Ni contigo, ni sin ti (11)

Capítulo 11

Capítulo 11: PRIMERAS AVENTURAS -PARTE 1-

Yo: voy a llamarle a mi padre –tomando el teléfono celular de Jesse-

Grecia: si te dice que no, nosotras lo convencemos

Llamada:

Yo: hola papá… no, no te llamo por eso ¿sabes? Quería pedirte permiso…. Si….. Resulta que las chicas quieren ir mañana al campo y me invitaron… si papá, de verdad me gustaría ir…. Ok… si, descuida estaré bien… ¿para qué quieres hablar con ella? … de acuerdo, chao te amo.

Yo: mi papá quiere hablar contigo –diciéndole a Jesse-

Ella tomó la llamada, pasó algunos minutos en silencio hasta que dijo “está bien, no se preocupe” y colgó.

Alondra: bueno ahora que ya tenemos el permiso ¿Cómo se van a organizar? ¿Dormirán en la misma habitación o separadas?

Jesse: juntas / yo: separadas –dijimos al unísono-

Grecia: -riendo- pónganse de acuerdo

Jesse: Adriana tu padre prácticamente me acaba de amenazar, mi vida depende que pase toda la noche cuidándote –riendo-

Yo: no seas exagerada, no creo que mi padre te haya dicho eso

Alondra: bien, dormirán ambas en una misma habitación… todo sea por quedar bien con el suegro ¿no, Jesse?

Jesse: afirmativo –soltó una ruidosa carcajada-

Nos salimos un momento más a la fiesta, después de un par de horas nos dimos cuenta que algunas mesas ya estaban vacías… la piscina también estaba vacía. Era hora de meterse a dormir.

Las chicas nos dieron nuestra respectiva habitación y nos dejaron a solas, deseándonos una feliz noche.

Jesse: iré a bañarme –desvistiéndose delante de mí-

Yo: apresúrate, yo también quiero hacerlo… -voltee hacia otro lado-

Jesse: ¿te molesta que me desvista aquí? –preguntó intrigada-

Yo: para nada, solo tengo una pregunta…

Jesse: -únicamente le quedaba el bóxer y el brá- dime..

Yo: ¿sueles desvestirte delante de la gente?

Jesse: -reía con mucha gracia- no pecosa, lo hago solo contigo… porque te tengo confianza, además lo que tengo ya lo viste completito, así que no veo la razón por la cual deba taparme, ahora… si te incomoda verme así, dime y lo solucionamos.

Yo: no descuida, sigue con lo que estabas haciendo –comenzaba a ponerme nerviosa-

Una sonrisa se dibujó en mi rostro una vez que Jesse entró a la ducha, su comentario me había puesto un tanto nerviosa al ponerme a recordar como la pasamos en nuestra primera vez. Había sido todo tan mágico que sin darme cuenta estaba mojando mi ropa interior. Desde que me violaron no había pensado en sexo ni un solo segundo.

Obviamente no estaba lista para hacerlo, pero la sola idea de pensar que pasara nuevamente con Jesse no me desagradaba. Ella a los 20 minutos salió con una toalla en la cabeza y otra se enredaba en su magnífico cuerpo.

Yo: no traje ropa, no sé qué ponerme

Jesse: les pediré un par de pijamas a las chicas –caminaba hacia la puerta de la habitación-

Yo: espera un momento, ¿saldrás así?

Jesse: sip –salió-

Me metí a bañar, lo necesitaba. Duré aproximadamente 15 minutos bajo el agua tibia.

Jesse: sobre la cama está el pijama, -tapándose los ojos- puedes cambiarte, prometo que no voy a ver nada

Yo: -con un poco de inseguridad, bajé la toalla, comencé a secarme y posteriormente a vestirme- listo, puedes destaparte

Me cepillé el cabello, me unté crema en todo el cuerpo y me metí a la cama. Jesse tenía un par de minutos acostada, la miraba observándome.

Yo: ¿esperas que duerma contigo en la misma cama? Una cosa es que haya aceptado compartir habitación contigo y otra muy diferente a que sea la cama también

Con su cara tierna, me observa y se levanta, toma una cobija y se acuesta en un pequeño sofá individual dónde a duras penas cabían sus largas piernas.

Jesse: buenas noches –arropándose de pies a cabeza-

Yo: buenas noches, Jesse.

Apague las luces de la habitación y me acosté en la cama… era mucho más grande que la mía, así que tanto espacio me hacía sentir insegura. Mientras Morfeo venía por mí, contemplaba el reflejo de la luna por la enorme ventana que adornaba la habitación, me moría de ganas por dormir con ella, abrazadas.

