Negocios y quizás amor 2.
La noche es larga y Roma inmensa dije sonriendo y acelerando el carro.
- Bueno hermanita, Génesis, aquí la tienen, les presento a mi novia y próxima futura esposa – le agarro su mano y ella sonrió y mi mundo se vino abajo, su blanca dentadura y sonrisa es como ver la galaxia completa, le dio un beso en la mano y la presentó - Valeria Viggiani.
Pues sí, tenía a la mujer que tenía que buscar para completar el negocio de mi vida al frente de mí, no tuve que buscar, ella llegó a mí y no sé si de una manera escalofriante pero si, resulta que todo iba a ser más complicado de lo normal.
Valeria Viggiani era la futura esposa de mi cuñado, tenía que enamorarla con mi novia en la misma casa y se iba a casar en dos semanas. ¡ESTABA JODIDA!
Pero algo que tenía muy claro es que esa mujer era completamente bella, una diosa, una miss, no tenia comparación, me toco estar en la cena donde estaba toda la familia Viggiani, por ser la novia de Fabiana tenía que estar presente, lo que si notaba era que Valeria me miraba extraño a lo mejor porque le parecía extraña o a también por lo mucho que la miraba.
- Pero Raúl es un excelente hombre – decía el Sr. Fabrizzio Viggiani un hombre mayor pero con muchísimo dinero – no encontraría mejor pareja para mi hija que el.
- Muchísimas gracias Sr. Viggiani es un honor estar con su hija – decía Raul mientras le hacia un pequeño roce en la mejilla a Valeria que note no le agrado mucho, de momentos intercambiábamos miradas pero eran fugaces
- Pero háblame de ti Fabiana, aunque no estas con un hombre, esta mujer debe merecerte ¿No es así? – dijo refiriéndose a mí, aunque fue un comentario un tanto atrevido supe que quiso decir –
- Completamente Sr. Mi novia es toda la mujer que necesito, no veo a nadie mejor que ella, es muy inteligente y más capaz que cualquier hombre – dijo esto muy orgullosa tomándome de la mano
- Tampoco así mi amor – dije tratando de que no hablara de más – Yo solo quiero representarte
- Y lo haces excelente.
- ¿Y cómo fue que te diste cuenta que te gustaba las mujeres Fabiana? – preguntó muy directo el Sr. Fabrizzio
- No me di cuenta Sr. No me gustan las mujeres, me gusta Génesis, es la única mujer que logro conquistarme – tomo una pausa – es hija del mejor amigo de mi padre - ¿Cierto padre? Poco a poco con su caballerosidad logró conquistarme como ningún hombre logro hacerlo.
- Así es – dijo el Sr. Datolli – Génesis es hija de mi gran amigo Don Ernesto Salvatore.
- ¿SALVATORE? – dijo el Sr. Viggiani con mucho asombro.
- Así es dije muy orgullosa de mi familia, la hija única.
- Había escuchado de tu familia, jamás pensé que llegaríamos a estar tan cerca.
- El mundo es pequeño, pronto estaremos más cerca – dije mirando a Valeria – cuando su hija este con Raúl – Valeria me quito la vista de encima, cada gesto de cariño que le hacia Raúl ella le rechazaba pero con delicadeza como queriendo que nadie se de cuenta.
- La cena ha estado estupenda Ricardo – dijo Viggiani – estamos encantados de estar aquí, ayudaremos en todo para la boda, Valeria está muy feliz y nerviosa por la boda. – vi que ella sonrió de lado y pidió permiso para levantarse un momento.
- Gracias a ti Fabrizzio, encantados que estén aquí – yo aproveche para levantarme de la mesa diciendo que iba al baño quería estar un momento cerca de ella –
Iba caminando por el pasillo buscándola y la encontré en el balcón asomada, escuche un fuerte y largo suspiro, algo no le agradaba del todo de estar aquí, la miraba ella de espalda, su figura es magistral – demasiada belleza en una sola mujer – me dije a mi misma.
- No te molesta el frio del balcón – dije desde el umbral de la puerta – ella volteó asombrada, mi presencia le incomodaba lo sabía.
