porque iba a estar en casa. Ella no contestó.

El sábado, la chica se despertó temprano. Tras tomar su desayuno y vestirse de manera normal con unos vaqueros y una camiseta, se dirigió a su coche para ir a hacer la compra en el supermercado.

El coche de su chico seguía ahí, y hasta pensó en preguntarle si le quería acompañar al súper, pero le pareció una proposición poco interesante para tan pocos días de relación.

La pobre chica tenía un dolor en su trasero cada vez que caminaba. Un escozor le molestaba en cada paso. Sin duda, la polla de Hadni le había hecho mucho daño en su tierno culito hasta entonces virgen.

Al sentarse en el asiento de su coche también notó las molestias de los moretones de sus nalgas.

Maldito hijo de puta. -pensó.

Ese sábado, tras realizar las compras y tomar un café con su amiga Mónica, Sonia llamó a su querido Javi y le preguntó si las dos de la tarde le parecía buena hora para comer y si le gustaba el marisco.

La chica volvió a casa y preparó con cariño un arroz caldoso con marisco para disfrutar con su pareja.

Cuando Javi llegó a su casa no tardó en comentar lo bien que olía y el hambre que traía. Antes de ello le preguntó por su estado y ella le comentó que debió ser un golpe de calor.

Javi: Andas un poco raro. jajaja.

Sonia: Sí. Es que me dio un tirón también ¡Estoy gafada!

La policía sentía lástima de ver a su pobre chico tan atento e inocente. Se reía de su extraño andar, sin saber que ayer el sucio moro de Hadni le había estado humillando y rompiendo el culo.

La morena se acordaba ahora de como le obligó a hablar con el pobre de Javi mientras le follaba y luego, mientras se la metía en lo más hondo.

Y el pobre de mi chico creía que las arcadas eran de encontrarme mal. - se decía la chica.

Tras una comida sabrosa. Los dos estuvieron charlando y viendo una película. Se besaron durante un rato. Javi trataba de meterle mano para calentarla y conseguir disfrutar de su cuerpo, pero la chica le detuvo en varias ocasiones justificándose en no encontrarse del todo bien.

Así pasó el sábado y por la noche cada uno durmió en su casa.

El domingo salieron a medio día. Javi se la llevó a un pueblo cercano donde comieron un arroz a banda y después se la llevó a dar un paseo por las pequeñas calles de aquel lugar. A Sonia le dolía mucho menos su culito. Se había estado echando una crema un par de veces al día y el alivio era ya casi total.

Por suerte para ella, Hadni no dio señales de vida, y en su móvil solamente hablaba por WhatsApp con su ya muy amiga Mónica. Su compañera le comentó que acababa de romper con su novio y que se encontraba fatal.

Sonia le pidió a Javi que volviesen a casa. Le contó lo de Mónica y que debía consolarla. El dueño de aquellos ojazos azules asintió.

Eres un cielo. - le dijo la chica, para plantarle un tierno beso en los labios a continuación.

¿Habrá recompensa por ser tan bueno? - le dijo su novio en un tono picantón.

Sonia: Jajaja. Ya veremos. No sé a qué hora volveré.

Cuando llegaron a casa ,Javi la besó con pasión,a lo que ella respondió con deseo. Las manos de aquel chico apretaban su cintura desplazándose como el movimiento de una serpiente.

Sus entrelazadas lenguas les daban un gran placer mientras se elevaba la temperatura de sus cuerpos. El chico sentía la dulzura del labio inferior de Sonia entre los suyos. La encantaba humedecerlo con su lengua y succionar. Era tan caliente el momento que bien parecía el inicio de un polvazo.

La chica se separó con dificultad, pues el deseo que tenía y el ahínco que mostraba su amante por poseerla eran un obstáculo en su camino para evitar que su querido novio viese las marcas en su cuerpo e hiciese preguntas de muy difícil contestación.

Con el calentón en el cuerpo se despidió y se fue a ver a su amiga. Mayor si cabe fue el calentón de Javi, que aún queriendo reservarse para su chica, no pudo evitar acabar haciéndose una paja en su sofá, mientras veía algo de porno en las páginas que llevaba visitando durante tanto tiempo con su ordenador.

Sonia consoló a la chica todo el día y acabó durmiendo con ella debiendo ir el lunes a su casa a recoger el uniforme para ir a trabajar.

Javi se fue a trabajar con el calentón aún presente a pesar de haberse tocado. La chica no le vio ese día tras llegar de trabajar. Pero estuvieron chateando por la mensajería del móvil como de costumbre.

El martes, Sonia buscó a Karim en el parque. Por el día no le vio, pero por la noche ahí estaba.

Había un grupo de tres chicas y cinco chicos. Karim hablaba con una chica y se les veía que se lo estaban pasando bien. Sonia no podía evitar recordar a aquel tímido chico que hace unos días no levantaba la cabeza del suelo, y que poco después, le folló la boca como si ella fuese su puta particular para usar y tirar. Se bajó con su compañero y con Mónica y su otro compañero que habían ido a apoyar.

Mientras se producían los habituales cacheos para comprobar que no llevaban porros, Sonia apartó a Karim del grupo y se lo llevó para hablar con él.

Sonia: Oye Karim. tengo que hablar contigo de algo. Ven mañana a mi casa por la tarde. Sobre las cuatro ¿Podrás?

Karim: Mañana tengo clase a las seis. Pero supongo que puedo faltar un día.

Sonia: Es importante que vengas. Y no le digas nada a Hadni de que vienes. Ni a él ni a nadie.

Karim regresó con los demás. Volvió entre extrañado y excitado. Por un lado, esperaba volver a follarse a esa chica otra vez. No sabía si sería la última por lo que no podía desperdiciar la oportunidad. Por otro lado, la chica le dijo que no se lo dijera a Hadni. ¿Sería que estaba saliendo con él? ¿Sería que es una especie de chulo para ella que le dice con quien puede o no acostarse? Cualquiera de las dos opciones le excitaban más si cabe. Estaba cachondo como un mono, y ya se estaba imaginando haciendo realidad sus fantasías de follársela en el jardín y agarrarle de ese pelo que estaba más crecido que cuando la vio por primera vez.

Cuando llamaron a la puerta, la inocente de Sonia se dirigió a la misma vestida con la ropa menos excitante que tenía. Llevaba un pantalón de chándal ancho y una camiseta de su novio que le quedaba realmente grande. Debajo llevaba sujetador y bragas nada sexys.

Antes de abrir, se cercioró de que era Karim el que estaba tras la puerta, y comprobado que así era, abrió y saludo al chico.

Sonia: Hola Karim, pasa yo...

El chico la besó directamente en los labios agarrando su nuca con fuerza, no permitiéndole separarse de ella.

A Sonia le costó varios intentos quitar su cara siquiera para respirar. Su boca era constantemente invadida por la nerviosa lengua del chico y sus labios eran chupeteados y lamidos con lujuria desenfrenada.

Una mano se introdujo por debajo de su camiseta, tocando sus tetas y tirando del sujetador con rabia, rompiendo el enganche y liberando esas preciosidades ocultas por la ropa, pero no ocultas al tacto decidido y firme de los dedos de Karim.

Karim besaba ahora su cuello a lametones con la prisa del adolescente que está superado por sus instintos, y que lucha por centrar sus deseos en un solo acto y no en querer poseer todas las partes de aquel femenino y ardiente cuerpo a la vez.

Sonia: Karim! Para, ¡No quiero!

Karim: Shhh ¡Calla hostia! Voy a follarte que para eso he venido.

Karim soltó su nuca, y agarrándola del pelo la llevó medio a rastras al sofá haciendo caso omiso de las peticiones de que parase de aquella chica.

La revolcó en el sillón y le trató de sacar con fuerza el pantalón de chándal quedando solo a la altura de sus rodillas y dejando ver su ya no depilado chochito.

Sonia estaba tumbada incómodamente sobre la parte superior de su espalda, con las piernas elevadas y juntas por la acción del pantalón a la altura de sus rodillas. Entre éste y su bajo vientre, vio como Karim introducía su cabeza con decisión y se lanzaba a saborear el fruto preciado que ella solo quería guardar para su querido novio y vecino.

Sonia: Para Karim. Ahh... por favor... aaaah.

Sonia le pedía que parase, pero lo cierto era que su coño estaba chorreando flujo de la excitación. Se culpaba por ello, y no entendía dónde estaban sus bragas si estaba convencida de habérselas puesto antes.

Karim unía sus labios a los labios vaginales de la bella policía, que le mojaban la barbilla y le llenaban de aquel sabor tan deseado desde hace unos días por ese joven delgaducho.

Los chupaba con desesperación. Succionaba los jugos y absorbía entre sus labios toda la carne que pudiera, disfrutando de cómo con su acción ese coño se mojaba más y más.

Sonia caía rendida ante aquella lengua. No lo entendía pero su cuerpo no atendía a razones, y ya el pantalón le parecía un impedimento a la hora de separar sus piernas más y más para darle mayor acceso a lo más hondo de su coñito.

Karim: Menuda puta eres. Ya sabía yo que te ibas a mojar rápido.

La policía no entendía ni la actitud ni el tono firme y directo del chico. Una cosa era ir perdiendo la vergüenza y otra hablar con esa superioridad. Lo peor era que se excitaba más si cabe, y cuando Karim se separó y la ordenó ponerse de rodillas no puso ningún impedimento.

Karim: No eres tú la que manda. Vas a chuparme la polla y los huevos y vas a hacer lo que yo te diga ¿Me has entendido?

El chico la había agarrado del pelo y prácticamente arrastrado y levantado del sofá hasta situarla de rodillas ante él. Sonia se limitó a decir que sí y entonces Karim bajó con una mano su pantalón y calzoncillo un poco dejando salir su dura verga.

Sin soltarle el pelo la dirigió a su polla. Se estrujó la misma con fuerza, dejando salir una enorme gota de líquido preseminal que le hizo degustar con la punta de la lengua, obligándole a dejarle ver como quedaba impregnada en su lengua la sustancia e hincándole la polla directamente en la garganta sin soltarle el pelo.

El chico le decía que era una puta, le follaba la boca y le hacía comerle los cojones. Hasta le tiraba del pelo y le soltó un par de guantazos que Sonia recibió con poca queja e incluso le dijo que le diera más fuerte. No podía comprender el motivo pero se sentía cachondísima.

Trataba de tragarse la polla hasta los huevos. Se atragantaba con ella y Karim le castigaba con unos azotes en el culo sin permitirla despegarle la lengua de su polla.

El chico le decía que tenía que tragársela entera si quería que se la follase, que si no, solamente se dedicaría a chupar polla el resto de su vida.

Las palabras calentaban más y más a la joven policía, que se dejaba la vida y la garganta tratando de tragarse esa enorme masa de carne dura, que en pocos minutos estaba alojada completamente en su boca.

Sonia sorprendió a Karim sacando la lengua al final del recorrido para moverla y lamer los huevos del chico mientras éste, sentía su glande llegando hasta la campanilla de ella.

Los huevos de Karim rebotaban una y otra vez en la barbilla de Sonia mientras le decía lo puta que era y le preguntaba si quería que se la follase.

Sonia: Fóllame ya cabrón.

¿Cabrón? Tú a mí no me faltas al respeto cacho de puta .- le decía el chico mientras le soltaba dos bofetones.

Karim la cambió al sillón y la puso a cuatro patas situándose él detrás de rodillas.

Tras rozar su coñito con su erecta polla y mezclar sus fluidos, despertando los gemidos de la pobre e insatisfecha chica quien meneaba su culo de manera lujuriosa y buscando que esa gruesa polla la penetrase, dirigió su glande hacia el culo apretado que tenía a su disposición.

Sonia: ¡¡Por el culo no Karim!! ¡¡Qué me duele mucho!!

Dos azotes y un tirón de pelo la medio despertaron de aquel deseo que estaba nublando su juicio.

Karim: ¡Cállate puta! Me has insultado y te tengo que castigar.

De un empujón se la metió más de la mitad. La polla era más gruesa que la de Hadni,y el primer arreón ensanchó tanto su esfínter que no pudo reprimir un grito de dolor que podría haber alertado a cualquier persona a menos de 1 km a la redonda.

El dolor iba a más cuanto más se incrustaba. Karim se recostaba sobre ella buscando mayor profundidad en su penetración, aprovechando para darle mordiscos en el cuello.

Tras unas cuantas puñaladas de carne, la chica comenzó a gemir. La polla no entraba completamente pero sí lo suficiente para notar el ensanchamiento de su culito.

Sus dedos iban ya hacia su coñito, masajeándolo con rapidez y deseo.

