Negocios, Placer y Venganza 16

El tratamiento puede dejar más de una sorpresa, pero podrá hacer que me recupere.

Aquel giro de las cosas complicaba todo lo que estábamos jugando, ahora las cosas debían comprometerse aún más. Hicimos el cambio y ahora mi nueva compañera era Anabel, mientras que el compañero de Tatiana era Marcos y por tanto la última pareja ahora era de Carmen y Luis.

Al inicio tras la selección de cartas para suerte mía terminó ganando la pareja de Carmen y Luis, y tras lanzar los dados pude ver como la mano del muchacho se deslizó entre los labios de la chica haciendo un claro movimiento de succión al momento de tocarlos.

Ahora todos reían nerviosamente ante este giro de los acontecimientos y aunque supongo que ellos habían participado en cosas mucho peores, los veía divertidos ante este juego. Por un segundo vi a mi esposa y un rostro de preocupación le cruzaba sus ojos, aunque seguramente mi rostro también tenía el mismo tipo de expresión de preocupación.

Un nuevo lanzamiento dio como resultado seamos Anabel y Yo los ganadores, por lo que nerviosamente lanzamos nuestros dados. En el momento en que los dados giraban mi corazón latía terriblemente fuerte en mi pecho, haciendo que mi sangre fluyera rápidamente, casi dolorosamente. Simultáneamente Anabel tomó uno de los dados, lo lanzó y sacó la boca mientras que con el mío obtuve otro símbolo igual, aquello significaba que debía besar en la boca de aquella preciosa joven justo en frente de mi esposa. Miré directamente a mi esposa y pude ver como sus ojos casi salían de la órbita, pensé que todo aquel juego previo la había tranquilizado, pero no, estaba muy nerviosa con todo.

  • Ven aquí guapo... - me dijo Anabel mientras sujetaba la solapa de mi bata y me daba un pequeño, aunque sugerente beso en los labios.

Por un momento supuse que mi esposa intentaría evitar aquello con el dado de la cancelación, pero no hubo tal acción, pude ver como Tatiana se mostraba entre nerviosa y divertida sobre lo que tuvo que presenciar, más algo me decía que ella tenía instrucciones de parte de Susana que yo no conocía. En el siguiente turno la carta mayor me fue esquiva, ahora quien ganaba fue la pareja de Marcos y mi esposa, lo que me provocó un incierto malestar en mi cuerpo, estaba muy nervioso por el resultado de aquellos dados y la forma en que las cosas podían presentarse.

En ese instante me autoconvencía que apenas era un juego, pero que a más de esto era un tratamiento para mi problema y que si alguien tenía que ver en esto era precisamente mi esposa, que ahora se encontraba aquí, junto a mí, ayudándome. Toda mi lógica me indicaba que no había ningún riesgo, pero por otro lado podía sentir un miedo desconocido, un temor de que algo no estaba funcionando bien, algo confuso que se apoderaba de mí, eso porque las cosas con los chicos podían resultar en situaciones tremendamente sexuales que no sabía si realmente quería vivirlas.

Retorné al resultado del juego cuando los dados cayeron, unas piernas y unos ojos se mostraron en el medio de todos, aquello era mucho más fácil pensé yo, seguro que mi esposa convence a Marcos de mostrarle sus piernas. Pero la decisión de ellos fue contraria y al final mi esposa terminó mostrando sus preciosas piernas a un Marcos que a escasos centímetros no perdía detalle de ellas.

Al menos todo salió muy fácil pensé, pero acaso era eso lo que debía suceder... En ese minuto reaccioné y me di cuenta de que existía la posibilidad que mi esposa terminara con su boca llena de la entrepierna de su compañero o en su defecto la suya acabara en los labios de él. Aquella revelación comenzó a hacer que mi corazón latiera a toda su velocidad, marcando un ritmo intenso de palpitaciones y de nerviosismo, no me estaba preocupando que yo estuviera en esas circunstancias, ya que, si en caso me tocara a mí, lo más seguro era que haría el ridículo al no poder reaccionar como se debe ante aquella bella chica que estaba a mi lado. ¿O acaso ahora si pudiera obtener una buena erección?