- ¡Ehhh si un poco, pero quería ver la vista un rato aquí – dijo nerviosa y rozaba sus manos constantemente.
- Tranquila, si querías escapar un rato de tanta formalidad está bien, no tiene nada de malo – dije apoyaba aun – malo es querer aparentar una sonrisa cuando no provoca – me miró sabiendo a lo que me refería.
- Sra, eh Srta. – dijo nerviosa no sabia como llamarme –
- Génesis – dije estirando mi mano –
- Srta. Génesis yo tengo que regresar – dijo pasando a mi lado como si no existiera –
- ¿Pero por qué estas nerviosa? Yo no como gente – dije sin seguirla con la mirada aun viendo el jardín, intento hablar y no la deje, volteándome le dije – Y si cree que porque me gustan las mujeres le haré algo se equivoca, soy un caballero ante todo y discúlpeme si la moleste– y me fui dejándola allí parada, regrese a la mesa y ya se había levantado todos, estaban en la sala de estar hablando
Al llegar Fabiana me agarro de la mano y me preguntó dónde estaba, le dije que solo había ido al baño y me conseguí a Valeria. Me fui al cuarto de Fabiana, quería que pasaramos la noche juntas, no quería, debía pensar mucho, Valeria me descontrolaba de una manera extrañaba, era como si me volvía otra persona con ella.
Estaba caminando por la casa de Fabiana cuando al asomarme veo a Valeria haciendo yoga - ¿Hace de todo? – pensé. Quería acercarme pero no sabia como, ella me rechazaba era algo homofóbica y bueno eso me complicaba todo, cuando recibo una llamada.
- Srta. Salvatore ¿Cómo me le va? – aquella voz que se volveria mi pesadilla.
- Buenas Sr. Andrade, muy bien excelente, magnifica como siempre – dije muy satisfecha.
- Con esa cantidad de dinero no imagino, pero supongo que esta en proceso de lo demás ¿No es asi?
- Correcto – dije sin dejar de mirar a Valeria – ya estoy en eso.
- ¡Qué raro! Porque mis hombres me dicen que no sale de la casa de su novia, siempre a su casa y de allí a la de los Datolli.
- Yo me ocupo Sr. Andrade usted no se preocupe, soy de palabra y lo sabe.
- Eso espero, la llamo luego Srta. Buen día.
Aquel hombre me iba a aparecer constantemente recordándome que debía hacer, era complicado asi que se me ocurrió agarrar un libro y salir al jardín como si no la había visto esperando intercambiar algo de palabras. Al salir la veo muy concentrada ella aun no me ve, decido sentarme en el banco, hago como si leo y la miro de reojo, veo que hay un movimiento que lo esta haciendo mal, quisiera ayudarla pero no me atrevo cuando al fin escucho.
- Quería disculparme contigo – dijo sin dejar de hacer sus movimientos – no es mi manera de ser y de comportarme.
- ¿Disculpa? – hice como si no era conmigo que hablaba-
- Si, disculpa por tratarte como un fenómeno, eres la novia o novio no se de mi cuñada – mi risa no la pude aguantar por el comentario - ¿De qué te ríes? – me levante hasta donde ella.
- ¿Novia o novio? Soy lo que ella quiera que sea – dije mirándole desafiante primera vez me mantenía la mirada tan fijamente, esos ojos me encantaban.
- No estoy acostumbrada a convivir con…
- Dilo – le dije - ¿Con homosexuales? ¿Gays? ¿Lesbianas?
- No era eso – dijo bajando su mirada.
- Eso era lo que querías decir, no somos un insulto a la humanidad, no quise ni pedí ser así, así naci y así soy – dije cruzándome de brazos con mi libro en la mano – aunque mi aspecto si depende de mi, me gusta verme bien y no me importa la opinión de lo demás, debería seguir el consejo.
- Yo no me visto mal – me miro frunciendo el ceño dijo y sonreí de medio lado –
- No era eso – dije dándome la vuelta – que no me importe la opinión de los demás.
- ¿A que te refieres? - dijo levantándose igual.
