Ni contigo, ni sin ti (9)

Capítulo 9: EN RECUPERACIÓN

CAPÍTULO 9:

Cinco meses después

Terapeuta: me sorprende que en tan poco tiempo, hayas avanzado muchísimo

Yo: no ha sido fácil, pero estaba harta de tener miedo todo el tiempo, de no dejar que nadie se me acercara, definitivamente eso no es vida para nadie.

Terapeuta: tienes una gran fuerza interior, y aunque no quieras aceptarlo el que tengas a esa chica que viene a recogerte cerca de ti, te ayuda demasiado

Yo: no sé a qué te refieres –riendo- solo somos amigas

Terapeuta: nena pues los ojos con los que te mira ella no son de amigas

Yo: -silencio-

Terapeuta: bueno, si no la quieres para ti… preséntamela

Yo: -sorprendida- ¿segura?

Terapeuta: claro, es un chica muy atenta y se le ven sus nobles sentimientos… es una lástima que a ti no te interese –podía notar su tono sarcástico-

Yo: Jesse es la persona más noble que puedas llegar a conocer en toda tu vida… -sonriendo- te la presentaré cuando llegue por mí, de hecho debe estar por llegar.

Luego de 20 minutos, se acaba la sesión y salimos del consultorio, Jesse estaba sentada en la pequeña sala, se encontraba muy concentrada leyendo un folleto.

Yo: Jesse –acercándonos a ella-

Jesse: -levantando la mirada- hola pecosa, ¿lista? –Dejando el folleto-

Yo: si, solo quiero presentarte formalmente a mi terapeuta, ella se llama Selene…

-se saludan de mano y beso-

Terapeuta: por fin tuvo la decencia de presentarnos

Jesse: suele ser muy despistada -¿estaban coqueteando?-

Yo: bueno, es hora de marcharnos

Terapeuta: no seas desesperada, -le pregunta a Jesse- ¿te parece si vamos a comer algún día?

Jesse: -sonriendo- es muy buena idea, ¿puedes darme tu numero? Digo, para ponernos de acuerdo

Terapeuta: claro, es el  ####### me envías un mensaje para registrarte

Yo: Jesse, debemos marcharnos –empujándola a la salida-

En el coche:

Jesse: sueles ser muy descortés ¿sabías?

Yo: ¿porque lo dices?

Jesse: -conducía- estaba conversando con Selene y me empujas a la puerta, eso es de mala educación…

Yo: no es agradable estar en medio de dos personas que están coqueteándose –cruzando los brazos mientras veía hacia la ventana- hacía mal tercio.

Jesse: -intentó tomar mi mano- ¿estás celosa?

Yo: por supuesto que no Jesse, creo que te he dejado claro que entre nosotras no va pasar nada

Jesse: -silencio- esa es la parte que no entiendo, me dices que no quieres nada conmigo… pero en ocasiones siento todo lo contrario, me hablas de tal manera que me confundes, me haces tener una esperanza.

Yo: más vale que la pierdas… hay muchas cosas que me impiden estar contigo

Jesse: ¿entonces porque no simplemente dejas de hablarme? –molesta-

Yo: ¿eso es lo que quieres?

Jesse: si, porque yo no puedo verte solo como una amiga, Adriana. Te quiero para algo más y tú lo sabes perfectamente

Yo: es lo único que puedo ofrecerte –seria-

Jesse: ¿Qué puedes ofrecerme? Si estamos con personas no me presentas ni como amiga ¿Qué soy para ti entonces?

Yo: no sé, oye me duele mucho la cabeza –mentí-

Jesse: tu pretexto favorito, cada que hablamos al respecto te duele aquí o te duele allá –molesta-

Me dejó en casa y me bajé del coche sin despedirme. Era tan confusa para mi toda esa situación, evidentemente la quería en mi vida y deseaba todo con ella pero no era fácil para mí superar todo aquello. No quería tener que sufrir nuevamente, no quería volver a repetir la historia.

