Nerea, cóctel de aromas sevillanos.
Nerea tiene actualmente treinta y siete años, muy bien llevados, porque para ser una mujer divorciada, para mí es una joven ya que dentro de dos meses cumplo medio siglo. Pero lo que más me gusta de esta mujer divorciada como yo, es que siente la sexualidad como si fuera su propia vida.
Nerea es una mujer de mi provincia, en donde hay miles de ellas, de todas las edades como de todos los gustos, pero con ella digamos que tengo el honor de conocer una maravillosa página de contactos reales para tener sexo desde nuestro interior, en donde he tenido bastantes encuentros con mujeres muy calientes tanto de mi comunidad autónoma como de mi propio país, alguna extranjera y porqué no decirlo, latinas también.
Le mande un mensaje, sin saber si le interesaba, con todos los hombres que hay en la página, y menos esperando que me contestará, ahora en junio y saliendo poco a poco de la pandemia en la que nos han metido la naturaleza.
Me dijo que quedáramos, deseaba conocer a un hombre maduro que le aportaría experiencia en muchas cosas y quedamos el domingo, para tomar algo, obviamente me desplace yo a donde ella me indico, que era su localidad.
Tras darnos los besos de codo pertinentes, ya que el saludo de mejillas no está digamos que permitido aún, pues íbamos aún con mascarillas, pues empezamos a charlar, dando un paseo con nuestro metro y medio de separación por su localidad, que huele ahora en primavera a jazmín, naranjo y romero. Quien conozca los aromas sevillanos sabe que fragancias de naturaleza indico, pero encima, Nerea olía a mujer andaluza, eso que a un hombre incluso le embriaga agradablemente.
Yo la verdad que con la cuarentena que hemos pasado de dos meses ya, pues sexo no he tenido, y seamos sinceros, tengo ganas de recuperar el tiempo. Se lo dije a Nerea, de cómo llevaba el confinamiento y el sexo, y como casi todo el mundo, se subía por las paredes, porque de tener sexo cuando quieres a que te prohíban tener pues hace que sus juguetes y dedos estén incluso cansados de darle placer, por eso, cuando le dije que me atraía, que necesitaba el contacto de piel con piel y de oler y esnifar el aroma de una mujer, creo que sin querer la puse bastante caliente porque ella me dijo que necesitaba sentir un hombre, que el listón lo había quitado, no por mí, sino porque estar dos meses largos sin sexo la hizo apreciar más el cuerpo de una manera especial, y que si antes tenía sexo con hombres que le entraban por los ojos ahora solo quería que la entraran por todas partes.
Eran las siete de la tarde, de un domingo final de mes de Mayo. Hacía calor, pero no era tanto como para estar sudando, aunque deseaba yo quitarle toda su ropa y lamer cada centímetro de su piel hasta hipnotizarme de su fragancia sexual. Pero Nerea fue más lista o al menos me leyó mi pensamiento, cuando me dijo:
— ¿Qué te parece si nos vamos a mi piso o si quieres, a las afueras, y en mitad del campo vemos como se atraen nuestros cuerpos, porque no quiero ser vulgar ni lanzada, pero tu aroma y tu forma de tratarme me ha calentado un poco ahí abajo — señalando su cintura con el dedo— y si te digo la verdad, como esté otra semana sin sexo me muero, en serio, vámonos ya, ok?
Nos fuimos a mi coche, porque a su casa iría más tarde.
Nos fuimos a las afueras, y nos metimos por un camino por el campo, algo alejado de la carretera principal y de posibles miradas, no por nada, sino porque a ella la conocen y a mí no.
Aparque el coche.
Ella, se quitó la mascarilla. Al fin pude ver su sonrisa y rostro completamente.
Yo hice lo mismo.
Nos fundimos en un beso con lengua hasta notar como ella abría sus piernas, con ese vestido negro ceñido, invitándome a que le tocará, mientras una mano suya tocaba mi más que merecida erección.
Mi mano entro directamente a su tela, completamente caliente y casi húmeda. Aparte el tanga que tenía y note como sus labios estaban muy húmedos.
No pude resistirme y me salí del coche, para ir a su puerta, abrirla, separar sus piernas, haciendo que el vestido se subiera por su cintura y viendo su tanga azul brillante casi tapando todo su coño.
