Negocios Placer y Venganza 21
Al fin se ve una luz al final del camino o tal vez es un incendio al que estoy aproximándome.
De pronto apareció Marcos, quien nos indicó que él se marchaba, vi como un par de chicas lo esperaban en la barra y aunque no pude ver ningún atisbo de celos en Carmen, vi como Tatiana se mostraba algo contrariada. Los tres tomamos el auto de Susana y nos dirigimos a su casa, donde se suponía que íbamos a terminar la sesión.
Cuando entrábamos al auto, Susana indicó que mi esposa fuera quien la acompañara en la parte de atrás, dejándonos a Carmen conduciendo y a mí a su lado. Podía ver como mi esposa cada vez estaba más extrañada, pero a pesar de verla así, no dijo absolutamente nada y se subió al auto. Unas calles más adelante Carmen con su mano en mi pierna comenzó a ponerse algo más cariñosa conmigo, que pese a tener a mi esposa tan cerca no hacía nada tampoco para impedírselo.
Aquello ocurría mientras Susana intentaba hablar de cualquier cosa con mi esposa, sin que ninguna de las dos tuviera el más mínimo interés en ello. Carmen me susurraba cosas que apenas y escuchaba, pero verla manejar con aquel movimiento de piernas que siempre me ha gustado de cuando una mujer me lleva me estaba poniendo muy entusiasta. De pronto llegamos a nuestro destino, que en este caso era la casa de Susana.
Cuando estábamos por bajarnos, Carmen aún mantenía el vehículo encendido y tomando mi antebrazo me indicó que nosotros no íbamos a quedarnos.
-Ven conmigo Julián, aún tenemos algo que hacer… - sin mediar otra palabra me jaló hacia su cuerpo y me besó mientras mi esposa nos observaba desde fuera del auto.
-Que les vaya bien chicos… - dijo Susana mientras Carmen arrancaba el auto y me llevaba consigo. El rostro de mi esposa era de consternación e incredulidad, pero a pesar de todo no dijo nada. – Nosotras los esperamos aquí.
Carmen aceleró el auto y dejó en la puerta a mi esposa y a Susana, creo que pude ver como Tatiana se enjugaba los ojos, pero no pude estar seguro. Las calles avanzaban rápido, mientras mi atención se mostraba hacia el destino que Carmen me llevaba. Imaginaba como estaría Tatiana en ese momento, pero no me sentía del todo a gusto, creo que sentía que le fallaba o que la estaba engañando.
-¿Dónde me llevas? – pregunté algo confiado a Carmen, creo que esperando que me diga que daríamos unas vueltas y volveríamos donde Susana.
-A un motel… esta noche tú me vas a follar. -me dijo como si no hubiera nada de espectacular en su afirmación.
-No creo que esto sea lo correcto…
-Claro que sí, esta noche has descubierto que puedes romper aquel bloqueo y lo mejor será que lo hagamos pronto.
Y ¿Por qué no con Tatiana?
No seas bobo mi amor, aún no digieres qué es lo que te excita de veras…
Me quedé sin decir nada, mientras llegábamos a un motel cercano, aquello iba en serio y de mi parte algo de temor por fallar de nuevo me invadió. Cuando entramos era un cuarto como cualquiera, algo lujoso, pero tampoco ostentoso. Entré como un niño enfrenta a un examen al que no estudió.
Me situé al frente de la cama como si fuera un gatito asustado, era extraña esa sensación de querer el mundo y no tener las agallas para tomarlo. Carmen me llevaba de la mano como una criatura, hasta que parándose frente a mi me desafió.
- Quiero que llames a tu esposa.
-Pero… ¿Para qué? – dije algo inquieto.
-Solo llámale y cuéntale lo que estamos haciendo… - mientras hablaba me desataba la correa y los botones del pantalón. – Vamos… tímbrale y ponlo en altavoz.
Un segundo más tarde, mientras mi pantalón caía en mis pies y Carmen me lanzaba a una butaca amplia y cómoda, con mi celular llamé a mi esposa por whatsapp, timbró dos veces y de pronto la voz de mi esposa sonó al otro lado, la puse en altavoz.
-¡Julián¡ ¿Dónde están? ¿Algo a pasado?
Aún no pasa nada guapa… - contestó Carmen antes de que yo pudiera decir nada. – Pero hemos querido saber si tú estás pendiente de nosotros…
Aquí estoy – dijo mi esposa con una voz algo cortada y muy lánguida. - Estoy junto a Susana…
-No ha pasado nada mi amor… - contesté algo incómodo ya que Carmen me quitaba el pantalón por la pierna, dejando desnuda mi polla aún sin fuerza.
-¿Cómo que no pasa? – dijo Carmen arrodillándose entre mis piernas y sujetando mi polla con una mano. – Yo estoy aquí muy entretenida desnudando a tu esposo… Y tan pronto él quiera voy a comenzar a comerle su polla.
-Está bien… di… diviértanse - dijo casi en un hilillo de voz mi esposa al otro lado de la línea, y por increíble que parezca el escucharla me hizo que mi polla cobrara vida.
- Creo que no tendré que esperar mucho para ello… - Carmen había sentido como mi polla cobraba fuerza y tomándola entre sus manos comenzó a acariciarla y hacerla crecer. – Ya siento como recupera su fuerza, tú mas que nadie sabrá lo deliciosa que se ve…
-Siempre ha sido …. Deliciosa… - dijo casi a regañadientes mi esposa, mientras mi polla comenzaba a tener la fuerza necesaria para poder penetrar cualquier objetivo que se le presente.
