Ni contigo, ni sin ti (10)

Capítulo 10: CONOCIENDO NUEVAS PERSONAS

Capítulo 10: CONOCIENDO NUEVAS PERSONAS

Jesse: no Adriana, no lo hicimos… simplemente no he podido

Yo: ¿te lo ha propuesto?

Jesse: si, muchas veces… ¿sabes? No me siento cómoda al hablar esto contigo, si se supone que no te importo ¿Por qué me cuestionas?

Yo: debo irme… -intentando levantarme-

Jesse: estoy tan cansada de detenerte, si quieres hacerlo, solo hazlo.

Me levanté y lentamente caminaba hacia la puerta, con la esperanza de que me dijera algo que pudiera detenerme. De pronto la puerta se abre y entra una chica muy guapa con una acompañante.

Chica1: ¡Jesse!, ¿Qué haces en esa cama? –Mirándome- oh lo siento, no sabía que estabas acompañada.

Chica2: en realidad si lo sabíamos, -acercándose a Jesse- tu madre nos lo dijo al entrar… es solo que ella quería verte en una situación comprometedora –saludándole de beso-

Jesse: pues como vieron no interrumpieron nada.

No sé porque razón yo me detuve

Chica1: ¿y bien? No la vas a presentar…

Jesse: ella es Adriana Escalante

Chica1: ¿es esa Adriana que te trae loquita?

Jesse: -apenada- algo así

Chica1: -saludándome de beso- ¿Cómo que algo así? Cuando hablamos la última vez me dijiste que era la chica con la cual querías compartir tu vida…

Jesse: han pasado muchas cosas desde aquella última vez que hablamos –en su voz se notaba una tristeza profunda, que apagó la chispa de la primera chica-

Un silencio muy incómodo se produjo en aquella habitación, todas nos volteábamos a ver, de un momento a otro el alma me volvió al cuerpo y salí sin siquiera despedirme.

Luego de tres días Selene me llamó para preguntarme la razón por la que ya no iba a terapia, le di un montón de explicaciones absurdas que al final terminé desmintiéndolas todas, me invitó a comer, hablaba de una manera tan tranquila (como la mayoría de los terapeutas) que causaba en mí una gran impaciencia.

En la cafetería

Selene: disculpa la demora, tenía un paciente –saludando y sentándose-

Yo: descuida, yo también acabo de llegar –mentí, tenía más de 15 min esperándola-

Selene: la razón por la que te dije que tomáramos un café es porque quiero hablar contigo de algo que creo nos concierne a las dos

Yo: te escucho

Selene: estoy segura que a ti te sigue interesando Jesse

Yo: creo que a ti también te interesa

Selene: a diferencia de ti no voy a negarlo o contestarte con otra afirmación. Me gusta y mucho

Yo: -sentí una puñalada en el abdomen- no sé qué esperas que diga.

Selene: no quiero que digas nada, necesito que actúes… si vas a estar con ella adelante, yo me hago a un lado para que sean felices, pero si no… apártate, y que sea definitivo.

Yo: no estamos en terapia para que me aconsejes que hacer con mi vida, si Jesse te corresponde va estar contigo, si no lo ha hecho es porque no quiere. –Tomando un sorbo de café expreso-

Selene: ella está con la esperanza de que tú la vuelvas a aceptar, por eso no se da una oportunidad conmigo. Piensa lo que te dije…

Se acerca el mesero con un menú para Selene, pero no la acepta. Se levanta de la silla y se marcha. Su confesión a pesar de que ya la sabía me dejó con un nudo en la garganta, había alguien que estaba luchando por tener su cariño. En los últimos días había pensado muy seriamente en pedirle una oportunidad pero cada noche, despertaba en la madrugada asustada porque revivía aquellos momentos tan duros que viví.

Fue entonces cuando me di cuenta que no estaba lista, y no era justo para ella pedirle que  esperara a una fecha que ni yo sabía cuál era.

Llamada:

Yo: ¿hola?

Número desconocido: hola, ¿hablo con Adriana?

Yo: si, ¿Quién eres?

Número desconocido: mi nombre es Grecia, soy amiga de Jesse… de hecho nos vimos un par de minutos en su casa ¿recuerdas?

Yo: creo que sí, ¿pasa algo con ella? –pregunté preocupada-

Grecia: no, todo está bien dentro de lo que cabe… es solo que el amor le pegó muy duro a la pobre ¿será que podemos hablar en persona?

Yo: ¿Cuándo y en dónde?