Los gemidos dieron paso a gritos, y los cojines saltaban al ritmo de las embestidas de aquel chico.

Lo único que separaba a Sonia del placer era un sonido. No era el que provocaba el golpeo de los huevos y vientre de Karim, en el culo de Sonia, con las profundas y completas penetraciones que estaba logrando. Era algo más estridente.

Sonia notó que todo se oscurecía y se sintió desvanecer. No era un orgasmo, estaba segura de ello. De pronto, la policía se encontró en su habitación. Tapada con una sábana blanca y con el despertador de su mesilla sonando con fuerza.

Lo apagó a las 14:03.

Ha sido un sueño. Menos mal. - pensó la pobre chica.

De pronto todo lo sucedido le parecía algo sucio y sin sentido. Había recuperado la razón. Sabía que eso no ocurriría ni por asomo, pero le había parecido muy real. Tan real había parecido ser que cuando levantó la sábana, y vio sus pezones duros como rocas, se cercioró de que sus braguitas estaban mojadas. Era lo único que tenía puesto, y al llevar allí su mano, notó la humedad y el calor de su coñito. Se impregnó los dedos y se los llevó a la nariz. Estaba excitada.

Los sueños pueden ser muy placenteros. - pensaba la joven policía.

Se levantó y se fue a dar una ducha, para después vestirse completamente de chándal y comer para esperar a la llegada de Karim.

Karim estaba junto a su moto a falta de diez minutos para las cuatro. Mascaba chicle sin parar. Había estado mascando chicle desde antes de salir de su casa y echaba uno a la boca sin escupir el otro. Ya le dolía la mandíbula.

El delgaducho no entendía el motivo de estar tan nervioso si ya había follado con esa chica antes. Se rascaba sobre el paquete continuamente. Separó el pantalón y calzoncillos para dejarse ver su recientemente rasurada verga. Estaba a medio armar. Se llevó la mano a los huevos y se los olió. Se había duchado escasos 5 minutos antes de salir de casa y se había echado desodorante en aquella zona. Olía bien, pero picaba mucho.

En cuanto me la chupe se me pasa jejeje - pensaba el chico mientras se dirigía a casa de su soñada policía.

Escupió la bola de chicle y sintió el alivio de no tener que masticar más. Se acercó nervioso pero decidido. Esta vez ella le había dicho de ir a su casa directamente sin intermediar Hadni. Eso le seguía resultando extraño, pero después de fantasear tanto con ella desde la última vez, eso era lo menos importante en aquel momento.

Sonia: Hola guapetón, pasa.

Karim: Hola Sonia. Que cómoda vas.

¿Guapetón?¿En serio? ¡Pero qué boba eres chica! - pensaba la pobre de Sonia.

Karim se quedó junto al sofá de pie. Sonia le dijo que se podía sentar y le preguntó si quería algo de beber.

Karim: Una coca cola. Si tienes.

Sonia: No. Tengo fanta de naranja ¿te gusta?

Karim: Sí, gracias.

Sonia salió con un vaso con hielo y delante de él se inclinó para llenar el vaso sobre la mesa.

A pesar de que la chica llevaba un chándal ancho, Karim se quedó mirando el poco marcado culo, pero imaginando toda su redondeada forma y con un deseo ferviente de bajarle el pantalón de golpe y meter la cabeza entre sus nalgas.

La joven Sonia se sentó sin percatarse de su mirada y comenzó a ir preparando la confesión de todo lo sucedido.

Comenzó diciéndole que trabajando de policía había aprendido que las cosas no son siempre lo que parecen. Que sabía por experiencia que se debía mirar más allá y no dejarse influenciar por las apariencias. Le decía que ella era una chica normal. Que concebía el sexo como algo muy íntimo que realizar con la persona que quieres o con alguien especial para ti.

La policía se iba por las ramas soltando toda una retahíla de tópicos y de frases sin llegar al punto importante de la cuestión.

Karim, por su parte, enseguida perdió el hilo. Bebía algún sorbo de su vaso de fanta fresca mientras imaginaba las cosas que le iba a hacer en breves instantes.

Primero le voy a tocar esas tetas metiendo mis manos bajo su camiseta. Voy a dejar que note mi polla dura en su culo y le voy a comer el cuello. Seguro que le encanta. Más tarde bajaré mi mano hasta su coñito. Primero le frotaré sobre el pantalón, pero luego meteré la mano y lo tocaré directamente ¡Joder, me la voy a follar de todas las maneras! -pensaba el descontrolado de Karim.

Sonia estaba nerviosa. Ya había estado en situaciones muy controvertidas en el trabajo, pero no acababa de ir al grano. La policía se levantó quedando de espaldas al chico sin dejar de hablarle.

Sonia: Mira Karim, te he hecho venir porque necesito tu ayuda...

Karim se frotaba la polla sobre el pantalón pensando en que la ayuda iba a ser meterle carne dura por el coño.

Sonia: Eres un chico bastante ingenuo y...

Cuando te la meta hoy por el culo verás lo ingenuo que soy. - pensaba Karim mientras se levantaba lentamente y se preparaba para el ataque.

Sonia: Mira. Hadni me folló... pero no fue algo que... fuera consentido.

Karim no acababa de escuchar las frases de Sonia. La chica le acababa de decir que no había querido follar con su amigo, pero él se quedo a mitad de frase como le ocurrió en casi toda la conversación hasta el momento.

El joven y delgado chico ya estaba situado tras la policía mientras ésta le revelaba que todo había sido un chantaje y que nada de aquello debía haber pasado.

Karim llegó a decirle a su oído que sabía cómo se sentía, y que iba a darle lo que necesitaba.

Desconcertada por la reacción directa y segura de Karim, Sonia no se fijó que el chico ya tenía la polla por fuera de la goma del pantalón, totalmente erecta y apunto de chocar con su culo.

Sin tiempo a reaccionar, la chica sintió la dureza de la verga de Karim restregarse entre sus nalgas mientras aquellas delgadas manos se abrieron camino bajo su camiseta y echaban su sujetador, sin desabrochar, hacia abajo para liberar sus tetas y gozar de su gustoso y suave tacto.

En menos de cinco segundos estaban jugando aquellos dedos con sus pezones y un grueso de carne se desplazaba entre sus nalgas mientras el aliento cálido en su oreja daba paso a un lametón lento y húmedo en la parte lateral de su cuello.

Karim: Qué bien lo vamos a pasar.

Los movimientos de Karim parecían los de un perro tratando de encontrar la postura idónea para penetrar a la hembra mientras no dejaba de mover las caderas antes de estar siquiera en disposición de lograrlo.

Los intentos de zafarse eran para él la lucha divertida de una pareja de enamorados, un juego. No hacía caso a la voz que le decía que parase, de hecho, contestaba que ella no quería que parase, que quería polla y que por eso le había llamado.

Sonia: ¡¡Para Karim hostias!! ¡¡Te he dicho que nooo!!

El chico paró de golpe. Tenía el desconcierto de quien se despierta de un dulce sueño y aún no distingue entre realidad o fantasía.

Sonia: ¿¡Qué cojones te pasa!?

Karim: Sonia. Yo...

Sonia: ¿¡No has escuchado nada de lo que he dicho!?

Karim entonces trató de recordar. Apenas tenía rastros de la conversación, pero si recordó algo. Le cambió la cara.

Karim: ¿Chantaje? ¿Has dicho chantaje?

Sonia: Sí. eso he dicho.

Karim: Pero, pero, pero... Eso significa... que yo.. que tú y yo...

Sonia: Todo ha sido forzado Karim.

El chaval entonces se asustó y se subió los pantalones que tenía por las rodillas para tapar su ya no tan dura verga. No había rastro del calentón, solo sentimiento de culpa. El miedo se apoderó de él. De pronto se veía cooperador en una violación.

Voy a ir a la cárcel, Yo lo siento, me tengo que ir. Lo siento de verdad, yo no sabía que...¡Joder qué he hecho! - dijo el chico casi llorando.

Karim se dirigía a trompicones hacia la puerta pero Sonia se adelantó y le agarró del brazo. El chico seguía culpándose y no escuchaba las palabras de la chica que le decía que le escuchase.

Sonia le arrastró del brazo hacia el sofá y de un empujón le hizo sentarse.

Sonia : ¿Te quieres callar y escucharme?

Karim: Sonia, si yo llego a saber que tú no querías. ¡Joder!¡Mierda! Por eso no sonreías en las fotos. Por eso te pegó. Por eso le pedías que no te diese por el, por el...

Sonia: Culo. Karim escucha. Necesito que me escuches bien.

Karim: De acuerdo. Lo siento. No sé que puedo hacer yo ahora.

Sonia: De momento callar. Mira. Hadni tiene mis fotos y tiene el vídeo. Desconozco cuantas copias debe tener pero debes ayudarme a recuperarlo todo. Me has oído. To-do.

Karim: Vale. ¿Cómo?

Sonia le dijo que eso era cosa suya, pero que debía ser ya. Karim le contó que había estado alguna vez en su casa, y que no le sería difícil encontrar todo si Hadni no estaba allí. También le dijo que él tenía una copia del vídeo y de algunas fotos y que se las daría. La chica le preguntó también por su amigo Marc, y el chico le dijo que es posible que se hubiera guardado algo porque, al fin y al cabo, las fotos las imprimió él.

El pobre joven, delgaducho y paliducho chico, le decía que tenía miedo de Hadni. Que eran amigos, pero que siendo algo tan grave como una violación iría a la cárcel seguro y que temía las represalias si le descubría.

La policía le dijo que se lo debía, y después de calmarle un poco y hacerle una tila le dijo que no se preocupara por lo sucedido con ella. Le comentó que a pesar de todo entendía lo sucedido y que si le ayudaba, esto quedaría entre ella y él y nunca se lo contaría a nadie.

El joven Karim se fue más que agradecido, pero con mucho miedo y un sentimiento de culpa que le duraría toda la vida y que marcaría el resto de su vida sexual para siempre.

Javi llegó a casa a las seis y cuarto de la tarde, preparó café y sacó unas pastas mientras esperaba a su chica. Le gustaba la sonrisa que ponía siempre al verle. En los últimos días no la veía tan alegre. Además la notaba algo distante con él. Le rehuía cuando quería quedarse a dormir a su casa o invitarle a la suya. Le paraba cuando comenzaba a meterle mano buscando pasar de los magreos a algo más serio. De hecho hasta le fue besando en la tripa para hacerle una comida de coñito y ni con esas se lo permitió.

Por su experiencia, sabía que las primeras semanas eran las más intensas en lo que a sexo se refiere. No se había atrevido a preguntarle si pasaba algo entre ellos hasta ese día.

La joven Sonia estuvo a la defensiva. Le dijo que tenía unos asuntos familiares que no quería compartir por el momento. Ante su cara de incomprensión, Sonia le dijo que se lo contaría más adelante pero que no estaba de humor esos días.

Javi la quería. Deseaba acostarse con ella como si de un animal en celo se tratara, pero si había que darle un poco de espacio, lo haría. No se iba a sentir peor por masturbarse, y tenía muy reciente el recuerdo de la fogosidad de Sonia el día que se hicieron novios.

Sin rastro de Hadni en su casa. Sin rastro del moro por el WhatsApp. Sonia esperaba una llamada o un mensaje de Karim diciéndole que todo estaba solucionado. Entonces daría paso a la siguiente parte del plan, pero hasta ese momento estaba igual de indefensa que el primer día de su calvario.

Cuando salía a correr volvía directa a ver si había llamada. Cuando sonaba el móvil dejaba todo lo que estuviera haciendo para ir corriendo a contestar. Unas veces era su novio, otras su mejor amiga, otras su querida madre. La llamada de Karim se hacía de rogar.

Con todo, la chica se encontró de nuevo en el turno trabajando el fin de semana. Le tocó patrullar con su amiga Mónica.

Iban ambas de uniforme. Mónica estaba triste tras su ruptura. Sonia escuchaba todas sus lamentaciones. Como había llegado al punto de estar 8 años con aquel chico y seguir viviendo él con sus padres y ella compartiendo piso. Le había planteado en varias ocasiones irse a vivir juntos, pero el chico no tenía trabajo fijo y con ello decía que no quería dar el paso. Además apenas tenía detalles con ella y discutían a menudo por la falta de esfuerzo de él. Naturalmente todo lo que oía Sonia daba a entender que ese chico era el diablo.

Mónica: No sé. creo que no vamos a volver. Hemos llegado a un punto en el que no hay marcha atrás. Yo me he dejado la piel en la relación y él casi prefiere irse de farra con los amigos que estar conmigo, aunque yo haya dejado de salir alguna vez con mis amigas por estar con él. Es lógico ¿no?