En ese instante y con sonoridad casi ridícula, Carmen comenzó a succionar mi polla con sus labios, era una sensación casi mágica el poder sentir a una mujer y que tu cuerpo no te traicione. De pronto un gemido de mi parte daba la muestra de la sensación tan placentera que tenía en ese instante.
- Chúpalo bien… - dijo mi esposa, con una voz algo más firme, pero aún forzada.
-Lo está haciendo muy bien… - contesté yo mientras Carmen no paraba en chuparme la polla en forma digamos que profesional.
-¡Si, está deliciosa! – aportó también Carmen, poniéndose de pie y sacándose el vestido – Debes pasártela muy bien con ella, y claro su dueño está aún mejor.
Pude ver el cuerpo tan voluptuosamente indecente de Carmen tal como vino al mundo, su desnudes y la voz de mi esposa al otro lado de la línea me llevaban a sentir un éxtasis increíble.
- Ahora ¡Tómame! -dijo Carmen aprovechando aquel instante para ponerme un condón y subirse a mi regazo para intentar clavar mi polla directamente en su cuerpo.
No pensé en nada, sujeté su cadera y sentí como mi cuerpo se hundía en el suyo, aquello era la gloria, no porque fuera una mujer en extremo bella, no porque la tensión sexual con ella fuera tan fuerte, era por escuchar a mi esposa y por poder sentirme un hombre completo nuevamente. Intenté ya no pensar en nada y abandonarme, era un sentimiento de reencuentro conmigo mismo y aproveché cada segundo.
Los movimientos de cadera de Carmen permitieron que mi sexo penetrara profundamente el suyo, su cuerpo se fundía con el mío llevándome al éxtasis, poco había podido hacer para satisfacerla y creo que ella lo entendía. Aquella no era una competencia, ni tan siquiera era algo deseado, era una liberación de ataduras, una rotura de cadenas, esas mismas que yo mismo me había puesto hacia algunos meses.
Mi cuerpo y el de Carmen pronto se acoplaron a un ritmo más cadencioso, yo podía sentír su placer y aunque no pensaba que fuera por mis habilidades, no dudaba que lo estaba disfrutando en ese momento. Los gemidos de Carmen comenzaron a escucharse con una gran intensidad mientras al otro lado del teléfono mi esposa seguramente estaba atenta a este momento. La fuerza con que mi amante daba sobre mi cadera era cada vez más y más fuerte, aquello era increíblemente bueno y aunque no lo hubiera querido, cerré los ojos y de pronto imaginé a Karina subida sobre mi y disfrutando de todo lo que yo podía darle.
Mi cuerpo no pudo contenerse demasiado y con la intensidad de haber estado tanto tiempo sin poder desahogarse estalló en un enorme orgasmo que fue depositando toda mi semilla en aquel latex que apretaba mi sexo. Carmen aún persiguió su orgasmo con unos pocos movimientos de cadera, hasta que se corrió no intensamente, pero supongo que tampoco fue del todo fingido, al final no me importó.
De pronto todo había finalizado, me había podido liberar de aquellas ataduras que me apresaban, pero .ahora ya en frio, no era algo que hubiera querido que mi esposa tuviera que escuchar. Y aunque yo lo viví en directo, no por ello yo se lo deseaba a nadie. Pero por otra parte me sentía satisfecho, incluso creo que feliz
-Voy a tomar una ducha mi amor… - dijo una Carmen que ya recuperada, retomando el control de la situación. - Si quieres puedes venir.
-Yo estoy bien… creo que esperaré un poco más.
Carmen se fue lanzándome un beso volado, me vestí y decidí esperar unos minutos para tomar camino a casa de Susana, no sabía cuánto, pero tenía que ir a ver a mi esposa. Allí, sentado en aquel sofá, me puse a pensar en lo que sucedía entre nosotros, cuál fue el motivo por el que ella había aceptado escucharme tener sexo con otra persona, porque estaba seguro que ella estuvo presente en cada instante y tuvo que soportar todo lo que yo alguna vez tuve que ver.
Y ¿ahora qué debía hacer? Era posible que podamos volver a ser una pareja común y corriente o todo lo que habíamos construido hasta ese momento se estaría desvaneciendo como un castillo de arena con el mar. Mi mente era un mar de incertidumbres, pero lo único que si pude sacar en claro era que pasara lo que pasara debía decirle a Tatiana que la había visto junto con Paul aquella noche, así como ella misma me había escuchado con Carmen.
¿Estas bien mi amor? – dije al teléfono, que pese a estar encendido aún mantenía la conexión.
-Si Julián, estoy bien… - contestó Tatiana tras unos segundos. – Me alegro mucho por ti.
Gracias… tan pronto salga Carmen iremos a casa de Susana.
No te preocupes por nosotras Julián – contestó Susana inmediatamente, demostrándome que había acompañado en esta noche a Tatiana. – Tan pronto puedan ven, aquí te esperamos.
