Negro y Blanco (2: Blanco)

Mi segunda experiencia fué maravillosa.

Cuando Elsa dejó la casa y salió de mi vida, pasé por muy malos momentos .Mi rendimiento en los estudios bajó, mis relaciones con mis amigas sufrieron, hasta el punto que fui perdiéndolas una a una porque mi carácter cambió radicalmente, siempre estaba malhumorada, irascible, encerrada en mi misma .

Mis padres decidieron llevarme a un sicólogo pero fue una perdida de tiempo porque me negué en redondo a hablar con el.

El recuerdo de Elsa me perseguía continuamente, cada día sentía la necesidad imperiosa de masturbarme, me tocaba en cuanto podía. Si me sentaba a estudiar mi mano se metía debajo de mi braga y mis dedos se enredaban en los pelos de mi pubis, me acariciaba suavemente sin intención de llegar al orgasmo En principio, solo por el placer de sentir en mis dedos la humedad de mi vulva y en mi vulva la agradable sensación de su contacto. Al final me masturbaba siempre, lo hacia en cuanto podía tener contacto con mi cuerpo. En la ducha disfrutaba aplicándome el chorro de agua caliente sobre mi clítoris, en el bide cuando me lavaba. Me encantaba tenderme en la cama ponerme un espejo entre los muslos y mirar mientras mis dedos masajeaban el clítoris, veía la entrada de mi vagina contraerse. Aprendí a moverla apretándome los dedos a contraer y dilatar mi ano. Una verdadera experta

Yo misma decidí cambiar mi forma de ser, pensé que tratando con chicos, conseguiría olvidarme de Elsa y volver a ser la de antes. Después de varios intentos fallidos, conocí a Mario. Me gusto, era chico guapo y divertido con el que me lo pasaba bien, incluso me gustaron los primeros escarceos que mantuve con el sexo opuesto. Sus besos en la boca me excitaban y sus caricias en mis pechos, conseguían que mis pezones se dispararan . Cuando sus manos empezaron a bucear bajo mi falda y permití que llegaran a mis bragas me mojé, pero no tardé en descubrir que no sabía masturbarme, todo se iba en meterme el dedo en la vagina olvidando mi clítoris.

Yo en cambio si sentí una gran emoción el primer día que tuve su pene en mi mano, no tardé mucho en darme cuenta de lo facil que es hacer una buena paja a un hombre. Me gustaba hacérselas bien, disfrutaba con ello, no buscaba su placer sino el mio y yo gozaba haciéndolo desear llegar al orgasmo.

Las cosas se complicaron definitivamente una tarde que recuerdo con terror Hasta entonces las cosas no habían pasado de pajas, no me sentía preparada para que me metiera el pene. Tenía mucho miedo a ese momento y quería esperar para que no me pasara como con Elsa,Sin embargo el quería algo mas que pajas y aquella tarde mientras lo tocaba, puso su mano en mi cabeza, me di cuenta enseguida de lo que pretendía .

¿Quieres una mamada?

Si…..

Me pareció bien, lo había pensado muchas veces y ahora había llegado el momento. Me incliné hacía su pene y bese su capullo para después rodearlo suavemente con mis labios, lo lamí como si fuera un caramelo, lo chupé y lo metí en la boca mamándolo. Mario empezó a moverse de abajo a arriba y yo lo acompañé en sus movimientos, sintiendo como su pene entraba casi entero dentro de mi boca. Me excité de tal forma que metí una de mis manos entre los muslos dispuesta a acompañarlo.

Noté que iba a correrse, no quería que lo hiciera dentro de mi boca traté de separarme pero su mano puesta en mi nuca me lo impedía, el primer chorro de leche me golpeó la garganta y enseguida el segundo, me era imposible tragarlo porque su pene dentro de mi boca no me permitía hacerlo, me estaba ahogando, la angustia se apoderó de mi. No podía respirar ¡me ahogaba! El seguía corriéndose y apretándome la cabeza, se me nublaba la vista, me mareaba, lo arañé en el pecho ¡ por fin me soltó! Al respirar ansiosamente la leche que llenaba mi boca se me fue por mal sitio, tosí, escupí desesperada y vomité con nauseas dolorosas.

Nunca mas volví a salir con el ni con ningún otro. Mi experiencia con los chicos fue otro desastre completo..

Logré aprobar la Selectividad y me matriculé en la Universidad de O. para hacer Derecho. Mi madre me busco una Residencia, de monjas ¡por supuesto! . Prácticamente no me relacionaba con nadie, no hice ninguna amistad y no sentía ningún deseo de hacerlo.