Todo el turno giró en torno a su relación, aunque también hubo espacio para que Sonia le hablase de lo bien que se portaba con ella su chico. De que le cocinaba, que le hacía cafés, que le preguntaba cómo estaba o qué hacía etc.

Mónica sentía envidia. Esa magia se apagó en su relación. De hecho su ex nunca fue tan atento como Javi ni cuando empezaron a salir.

Estaba sumida la rubia de pelo rizado en sus pensamientos cuando de pronto vio a un chico que conocía bien andando por la calle. Eran las dos de la mañana ya del lunes.

Mónica : Laarbi.

El chico comenzó a andar más deprisa.

Mónica: Laarbi ¡Para joder!

El joven se detuvo.

Mónica: ¿Qué haces por aquí? ¿Cuando has salido?

Laarbi: Ya hace tiempo. He venido a ver a mi hermano, pero no coge el teléfono y no me acuerdo donde vive.

Mónica: Espera ahí anda.

La rubia detuvo el coche y se dispuso a bajar del mismo. Sonia le acompañó sin entender que pasaba. Estaba claro que la chica le conocía.

Mirándolo bien, el chico se veía claramente menor de edad. Debía tener 13 o 14 años. Era marroquí, aunque tenía poco acento y hablaba prácticamente perfecto el castellano. Llevaba el pelo rasurado a los lados con cresta teñida de rubio en las puntas, mientras que el resto era negro carbón. No mediría más de un metro setenta y era delgado. Tenía los ojos oscuros y tenía la sonrisa de quien es un rebelde, posiblemente delincuente. Vestía un pantalón vaquero LEVIS y una camiseta de manga corta quicksilver. Los zapatos eran de correr, de la marca NIKE.

Mónica le dijo a Sonia que era conocido, que era hermano de Hadni.

¡Hermano de Hadni! Espero que no sea un cabo suelto este chico. -pensó la joven policía.

Mónica le pidió la documentación al chico, quien le contó que no la tenía encima, que la había perdido. Tampoco tenía nada encima, ni dinero ni llaves de casa, lo que hizo sospechar a Mónica de que podría haberse fugado.

Utilizando su nombre y los apellidos de su hermano comprobó que estaba en lo cierto a través de la emisora del coche mientras Sonia dialogaba con el chico.

Laarbi confesó que se había ido del centro porque ya no aguantaba más. Decía que el martes cumplía 16 años y que quería celebrarlo con su hermano. Le contó que le visitaba a menudo y que últimamente hablaban mucho. Que se llevaban bien después de un tiempo en el que no se hablaban y que quería pasar el tiempo con su hermano. La pobre policía notaba que le miraba con cierta curiosidad. Supuso que estaba algo paranoica desde lo sucedido con Marc, el amigo de Karim.

Mónica llamó a su amiga por su nombre y le contó que estaba buscado desde hacía varios días y que debían llevarlo de nuevo al centro.

Ya en comisaría, mientras Mónica comenzaba el papeleo, Sonia se quedó con el chico a solas.

Sonia: Por lo que me han dicho te quedaban dos meses para abandonar el centro. Con esto seguramente te tengan más tiempo.

Laarbi: Estaba ya harto. Ya he aprendido la lección y el martes es mi cumpleaños.

Sonia dudaba de que el chico hubiera aprendido la lección siendo hermano de quien era. Por lo visto había robado varias veces golpeando con rabia a las víctimas y eso con solo 14 años.

El chico pidió que avisasen a su hermano, pero no respondía al teléfono. Les tocó ir a su casa pero Sonia aprovechó su condición de jefa del grupo para mandar a otra patrulla y no tener que ver a Hadni.

De cualquier modo, Hadni no se encontraba en su casa. Su compañero de piso dijo que había salido, que había tenido un problema con un chico.

Sonia no puso interés, pero cuando vio a una pareja de unos 50 años en Comisaría que quería denunciar la desaparición de su hijo Karim, se puso en alerta.

Al parecer no había aparecido por casa en todo el día y no había llamado siquiera. No lo había hecho antes y tenía el móvil desconectado. Su amigo Marc y algún otro no le habían visto en todo el día tampoco. Por todo ello, comenzaron a buscar al chico.

Sonia pensó entonces que Hadni estaba implicado. Estaba segura de que algo malo había pasado. Volvió con el chico.

Sonia: Dime dónde está tu hermano.

Laarbi: No lo sé. No le he visto hace mucho.

Sonia: ¿Hace mucho? Llevas 5 días fuera del centro ¿Te crees que no sé que ya has estado con tu hermano desde entonces? ¿Me tomas por tonta?

Laarbi: ...

Sonia: ¿Tengo cara de ser tonta?

Laarbi: No. Eres muy guapa. Más en persona la verdad.

Sonia: Mira deja de tomarme el pelo. Un momento... ¿Cómo que más en persona?

Laarbi entonces sonrió con malicia y le dijo que en los vídeos estaba mucho más bonita, con una polla en la boca y cuando se la follaban y pedía más.

Sonia en un arrebato le dio una fuerte bofetada y le tiró de la silla cayendo al suelo el chico.

Le agarró de la camiseta y le preguntó con rabia que dónde estaba su hermano. Entró justo en ese momento tanto Mónica como otro compañero que había oído el alboroto. Les separaron y Mónica siguió a Sonia hasta el baño, donde se estaba mojando la cara y se quedó apoyada en el lavabo, mirando como el agua discurría por el desagüe del mismo.

Mónica de nuevo entendía que algo sucedía con Hadni. Como amiga, le preguntó sobre qué era lo que pasaba y porque había golpeado al chico.

La morena y preciosa policía le contó que creía que Karim se había ido con Hadni y por eso le preguntaba.

A Mónica le pareció una falsa historia y creía que algo le ocultaba su compañera y amiga, pero no insistió.

Cuando Mónica acompañó al chico a calabozos, una vez ya había sido cacheado por el responsable y dispuesto a entrar en una celda, el chico le tocó el culo apretando con su mano cuando Sonia abría la puerta. Se llevó otro bofetón. Ante la mirada de Mónica y el compañero que no habían visto lo sucedido pero sí el bofetón, improvisó.

Que sea la última vez que me insultas. No te lo digo más. - le dijo levantando el dedo amenazante mientras cerraba la celda.

Eres más guapa todavía cuando te enfadas. Y tienes un culo que... buf. Si me dejas te lo rompo - le susurró sonriendo aquel chico de 15 años.

La policía se fue cabreada sin decir más, pasando junto a sus compañeros que la miraban extrañados, pues era la primera vez que veían a la chica abofetear a alguien.

La búsqueda no dio frutos y Sonia acabó en casa sin poder dormir preocupada el lunes por la mañana.

No había querido llamar a Karim desde su móvil, pero miraba continuamente el suyo esperando la llamada del chico.

¡Joder! Esto es por mi culpa. Espero que no le haya pasado nada. - se decía angustiada la pobre chica.

Javi le llamó a media mañana. La chica aún no había dormido.

Javi: Hola preciosa.

Sonia: Hola bombón.

Javi: Jaja. Escucha.

Sonia: Dime.

Javi: Siento lo de mañana. Es que llevaba mucho planeado. Aprovechando que el miércoles es fiesta y no trabajamos ninguno...

Sonia: No pasa nada.

Javi: Es que hemos quedado antes para preparar la jugada y no podré ni pasar por casa. Pero este finde no hagas planes, ¿vale?

Sonia: Bueno, vale¿ Pero hoy nos vemos no?

Javi: Sí, llegaré para cenar ¿Pido unas pizzas?

Sonia: Nada de pizzas. Ven a mi casa que yo preparo algo más... sano.

Javi: Jajaja. Ok. A las 21:30 estoy ahí.

Sonia: Perfecto.

Una despedida de soltero un martes. ¿Qué clase de amigos preparan una despedida de soltero un martes? - se preguntaba la chica.

La chica comió algo alrededor de la una de la tarde. y aunque no quería, su cuerpo no aguantaba más y el sueño hizo acto de presencia y se acostó.

Se despertó por el ruido del móvil en el salón alrededor de las siete y media de la tarde. Medio dormida aún, cogió el móvil y vio varias llamadas perdidas de su novio, además de un mensaje diciéndole que llegaría un poco antes.

Se dio una ducha y cuando se espabiló volvía a recordar lo de Karim. Llamó a los padres del chico para preguntarles si había aparecido, pero no era el caso.

Preparó una cena de pescado al horno y vestida con un short de gimnasio de color negro y un top amarillo abrió la puerta a su querido novio Javi.

Tras un tierno y romántico beso le invitó a pasar y juntos cenaron en la mesa de la cocina.

Javi le estuvo contando el plan del día siguiente para la despedida de su mejor amigo Manu. Le contó hasta que habían contratado una stripper. Sonia era una chica moderna y nada celosa. Además tenía su mente en otra cosa; Karim.

Después de cenar, en el sofá donde días atrás Hadni le había roto el culo, su novio trataba de calentarla comiéndole el cuello y acariciando su cuerpo por debajo del top.

Se lo levantó y comenzó a comerle los pezones mientras una mano acariciaba sus duras piernas y la otra acariciaba alternativamente sus pechos. Concentrado en su labor, Javi tardó en darse cuenta de que Sonia parecía en otro mundo a pesar de sus intentos de calentarla.

Le preguntó si le pasaba algo entre besos. La chica no podía dejar de sentirse culpable y creer que Karim estaba en peligro o le había ocurrido algo.

Javi, en su esfuerzo por lograr acostarse con ella, fue besando desde sus pechos hacia abajo, metiendo su lengua en el hueco de su ombligo y notando como la chica se contoneaba y comenzaba a excitarse. Lamió sobre el short entre sus piernas y Sonia fue perdiendo la visión de Karim y comenzando a sentir nerviosismo y calor por todo su cuerpo.

El chico le quitó el short y mientras lo arrastraba, le besaba y mordisqueaba los muslos. La chica reía dulcemente. Ya no había rastro de dolor en su culo, y apenas tenía una pequeña marca en una nalga. No había peligro de que pensara nada raro. Una marca en el torso ya le había dicho que era fruto de un golpe con un mueble y había colado perfectamente.

Mordió la goma de sus bragas aquel ángel de ojos azules para tirar de ella y soltarla en dos ocasiones. A la tercera, no la soltó mientras se ayudaba de sus manos para sacárselas hacia los tobillos mientras su querida y preciosa vecina movía sus piernas deseosa de sacar aquello que impedía dejar libre su coñito.

Las sacó e inspiró su aroma excitando más a la chica, y excitándose más él. Tras tirarlas tras su hombro sin dejar de mirarla, se quitó la camisa dejando ver su atlético torso.

Besó sus tobillos. Le besó la planta de los pies y dio varios lametones desde allí hasta sus rodillas. Algo más arriba, fue besando sus muslos y dando pequeños mordiscos subiendo poco a poco. Notaba el olor que desprendía el sexo de su novia. La veía con otra mirada mucho más atenta.

Sonia se mordía el labio inferior mientras separaba algo más sus piernas. Tumbada en el sofá no era del todo cómodo, y el chico se levantó y como a una muñeca, la puso sentada primero y algo recostada después para dejar su coñito al borde del sofá.

Separó sus piernas agarrándola por los muslos y arrodillado ante ella amagaba con lamer su coñito. Le besaba los muslos lo más cercano al coñito posible e incluso en la zona de la ingle, tocando con su cara los labios vaginales de la chica que estaba caliente y deseosa de sentir aquella boca en ese coñito que ya desprendía flujo de manera visible. Ese chochito tenía pelo por encima recortado, y algo de pelo de un par de días sobre los labios. Eso no iba a ser ningún impedimento para él ni afectaba por un ápice la belleza del coñito de aquella chica, ni a su escultural silueta que podría pasar por el cuerpazo de una actriz porno. El vecino se sentía el chico con más suerte de Alicante.

Javi le preguntaba entre susurros si quería que se lo comiese. La chica le decía que sí. Javi le preguntaba si quería sentir su lengua hasta el fondo y Sonia de nuevo le decía que sí. Durante unos segundos el chico sacó y acercó su lengua sin llegar a conectar con el coñito de su novia. Se acercó más y le echó el cálido aliento proveniente de su interior. Un pequeño lametón fue directo a la zona exterior de sus labios y después, de nuevo el amago de lamer.

Sonia no lo soportaba más y con su mano derecha agarró a Javi del pelo y le empujó caliente y desvergonzada hacia su húmedo y palpitante chochito.