Con esta respuesta Susana cerró la llamada cuando de pronto la puerta se abrió y salió Carmen ya, algo arreglada y vestida. Tomé mi ropa y me dirigí a bañarme, quería un poco de agua en mi cuerpo para poder refrescar mi cuerpo y mi mente. Unos minutos después salí para encontrarme a una Carmen lista para partir. Con apenas pocas palabras me llevó de regreso a la casa de Susana.
- Ha sido una noche increíble, pero mi trabajo por hoy ya terminó. – dijo Carmen despidiéndose con un beso en mis labios – me alegro mucho de que hayas podido al menos en parte recuperarte y mucho más feliz de ser yo quien pudo ayudarte.
-Hola Julián, veo que las cosas han salido bien... por ahora – dijo Susana tras abrir la puerta e invitarme a entrar– Ha sido muy positivo que hayas podido liberar tu cuerpo junto con Carmen.
-Ha sido una noche muy extraña y excitante … - empezaba a sentirme culpable de haber estado con Carmen.
Si, ha sido muy fuerte, pero has recuperado algo de tu propio ser y eso es bueno… además Tatiana también ha conseguido algo fundamental en su tratamiento.
¿Su tratamiento? – pregunté un poco confundido – ¿No se supone que yo estaba en tratamiento?, Y por cierto ¿Dónde está mi esposa?
En primer lugar, ella está en una habitación esperando que la llame, ahora necesito hablar contigo. Y por otra recuerda que cuando vinieron por primera vez les dije que ambos estarían en tratamiento, que la pareja como tal debía salir adelante y en eso hemos venido trabajando; aunque tú has vivido una parte de ello, otra igual de importante es el que ha venido llevando Tatiana; pero ya hablaremos de eso. Ahora quiero que me cuentes cual crees que haya sido el resultado de esta sesión que tuvimos hoy.
Pues… creo que me he recuperado… al menos en algo – dije algo confuso por lo del tratamiento de mi esposa, pero también muy alegre por los resultados que había tenido con Carmen.- Aunque para ser sincero me siento algo culpable de haber estado con otra mujer que no era mi esposa.
-Si y no me sorprendería que no tuvieras algo de sentimientos contradictorios, lo bueno es que si ustedes quieren estoy segura que podrás tener éxito si lo intentas de nuevo con ella, aunque creo que es demasiado pronto. Aún tú tienes que superar algunos miedos con relación a ella, pero al menos ya has liberado la primera barrera y eso es importante.
Charlamos de todo lo que sucedió esa noche con Carmen y me sentí aliviado de saber que esto estuvo realmente ya planeado por ella. Susana me indicó que ella había preparado toda esta noche y casi se había cumplido a cabalidad, a excepción de un contingente que podían haber necesitado y no fue necesario; Marcos, la pareja de Carmen, no había participado ya que Daniel había cumplido con su función como acompañante de Tatiana. Aparte de eso, todo había sucedido según lo que ella había pensado.
Así es Julián, el que Tatiana haya estado bailando y dándote celos con otro hombre era parte de la sesión, una parte para hacerte revivir aquella noche y que puedas enfrentarla de diferente forma y otra para ayudar a Tatiana a dejar atrás los miedos que también ella tenía en relación con lo que tú podías pensar al haberse acostado con Paul y ahora el verla tan a gusto con Daniel.
Pero qué podría yo pensar de ella, la situación era desesperada en esos momentos y teníamos que actuar para no perder todo. Tatiana solo fue víctima de las circunstancias, al igual que yo.
Eso dice tu mente consciente, pero tu ser profundo proyecta un rechazo hacia ella y ya no lo puedes ocultar, he pensado inicialmente que verla con otro hombre pudiera despertar tu deseo, pero me equivoqué de plano, tú no te excitabas con verla con Daniel por lo que descarté esa idea y me enfoqué en la segunda idea que he supuesto y ha resultado correcta. Pero ya hablaremos, ahora es importante que le abras tus sentimientos y tus vivencias a tu esposa, que la escuches y no la juzgues por lo que ha hecho y por lo que tú has hecho y tras todo esto existe una posibilidad de que su matrimonio pueda seguir adelante.
Espero que, si podamos recuperarnos, después de lo que hemos pasado lo único que espero es poder recuperar a mi esposa y ser una pareja nuevamente.
Si es cierto, pero no por eso deja de ser cierto que tanto tú como tu esposa han estado con otras personas y ahora lo que tienen que hacer es hablar de ello. Tatiana necesita decirte muchas cosas y estoy segura que tu también por lo que quisiera es que ustedes dialoguen y se sinceren finalmente, ambos han ocultado cosas que ha llegado el momento de decir y si no lo hacen estoy segura de que nunca podrán recuperarse e incluso haciéndolo será muy difícil de superar.
-Sinceramente espero que se perdonen y vuelvan a ser una pareja, que tú puedas superar tus miedos, pero antes de nada, debes reconocer qué es lo que te ha hecho reaccionar esta noche. ¿Comprendes acaso la razón por la que has superado tu bloqueo?
-No lo he pensado, ¿pero tal vez por estar a mano con Tatiana? – dije sin apenas pensarlo.
-En parte sí, pero hay algo más. Acaso no recuerdas esa noche cuando estuviste en el bar con Karina. ¿Recuerdas cuando fue que te excitaste?
Lo recordaba, y de pronto una explosión estalló en mi mente, estaba observando a Karina bailar sensualmente, pero mi polla reaccionó justo después de haber enviado el mensaje a mi esposa de que estábamos divirtiéndonos en un bar y que Karina se ha puesto muy provocadora.
