Negocios y Placer 05
Un momento decisivo y doloroso puede marcar mi vida para siempre... Acaso Tatiana está engañandome o tan solo ha sido arrastrada a todo esto.
Mientras estaba preparando los tragos, Tatiana se me acercó con pretexto de ayudarme a llevar las copas. Al inicio no atiné a decir nada, pero ella estaba mucho más enfocada que yo y obviamente sabía perfectamente que hacer por lo que recordándome mis tareas, me pasó la carpeta con los contratos que debía firmar Paul. Eso me retornó a la realidad y me hizo enfocarme en lo importante nuevamente.
- Este es el momento... haz que firme... - me dijo casi en susurros, mientras tomaba su copa y la de Paul- Ven junto a nosotros... te espero en el sillón.
- De acuerdo... voy para allá - dije mientras terminaba de llenar los últimos vasos al tiempo que Karina también se acercaba a nosotros. -
- Yo te ayudo corazón... - me dijo tras ver a mi esposa dirigirse donde Paul y sentarse en sus piernas mientras yo me encargaba del resto de vasos-
No quise ver más de lo que tenía en frente de mis ojos y me enfoqué en repartir el licor con ayuda de Karina para posteriormente sentarnos al frente de donde se encontraban Paul y Tatiana; era una escena de lo más surrealista la que tuvimos que enfrentar mi esposa y yo en ese instante. Allí estaba mi compañera de vida estaba sentada en las piernas de Paul que sin perder ningún detalle del escote que se presentaba ante sus ojos, no dejaba de sobar con su enorme mano el trasero de mi esposa, que sin perder los papeles se dejaba hacer sin más que una sonrisa de respuesta.
Por otro lado Karina había imitado a mi esposa y se había sentado en mi regazo al igual que lo hacía Tatiana, haciendo que mi mano se pose en su muslo, ante la discreta mirada de mi esposa, que pese a que se encontraba en una situación de lo más parecida, no perdía detalle de nosotros, podía observar como sus ojos se clavaban en mis manos al tiempo que estas acariciaban la pierna de Karina, podía verla observando cómo esta bella chica mordía mi oreja mientras coquetamente se movía sobre mis piernas. En fin, cada detalle que ella miraba estaba seguro que representaba un golpe directo a su condición de mi esposa, tanto o más que a mi verla con Paul. Seguramente a ambos se nos carcomía el alma vernos en esta situación, pero aguantamos como más podíamos y tomando fuerza de no sé dónde seguimos adelante con aquel teatro.
- Paul... I belive it is time to sign our contract... - dije en mi torpe pero eficiente inglés, siempre mi esposa había sido la más talentosa en las lenguas -We are getting drunk and we can not sign later.
- Ok my friend... it's time... I wanna finish this party soon.
Al fin firmamos el bendito contrato ante la atenta mirada de Tatiana y Karina, mi corazón se debatía entre la alegría del objetivo conseguido y el amargo sentir de imaginar cómo iba a terminar aquella noche. Una sensación mezclada era la que invadía mi mente y mi corazón; pero trataba de recuperar mi fuerza y seguir adelante ante la atenta mirada de todos aunque solo mi esposa y Karina conocían mi verdad. Una vez que nuestras firmas estuvieron listas en aquel papel, todos levantamos los vasos en símbolo de festejo y cerramos el trato finalmente con un brindis general.
Todos gritaban y vitoreaban tan importante suceso; claro que las chicas, incluida mi esposa demostraban la misma euforia y contagiaban de aquel festejo a todos quienes estábamos allí. A pesar de toda mi desesperación sentí un enorme satisfacción cuando aquel papel estuvo firmado, en realidad todos estábamos muy contentos abrazándonos unos a otros hasta que me llegó el turno de estar cerca de Tatiana y con quien durante un segundo pudimos celebrar juntos en un abrazo algo parco que me supo tan amargo como la hiel a pesar de que si me sentía feliz por ello.