Grecia: ahorita ya

Yo: son las 9:40pm, mis padres no me dejan salir

Grecia: comprendo, eres chica de familia

Yo: algo así

Grecia: ¿puedo ir a tu casa? De verdad si no fuese algo urgente no te llamaría a esta hora

Yo: puedo enviarte mi ubicación por whatsapp para que vengas, pero eso sí… será solo un par de minutos

Grecia: de acuerdo, llevaré a mi chica ¿de acuerdo?

Yo: claro, las espero.

Luego de media hora llegaron las dos, tocaron la puerta de la casa, se presentaron educadamente con mis padres y nos sentamos en la sala

Yo: ¿desean algo de tomar?

Grecia: no gracias. Oye por cierto ella es mi novia Alondra

-saludándola de mano-

Alondra: mucho gusto, he escuchado mucho de ti

Yo: igualmente. –ansiosa-

Grecia: estamos enteradas del 75% de tu historia con Jesse, sabemos que hay algo más pero respetamos que ella no nos haya querido contar más. La cuestión es que estamos preocupadas, no habla con nadie, y pasa todo el día en la oficina… debes conocerla y sabes que ella no trabaja más de siete horas.

Yo: ya veo, eso no es normal en ella… no comprendo que es lo que puedo hacer para ayudarla

Alondra: Adriana te preguntaré algo y quiero que respondas sin rodeos…

Grecia: cariño, quedamos en que sería más adelante –interrumpiendo-

Alondra: no amor, es momento de que conteste.

Yo: -temía que la pregunta fuera la que me estaba imaginando-

Alondra: ¿aún estás enamorada de Jesse?

Grecia: no contestes si no quieres

Yo: si –al decirlo solté el enorme peso que sentía encima- aún lo estoy

Grecia: ¿y porque no están juntas?

Yo: es muy complicado, han pasado cosas que quizá ustedes desconozcan, pero son razones muy fuertes que no nos permiten estar juntas.

Alondra: te contaré una pequeña historia, de hecho es mi historia…

Cuando yo tenía 14 años ocurrió un suceso que cambió mi vida por completo, un accidente automovilístico les arrebató la vida a mis padres y me quedé huérfana. Por muchos años estuve sola, no permitía a nadie que nadie se acercara a mí, no quería tener que encariñarme nuevamente con alguien y que por azares del destino terminara alejándome de esa persona, definitivamente creía que mi destino era estar sola. Meses después conocí a este maravilloso ángel –tomándole la mano a Grecia- con su ayuda, paciencia y amor pude comprender que encerrarme en esa burbuja que yo sola había creado, no me hacía ningún bien. Tuvimos muchos momentos de desesperanza, a toda costa traté de alejarla de mí, no quería arrastrarla con mi sufrimiento, no quería que ella cargara con mis demonios.  Pero fue tan persistente que logró sacarme de mi propio infierno.

Yo: es una linda historia, pero creo que Jesse ya se rindió con nosotras

Grecia: ella no lo ha hecho, se perfectamente que ella te quiere con locura, me lo ha dicho.

Yo: mi historia es más complicada, hay muchas cosas que me impiden dejarla entrar nuevamente a mi vida

Alondra: no sabemos que haya ocurrido, pero puedo asegurarte que el amor que se tienen puede superarlo todo, nena… hemos visto como se miran, si ella no te importara no habrías permitido que viniéramos a verte.

Grecia: ya es tarde y debemos irnos… solo queremos que pienses un poco las cosas, la vida es demasiado corta como para no aprovecharla. Es sumamente difícil encontrar a una persona que realmente esté enamorada de ti y que sea capaz de hacer lo inimaginable solo por ver una sonrisa en tu rostro. Jesse es así y creo que lo sabes.

Su comentario me dejó pensativa, definitivamente sé que Jesse haría todo por una persona que le interese, tal vez sea hora de que deje atrás mis miedos e inseguridades.

Yo: gracias chicas, -despidiéndome de ellas-

Grecia: por cierto, haremos  una fiesta mañana en la piscina de mi casa, estas invitada. –guiñándome-

Cuando se fueron mi madre entró a mi habitación para preguntarme qué ocurría con Jesse y las chicas que recientemente me habían visitado. Esa era la oportunidad perfecta para confesarle a mi madre, o mejor dicho… confirmarle lo que ya sabía, que estoy completamente enamorada de una mujer.

Madre: ¿desde cuándo te gustan las mujeres, hija? –preguntó con total tranquilidad

Yo: me di cuenta cuando tenía como 13 años

Mamá: comprendo, y Jesse te corresponde ¿verdad?