- Fue cuando le escribí el mensaje a mi esposa… - contesté seguro de la respuesta.
-Si, justamente… tenías a Karina frente a ti y además acababas de enviar un mensaje que en tu interior sabías que provocaría una herida en tu esposa y eso es lo que te ha liberado, en el fondo quieres castigar a tu esposa por lo que ha hecho y solo quieres tener un motivo o incluso sin él lo que te satisface es que ella sufra por tu propia mano, al inicio pensé que te habías excitado por saberla en otros brazos, pero no fue así, lo que te movió fue castigarla, pero ya lo has hecho, ahora debes superarlo y que esa no sea la única forma de excitarte.
Sus palabras se hundieron en mi mente cual hierro candente en mantequilla, no podía suponer que herir o castigar a mi esposa me causaría la liberación. Pero ahora no sabía como proseguir, ¿acaso debería castigarla y herirla para lograr una erección? No estaba seguro.
-Ahora no pienses en ello, ahora es tiempo de hablar con ella y escucharla, ya habrá tiempo para que medites lo que sucede, ahora solo escucha y también cuéntale lo que tu tienes guardado y deja que ella también te lo cuente.
En esos segundos yo no salía de mi asombro, por lo que casi no pude darme cuenta el momento en que Susana se puso de pie y fue a buscar a Tatiana a la habitación en la cual se suponía se encontraba. Un instante después la observé ingresar junto a nuestra terapeuta.
Hola Julián… - dijo parcamente, temerosa y creo que incluso molesta.
Hola mi amor – respondí mientras observaba como lentamente se acercaba a mi.
Los voy a dejar solos chicos, esto es algo que deben charlar juntos, dejen de lado sus miedos y principalmente todo lo que se han ocultado hasta ahora ya que es fundamental que a partir de ahora las cosas puedan ser completamente transparentes entre ustedes. Aquí tienen algo con que pasar el mal trago – nos pasó un par de cervezas en lata, que seguro esperaba nos refresquen la boca del mal sabor que vendría.
Susana nos dejó con una cerveza en la mano a cada uno, sentados frente a frente y con mil dudas entre las manos. Ahora ambos nos habíamos acostado con otras personas, en el caso de era claro que yo llevaba las de perder en comparación con todo lo que ella vivió aquella noche, pero al fin de cuentas en algo habíamos equiparado nuestras faltas.
-¿Lo pasaste bien? – preguntó mi esposa, con un poco de corte.
No tanto… pero no estuvo mal. – contesté sin mucho ánimo - ¿Me escuchaste cuando estuve con Carmen?
Si… Aunque no hubiera querido hacerlo, Susana me ha convencido que era la única forma de que pudieras hacerlo y creo ha tenido razón.
No sabía que las cosas serían así… - dije nuevamente y tomando aire le contesté– No hubiera querido que suceda, yo conozco lo que es saber que la persona que amas está con alguien más, incluso yo tomé la estúpida decisión de mirarte aquella maldita noche que estuviste con Paul, pero no solo eso, ví tu entrega completamente casi frente a frente.
Tatiana se mantenía con la lata de cerveza en la mano mirándola, pero al escuchar mis palabras reaccionó y clavó sus ojos a los míos. Una mirada de interrogación sobre lo que realmente querían decir mis palabras, seguramente se preguntará ¿Qué había visto?
Te vi… mientras estabas con Paul al espiarlos por el tragaluz que llevaba a la sala, encaramado en una silla te vi entregarte a él en forma total y con una pasión que incluso he creído llevabas guardada en algún lugar que yo nunca he podido acceder. Me dolió mucho ver como deseaste todo lo que él te hizo e incluso te vi como permitiste que te sodomizara sin demasiada oposición. Los vi a todos esa noche, a Karina a Paul y a ti mientras disfrutaban de algo que yo no he podido compartir contigo y que creo que no podré…
Lo siento mi amor… -su rostro estaba lleno de miedo y confusión. - No debías… no debiste mirarme…
-Si es cierto, y me ha costado todo este sufrimiento y angustia. Y no puedo negarlo, ahora comprendo que aquello es lo que me ha venido torturando todo este tiempo. Y ahora es peor, porque me he dado cuenta de que la forma de liberarme es saber que tú sufres por ello y que es una forma de castigo que he de darte… eso me permite excitarme, pero es algo que sinceramente me asusta terriblemente.
- Yo también tengo algo que decirte mi amor – dijo Tatiana mientras tomaba de un sorbo más de la mitad de su lata y sacaba valor de no sé dónde – Yo sé que podrás recuperarte, aunque por ello haya tenido que sufrirlo en carne viva, porque no he de negar que me he muerto de los celos en saberte en los brazos de Carmen y ha sido muy amargo beber de esta copa, pero ahora ya que has vencido esta primera barrera, no puedo esperar más… tengo una cosa que no he te dicho de aquella noche…
Veía a Tatiana revolverse en su asiento, intentando buscar las palabras correctas para decirme algo que llevaba clavado en sus labios.
Creo que al final Susana tuvo razón y debía ayudarte a dar el salto y comprender lo que ahora te puede excitar. Pero antes de cualquier cosa también tengo algo que confesar de aquella noche con Paul; el me chantajeó para lograr que esa noche sucediera lo que tú viste.