Sé perfectamente que el compartir mi vida con ella es estar en peligro constantemente, estaría preocupada por ver si regresaría con bien del trabajo, para ser honesta eso no es vida para nadie, es por eso que quería alejarme pero al mismo tiempo no podía hacerlo. No podía estar un día sin verla, sin sentir su presencia, sin ver como se preocupa por saber cómo estoy o si algo se me ofrece.

Lo intenté los primeros días, pero no resultó. No podía perderme un solo día de su vida. Era un hecho, la necesitaba. El sentimiento va más allá de cualquier miedo.

_____________________________________________________________

RECUERDO:

En mi habitación

Jesse: no puedes estar toda la vida aquí en cama…

Yo: si la paso aquí es cosa mía

Jesse: pues no permitiré que desperdicies tu vida de esta manera

Yo: mira, no espero que lo entiendas… solo deseo que me dejen en paz

Jesse: no puedes ser tan injusta, tus padres están sufriendo demasiado por lo que te ha ocurrido y ahora tomas esa actitud

Yo: te diré lo que es injusto, -gritando- mientras tu padre hacía un trato con esos desgraciados, a mí un hombre me estaba acosando. Mientras tú dormías cómodamente en tu cama a mí ese mismo hombre me estaba violando.

Jesse: -seria- y no sabes cómo me siento con eso, -sus ojos se aguaron- he venido aquí cada día desde que llegaste nuevamente a casa, y lo único que has hecho es hacerme responsable. Quizá tengas razón, pero creo que es suficiente castigo el hecho de saber que nunca volverás a quererme como lo hacías antes

Yo: -silencio-

Jesse: podré vivir con eso, pero no puedo concebir que no quieras luchar por tu vida, por superar todo aquello que te lastimó

En eso mi madre nos interrumpe:

Mamá: chicas sus gritos se escuchan hasta abajo… -entrando con un plato de comida-

Yo: y seguirá pasando siempre y cuando la dejes entrar –molesta- no tengo hambre

Mamá: debes comer algo, estás muy débil

Yo: no me siento bien, quiero… -corro inmediatamente al baño a vomitar-

Es muy posible que mi mayor miedo en la vida se haga realidad, ¿estaré embarazada?

Jesse: ¿te encuentras mejor?

Yo: no, necesito ir al doctor –completamente alterada- mamá no quiero estar embarazada, no te lo había querido decir porque incluso yo quería negarlo, pero últimamente he tenido mareos –asustada-

Mamá: tranquila Adriana, no vas a estar embarazada… ve a cambiarte voy a llamar a tu padre

Jesse: yo las llevo, dígale a Don Javier que lo vemos allá

Me alisté lo más rápido que pude, sin importar que Jesse estuviese en la habitación. Estaba tan desesperada que difícilmente podía coordinar mis movimientos, no había manera de que la blusa entrara, hasta que ella me ayudó, con mucha paciencia logró calmarme, sus abrazos siempre lo hacían.

Ya en el hospital me hicieron las pruebas correspondientes.

Yo: ¿Por qué tardan tanto los resultados? –nerviosa-

Jesse: acaban de hacértelos hace diez minutos

Estuvimos sentadas por más de media hora en la sala del hospital, Jesse siempre estaba pendiente de mí, con mucha calma tomaba mi mano y en ella me transmitía mucha seguridad. Mi madre se levantó a comprar un par de café’s y quedamos a solas.

Yo: ¿Qué haré si los resultados dan positivo? ¿Qué tal si el me contagió alguna enfermedad? –preocupada-

Jesse: nena, no tienes que adelantarte a los hechos, no debes de preocuparte antes de tiempo

Yo: tengo mucho miedo, es increíble la manera en la que cambia tu vida, solía ser una chica aburrida sin algo extraordinario que contar… y mira ahora.

Jesse: cuando te conocí en esa cafetería, recuerdo que pensaba en alguna manera de poder acercarme a ti, luego cuando ya manteníamos contacto me parecías la chica más interesante del mundo. A pesar que en ocasiones no teníamos cosas nuevas que contarnos, me fascinaba el hecho de conocer cosas de tu pasado. –sonriendo-

Yo: gracias.