Yo: espero que si mamá… oye ¿crees que mi papá se moleste conmigo si le digo?

Mamá: no creo, incluso el me preguntó hace algunos años, específicamente me dijo: “crees que Adriana sea gay? Le respondí que de ser así no tenía ningún problema con ello.

Yo: ¿enserio? Y el que dijo

Mamá: nada, siguió bebiendo su tasa de café y leyendo las noticias

Yo: eso es una ventaja, al menos ya lo sospecha ¿crees que deba decirle ya?

Mamá: sería lo ideal hija así no se entera por terceras personas, pero eso es cuestión tuya… si te sientes cómoda, adelante

Yo: ¿crees que lo tome a mal, el que le diga que Jesse es esa chica de la que estoy enamorada?

Mamá: sabes que no es cien por ciento de su agrado por el estilo de vida de su familia, pero estoy segura que en algún momento tendrá que aceptarlo.

Yo: gracias por tomarlo tan bien mamá –corro a abrazarla- es muy importante para mí que me aceptes

Mamá: no hay nada que no haría por ti mi niña, eres una buena chica y te mereces ser feliz… lo que si te pido por favor es que Jesse venga a pedir permiso para salir contigo

Yo: ¿estas bromeando?

Mamá: no hija, tu padre fue a pedirles permiso a tus abuelos para cortejarme y andar formalmente de novios.

Yo: son otros tiempos, no es necesario todo eso

Mamá: pues en esta casa sí Adriana, ¡es mi casa y aquí yo mando!

Yo: de acuerdo –haciendo gestos de desagrado-

Mi madre se fue a su habitación, revisé mi celular y Grecia me había enviado la dirección de su casa. Era obvio que iría a esa fiesta, existían varios motivos: uno de ellos es que tengo que ir a cuidar  a mi chica, que nadie se le acerque, y numero dos: porque voy a hacer que se interese nuevamente en mí.

Al día siguiente estaba totalmente nerviosa por lo que sucedería, fui a comprar ropa con Miranda y de regreso conversábamos sobre la universidad, yo había faltado casi todo el mes, sin embargo enviaba algunos trabajos y tareas. Lo único que quedaba pendiente eran las prácticas, eso estaba prácticamente resuelto, los profesores al enterarse de lo ocurrido se solidarizaron conmigo y me dieron oportunidad de presentarlo cuando estuviese lista.

Le pedí a mi padre que me llevara a la dirección que me dio Grecia, él estaba contento porque nuevamente comenzaba a integrarme a la sociedad, la única condición que me puso es que pasaría por mí, era un trato justo así que acepté.

Grecia: -se acercó para saludarme- Qué bueno que has venido, ven pasa…

Caminamos por el jardín, estaba muy colorido lleno de diversas plantas que hacían ver al lugar como un auténtico paraíso.

Alondra: bienvenida linda, Jesse está por allá

La busco con la mirada por un par de minutos y la veo que está conversando con una chica, Alondra le grita y cuando ella voltea se sorprende al verme, inmediatamente deja a la chica con la que estaba conversando y se acerca a nosotras.

Jesse: no sabía que vendrías –saludándome de mano-

Yo: ayer me invitaron las chicas

Jesse: ¿de dónde la conocen a ella? –les preguntó a Grecia y Alondra-

Alondra: no importa de dónde, el punto es que está aquí… pero no seas grosera ofrécele una bebida

Jesse: claro, ¿quieres acompañarme?

Yo: si, vamos

Caminamos hacia la mesa donde estaban las bebidas, como sabe que no tomo alcohol me sirvió refresco y en un pequeño plato me sirvió botana. Posteriormente nos sentamos en una banca

Yo: no quiero ser grosera, si quieres ve a hablar con la chica con la que estabas –comenzaban a brotar mis celos-

Jesse: no, prefiero estar contigo… -sonreía, ella sabía que estaba celosa-

Yo: de acuerdo, no insistiré más con el tema

Mi nerviosismo aumentaba conforme trataba de convencer a mi mano de que tomara la suya, temía su rechazo. En un acto de valentía rose mi dedo índice con su dedo meñique. Jesse volteó a verme y luego esbozó una enorme sonrisa. Sentí tanta tranquilidad al saber que no le molestaba. Ella tomó con fuerza mi mano y entrelazó nuestros dedos, ya no me miraba… solo disfrutaba la fiesta y bebía.

