Ni contigo, ni sin ti (3)

Capítulo 3: comienza el juego

Capítulo 3: COMIENZA EL JUEGO

A lo lejos veía una silueta muy similar a la de ella, conforme se acercaba aclaraba el panorama, lamentablemente no venía sola… estaba acompañada de la chica con la que estaba en la cafetería: su novia.

Mientras que la desilusión terminaba de invadir mi cuerpo, Miranda me platicaba un sinfín de cosas que para mí no tenían sentido. Una vez que las chicas llegaron Jesse presentó a Perla como su novia y yo presenté a Miranda.

Había algo en ella que no me cuadraba, al hablar no parecía sincera, es decir, su tono de voz era muy sarcástico. En veinte minutos ya le había sacado a Jesse una buena cantidad de dinero. Claro que para ella no era nada, su padre multiplicaba esa cifra diariamente.

Jesse: es hora de probar el platillo que tú has preparado Adrii –sonriendo-

Yo: si, por supuesto… -le di un platillo a ella y otro a su noviecita-

La cara que hizo Jesse en el primer bocado se asimilaba a la que hacemos cuando terminamos en un precioso orgasmo, mientras que la cara de Perla simulaba todo lo contrario.

Perla: para mi gusto tiene mucha sal… lo siento, pero debo ser sincera ¿verdad?

Miranda: -preocupada- ¿en serio?

Jesse: -rio- es simplemente delicioso, felicidades chicas… si esto fuese una competencia estoy segura que ganarían

Perla: no amor, en aquella mesa hay mariscos, esos sí que son un delicioso manjar… no tanto como los que comimos en California ¿recuerdas? Ese lujoso restaurante al que me llevaste en nuestro aniversario.

Jesse: si claro, oye Adriana, haremos una fiesta la semana que viene, celebrando el primer aniversario de mi empresa… me gustaría que te encargaras de la comida ¿te parece? Te pagaremos muy bien por ello.

Yo: me encantaría sí, pero necesito ver si cuento con mi equipo (hablando de mis compañeros de clase)

Miranda: nena ya sabes que nosotros dispuestísimos, necesitamos el dinero… se acerca la graduación y hay un sinfín de cosas que pagar

Yo: entonces acepto, solo dime la cantidad de invitados y dónde será –sonriendo-

Al decir verdad a mí también me hacía falta el dinero, no me gusta pedirles a mis padres más de lo que me dan, si bien es cierto que vivimos muy bien, no quiero abusar.

Perla:amor ya me quiero ir, debemos a ir al SPA ¿recuerdas? –Colgando sus brazos en los hombros de Jesse-

Intentábamos ponernos de acuerdo pero Perla se encargaba de interrumpirnos con sus quejas, así que decidimos dejarlo para otra ocasión.

Miranda:Dios, no sé cómo Jesse aguanta a esa chica, Adriana ¿ellas son lesbianas? –seria-

Yo:si, son pareja… Perla se encargó de hacérselo saber a todo el salón –enojada-

Miranda: no es que me moleste esta situación, pero me preocupaba el hecho de que estuviesen con nosotras… y pensaran que nosotras también éramos así

Yo: no debe preocuparte si estás segura de tu orientación sexual. –Seria- limpiemos todo esto, estoy cansada y deseo irme a casa

Agregando un gramo más de desilusión a mi cuerpo, mi mejor amiga es semi-homofóbica…

En la noche, recibí una llamada de Jesse, en la que por fin me informaba de los detalles de la fiesta, duramos un par de horas charlando de muchas cosas… nos conocíamos un poco más. Su vida en definitiva había sido muy dura, admiraba la persona que era a pesar de ello. Si bien es cierto no la conocía muy bien, pero me inspiraba mucha confianza.

Días después…

Faltaban unas horas para la fiesta y la comida no terminaba de estar, faltaban algunos ingredientes que mi amigo Marco había ido a comprar hacía varias horas. La frustración estaba al límite, evitaba de cualquier modo estresarme más de lo debido porque estropearía todo.

Marco: chicos he llegado, siento la demora, la fila en el súper era inmensa

Miranda: lo bueno es que ya estás aquí, pongámonos en marcha

La fiesta había comenzado, afortunadamente la hora de la cena estaba programada para dentro de 3 hras, suficientes para terminar y transportar las enormes ollas.

Llamada:

Yo: hola Jesse, descuida… estamos de camino al salón

Jesse: de acuerdo, pero no te llamaba por eso, necesito que vengas con ropa formal, de fiesta.

Yo: ¿y me avisas ahorita? –Gritando- te dije que ya voy de camino.. Espera, ¿para qué quieres que vaya así?