Se lo quite.
Tire en el suelo del coche dicha prenda.
Abrí bien sus piernas e hundí mi cara en aquel maravilloso tesoro.
Estuve moviendo mi lengua por sus labios.
Por su clítoris.
Entrando dentro de su cueva del placer.
Seguía lamiendo, saboreando su aroma sexual.
Nerea no pudo aguantar mucho mi trabajo bucal, que aunque soy bueno, no sé si fue porque llevaba mucho tiempo sin que se lo hicieran o porque realmente no se lo habían hecho así nunca, que agarro con sus dos manos mi cabeza, haciendo que me hundiera más en ella, apretando sus muslos y vibrando y levantando su culo del asiento.
Nerea se estaba corriendo.
Y pedazo de corrida que se dio esta mujer.
Me lleno toda la boca de su liquido blanco, por cierto, bastante dulce para lo que suele saber. Pero me dijo que se tomaba pasas o uvas pasas, como parte de su dieta, porque leyó una vez en algún sitio que a los hombres le endulzaba el sabor de su semen y pensó que si al hombre se lo endulzaba, pues a ella también, por eso me gusto comerle bien su coño.
Grito ya que estábamos en pleno campo y nadie podría alarmarse.
Jadeaba y me pedía más, que no parara, que le gustaba, que necesitaba un hombre así, que no la dejará a medias, que era un hambriento de su coño.
Todo esto lo decía, porque yo no paraba de masturbar, de lamer, de chupar su coño, me gustaba aparte de que esos labios tiernos y ese clítoris duro me estaban atrapando, aunque en realidad fue que cerro sus piernas y realmente estaba atrapado en todo su entrepierna.
Cuando Nerea soltó sus piernas, tras ese fuertísimo orgasmo, pude respirar. Que cosa tan tonta respirar en estos momentos, ¿verdad? Pues no, yo lo necesitaba, aunque tengo mis trucos para poder respirar mientras me hacen ese ahogamiento coñil, pero cuando me soltó me dijo:
— Cabrón, que lengua tienes. Me has dejado para el arrastre. ¿Podrías dejar de mover tu lengua por un momento en mi coño? Es que me gustaría descansar. Joder, como le comas a todas igual que a mí, no te faltarán amigas.
Entonces ella se incorporó, ya que la deje tumbada en los dos asientos y se sentó en el suyo, abriendo sus piernas. Aún no le había visto sus tetas, y cuando se quitó totalmente su vestido, pude ver la otra parte del conjunto que tenía puesto de ropa interior, un sujetador de encaje azul. Dios. Como me pone el color azul. Por eso, cuando me levante y ella agarro mi miembro totalmente duro y erecto, no se lo pensó ni una sola vez, acerco su boca a mi capullo y saco su lengua, mientras me miraba, con la cara de vicio que puede tener una mujer en ese momento, tras haber tenido uno de sus maravillosos orgasmos y sabiendo que iba a ponerse más caliente saboreando dicha herramienta con su boca. Yo no suelo negar a una mujer que se deleite con mi polla, al contrario, una vez que yo he saboreado su coño les dejo que disfruten de mí todo el tiempo que deseen, por eso, cuando note como su boca iba tragando mi mástil, pues la verdad, que queréis que os diga? Es uno de los mayores placeres sexuales. Por eso, deje que me hiciera una mamada profunda casi llegando a ser una garganta profunda y casi una follada de su boca, porque ella lo hizo todo.
Y yo mirando a ella, al horizonte lleno de olivos y oliendo esa mezcla de sexo rural que se tiene en esta época del año, cuando toda la naturaleza está en su apogeo de aromas.