Yo: ¿hace cuanto conoces a las chicas? Nunca me habías hablado de ellas

Jesse: hay muchas cosas que aún no sabes de mi pecosa, Grecia fue la primera chica con la que estuve ¿recuerdas? Te conté que mi primera relación fue de seis años

Yo: -no podía articular palabra-

Jesse: ¿estás bien?

Yo: si, es solo que… no se… me pareció extraño

Jesse: eso fue hace mucho tiempo, ahora somos muy buenas amigas… de hecho me llevo súper bien con su novia y ella está enterada de nuestro pasado.

Yo: okey –dije con mucha seriedad-

Jesse: ¿también te pondrás celosa de ella?

Yo: -riendo- deja de decir que soy celosa, no lo estoy… además lo que no fue de mi año no hace daño

Jesse: -riendo- tienes razón, tú sabes que eres la única pecosa que me interesa

Yo: ahora que lo mencionas, creo que tienes una obsesión por las chicas que tienen pecas, Grecia también tiene…

Jesse: pero no tantas como tú, en el abdomen bajo tiene algunas que son un poco más notorias.

Yo: no necesito tantos detalles –comenzaba a ponerme de mal humor, malditos celos-

Jesse: claro, disculpa… se me olvidaba que eres la pecosa más celosa del universo –sobándome la mejilla-

Pasamos un rato agradable conversando de cualquier cosa, unas más profundas que otras. Las chicas se nos unían a ratos, bromeaban con nosotras, o mejor dicho se reían de nosotras: decían que parecíamos un par de adolescentes enamoradas.

Me estaba divirtiendo como hacía mucho tiempo no lo hacía, estar con mucha gente ya no me molestaba en absoluto, eso era un gran avance. Nos metimos a la pista de baile, de vez en cuando sentía el rose de ciertas personas que chocaban contra mí, y ya no parecía afectarme tanto. Jesse cada que se percataba de eso, me miraba a la cara con preocupación, temía que me diera un ataque o algo.

Después de varias canciones nos fuimos a sentar, estábamos completamente sudadas y cansadas.

Jesse: ¿te la estás pasando bien? –Ofreciéndome una bebida-

Yo: si, mucho –recibiéndola-

Jesse: me alegra, si te empiezas a sentir mal o incomoda nos podemos marchar ¿está bien?

Yo: si, descuida… estaré bien, tal parece que tú no has disfrutado la fiesta, por estar al pendiente de mí

Jesse: me la estoy pasando súper bien y todo porque tú estás conmigo –coqueteando-

En un impulso y juro que fue sin pensar, la tomé del mentón y le di un sonoro beso en los labios, relativamente corto. Ella solo sonrió y me tomó de la mano.

Estaba pasando un momento tan agradable, eran las 11:53 y pensaba que nada podía salir mal. En ese preciso instante se aparece Selene, Grecia la acompaña hasta donde nosotras estamos.

Selene: hola Adriana… que sorpresa verte por acá –saludándome de beso-

Yo: hola

Selene: Jesse mi niña ¿Cómo estás? –comenzaba a enfadarme-

Jesse: hola guapa, muy bien ¿y tú? Ven siéntate con nosotras

Se sentó a un lado de ella, y yo como soy la mujer más intensa del universo me senté al otro costado, por nada del mundo voy a permitir que esa arpía se quede con mi chica.

Selene: gracias por invitarme Jesse, -lo decía para que yo me molestara, claramente lo estaba logrando-

Jesse: no agradezcas… ¿quieres una bebida?

Selene: si por favor

Ella se levanta para dirigirse a la mesa de bebidas. Nos quedamos Sel y yo a solas

Selene: veo que ya estas totalmente recuperada

Yo: algo así –respondí cortante-

Selene: esta noche vine con un propósito Adriana, y es el de conquistar a Jesse

Yo: pues suerte con eso, porque yo también…

Selene: tú sabes que aún no estás lista para una relación, una violación deja secuelas físicas muy grandes, y no es justo para Jesse que la tengas sin sexo, pronto buscaría a alguien más para que le haga el favor y ¿adivina a quién va recurrir? –su sonrisa boba estaba enfadándome-

Yo: si conocieras a Jesse tanto como yo sabrías que el sexo para ella no es lo más importante en una relación, es una jugada muy sucia que vengas a mencionarme la violación ahora, ¿pero sabes qué? No te funcionó, porque no has logrado desestabilizarme ni un poquito, el estar con ella me hace sentirme segura.

