Ni contigo, ni sin ti (8)

Capítulo 8: conocí el infierno

CAPÍTULO 8: EL INFIERNO

Día 1:

A mi punto de vista habían pasado años desde que nos atraparon a Jesse y a mí, pero no era así… eran más de las seis de la tarde, absolutamente nadie me daba respuesta de ella, los chicos cambiaban turno constantemente.

Chico: tu padre está buscándote como loco –comiendo una manzana-

Yo: y va encontrarme –lo dije muy segura-

Chico: ¿aquí? No lo creo

-silencio-

Yo: ¿puedes decirme que ha pasado con Jesse?

Chico: hay una buena noticia, su padre está arreglando un acuerdo con mis jefes

Yo: eso es genial, ¿ella está bien? –pregunté feliz-

Chico: -risa burlona- no dije que serían buenas noticias para ti… su padre está negociando su liberación, no la tuya, y si está bien, digo… inconsciente pero viva –terminando de comer-

Yo: ¿de qué hablas? ¿Qué pasará conmigo?

Chico: con un demonio, te lo he dicho mil veces… -gritó- más vale que pierdas la esperanza de salir de aquí, el jefe te quiere para él, te daré un consejo, cuando vaya a poseer tu rico cuerpecito más vale que le guste, porque si no… -silencio- solo va matarte

Yo: -silencio- ayúdame a salir de aquí –le rogaba-

Chico: lo siento nena, no puedo hacer eso

Yo: -lloraba desconsoladamente- Por favor, sácame de aquí… mi padre no va hacerte nada, te lo prometo.

Chico: escucha, estoy arriesgando mi vida al conseguirte comida de verdad, y ¿quieres más ayuda? ¡Demonios! Bien dicen que las mujeres entre más les den, más quieren…

Las horas indicaban que empezaba a anochecer, era hora de que el chico se marchara y entrara otro de guardia, era un señor de más o menos unos 55 años, era una persona totalmente desagradable.

En eso aparece:

Extraño2: ¡hola preciosa! ¿Me extrañaste? –Asomándose por el agujero de la puerta-

Yo: -me levanté rápidamente del suelo- no

Extraño2: lo gracioso es que en un par de meses tu respuesta será otra… en fin, vengo a informarte que tu chica se ha marchado con su familia. Te preguntarás ¿Por qué no te liberamos a ti?

Yo: -silencio-

Extraño: existen varias razones, la principal es que tu padre arruinó nuestros negocios, en segundo lugar el viejo Montenegro sólo pidió la liberación de su hija y en tercer lugar porque –silencio-

Yo: -ansiosa- ¡dilo ya!

Extraño2: porque me gustas –guiñando el ojo- , ahora la cuestión es la siguiente: tú puedes estar como reina en una casa, con todos los lujos y comodidades a cambio de ser mi chica, ¿sabes lo que todo eso implica, cierto?

Yo: lo sé, pero… ni loca aceptaré tu oferta

Extraño2: es una verdadera lástima que no desees cooperar, acá entre nos hago muy rico el amor… podría gustarte, y de paso te hago un favor a quitarte esos gustos, aunque no te juzgo las mujeres son lo más delicioso del mundo –risa-

Día 2:

Después de pasar aquella amarga noche, me desperté a eso de las 10am, con mucho trabajo logré dormir, mis ojos se encontraban hinchados del desvelo y por tanto llorar. Me sentía seca por dentro

Yo: ¿podrías darme agua? –Le pregunté al chico-

Chico: claro –se levanta y se va-

Yo: gracias por hacer esto por mí –bebiendo-

Chico: de nada, la verdad es que… cuando era niño a mí también me secuestraron, y nadie estaba para darme agua ni alimento…sé por lo que estás pasando

Yo: ¿Por qué te secuestraron? –Pregunté incrédula-

Chico: mi padre estaba metido en muchos líos

Yo: y ¿Cómo es que llegaste a esta organización?