Su novio se excitó sobremanera por ese gesto de dominación de Sonia y tardó menos de un minuto en empalmarse como una roca mientras su lengua y boca no se separaba de la entrepierna de su chica.

La policía gemía y alternaba en mirar al techo y observar atenta la mirada concentrada de su chico comiendo al fin su coñito y mezclando su saliva con los flujos que manaban de allí.

Javi en ocasiones le miraba a los ojos mientras succionaba aquellos jugos de hembra. Con el pulgar de su mano izquierda estimulaba su clítoris dejando la pierna derecha reposar en su hombro. La otra pierna seguía sujeta por su otra mano, agarrada firmemente por el muslo.

Más tarde la soltaría y comenzaría a follarle con un dedo, para dar paso a dos que entraban y salían continuamente.

Sonia gemía de placer y aquella feminidad absoluta que desprendía su voz no hacía más que indicar a su chico que lo estaba haciendo de lujo y se concentraba más en hacerla disfrutar.

Sonia retorcía su cuerpo. En un momento, incluso llegó a restregar y menear su coñito por la cara de su chico mientras éste mantenía la lengua fuera y ella le llenaba de flujo la cara, cachonda como nunca.

Javi se masturbaba con el pantalón por los tobillos mientras Sonia, a punto del orgasmo, le envolvió la cabeza con sus muslos ,apretando con ellos por un lado y con su mano derecha agarrándole fuertemente del pelo por el otro. Lo hizo sin dejarle escapar y notando la succión con fuerza y velocidad de su chico, mientras un tremendo latigazo de placer le golpeaba desde allí hasta la columna, llegando hasta las yemas de sus dedos.

Sonia: ¡¡AAAAAAAH... AAAAAAAAAH... ME CORRO... ME CORROOOOO.... AAAAAAAAAH, AAAAAAH!!

Empezó con un grito de placer seguido de un grito casi de rabia y que terminó en lo que pareció el ronroneo de una gata.

Durante pocos segundos, Sonia se sintió en el paraíso; casi fuera de su cuerpo. Seguía moviéndose como lo hace el cuerpo de la serpiente después de haber perdido la cabeza. Y es que ella la había perdido completamente.

Sonia: Perdona. Casi te asfixio. Jijiji

Javi, rojo,no se sabe bien si por falta de aire o por la excitación, le dijo que podía morir entre sus piernas y se acercó para morrearse con ella con pasión mientras la chica notaba la dura verga rozar su sexo y posarse sobre su ombligo y notaba su propio saber en los labios de su novio.

Masajeó esa polla entre sus manos mientras Javi seguía besándola. La visión era excitante y ella le quería devolver el favor.

En ese momento un cúmulo de absurdas situaciones les impidió continuar con la faena.

Javi dio un paso atrás y sin querer, golpeó un vaso derramando lo que contenía sobre unas revistas de la mesa. Rápidamente lo puso derecho y separó las revistas para evitar que se mojaran más. Entonces vio que la bebida que contenía se derramaría sobre la alfombra y volvió a cogerlas para evitar que eso ocurriera.

Sonia se incorporó para ayudarle, pero al tocarle, le desequilibró, y como tenía los pantalones por los tobillos, el pobre chico tropezó y cayó al suelo.

Tuvo la mala suerte de golpearse con el canto de la mesa. Al principio a Sonia se le escapó una risita, pero cuando comenzó a ver la sangre brotar de la cabeza de su chico la cambió la cara de golpe.

La visión podría resultar cómica. Un chico todavía empalmado, patas arriba en el suelo tras caer absurdamente. Su novia fue corriendo a por servilletas primero y a por gasas después.

Javi decía que no era nada, pero Sonia, por su experiencia, veía que necesitaría puntos y así se lo hizo saber.

Sonia se vistió rápidamente y el chico se subió los pantalones. En el coche de la chica fueron a urgencias y su novio le dijo que almenos no había manchado la alfombra.

La chica le replicó que no dijera tonterías.

Después de un par de horas, por la cantidad de gente que había en urgencias, salieron de allí de vuelta a casa. Javi llevaba 4 puntos junto a la ceja.

En la puerta de casa, Sonia le dijo que si quería podía devolverle el favor. Su novio estaba deseando que aquella chica envolviera su polla entre los preciosos y finos labios, pero no le pareció caballeroso en ese momento y le dijo que no tenía ganas.

Mientras Sonia se acostaba en su habitación, sonriendo y recordando su orgasmo, a pocos metros, su vecino se hacía una paja rememorando la cara de placer de su novia con la comida de coño espectacular que le había hecho. Poco después, ambos dormían profundamente.

A las siete y media de la mañana del martes, los ojos verdes esmeralda se abrieron de par en par. Una sonrisa decoró su rostro. Esa sonrisa que aparece en toda mujer la mañana siguiente de haber disfrutado de un buen orgasmo. Se giró en la cama aún sabiendo que estaba sola. Deseaba abrazarse a su novio. Sentir su calor. El olor de su hombre. Despertarle a besos y echar un polvo mañanero como recompensa y celebración, pero no iba a ser el caso.

Se levantó y se dio un festín de chocolate para desayunar. Poco después, miró el móvil en busca del mensaje de Karim, pero solo encontró mensajes de felicitación y piropos de su querido Javi. Mónica también le preguntaba si iba a hacer algo ese día, pero le dijo que no, que estaría en casa.

Los nervios se fueron apoderando de ella a medida que pasaban los minutos. Ni la televisión le distraía. Daba vueltas por la casa y se puso a ordenar y a limpiar sobre lo ya más que limpio.

Un ruido en el exterior llamó su atención. Un coche familiar y un camión de mudanza acababan de llegar. Sonia estaba ya vestida aunque con zapatillas de estar por casa y se asomó.

Se presentó dos puertas antes de su casa un hombre de cuarenta y tantos con unos pantalones de vestir color beige y una camisa blanca con algunos botones abiertos que dejaba marcada su abultada tripa.

Se presentó como Francesc, y le dijo que traía muebles para la casa. Le contó que tenía la casa desde hacía dos años y que venía en verano de vacaciones con su mujer y sus dos hijos.

Mientras dos personas iban bajando muebles del camión y un televisor, además de algunas cajas, Sonia vio a la mujer que le acompañaba, y que se presentó como María Isabel. La mujer tenía también sobre los 40 años y la verdad, se conservaba de maravilla. Era castaña, con el pelo largo y ondulado y los ojos verdes. Tenía un buen escote con un tamaño importante y el culo parecía aún en su sitio.

Sonia volvió a casa y siguió dando vueltas por unos minutos, pero finalmente no podía estar más nerviosa y decidió vestirse para hacer deporte y salir a correr.

Con un top verde que dejaba ver su ombligo y un pantalón apretado de tipo térmico hasta la rodilla, salió a correr con su lista de reproducción favorita y conectando el programa para comprobar la distancia recorrida.

Sonia al principio no se concentraba en lo que estaba haciendo, pero al pasar unos diez minutos y calentar ya se dejó llevar por sus canciones motivantes favoritas y se sumió en disfrutar del paisaje mientras acumulaba metros a sus zapatillas.

La morena deportista se encontraba llena de energía. Su música duraba una hora y hacía un rato que había acabado, pero ella iba a un ritmo alto y decidió seguir corriendo.

Al regresar a casa, observó que el camión ya no estaba, pero si quedaba el coche. A Sonia le pareció que era otro diferente, pero supuso que no se había fijado bien.

Tras comprobar que había corrido la friolera de 14 km y 700 metros, Sonia comenzó a hacer estiramientos escuchando una nueva lista de reproducción a través de sus cascos.

La pierna apoyada en el muro para inclinar su torso hacia delante y estirar los femorales., agarrarse el tobillo y subirlo hasta golpear en el culo y estirar con fuerza para tensar el cuádriceps. Todo tipo de estiramientos para evitar lesiones era lo que estaba realizando la preciosa chica, ajena completamente a lo que estaba a punto de ocurrir.

Cuando entró en su adosado. Se quitó las zapatillas y calcetines y se dirigió a la nevera a coger una lata de aquarius mientras sentía el relajante frescor de las baldosas del suelo en sus ardientes pies. Se asomó a la terraza, que dejó abierta antes de irse para refrescar la casa, y sintió una pequeña brisa que venía del mar que tenía ante sus ojos. En un par de minutos se había bebido la lata y se dirigió a su habitación.

Se quitó el top sintiendo como se pegaba a sus pechos hasta el último momento por el sudor. Lo dejó sobre una silla y se quitó el empapado pantalón. Sentía que tenía las braguitas pegadas como el envoltorio de una magdalena por el sudor. Se había quedado mirando como se transparentaba y marcaban sus labios en las bragas como una hamburguesa, cuando sintió que alguien le miraba.

Observó el armario empotrado que no estaba perfectamente cerrado como ella lo dejaba absolutamente siempre. Dio un paso con cautela y aunque sintió la necesidad absurda de preguntar quien andaba ahí no lo hizo. Le pareció escuchar la respiración agitada de alguien que trata de no ser descubierto. Pensó en Hadni y sabía que la pistola que guardaba para su siguiente encuentro estaba en ese armario en uno de los cajones bajo las sábanas.

De pronto notó una presencia tras de sí, pero justo cuando se dio la vuelta una fortísima bofetada la hizo caer al suelo.

Sentía un intenso y agudo pitido en su oído izquierdo y estaba algo mareada. Notó un tirón de pelo que prácticamente la puso de pie seguido de un puñetazo en el estómago que la hizo perder el aire y un empujón que la lanzó sobre la cama.

Aunque sabía de sobras quien era el agresor, aún no había podido ni verle la cara. Unos puñetazos en su estómago y torso, unos dedos retorciéndole los pezones provocándole un fuerte dolor y unos gritos preguntando por Karim con aquella voz característica ya era la confirmación.

Hadni le golpeaba y le seguía preguntando por Karim. Le gritaba preguntándole dónde estaban las fotos y el vídeo. La pobre de Sonia le decía cómo podía que no sabía de qué le estaba hablando mientras usaba los brazos a modo de protección. De hecho, sacó fuerzas de su interior y se lanzó a por Hadni arañándole la cara y tratando de salir de la habitación pero siendo agarrada antes de lograrlo mientras ella trataba de zafarse golpeándole continuamente.

Hadni: Jajaja. Me gusta que mi puta sea como una gata. Voy a disfrutar más.

El moro la tenía bien agarrada apretándola contra su cuerpo. Hadni solo llevaba unos pantalones vaqueros, y la pobre Sonia notó como sus pechos sudorosos se apretaban contra los pectorales de aquel cerdo mientras quedaba de puntillas por la fuerza ejercida por aquel animal.

Sintió la húmeda lengua de aquel cerdo lamer su cuello mientras ella trataba de empujarle con sus manos. Le baboseó los labios y la nariz tratando de abrirse paso en su boca con la lascivia y vejación habitual del abusador que era, pero ella la cerró con fuerza. Hadni hizo fuerza para tratar de abrir aquella boca, pero la chica le mordió el labio con rabia haciéndole sangre.

El moro la soltó y dio un pequeño grito de dolor. La chica le dio una fuerte bofetada y le intentó dar un rodillazo en los huevos pero aquel que tanto odiaba estuvo hábil y se protegió.

La primera hostia que recibió la policía la hizo tambalearse, pero aún le quedaba energía para lanzar sus uñas como zarpas de nuevo a la cara de Hadni provocándole un buen arañazo. Fue un corte profundo que le iba a dejar una nueva cicatriz en su ya demacrado rostro.

La chica era otra. No había rastro de aquella mujer sumisa que había perdido su identidad. No iba a dejarse vencer tan fácilmente la policía.

El siguiente guantazo fue tan rápido que la chica ni lo vio venir. De la dureza del mismo, la chica quedó medio desmayada en el suelo, mientras observaba, a duras penas, como el maldito moro se quitaba el cinturón y dejaba caer su ancho pantalón el suelo.

La levantó como a un muñeco y la tumbó boca abajo sobre el borde de la cama. La chica notó que sus muñecas eran apresadas con fuerza por Hadni mientras con el cinturón las rodeaba y las apretaba al máximo haciéndole daño.

Hadni: Si te gusta pegar. Yo voy a pegar.

Con los brazos juntos y apresados, movidos hacia delante por Hadni, la pobre chica sentía un fuerte dolor en sus hombros que la tenían inmovilizada. Dos fuertes cachetadas en su culo dieron paso a cuatro,cinco,seis y siete más intensas.

Hadni dijo algo en su idioma, y desde su posición, Sonia pudo ver como el armario se abría y de él salía un chico que parecía un crío. Era moreno de piel, era delgado. Vestía la misma ropa de marca que la otra noche. Era Laarbi.