  • Bien... muy bien muchachos... sigamos... que vamos muy bien. - dijo Susana que se mantenía atenta a todo lo que sucedía y anotaba cada particularidad que estaba observando.

El ánimo se mantenía bastante alto entre todos los participantes, cuando en la siguiente mano la suerte recayó en Anabel y yo, justo en ese momento pude ver como mi esposa y Marcos estaban susurrándose al oído algo que no sabía que era, pero reconocí que lo que más me producía malestar, era aquella cercanía que al momento existía entre ellos, me producía destellos de celos que no comprendía el motivo real ya que no había sucedido nada aún. De pronto pude ver algo, una mano de él en su espalda, solo medio segundo, aquello lo único que me confirmó es la cercanía que mantenían en ese momento o tal vez la atracción que ellos mantenían.

  • ¡Bien! - dijo Anabel mientras tomaba su dado - Ya era hora que nos dejen algo de diversión...

Tras haber tragado algo de saliva para refrescar mi garganta; que se mantenía seca por tanto nerviosismo, lanzamos los dados y el resultado fue la boca y unos pechos. Aquello estaba comenzando a salir mucho más atrevido de lo que suponía, con Anabel acordamos que fuera ella quien pasaría su boca por mi pecho.

Uuuuuh... eso no se vale - dijo Marcos, nos quitan toda la diversión...

Siii, cambio cambio... - dijo Carmen mientras tomaba el dado de cambio.

El resultado del dado fue el esperado por ellos, ahora tenía que ser yo quien pase mis labios por el pecho de aquella bella y joven chica. Ella no puso ningún reparo y más bien tomando su bata la abrió a la altura de su corazón y aprovechando el que yo sentado, colocó sus piernas entre las mías haciendo que su pecho quede en posición justa para la prueba. Aquello me pareció completamente difícil ya que estaba pendiente de la reacción que Tatiana tuviera de la escena, no pude ver claramente a mi esposa, pero la vi divertida con todo y muy animada por parte de Marcos por lo que tomé valor y me zambullí en la experiencia.

Los pechos de Anabel eran una delicia, jóvenes y firmes, se mostraban desafiantes ante mis ojos; apunté mis labios directamente al pezón de uno de ellos y abrí mi boca para poderlo besar. Al primer contacto con él, algo en mi cambió, una sensación tan esperada como repentina me inundó. Mi pene había reaccionado al menos dando una muestra de vida, lo que hizo que con mayor énfasis tomara el segundo entre mis labios, consiguiendo que Anabel soltara un profundo gemido que se escuchó en todo el salón. Mi satisfacción era plena al poder sentir como algo dentro de mí estaba cambiando, aunque no entendía ¿qué?

Los gritos de ánimo de los presentes me sacaron de mi ensimismamiento haciéndome volver al presente y al ahora, retirando rápidamente mi boca de su pezón.  Inmediatamente pude ver como mi esposa había estado pendiente segundo a segundo de todo lo sucedido, al observarla pude ver como su rostro reflejaba un poco de desconcierto y confusión. No sabía definir qué era lo que ella estaba pensando en ese momento, pero seguramente no era para nada una escena que ella hubiera querido observar. Pese a todo eso, aquella pequeña punzada en mi miembro me dio un empujón anímico tan alto que me sentía muy contento y dispuesto a seguir.

  • Venga, vamos de nuevo... - dijo Luis, con un nuevo ímpetu al querer ganar aquella partida, hasta ese momento pude caer en cuenta que él era la pareja de Anabel y seguro algo no habrá salido como él hubiera esperado o todo lo contrario - Ahora si viene la diversión.

Esta vez fue justamente Luis quien sacó la carta más alta y en conjunto con Carmen lanzaron sus dados que ahora sacaron unos ojos y una entrepierna, por lo que al final Carmen pudo presenciar para sí sola la polla desnuda de Luis casi en frente nuestro. Eso estaba comenzando a salirse de gris a oscuro, las cosas estaban complicándose, pero al ser parte de mi tratamiento no podía parar. ¿O acaso era eso lo que quería Susana?