Chico: necesitaba dinero…

Yo: si bueno, mucha gente lo necesita pero no por eso toma este tipo de decisiones

El chico pretendía contestarme pero afuera se empezaron a escuchar disparos y gritos. En eso entra Ritchie corriendo hacia donde estábamos

Ritchie: Gera, llévatela al otro escondite, escucha: tu vida depende de que esta chica no se escape, recuerda que aún tenemos de prisionera a tu hermana, cabrón.  –Se marcha-

Trataba de memorizar cada cosa que veía a mí alrededor, hasta que me tapó los ojos con una  venda y me llevó en coche hacia otro lado.

Yo: así que te llamas Gerardo

Gera: si, se supone que no debías saber mi nombre

Yo: si vamos a convivir al menos debo saberlo… ahora entiendo porque estás aquí, ellos tienen a tu hermana

Gera: si –comenzaba a enojarse- los malditos la prostituyen

Yo: siento mucho escuchar eso, ¿al menos te permiten verla?

Gera: si, un par de veces a la semana, pero no es suficiente… cada que la veo tiene nuevos golpes

Yo: -silencio- dime el nombre del hijo de tu jefe, ese que supuestamente está enamorado de mí

Gera: ¿para qué lo quieres si no vas a salir de aquí?

Yo: quizá considere su oferta

Gera: su nombre es Carlos

Llegamos a un sitio muy quieto, como no podía ver nada trataba de agudizar mi oído, parecía un lugar deshabitado. Entramos a la casa y estaba un hombre con una voz que me sonaba muy familiar. Era Roberto (el gorila de Jesse).

Roberto: tardaste mucho

Gera: había policías por toda la ciudad

Tenía una pista, seguramente me encontraba en algún pueblo cercano,  a lo mucho condujo por un par de horas.

Roberto: ¿sabes qué fue lo que pasó allá?

Gera: a lo que escuché, policías

Roberto: seguramente es el padre de esta chica… la familia Montenegro aún no sospecha de mí, eso es bueno ¿no es así?

Gera: si, oye Roberto ¿has sabido algo de mi hermana? Han pasado algunos días y no me llama

Roberto: chico, no soy en indicado para decírtelo… pero te considero un amigo, Carlos me dijo que había muerto –Gera comenzó a enfurecerse, que se fue en contra de Roberto-

Gera: ¿de qué estás hablando, imbécil? No puede ser cierto –golpeándolo-

Roberto: brother, tranquilo –gritó- eso fue lo que escuche, no tengo la culpa… tranquilo

Gera: ¿Cómo carajos quieres que esté tranquilo?, era una niña… me prometió que nada le pasaría –lloraba-

Roberto: viejo, voy a investigar ¿de acuerdo? Ya sabes cómo es Carlos, seguramente estaba bromeando –zafándose de los golpes- debo marcharme, hace unas horas me habló Antonio Montenegro.

Gera no dejó de llorar por un par de horas, preferí no mencionar nada al respecto para así evitar algún enfrentamiento, pensé en que quizá cuando se calmara un poco, aprovechar la situación y pedirle que me deje ir.

Se me hacía extraño que Roberto aun sabiendo de mi presencia no trató de ocultarse.

Día 4:

Yo: de verdad estoy muy aburrida

Gera: yo también, pero no podemos hacer nada

Yo: ¿crees que podamos ir un poco afuera?, de verdad necesito respirar aire fresco

Gera: ¿no intentarás escapar?

Yo: no, lo prometo –mentí-

Me ató de manos y pies con una cuerda vieja que estaba en el piso y salimos de la casa, había pasado cuatro días encerrada en una oscura habitación de cuatro paredes, el sol lastimaba mis ojos, no podía ver con claridad y no había manera de cubrirme la cara. Pero en definitiva me gustaba la sensación, la extrañaba.

Cuando mis ojos se acostumbraron nuevamente a la luz, voltee hacia todos lados para ver si había alguna manera de escapar, pero todo era absolutamente plano, no había muchos árboles, ni casas, no se escuchaba el ruido de los coches ni animales.

Yo: esto es deprimente

Gera: -ríe- ¿ya te diste cuenta que no puedes escapar?