Jesse volvió con su enorme sonrisa tan característica de ella, le dio su bebida y me dio una a mí también

Jesse: ¿de que hablaban?

Selene: le comentaba a Adri que el venir aquí era un gran paso para su recuperación

Jesse: lo sé –dijo feliz-

Su mano se encontraba debajo de la mesa, la tomé y entrelacé nuestros dedos la coloqué encima para que Selene pudiese verla. Al percatarse su cara de molestia se hizo evidente, me miro y yo solo le guiñé el ojo.

Después de un rato bebiendo, Selene le pidió a Jesse que la invitara a bailar. Al principio mi niña no quería pero era tanta la insistencia que terminó aceptando.

Antes de irse la muy descarada me guiño el ojo. Veía que le bailaba muy pegadito, y de vez en cuando colocaba su cabeza en el hombro de Jesse, no aguanté más la situación y me fui al baño, necesitaba refrescarme un poco. Si bien es cierto que mis celos siempre han sido moderados, esta vez no estaba tan segura de poder controlarlos, claramente no iba a armarle una escena delante de la gente.

Abrí la puerta sin siquiera tocar, y veo una escena un poco fuerte: Alondra estaba encima del lava manos con las piernas abiertas, mientras que Grecia le hacía sexo oral.

Mi reacción inmediatamente fue disculparme y querer salir corriendo de allí, apenada.

Las chicas rápidamente se separaron, Alondra tenía vestido por lo que al pararse ya estaba organizada y Grecia afortunadamente conservaba toda su ropa.

Yo: chicas lo siento de verdad, debí haber tocado antes –tapándome los ojos-

Grecia: no nena, discúlpanos tu… debimos poner seguro antes, siempre lo olvidamos

Yo: esta es su casa chicas, de verdad que incomoda situación… es mejor que me vaya

Alondra: -tomándome de los hombros- a ver, tranquilízate mujer, solo nos descubriste haciendo el amor, todo el mundo lo hace…

Yo: si pero,

Grecia: pero nada, ¡ya relájate! –Riendo- dónde está Jesse –caminábamos hacia donde estaba la fiesta-

Yo: -recordando mi mal humor- está bailando con Selene

Alondra: ahora entiendo por qué entraste así.. –riendo-

Yo: ¿puedes prestarme un teléfono para llamarle a mi padre?

Grecia: ¿ya te quieres ir?

Yo: si

Grecia: voy por las llaves del coche, nosotras te llevaremos…

Se fue por un par de minutos y cuando regresó venía con Jesse.

Jesse: ¿te pensabas ir sin despedirte?

Yo: si, no quería interrumpirte

Jesse: ¿interrumpir qué? Solo estaba bailando, tan fácil como acercarse y decirme… yo te hubiese llevado

Las chicas estaban en silencio presenciando nuestra conversación

Yo: no, regresa con tu invitada… a mí me llevarán las chicas ¿cierto?

Alondra: sip

Jesse: tú también eres mi invitada

Yo: te equivocas, a mí me invitaron ellas, no tú.

Grecia: -interrumpiendo- a ver chicas, sus problemas maritales para otra ocasión…

Jesse: no son problemas maritales, solo estamos conversando

Yo: bueno, te veo luego Jesse –extendí mi mano para despedirme-

Jesse: hace un momento me diste un beso en la boca ¿y te despides así? –tomando mi mano también-

Me jaló hacia ella y con su brazo rodeo mi cintura, me dejó tan cerca de sus labios pero no los besaba.

Jesse: déjame a mí llevarte

Yo: no te molestes, regresa con Selene… es de mala educación dejarla plantada

Jesse: justo lo que ibas a hacer tú –me robó un pequeño beso-

Las chicas comenzaban a hacernos bullying, y yo estaba completamente apenada.

Alondra: chicas hay dos habitaciones disponibles en esta casa, pueden quedarse y mañana vamos al campo, ¿Qué dicen?

Jesse: yo acepto –mirándome- ¿y tú?

Yo: no sé, no creo que mi padre me dé permiso

Jesse: no lo sabremos si no le llamas, vamos será divertido.

Selene: ¿Qué será divertido? –Se apareció de la nada-

Jesse: será divertido que se quede un poco más –no quiso decirle lo de la salida al campo-

Selene: apuesto que lo será, debo irme… me cansé de estarte esperando afuera

Jesse: que te vaya bien, conduce con cuidado.

Selene se marchó molesta, y no le importaba que los demás se hayan dado cuenta.

Jesse: ¿y bien?...