Negocios son negocios...

Esa noche mi jefe supo la putita que era y mi marido estaría por enterarse...

El sábado tendría una importante reunión con los nuevos clientes de mi empresa, era imprescindible que asistiese a esa cena acompañando al gerente general para negociar el contrato que tendríamos con ellos durante dos años, era una firma muy importante por tratarse de una transnacional.

Mi marido por su parte iba a quedarse en casa a ver el partido de la noche con sus amigos, siempre que venían dejaban la sala un desastre botellas y latas de cerveza por todo lado por lo que le advertí que al regresar quería todo impecable, el me sonrió y me dijo: "a la orden mi jefa"

Al llegar la tarde iba alistando mi ropa para la importante reunión que iba a tener, para esa noche había escogido vestirme de manera ejecutiva pero con un toque sensual ya que mis 25 cortos años me permitían ser un tanto coqueta en mi vestir, mi camisa blanca semi-transparente de manga corta que era pegado a mi cuerpo con una minifalda negra de delgadas líneas verticales que era el conjunto con mi saco ejecutivo de diseño entallado, y para darle el toque sexy me puse lencería negra que se notaria provocativamente con la semi-transparencia de mi camisa, también mis medias de encaje del mismo color con portaligas, mis botas negras pegadas a mis pantorrillas de tacón alto.

Al salir de la ducha y mientras me vestía en la habitación, escuche que habían llegado algunos de los amigos de mi marido, siempre que me ponía algo le preguntaba a mi marido como me veía, pero con más público me daba vergüenza, aunque la idea de pedirles su opinión y poner celoso a mi marido me gustaba.

Al bajar a la sala los amigos de mi marido voltearon a verme y se levantaron a saludarme, yo que los conocía desde que me case con Carlos siempre me parecieron simpáticos y amigables.

Mi marido algo nervioso me pregunto: ¿Ya vas a salir Sandra?...

No mi amor, pero mi jefe ya debe estar por llegar

Y con una traviesa sonrisa, le pregunte

¿Cómo me veo mi amor?

Y adelantándose, a la crítica de mi marido, Roberto su amigo mirando mis pechos dijo:

Te ves espectacular Sandra

A lo que Luis, Alberto, Miguel y Francisco continuaron

Si Sandra pareces una princesa

Que bien te queda todo, estas preciosa

No te vayas

Mientras mi marido se le hacía un nudo en la garganta

¿Y amor que dices tu?, a lo que secamente me respondió

Si, pero mejor recógete el cabello

Y otra vez todos sus amigos alegaron

¡No!, ¡no! para que así suelto estas rebién

El cabello suelto te queda de lujo Sandra

Yo escuchaba que elogiaban mi cabello largo hasta la espalda, pero solo miraban mis pecho, mis piernas y de reojo mi trasero

Para ese momento mi marido estaba rojo, de cólera, de nervios que solo opto a destapar una cerveza y a tomársela

Justo en ese preciso momento sonó el claxon del Mercedes Benz de mi jefe a lo que apura me despedí de mi marido con un beso en la mejilla mientras el silenciosamente veía con su cerveza en mano y por la ventana el auto que me venía a buscar

Me despedí rápidamente de sus amigos con un guiño que mágicamente los alegró, Miguel me abrió la puerta y me dijo:

No te diviertas mucho, te estaremos esperando

A lo que inocentemente le respondí con una sonrisa

Mi jefe me saludo abriéndome la puerta del auto y saludando a mi esposo que miraba desde la ventana, como estático y furioso por lo que había provocado con sus amigos

Al llegar al restaurante mi jefe me felicito por lo linda que estaba esa noche y me repetía lo importante que era para la empresa esta cuenta, diciéndome que estos clientes van a demandar mucho profesionalismo de nuestra parte.

Al acercarnos a la mesa donde ya nos aguardaban esos dos elegantes señores de aproximadamente 50 años.

Nos sentamos y nos pedimos unos platos de cuyos nombres no recuerdo pero eran una delicia, mientras disfrutaba de aquella cena, sentía que las miradas de los señores se desviaban hacia mi, de rato en rato rozaban sus enormes zapatos por mis botas, el sabor afrodisíaco de la cena y la incertidumbre del contrato hicieron en mi una mezcla de excitación, que hicieron levantarme de mi lugar y pedir permiso al tocador (vieja estrategia propia de nuestra feminidad)

Entre al baño y note que había una ligera humedad en mi liviano calzoncito, me veía al espejo mientras me levantaba la falda, realmente me veía muy sexy, y note que la raja de mi falda permitía ver un poco el encaje de mis medias negras, detalle que no percate al salir de casa y que seguro ya más de uno lo había notado.

Al regresar del baño, note un ambiente más relajado en la mesa, risas y miradas más intensas hacia mi, pidieron una botella de whisky etiqueta azul

Lo que me hizo pensar que el contrato estaba por consumarse y que hiciera que yo también me relajase.

Saliendo del restaurante, mi jefe se ofreció a dejarlos en el hotel donde se habían alojado, los 4 nos subimos al Mercedes y entre botellas de whisky y risas enrumbamos al Hotel.

Al llegar al hotel los clientes se adelantaron a su suite después de conversar brevemente con mi jefe, mientras yo veía aquel lujoso hotel, sentí el brazo de mi jefe cogerme repentinamente y me dijo:

Sandra, llegó el momento, ya los tenemos, están a punto de firmar el contrato

Yo me alegre y me di cuenta que había tomado un poco de más, pero conciente le pregunte:

¿Bueno y que es lo que falta para consumar el contrato?