- Por fin mi amor... - me susurró mi esposa al oído mientras nos abrazábamos aprovechando aquel pequeño momento. - Lo logramos... lo logramos...
- Si mi cielo... lo conseguimos... - dije muy alegre, aunque claro la realidad siempre viene a darnos un golpe directo al mentón para dejarnos ko. -
- Ahora se fuerte mi amor... muy fuerte... Y no dudes jamás que te amo... - dijo mientras se separaba de mí y retornaba nuevamente a la realidad de lo que estaba por suceder.
Me quedé de pie un minuto hasta que Tatiana y Karina se cruzaron algunas ideas y se separaron dirigiéndose cada una donde nosotros nos encontrábamos, estaba claro que algo habían acordado, pero no lo sabría hasta después, aunque para ser sincero en ese minuto ni siquiera lo había pensado.
De mi parte tenía un plan algo absurdo y desesperado, pero era lo único que me quedaba; tras la firma intentaría por todos los medios de que todos tomaran todo el licor que podía desde ese momento, de manera que no les quede más remedio que ir a dormir la borrachera y dejen en paz a las chicas, pero claro que no contaba con que Paul ya no quería beber más pese a mi insistencia, por lo que tras una media hora más de algarabía y risas llegó el momento que había temido durante toda la noche.
- Nosotros ir habitación - dijo Paul mientras sujetaba de la mano a mi esposa, que sumisamente se dejaba llevar. - Tener mucho que hablar...
- También nosotros nos vamos... - dijeron Sam junto con James al tiempo que sujetaban de la cintura a las bellas chicas que los acompañaban.
- Claro... claro... ya es muy tarde - dije mirando a mi esposa, pese a que ella no me miraba a los ojos ya que la descubrí mientras miraba directamente a Karina, no sabía cómo y tal vez queriendo llegar a un acuerdo o pidiéndole algo - ya hemos festejado bastante... ahora es tiempo de dar una alegría al cuerpo.
Entre despedidas y uno que otro brindis final nos dividimos cada quien a una habitación, Sam y James con las chicas fueron a un cuarto diferente, mientras que Paul y yo nos quedamos en el que estábamos, que al ser tremendamente espacioso tenía dos habitaciones completas separadas por el salón donde nos encontrábamos.
Sabía lo que vendría ahora, no veía la forma de impedir aquella profanación sin generar suspicacias entre ellos, pronto mi esposa era llevada de la mano de Paul hacia uno de los cuartos vacíos y que obviamente estaban condicionados para que sirvan de picadero, donde claro jamás hubiera imaginado que estaría mi esposa y menos aún con otro hombre. Mi memoria me traicionaba y me hacía recordar todas las cosas que habíamos pensado para que aquella noche sea de completo relax para nuestros invitados, un racimo de frutas, un detalle en el sofá y por supuesto una caja con suficientes preservativos para un regimiento.
- Que se diviertan chicos... - dijo Karina mientras se despedían de todos, obviamente aquel deseo estaba lejos de ser lo que yo pensaba. - Ven guapo... vamos a la habitación... Ya no hay nada que hacer aquí...
- Claro... vamos. - dije parcamente aunque tomé el resto de una botella sabiendo que pronto me iba a ser muy necesaria.
Entramos los dos juntos pero claro el último segundo antes tenía que echar un ojo a la puerta por donde mi esposa iba de la mano de Paul, justo en ese instante pude verla por última vez, estaba seguro que no la vería durante toda esa noche ya que estaba seguro se encontraría muy ocupada, ahí pude ver a mi hasta ese momento fiel y amada esposa entrando de la mano con otro hombre y sabiendo perfectamente que iba a follarla y que yo no había podido hacer nada para poder evitarlo.