Nerea, chupaba mis huevos, mientras notaba como mi tronco le acariciaba su rostro, mientras ella jadeaba, salivaba tanto que incluso paso uno de sus dedos ya lubricados por su saliva cerca de mi ano. Movía lentamente su dedo haciendo círculos en mi esfínter y seguía chupando, tragando mi polla, dura, erecta a más no poder. Entonces se agarró con su otra mano a mi muslo y empezó a follarme la polla. Si, a follar con su boca. Entraba y sacaba con su cabeza como si yo le estuviera taladrando su coño, pero era su boca, de tal manera y habilidad que no sentía ni sus dientes ni nada, solo entraba mi capullo desde sus labios hasta el interior de su garganta. A veces la sacaba del todo para poder respirar y entonces, cuando yo empecé a tener ganas de llenarle de mi semen, casi una media hora que se dio ella el banquete bucal, pues le dije que deseaba llenarla, pero entonces la saco de su boca y mirándome fijamente me pregunto:
— ¿Tienes más leche para mí o eres de los de un tiro y luego tardas mucho en volver a descargar? Te lo pregunto porque quiero tu semen tragarlo, pero quiero también sentirlo dentro de mí. Por donde quieras, porque tú hoy me vas a meter de nuevo en este maravilloso placer que es tener sexo otra vez.
Obviamente yo quería vaciar mis huevos en ese momento, me daba igual que fuera dentro de su garganta, dentro de su coño o dentro de su culo, pero necesitaba hacerlo, aunque si os digo la verdad, ya quería sentir el calor de su útero, saber cómo iba a reaccionar dentro de ella, porque la deseaba, porque necesitaba meter dentro de esta mujer. Así que le respondí:
— Realmente suelo ser de un solo tiro, por eso, aguanto también mucho, pero haber estado tanto tiempo sin tener sexo, que creo que te pasará a ti lo mismo, pues puede que te regale dos tiros de mi semen, así que decide tú, pero yo quiero que tú tengas más orgasmos que yo, y necesito ya saber cómo eres por dentro.
Nerea entonces se salió del coche, totalmente desnuda menos por el sujetador que aún lo tenía puesto. Se lo quito mirándome y mirando alrededor. Solo tenía puesto sus zapatos. Se fue hacia el capó de mi coche. Apoyo sus manos y abrió sus piernas. Precioso y maravilloso culo que me estaba ofreciendo. Y me dijo:
— Métemela ya que no aguanto mucho sin sentir ese calibre destrozándome, pero si lo haces por mi culo, te aviso que lleva mucho, pero que mucho tiempo sin meterse nada, casi se ha vuelto virgen, por tanto, con suavidad nene, con mucha suavidad, por favor, que hoy soy toda tuya, pero quiero seguir siendo durante muchos otros días, vale cariño?
Nerea jadeo. Le gustaba que le rozará mi capullo entres sus labios y su clítoris, por eso seguí ese vaivén y haciendo como si la follara, pero por fuera. Mi movimiento era muy lento, impregnando su licor vaginal con mi posible licor pre seminal entonces me metí dentro de ella, lentamente, no por delicadeza por mi parte, sino porque me gusta que la mujer sienta como entra por primera vez y que note como le llena. Cuando estuve completamente dentro de ella, note como ella movía su culo, necesitaba ya una buena follada, así que no la hice que sufriera mucho, simplemente empecé el mete y saca, de lento y relajado a subir poco a poco el nivel de aceleración, tanto que sus tetas bailaban con cada envite que yo le daba en su culo.
Nerea intento frotarse su clítoris pero como yo no paraba de follar en dicha postura prefirió dejar de tocarse para sentir como realmente la estaba destrozando su coño por lo que dando un par de golpes con sus manos abiertas en el capó del coche, note en mi polla que se contraía mucho y experimente ese sentido que oprimirte casi hasta ordeñar o ahogar. Nerea se estaba corriendo otra vez.
Nerea no aguanto mucho, y me dijo:
— Joder, otro. Quiero ya sentir tu leche. Quiero que te corras. Quiero correrme a la vez contigo. Follame como te dé la gana, pero córrete ya, quiero sentir tu líquido. Y no te preocupes, que tomo la píldora y no me quedo preña, pero quiero tu semen dentro, donde quieras, pero hazlo ya, que como me sigas follando así no voy a aguantar mucho más.
Me agarre a sus caderas.
Me olvide de su cuerpo.
No le hice caso en nada de lo que me decía.
Empecé a taladrar fuerte.
Incluso empotre contra su culo, mientras mi polla estaba barrenando su coño.
Nerea jadea.
Yo sudaba y me caían las gotas de sudor por mis ojos, por todo mi cuerpo.