Escucho a mi madre conversar con el doctor, ambos se acercaban a nosotras. Miré sus caras para tratar de interpretarlas pero me fue imposible, Jesse y yo nos levantamos del asiento.

Yo: ¿Qué sucede doctor? –su cara era demasiado seria-

Doctor: me temo que no tengo buenas noticias

Sentí que mis piernas no respondían más, y caí sentada en el sillón. No quería escucharlo

Mamá: díganos doctor… ¿está embarazada?

Doctor: ¿Cómo? No, ella no está embarazada

Yo: entonces ¿tengo alguna enfermedad de transmisión sexual? –Dije casi en un susurro-

Doctor: no tampoco

Mamá: entonces tie… -Jesse interrumpe-

Jesse: ¡ya! ¡Déjenlo hablar!

Doctor: usted Adriana presenta un cuadro severo de anemia, es por eso que siente mareos y fatiga constantemente. Es muy importante que se quede un par de horas aquí para tratar de subir un poco la hemoglobina en su sistema, posteriormente llevará un tratamiento a casa.

Las tres respiramos al escuchar esas palabras.

Mamá: gracias a Dios mi niña –me abrazaba muy fuerte-

Me pasaron a una habitación y me colocaron un suero intravenoso, Jesse en todo momento estuvo acompañándome. Mi padre llegó un par de minutos después, excusándose por el retraso le contamos lo ocurrido, por un lado se alegró muchísimo y por otro estaba sumamente preocupado.

Jesse: te dije que todo estaría bien –sobando mi cabeza-

Yo: -acostada en la cama del hospital- quédate conmigo siempre –

Jesse: aunque no lo hubieses pedido pecosa bonita, siempre voy a estar a tu lado.

Fin del recuerdo*

Al día siguiente fui a terapia, en la sesión no quise ni mencionar a Jesse, aunque Selene estaba muy interesada en hacerlo. Cuando acabó la sesión tenía la esperanza de verla a fuera del consultorio, pero no fue así, ella no estaba. En su lugar envió a uno de sus gorilas a recogerme.

Ese era un trato que tenía directamente con mi padre, como él no podía transportarme por su trabajo, le dijo a Jesse que cuidara de mí. Me subí a la camioneta, estaba de muy mal humor, deseaba verla y para hacerlo tendría que disculparme. Le llamé.

Jesse: -voz de dormida- hola Adriana, ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

Yo: si, tranquila… solo pensé que vendrías a recogerme tú

Jesse: no, de ahora en adelante lo va hacer Erick. Ten la seguridad que con el estarás muy bien protegida, es de los mejores hombres que tiene mi padre.

Yo: claro, no dudo de eso. ¿Por qué no vendrás tú?

Jesse: pensé que era lo que querías, como tú dijiste… necesito perder esa “esperanza” y convivir contigo no ayudará mucho.

Yo: -silencio-

Jesse: debo colgar, cuídate mucho ¿sí? –Al no obtener respuesta de mi parte, cuelga-

¿Por qué te quedaste callada Adriana? Sabes perfectamente que no estás lista para salir de su vida. La quiero como jamás había querido a nadie, pero no me siento merecedora de su amor. Le he hecho tanto daño con mi indiferencia todo este tiempo, sobre todo por hacerla responsable de lo que me pasó.

El daño que me hizo ese tipo, dejó secuelas muy grandes en mí, secuelas físicas y psicológicas que tardarán en sanar, ella no debe cargar con ese peso. No sé hasta cuando pueda hacer el amor con alguien sin sentirme sucia y dejar de recordar esos horribles momentos.

Fue una semana exactamente desde aquella vez que hablamos por teléfono, al parecer todo había quedado claro, se había terminado sin siquiera empezar.