Jesse: quiero que seas mi acompañante

Yo: ¿y tú chica? -bajando la voz para que no me escuchen los chicos-

Jesse: está enojada

Yo: y entonces por eso ¿crees que debo ser su relevo? –molesta-

Jesse: no, en realidad hice que se enojara a propósito para que no viniera, de verdad me encantaría que fueras mi acompañante ¿Qué dices?

¿Cómo resistirse a esa chica? Es prácticamente imposible… en cuanto llegamos, acomodamos todo y dejamos a los meseros hacer su trabajo. Sin decirle a nadie me marché de allí y me dirigí a casa para cambiarme.

Mamá: ¿A dónde vas, hija?

Yo: ups… -ya estaba lista-  ¿crees que pueda ir a una fiesta?

Mamá: creí que harían una comida tus compañeros y tú para un evento

Yo: si mamá ya la terminamos, es precisamente esa fiesta a la que estoy invitada.

Mamá: está bien hija, tu padre irá a recogerte más tarde… pórtate bien

Yo: claro madre, te amo… Chao.

Tomé un taxi y le envié un mensaje a Jesse para que me esperase en la entrada, no quería llegar sola y tener que buscarla.

Jesse: hola guapa, -viéndome de pies a cabeza-

Le dio un billete al taxista sin siquiera preguntarle cuanto había sido.

Yo: -bajándome del taxi- hola, no hagas eso… yo lo pagaré

Jesse: márchese amigo, quédese con el cambio… -el señor aceleró-

Yo: no debiste hacer eso –molesta- lo descontaré del pago por la comida… por cierto ¿Cómo va eso?

Jesse: perfectamente bien, ahora mismo se está sirviendo… ¿ya te dije que luces divina? –sonriendo-

Yo: -nerviosa- sí, gracias ya lo mencionaste –ruborizada- a la que deberías estarle diciendo eso es a tu chica, no a mí

Jesse: mi chica como tú dices no está aquí…

Perla: te equivocas cariño… -abrazándola-

-demonios ¡y esta de donde salió!-

Jesse: ¿Qué haces aquí? –sorprendida-

Perla: es una fiesta para los trabajadores de tu empresa, y hasta donde yo sé… soy parte del equipo

Sin siquiera saludarme la muy ingrata, tomó la mano de Jesse y pretendía llevársela, pero ella se resistió y le ordenó que entrara, para dejarnos a solas.

Jesse: perdón, no sabía que ella venía

Yo: no te preocupes, creo que debo irme

Jesse: no –gritó- yo no quiero que te vayas

Yo: no es correcto que yo esté aquí, si está tu novia… obviamente no soy de su agrado

Jesse: de verdad no quiero que te vayas –insistió-, solucionaré esto ¿de acuerdo?… pero no te vayas. Prometo estar al lado tuyo toda la noche –sonriendo-

Quizá era hora de que la tal Perla tomara una cucharada de su propio chocolate, si llegó a esta fiesta para estropear mi noche, yo haría lo mismo por ella. La guerra había empezado.

La pobre de Jesse parecía no disfrutar la fiesta, se notaba su esfuerzo por estar al lado mío pero su novia la presionaba para que fuera a presentarse con nuevos invitados (una jugada estratégica para alejarla de mí). Cerca de las 12am tomé mis cosas y me marché… salí del local con un poco de miedo, estaba muy oscuro, llamé a mi papá para que pasara a recogerme, a esa hora seguramente ya estaba por salir. Me dijo que esperara un par de minutos en lo que terminaba ciertos pendientes.

Una vez que mi padre llegó, la mayoría de los gorilas que rodeaban el lugar se acercaron a la patrulla, cuestionando a mi padre, me acerque corriendo sabía que podía desatarse algo más grande si se veían amenazados. Entre los gorilas estaba Roberto, le dije que era mi padre y alejó a sus compañeros asegurando que no pasaba nada.

Papá: ¿quieres decirme que fue eso, Adriana?

Yo: ¿Qué fue qué? –nerviosa-

Papá: ¿qué clase de fiesta tiene un ejército de guardaespaldas? ¿De quién era la fiesta?

Yo: de una empresa informática, InfoMex creo que se llama

Papá: esa empresa es de una familia muy poderosa, ¿Qué hacías aquí?

Yo: pensé que te lo diría mamá… mis compañeros y yo les brindamos el servicio de banquetes, además fui invitada

Papá: pues no quiero que vuelvas a hacer eso, es muy peligroso… y es mi última palabra

Cuando mi padre usa la frase “es mi última palabra” es que literalmente es la última palabra de la conversación, no quiere escuchar nada más. Jesse había estado marcándome durante la conversación con mi papá, pero colgaba cada una de ellas.

