Negocios y Placer 04

Lo impensado sucede, acaso tras el show tendré que presenciar el espectáculo que jamás he deseado.

Tomó mi rostro mientras se sentaba a horcajadas en mi regazo, donde instintivamente mis manos se apoyaron en su cintura como si hubieran tenido voluntad propia, cuando me di cuenta mis manos estaban sujetando su fino talle sin habérmelo propuesto. Su rostro se puso junto al mío de manera que podía hablarme pero impidiendo que pueda ver lo que estaba sucediendo con mi esposa, estaba atrapado entre sus brazos y sus piernas.

- La tienes muy dura... - dijo mientras su mano se posaba directamente entre mis piernas para sentir más claramente una erección que ni siquiera sabía que estaba ahí. - Espero ser yo el motivo por el que estés así...

- ¿Por quién más podría ser? - atiné a decir sin saber explícitamente el motivo por el que estaba excitado ya que si no era por Karina ni siquiera lo hubiera notado.

- No lo sé, tal vez te gustó lo que hacían las otras chicas... ¿es posible que yo no te gusto tanto y prefieres a otra? -  aquella bella muchacha sabía seducir, su hablar suave y cadencioso me estaba embobando más de lo que yo suponía. – dímelo, vamos… ¿prefieres que otra chica esté aquí contigo?

En ese momento como un relámpago vino la imagen que me hacía recordar la realidad de lo que debía estar sucediendo con Tatiana en ese momento e intenté mirar nuevamente, pero Karina una vez más no me lo permitió, tomó mi rostro cuando me quise voltear y me bloqueó con su cara la visión del lugar donde se suponía que estaba mi esposa.

- Déjala hacer lo que tiene que hacer... relájate y déjala tranquila, si tú estás pendiente no podrá continuar.

- Pero... es que... tú no entiendes... - decía mientras en mi cuerpo una sensación de malestar estaba inundándolo todo. – No sabes nada

- ¿Qué debo entender guapo?, que ella es tu esposa y que ahora mismo está trabajando para que el contrato que ustedes quieren se firme... Venga, tanto tú como ella saben que esto es necesario y que pase lo que pase esta noche esto va a suceder, así que no te comas el coco y déjala hacer su trabajo durante esta noche...

- No... no entiendes... déjame - pude empujar su cuerpo lo suficiente para poder ver de reojo lo que en ese momento sucedía unos metros al lado mío.

- Nooo... dejalo así... - me susurró Karina ya sin poder evitar que mirara por uno o dos segundos antes de bloquearme nuevamente. - Claro que entiendo mi amor.

En esa mirada que duró tan poco tiempo, pude contemplar que tanto James como Sam estaban dándose un lote fabuloso con aquellas chicas, quienes sin cortarse lo más mínimo se deleitaban con ellos y los hacían volar entre sus brazos. Pero eso solo fue un flash ya que lo que más me importaba estaba sucediendo unos metros más allá, donde la imagen que se reflejó en mis ojos me provocó un enorme vacío en el pecho.

Por una fracción de segundo que a mi pude vislumbrar como mi esposa en ese momento estaba de rodillas entre las piernas abiertas de Paul, sus dos brazos estaban sujetándose a los fuertes muslos del yanqui, mientras que el movimiento de su cabeza daba clara muestra de lo que sucedía en ese momento.

Tatiana estaba propinándole una mamada fabulosa a Paul, pude ver claramente como su cabeza subía y bajaba directamente desde su entrepierna, mientras él la sujetaba suavemente de la cabeza, haciéndola seguir el ritmo que quería. No podía ver sus rostros, ni siquiera su perfil, pero claramente ella estaba mamando la polla de aquel hombre... de otro hombre.

Verla así me había dejado casi en estado de shock, mi boca rápidamente se secó por completo y parte de mi firme erección se perdió en ese momento. Creo que hubiera podido permanecer así como un idiota viendo lo que sucedía, pero la intervención de Karina tras ese par de segundos hizo que me concentrara nuevamente en ella y recuperara la posición que mantenía antes.