No te entiendo - en ese instante mi corazón se detuvo, sentí como el frio entraba en mi cabeza debido a que la sangre ya no fluía correctamente. No entendía que me quería decir mi esposa.
Días antes de que se llevara a cabo la fiesta, Paul me contactó y me propuso aprobar el contrato siempre que yo aceptara pasar esa noche con él. – tiró de su lengua aquellas palabras en forma amarga - Todo fue planeado por mí, yo debía interpretar ese teatro para que tú estuvieras allí y supieras claramente que fue lo que paso. Me viste entregada a aquel hombre con mucha pasión y deseo de mi parte y aunque intenté engañarme a mí misma con la mentira de que era debido a una droga que tomé, pero aquello era otra mentira más, al final debo admitir que yo también quise que sucediera, me entregué a él con el deseo de un placer que, aunque prohibido era lo más excitante que había sentido en mi vida.
Me encontraba en shock, creo que mi corazón apenas y estaba latiendo, no podía moverme y respirar me resultaba difícil. La peor noche de mi vida había sido planeada y ejecutada por mi propia esposa.
- Al inicio pensé que sería un polvo, que quedaría en mi mente y memoria como algo inolvidable, que tú sabrías perdonarme ya que aquella noche no fue más que una locura de un momento y nada más. Más cuando las cosas se sucedían una a otra ya perdí el control de lo que pasaba y al final Paul se llevó mucho más que una noche de placer, más no he de poder culparle completamente a él, algo en mi me empujó a desearlo también y aunque me he intentado engañar diciendo que fueron las circunstancias, no fue del todo así. Pero ahora, me arrepiento cada día de lo que sucedió, si hoy me dijeran que lo volviera a hacer, me negaría y tiraría todo a la basura con tal de que siguieras a mi lado como antes de aquella noche.
Veía a Tatiana sumergirse en un trance en el cual aquellas palabras emergían de sus labios en forma casi sin pensarla, seguramente había practicado mucho tiempo este discurso, pero viéndola en ese instante comprendí que me hablaba sinceramente.
- Pensé que al siguiente día me reclamarías, te enojarías e incluso me mandarías al diablo, pero también confiaba en que me amabas y que podría conseguir tu perdón. Me equivoqué de nuevo…-dijo mi esposa enjugándose algunas lágrimas que resbalaban por sus mejillas - Pero tú te comportaste tan bien conmigo que ni siquiera pude ganarme en algo tu perdón, pero cuando estaba dispuesta a que hicieras conmigo lo que quisieras con tal de compensarte en algo lo que sucedió, tu ser interno me rechazó, me despreció… No pude conseguir algo tan apreciado para una mujer como es el sentirse deseada por el hombre que ella quiere.
Escuchaba a mi esposa abrir su corazón y su mente, pero no me llegaba, algo me estaba bloqueando la respiración, mi alma se escapaba por mi aliento sin que pudiera hacer nada para sostenerla.
- Habría querido poder borrar de tu mente todas aquellas horas amargas que tú tuviste que vivir, pero no pude encontrar la forma, rogaba que el saber que la empresa sigue adelante te animaría y te recuperarías, pero lo único que ha sucedido es que tu sufrimiento ha seguido hasta ahora y ya no puedo más, me he jugado mis últimas cartas y ahora lo único que quiero es poder verte recuperado nuevamente y que puedas seguir adelante como el hombre que siempre has sido.
-¿Por qué no me dijiste? -apenas y articulé esas palabras en un hilo de aire que capturé tras un largo suspiro.
-Por miedo, dolor, vergüenza… temor de que me abandones. Pensé que sería apenas una noche, que al día siguiente yo sería capaz de hacerte olvidar todo lo que pasó, rogué poder tener la oportunidad de no perderte, pero al final las cosas no salieron ni por asomo así. Te vi consumirte todo este tiempo en la pena y la frustración, pude notar como habías cambiado conmigo en pequeñas cosas y que la pareja que fuimos está al borde de un abismo que yo misma creé.
¿Por qué me lo dices ahora?
Tal vez por la misma razón que tú no me dijiste que nos habías visto al inicio, temor a tu reacción, a que me rechaces y me abandones. Pero ahora he entendido que, si alguna vez he de poder recuperarte, ya no puedo mantener ninguna mentira ni contigo ni conmigo misma. Ha sido estúpido de mi parte esconderlo, debí habértelo dicho ese mismo día que Paul me contactó, pero tuve miedo de perder la empresa e incluso a ti por lo mucho que has trabajado en ella y perderla te hubiera causado mucho daño, pero ahora tengo mucho más miedo de que tú no vuelvas a ser el mismo de antes, que dejes de ser la persona que me enamoré y que te pierdas o enloquezcas por esto que ha pasado y por eso ya no puedo ocultar la verdad, cueste lo que cueste.
Aquellas palabras me estaban dejando sin aliento, saber que todo había sido un chantaje por parte de Paul me dejaba desconcertado, pero el saber que mi esposa estuvo de acuerdo me estaba matando. De pronto vino a mi mente la imagen de Karina, ella seguramente también tuvo mucho que ver en aquella noche y pese a todo lo que habíamos tratado, no me había contado nada durante todo este tiempo. Me sentí un idiota, me habían visto la cara de idiota desde mi esposa hasta Paul, que burlonamente me dijo que sentía haber follado a mi chica, el muy hijo de puta ya sabía todo y me había visto la cara de imbécil con la colaboración de mi mujer.