Tras gritos de las chicas y mucho nerviosismo de mi parte todo terminó y volvimos a buscar las cartas para una nueva ronda. Ahora nuevamente volvió a caer en mi esposa, la expectativa de que mi esposa tuviera que realizar algún acto más atrevido me estaba comenzando a preocupar cada vez más y ahora se presentaba una nueva oportunidad. Los dados que sacaron en esta ocasión eran dos manos y el trasero, para mi completa estupefacción. Tras una breve y muy cercana plática, ellos decidieron que las manos serían de Marcos y obviamente el trasero lo proveería mi esposa.

  • Cambio - dije cuando ellos se estaban poniendo de pie para cumplir con el castigo. - Tienen que lanzar el dado...

Por alguna razón tras pedir el cambio, regresé mis ojos directamente a Susana como si estuviera pidiendo una autorización para ello, ella en cambio me sostuvo la mirada hasta que yo mismo la retiré para buscar los ojos de mi esposa. Luis en ese caso hizo una pifia a mi pedido, protestando que le quitaba la diversión, aunque en realidad no era nada serio. Pero el juego era claro y no había discusión, nadie estaba para impedirme la posibilidad de intentarlo. Cuando tomé el dado una sensación de estar jugando algo muy importante inundó mi cuerpo, implorando mi suerte lancé el dado, pero no obtuve lo que esperaba, el semáforo verde me indicaba que no había nada que pudiera hacer.

Siiii... - dijo un Marcos muy entusiasmado.

Ven y terminemos... - dijo mi esposa mientras me observaba directamente a los ojos, pese a estar hablado con Marcos.

Durante unos segundos tuve que presenciar como mi esposa se puso de pie frente a Marcos para instintivamente sujetarle del cuello con ambas manos haciéndome imaginar que incluso pudo intentar besarlo mientras el inmediatamente tomó de la cintura a mi esposa, en esta posición quedaron los dos rostros muy cercanos, aunque por la diferencia de estatura mi esposa tuvo que quedar en puntillas. Una sonrisa en el rostro de Marcos se fue conformando mientras depositaba ambas manos en la cintura de mi esposa y lentamente las dejaba caer por sus glúteos, acariciándolos concienzudamente, disfrutando el placer que era el tenerlos entre los dedos, potenciados sin duda porque su dueña, al estar en puntillas, mantenía sus pantorrillas tensas, haciendo que su trasero se presente firme ante los ojos de todos y principalmente manos de uno de nosotros.

Ya creo que fue suficiente... - dije observando cómo tras unos eternos segundos Marcos sobaba a conciencia el trasero de mi esposa.

Casi no me hicieron caso y tras unos pocos segundos más, ambos se separaron, claro está alentados por casi todos los presentes. Tatiana al mirarme nuevamente me otorgó una mirada en la que yo considero estuvo llena de un aire de autosuficiencia y orgullo; tal vez incluso algo de revancha, pero también duró una fracción de segundo antes de que desviara sus ojos hacia su compañero. Acaso mi esposa se había desquitado de mi comportamiento con Anabel, eso me hizo pensar que ella estaba en ese momento tratando de hacerme sentir que al igual que yo también ella podía jugar este juego.

Bien chicos, muy bien... - dijo Susana mientras anotaba en su cuaderno.

Ver a mi esposa con el muchacho tan divertida y su aire de autosuficiencia me provocó un sentimiento de desquite, revancha. Ella no debía estar disfrutando esto, menos aún conmigo presente, pero lo estaba haciendo, ella estaba participando muy activamente en todo este juego y para mi pesar creo que yo también.

  • Vamos por las cartas - dijo Marcos más envalentonado por el resultado de todo lo ocurrido hasta ese momento.

Tomamos las nuevas cartas y para mi suerte ahora era yo el triunfador, aquello creo me envalentonó para hacer notar a mi esposa que yo también podía divertirme. Esta vez Anabel sacó un trasero y yo una entrepierna, todos gritaron con euforia excepto mi esposa.