Supongo que Tatiana también pensó lo mismo y nuestros ojos se cruzaron nuevamente justo en ese instante, ambos sabíamos lo que ocurriría y que no teníamos ninguna forma de evitarlo; me sentí fatal observándola entrar pero por alguna extraña razón la sentí muy cerca de mí, al ver sus ojos y su preocupación supe que ella estaba también a mi lado que esto era por los dos, por nuestro futuro, por el de nuestra empresa y aunque sabía que iba a acostarse con otro no me sentí traicionado. No lo sé a ciencia cierta, pero yo lo sentí así, aquellos ojos me decían que estaban decididos a seguir, pero que hubieran querido estar conmigo... Tal vez solo fue mi imaginación, pero yo lo sentí así...
Apagué la luz del salón mientras veía cerrar la puerta del cuarto donde mi esposa sería follada por otro hombre, la angustia de todo lo que sucedería me estaba matando, pero cuando las puertas se cerraron sentí un golpe directo a mi corazón, era una especie de puñalada que había entrado directamente hasta lo más profundo de mi ser. No pensaba y tampoco lo sentía, pero la desesperación me invadió, hubiera querido salir corriendo de allí y no regresar la vista. De pronto una copa de licor puro me inundó la boca casi a traición, era Karina que me había dado aquel hirviente trago que se sintió como una fuerte bofetada que me hizo reaccionar.
- Respira... vamos... no te quedes así... - dijo Karina con el rostro preocupado mientras sujetaba mi cabeza, me había quedado sin aire mientras tomaba aquel trago.
Tosí como pude y me reincorporé algo más animado, las imágenes se sucedían una tras otra en mi mente, todo producto de mi imaginación claro está, pero no por eso menos reales; ¿Qué estaría sucediendo en aquella habitación? Era algo que mis más fantasiosos sueños no podrían develarme, pero que por algún motivo oculto aún persistía en querer saber. Ya me había dado cuenta que no había nada que hacer, pero de igual forma me aferraba a la idea de que Paul hubiera entrado y que tras un último trago se habría quedado dormido profundamente, pero por supuesto que eso no ocurriría, él estaba muy sobrio para eso y pese a mis intentos él se mantuvo muy lúcido todo el tiempo. Seguramente él ya estaría echando mano a todo el cuerpo de mi esposa, mientras yo aquí me estaba volviendo loco de ansiedad, seguramente ella sumisamente se entregaba a su disfrute, ¿qué más podía hacer?, ¿Acaso había salvación o escapatoria?
- ¿Estás mejor? - preguntó Karina mientras se sentaba a mi lado en una cama de habitación muy similar a la que en ese momento se encontraba mi esposa.
- No sé... creo que no.
- Venga... déjalo así... Tienes que tranquilizarte cariño... No hay nada que hacer, él se la va a follar y ya... No pasará nada más, vamos que no es para tanto...
- Pero es mi esposa... ella no debería… - dije finalmente mostrando seguramente una mueca patética de dolor.
- Ya lo se... cariño... ya lo sé. - Karina me consolaba como a un niño que había perdido a su juguete favorito, tomaba mi cabeza y la acariciaba lentamente, me hacía sentir bien, hasta ese momento no sabía cuánto necesitaba aquello, pero aunque no era ni de lejos suficiente, al menos me tranquilizó un poco.
- ¿Y si le hace daño?, Paul parece que es un bruto ¿Y si necesita ayuda?- preguntaba estupideces, que seguramente en mi mente perdida tenían algún sentido, pero claro Karina estaba muy lejos de aquellas ideas tan absurdas.
- No seas bobo, no va a pasar nada. Nosotros estamos aqui al lado y aparte el gringo parece una persona decente, no creo que corra ningún riesgo... Solo va a ser un revolcón cariño, nada más... no seas tonto, piensa en esto como si hubiera sido un antiguo novio... No te comas la cabeza...
- ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Y si a ella le gus...? - No pude terminar la frase que seguramente era lo que más me preocupaba. Por alguna razón sabía que ella estaría bien, que nada malo le pasaría, pero y si ¿aquello le gustaba más que estar conmigo?