Con cara de sorpresa, vio como éste salía a trompicones de su armario, tropezando y cayendo casi al suelo.

Hadni dio la vuelta a la chica y la tumbó boca arriba. El ardor de su mejilla escocía. Tenía rastros de moretones en su torso y solo tenía las piernas libres de movimiento.

Hadni: Mira puta. Has hecho que mi mejor amigo. Mi mejor amigo Karim me robe. A mí ¡¡Por tu culpa puta di mierda!! ¡¡Por tu culpa no tengo mis cosas y me engaña un amigo!! Por eso hoy vamos a castigar a ti.

El moro ordenó a su hermano que trajese el móvil de la chica. Le obligó a decirle como se desbloqueaba aunque tuvo que pellizcarle las tetas y pezones con fuerza para lograrlo.

Laarbi confirmó, mirando los mensajes, que su novio no vendría hasta el día siguiente.

Hadni: Jajaja. Son la una de la tarde. Mi hermano tiene hoy su cumpleaños. Solo ha follado a una chica y hace mucho tiempo. Tú y yo vamos a mostrar como se hace y luego, vas a follar a él muchas veces hasta que no pueda más. Porque tenemos todo el día ¿Has entendido?

Sonia: Yo no voy a follarte más Hadni. Ni a ti ni a tu hermano¡¡Mátame si quieres, irás a la cárcel!!

Dos bofetadas y un grito de rabia en su cara diciéndole que haría lo que él quisiera porque era su puta, debilitaron la fuerza de las palabras de la chica.

Desgarró las bragas sudadas y se las lanzó a su hermano, quien las cogió al vuelo y las olió con dedicación ante la estupefacta mirada de Sonia.

Éste es otro cerdo como su hermano.- pensó la policía.

La pobre de la chica casi daba gracias por haber llegado tan sudada a casa y no haber perdido el sudor, sino haber acumulado más por la intensidad de la lucha con el puto marroquí. De no ser así, la mano que frotaba con fuerza su coño, y los dedos que se introducían con violencia en él, hubieran sido causa de un dolor insoportable.

La pobre de la morena había cerrado las piernas, pero no tardó ni diez segundos en abrirlas ante los pellizcos intensos del moro.

Hadni se inclinó y lamió sus pechos ante los movimientos estériles de la chica tratando de quitárselo de encima.

Lamía y ensalivaba las saladas tetas por el sudor de la chica. Retorcía con los dientes sus sensibles pezones mientras sus dedos entraban con violencia en su coñito provocando los primeros líquidos que no eran de sudor allí.

Sonia había girado su cabeza a un lado para no ver la cara de aquel abusador. Hadni, con su mano libre, le había agarrado de la barbilla para obligarle a mirarle a los ojos mientras se comía sus tetas sin dejar de mirarla.

El marroquí la movió para que quedase tumbada en paralelo al pie de la cama y le puso la polla en la cara que no estaba dura todavía del todo.

Le ordenó que se la chupase mientras ella le decía que no lo haría y cerraba la boca ante los arrimes que hacía Hadni con su verga. Además, como tantas otras veces, olía a pis y olía mal por el sudor que seguramente provocaba el no llevar calzoncillos.

Le pidió a Laarbi que buscara entre sus cinturones. Al abrir el cajón de las sábanas Sonia temió que encontrase la pistola, pero el hermano de Hadni lo cerró y abrió otro en el que solo había cinturones. Lo que encontró y sacó no gustó nada a Sonia.

Era un cinturón que le regaló su amiga Mónica hacía unos días. No disponía de hebilla. Disponía de un ancho círculo de latón. Por un lado tenía el cinturón atado y el otro extremo se utilizaba desde el otro lado para provocar la tensión necesaria para apretar el pantalón.

Laarbi se lo dio a su hermano y Hadni lo miró con ojos de haber encontrado lo que necesitaba.

Hadni: Si no chupas yo te haré chupar.

Trató de que abriese la boca por las buenas, pero Sonia no estaba por la labor.

Agarrándola de la mandíbula lo logró y le introdujo el círculo de latón con dificultad tras los dientes.

A la chica le dolía mucho tener la boca tan abierta, pero cuando el bruto del hermano apretó el cinturón y lo dejó tenso en su nuca. El dolor era prácticamente insoportable. Sentía que se le iba a desencajar la mandíbula.

Sujetando su cabeza contra el colchón le introdujo su polla en la boca a través del círculo. No había ningún tipo de oposición, y los primeros intentos de Sonia de mover la lengua como si pudiese esconderla de aquel sufrimiento, no hicieron más que estimular el frenillo de Hadni y provocarle una dura erección.

El dolor fue menguando muy ligeramente en la medida que pasaba el tiempo, pero la follada de boca que le estaba haciendo Hadni mientras le decía a su hermano que observase bien era, además de humillante, difícil de soportar con las continuas arcadas y la saliva que salpicaba por todas partes y los jadeos de placer de Hadni e insultos.

Hadni: Aaaah... aahh ¡Qué bien lo pasamos eh! jajaja.

Laarbi: Joder entra entera.

El chico estaba sorprendido de ver como la enorme verga de su hermano entraba hasta los cojones en la boca de la bella chica que tenía delante. Hadni la mantenía allí por unos segundos ante los guturales sonidos que salían de la garganta de la abusada chica, para sacarla y meterla de nuevo no permitiéndole apenas recobrar aire.

Intensificó su follada sujetando la cabeza de su presa con una mano y con la otra,estimulando el coñito de Sonia para prepararlo para lo que vendría a continuación.

Le dio la vuelta y se apoyó en sus muslos echándolos con violencia hacia atrás. Por suerte era una chica muy flexible y a pesar de tener las piernas junto a su rostro no le fue doloroso, aunque si se sentía totalmente inútil, impotente e incapacitada para oponer resistencia.

El glande de Hadni ya se situó a la entrada de aquel chochito expuesto ante sus ojos, y de una estocada le hundió la polla del todo. A pesar de la humedad de su coñito, aquello fue muy doloroso. La pobre chica tenía un coñito estrecho y pese a haber tenido aquella polla en su interior en varias ocasiones, siempre necesitaba acostumbrarse poco a poco a sus embestidas.

Hadni pretendía castigarla. Retiraba su polla hasta casi sacarla del todo y se la metía hasta el fondo, haciendo presión como si quisiera ir más allá de lo que físicamente era posible al grito de "toma polla puta".

La chica gritaba de dolor. Hadni hundía su lengua en la boca de la violada hasta la garganta, y dio paso a una follada intensa ante la atenta mirada de su hermano. Hadni le ponía la cara frente a frente a escasos centímetros. Lo único que indicaba rabia en el rostro de la chica eran sus cejas, pues la boca abierta al máximo ocupaba gran parte de su cara.

Hadni: ¿Te gusta puta? ¿Te gusta como te follo? ¿Qué? No entiendo. Jajaja.

El moro no perdía el tiempo para humillarla además de violarla. Era su seña de identidad y se excitaba más con ello.

El coño de Sonia ya hacía unos minutos que se había acostumbrado a esa verga. Reconocía su longitud, anchura y dureza, y la recibía como su huésped sin oposición, ensanchando su camino en la medida de lo posible y envolviendo aquel glande que emanaba líquidos que se unían a los flujos de la chica.

La pobre de Sonia no pudo evitar empezar a gemir. Con la boca abierta le costaba más aguantarse y, desde luego, aquel cerdo era más que experimentado y sabía lo que se hacía. Movía la polla en círculos al final del recorrido de su follada, la sacaba del todo y metía varios pollazos golpeando su sensible y dolorido cérvix. Aquello además de dolor provocaba que los flujos fueran más abundantes.

Los cambios de ritmo tenían su coñito tremendamente excitado y contra su voluntad, no pudo evitar un orgasmo que Hadni disfrutó en su glande por las presiones que su chochito provocaba en sus contracciones.

Hadni: Jajaja. Mira Laarbi, mira como se retuerce. Su cara dice no pero su cuerpo dice sí.

Sonia estaba avergonzada y su rostro se enrojeció. Se había corrido de nuevo siendo violada por aquel cerdo y esta vez ante los ojos del chico que detuvo la otra noche, y que no era otro que el hermano de Hadni.

¿Cómo puedo ser tan puta? ¡Me he vuelto a correr joder! ¡¡Si me está violando!! Y ¿ cómo cojones ha vuelto a escapar del centro este niñato? - pensaba angustiada la pobre de la chica.

Tras varios minutos vejándola y hablando en su idioma con su hermano Hadni, derramó toda su leche en el interior del coño de la policía. Debía llevar sin hacerlo desde la última vez porque Sonia notó como le llenaba el coño y parte salía de allí cayendo a la cama y mojando el tronco de la verga de Hadni.

El moro se separó y viendo que le había quedado algo de semen en su polla, se la limpió en el interior de la boca de la chica, que recibía aquel asqueroso sabor por si fuera poco el que quedaba en su boca después de la follada de la verga sudorosa y sucia del marroquí.

Al igual que con la saliva, la pobre chica tenía serias dificultades para tragar o escupir, por lo que tuvo pegado a su paladar, labios y encías parte del semen de ese cerdo sin poder hacer nada al respecto.

Hadni, ya con la polla flácida se la llevó al salón, agarrándola de las muñecas inclinando su cuerpo. Sonia caminaba con dificultad con la cabeza agachada por la postura, goteando semen que caía sobre el suelo del salón y sobre la alfombra frente al sofá. Hadni le iba dando cachetadas en el culo con mucha fuerza para después arrodillarla de un fuerte empujón en sus hombros, haciéndose daño la chica en las rodillas.

Le empezó a restregar la verga por la cara. Aquel cacho de carne maloliente asqueaba a la chica, que giraba su cabeza tratando de escapar de aquella polla.

El moro la metía en su boca tratando de que adquiriese firmeza, pero no lo lograba. Metió parte del tronco blando que tenía mientras intentaba masturbarse y que aquello se pusiera tieso. Se dio cuenta de que sin la presión de una buena mamada le estaba costando volver a estar empalmado, aunque tenía otras maneras de excitarse.

La cogió de los pelos haciéndole daño y obligándola a levantarse si no quería perder la cabellera.

Hadni: Ven aquí puta que te voy a castigar.

La puso tras el sofá y la tumbó hacia delante quedando su terso y precioso culo ante sus ojos y la mitad del cuerpo tumbada sobre el sofá. Le comenzó a dar palmadas en las nalgas y a masajearlas y separarlas, viendo como su esperma caía entre sus muslos. Las separaba con fuerza y agarraba con firmeza. Sonia creía que le iba a separar las nalga de su culo y podía notar como con tanta fuerza su coño se abría.

Hadni le pidió a su hermano que se acercase y le estuvo enseñando el coño de la chica. Por ocasiones hablaba en su idioma pero por otras hablaba en su inculto castellano. Sonia suponía que era para humillarla más.

Hadni: Mira. Este es el coño de una puta ¿Ves eso? Está mojado porque le gusta.

Laarbi: ¿Cuando me la puedo follar?

Hadni: Jajaja. Espera, está chica tiene que aprender todavía que no se jode a Hadni.

El marroquí se acercó al otro lado del sofá y le levantó el rostro sujetándola por la barbilla.

Hadni: Mi hermano te quiere follar, y vais a follar mucho mucho.

Sonia negaba con la cabeza y trataba de decirle que se fuera al infierno pero no le entendía.

Hadni le dijo que no la entendía y le quitó el cinturón que tenía en su boca, sacándoselo con violencia y haciéndole así daño en los dientes.

La chica movió la mandíbula que le dolía muchísimo. Sentía como si estuviese desencajada y notaba una sensación dolorosa y extraña al abrir y cerrar la boca.

Hadni: No entiendo que dices.

Sonia: Vas a acabar en prisión para toda la vida. Te vas a arrepentir de hacerme esto.¡¡Soy policía!! ¡¡Policía!! ¿¡¡Entiendes!!?

Hadni le cortó y le soltó un guantazo. Se fue tras el sofá y comenzó a gritarle y a golpearle con fuerza con el cinturón.

Hadni: ¡¡ERES MI PUTA!! ¡¡MI PUTA!! ¡¡CÓMO NO HAGAS LO QUE YO DIGO TI VOY A ROMPER EL CULO PUTA DI MIERDA!!

La policía gritaba de dolor. En ocasiones le golpeaba las piernas también aunque se centraba en su culo que se iba enrojeciendo más y más. Hasta se agachó y le dio un fuerte mordisco que le dejó una marca sanguinolenta en la nalga derecha y que provocó el mayor grito de la chica.

