Neverwinter nights - Safiya
Después de acabar sus aventuras, el herode Noivern disfruta de su vida conyugal con la maga roja Safiya
La habitación de Safiya, que antes había sido de su madre, o de ella misma… no se, era todo muy complicado, estaba llena de trastos mágicos completamente inútiles. Aun siendo la directora de la academia, encontraba tiempo para su afición de montar y desmontar constructos mágicos.
Y eso era lo que me faltaba a mí, una afición. Había salvado la costa de la espada del Rey de las sombras, había viajado hasta las entrañas del reino de Kelemvor y acabado con la maldición del devoraespíritus, una lacra con la que Rashemen sufría desde hacía eras… y allí estaba, tirado con la polla en la mano y una cerveza bien fría en la otra en la cama de Safiya, viendo pasar los días sin nada que hacer.
La puerta del dormitorio se abrió y por ella entró Safiya, mi flamante esposa con tatuajes en la cabeza. Para la boda habíamos regresado a lo que quedaba de Puerto Oeste, pero apenas una semana más tarde ella estaba deseando regresar a su tierra natal, y me vi obligado a abandonar mis tierras y mis rangos por ella…
-Hola mi amor, ¿ya estás en la cama? –Me preguntó comenzando a quitarse la túnica roja. Cuando sus perfectas tetas de transmutadora se vieron libres de las apreturas de la túnica sentí como mi polla comenzaba a crecer.
-Dirás que todavía estoy en la cama. –La corregí destapándome y mostrándole mi desnudez. No había salido de ella en todo el día, desde que se fuera por la mañana no había hecho otra cosa que beber y mirar al vacío.
Cuando vio mi polla pude sentir en su mirada el deseo, y cuando terminó de desnudarse seguramente ella pudo sentir el mío… ¡Qué buena que estaba! Había tenido la fortuna de ver a varias mujeres desnudas en mi vida, la primera de ellas fue Amie Helecho. Todavía recuerdo ese chochito inocente y lujurioso cuando la montaba en el huerto de la madre del lelo de Bevil. Shandra Jerro era bastante más experta, se retorcía como una culebra en la cama y la chupaba de miedo, aunque no pudimos hacerlo demasiado, ya que siempre tenía a Elanee vigilándome. Ella también sucumbió a mis encantos, y follaba como una bestia del pantano. En el par de encuentros que tuvimos me demostró que los druidas si que sabían montárselo bien, y me la follé a cuatro patas de tal manera que sus gritos de placer se escuchaban por todo el fuerte de la Encrucijada. Safiya era más cariñosa que puta, estaba enamorada de mí y solo con tenerme dentro estaba contenta.
Me incorporé para darle un par de lametones en el culito mientras acababa de desnudarse, quería poseerla una vez más, no me cansaba de su cuerpo, de su coño, de su boca ni de ninguna parte de ella misma… era casi como un hechizo.
Se dejó caer encima de mí, con las botas aún puestas, y comenzó a besarme apasionadamente.
-Hueles mal. –me dijo entre beso y beso.- ¿No te has bañado desde que lo hicimos esta mañana?
-No me he bañado desde ayer. –Le respondí agarrándole una teta… eran blanditas, esponjosas, como las de Amie, más grandes que las de Elanee.
-Que guarro que eres. –Dijo dándome un chupetón en el cuello.
-Mira quien habla.- Le respondí yo agarrándola de la cabeza, cosa bastante fácil porque era completamente calva, y dirigiéndola a mi miembro erecto.
Inmediatamente me acarició los huevos con una mano y después comenzó a lamerlos.
-Te huele mal la polla.- Me dijo metiéndose un huevo en la boca y chupándolo con pasión… me encantaba que hiciera eso.
Mientras ella me comía los huevos, me agarré la polla con una mano y comencé a meneármela… pero inmediatamente Safiya dio un gruñidito de descontento y me apartó de mi propia polla para ser ella quien me la agarrara con sus manos. Se metió los dos huevos en la boca y los chupó como si fueran caramelos.