Miranda: -entrando a mi habitación- hola pecosa

Yo: deja de llamarme así, haces más difícil que la olvide

Miranda: no tienes por qué olvidarla, no seas orgullosa ¡búscala! –Sentándose a mi lado de la cama-

Yo: no, ella lo dejó muy claro… quiere olvidarse de mí

Miranda: te dijo eso porque tú le hiciste creer que no la querías. Además seamos honestas ¿quién quiere vivir  bajo la sombra de una culpa?, tengo que reconocer que te viste muy mal amiga

Yo: lo sé, pero no estaba en mí el hacerla responsable de lo ocurrido… cuando pasas por una situación así lo único que buscas son culpables… solo deseas llenar ese vacío.

Miranda: no te diré que me imagino por lo que pasaste amiga, porque en realidad no lo sé. Sin embargo es necesario que hables con ella, ustedes no tienen por qué estar separadas.

Yo: ¿podrías hacerme un favor?

Miranda: claro, dime…

Yo: márcale y pregúntale qué planes tiene para esta noche… la invitaré a cenar

Miranda: esa es una estupenda idea –sacando su celular- en este mismo momento le llamo.

-silencio-

Miranda: hola Jesse, habla Miranda… sip, esa misma… oye te llamaba para ver si estas disponible esta noche…. ¿no? ¿Se puede saber a dónde vas?.... comprendo… ok, cuídate mucho, chao –cuelga-

Yo: ¿Qué te ha dicho? ¿A dónde va? ¿Con quién?

Miranda: una pregunta a la vez… no me dijo con quién ni a dónde pero va salir amiga

Yo: ¿crees que se haya encontrado a otra?

Miranda: no lo creo Adriana, ella no parece ser de esas chicas que olvida rápido, además ha pasado solamente una semana deja la paranoia.

Yo: espera un momento –sacando mi celular- (llamando)

Miranda: ¿Qué vas a hacer, loca?

Yo: silencio boba… hola Selene, ¿Cómo estás?... bien también, oye llamaba para preguntarte si tenías planes para esta noche, me gustaría invitarte a salir… ¿saldrás? ¿Con quién si se puede saber?... si si claro, lo siento no es de mi incumbencia –apenada- es una lástima linda, nos vemos mañana en la sesión. Adiós! –colgué-

Miranda: ¿le llamaste a tu terapeuta?

Yo: si –molesta- Jesse y Selene van a salir esta noche, están intentándolo.

Miranda: ¿intentando qué?

Yo: ¡pues tener una relación tonta! Selene estaba interesada en ella, seguramente Jesse le contó y la muy zorra aprovechó la situación

Miranda: por Dios amiga, y ¿vas a permitir eso?

Yo: claro que no, dejo de llamarme Adriana Escalante si esa aprovechada se queda con mi chica

Miranda: confieso que a veces me das miedo.

PLAN EN MARCHA:

Al día siguiente me levanto muy temprano, desayuno con mi madre quién me cuestiona sobre el desaparecimiento tan repentino de Jesse, como no tenía muchas ganas de hablar al respecto le dije que había ido de viaje. Claro que me conoce tan bien y se dio cuenta que le estaba mintiendo.

A las 5pm me terminé de alistar para ir a consulta con Selene, su guardaespaldas ya estaba esperándome afuera. Necesitaba saber de ella, pero quería que ella me llamara, así que le dije a su gorila que ese día me llevaría otra persona, y se marchó.

Me fui en taxi sin que nadie en casa se diera cuenta, cuando llegué como por arte de magia suena mi celular.

Yo: disculpa Selene, me está llamando Jesse, en un momento vuelvo –me levanto y me salgo- hola Jesse ¿y ese milagro?

Jesse: porque le dijiste a Erick que te llevaría otra persona, tu padre me pidió que lo hiciera yo, sin excepción.

Yo: es correcto, pero como ahora has decidido no acompañarme he pensado que no tiene caso ¿no crees?