- Perdóname por ser tan cobarde con todo esto, he dejado pasar tanto tiempo y he dejado que nuestra relación esté al borde del abismo y todo por aquella decisión que tomé aquella noche.
-Todo lo que me has dicho durante estos meses ha sido una mentira. Todo este tratamiento seguramente también ha sido solo una mentira para mantenerme como un idiota. Probablemente Susana y tu se reían de mi tras cada estupidez que yo les decía… claro el pobre idiota e impotente no logra superar que a su esposa se la cogió otro… Y claro lo mejor será que se vaya acostumbrando… Por eso es este tratamiento tan extraño y descontrolado…
-¡Nooo, noooo!, de ninguna forma e intentado engañarte y mucho menos me he burlado de ti ni mucho menos de lo que te sucede, solo que creí que este tratamiento podía hacerte mejorar y bueno, hasta hace unos días tuve ciertas reservas, pero ahora ya has podido liberarte al menos con alguien más y me alegro de todo corazón.
-No puedo… tengo que salir… Necesito respirar… No puedo ni siquiera verte ahora… ¡Tengo que salir!
Mi mente era una olla de presión que estaba a punto de estallar, necesitaba salir de allí para pensar, no sabía que esperaba que sucediera, ¿Qué esperaba Tatiana de mi al contarme todo esto? Cuando dejaba mi cerveza en la mesa entró Susana a la sala en la cual seguramente estaba pendiente de nosotros.
- No te apresures Julián, respira hondo y siéntate un minuto, no te vayas antes de escuchar todo lo que tenemos que decir. – Susana se movía para lograr que me tranquilicé, tomó mi brazo y con una mano en la espalda me incitaba a seguir respirando, hasta que me senté de nuevo.
-Hemos conversado con Tatiana durante mucho tiempo, hemos enfocado nuestros esfuerzos en que puedas recuperar el control de tu cuerpo y liberes los miedos que te paralizan. Hasta la noche anterior cuando me contaste que tuviste esa buena reacción con Karina, no me había percatado que algo podía despertar tu deseo, ahora tu libido ha despertado debido a que has proyectado un castigo a tu esposa, pero sabes que no es una solución ya que tarde o temprano acabarán lastimándose, lo mejor ahora es que puedan perdonarse, los dos entre ustedes y a si mismos pero principalmente tú, ya que sientes ese deseo de revancha y venganza que estoy segura no te llevará a ningún lugar que no sea de mezquindad y lamentos, debes tratar de perdonar o no podrás recuperarte totalmente.
- Eso no tiene ni patas ni cabeza… es ridículo. – dije con angustia y rabia, las sensaciones de que han estado jugando conmigo y mi mente me estaba comenzando a invadir. – ¡Cómo me vas a decir que ver sufrir a mi esposa es lo que me anima sexualmente¡, Ambas me están viendo la cara de idiota… Han estado jugando conmigo como una marioneta, ustedes están locas y yo aún más por dejarles que me traten como una marioneta.
-Pero si eso es justamente lo que ha pasado ahora Julián, acaso no te das cuenta, esta noche era la de confirmación de mi teoría y creo que hemos acertado en las formas en las que tu cabeza opera al momento. Pero no te quiero desviar del asunto fundamental, ahora tu esposa se ha abierto contigo sobre lo que realmente sucedió esa noche y aún tiene más que decir, por lo que escúchala por favor.
Regresé a ver a Tatiana y se encontraba hundida en aquel sillón, podía ver su imagen de abatimiento. No entendía bien el motivo por el que me hacían pasar nuevamente por este mar de emociones tan dolorosas, me sentía traicionado y manipulado; eso me estaba llevando a que me faltara el aire y ahora había algo más, pensé por un segundo que no podría sobrevivir esta sesión.
-Tatiana, por favor cuéntale lo que ha sucedido esta noche.
- Hemos planeamos esta noche desde antes… - continuó mi esposa tras una larga bocanada de aire – Conocí a Daniel en una salida con las chicas cuando tú fuiste a sellar el negocio, esto me lo pidió Susana cuando hablamos en su consultorio a solas. Me pidió encontrar un chico que me atrajera físicamente ya que tal vez fuera necesario que te generemos algo de celos para hacer que reaccionaras, yo estuve algo incrédula en lo que me decía, pero al final acepté.
Un nudo mayor apareció en mi estómago, de pronto pensé que mi esposa me iba a decir que se había acostado con aquel tipo la misma noche que lo conoció y que esta vez lo hubiera hecho de nuevo si hubiera podido o tal vez si hubiera reaccionado en forma diferente.
Aquella noche que yo te comenté, no pasó nada más de lo que te dije, nos besamos y toqueteamos, pero nada más. Yo no estaba en absoluto ebria esa noche, pero Susana me pidió que te dijera eso para confirmar tu reacción. Al final me sentía fatal el engañarte, pero como ella misma me dijo, era necesario para confirmar su teoría o en su defecto quitar cualquier duda sobre ello.
Esta noche pedí a Tatiana que juegue con aquel chico durante toda la noche, con la promesa tácita de que terminarían teniendo sexo, aunque claro que no fue así y nunca estuvo en los planes hacerlo. Esta noche yo estuve pendiente de todo lo que sucedía contigo y le daba pautas y señales a tu esposa mientras yo medía tu reacción a los estímulos que te enviamos, hasta que tal y como estaba previsto final te fuiste con Carmen al motel.