-Oh si cariño… -Dije disfrutando de sus habilidades.
Ella me dio un lametón que alcanzó desde lo profundo de mi bolsa escrotal hasta la punta del cipote, donde su lengua comenzó a juguetear con el frenillo. Luego comenzó a darme besitos en la punta.
-¿Te gusta, amor mío? –Me preguntó con voz sensual sin dejar de acariciar con sus labios mi polla erecta.
-Me encanta, pero hay una cosa que me gusta aún mas. –Le respondí acariciándole los tatuajes de la cabeza. Ella me miró con curiosidad, y yo me limité a alzar un poco la cadera, de forma que mi agujero del culo quedó accesible.
Ella parecía no comprender al principio, pero cuando le bajé la cabeza y se la hundí en mi culo sentí inmediatamente como su lengua buscaba mi ano y comenzaba a hacer círculos a su alrededor.
-Eso es, mi amor, chúpame bien el culo.
No se quejó, yo se lo había hecho docenas de veces, pero esta vez le tocaba a ella, y con la polla sobre su cara comenzó a introducir la lengua dentro del agujero, dándome un placer increíble.
Lo que más me gustaba de Safiya era la pasión que le ponía a lo que hacía, aunque no le gustara lo que hacía. Cuando le pedí a Elanee que me lamiera el ano me llevó media hora convencerla, durante la cual tuve que comerme ese coñito con sabor a pantano como compensación, y todo para después de un par de lametones dijera que aquello era degradante y que no pensaba seguir haciéndolo. Shandra era más dispuesta, recuerdo que yo estaba a cuatro patas y, mientras ella me daba con la lengua, me la machaba con una mano… sin embargo después de hacerlo una vez ya no consintió en volver a repetirlo. El caso de Amie fue culpa mía; estaba yo tan relajado mientras ella me comía el culo que, sin querer, se me escapó un pedo que fue directo a su cara… tardé dos meses en que me dejara volver a follarla en el huerto, y es que cuando la única otra polla de tu edad del pueblo es la de Bevil Estornino al final tienes que tragarte el orgullo.
Pero Safiya era distinta, ello lo hacía todo con mucha pasión y mucho amor, incluido lamerme el ojete. Estuve tentado por un segundo de tirarme un pedo y ver cómo reaccionaba, pero estaba disfrutando tanto del momento que no me apetecía estropearlo. Una vez acabadas mis aventuras, follármela era lo único que me quedaba, y no quería arriesgarme… Safiya era tan apasionada como orgullosa, y no le iba a costar tanto encontrar otra polla como a Amie.
Tras un rato con su lengua jugando en mi trasero y alrededores, tenía la polla tan dura que parecía a punto de explotar, de modo que le saqué la cara de mi culo y la volví a poner a trabajarme el cipote. Sin más preámbulos comenzó a hacerme una de sus deliciosas mamadas, en las cuales agarraba la polla por la base y se la metía en la boca hasta el fondo, apretando bien los labios para notar la presión y enrollando su lengua alrededor de mi glande.
Amie no era una gran feladora, pero eso solo lo descubrí con el tiempo. Cuando recibes tu primera mamada te da igual su habilidad, tenerla dentro de la boca de una mujer es experiencia más que suficiente. Shandra la chupaba correctamente, tenía su método, que era eficaz, y punto, pero le faltaba imaginación, pasión. Elanee era una comepollas como pocas, tan retraída en otras cosas y los sables se los tragaba divinamente… costaba creer que una mujer tan menuda fuera capaz de meterse una polla como la mía hasta el fondo, hasta el punto de que cuando sacaba la lengua podía lamerme los huevos.
La quinta o sexta vez que mi polla alcanzó el fondo de su garganta, Safiya se giró sobre la cama y pasó una pierna por encima de mi cabeza, poniéndome el coño delante de la cara, en señal de que ella también quería recibir su dosis de lengua.