- ¿Eres tu a la que no le gustan los gays o es tu familia? – dije volteando a verla de nuevo.
- Mi padre, ellos los odia por eso los comentarios de ayer – dijo secándose el sudor con la toalla.
- Lo sé, lo note – dije soltando un suspiro – oye, no somos unos monstruos, también sentimos y no tiene nada malo.
- Es extraño
- Debemos convivir aquí mucho, sería bueno que nos lleváramos bien - ¡VALERIAA! Escuché un grito era Raúl, ella se sobresalto un poco, sin duda Raúl le aportaba algo a su tranquilidad – vé te llama Raúl.
- Eres muy agradable, te prometo que me llevaré mejor contigo y no seré grosera – dijo caminando ya hacia la casa – por cierto – se detuvo – prefieres que te trate como ¿Hombre o mujer? - la mire como que diciéndole ¿Qué acabas de decir? Y ella entendió – Lo siento, lo siento ya me voy – me dio mucha ternura su cara y me de rei –
- Jajaja, como hombre me gusta más – volteo y con la mano me hizo el gesto de “Esta bien”.
Estaba en el centro comercial con Fabiana acabábamos de ver una película “El origen”, a mi me encantó pero ella obviamente no quedo muy fascinada, venia abrazándome por la cintura y yo le daba besitos en la frente por todo el centro comercial.
- No entendí esa película mi amor – dijo haciendo un puchero – todo daba vueltas, y un mundo dentro de otro, pero son sueños ¿Qué es eso?
- Es genial princesa, son efectos especiales nada más… Todo es el subconsciente.
- ¿Pero al final si vio a sus hijos o no?
- Si los vio, pero si no entendiste el final la volveremos a ver hasta que la veas.
- ¡NOOOOOOO! – dijo casi suplicando – si entendí el final, si los vio yo cuando vio a los hijos – dijo rápidamente.
- Jajajaja no me convences – le dije y me dio un besito – mmm creo que ahora si.
Pasamos toda la tarde en el centro comercial, comimos, y le regale un peluche que le gustó. Al momento de llegar a la casa, escuchamos unos gritos y cuando Fabiana pregunta ¿Qué ocurre? Se escucha a lo lejos que dijo Raul ¡No pasa nada!
Ese momento fue algo extraño, no supe entender que era, pero me despedí de mi novia y me fui a mi casa, las cosas sin duda no andaban bien.
- Mi amor ¿Por qué tienes que ir? – le decía a Fabiana – no se dile a tu mamá que luego vas.
- Tengo que acompañarla a una venta que va hacer y quiere mi opinión – dijo abrazándome por la espalda.
- ¿Y cuanto tiempo será? – dije besándola en la frente.
- Tres días mi amor, es rápido lo prometo – dijo dándome un beso en el cuello, al levantar la vista Valeria esta pasando por el pasillo y nos ve y desvía la mirada – cuando regrese me das la bienvenida.
- Uff ya quiero que regreses – le digo emocionada, tenia que aparentarlo, pero este era un excelente momento de poder hacer con Valeria, los días iban pasando y se acercaba la fecha de la boda –
- Ti amo.
Nunca le decía te amo, aunque jamás me lo reprocho se que quiere que se lo diga, solo que no me nace decirlo y no sirvo para decir algo que no siento. Al irse sin duda no tengo excusa para estar en la casa, pero al salir ya, escucho que Raul le dice a Valeria que no conoce la ciudad.
- No conoces la ciudad, no te voy a dejar ir sola de compras – decía con voz fuerte - espera que regresen tus padres y vas con ellos.
- Raul me la paso todo el dia en la casa, dejame salir por el amor de Dios – decía en suplica –
- No te dejaré ir sola y es mi ultima palabra
- ¡Ehhh Rau! – dije metiéndome donde no me importa, los dos voltean a verme-
- No es momento cuñado – me dice el Raúl ya se veía estresado.
- Disculpa, quería decirte que bueno, ya que no esta Fabiana y no tengo que hacer si quieres puedo acompañar a tu novia de compras yo – de inmediato la mirada de ella fue asombro y el me miraba como ¿Qué carajos me dices? – yo.. puedo acompañarla sin problema.