- ¿Si le va a gustar?... Venga, que no te preocupes de eso; como mujer te digo que aquel gringo se va a comer a tu mujercita de lo lindo y seguramente ambos lo van a disfrutar mucho, por lo que no te rompas la cabeza con eso. Mañana será otro día y ella va a volver junto a ti como siempre. Ya déjalo suceder y no te enloquezcas...
Karina siguió mi cantaleta durante unos minutos más hasta que mi angustia fue cediendo poco a poco. Las imágenes de ellos en el cuarto de al lado me venían como ráfagas de sensuales imágenes, aquello parecía irreal pero al sentir a mi espalda el pecho de Karina que me había abrazado en un ánimo de consuelo me excité. De pronto tuve el valor de posar mis manos en sus contorneadas piernas que gracias a la corta minifalda que se había puesto nuevamente me dejaba a la vista y al alcance de mis manos.
- Tranquilo nene... yo se que quisieras hacerlo, pero le he prometido que no sucedería nada entre nosotros... y bueno ella es quien me paga.
- Pero si es por dinero...
- No, ya no es por dinero... los he visto y siento que lo que están haciendo es muy valiente y los admiro mucho... Y al igual que tu esposa no creo que sea buena idea el que nosotros tengamos sexo en este momento... Al menos no ahora.
- Pero... es que ella... Tú no entiendes, solo eres una ... - me contuve justo en el momento justo en el que iba a soltar una grosería tan grande como el dolor que sentía, y al final Karina no se lo merecía.
- ¿Qué soy? Una puta... - sonaba obviamente molesta, pero al final estaba enfadado y no medí mis palabras. - pues si lo soy, acaso no crees que me he dado cuenta; pero primero soy una mujer y también he estado enamorada... o acaso crees que soy extraterrestre y que por puta no he conocido lo que es el amor antes... No seas idiota...
- Lo siento... no lo mereces... no tengo mis cinco sentidos hoy... Tú no tienes la culpa de nada de eso, pero es que no me siento bien... Todo esto ha estado sobrepasándome.
- Eso es justo el problema Julián, no estás bien y puede que no tomes las cosas de la mejor forma o peor que no actúes con la suficiente cordura para darte cuenta que las cosas pueden agravarse mucho si no mantienes la calma.
- Pero es muy difícil pensar claramente...
- Justo por eso es que te detuve, tener sexo ahora eso no es buena idea... eso sería una venganza y una infidelidad cariño... Y mañana es algo de lo que te podrías arrepentir y dañar más tu matrimonio... incluso más que lo que está sucediendo en el cuarto de al lado... No te engañes cielo, esto no es algo que necesites ahora... Te mortificará mucho más y harás sufrir aún más a tu esposa, aunque creas que no le importaría.
- Está bien... ya entendí... déjalo... déjame en paz...
Me sentía ya sin fuerza, deseché la idea de tener algo con Karina ya después de todo lo que me decía, donde era obvio que ella estaba mucho más centrada que yo; pero de pronto una nueva estocada se clavaba en mi pecho, haciendo crujir mi corazón y mi mente.
Estaba sentado en un pequeño sofá lejos de la cama donde todas las tentaciones pudieran ocurrir, pensaba terminar ya con la media botella de licor que aún existía, pero de pronto ese silencio se rompió con un ruido muy particular, de pronto pude escuchar el crujir de la cama del cuarto de al lado, seguramente producto del encuentro de las dos personas que estaban batallando sexualmente allí. Esa posibilidad y digamos certeza vino a mi mente y me llenó de dolor de inmediato, apuré un trago más para tratar de aplacar mi malestar, pero haría falta mucho más para poder lograrlo.
- No tomes más... que mañana será un día muy duro ya de por sí, no lo empeores con la resaca...