Aceleré tan fuerte que incluso creo que el coche se balanceaba.
No aguante mucho, casi estuve dentro de ella una hora, pero ella me lo pedía, y yo explote dentro, metiendo cuatro fuertes empujones mientras me caía encima de su espalda.
Notaba como mi polla estallaba dentro.
Mi liquido recorría el conducto y soltaba chorreones dentro de ella.
Nerea se volvió a correr, por lo fuerte y rápido que la folle.
Espere a que mi miembro se desinflara dentro de ella y se saliera.
Cuando salí, ella puso su mano pegada a sus labios.
Y cuando empezó a salir todo el semen, mezclado con su orgasmo, entonces vi lo que realmente iba a hacer ella.
Se incorporó, y levanto su mano llena de mi leche y la suya.
Saco su lengua y fue recogiendo todo, lamiendo la palma de su mano, mientras se lo tragaba. Dejo limpia su mano.
Pero de su coño aún salía algo de líquido, poco realmente, pero salía.
Entonces pasé mi polla algo arrugada por entre sus labio, para recoger lo que saliera.
Hice un juego que me gusta mucho hacer. Impregnar con dicho liquido su ano.
Nerea sabía que pronto iba a romper su culo, pero estuve un buen rato haciendo el masaje pollon culo, con esa mezcla.
Realmente me empecé a excitar y a tener una nueva erección con ese masaje en su culo, mientras rozaba con nuestros orgasmos, y cuando ya unte bien su ano, apoye mi miembro, pero no entró apenas nada porque no la tenía dura.
Entonces Nerea se agacho y me volvió a hacer una garganta profunda, para ponerla tan dura como podría haber hecho horas antes.
Empezaba a caer la tarde, el sol se iba ocultando por el horizonte. Estamos hablando de que eran casi las nueve de la noche. Y entonces Nerea me dijo:
— Sé que quieres volver a follarme, y yo quiero seguir. Pero está anocheciendo, y aunque la noche está tranquila, la verdad es que no me fio mucho de estar aquí solos, no por nada, pero que te parece si nos vamos a mi casa, y allí seguimos, que además tengo gel para lubricar mejor mi culito. ¿Qué me dices?
Yo no me lo pensé ni un solo momento. Nos vestimos, aunque a ella no le hizo falta ponerse mucho, solo se vistió con su vestido, sin sujetador ni tanga.
En cuanto entre en su casa y cerro ella la puerta, no pude evitar bajar mi bragueta y agarrarla por la cintura, atrayendo su cuerpo hacia el mío, subiendo su vestido y levantando una pierna suya por encima de su cintura, para apoyarnos contra la pared y meter mi polla dentro de su coño, directamente, tan duramente que eso que dicen de empotrar a una mujer, en este caso lo hice literalmente, porque su cuerpo estaba siendo empotrado contra la pared, y yo metía y sacaba bestialmente, tanto que en poco tiempo Nerea me dijo que parará porque se iba a correr, y yo no le hice caso, la folle de pie, fuertemente, sin dejar de meter y sacar, vamos que si hubiera sido otra mujer, incluso me hubiera separado ella de mí para hacerlo en otro sitio, porque le dolería la espalda al darle tan fuerte mis empujones, pero ella solo jadeaba, me intentaba besar el cuello para distraerme, pero yo metía y sacaba tan fuerte como podía.
Nerea se volvió a correr y ahora se la saqué rápidamente y me agache, lamí y metí mi lengua en su coño, y me dio otro orgasmo en mi boca.
Que bien sabia ese líquido blanco que salía de ella.
Se quitó el vestido.
Se desnudó completamente.
Movía su culo mientras iba hacia el salón.
Me señalo el sofá con un dedo.
Recogió su melena con una goma del pelo.
Me ayudo a quitarme toda la ropa.
Me ordeno que me sentará en el sofá, con un gesto con su mano.
Sentado, y abriendo las piernas, note como ella agarraba un tubo de gel que tenía en la mesa del comedor.
Se puso de espaldas a mí.
Unto sus dedos y los metió en su ano.
Lubrico todo, bastante.
Impregno mi tronco con dicho gel.
Ando un par de pasos hacia atrás y cuando llego a mí, abrió con sus dos manos su culo.