Al día siguiente era Miércoles y debía ir a la escuela… me enteré de algo que posiblemente ya sabía, Marco estaba enamorado de mí, el mismo me lo confesó, pese a que le dije que en este momento no estaba lista para una relación, el simplemente no escuchó y dijo que sería paciente.

Al salir de la universidad veo a Jesse recargada en su coche… la veo con una enorme sonrisa que no puede ocultarse.

Yo: ¿vienes sin tus gorilas?

Jesse: ¿gorilas? Que nombre tan original… -riendo- Roberto esta por allá, y los demás de infiltrados… Te sorprenderías al saber cuántos son

Yo: creo imaginarlo, deben cuidar muy bien a una princesa como tú –comenzaba el juego de coquetería-

Roberto: lo siento –dirigiéndose a mí-, debo revisar tu mochila… me informan que detectan objetos de punta

Yo: pues claro, tengo aproximadamente seis cuchillos diferentes, los necesito para la universidad ¿cómo saben eso?

Jesse: descuida Roberto, todo está bien… es Adriana ¿recuerdas? –Ríe- no es que vaya a atacarme ¿cierto?

Yo: no estés tan segura –bromeando-

Luego de dar un par de vueltas por toda la ciudad, para cerciorarnos de que no nos estuviesen siguiendo me llevó a la mansión que ya había visitado anteriormente

Jesse: me gusta cómo te vez con ese uniforme

Yo: está sucio –riendo-

Jesse: eso habla de lo mucho que trabajaste hoy

Yo: demasiado, fue un día agotador…

Jesse: ¿Por qué te fuiste así de la fiesta? Me informó Roberto el incidente con tu padre… disculpa… al ver policías todos pierden la cabeza

Yo: si, lo sé… lo siento por no avisarte, pero tú y yo sabemos que fue lo correcto, respecto a mi padre estaba furioso… sabe que dentro de tu empresa hay algo ilegal, debes tener cuidado

Jesse: lo tendré ahora que me dices, gracias… ¿sabes si él está investigando a mi familia?

Yo: no que yo sepa, no habla mucho de los casos que tiene con nosotras… por mayor seguridad

Jesse: ¿crees que puedas investigar eso por mí?

Yo: claro.

Jesse: por cierto, había olvidado comentarte que todos en la fiesta quedaron muy contentos con la comida… tengo un par de amigos que quieren contactarte. Por cierto, el pago se lo di a Marco…

Yo: ¿enserio? Me alegra escuchar eso, pues dales mi número… recuerda que no soy solo yo, somos cinco los que preparamos la comida.

Jesse: si bueno, pero a mí solo me importas tú

Yo: -nerviosa- ¿Por qué guardas esa exclusividad para mí?

Jesse: ¿no puedo? –acercándose a mí-

Yo: no, porque tú tienes novia –completamente quieta-

Jesse: ¿ese es problema para ti? –Acercándose aún más-

Yo: debe serlo… -tratando de alejarme un poco-

Jesse: tengo muchas ganas de probar tu boca, al decir verdad, desde que te conocí

La cercanía era tentadora, quería alejarme pero mi cuerpo no respondía… parecía que habían desconectado mi cerebro del resto del cuerpo. Tal vez lo deseaba también. De un momento a otro me arrinconó a la pared, colocando sus brazos alrededor para que no pudiese escapar, ¿y quién quería hacerlo? Yo no.

Su paciencia me hacía desearlo con más ganas, sus movimientos eran tan lentos que mi corazón si no estallaba se iba a detener en cualquier momento, sin querer estaba conteniendo mi respiración.

Jesse: ¡respira! –sin alejarse-

Yo: si lo vas a hacer, ¡hazlo ya!

Su risa de triunfo, le dio un gancho a mi orgullo, yo jamás había “rogado” por un beso, pero era necesario decírselo, estaba matándome lentamente.

Jesse: no sabía que eras tan impaciente

Seguido de esto, tomó con una de sus manos mi mejilla, apenas rosándola… mientras que por fin su boca se acercaba a la mía. Sus gruesos y suaves labios hacían contacto con los míos, un poco de saliva facilitaba el beso. No sé si mi corazón se habrá detenido por unos instantes pero yo así lo sentí, esa chica besaba realmente bien, mejor que las pocas bocas había besado anteriormente.

Mis manos se encontraban en su cintura, haciendo un poco de presión para acercarla a mí.

Papá de Jesse: ¿interrumpimos señoritas?