Miré a Karina, había vuelto a tomar aquel aire tranquilo y amable que había tenido, justo en ese momento necesitaba a alguien y la persona que estaba a mi lado era una completa desconocida que para ese momento era la persona que conocía mi más grande secreto, que en es momento era un cornudo por permitir que mi esposa se acueste con otro hombre a cambio de un puto contrato.
- Tienes razón, pero no puedo... -dije mientras ella nuevamente se sentaba en el soporte del sillón donde estaba sentado. - no quiero escucharlos... Ya es difícil de por sí saber que Tatiana está allí, como ahora tener que escucharlos.
- Cálmate Julián, vamos, pongamos algo de música y así no escucharemos nada. - dijo mientras encendía su teléfono y ponía música algo ruidosa.
- Cuéntame algo de ti... dame algo en que pensar... - dije mientras trataba de que las imágenes que venían a mi mente se disiparan.
- Venga cariño... no hay mucho que contar; vengo de un pueblo de la costa, mis padres vivían peleando hasta que por fin se separaron cuando yo tenía 12 años, esa tarde cuando él se marchó fue la última vez que vi a mi padre, mi madre por ese entonces no quería volver a tener nada que ver con nadie así que nos quedamos solas, pero como siempre el tiempo pasa y las heridas se curan por lo que cuando tenía 16 se encontró un nuevo novio.
- Este tipo era un mujeriego de cuidado y claro engatusó a mi madre fácilmente, pronto el dinero que ella ganaba empezó a faltar, por lo que comenzaron a haber problemas cada vez más graves. Una tarde cuando ella estaba trabajando, me encontré con él directamente en la cocina, y bueno... él tipo intentó algo conmigo; seguramente esperaba medir mi reacción y buscar otro acercamiento después, pero al final de todo yo me asusté mucho.
- Se lo conté todo a mi madre, pero ella no me creyó; insinuó que yo me debí haber confundido y que no me preocupara, pero obviamente no era así, de manera que yo me mantuve alerta. Quince días más tarde bueno, él lo intentó nuevamente y bueno casi logró violarme, me asusté mucho y pese a que ahora mi madre podría creerme ya no confiaba en eso y finalmente terminé escapando de mi casa y me fui a vivir donde una amiga.
Esa historia era mucho más frecuente de lo que uno quisiera, pero es la realidad de muchas chicas; en ese momento vi como Karina era mucho más que la profesión que tenía, estaba claro que sin muchas opciones qué más podía haber hecho para sobrevivir.
- Y bueno, como el muerto, el arrimado en casa ajena apesta al tercer día. Mi amiga no podía mantenerme en su casa por mucho y bueno terminé finalmente en la calle sin dinero y mucha hambre; encontré un trabajo lavando platos y bueno, llegado un punto eso no te deja más que para sobrevivir, dos años más tarde caí finalmente en una casa de citas, de la mano de una amiga; y bueno he estado trabajando de scort desde ahí hasta la fecha.
- ¿Y cuándo te enamoraste? - pregunté finalmente, esa vida no dejaba mucho a la vida social, por lo que suponía fue antes.
- Verdaderamente... justo antes de entrar en la casa de citas, me enamoré de un hombre algo mayor, de unos 25, él me enamoró, yo aún tenía fe y esperanza en que podía conseguir un buen hombre que me ame de veras, pero al fin y al cabo lo único que hizo fue burlarse de mi y me abandonó tras un tiempo... Que más decir, lo lloré y me desencanté de todo, y bueno aproveché el ofrecimiento de una amiga de un trabajo muy redituable y obviamente muy inmoral... y aquí estoy.
- No es una historia muy larga... - dije tratando de no poner más fuego al asunto, pero obviamente era una vida muy difícil para una mujer tan joven como ella. - Aunque claro para nada creo que ha sido fácil... Debiste tener muchos momentos malos...
- Y no se han terminado...Pero espero que pronto pueda salir de todo esto… quien sabe encontrar una persona que me quiera de veras… y… bueno quien sabe…