Recuerdo que, cuando Kelemvor nos sacó de la Ciudad del Juicio, y Dann, Okku y Kaelyn todavía no sabían que iban a hacer, pasamos la noche en Musantir, en una habitación de posada que dejaba mucho que desear, pero que las brujas nos pagaron en agradecimiento por haber acabado con la maldición del devoraespíritus. Aquella fue la primera vez que Safiya y yo lo hicimos. Nos habíamos declarado nuestro amor esa misma mañana, y después de todo lo ocurrido ambos queríamos disfrutar del cuerpo del otro. Me sorprendió bastante cuando por fin metí mi mano por debajo de sus bragas el encontrarme pelo… no mucho, solo un triangulito en el pubis, pero tratándose de alguien que tenía la cabeza completamente calva me llamó la atención.
A día de hoy su vello público no había cambiado nada, seguía allí señalando la entrada a su jardín de las delicias. La agarré de los glúteos y bajé su sexo hasta mi boca, solo para descubrir que más que jardín era un marjal, de lo húmedo que estaba. Me resultó satisfactorio descubrir lo cachonda que se había puesto comiéndome la polla y chupándome el culo, de modo que me lancé a chupar yo también.
Comer chochos no se me daba mal, o al menos ninguna se había quejado. De hecho Elanee daba unos gritos cada vez que me bajaba a su entrepierna que despertaban a todo el fuerte. La primera a quien se lo comí fue a Shandra, la primera noche, y no pareció notar que era un novato en aquellos menesteres pues acabó meándose encima de gusto. Con Amie no llegué a hacerlo nunca, era una chica bastante cortada en lo que se refería a su propio placer.
Safiya se sacó mi polla de la boca para apretar los dientes e intentar contener un gemido orgásmico que acabó saliendo a la fuerza. Sentí como su coño se estremecía y como el flujo se multiplicaba mientras llegaba al éxtasis, y comencé a lamer con más ímpetu hasta que todo su orgasmo hubo acabado.
-¡Dioses! Que lengua tienes. –Gimió dejándose caer encima de mí, agotada.
Le acaricié las piernas desnudas y le besé todo el culito mientras se recuperaba. El olor de su sexo me tenía la polla a punto de reventar y el instinto me pedía ponerla a cuatro patas y penetrarla como si no hubiera un mañana.
Una vez recuperada, y con mi polla en la mano, me hizo recostarme contra la cabecera de la cama, dejándome medio sentado, y se puso a cuatro patas delante de mí. Su cabeza volvió a hundirse en mi entrepierna y su boca recibió mi polla con gran satisfacción, mientras yo disfrutaba de una bonita vista de su cuerpo desnudo y su culito en pompa.
-Te lo vas a tragar, ¿verdad? –Le pregunté mientras le acariciaba una mejilla.
Ella no dijo nada, se centró en seguir chupándomela… lo que tácitamente quería decir que si. Sabiendo que tendría un final feliz crucé los brazos por detrás de mi cabeza para estar mas cómodo y me dejé hacer. Era la primera mujer con la que había estado que tenía tan pocos reparos en tragárselo, y eso me gustaba. Amie no me dejaba correrme en su boca, siempre apartaba la cabeza antes y terminaba regando el huerto con mi leche. Shandra estaba cortada por el mismo palo, pero lo hizo una vez… y no le gustó nada. Para Elanee correrse en la boca era parte de la mamada, cuando se lo comenté me dijo que sacarla en el último momento era aberrante. Sin embargo, tampoco se lo tragaba; me resultaba divertido y muy excitante ver cómo, tras haber soltado toda la leche dentro de su boca, salía desnuda de la cama corriendo en busca del orinal, donde acababa escupiéndolo. Una vez, por ver si se lo tragaba si no tenía más remedio, hice que sacaran el orinal de mis aposentos del fuerte, y tuvo que escupirlo por la ventana; fue muy cómico verla saltar de un lado para otro con la boca llena de leche buscando donde escupir cuando descubrió que no había orinal.