Escuchaba a Susana hablar, pero mi mente y mis ojos observaban como mi esposa se hundía cada vez más en ese sillón.
Esto también ha sido duro para tu esposa pero le he pedido que lo soporte de una forma madura tal como tú lo hiciste en su momento, al final Tatiana me contestó que estaría dispuesta a todo por saber que te has recuperado y no tuvo objeción, las dos sabíamos que primero debías liberarte de tu bloqueo y luego del peso del enfado que tienes con ella. Estoy segura que el acostarte con Carmen te haría sentir mejor, pero realmente el tratamiento es perdonar a tu esposa y no te pido ni siquiera que vuelvan a ser la pareja de antes e incluso que deban o no seguir juntos, lo que si debes saber que perdonarla por tu propio bien.
Esta ha sido la última parte de esta sesión, -continuó Susana mientras nos veía a los dos simultáneamente - pedía a tu esposa que se sincere contigo en todos los aspectos, así como tú con ella, y al final hemos logrado que liberes tu cuerpo y tu mente. Esta parte ha sido la más importante en el tratamiento, pero como dije a tu esposa esto puede tener un costo. Ahora ya sabes todo lo que estuvo oculto para ti, pero tienes que tomar una decisión para seguir adelante, Si vas a intentar arreglar las cosas con Tatiana o piensas que no podrás seguir con ella no es lo fundamental, Lo importante es que decidas perdonar y aunque no sea hoy, debes planteártelo y resolverlo ya que será la única forma en que puedas seguir con tu vida.
Aquella pregunta creo era la que me estaba ya rondando la mente. Estaba claro que desde este momento debía tomar esa decisión me gustara o no, hasta hace unas horas no hubiera pensado siquiera tener sexo con una chica diferente a Tatiana y mucho menos dejarla, pero en ese momento con la rabia y sinsabor que sentía, no sabía lo que era mejor.
- No lo se… ahora mismo no se… - dije confundido y en principio dolido por todo lo que había escuchado esa noche – Necesito pensar…
-Lo sabemos, y quiero que sepas que cuentas con nosotras, si quieres hablar solo dínoslo. Tanto a mi como a Tatiana, ella es tu esposa y estoy segura de que quiere seguir siéndolo, pero ahora está en tus manos el poder comprenderla, perdonarla y tal vez seguir con una vida juntos.
Miré a mi esposa, sus ojos demostraban lo mal que se lo estaba pasando, pero no podía seguir viéndola. Tomé mi abrigo y salí de aquel lugar sin decir ni media palabra más, mientras veía las lágrimas de mi esposa correr por entre sus mejillas. Al salir, pude respirar aquel frío de la madrugada que tanto bien hacían a mi mente; llamé un taxi y le pedí que me llevara a circular por la ciudad, necesitaba pensar que hacer y digerir todo lo que hasta ese momento había sucedido en mi vida.
Durante estos meses había estado viviendo una mentira, mi empresa se había salvado gracias a que mi esposa había aceptado pasar la noche con Paul, engañándome claramente y además pensando que me iba a tragar aquello sin ninguna consecuencia. ¿Pero en qué pensaba Tatiana? No creí que fuera tan ingenua en pensar que tras aquello las cosas se hubieran quedado así porque sí, Paul seguramente la hubiera seguido chantajeando… ¿O acaso ella si había pensado en eso y hubiera consentido el seguir con él? Mi mente era un lio…
Por otro lado, estaba lo de Susana, ella había incitado a mi esposa a acostarse con otro con el único objetivo de que yo los viera y confirmar que me excitaba con ello, pero que mente tan retorcida tenía… O tal vez el que se encontraba completamente roto era yo, me daba cuenta de que el ver a mi esposa con otro me había generado sensaciones y placeres muy extremos, que hasta hace unas horas no aceptaba ni entendía.
Y finalmente estaba Karina, aunque ella no había participado en esta noche y seguramente estaba ajena a todo, era una parte fundamental en este engranaje. ¿Qué era lo que ella sabía y qué me había ocultado? En ese instante todas mis certezas ahora eran un mar de dudas que estaban por enloquecerme. Anduve en ese taxi, recorriendo la ciudad y aumentando cada vez la cuenta a pagar, hasta que la luz del día comenzó a hacerse más fuerte. Pedí a mi improvisado chofer dejarme en una cafetería que estaba abierta donde intentaría que algo de café me aligerara mis sentidos.
Un par de horas después había decidido que iba a hacer y mi primer paso era contactarme con Karina. Tomé un taxi a su casa, cuando estaba por llegar la llamé al teléfono ya que no quería darle mucho tiempo para pensar que sucedía. Tan pronto me contestó le pedí que me reciba en su casa, ya que el asunto era de vida o muerte.
Cuando llegué, encontré que Karina estaba vestida con ropa de deporte y claramente se había maquillado apenas, estaba como siempre muy atractiva, aunque sin maquillaje. Me permitió entrar algo intranquila, principalmente por mi urgencia al llamarla. Me sentía muy intranquilo y mi cara demostraba la terrible noche que había pasado, cosa que no pasó desapercibida por ella.