Yo: si –decepcionada-

Gera: será mejor que vayamos adentro, tengo ganas de ir al baño

Yo: ¿puedo quedarme un momento más? Confía en mí –calmada- necesito más aire

Gera: de cualquier manera no llegarías muy lejos, estas débil… está bien, solo no me metas en problemas

Cuando se metió a la casa, esperé un par de minutos para cerciorarme que había entrado al baño, posteriormente logré desatar el nudo de mis piernas y luego a como pude el de las manos.

Corrí lo más rápido que pude, estoy convencida que si muero, no lo haré en esa habitación, mucho menos a manos del cretino de Carlos. Corrí y corrí por varios minutos, luego bajé la velocidad, solo caminaba, mi cuerpo no respondía más, había gastado mis energías.

A lo lejos observaba una carretera, comenzaba a oscurecer y debía buscar refugio. Pensé que estaba muy alejada de todo aquello que pudiese hacerme daño. Me tiré al pasto a descansar un poco, luego como si se tratase de mi imaginación vi un par de luces, pertenecían a un coche. Me levanté lo más rápido que pude, en ese momento solo me preocupaba el hecho de no llegar a la orilla y perder esa oportunidad de marcharme de ese infierno.

Afortunadamente llegue antes que él, extendí mis manos en señal de auxilio, me coloqué en medio de la carretera para que pudiese verme, estaba hambrienta y sedienta.

Se detiene el coche un par de metros delante de donde yo estaba, corro hacia él

Carlos: ¿necesitas un aventón, bonita?

Debía ser una broma, un mal sueño, una pesadilla ¿Cómo es que de tantos habitantes en la tierra, él pudo encontrarme? Pese  mis esfuerzos por escapar fue completamente imposible. Un fuerte golpe me hizo caer al piso.

Abro lentamente los ojos, siento que la cabeza va explotarme, observo mis manos y mi ropa y está llena de sangre, me encuentro en un coche que va en marcha. Recordé lo último, Carlos.

Llevo mis manos a la cabeza y el me mira por el retrovisor.

Carlos: siento haberte pegado tan fuerte, es solo que estaba nervioso porque no te encontraba

Yo: ¿Cómo me encontraste?

Carlos: sabía que intentarías escapar nena. Solo para que sepas que fue muy valiente de tu parte hacer esto, ¿pero sabes? No habría manera de que eso ocurriera, son muchas hectáreas que nadie en su sano juicio podría caminar.

Yo: te lo suplico, déjame ir a casa… necesito ver a mis papás

Carlos: eso es imposible

-silencio-

Yo: ¿Qué va a pasarle a Gerardo? Él no tiene la culpa de que yo me haya escapado

Carlos: ni me recuerdes a ese imbécil, bueno para nada. Le di su merecido, pero no te preocupes ahora mismo está acompañando a su hermana.

Yo: -Asustada- ¿lo mataste?

Carlos: si, pero no te sientas culpable… de igual manera iba a hacerlo, se estaba convirtiendo en un estorbo.

Sentí mi corazón detenerse por un minuto, era imposible no sentirme culpable por lo ocurrido, comencé a llorar, la rabia invadía mi cuerpo como nunca antes. Luego de un par de horas de camino llegamos a un motel, pude reconocerlo, lo había visto un par de veces cuando viajaba a la playa… estaba cerca de la ciudad.

Me dio indicaciones para pasar desapercibidos ante los trabajadores del motel, si no hacía lo que me pedía mataría a mis padres.

Carlos: necesito un cuarto, el mejor que tenga… esta noche es especial para mi novia y yo

La recepcionista lo veía y solo sonreía, al igual que a mí.

Recepcionista: son 350 pesos –dándonos las llaves-

Carlos: aquí tiene

Yo: ¿puedo usar el baño?

Carlos: -cara de molesto- espera en la habitación cariño

Yo: necesito entrar ahora –sin que se dieran cuenta tomé una pluma-

Recepcionista: joven entienda, deben ser los nervios –dijo con simpatía-

Carlos: claro, -apretó mi brazo- pero nos vamos a la habitación ahora

Yo: cariño, estás haciéndome daño –lo dije a propósito para ver si la chica, veía algo extraño en su actitud- necesito ir a este baño, no tardo nada

Carlos para evitar llamar la atención me dejó hacerlo, entre inmediatamente al cubículo y con la pluma anoté el número de mi padre y coloqué una nota:

“Ayuda, me tienen secuestrada, llame a este número ####### soy Adriana Escalante, estoy en la habitación 203”

Carlos me gritaba desde la puerta, y salí inmediatamente

Carlos: ¿Por qué tardaste tanto?