-Eres un imbécil. –Me regañó limpiándose la boca después de haber escupido por la ventana.- Alguien podía haberme visto.
La moral élfica era difícil de entender… por lo visto comer polla estaba bien siempre y cuando nadie más lo supiera. Al fin y al cabo todos los humanoides teníamos los mismos prejuicios. Yo le expliqué que el criado encargado de vaciar el orinal por las mañanas debía ver que aquel líquido blanco mezclado con saliva no era orina, con lo que ya debía saber lo que ocurría en la habitación… eso la dejó pensativa durante unos minutos. Le dije que lo mejor que podía hacer era tragárselo para no dejar pruebas, pero luego llegó la guerra y nunca supe si la convencí o no.
Cuando sentí que ya no podía más y que iba a correrme, cogí a Safiya por la cabeza y se la hundí en mi polla. La corrida consistió en su mayor parte en tres intensos chorros de leche, que quedaron aprisionados en su boca. Tan solo uno de los chorros impactó contra la parte más interna de su paladar, haciendo que tosiera, pero consiguió mantener toda la leche dentro de la boca. Cuando la corrida acabó y yo ya estaba en la gloria, succionó para extraer hasta la última gota y se sacó mi polla de la boca.
Levantó la cabeza y abrió ligeramente la boca para mostrarme su blanco contenido. Luego la volvió a cerrar, tragó, y volvió a abrirla, esta vez del todo y sacando la lengua. Fue a decir algo pero se le escapó un pequeño eructo, así que los dos nos reímos y caímos abrazados sobre la cama, con su cabeza en el hueco entre el cuello y mi pecho, sus tetas aprisionadas contra mí y una pierna cruzada por encima de mi cadera.
-¿En qué piensas? –Me preguntó mientras con un dedo jugaba con el vello corporal de mi pecho. Yo bajé la mano con la que le acariciaba la espalda hasta el culo, y agarré uno de aquellos glúteos tan perfectos con ella.
-Me estaba planteando comerme uno de estos. –Le respondí dándole un apretón en el culo.
Sonrió y alzó la cabeza para besarme, yo la besé también y estuvimos un buen rato acariciándonos mutuamente.
-Ahora vas a darte un baño, so guarro. –Me dijo pellizcándome un pezón.- ¿Sabes lo que ha sido chuparte el culo con ese olor?
-En ese caso mejor que te metas en la tina de agua tu también y me enjabones, así te aseguras de que estoy lo limpio que quieras. –Le propuse mientras uno de los dedos de la mano con la que le cogía el culo comenzaba a buscar su agujerito.
-No es mala idea. –Respondió juguetona dejándose hacer, mientras mi dedo entraba dentro de su cuerpo por la puerta trasera ella comenzó a masajearme los huevos.- Pero con este olor a cerdo voy a tener que conjurar mucho jabón, y no se me da bien conjurar con un dedo en el culo.
-Cuando convocaste aquél demonio en mitad del jardín de la academia tenías algo más que mi dedo dentro del culo. –Le recordé yo sacando el dedo, pero dejando la mano bien agarrada a su firme trasero.
-¡Eso fue un accidente! –Se defendió, y me dio un apretón en los huevos como castigo.
-¡Ay! –Me quejé.- Oye, para decir que huelen tan mal bien que me los manoseas, a lo mejor es que tu también eres un poco guarra.
Como respuesta se tiró un pedo monumental que me hizo apartar la mano de su culo. Luego le entró la risa y a mi también.
-Llevaba aguantándomelo desde la última clase. –Me confesó entre risas.
Volvimos a besarnos durante un buen rato, aunque esta vez más apasionadamente… nuestras lenguas se buscaban como locas dentro de nuestras bocas, y cuando se encontraban no querían soltarse.
-Venga, vamos al baño. –Dijo agarrándome de la polla y tirando de mi para que me levantara de la cama.