- No te quiero meter en esto Génesis aparte – hizo un pausa – a ti no te gustan las compras.
- Lo sé - ¡Demonios, nunca pego una! – pero entre tanto tiempo libre, asi aprendo para darle alguna sorpresa a Fabiana y aprovecho y le compro algo.
Me miro entre duda y desconcierto, Valeria no decía nada ¿Qué podía ella decir? La estaba ayudando y si quería salir tenía que aguantarse a estar conmigo, sino se quedaba.
El camino hacia allá, fue en total silencio, no sabía si hablar yo o esperar que ella lo hiciera, era extraño. Al llegar al centro comercial ella miraba las tiendas y de vez en cuando me miraba a mi, no me decía ninguna palabra, yo solo caminaba a paso lento detrás de ella, por mi pinta creo que pensaba que era su guardaespaldas.
- Entremos aquí – al fin habló la seguí y me senté dejando que la atendiera –
Escuchaba como hablaba con la señorita de la tienda, buscando algunas camisas y escotes, ella me miraba como buscando alguna idea de si me gustaba o no, yo solo la miraba y masticaba chicle. Revisaba y revisaba y nada parecía gustarle, al parecer era exigente, eso me gustaba.
- Entremos ahora aquí.
Iba ya algunas tiendas y nada que conseguía algo que le gustara, no se había comprado nada en todo este tiempo. Entramos en dos o cuatro tiendas más, perdí la cuenta de en cuantas tiendas entramos esa tarde.
- ¡Andiamo(Vamos), cómprate algo! – le dije ya algo sin paciencia – hemos entrado a varias tiendas y nada.
- No me gusta comprar por comprar – dijo con una voz de experta y sensual que me gusto
- Oh perdón Srta. Viggiani – dije con voz de burla – usted tiene dinero como parar comprarse todas las tiendas.
- Si pero no soy de que las gasta dinero por capricho caballero – me encanto como me dijo caballero – yo soy consciente de lo que tengo y no me aprovecho – dijo mirándome fijamente-
- ¿Por qué te casas con un hombre como Raul Datolli entonces? – dije acercándome a ella, la vi ponerse nerviosa –
- Porque lo quiero – me bajo la mirada, sabía que no era verdad – es un gran hombre.
- ¿Te escucho a ti o tu papá? Jajaja – digo riéndome – vamos a ver si logras convencerme –
Me aleje de ella cuando mi teléfono comienza a sonar.
- Esta haciendo las cosas excelente, no necesito que hable, espero continúe así mis hombres ya me tienen al tanto, que rápido la conoció saliendo tan poco, así me gusta así me gusta Salvatore.
Y corto la llamada, ese hombre me aceleraba el pulso y ella lo noto, solo la calme diciéndole que era número equivocado y colgué.
Al fin logro conseguir algo que le gustaba, era un vestido con encaje azul rey, maravilloso no me imagino ella en ese vestido, demasiado sensual. Cuando escucho que la señorita que la atienda me llama.
- Venga a ver su novia Señor. – solo me rio no imagino que pensara Valeria al salir y crea que somos pareja –
- Claro claro – digo tratando de sonar segura.
- Necesito ayuda aquí dentro con el cierre, no llego al final – dijo desde dentro del vestidor.
- Ya la ayudo - dijo la señorita, ah pensaba que la ayudaría yo, pues no –
- Vamos Señorita, salga para que lo vea su novio – dijo la señorita.
- ¿Qué mi novio? – Imposible no empezar a reírme hasta que salió del vestidor y me boca iba a caer al suelo literalmente.
- Mamma Mia – fue lo único que dije, sin dejar de mirarla, ella me miraba con aquellos ojitos hermosos, estaba maravillosa en ese vestido.
- Verdad que le queda perfecto señor – me dijo la señorita.
- Chiaramente – si se que me da por hablar en Italiano cuando menos debería pero mi asombro es gigante – ¡Dime que te lo llevaras!
- Si – y después dudo – ¿Seguro me queda bien?