Una mañana en clase, la chica que sentaba a mi lado estiró su mano, y cogió mi bolígrafo y estallé.

Oye! Asquerosa ,muerta de hambre. Quien te ha dado a ti permiso para coger mi bolígrafo?

Se lo arranqué violentamente de la mano. La chica se quedó inmóvil, su cara enrojeció y sus ojos se aguaron

Yo……yo … Perdona

Me sentí terriblemente mal durante todo el día . No podía quitarme de la cabeza los ojos abiertos llenos de sorpresa de la chica. A la mañana siguiente entró en aula sin atreverse a mirarme. La esperé a la salida.

Espera!.....Oye, quiero pedirte perdón por lo de ayer, Fue un arrebato tonto.

No importa – murmuro sin mirarme

Vamos te invito a un café para hacer las paces.

No hace falta, déjalo

Por favor!....no seas rencorosa.

Por fin cedió y nos fuimos a la cafetería, Era muy tímida, trataba de evitar mirarme y hablaba en voz muy baja. Vestía terriblemente mal, con ropa barata que le quedaba grande, No era fea, pero no había forma de saber como era su cuerpo escondido debajo de aquella chaqueta de lana gorda y de una falda larga y sin forma. Charlamos un rato y al día siguiente volvimos a tomar café juntas y al otro y al otro. Hicimos una buena amistad, yo me sentía en la gloría por haberlo conseguido. Era una maravillosa novedad aquella sensación que había olvidado hacía tiempo y me aferré a ella como loca.

El primer aviso de que las cosas iban a cambiar lo tuve aquel día que fuimos al cine. Llegó una escena violenta y ella, Verónica, dio un salto en su asiento y me cogió de una mano, ya no nos soltamos hasta el final. Me di cuenta entonces de que mis sentimientos por ella iban mas allá de la amistad. Pensé que a ella le pasaba lo mismo, porque mantuvo su mano en la mía y respondió a las caricias que le hice. Ninguna de las dos comentamos nada sobre ello, pero algo pareció cambiar entre nosotras.

Yo me sentía excitada y nerviosa, me masturbaba pensando en ella y aquella noche al despedirnos decidí que había llegado el momento de saber. Miré a mi alrededor, la calle estaba vacía, le pase el brazo por la cintura y la besé en los labios.

Hasta mañana Vero!

No pasó nada. Ella me dijo "Hasta mañana Marta" Tampoco en esta ocasión hablamos sobre el tema, pero al despedirnos lo hacíamos con un beso en los labios.

Yo la deseaba, necesitaba acariciarla, besarla, oler su sexo, sentir su suavidad y su calor. Fantaseaba sobre ello mientras me masajeaba el clítoris.

Vero, ¿quieres venir este fin de semana a mi casa?

Y acepto. Mis padres la recibieron encantados. Yo parecía contenta y cambiada y se alegraron

Bueno. Verónica dormirá en la habitación de atrás.

Ni hablar mama, ponemos un colchón en mi habitación y que duerma allí. Queremos charlar y estar juntas.

Así se hizo y llego la hora de acostarnos. Yo casi temblaba de ansiedad, excitación y nerviosismo. No sabía lo que iba a pasar y aquello me producía angustia y desazón.

Yo ya estaba en la cama cuando ella llegó del baño ya con el pijama puesto.

Se acostó y el silencio me resulto terrible, no sabía que hacer, ni que decir.

Quieres que vaya a tu cama?

Me costó entenderla de lo bajo que pronunció aquellas palabras. Tarde en reaccionar.

Si….´-musité

Se metió en mi cama y quedamos una muy cerca de la otra sin movernos.

Es….es la primera vez. No se que hacer.

Oh! Vero.

Nos abrazamos y la besé, pero esta vez mi lengua empujó hasta entrar en su boca, nos fundimos en un beso inacabable. Descubrí pronto que Verónica era apasionada, su lengua se movía dentro de mi boca como una serpiente y buscaba la mía con sus labios para chuparla, lo hacía con lentitud disfrutando.

Vero- le dije separándome un poco de ella- desnúdate

Yo saque mi camisón por la cabeza. Verónica se quedo mirándome embelesada.

Vamos Vero desnúdate!

Me da vergüenza, tienes unos pechos preciosos y yo…..

Por Dios Vero quítate el camisón de una vez!

Lo hizo, pero se tapo enseguida los pechos con las manos

No te van a gustar…..se que no te van a gustar

Aparte sus manos la miré fijamente, ella bajo los ojos.