Mi miembro volvía a estar muy duro, y con su mano sujetándomela mientras veía su culo al caminar hacia la tina no hacían sino acrecentar el problema. Cuando comenzó a lanzar un hechizo que hizo que la tina se fuera llenando de agua caliente y jabonosa coloqué la polla en la raja de su culo y empecé a utilizarlo para darme placer.
-Para, vas a hacer que inunde la habitación. –Me dijo mientras mis manos se dirigían a su coño y comenzaban a masturbarla.
La muy puta estaba húmeda otra vez, y cuando mis dedos llegaron a su clítoris el agua de la tina comenzó a derramarse y a mojar el suelo.
-¡Oh si! –Gimió.- Vamos, ¡Follame!
Sin que se lo esperara, la cogí en brazos y la lancé dentro de la tina.
-¡Que bestia eres! –Dijo escupiendo agua cuando volvió a asomar la cabeza. Pero para entonces yo ya estaba dentro también, con la polla en la mano.
Sin decir nada la volteé, empujé su espalda hacia abajo para que me mostrara el culo, dirigí mi polla hacia su coño y empujé.
-¡Joder! Que coño más rico tienes. –Gruñí dándole una palmada en el culo.- Mueve las caderas, si.
Azotándole las nalgas y manteniéndola con el culo en pompa me follé ese coñito jugoso que tenía entre las piernas como un auténtico animal… y ella también lo estaba disfrutando como una perra en celo.
-¡si, si, si! ¡Fóllame así! ¡Como si fuera una granjera de Puerto Oeste! –Gritaba.
Eso me puso tan cachondo que me pasé embistiendo y le saqué medio cuerpo de la tina. Dando un grito acabó cabeza abajo, con las piernas aún dentro del agua, y el resto del cuerpo colgando fuera… en la posición perfecta para que siguiera follándola a mi antojo.
Gimió cuando le metí el dedo pulgar en el culo, pero gimió aún más cuando un minuto más tarde se estaba corriendo como una loca. Las fuerzas le fallaron en las piernas y tuve que sujetarla yo para poder descargar los huevos dentro de ella cuando me llegó el turno. Gritaba como un animal mientras mis chorros de leche rellenaban su coño.
Al ir a sacar la polla, ya flácida después del esfuerzo, me detuvo.
-No, déjala dentro un poco más. –Suspiró.- Solo un poquito más.
Con mi polla aún en su interior, comenzó a mover las caderas con suavidad.
-¿Recuerdas la entrada a la ciudad del Juicio y la espada de Gith? –Preguntó agotada.- Tu polla y mi chocho encajan igual de bien. Me encanta sentirla dentro.
-Ya lo sé. –dije dándole una última embestida y sacándola después para sentarme en la tina.
Ella salió, caminó desnuda y con el agua cubriéndole todo el cuerpo hasta su mesita de noche, de la cuál sacó una ramita de un palmo de largo que comenzó a mordisquear. Se decía que chupar esa raíz tenía propiedades anticonceptivas, y hasta ahora no nos había fallado. Una vez la tuvo en la boca volvió a la tina y se sentó sobre mí.
-Viéndote chupar esa rama se me ocurre otra cosa que podrías chupar. –Le dije llevando mis manos a sus tetas. Me gustaban porque tenían el tamaño perfecto para ser agarradas por mis manos, ni muy grandes ni muy pequeñas.
-Ya te la he chupado antes. –Me recordó.- Y esta mañana… y ayer por la noche dos veces; no puedes quejarte de las mamadas que recibes.
-No me quejo. –Repliqué.- Además lo haces muy bien.
-Vaya, gracias, no lo sabía. –Respondió con una sonrisa mientras mordía la raíz.
-No seas mala conmigo, dale una chupadita. –le pedí cogiéndole una mano y llevándosela bajo el agua hasta mi polla. Me la agarró y comenzó a manoseármela.