Jesse: independiente de lo que pase entre nosotras, tengo un compromiso con tu padre que debo cumplir

Yo: despreocúpate por eso, tu compromiso se ha roto… no necesito a tu guardaespaldas… tengo a alguien que me traerá de ahora en adelante y es igual de seguro

Jesse: ¿de quién se trata? Es curioso porque hasta hace algunas semanas no dejabas que nadie más se te acercara

Yo: tú mejor que nadie debes saber que Selene es muy entregada en su trabajo –hablando irónicamente- me ayudó a superar muchas cosas

Jesse: ¿Por qué habría de saberlo?

Yo: porque saliste con ella anoche, supongo que la conociste mucho mejor –mis celos estaban a punto de hacerme explotar, definitivamente se me estaba saliendo de control-

Jesse: ¿Cómo sabes eso? ¿Ella te lo dijo?

Yo: no, veo que han tomado con mucha discreción lo suyo…

Jesse: nosotras no tenemos nada, te pido que no pienses cosas que no son

Yo: no tengo nada que pensar, tu tranquila… tienes derecho a continuar con tu vida, solo que al momento de alejarte de mí debiste ser más específica y decirme que estabas conociendo a alguien más

Jesse: no tengo porque darte explicaciones –ouch, eso dolió-

Yo: es correcto, tengo que dejarte… tengo sesión con tu novia ¿quieres que le deje tus saludos?

Jesse: si quisiera enviarle saludos, se los envío yo misma, gracias –colgó-

Ese día en la sesión estuve todo el tiempo a la defensiva, claramente estaba retrocediendo en el proceso. Sentía tanto coraje hacía ella, sin embargo no tenía nada que reclamarle, les hice creer a ambas que no estaba interesada en Jesse, y estaba pagando las consecuencias de mis actos.

Salí de allí con los nervios de punta, tomé nuevamente un taxi… sin importarme los posibles riesgos a los que enfrentaba, afortunadamente llegué a casa sana y salva. Le dije a mi madre que ya no iría a terapia con Selene, estoy convencida que no soportaría verle la cara y posiblemente encontrarme con Jesse de vez en cuando. No estoy lista para verlas juntas.

Al día siguiente Erick está nuevamente está afuera de mi casa, le digo que no iré y se retira.

Llamada:

Jesse: ¿te encuentras bien?

Yo: si, ¿Por qué?

Jesse: me dijo Erick que no fuiste a terapia

Yo: para ser una persona que no desea tener contacto conmigo, lo estás haciendo mal… creo que no entiendes el concepto

Jesse: no es tan fácil separarse de ti –dijo con mucha seriedad-

Yo: no te creo, buscaste consuelo muy rápido

Jesse: no busqué consuelo, no digas eso… ¿Por qué no fuiste?

Yo: dejaré la terapia, buscaré a alguien más…

Jesse: ¿podemos vernos hoy?

Yo: claro –deseaba escuchar eso- ¿dónde?

Jesse: mandaré a Erick por ti, estoy en casa con un resfriado de los mil demonios

Yo: si, pude escucharte… ¿estás tomando algo?

Jesse: no

Yo: llevaré el kit anti-resfriado de mamá

Jesse: de acuerdo, te veo en un rato, chao –cuelga-

Después de 20 minutos tomo las cosas necesarias, le aviso a mi madre que iré a casa de Jesse, se pone muy contenta al escucharlo.

La puerta de su casa estaba abierta, entro y veo a su mamá:

Yo: disculpe que haya entrado así señora, Jesse me dijo que estaba enferma y le traje un par de cosas para que se mejore –enseñándole la bolsa-

Mamá de Jesse: me alegra, hija. Sube allá esta también una amiga suya…

Yo: ¿esta alguien allá arriba? Pensé que estaba sola

Mamá de Jesse: si, es una amiga nueva… Selene creo que se llama, ha estado viniendo últimamente

Yo: comprendo, bueno señora un gusto saludarla, iré a darle esto

Subo las escaleras y siento la sangre hervir por todo el cuerpo, no deseaba entrar en un mal momento donde pudiera descubrirlas, y como en las telenovelas salir corriendo desesperadamente.