Yo: Jesse ¿te has dormido ya? –Hablando en voz baja-

Jesse: no mi pecosa –contestó con el mismo tono de voz-

Yo: ¿quieres venir a dormir aquí?

Jesse: ¿estás segura?

Yo: si

Inmediatamente se levantó y se acostó a mi lado, se colocó de tal manera en la que no tenía contacto conmigo. La noche estaba un poco fría y necesitaba de su cuerpo para poder regular la temperatura.

Jesse: estás temblando ¿tienes frío?

Yo: si, mucho

Jesse: si quieres puedo abrazarte, digo…

Yo: sería de mucha ayuda –le di la espalda y ella me abrazó de cucharita- Dios, que rico sentir esto –dije sin pensar, en realidad sonó muy morboso-

Jesse: acabas de hacer mi sueño realidad

Yo: ¿yo?

Jesse: si, deseaba algún día poder dormir contigo, es genial sentir tu olor, tu calor cerca mío

Yo: también era el mío, me encanta estar en esta posición, creo que dormiré como bebé.

Jesse: son más de las 2am ¿tienes sueño?

Yo: sólo un poco –volteándome para tenerla enfrente de mí-

Jesse: sinceramente yo no creo que pueda dormir, quiero aprovechar este momento y siento que dormir sería desperdiciarlo totalmente –seguía abrazándome-

Yo: más tarde tenemos muchas actividades por hacer, debes dormir –besito en la nariz-

Jesse: te juro que prefiero no dormir. Escucha Adriana, no quiero presionarte ni incomodarte con lo que voy a decirte, pero te quiero tanto… creo que nunca había querido así a alguien en mi vida.

Yo: yo también te quiero hermosa, muchísimo… jamás voy a perdonarme por todo este tiempo que te hice sentir mal con mis acusaciones absurdas, sé que te hice mucho daño

Jesse: quizá me lo merecía, no te cuidé como debería… te fallé a ti, y por mi culpa pasó eso

Yo: no vuelvas a repetir eso –advirtiendo- entendí que las cosas siempre suceden por alguna razón, definitivamente eso era algo que debía pasarme, algo bueno saldrá de todo eso

Jesse: ¿me dejas darte un beso?

Yo: si

Se acercó muy lentamente a mí y rozó mis labios con los suyos, se detuvo unos momentos y continuó, abrió un poco su boca para que mi labio inferior lograra entrar, sus carnosos labios cada vez demandaban más a los míos. Jesse tomó una posición diferente para que pudiésemos besarnos con mayor libertad, tomó mi vientre con su mano derecha, mientras que su cuerpo se recargaba en el codo de su brazo izquierdo.

Me agradaba volver a sentir su tibia lengua sobre mi labio inferior, recorriendo y dejando una ligera marca de saliva. Una y otra vez chupaba mi lengua y labios, teníamos una sincronización perfecta, el beso conservaba su tiempo, sumamente lento.

De pronto se subió encima de mí.

Yo: Jesse…

Jesse: mande –no paraba de besarme-

Sus labios comenzaban un nuevo recorrido hacia mi cuello

Yo: no estoy lista –dije casi en un susurro-

Rápidamente se apartó, se colocó en el extremo de la cama, llevó sus manos a la cabeza y me pidió disculpas infinidad de veces

Yo: tranquila, no pasa nada…

Jesse: en ningún momento fue mi intención de verdad –insistía-

Yo: te he dicho que no pasa nada, de verdad lo estaba disfrutando, pero de repente venían imágenes a mi mente que me impedían seguir… sólo dame un poco de tiempo

Jesse: -abrazándome y retomando la posición de cucharita- te daré todo el tiempo del mundo mi pecosa, hay que dormir ¿de acuerdo? Buenas noches –besándome la cabeza-

Yo: buenas noches mi amor… -acurrucándome más a ella-

Al día siguiente las chicas se levantaron primero que nosotros y tocaron la puerta, como no tenían respuesta decidieron entrar, al vernos acostadas y abrazadas nos tomaron una foto.

Mis ojos no podían abrirse del todo, además temía que mi aspecto de recién levantada no fuese a gustarle a MI CHICA!

Jesse: buenos días pecosa –tratando de levantarme-

Yo: buenos días –tapándome la cara-

Jesse: ¿Por qué te tapas? ¿Qué ocurre?

Yo: nunca me has visto sin maquillaje, no quiero que lo hagas

Jesse: claro que te he visto, anoche

Yo: no es lo mismo, estaba parcialmente oscuro…

Jesse: estoy segura que vas a gustarme igual… tú de cualquier manera te vez divina… eres la mujer más bella de este universo

Yo: no es cierto –seguía sin descubrirme la cara-

En un intento por querer levantarme y correr al baño para ducharme nuevamente y arreglarme, Jesse me toma del brazo y me jala hacia la cama, cayendo casi encima de ella. Mi cara quedó descubierta por fin.