Yo: tenía mucho sin ir al baño, por si no sabes es vital en los humanos hacerlo… -hablando con sarcásmo-

Carlos: rápido, vayamos a la habitación.

Cuando entramos, se fue quitando la ropa poco a poco sin apartar su mirada de mí, por mis venas la sangre fluía demasiado rápido debido a la adrenalina, temía que algo me hiciera.

Cerré los ojos, y me voltee a otro lado. De pronto siento su cuerpo desnudo rozar mi piel, doy un pequeño brinco y abro los ojos, tenía su asqueroso pene erecto delante de mí.

Carlos: he esperado bastante, nena

Yo: no, por favor… -comenzaba a llorar-

Carlos: dicen que si la violación es inevitable, solo tienes que cooperar y será más fácil

Yo: por favor –suplicaba- no lo hagas

Carlos: lo deseo mi amor, y si yo lo quiero lo obtengo.

Me tomó a la fuerza, me levantó del suelo y me tiró con fuerza a la cama, comenzó a desvestirme con furia, rompió lo poco que quedaba de mi vestido. Gritaba lo más fuerte que podía para que pudiese escucharme alguien.

Carlos: vamos nena ¿crees que es nuestra primera vez? Confieso que no lo disfruté tanto porque estabas inconsciente, pero esta vez será diferente

Yo: eres un enfermo, desgraciado. –lloraba y gritaba-

Carlos: deja de moverte ¡carajo! Vas a ser mía nuevamente y no hay nada que pueda impedirlo…

Una vez que retiró mi ropa, se subió arriba de mi y colocó su pene en mi vagina, pese a mis esfuezos fué imposible alejarlo de mi, mi llanto no cesaba. metió su pene de un solo golpe, sentí como se desgarraba mi interior y el gemia de placer, dolía tanto como supongo que duele una puñalada. su miembro entraba y salia con bastante fuerza y velocidad, terminó en siete minutos... tuve oportunidad de contarlo, estaba mirando el reloj de la pared, esos siete minutos fueron como miles de años, el tiempo corría demaciado lento. Luego de que terminó me obligó a practicarle sexo oral, estaba a punto de terminar nuevamente, a propósito lo mordí y el me dió un gran golpe en la cabeza, aún así eso no impidió que siguera masturbandose hasta que derramó su sémen en mi cara. Moría de asco.

Está por demás decir que no dormí esa noche, me senté en la esquina de la habitación para observar como ese animal podía dormir tranquilamente después de lo que había hecho. La puerta estaba con llave y las ventanas con protección así que no había manera de huir. Mis piernas estaban llenas de sangre, proveniente de mi vagina.

Día 5:

A la mañana siguiente me mandó a ducharme, duré más de lo debido, con el jabón intentaba limpiar la suciedad que sentía en mi piel. Pero era imposible.

Carlos: nena, -gritaba- voy a conseguir ropa para ti, estarás encerrada así que no hagas nada estúpido

No tenía fuerza para hacer nada más que tallar y tallar mi cuerpo, en diez minutos entra nuevamente y me ofrece la ropa, mira mi cuerpo desnudo a través de la puerta transparente de la ducha, me mira con lujuria y yo solo puedo sentir asco, me cubro un poco con las manos.

No paraba de llorar al recordar lo que había pasado, y sobre todo por pensar que no había sido la primera vez que Carlos me tomaba.

Una vez que estábamos listos, bajamos a la recepción, Carlos debía entregar ciertas cosas así que me encontraba justo a un lado de él. Levanto un poco la cabeza para poder ver afuera, seguramente sería la última vez en mi vida que veía la luz del sol.