- Completamente Valeria, estas preciosa – dije sin pensar, vi como se sonrojo a mi comentario y se metió de nuevo al vestidor, la señorita se disculpo un momento que llego otro comprador.
Estaba esperando afuera que saliera Valeria para poder irnos a otra tienda o bueno a lo que quisiera hacer.
- ¿Génesis estas allí? – escuche su voz y mi nombre desde dentro del vestidor –
- Si dime ¿Qué ocurre?
- Necesito ayuda para sacarlo, llama a vendedora – voltee a buscar a la joven y no la veía.
- No la veo por ningún lado, creo que está atendiendo a alguien más.
- ¡Porca mignotta! – la escuche decir –
- ¿Hablas italiano? – dije sin pensar – Oh lo siento, eres de familia italiana, es lo más lógico.
- Muy poco, no vivía aquí, sino en México, mi madre es de allá – Oh con razón esas raíces, me parece raro ya - ¿Aun no aparece?
- No nada, no la veo.
- Eh.. ¿Génesis? – dijo dudosa - ¿Me puedes ayudar?
- ¿Ayuda cómo? - dije nerviosa, ni se porque lo estoy.
- A bajar el cierre del vestido, no llego – dijo en voz baja
- Eh… bueno está bien.
Entre al vestido ella estaba de espalda a mí, pero de frente había un gran y enorme espejo asi que le veía la carita desde atrás, estábamos muy juntas y al chocar mis manos con su espalda ella se puso nerviosa, lo sentía, lo sentía en mi corazón, yo con la mayor de las delicadezas trate de bajar el cierre y cada segundo que ese cierre bajaba y dejaba su delicada y perfecta espalda descubierta me moría de ganas de darle besos. ¿Besos? Al terminar de bajar el cierre la mire por el espejo y vi su rostro sonrojado, mi presencia la inquietaba lo sabía.
- Tienes una espalda muy bonita – dije ¿Qué dije? – Disculpa ya salgo – nerviosa me golpee con la puerta tratando de no tocarla, la escuche reírse por mi torpeza, al salir lo único que pensaba ¡Carajo que bella es!
- Y tú tienes unos ojos bonitos – la escuche decir desde adentro del vestidor aun ¿Ya va que dijo? Si me dijo que tenía unos ojos bonitos, al salir ella del vestidor con el vestido en la mano, aun seguía como estado en shock y ella solo sonreía y me paso por al lado sabiendo que había causado algo en mi –
- ¿Y ahora que haremos? – le pregunte detrás de ella.
- ¿Qué quieres hacer tu? – pregunto cancelando el vestido – sabes seria interesante verte en vestido.
- JA JA JA JA JA JA JA JA – no pude evitar reírme - ¿Yo en vestido? Jamás – dije mirándola y ella solo entrecerró los ojos omitiendo mi risa – A ustedes les queda hermoso pero no a mí.
- ¿Quién dijo que no? – dijo desafiándome – quizás solo te da miedo, pena o lo que pueda pensar la gente de ti.
- ¿Ah me estas desafiando? – con picardía la mire y ella se mordió el labio y sonrió dándome la vuelta ¡Oh por Dios que bella! –
- Jamás lo desafiaría a usted Caballero – me dijo burlándose de mi mientras salía de la tienda –
- Deja de burlarte de mí – iba con una sonrisa estúpida en mi rostro - ¿Qué haremos por fin?
- No me respondiste que querías hacer – exclamó con la bolsa en la mano.
- ¿Qué tal si vamos a un parque aquí cerca? Es de atracciones y me gusta.
- Me parece excelente ¡Vamos!
Después de un día sin verla se me hacia eterno, no estar con ella, su olor, su mirada, su sensibilidad para las cosas, estar con ella en el parque fue magnífico, se subió a muchos juegos y escucharla reír es cosa de otro mundo, le daba miedo subirse a la montaña rusa por ser tan alta, yo me subí con ella y le dije que no la dejaría sola, ese momento que estábamos en lo más alto y me agarro la mano fue doloroso me iba a fracturar la mano Jajaja, pero fue lindo su carita de arrepentimiento al bajarse, pero el mejor momento fue cuando me pidió mi numero para volver a quedar en estos dos días que quedan sin Fabiana.