Se fue bajando poco a poco, hasta que mi capullo todo gordo y duro se quedó tocando su esfínter.
Se fue metiendo lentamente y mientras yo le sujetaba su cadera con mis manos, todo mi polla. Se la trago por su culo literalmente.
Cuando ya no veía nada de mi herramienta, porque se lo había tragado todo, note como me tocaba mis huevos, porque se había soltado su culo de sus manos y creo que necesito ese masaje en su clítoris que toda mujer necesita a veces al ser penetrada por su trasero.
Esa caricia que me hacía en mis huevos, hizo incluso que me estirara el cuerpo y le metiera algo más dentro de su culo.
Y entonces, girándose un poco hacia mí, se tumbó en mí, su espalda tocando mi pecho.
Entonces jadeando me dijo:
— La tienes muy dura y me ha llenado el culo más que mi coño. Ahora me dejas que empiece yo, porque necesito ir poco a poco, y luego si quieres me follar y partes el culo, nene, pero déjame hacer a mí primero.
Claro que la dejé, tanto que ella sola movía su cadera, movía su culo para ir aceptando mi miembro, y poco a poco se incorporó para follarse lentamente su culo, cosa que se agradece a veces que una mujer haga la primera parte, es su culo, es una parte delicada, y ella sabe mejor que nadie como es su cuerpo.
Nerea subía y bajaba lentamente, pero yo sentía como me oprimía, como incluso me desinflaba un poco, porque me estrangulaba totalmente, estaba muy cerrada, claro, pasar la pandemia sin sexo, una mujer como un hombre, hace que su cuerpo se cierre, aunque en el caso de ella, estaba su culo empezando a dilatar, y que maravilla, como se movía.
Cuando ella noto que ya estaba relajada y que mi polla entraba y salía bien de su culo, entonces se levantó, metió el tubo de lubricante en su culo, y apretó para que una buena cantidad entrará en ella.
Entonces me hizo tumbarme en todo el sofá.
Se volvió a subir encima mía, pero esta vez de cara a mí.
Apunto mi polla a su coño.
Y se tiró hacia abajo, casi que cayó de golpe con su culo, en toda mi polla.
Vamos, que salto encima de mi polla mientras se la metía por su coño. Me cabalgo muy rápido, tanto o más como una buena amazona cabalgando una llanura. Y cuando noto que mi polla volvía a estar bien dura, entonces la saco de su coño y la metió dentro de su culo y me dijo:
— Follame. Destroza mi culo. Párteme en dos, pero follame, ya.— Enérgicamente fue el tono, no como si me diera una orden, pero si con una autoridad en su tono de voz que se puede entender en todos los idiomas.
Estuvimos follando su culo en varias posturas, tanto ella cabalgándome, como en 4, de lado, vamos, solo me falto follarla en su cama, pero todo lo hicimos en su sofá. Y cuando ella ya no pudo aguantar tantos orgasmos de su coño, entonces me pidió que le llenará su culo.
Fue espectacular como le salía mi leche por su culo, pero Nerea ya no podía más, le dolían sus ovarios de tantos orgasmos que tuvo, por eso, en cuanto me pude recuperar, nos fuimos a la ducha, ella casi no se podía mantener en pie, pero hizo un gran esfuerzo, ayudada por mí. Nos duchamos y me dijo que ella quería que nos viéramos más veces, y que en una de ellas, si podríamos follar en su ducha, que es una fantasía que nunca había tenido con ningún tío, pero deseaba hacer todas sus fantasías realidad.
Esto fue el domingo pasado, último fin de semana de Mayo del 2020.
Este fin de semana voy a volver a quedar con Nerea y no sé dónde lo haremos ni que fantasías vamos a realizar pero ella quiere quedar y si una mujer se siente bien follada, te lo hace saber. En ti está el volver a quedar o irte con otra o irte al campo a recordar lo bonito que fue pero que no volverá a pasar.
Nota de autor: Historia real como que sigo vivo.
Hay un cuento erótico de dicha historia creado por mi parte, que consta de más de 50 páginas, pero para no aburrir con detalles calientes, he realizado una versión más reducida para todas las personas de este portal tan agradable.