¡¡AAAAAAHH!! ¡¡PARAAAAAA!! ¡¡PARA POR FAVOOOOOOR!! Haré lo que tú quieras, pero no me hagas daño... no me hag-gas más d-d-daño p-p-por favor. - le dijo la chica entre sollozos soportando el fuerte dolor fruto de aquel castigo desproporcionado.

La voluntad de Sonia se veía de nueva superada, y sumisa, tuvo que engullir aquella polla y hacer un esfuerzo para ponerla bien dura, de lo contrario Hadni amenazaba con seguir pegándole.

La postura era muy inapropiada para realizar la felación pero Hadni le subía la barbilla provocándole un dolor en el cuello que iba a más poco a poco.

La chica le pidió ponerse de rodillas pero Hadni le dijo que tenía que aprender quien mandaba.

Sonia solo podía hacer presión con sus labios y mejillas y mover la lengua, pero la cabeza permanecía quieta completamente. La chica sabía ya de sobras lo que hacía y pese a los impedimentos que experimentaba, la verga de Hadni ya estaba a medio armar. Sonia la sintió crecer en el interior de su caliente boca y comenzó a sentir el sabor de aquellos asquerosos líquidos que salían del glande de ese cerdo. Hadni se sujetaba la verga junto a los huevos y la sacaba para introducirla una y otra vez. Le folló la boca por un par de minutos entre jadeos y piropos sobre que era una buena mamapollas y que era para lo que había nacido.

La sacó totalmente empapada. Estaba repleta de babas y la situó pegada al rostro de la chica. Le dijo a su hermano que se acercase.

Hadni: Mira Laarbi, es tan grande como su cabeza.

La visión del chico de 16 años que parecía tener menos junto a su hermano violador, humillaba más si cabe a Sonia, que se vio obligada a soportar las vejaciones de ese cerdo y a lamerle los cojones con la lengua mientras la saliva alrededor de la polla dura de su captor resbalada por su cara juntándose en su boca con la saliva que caía sobre el tronco de aquella sucia verga y que también caía sobre el sofá.

Durante un rato Sonia solo veía la polla y bello púbico de aquel violador, pero cuando de nuevo le metió la polla en la boca y le dijo que mirase a su hermano mientras se la chupaba, vio como se marcaba una dura verga en el interior de los pantalones de Laarbi, que se la frotaba lentamente.

Hadni: Aaahh.. aaaah, ¡joder! Deja de chupar mi polla puta. Casi me corro.

Hadni se situó detrás no sin antes decirle que había sido buena chica y darle un beso en la boca con lengua que la chica tuvo que acompañar.

Se agachó y separó de nuevo las nalgas para escupir.

Se puso de lado y comenzó a lamerle el ano para intentar que dilatase.

Hadni: Si la chica se porta bien, nosotros portamos bien. ¿Entiendes Laarbi?

El chico solo asentía.

Se fue con su hermano y Sonia supuso que estaría observando de cerca mientras aquel cerdo dilataba su ano introduciendo y sacando un dedo sin dejar de meter saliva.

Hadni: Hay que preparar el culo para follar. A las putas les encanta por el culo y a nosotros también. Jajaja. Es más duro en la polla y ella sabe quien manda. Sus agujeros son para nosotros. Todos. Jajaja.

Sonia notó un segundo dedo abriéndose paso. A la chica le dolía y eso que solo había entrado la mitad.

El moro lo movía tratando de ensanchar aquel culo que pese a no ser virgen no se lo iba a poner fácil.

La chica estaba tensa y se quejaba en voz baja mientras aquel cerdo le pidió que le dijese a su hermano, que había vuelto a ponerse delante de ella, como le gustaba y lo puta que era.

Sonia: Me gusta que me follen. Me gustan los dedos de tu hermano.

No lo dijo con mucha credibilidad y además un par de lágrimas cayeron por sus mejillas.

La chica no quería hacer disfrutar más a ese cabrón. Debía esperar el momento para poder vengarse. Le hubiera gustado seguir con su actitud de negarse a todo, pero comprendía que solo le iba a provocar sufrir dolor para después ser violada igualmente. Temía que si no le hacía caso le pudiera penetrar el culo de golpe, provocándole un desgarro brutal en su pequeño culito.

Hadni: Dile como quieres follarle.

Sonia: ¿Cuando vas a follarme tú? ¿Por qué no me follas tú en vez de tu hermano?

Laarbi : Joder. Que ganas tengo de metértela.

Sonia: Mmmmh. Enséñame lo que me pierdo.

Justo cuando la punta de la verga de Hadni comenzaba a abrirse paso en su culito, el chico que tenía delante se bajó los pantalones quedándose en calzoncillos.

Al menos parece más limpio que su hermano. -pensó la policía.

Sacó sobre los calzoncillos una enorme verga empalmada algo más corta que la de su hermano, pero no mucho más corta. Era una gran verga. El chico además estaba circuncidado y tenía un glande entre rosado y violeta que casi podía ver palpitar. Tenía el pelo recortado y no la pelambrera de su hermano. Sonia se preguntaba porque lo hacía si no había follado apenas, según decía su hermano.

La polla de Hadni en poco tiempo entraba ya hasta la mitad mientras notaba que los dedos de aquel cerdo jugaban con su coñito manchado de esperma. Hadni llevó parte de ese esperma a la boca de Sonia que lamió entre gestos de asco aprovechando que Hadni no podía verle el rostro.

El chico se masturbaba frente a la chica y ya fantaseaba con follársela.

Hadni aceleró sus embestidas. Sonia sentía que el dolor daba paso a placer aunque trataba de ocultarlo. Su culo, una vez dilataba le provocaba placer y la polla de aquel cabrón entraba ya casi en su totalidad. Ahora entendía por qué sus amigas le decían que el sexo anal estaba muy bien. Comprobó que si no lo penetraban con violencia y el culo se adaptaba, provocaba un fuerte placer.

De hecho quiso imaginarse que era su novio el que la estaba follando, creyendo que aquel cuerpo que se apoyaba en ella era el de su vecino y que la sumisión absoluta era hacia él aunque no lo consiguió ni por un momento.

Hadni empujó con más fuerzas provocándole dolor. Ella no tenía opción de echarse hacia delante y escapar.

Sonia: AAAAAHH, ¡¡ME DUELE!!

Hadni: Shhh tranquila. Shhh te va a gustar.- le decía el moro como si fuese su novio.

El cerdo se separó y separó las nalgas de la chica viendo su obra. Un agujero ancho que trababa de cerrarse. Escupió dentro y volvió a penetrarla esta vez con más fuerza. Se la metió entera y tiró de su pelo hacia atrás dificultándole la respiración. Le dio varias embestidas profundas golpeando con sus huevos en las labios de su coño.

El placer era muy fuerte para el moro y además casi se había corrido con la mamada, por lo que decidió intensificar su follada, disfrutando de la visión de sus pechos tambaleantes el hermano que se pajeaba con fuerza.

Sonia comenzó a gritar. El culo le dolía mucho, pero el placer era también fuerte. Hadni le tiraba del pelo con una mano y con la otra le apretaba un pecho. Por suerte, las embestidas no eran tan profundas y su culo sujetaba aquella polla invasora como una lapa, provocando fuertes temblores de placer en ella que la hacían sentir vergüenza de nuevo por ello.

¡¡AAAAAHHH.... AAAAAAH!! ¡¡TOMA PUTA!! - gritó Hadni seguido de unos sonidos más propios de gruñidos animales que de un ser humano.

Una cálido esperma inundó el culo de la policía mientras Laarbi sentía que estaba a punto de correrse, pero decidió parar para hacerlo cuando se la follase.

Hadni le dio dos embestidas profundas dejando su polla en lo más hondo para dejarla escurrir hasta la última gota.

Al desacoplar su polla de aquel culo como si de maquinaria se tratase, la levantó tirando de su pelo y la situó de rodillas para que le limpiase la polla. Después cogió parte del semen del suelo caído de su coño y culo con el pie descalzó, y le hizo lamer sus sucios dedos para tragar aquel esperma.

Sonia no pudo evitar esta vez las muescas de asco y más lágrimas. Hadni la levantó y le dio un beso, esta vez en la mejilla.

La dejó de pie y fue a la cocina a sacar una cerveza de la nevera.

El muy cerdo se sirve él solo como si fuera el hombre de la casa. - pensaba la cabreada Sonia.

Se sentó en el sofá, encendió la tele y cogió su teléfono.

Sin tan siquiera mirar a la chica, le dijo a su hermano que lavase a la puta y que hiciese con ella lo que quisiera.

Sonia: Hadni. estoy un poco cansada ¿Por qué no esperamos un rato?

Hadni: Vamos, jefa. Hoy es cumpleaños de mi hermano. Ya descansas mañana cuando estás con tu novio. Jajajaja.

Laarbi la acompañó al baño de su habitación.

El chico se desnudó junto a la ducha al lado de la policía. Su polla estaba prácticamente empalmada y, de cerca, casi parecía del tamaño de la de su hermano.

Entraron en la ducha y Sonia le pidió que le quitase el cinturón de las muñecas, quejándose de que le dolía mucho.

El chico comprobó que de la alcachofa de la ducha salía el agua a la temperatura adecuada, y solo entonces comenzó a echarla sobre el precioso cuerpo de su acompañante. No prestaba en ningún momento atención a sus peticiones, era como si Sonia no dijese nada o el chico fuera sordo.

La mojó entera y luego se echó jabón en ambas manos. Masajeó sus pechos impregnando aquella preciosa piel con jabón. Fue bajando por sus caderas, y enjabonó sus piernas arrodillado ante ella.

Si Sonia estuviese sola y no estuviera atada, seguramente le hubiera dado un fuerte rodillazo en la cara, pero esa situación no era la que se estaba dando.

Sonia: Vamos chico. Aún estás a tiempo de no ir más allá.

Laarbi: Date la vuelta. Cuidado. Cuidado no te resbales.

Sonia: De verdad. Laarbi. Soy policía. Tu hermano tiene algún trastorno, pero tú pareces un buen chico.

El chico fue subiendo con las manos enjabonadas por sus muslos. Un escalofrío recorrió el cuerpo de la chica y Laarbi, sonrió al ver la piel de gallina, marcada más por el cuerpo mojado.

Le besó una nalga y luego la otra. Dio un tierno mordisco, suave y delicado. Soltó su aliento sonoro casi entre sus nalgas.

La chica no iba a dejar que la excitación la impidiese seguir con el intento de hacer entrar en razón al chico.

Sonia: Laarbi. Escúchame por favor. No lo hagas, no hagas es...

La mano enjabonada del chico comenzó a frotar el coño de la policía intensamente. Un par de dedos se introdujeron en su aún dilatado coñito. Laarbi le preguntó qué usaba para limpiarse el coñito.

Sonia: Por favor Laarbi. Escúchame. Tienes que llevarte a tu hermano.

Laarbi: ¿Qué usas para limpiarte el chocho?

El hermano de Hadni señaló un par de botes y Sonia le indicó cual era. Con lo que contenía limpió el coño de la chica y hasta echó un poco en su culo.

Se puso de pie y se enjabonó él. La chica trató de girarse pero él no se lo permitió. Se arrimó a la chica, que seguía decidida a convencerle, pero que por más que lo intentase sus palabras eran en vano.

Sonia notó que la verga de aquel chico se abría paso entre sus muslos.

Sonia: Por favor, no lo hagas. Te lo pido por favor. Vas a arruinar tu vida.

Laarbi comenzó a besarle el cuello con delicadeza. Luego le dio un mordisco en la oreja mientras masajeaba sus tetas y apresaba con sus dedos los pezones. Su polla ya había entrado entre los muslos de la chica y se rozaba con la superficie de su coño, provocándole unas sensaciones muy placenteras al joven chico de 16 años recién cumplidos.

Aquella polla no era tan grande como la de Hadni, pero era lo bastante grande como para que Sonia viera como ésta aparecía entre sus piernas más allá del glande. Se rozaba con su coñito que la envolvía con sus labios. Iba adelante y atrás, pajeándose con sus muslos despacio pero sin pausa.

El chico seguía excitadísimo de haber estado a punto de correrse unos minutos antes. No tenía casi experiencia y el placer era muy intenso. Sonia notó que el chico apretaba más su verga y que lo mismo hacía con las manos sobre sus pechos. Al contrario de lo que deseaba, el joven Laarbi tuvo una gran eyaculación soltando borbotones de esperma entre jadeos. Sonia los observó salir entre sus piernas.