-tocando la puerta de su habitación, cabe mencionar que estaba cerrada-

La abren

Yo: siento interrumpir lo que sea que estuviesen haciendo chicas

Jesse: hola –sonriendo- pasa, no interrumpes nada…

Selene: hola Adriana, que gusto verte… me sorprendió que cancelaras la cita de hoy ¿pasa algo?

Yo: no, es solo que estaba indispuesta –no pensaba decirle aún que ya no iría con ella- Jesse te he traído esto, espero que te mejores

Jesse: pareciera que te estas despidiendo –desilusionada-

Selene: chicas, es hora de marcharme… tengo mucho trabajo que hacer –diciéndole a Jesse- que te mejores cariño –beso en la mejilla- Adiós Adri, te veo mañana –beso en la mejilla-

Yo: claro, chao –cortante-

Se marcha

Jesse: ven, siéntate a mi lado –haciendo un ademán con la mano-

Yo: aquí estoy bien, gracias –continuaba enojada-

Jesse: -sentándose en la cama-¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan seria?

Yo: nada, -sacando las cosas de la bolsa, para colocarlas en el pequeño mueble que estaba a un lado de su cama-

Me toma de la mano y me jala hacia ella… mi equilibrio se ve comprometido y caigo sentada en la cama, cerca de ella.

Jesse: así estamos muchísimo mejor, ¿no crees?

Yo: -nerviosa- no, me tengo que ir

Jesse: quédate conmigo, necesito que alguien me cuide

Yo: contrata a una enfermera particular, el dinero no es problema para ti

Jesse: pero quiero que seas tú quien me cuide

Yo: ¿Por qué no se lo pediste a Selene?

Jesse: no quiero que ella me cuide, no es igual a que si tú lo hicieras

Yo: ¿no te cansas de coquetear con las dos? –molesta-

Jesse: con ella no coqueteo –seria-

Yo: te he visto hacerlo no seas descarada –tratando de levantarme-

Jesse: -deteniéndome- lo que sucede señorita es que tus celos te hacen ver cosas donde no las hay… -sonriendo-

Yo: ¿acaso estás loca? Como te atreves a decir que estoy celosa –haciéndome la indignada-

Jesse: no trates de negarlo, estás que te mueres por dentro pensando si entre ella y yo ya pasó algo ¿me equivoco?

Yo: claro que te equivocas, tanto dinero te hizo crearte aires de grandeza

Jesse: sabes perfectamente que el dinero jamás ha tenido influencia sobre mí, en ningún aspecto ¿Qué te cuesta admitirlo?

Yo: no estés viendo cosas donde no las hay entones…

En ese momento dejó las palabras para recurrir a las acciones, como yo estaba parada justo al borde de la cama, ella se puso de rodillas para estar a mi altura, me tomó del brazo y me acercó a ella con gran velocidad. No me dio tiempo de pensar ni reaccionar, o tal vez no traté de poner resistencia.

Tomo mis mejillas con sus manos y me plantó un delicioso beso. Después de tanto tiempo volvía a probar sus carnosos labios. Era un beso tan tierno, lento y dulce, me volvía loca con cada movimiento, teníamos ya mucho tiempo así, nuestras respiraciones estaban agitadas pero no porque se estuviera convirtiendo en algo sexual, al contrario… el beso estaba lejos de serlo. Más bien necesitábamos respirar, pero no queríamos separarnos.

Con mucha dificultad lo hicimos

Jesse: extrañaba demasiado tus besos –sin separar su frente de la mía-

Yo: ¿la besaste a ella?

Jesse: eres increíble –separándose- después de mucho tiempo nos volvemos a besar y tu preguntas eso –molesta-

Yo: necesito saberlo –seria-

Jesse: no sé si quieras escucharlo, pero si… nos besamos un par de veces, no sé si lo hice por despecho

Yo: ¿hicieron el amor?

Jesse: -silencio- …