Se me quedó mirando por varios minutos, yo simplemente no podía sostenerle la mirada. Para no moverme, me tomó del mentón.

Jesse: sabía que te verías así de preciosa, mi amor.

Yo: no mientas

Jesse: no miento en absoluto, -de su cara no desaparecía la sonrisa- mi princesa pecosa

Yo: tú te ves aún más hermosa –robándole un beso en los labios-

Las chicas comenzaban a apresurarnos, ya iban a ser las ocho de la mañana y aún teníamos que tomar la carretera. Según ellas el viaje duraría tres horas. Uno de los guardaespaldas de Jesse nos llevó un par de cambios de ropa para cada una, incluyendo trajes de baño.

Nos marchamos en el convertible de las chicas, era sensacional sentir el aire chocar en mi cara, me sentía libre. Nos detuvimos un par de veces en algunas gasolineras porque Jesse necesitaba entrar al baño.

Grecia: a este paso no vamos a llegar nunca –deteniéndose por quinta vez- más vale que repares la fuga que tienes en la vejiga

Jesse: déjame en paz –corriendo al baño-

Alondra: chicas voy a bajarme, necesito comprar algunos dulces ¿quieren algo?

Yo: ¿puedo acompañarte? Necesito estirar mis piernas

Alondra: claro

Caminamos un par de metros, y vimos a un par de chicas masculinas sentadas cerca de la entrada.

Alondra: ¿podrían darnos permiso, por favor?

Chica1: claro nenita, pasa –le abrió la puerta y al pasar, la miraba con mucho morbo-

Alondra: gracias, muy amable.

Entré después que ella, me causaba gracia la manera en la que la había visto, al verlas cualquiera pensaría que eran un par de chicos buscando “el almuerzo”, en otras palabras… un poco de acción.

Tomamos las cosas que creímos necesarias, comeríamos sándwich de atún, el favorito de Grecia. Al salir nuevamente la chica abrió la puerta y muy descaradamente le pidió el teléfono a Alondra.

Alondra: lo siento nene, estoy reservada.

Caminé rápidamente hacia donde nos estaban esperando las chicas, ambas estaban concentradas en un mapa que recientemente habían comprado, ni siquiera se habían percatado de lo que pasó en el súper.

Alondra: más vale que no les digamos lo que pasó… -me dijo en voz baja- Grecia es bastante celosa, si se entera va y arma una pelea.

Yo: pero la pobre no tiene probabilidades, esa chica le dobla el peso y la estatura… -conteniendo la risa-

Alondra: si, pero eso nunca ha sido problema para ella. Si tú eres celosa, ella lo es el triple.

Yo: yo no soy celosa –hablé en voz alta-

Jesse me escuchó desde el otro extremo en el que estaba, me miró, esbozó una sonrisa y volvió a lo suyo; como diciendo… “sí, claro”

Pronto tomamos nuestras cosas y subimos de nuevo al coche, mi niña y yo en el asiento trasero preparamos los sándwiches, mientras que Alondra le daba de comer en la boca a Grecia.

Al llegar se podía apreciar un precioso paisaje de colores cálidos, el amarillo y el naranja resaltaban aquella tarde. Debíamos acampar lo más rápido que podíamos, pues se nos hacía noche. Un par de familias más llegaron a aquel sitio, al parecer, era muy común hacerlo.

Una vez que terminamos me aparté un poco del campamento y contemplé la maravillosa vista, el pasto se balanceaba al compás del viento, al igual que mi cabello.

Voz: los amaneceres aquí son espectaculares

Yo: -sobresaltándome un poco- debe serlo, no puedo esperar a verlo

Voz: no quería asustarte, perdón… mi nombre es Gloria ¿y el tuyo? –extendiendo su mano para saludarme-

Yo: Adriana –correspondiendo a su saludo- un gusto.

Yo: si, vengo con un par de amigas

Gloria: yo también, deberíamos hacer algo esta noche, tal vez reunirnos, hacer una fogata, comer malvaviscos y cantar, tenemos una guitarra

Yo: -totalmente emocionada- eso suena genial, le comentaré a las chicas.

Regresé a la tienda, y miré que Jesse estaba viéndome con los brazos cruzados

Yo: ¿pasa algo?

Jesse: -seria- no pasa nada, -continuó descargando la maleta que contenía sus pertenencias-

Alondra: -me decía con señas que estaba enojada-

Abracé por la espalda a mi chica y comencé a contarles a las chicas el plan, ellas quedaron fascinadas, excepto Jesse.