En eso veo al papá de Miranda haciéndome señas para que guarde silencio y no haga nada. Mi salvación había llegado, miro a Carlos y está concentrado en la chica, no era la misma de ayer. Su cara me resultaba familiar ¡claro! También era policía, era amiga de mi padre.

“La recepcionista” coquetea descaradamente con él, y como la mayoría de los hombres no puede resistirse, veo nuevamente al papá de mi amiga y me pregunta si él está armado, apenas pude leerle los labios. Le dije que no.

Inmediatamente mi padre pasa por su lado empujándolo, no sé de donde salió… solo vi que Carlos cayó al piso, y con su cara de confusión volteó a todos lados, sabía que lo habían atrapado. Mi padre rápidamente me abrazó, sentí su protección. Mientras que a mi agresor lo detenían cuatro policías.

Carlos: me llevo la dicha de haberte cogido, princesa… y no solo una vez –gritó mientras se lo llevaban-

Mi padre al escuchar eso, me vio a los ojos, no pude sostenerle la mirada, me sentía tan apenada, no deseaba que él se enterase de eso. Se soltó de mi abrazo y corrió a donde estaba el y comenzó a golpearlo con tanta furia, estaba a punto de matarlo cuando los demás policías logran quitárselo de encima.

Le gritaba un sinfín de cosas ofensivas, pero eso no cambiaba nada, el daño ya lo había hecho.

De camino a casa íbamos en completo silencio, no deseábamos hablar. Podía ver como lloraba en silencio y yo hacía lo mismo.

Llegamos y mi madre me recibió con un dulce abrazo, lleno de lágrimas y nostalgia, subimos a mi habitación y le pedí que me dejara sola, no quería hacerlo pero insistí. No deseaba que me vieran así.

En mi habitación no podía estar en calma, si intentaba dormir inmediatamente me despertaba una pesadilla, despertaba sudando y llorando, revivía ese amargo episodio una y otra vez.

Mi madre entró a mi habitación y me dijo que Jesse estaba abajo y deseaba verme, le dije que no la quería ver más, que la corriera. Ella trató de explicarme lo que ocurría pero decidí no escuchar, perdí la calma y grité muy fuerte.

Yo: solo necesito una pastilla anticonceptiva, ¡rápido!

Ella salió de la habitación y después de dos horas la trajo nuevamente. La tomé desesperada, estaba angustiada por salir embarazada de un maldito violador.

Al día siguiente:

Mamá: debes comer algo

Yo: no tengo hambre

Mamá: de igual manera lo dejaré aquí, hija. –Me miraba en silencio- te amo Adriana, gracias a Dios estás aquí

Yo: ¿Dónde estaba tu Dios cuando ese imbécil estaba violándome? –pregunté furiosa-

Mamá: lo siento tanto hija –lloraba desconsoladamente-

Desperté y vi el reloj, eran las 3pm… me sentí un poco mejor al despertar en mi casa, aparentemente el infierno había terminado. Me volteo y veo una silueta. Era Jesse

Yo: ¿Qué haces aquí?

Jesse: deseaba asegurarme que estabas bien

Yo: después de lo que ocurrió nadie puede tener tranquilidad…

Jesse: lo sé, créeme que lo entiendo

Yo: ahora que viste que estoy viva, puedes marcharte…

Jesse: me siento tan responsable por lo que te ha pasado –a punto de llorar-

Yo: que bueno que estas consciente de ello, porque es tu culpa, no debí ir a esa fiesta contigo, no debí ni siquiera conocerte… ¡arruinaste mi vida!

Jesse: acepto la culpa, te pido perdón por eso… pero sé que mis disculpas nada resuelven, solo quiero que sepas que haré hasta lo imposible porque Carlos pague por lo que te hizo

Yo: no quiero ni siquiera escuchar ese nombre, por favor. Por cierto no sé si sepas pero Roberto, tu guardaespaldas está involucrado, escuché su voz en una de las casas a las que me llevaron.

Jesse: eso explica porque ya no fue a trabajar, le diré a mi padre que esté alerta.

Yo: ¿puedes marcharte? Necesito estar sola

Se levantó, intentó darme un beso en la frente pero yo la aparté bruscamente.

Dejen sus comentarios, saludos