El chico le pidió perdón y le dijo que no podía aguantarse porque estaba muy buena.

Siente vergüenza por correrse en dos minutos pero no por violarme. Curioso sentimiento el de este chaval. - pensó Sonia totalmente descolocada.

El chico comenzó a enjuagarse y a enjuagarla, no sin antes volver a limpiar aquel coñito y aquellos muslos de su esperma.

Arrodillado ante ella, dirigió el chorro de la alcachofa de ducha sobre sus muslos.

Sonia: Déjalo ya Laarbi. No sigas.

Laarbi: Sé que las chicas usáis el chorro de la ducha. Mi mejor amiga me lo dijo.

Laarbi dirigió el chorro caliente sobre su coñito. Al principio Sonia dio un respingo por la sensibilidad, pero enseguida el placer se apoderaba de ella. Laarbi separaba el chorro y dirigía su aliento de forma descarada y sonora a aquel coñito. La chica se excitaba más y más. El hermano de aquel monstruo entró en un juego en el que, por unos segundos, dirigía el chorro a su coñito y lo acompañaba de un suave masaje con sus dedos, para luego acercar su boca y tirar el aliento directamente tras desplazar el chorro.

Sonia estaba muy excitada. A pesar de no querer la situación, la chica tenía a otro chico a sus pies, masturbándola mientras no podía moverse y acercando su boca como si le fuera a comer el coño sin llegar a hacerlo. La chica estaba segura de que se estaba mojando de flujo, aunque con el agua eso no se notase. Varias lágrimas inundaron sus ojos mientras le pedía que parase y que no la violase.

Laarbi: No voy a hacer nada malo. Voy a hacerte disfrutar.

El chico soltó la alcachofa de la ducha y metió la boca entre sus piernas. Movió su lengua a un lado y a otro sin ningún tipo de experiencia en este acto. Solo dejaba que sus deseos actuasen por él, guiándose por algunos vídeos porno que había visto en casa de su hermano, o en el móvil de algún amigo antes de haber sido detenido y encarcelado en el centro de menores.

Apresó entre sus manos los pechos de la chica,quien trataba de moverse y sacar de entre sus piernas aquella cabeza de la que solo veía nariz, ojos y pelo. El pelo de cresta teñido de rubio mojado y plano ahora por el agua.

Laarbi: ¡ Mmm..Qué rico sabe!

El chico acompañaba los vaivenes de su presa sin separar la boca. Sonia comenzó a jadear tratando de no gemir. Una lengua en su coño sería placentera fuera de quien fuera y ella lo sabía ya por experiencia.

Durante innumerables minutos el chico le estuvo castigando el coño con la lengua. Introduciéndola todo lo que podía. Probando aquellos sabores desconocidos para él pero que ya le habían puesto la verga dura y tiesa de nuevo.

Ella gemía muy levemente, y alargaba sus respiraciones y se mordía el labio inferior para evitar mostrar que el chico le estaba dando mucho placer.

Laarbi se levantó y le chupó con deseo ambos pechos sin dejar de mirarla y metiéndole un dedo en el coño.

Laarbi: ¡Qué buena estás joder!

Ya estaban bastante secos, excepto el pelo. El coñito de la chica también estaba empapado y no de agua.

Salieron de la ducha y se tumbaron en la cama.

Al lado de la chica, Laarbi se masturbaba con una mano muy despacio mientras con la otra la masturbaba a ella. Además, seguía llenando de saliva esos duros y preciosos pezones marroncitos. Los succionaba y empapaba toda la superficie alrededor de las aureolas de saliva, recreándose en visionar a belleza de esas aureolas más claritas que los ya claros pezoncitos y disfrutando del momento que no quería que acabase jamás.

Le dio un par de lametones en el coño, pero se dio cuenta que no aguantaba más el calentón y, tumbándose de nuevo a su lado con ambas manos tras la nuca ,le dijo que se la chupase.

La chica se quedó mirándole como pidiendo clemencia.

Vamos. no seas egoísta. te lo has pasado muy bien. Ahora me toca. - le dijo dándole varios besos en el hombro.

A Sonia le parecía avergonzante la tranquilidad y ternura con la que le hablaba, como si no la estuviese violando en ningún momento.

Le encantaría no tener las manos atadas. Le encantaría levantarse y coger la pistola del armario y ver como se asustaba al apuntarle con ella. Imaginaba salir después al salón y disparar a ese hijo de puta en los huevos para dejarle eunuco de por vida. No era más que fantasía. Debía cumplir sus peticiones o Hadni le haría algo peor. Triste se sentía, de pensar que su chico no estaba allí para ayudarla. Triste de pensar que era ajeno a todo lo que estaba ocurriendo, y preocupada por cómo le sentaría al enterarse. Además, resultó humillante conseguir incorporarse con los brazos atados tras la espalda tumbada de forma tan incómoda. Consiguió ponerse de rodillas y observó aquella dura verga que le reposaba sobre la barriga sin llegar a contactar, dura como una roca.

Dirigió su lengua al tronco y la arrastró hasta llegar al glande, juntando sus labios para envolver la polla y tirar de ella hacia atrás puesto que no podía ayudarse de las manos.

Las sensaciones nunca vividas por Laarbi le pusieron tremendamente tenso. Sonia lo notó enseguida.

Nunca te la han chupado ¿no? - pensaba la policía.

Empezó a chupar arriba y abajo y notó que la polla se ponía aún más dura.

El chico jadeaba muy fuerte y le decía que la chupaba muy bien, que su hermano tenía razón.

Sonia pensó que si no se lo ganaba tirando de la razón, igual con el sexo conseguía convencerle.

¿Te gusta esto? - le dijo entre lametones con su lengua y succiones de los huevos en su boca.

Laarbi: AAAAHH, ¡joder claro! Hazlo otra vez.

Sonia repitió la jugada varias veces y lamía el tronco de su verga.

Si me sueltas los brazos puedo hacer cosas mejores. Podría hasta tragármela entera. - le dijo tratando de convencerle.

Laarbi: Aaah... para eso no hace falta que te suelte.

El chico le agarró por la nuca y empujó hacia abajo para que se tragase su verga más hondo. La chica de ojos verdes hacía fuerza con el cuello a la inversa.

Vamos, no te hagas la estrecha conmigo. Ya he visto como te tragas la de mi hermano y es más grande que la mía. - le dijo Laarbi.

¿Si me la trago entera me sueltas las muñecas? Es que de verdad, me duele mucho. Aunque sea por unos minutos. - le pidió Sonia.

El chico no le dijo nada pero volvió a empujarle la cabeza.

Sonia se abandonó a confiar en que lo hiciera y se esforzó en hacerlo lo mejor que pudiese. En cuatro o cinco empujones, Sonia fue capaz de tragársela hasta hacer tope con los huevos. En tres ocasiones se la hundió entera por unos segundos. A la tercera la chica sacó la lengua y lamió sus huevos, y el inexperto chico, tras ese placer desconocido y habiendo pasado solo 4 minutos desde que se la empezó a chupar, eyaculó directamente en su garganta.

Sonia casi no tuvo que tragar mientras observaba con su mirada borrosa la silueta del chico mirándola, y notaba que trataba de atravesarla con su verga y la miraba y se retorcía de placer.

Laarbi: ¡¡Aah aah aah aah aaaaaah!! ¡¡Trágate todooo!! ¡¡Putaaaaa!! ¡¡AAAAAHH!! JO-DER! Buuuf.

El chico le limpió las lágrimas con el pulgar sin dejar de tenerla en esa posición.

La separó solo cuando notó que su polla perdía toda su rigidez y disfrutó y se sorprendió viendo que la polla salía completamente limpia de su boca.

Volvió entonces a comerle el coño y alternaba con su culo durante varios minutos. Pasaba su lengua húmeda y caliente por la poca piel que separa el ano del coño, apretando en su coño y sorbiendo los flujos que manaban continuamente de allí. El chico a veces se separaba y se relamía dejando que Sonia lo viese.

Su polla se puso dura de nuevo y la dirigió al coño para meterla poco a poco.

Era la segunda chica con la que lo hacía y era muy inexperto. El placer que sintió en su glande era demasiado intenso al principio porque aún estaba sensible. La penetraba solo un poco y muy despacio. Frotaba su glande con su clítoris y entre sus labios para disfrutar del momento.

Volvió a penetrarla despacio en la posición del misionero mientras le lamía las tetas y le comía el cuello.

Laarbi: Que calentito lo tienes putilla; y que mojado. No veas que gustito estar aquí dentro.

Sonia debía soportar la violación y la humillación de aquel chico que tenía de maestro a un auténtico hijo de puta. Casi prefería insultos y vejaciones de su hermano que esta follada más propia de un novio. Una follada de un chico que ni la escuchaba ni parecía que fuese a entrar en razón.

Sonia insistía en que le quitase el cinturón, en que le dolía mucho. Laarbi no atendía a sus súplicas.

Laarbi: Joder que coñito más apretado. Te folla mi hermano y sigue estrechito.

El chico llevaba unos cambios de ritmo muy malos. Se puso de pie al final de la cama y la acercó hasta allí.

Dirigió su polla a su culo y muy despacio metió el glande y algunos centímetros de verga. La chica se quejó, aunque no le dolía, estaba muy dilatado y el chico lo hacía muy despacio, casi con cariño.

Laarbi decía que apretaba más, que nunca había follado por el culo. Iba alternando entre el culo y el coño por momentos, y sus embestidas eran más continuas, más profundas y más placenteras.

Al entrar en su coño lo hacía con rapidez y al hacerlo en su culo lo hacía despacio y solo hasta la mitad.

Llevaban varios minutos follando. Sonia observó en su despertador que eran las tres y cuarenta de la tarde y más tarde vio que eran las cuatro menos cinco.

El chico salió de su coño y se tumbó de lado en la cama para situarse detrás suya y penetrarla por el culo mientras sujetaba una pierna con su brazo derecho. Le costó un poco encontrar la posición idónea pero, como algo natural, cuando lo hizo comenzó con unas embestidas rítmicas y gustosas.

Sonia había conseguido no disfrutar de la follada. La inexperiencia del chico esta vez era más que suficiente para poder soportar el polvo sin exteriorizar placer y sentirse mal por ello.

Laarbi sudaba mucho. El chico después de dos eyaculaciones tan seguidas no llegaba al orgasmo a pesar del placer enorme que sentía y el morbo de la situación. Cansado, se tumbó y le dijo que se follase ella. La chica se situó de espaldas porque no quería verle la cara.

Esto no molestó a Laarbi que aprovechaba para separar sus nalgas y ver como su polla quedaba envuelta por aquel coño y como desaparecía entre los labios. De vez en cuando se chupaba el pulgar y frotaba el ano de la chica.

Le pidió que aumentase el ritmo y saltase más alto y la pobre Sonia debía acatar todas sus peticiones. Le obligó a botar de rodillas sobre sus piernas separadas entre las más separadas piernas estiradas del chico. De este modo, Sonia debía incrustarse la polla hasta los huevos y levantarse hasta casi sacarla del todo. Al principio no lo hacía, pero Laarbi la ayudó con las manos para indicarle cómo debía hacerlo.

Los golpes de los huevos en su culo, y el placer de ese coñito tenían al chico excitadísimo y jadeando. Sonia comenzó a sentir mucho placer. Por la postura las embestidas eran muy profundas. La polla de ese chico era bastante grande y su coño parecía retorcerse ante sus acometidas.

El fuerte ritmo que le hacía llevar la llevaron a empezar a gemir sin poder ocultarlo.

Durante un par de minutos sintió como su placer iba a más. No quería extender más la follada, por lo que con la polla incrustada hasta el fondo movía de vez en cuando las caderas escuchando ya más que jadeos en el chico. Sin duda estaba cerca de correrse.

Laarbi: ¡¡AAAAH JODER!! Bota más rápido.

La policía no le hizo caso porque sentía que se estaba excitando ella muchísimo. Entonces él se situó sentado sin sacar su polla y le agarró de los pechos, tirando hacia abajo de ellos y empujando con su polla para acompañar los botes.

Le agarró de la cintura para acelerar aún más la follada y le besaba el cuello y mordisqueaba.

Sonia: ¡¡AAAH MMMMHH AAAAAH!! Qué gusto...

¡¡Mierda!! ¿Por qué he dicho eso!!? - se dijo Sonia.

El chico tomó eso como una invitación a seguir, y por varios segundos la movió y acompañó con su polla el gesto con todas sus fuerzas.

Sonia: ¡¡AAAAAAAAH AAAAAH JOD...... DEER AAAAAHHH!!