-Te ves muy mal Julián… - dijo mientras nos sentábamos en la mesa de comedor - ¿Qué ha sucedido? ¿A qué debo tu visita tan temprano?
-He pasado la segunda peor noche de mi vida, y necesito preguntarte algunas cosas que no puede esperar…
- Claro… ¿que necesitas?
-Es cierto que no he querido preguntarte antes para no hacer que te sintieras mal y que no pienses que aquello de que esta sería otra vida no era en serio, pero necesito preguntar algo muy importante para mí.
Vi la notoria sorpresa que Karina tenía en ese minuto, aunque supongo que no se imaginaba el motivo por el que ahora la visitaba a su casa y tan temprano. Me recibió en un departamento pequeño y sencillo, nada extravagante. Me senté en un sillón frente a frente a ella, podía ver su confusión y extrañeza, pero a pesar de todo estaba ahí lista para lo que yo quería preguntarle.
-Disculpa que te moleste aquí en tu casa y a estas horas. – dije queriendo ir directo al grano ya que no quería dar más vueltas - He tenido una muy mala noche y necesito terminarla conociendo algo que me ha quedado oculto de aquella noche en la que nos conocimos y bueno en la cual tuvimos la fiesta con Paul y el resto de los socios.
Difícil de olvidar Julián, pero a qué se debe este interés.
Ayer Tatiana me confesó que Paul la había chantajeado para conseguir la firma del contrato y que lo que sucedió esa noche estuvo todo planeada. ¿Es verdad? ¿Qué sabes tú de eso?
Si lo sabía – dijo Karina frente a las evidencias, un sonoro suspiro se escuchó tras estas palabras- Tu esposa nos lo comentó cuando estábamos en la sala de espera, nos indicó cual era nuestra participación en aquella noche y claro supe que era una petición de Paul para firmar el contrato y que tú no sabías nada.
¿Y por qué no me lo dijiste?
-En primera instancia no te conocía ni a Tatiana, por lo que aquella noche tenía miedo de que cometieras una locura y al final termináramos en la cárcel, sin que nos hayan pagado. Pero te vi sufrir todo lo que sucedió y bueno… me dio mucha lástima por ti, no te vi como una mala persona y claro que luego me lo has demostrado, al final no quise herirte más y dejé que las cosas lo arreglen entre ustedes, como pareja que son.
Comprendo que fuiste solo un peón más en el juego de mi esposa, pero cuando ya trabajaste con nosotros, ¿Por qué no confiaste en mí? ¿Acaso no podías solo decírmelo?
¿Qué ganaba yo diciéndotelo?, ¿Qué hubieras hecho tú?... Cuando me contrató tu esposa me pidió que no te dijera nada, pero esa no era la razón fundamental para no hacerlo Julián… Al final solo me hubieras odiado por decírtelo y eso es lo último que he querido que suceda.
No te entiendo Karina.
¿Qué hubiera pasado si te lo contaba?, corría la posibilidad de que me consideraras una mentirosa y me botaras de la empresa, en cambio sí me creyeras, te hubieras peleado a muerte con Tatiana y todo hubiera sido mi culpa… Yo no quería ser la causante de que tu matrimonio fracasara.
-¿Y aquel beso también fue parte de los juegos de Tatiana? – dije con tono despectivo y lleno de rencor, ya que estaba seguro que ella también me estaba viendo la cara de idiota – Seguro que te pidió jugar conmigo, sabiendo que eras una …
Noooo – dijo Karina dándome una bofetada que hizo recuperar en mi rostro la sangre que hasta hace poco no tenía. – Ya no soy una puta… y cuando lo fui a ningún hombre le vendí un solo beso… Te besé porque me gustas, porque estoy enamorada de ti idiota o ¿Acaso no te habías dado cuenta?…
Aquello me había tomado por sorpresa, no niego que ella me gustaba mucho y pensaba que en algo yo debía atraerle, pero claro sus pretendientes siempre habían sido abundantes y principalmente solteros como para pensar que ella podría enamorarse de mi.
-Por eso no te podía decir nada… Si quería una oportunidad contigo alguna vez, no podía ser yo quien hundiese tu matrimonio. ¿O acaso no me reprocharías esto más tarde? No Julián, yo te he ocultado lo que sabía, pero no para mentirte, si quieres verlo lo he hecho para mi beneficio futuro… y no por ocultarte nada.
-Tantas mentiras… - dije decepcionado y abatido, pensar todo esto me estaba causando un agotamiento físico y mental terrible. – Gracias… me tengo que ir…
-No te vayas, te ves muy mal. – dijo Karina mientras sujetaba mi mano - yo sé que estás confundido, pero lo peor es que vayas a cometer alguna locura que luego te arrepientas.
-Sabes que no soy de cometer locuras – dije sonriendo, pero firme en mi decisión de marcharme – lo único que lamento es no haber tenido los arrestos para cometerlas cuando las tuve que hacer… Ahora tengo que pensar...
- Puedes contar conmigo… es cierto que no te he contado todo lo que sabía, pero no por eso he dejado de ser tu amiga y si tú quieres… bueno, lo que tú quieras.
Tomé a Karina de las manos y cuando la iba a dejar, ella se abalanzó a mi abrazándome y dándome un beso directo, sin tapujos ni restricciones. Se lo correspondí con la misma intensidad, aunque sabía que cualquier cosa con ella debía esperar.