A lo que me contesto, en voz baja:

Verás Sandra, lo que ellos me dijeron, es que tenía una hermosa asistente y que les fascinaría la idea de tenerte durante una hora para satisfacer sus exigentes deseos

Sandra recuerda que es muy importante para nuestra empresa, lo considerare mucho para tu ascenso.

Su petición me dejo perpleja por un momento, pero mi ambición en la vida profesional y la excitación de lo ocurrido durante esa noche combinado con las botellas de whisky me hicieron aceptar.

Mi jefe me agradeció diciéndome que me debía un ascenso

Subimos por el ascensor hacia la suite donde nuestros clientes se encontraban alojados, esperando ansiosamente.

Uno de ellos nos abrió la puerta de la lujosa habitación y me pregunto si deseaba tomar algo a lo que respondí:

Whisky con hielo porfavor

Los dos hombres se sentaron a ambos lados y mientras tomábamos una y otra copa sentía como iban tocando mis piernas, pasando sus manos por mi espalda, mientras mi jefe viéndome sentado al frente me pidió que me levantara:

Bueno Sandra haz que nuestros clientes se sientan cómodos.

Subió la música, me levante y me puse a moverme lentamente, baile para ellos, lo hacía sensualmente y ellos se pusieron de pie acercándose a mi, uno se puso detrás de mi y otro por delante, me tocaban el trasero y los pechos suavemente diciendo:

Pero que rico culo que tiene esta nena, te lo vamos a comer

Y mira esas tetas mmm

Me abrieron la camisa desabotonándola mientras tocaban mis senos, sentí como me bajaron el cierre de mi faldita para despojarla y descubrir mis piernas decoradas con la seda de las medias negras, me abrieron el sostén y el de adelante chupo mis senos, me sentía muy excitada.

Me arrodille y ellos se bajaron la cremallera de sus pantalones, dos bultos gruesos saltaron de sus prendas, se las cogí y me las metí en la boca.

Eso es putita chupa las dos pingas

Goza ricura que te vamos a romper ese traserito

Mi jefe no aguanto más y vi como saco su polla para empezar a masturbarse mientras veía a su asistente echa una verdadera puta.

El hombre de atrás me levanto para llevarme al sofá donde estaba mi jefe sentado, me echo en su pinga de espaldas a el, mi jefe agarro mis tetas diciendo:

A esta putita le debo una metida bien profunda.

Mi jefe empezó a tirarme con fuerza mientras mis gemidos ya salían con fuerza. Los dos hombres veían como me entraba la pinga de mi jefe. No aguantaron más y con fuerza me levantaron diciendo, ahora vamos a hacer negocios con esta asistenta tuya.

Ven acá puta

Me agache dejando mi trasero a su disposición mientras que el otro hombre por delante me metió su pene en la boca el de atrás me la metió con fuerza por el culo.

Luego de un rato el hombre al que se la chupaba me llevó al sofá para que me sentase en su pinga mientras que el de atrás vio mi culo descubierto, se acerco diciendo:

Ahora vas a tener dos pingas que te van a hacer gritar como la putaza que eres

Sentí como mi chuchita y mi culo se habrían al mismo tiempo mientras mi jefe volvía a pajearse mientras miraba la escena y decía:

Que diría tu esposo si te viera así Sandrita, se enteraría de la gran putaza que eres, que te gusta comerte pingas de otros hombres.

Crees que no me entere la prostituta que eres en la oficina?

Los de contabilidad ya me contaron que en el almuerzo de la empresa el postre siempre eres tú.

Los de administración te cogen a su regalada gana.

Los de sistemas te han llenado en sus mismas oficinas

Mientras el me decía todo eso yo pensaba:

¿Cómo se entero de todo eso?

El viendo como me cachaban por los dos agujeros me dijo:

Tengo grabadas todas tus culeadas, tengo cámaras en toda la empresa pendejita, siempre te grabo cachando con los trabajadores para masturbarme en mi oficina mientras veo como te tiran y como te gusta chupar.

Al decirme todo eso, los dos hombres ya estaban más excitados aún, y lo hacian con más fuerza, me hacían gritar, me hacían sentir una puta, bueno ya lo era pero esa noche supe que mi propio jefe ya me conocía.

Les pedí a los caballeros que me llevaran donde el para demostrarle lo putita que era su asistenta

Me dejaron y fui hacia mi jefe, me arrodille para chuparsela, el ya no podía más y se puso de pie, me levanto abriendome las piernas y empezo a empujarme su tremenda pinga en mi vagina.

Esto es lo que querías Sandrita, toma puta, goza de esa punga

Uno de los hombres al ver eso se acerco por detrás y estre el y mi jefe me cachaban en el aire.

Me bajaron para que se las chupe, y entre los dos se turnaban para que se las chupe, el otro hombre quiso seguir participando y me levanto el culito para metérmela por atrás, sentí como me mojaba y como se venía sus acabadas.

Sentí el semen llenar mi culo, sentí el semen caliente en mi cara, se me retorcieron las piernas de tanto puterío, me sentía satisfecha.

Cerramos el contrato con los clientes, mientras me vestía.

Decían que había sido un gusto hacer negocios con nosotros.

Mi jefe me llevó a mi casa, y se despidió diciendo.

Bueno Sandrita el lunes te espero en mi oficina para hablar del ascenso, creo que te voy a necesitar en mi oficina más tiempo.

Yo me sonreí mientras abría la puerta de mi casa donde encontré a mi marido en un estado de ebriedad total, como dormido en el sofá, y sus amigos que no se habían ido.

Roberto, uno de sus amigos me dijo:

Bienvenida Sandrita, te estábamos esperando

Yo no supe que hacer pero ellos cinco si sabian, pero esta es otra historia que luego les contaré

Besos