Grecia: es muy buena idea, vamos a presentarnos –decía impaciente-

Alondra: ¿Por qué tanta prisa? –lo decía aparentemente molesta-

Grecia: amor, tú sabes que disfruto mucho conociendo gente… además las chicas tienen una guitarra, con lo que amo cantar.

Las chicas se besaron con mucha ternura, se notaba el amor que sentían la una por la otra, además que no podían estar peleadas por más de un minuto, lo cual era grandioso, deseaba una relación así con mi preciosa.

Yo: Jesse tú no has comentado nada ¿Qué te parece la idea? –aún no la soltaba-

Jesse: por mi está bien, lo que diga la mayoría… -su tono de voz no me convencía-

Gloria se acercó a nosotras y se presentó con el resto de las chicas, seguido de eso llegaron sus acompañantes he hicieron lo mismo. Observé por algunos minutos a Jesse y no dejaba de mirar a la chica de cabello negro (Gloria)

Yo: ¿puedes decirme que te pasa?

Jesse: nada, no pasa nada

Intentó alejarse de mí pero no se lo permití. La sujeté lo más fuerte que pude, presionando mis brazos con fuerza, pero era tanta su insistencia que logró zafarse.

Jesse: buscaré un par de tenedores para que pongas allí tus malvaviscos –se fue-

Alondra se acerca

Alondra: está muy celosa, deberías tranquilizarla

Yo: ¿crees que lo esté? –me daba cierta felicidad saberlo-

Alondra: puedo apostarlo, la conozco desde hace varios años y con seguridad puedo decirte que he aprendido a descifrarla como la palma de mi mano, Grecia y ella son muy parecidas. ¿Sabes que tuvieron su historia, no?

Yo: sí, estoy enterada… ¿puedo preguntarte algo?

Alondra: supongo que es: ¿Cómo aprendiste a convivir con la ex de tu novia?

Yo: exacto –riendo-

Alondra: al principio no fue nada fácil, eran peleas constantes con Grecia, ella estaba firme en que no dejaría de hablarle, ni siquiera por mí. Con el tiempo tuve que aprender a convivir con Jesse, era eso o perdía el amor de mi mujer, entendí que ese par solo son muy buenas amigas.

Yo: ¿Qué fue lo más difícil?

Alondra: verla todos los días y torturarme con la idea que ella se comió a mi chica, durante seis años –reía con gracia-

Yo: supongo que sí, ahora que lo mencionas… comienza a ser complicado para mí ver a Grecia sin pensar en las miles de veces que compartió la cama con MI amor…

Alondra: bienvenida al club

Pasamos una noche realmente agradable. Susana, José María y Gloria amenizaron muy bien la velada con un par de románticas canciones, además de la deliciosa cena que preparó Gloria para todas nosotras.

Yo: esto está delicioso

Gloria: gracias, tú también participaste… de no ser por ti, esto estaría salado, menos mal pudiste arreglarlo

Jesse dejó su plato y se marchó a la tienda. Enseguida la seguí.

Yo: ¿ya vas a decirme que pasa?

Jesse: solo tengo sueño –estaba colocándose un pijama-

Yo: ¿y por eso te marchaste así, sin despedirte de nadie?

Jesse: en realidad no me importa si piensan que soy descortés, no las conozco.

Yo: ¿Por qué estás molesta?

Jesse: estoy celosa

Yo: pude notarlo ¿Por qué lo estás? No hay razón tontita –corrí a abrazarla-

Jesse: -se apartó- solo dame un par de minutos… en un momento salgo

Yo: no quiero dejarte sola, mejor espero contigo a que se te pase la rabieta

Jesse: ¿rabieta? Ver cómo le coquetean a mi futura novia no es solo una rabieta

Yo: ¿tu futura novia? .

Jesse: si, pronto lo serás… ya que me lo pidas

Yo: seguimos con lo mismo, -riendo- iré afuera, a que Gloria me siga coqueteando, estoy segura que ella no dudaría en preguntarme si quiero ser su novia

Jesse: -me tomó del brazo- ¿es enserio? Si apenas la conoces ¿te gusta? –sonaba muy molesta-

Yo: claro que no me gusta

Jesse: -abrazándome- ¿desde cuándo dejaste de quererme? –Decía con gracia- si apenas ayer disfrutabas mis besos. –Su tono melodramático me mataba de risa-

Yo: no te cambiaría por nadie mi flaquita hermosa –abrazándola- tus besos son los únicos que me alimentan

Jesse: ¿segura?

Yo: completamente… jamás estuve tan enamorada –dándole un tierno beso en los labios-