-¿Te has empalmado otra vez? ¿Es que no has tenido bastante? –Me preguntó cogiéndome los huevos con la otra mano. Yo aproveché para llevarme uno de sus pezones a la boca y chupetearlo a conciencia.
Cuando sentí que comenzaba a gustarle, me cortó el rollo poniéndose de pie, obligándome a soltar la teta de mi boca, y comenzando a salir del agua.
-Se acabó el baño, o vamos a acabar mas sucios de lo que estábamos antes de entrar. –Sentenció queriéndome dejar con la miel en los labios… pero no se lo permití, la agarré de las caderas y la atraje hacia mi, luego le separé los cachetes del culo y lamí toda la raja de arriba abajo.
-¡Ay! Para… no hagas eso. –Dijo ella loca de placer.
Con la punta de la lengua hice círculos alrededor de su ano, mientras mi polla volvía a ponerse completamente erecta y dispuesta a un nuevo asalto.
-Dejame que te folle el culito. –Le pedí mordisqueando sus deliciosos glúteos mojados de agua.
-¡Ni hablar! –Se negó resistiéndose un poco e intentando apartar el culo de mi boca.
-Que si mi amor, que tienes un culito que es una maravilla. –Insistí tirando de ella hacia abajo, para que se sentara sobre mi polla.
-No, espera, mejor te la chupo. –Quiso negociar, pero ya se me había antojado su entrada trasera y no iba a ceder.- Bueno espera, ya lo hago yo.
Sentándose lentamente se fue clavando mi polla en el culo bajo el agua, despacito, apretando los dientes hasta que la tuve completamente dentro de ella.
-¡Au! Sabes que no me gusta nada. –Se quejó cuando empecé a joderla.
Con una mano le frotaba el coño y con la otra le sujetaba una teta, mientras que mi cabeza estaba apoyada contra su espalda.
-Cuando lo hayamos hecho más veces te dolerá menos. –Le prometí acelerando el ritmo… estaba tan caliente que iba a correrme rápido.
-No tan deprisa. –Me pidió, pero yo no podía parar en ese punto, así que la penetré aún mas rápido.- ¡Ah! ¡Ah! ¡Ay! ¡Mas despacio! ¡Me vas a romper el culo! ¡Me vas a partir en dos!
Me corrí como un animal, llenándole el culo de leche, y en cuanto lo hice quedé tan extasiado que me recosté en la tina a disfrutar del agua caliente, con mi polla aun palpitante por el esfuerzo. Ella se puso en pie y salió del agua.
-Eres un salvaje. –Me dijo cojeando por el dolor de culo que le había dejado hasta la cama.
-Si yo soy un salvaje tu eres mi bruja, deberíamos volver a Rashemen. –Me cachondeé, hasta que ella lanzó un Rayo de escarcha dentro del agua, que de repente dejó de humear por el calor y se quedó tan helada que pensé que me iba a congelar.
Salté fuera de la tina pelándome de frío mientras ella no paraba de reírse.
-Creo que te han encogido los huevos. –Me dijo señalando a mi miembro, que debido al frío había encogido considerablemente.
-Te los voy a meter en la boca, para que me los calientes. –Exclamé enrollándome en una manta para entrar en calor.
-Es el precio que tienes que pagar por darme por el culo. –Dijo tumbándose en la cama, todavía desnuda. Me tumbé a su lado y me tapé con las mantas de la cama, al verme pelado de frío todavía se rió una vez más.
Más tarde, ya a oscuras en el dormitorio e intentando conciliar el sueño, al menos me dejó pegarme a ella para recuperar la temperatura. Cuando me pareció que estaba cerca de dormirse, llevé un dedo hacia la entrada de su ano y la penetré, lo que le hizo dar un respingo, pero no se resistió.
Como cada noche desde que volvimos a Zhay, me dormí con un dedo dentro de su culo y pensando en las formas en las que al día siguiente iba a hacerla pagar por el resfriado que iba a coger con la gracia del Rayo de escarcha.