Sus pechos eran pequeños como dos medios limones, con las areolas de un color marrón muy claro y coronándolas unos pezones muy largos. Alargué la mano y la acaricié, luego me incliné y la besé suavemente, primero un pezón y luego el otro. Verónica se dejó caer de espaldas en la cama y yo busqué con mi boca uno de sus pechos. Era maravilloso, sostuve el pezón con mis labios mientras lo lamía con la lengua, lo sentí endurecerse con mis caricias. Fui besándola muy despacio sin dejar de mirarla. Había cerrado los ojos. La besé en el vientre y sentí como los pelos de su pubis acariciaban mi barbilla y al apretar los labios noté el inicio de la raja de su vulva . Verónica se apoyó en los codos.

Que vas a hacer?…….Oh Dios mio! Que vas a hacer?

No le contesté, Seguí mirándola a los ojos mientras mi lengua pasaba a lo largo de toda la raja, separé los labios con mis dedos y la besé

Marta!.......Marta!…..Marta! – repitió varias veces

Su vulva estaba jugosa, olía a fresco, su vagina estaba caliente y me supo dulce al meter la lengua. Marta gemía sin dejar de mirarme, saqué la lengua, me la pasé por los labios sonriéndole y luego la puse en su vulva buscando el clítoris. Era como uno de sus pezones largo y duro, lo podía chupar perfectamente y me di cuenta de que en cualquier momento me podía correr porque estaba gozando como nunca me hubiera podido imaginar. Verónica estaba también a punto de correrse,. Se movía sin cesar suspirando entrecortadamente y se dejó caer pesadamente de espaldas. Metí mi lengua en su vagina lamiéndola notando como sus jugos eran ahora mas abundantes, absorbí con toda la boca metiendo y sacando la lengua. Verónica temblaba sus muslos se cerraron sobre mi cabeza, lamí toda su vulva chupando los labios, lamiéndole el clítoris. Me acaricié y comencé a correrme y a cada espasmo que me daba se lo trasmitía ella apretando su clítoris con mis labios. Ella se estaba corriendo también, puse mi boca sobre su vagina y chupé sus jugos. Ya no podía mas, el orgasmo era tan brutal que me dejaba sin respiración apreté los muslos aprisionando mi mano entre ellos, apoyé la cabeza en su vientre y me quedé así, quieta hasta que las convulsiones del orgasmo fueron desapareciendo. Entonces nos abrazamos y nos besamos en la boca. Ella pasó su lengua por mi barbilla.

Asi sabe un coño?

Así sabe el tuyo cariño: Sabe maravillosamente bien.

Y el tuyo a que sabe?

Pruebalo…..ya me he corrido y esta muy sabroso.

Verónica no perdió el tiempo en caricias preliminares, se arrodillo entre mis muslos. Yo estaba muy abierta, se me quedó mirando absorta, estiró una mano y uno de sus dedos se paseo a todo la lago despacio y con suavidad.

Mételo dentro- le pedí

Gemí cuando lo sentí moverse

Te gusta?

Asintió con la cabeza y siguió tocándome.

Por ahí también me gusta- le dije al sentir su dedo rozarme entre las nalgas

Por aquí?

Mas abajo……así ….ahi….ahi

Te gusta por aquí?

Si

Me acariciaba el ano y tragué saliva

Mételo si quieres….

No te Hago daño?

No …..sigue

Que rico!

Verónica tenía la cara encendida de excitación me había metido el dedo y lo movía metiendolo y sacándolo despacio, sin dejar de hacerlo empezó a inclinarse, yo sentí que todos los músculos de mi cuerpo se tensaban, mi ano se cerró sobre su dedo. Seguía inclinándose sentí su aliento, por primera vez iba a saber lo que se sentía al ser mamada.

Ahhhhhhh….

Sus labios me besaban y su lengua se movía pòr todas partes

Verónica!……Verónica!

Me relajé completamente me iba a correr enseguida aquello era demasiado. Verónica seguia con su dedo dentro de mi ano y su lengua frotaba mi clítoris, mi vientre se contraía porque empezaba a sentir unos espasmos fuertes. No podía mas! Me dejé ir y creí que me iba a morir. La corrida alcanzo cada milimetro de mi cuerpo. Levante todo mi cuerpo apretando toda mi vulva contra su boca, me quedé sin fuerzas, me desmadejé. Verónica seguía mamando y mamando, volviendome loca, la cabeza se me iba de un lado a otro.

Ya……….ya…- gemí

Verónica se abrazo a mi , sus piernas rodearon uno de mis muslos y mientras me besaba note como se masturbaba contra mi piel hasta correrse.

Esta fue la parte blanca de mi vida, mejor dicho es, porque seguimos juntas tres años después de esta primera noche y creo que nunca nos separaremos. El recuerdo negro de los dias de Elsa son solo un mal recuerdo.