Salgo a cenar a un sitio, no tenía muchas ganas de comer en mi casa, si estaba mucho tiempo allá mi viejo comenzaba a preguntarme como iba el negocio con Andrade y no quería mentirle, así que prefería evitarlo. Fui a cenar a Alle Fratte di Trastevere, es un restaurant muy hermoso para estar bien acompañado aunque yo me conseguía sola, se los recomiendo.
Pedí un Panini y una gaseosa, cuando dos personas entran y se sientan en mi mesa.
- Alvaro, Javier ¿Cómo les va? – pregunte dándole un mordisco a mi pan-
- Muy bien Srta. Venimos a decirle que debe saber que le quedan 9 dias para impedir ese matrimonio.
- Más bien yo debería hablar con su jefe, si sabia que se iba a casa con mi cuñado – tome un sorbo de refresco – porque no me ahorro la molestia de tratar buscarla.
- El jefe no lo sabía, y usted no se comunica con el – dijo Álvaro, era el más arrogante – él se comunica con usted.
- Así mismo, usted solo sabe lo que debe saber.
- Me molesta que jueguen conmigo muchachos, háganselo saber a su jefe – otro mordisco – así que por favor, que pasen buenas noches.
- No quiera pasarse de lista Srta. Salvatore, estamos vigilándola – dijo Javier-
- Tranquilo Javier lo sé – coloque el refresco en la mesa – soy más inteligente que ustedes
Se levantaron y se fueron, las cosas se me complican, el tiempo se me acaba, estaba jugando contra mi cuñado que es sumamente poderoso y engañando a mi novia, quiero conquistar a una mujer que sumamente hermosa e inteligente y se va a casar. ¡El mejor plano que existe! En eso suena mi teléfono, ahora lo que me faltaba que llamara Andrade.
- ¡Ya hable con sus hombres! Podría dejarme un poco en paz al menos mientras ceno – dije molesta.
- Disculpa si te moleste, no sabía que cenabas, bueno que descanses.
- ¿Qué? No Valeria – era ella increíble – discúlpame no sabía que eras tú, recuerda que no tengo tu numero.
- Discúlpame que te moleste, de verdad – aquella voz tierna me encantaba, me hacía falta escucharla.
- Deja de disculparte ya – le regañaba – cuéntame para que soy buena.
- Bueno Raul salió, y me siento sola en la casa – idiota ese en vez de salir con ella – quisiera ver si podríamos ir a algún sitio.
- ¿Y no te llevo? ¿Por qué? – pregunte curiosa.
- No lo sé, solo me dijo que era negocios y no podía ir.
- Ya voy para allá entonces.
Al llegar a casa de Fabiana, ella salío rápidamente y se monto en mi carro.
- ¿Llegue rápido? – dije con una sonrisa de verla –
- Te tardaste mucho - comento bajando la mirada-
- Vine lo más rápido que pude, las colas en ciudad cuentan ¿Ok? – le conté.
- Calma, era broma – dijo riéndose y yo fruncí el ceño –
- Así que te aprovechas de mi – deje de mirarla y prendí el carro y puse mis manos en el volante –
- Jamás haría eso caballero – cada vez que me dice así me daba mucha risa - ¿A dónde me llevaras?
- ¿Te dejarías secuestrar? - le propuse viéndola de reojo.
- ¿Me está pidiendo permiso para secuestrarme caballero? – hizo una pausa – que extraño secuestrador es.
- Hay cosas que se deben pedir permiso – dije manejando.
- Hay otras que no – dijo mirándome y voltee a verla rápidamente –
- La noche es larga y Roma inmensa – dije sonriendo y acelerando el carro.
Gracias por darse unos minutos y leer, estare mejorando lo mas que pueda, si me dejan sus opiniones agradecida siempre. ¡Aqui tambien se pueden comunicar conmigo http://ask.fm/masalladelaverdad!
Un abrazo Venezolano.