- Ya está... no te preocupes... - dijo Karina mientras volvía a bloquear mi visión con su rostro. - Sabías que debía suceder así que ya déjala hacer y no te preocupes en nada...

No podía decir ni una palabra, las sensaciones que tenía en esos momentos me permitían  apenas y respirar, no podía moverme, mis manos se habían quedado estáticas en la cintura de Karina mientras ella se movía en mi regazo agitando su cadera y tratando de ocultar el hecho que estaba sentada en algo diferente a un sillón. Por un lado estaba claro que esto lo hacíamos por nuestra empresa y nuestro futuro, que ninguno de los dos habíamos ni siquiera discutido en absoluto de esta posibilidad ni tan siquiera en una broma. Pero como debía asimilarlo, era acaso una infidelidad, no lo creía ya que ella estaba tan consciente como yo de lo que hacíamos y si hubiéramos querido realmente no estuviera sucediendo, pero por otro lado ver a mi esposa de rodillas chupando la polla de otro hombre no era algo que podía caber en mi cabeza.

¿Qué iba a decirle después? ¿Podría acaso reprocharle algo? Mal podría echarle en cara lo que estaba sucediendo, pensaba internamente que no era su culpa, esto estaba sucediendo a pesar de que ninguno de nosotros lo deseaba aunque al final creo que lo que si ansiábamos era poder cerrar el contrato fuera como fuera, eso era lo único claro en ese momento, pero a que costo podríamos conseguirlo. Pronto los gemidos de los hombres hacían que el ambiente se me hiciera sórdido aunque muy sexual, en ese momento Karina también comenzó a rozar con su cuerpo todo mi ser mientras mordía mi oreja, podía sentir cada curva entre mis piernas y mi pecho, pese a todo lo que había sentido en ese momento no llegué a excitarme y claro mi ahora compañera lo sintió.

- Venga amor... Tranquilo, que no pasa nada... Vamos relájate que se darán cuenta... - Karina me decía al tiempo que sujetaba mis manos y las colocaba nuevamente en su cadera y en su muslo ya que habían caído al lado de mi cuerpo - Suéltate corazón, vamos no me dejes así...

Instintivamente comencé a acariciar el cuerpo de aquella bella mujer, pero mi alma estaba muy lejos de allí, apenas y sentía algo al rozar su cuerpo. Sentía como con cada jadeo que escuchaba una parte de mi alma se estuviera separando de mi cuerpo, era completamente hiriente el saber lo que sucedía a unos metros de mí, sin poder o tal vez sin querer hacer nada por evitarlo. Mi mente aún mantenía el control de todo y evitaba que me levantara y mandara todo al diablo pero mi corazón palpitaba más y más fuerte mientras mi estómago anunciaba que pronto iba a tratar de devolver todo su contenido.

- Bueno niñas... ya les hemos dado su show - dijo mi esposa de repente, mientras se paraba del lugar donde estaba y se dirigía hacia la barra a tomar una nueva copa. - Seguro todos estos guapos chicos han disfrutado mucho... Ahora es tiempo de refrescarnos un poco...

Todas las chicas se pararon pese a los lamentos de Sam y James que habían estado metiéndoles mano de lo lindo. Karina de igual forma se levantó de mi regazo no sin antes darme un piquito en la boca, se separó de mí para juntarse al resto de chicas. Justo ahí pude ver como mi esposa me dirigía una mirada indescifrable, no sabía bien definirla, pero me daba la idea de una mezcla de enfado y tristeza, más no podía entenderla, atribuí mi falta de empatía al malestar que tenía en ese momento, estaba seguro que todo esto no me ayudaba a coordinar bien mis ideas.

- Unos tragos más... - dijo James mientras se acomodaba el paquete debido a la tremenda erección que le había dejado el baile anterior.

- Claro chicos... yo los preparo - dije reincorporándome hacia el bar todo sonriente, aunque claro está era solo mi apariencia ya que si me presionaba un poco seguro podía caer desmayado en aquel mismo sitio-