A la par que sentía como se llenaba de semen su coño, un fuerte orgasmo, más intenso que el anterior con Hadni, le hizo volver los ojos hacia atrás mientras su coño apretaba y ordeñaba aquella verga.

Laarbi jadeaba y respiraba con dificultad. Sin sacar su polla besó el cuello de la chica.

El chico se levantó y abrió la puerta de la habitación para ir a por algo de beber.

Sonia miró el reloj.

Las cuatro y veinte, todavía, mierda... -se lamentaba.

La tele debía estar apagada y no escuchó a Hadni con el móvil.

Volvió el chico con un aquarius y se quedó de pie mirándola.

¡¡Hay que reponer fuerzas!! - dijo entusiasmado.

La policía no podía creer que el chico quisiera seguir con eso. Se estaba recuperando aún del orgasmo y no tuvo tiempo de culparse de nuevo por ello. Solo pensaba en si era posible que Hadni se hubiese ido de allí. Si así fuera sería su oportunidad. Se lo preguntó en varias ocasiones al chico pero no obtuvo la respuesta que quería.

Laarbi: Te acabas de correr y ya preguntas por mi hermano. Menuda viciosa estás hecha. Aún tenemos que echar unos polvos más. Ya habrá tiempo de que te folle mi hermano.

El chico terminó su bebida y se sentó junto al cabecero de la cama juntando dos almohadas para quedar cómodamente sentado. Acercó a la chica a su lado y la abrazó masajeando sus pechos despacio. Al rato, le dijo que se la chupase para que volviese a ponerse dura.

La polla estaba flácida y tenía restos del esperma que había descargado en su coño hacía unos minutos. El muy cerdo le pidió que se la limpiase.

Laarbi: Vamos. Chupa anda.

Puso la mano en su nuca y la guió a su polla. De nuevo actuaba como si sus palabras se las llevase el viento. Haciendo de tripas corazón, la dulce Sonia sacó la lengua y comenzó a lamer el tronco quedando un grueso resto de semen en su lengua. Escupió en la sábana el esperma que acababa de recoger y el chico llevó allí su dedo.

No hay que desperdiciar algo tan rico. -le dijo el adolescente mientras llevaba su sucio dedo a la boca de ella de nuevo.

Laarbi: Chupa,Chupa. Así, así. No lo tragues todavía. Enséñamelo. Ahora. Traga.

La humillación era absoluta. Le hacía limpiar de semen la polla y huevos y enseñarle la lengua con el resto pegado a ella. Luego se lo hacía tragar, y lo estuvo haciendo mientras le tiraba de los pezones o le acariciaba con ternura la cara.

Cuando estaba completamente limpia se la metió en la boca y la polla poco a poco fue cogiendo firmeza.

Succionaba el glande apretando con fuerza con sus mejillas y labios, llevando al paraíso a Laarbi. Subía y bajaba su boca como una ramera. Sacaba la polla de su boca para respirar, pero su cálido aliento excitaba igualmente al chico que la obligaba a mirarle a los ojos mientras le decía que era la chica más guapa que había visto nunca.

Laarbi: Tranquila que vendré todos los días a darte polla para que la saborees. Un día tenemos que ir en el coche patrulla y que me la chupes allí. ¿Cuando trabajas de nuevo?

El chico le fue preguntando por su trabajo. Le pedía que le dijera como le gustaba su polla y que le dijese que se la chuparía siempre que quisiera.

Después de unos ocho minutos y alguna mamada profunda, el chico eyaculó en su boca tres chorros bastante líquidos de semen aunque poco abundantes.

Laarbi: Ya he aguantado algo más. Siento cortarte el rollo y que no puedas seguir tragándote mi polla, pero te prometo que poco a poco lo haré mejor.

Sonia tenía unas ganas terribles de escupir el semen de su boca en su rostro y morderle la yugular hasta arrancársela. No podía hacerlo. Solo pudo mostrarle lo que contenía su boca, para que sintiese el poder de tener a unas chica 8 años mayor que él con la boca llena de su semen, mostrándoselo como un trofeo antes de tragárselo y enseñarle la boca vacía.

Laarbi le dio un beso en la mejilla y le preguntó si quería algo de comer. Fue a la cocina a por unas galletas y un zumo y se lo trajo. A pesar de que la chica le pidió que le liberase fue él el que le dio de comer.

Durante varios minutos estuvo charlando con ella. Era casi un monólogo. Le contó todo respecto a sus robos que le llevaron al centro de menores, la mala relación con su hermano que pretendía arreglar y el cabreo de su hermano por no encontrar a Karim.

Sonia sintió un ápice de esperanza. Karim debía haber huido tras llevarse lo que le pidió. No entendía por qué no daba señales de vida en su casa.

Tal vez esté asustado. - pensó.

El reloj marcaba las cinco y media. Laarbi la llevó al baño. Le hizo hacer gárgaras con enjuague bucal y luego se metieron a la ducha para repetir el proceso una vez más. Esta vez estuvo restregando mucho más rato su polla entre las piernas de la chica, aunque lo hizo de frente y besándola con mucha delicadeza.

Los besos eran todo lo contrario que los de su hermano. La cantidad justa de lengua. Deslizando sus labios con cuidado y dando besitos que bajaban hasta el cuello donde le hizo un chupetón que sin duda, dejaría marca.

Con los besos y magreos de tetas, además del roce de sus sexos, obtuvo su erección, y Sonia, limpita, estaba mojada y lista para ser usada.

Lo primero que hizo, de nuevo en la cama, fue ponerla en la postura del perrito. Con la enhiesta verga se lo abrió todo lo que pudo, hasta que en un par de embestidas solo los huevos impedían profundizar más.

El placer era muchísimo para él, mientras que a la chica le dolía un poco también porque embestía con muchísima fuerza. Sacaba la polla y se la metía por el culo hasta la mitad. Apretaba varias veces y la sacaba y hacía lo mismo con el coño.

Laarbi: ¡¡AAAH... AAHH!! Ojalá tuviera dos pollas para meterlas a la vez.

El adolescente la recostó sobre su cabeza tirando de sus atados brazos hacia delante sin sacar la polla de su culo. Se puso de cuclillas y comenzó a penetrarla más fuerte mientras masajeaba con la otra mano su coño.

Sonia no tardó en comenzar a gemir y el chico penetraba más fuerte abriéndole el culo con toda su polla hundida en él.

Durante interminables minutos la estuvo penetrando hasta que salió y le hizo chupársela hasta correrse de nuevo en su boca.

La tercera polla y otra corrida más que me tengo que tragar desde que tengo novio, y ninguna es la suya. -se dijo culpable la chica.

El siguiente polvo fue un querer y no poder. Al chico se le bajaba la erección y Sonia se la chupaba hasta recuperarla. Al poco de penetrarla, volvía a caer. Se la hizo chupar durante varios minutos pero no conseguía ponerla dura del todo. El chico entonces la restregó entre sus tetas y las apretó para hacerse una cubana pero ni con esas. Había llegado a su tope.

El adolescente miró el reloj, se levantó y fue al armario.

Sacó un vestido rojo apretado con escote.

Laarbi: Quiero que te pongas esto. Mi hermano está a punto de llegar.

Sacó unos tacones a juego y cogió unas braguitas sexys con bordados que compró en la tienda INTIMISSI con sus amigas.

Esto quedará de lujo para las fotos. - pensó el chaval.

La puso al pie de la cama sentada y fue él quien le subió las braguitas entre las piernas, dándole un lametón en el chochito e inspirando su aroma antes de ponérselas del todo levantando su culito.

Miró el vestido y vio que no se lo podría poner con los brazos atados a la espalda.

Laarbi fue a la cocina y volvió con un cuchillo enorme. Se lo puso en el cuello.

Laarbi: Mira zorrita. Voy a quitarte el cinturón. Como intentes algo raro te corto el cuello.

La policía escuchó falta de firmeza en su amenaza. Ya había escuchado y notado esa falta de agresividad en su trabajo. Sabía que esa era su oportunidad.

Soltó la hebilla del cinturón con dificultad y justo antes de que perdiese firmeza el agarre, Sonia escuchó abrirse la puerta de casa.

Era su única oportunidad y estaba a punto de desvanecerse. En cuanto notó que se liberaba la presión sobre sus muñecas soltó un cabezazo hacia atrás con todas sus fuerzas impactando en el rostro de Laarbi con tanta fuerza que le hizo soltar el cuchillo y llevarse las manos a la cara. El grito del chico alertó al visitante y Sonia se levantó como alma que persigue el diablo directa al armario tras deshacerse, mientras se levantaba, del cinturón. Sacó la pistola todo lo rápido que pudo pero cuando se giró Laarbi se había lanzado a por ella y se produjo una lucha entre ambos por hacerse con la pistola. Un tiro salió contra la pared. Entonces entró Hadni como un miura y se lanzó a por ella agarrándola del cuello mientras su hermano le quitaba la pistola.

La oportunidad se había desvanecido y la pistola estaba ahora en poder de esos malnacidos.

Varios gritos y hostias después, Sonia escupía sangre en el suelo con la cara amoratada y enrojecida. Hadni le había pateado el estómago y seguía pegándole cuando sonó el timbre.

Sonia soñaba con que alguien hubiera escuchado el tiro de hacía algunos minutos y hubiera llamado a la policía.

Laarbi fue a observar por la mirilla y volvió.

Laarbi: Está aquí tu amiga la policía. Trae una tarta.

Hadni: ¿Qué hace aquí? Contesta puta di mierda.

El moro le golpeó de nuevo. Hablaba muy bajo para evitar que lo escuchase.

Sonia: Es mi cumpleaños.

Laarbi: Jajaja. Haberlo dicho antes. Así lo hubiéramos celebrado juntos desde el principio.

El timbre sonaba insistentemente.

¡¡Sonia abre no te hagas la dormida!! ¡Traigo algo para tiiiii! -le dijo en tono festivo la rubia preciosa que tenía de compañera.

Hadni obligó a Sonia a levantarse, y lo hizo a duras penas. Todo el cuerpo le dolía y si en alguna ocasión tuvo miedo, no era nada comparado con ahora.

Apuntándola a la cabeza le hizo ponerse el vestido sin nada debajo. Iba descalza, y el moro la acompañó hasta el salón.

Siguiendo las órdenes de aquel monstruo, Sonia le dijo que ya iba, que esperase un momento, mientras el marroquí le agarraba y le apuntaba con la pistola en la cabeza.

Hadni se situó contra la pared para que Sonia pudiese abrir un poco la puerta sin dejarse ver y le dijo que lo hiciera.

Cuando Sonia abrió la puerta la cara de felicidad de su amiga cambió por completo.

Mónica: ¡¡Feliz cum...!! ¿¡Qué te han hecho!?

En ese preciso momento, justo en ese punto, Sonia dejó de pensar en ella. Su mejor amiga estaba allí sin saber nada de lo que pasaba dentro y estaría totalmente indefensa para acabar en el mismo infierno que ella estaba sufriendo. No pensó en la pistola que apuntaba en su cabeza, solo hizo aquello que creía que debía hacer para evitar que le sucediese algo malo a su amiga.

Empujó la puerta con fuerza mientras gritaba a su amiga que corriese. Un tiro casi le alcanza impactando en el espejo de pared que se deshizo en mil pedazos.

Por desgracia, estaba débil y mareada de los golpes y apenas hizo daño a Hadni, que la agarró con fuerza del brazo cuando apenas había dado dos pasos al exterior, lanzándola para dentro con fuerza a los brazos de su hermano que estaba detrás.

Mónica soltó la tarta y dirigió la mano al pequeño bolso que colgaba de su brazo para sacar el espray de autodefensa que llevaba pero no hubo tiempo. Hadni le agarró del cuello y tras dos puñetazos en el estómago, que la dejaron sin aire, llevó a la chica montada en su hombro al interior tirándola al suelo junto al sofá al lado de Sonia.

Retorciéndose de dolor y recuperando poco a poco el aire, la chica, con vaqueros y una blusa blanca que lucía un buen escote realzando sus enormes pechos, miró a su izquierda y vio a su mejor amiga con la cara amoratada y tremendamente asustada.

Sus ojos azules estaban confusos. Su pelo rizado le medio tapaba la cara. Volvió a mirar a su izquierda y vio a Sonia vestida de rojo y más allá, al chico que detuvieron dos días atrás completamente desnudo

El fuerte estruendo del portazo que dio Hadni a la puerta le hizo fijarse en él. Tenía una nueva cicatriz con restos de sangre en el rostro y una cara risueña de absoluta maldad.

Hadni: Ahora sí que vamos a divertir. Jajajajaja.

CONCLUIRÁ...