  • Venga, tú pon la entrepierna... dijo mi Anabel en mi oído, mientras se acercaba mucho a mi rostro para susurrarme.

Anabel tiró de mi nuevamente y sentándome frente a todos puso sus piernas entre las mías al tiempo que me daba la espalda para luego comenzar a menear sus caderas lentamente mientras rozaba mi entrepierna con sus glúteos. Podía sentir claramente las punzadas agudas de los ojos de mi esposa en ese momento, me miraba con cierta rabia y enfado, pero en ningún momento intentó cancelar esto con el dado correspondiente.

Unos segundos duró toda aquella escena con Anabel, hasta que ella misma fue la que levantándose de mi regazo se incorporó al juego. En mí, nuevamente una sensación vaga en mi pene me daba la ilusión de que en cualquier momento recuperaría la firmeza que me había abandonado durante todo este tiempo, pero aún no podía garantizar nada. Cuando nos incorporamos nuevamente vi como mi esposa decía algo a Marcos de manera que él rápidamente fue hacia las cartas.

  • Venga... vamos por una más... - dijo Marcos animándonos a todos a seguir con el juego.

  • Esperen un minuto niños... - dijo Susana mientras tomaba en ese momento el control de todo. - Vamos a tranquilizarnos un poco y ahora vamos a cerrar todos los ojos y respirar... apacigüemos nuestra mente y nuestro espíritu... Tomen esto como un aprendizaje que pronto vamos a terminar. Pero primero necesito que tomen aire y recuperen la tranquilidad...

Susana durante unos segundos hizo que cerremos los ojos y respiremos profundamente. Aquello me sirvió para reconocer que mi ansiedad estaba muy direccionada a lo que mi esposa estaba haciendo en ese momento y no en lo que yo sentía, por lo que intenté relajarme y aprovechar esta experiencia en recuperar mi fuerza y sexualidad.

Cuando abrí los ojos, mi esposa aún mantenía un aire de enojo o enfado, creo que ella incluso había aumentado su rabia durante esos minutos y me miraba con un rostro muy duro y fiero. Aquello me hizo sentir que algo malo pudiera pasar, mi corazón comenzó a latir más y más fuerte mientras Susana nos convidaba a seguir con los últimos lances. Esta vez fue justamente Marcos quien ganó, por lo que mi esposa tendría que lanzar los dados nuevamente y supuse esperaría algo que le ayude a obtener algún desquite conmigo.

Los dados de pronto saltaron y finalmente pude ver lo que el juego deparaba. Una boca y una entrepierna salieron rápidamente ante los vítores de todos y el rostro de autosuficiencia de mi esposa, que ahora seguro se regocijaba de poder obtener algo que me fastidie. En ese instante algo en mi cabeza estuvo a punto de estallar y sentí como un fuerte dolor se apoderaba de mi estómago. Debía tratar de evitar que aquello siga y solo había una forma, aunque me podría jugar que las cosas cambien.

  • Bieeeen... Al fin algo más picante... - dijo Carmen mientras gritaba emocionada al igual que Luis.

Cambio... cambio... - dije yo incluso antes de que mi esposa y Marcos hubieran dicho cuál sería las posiciones que cada uno ocuparía.

  • Pero si no hemos dicho nada... - dijo mi esposa tan pronto como dije mi petición.

  • Está bien... está bien... - dijo Susana mientras se paraba entre los dos. - Miren, ahora quiero que decidan quién ocupará cada posición, pero no nos la digan, escríbanla en mi libreta. Y bueno mientras tanto quiero que tomes el dado de cambio y lo lances Julián, veamos que te depara la suerte.

  • Muy bien - comentó Marcos mientras se acercaba con Tatiana a la libreta - venga.

  • Quiero que te concentres muy bien en lo que quieres sacar Julián - Susana se había acercado a mí y casi entre susurros me hablaba- quiero que me contestes algo... ¿Qué quieres que salga?

  • Pues que no tengan nada... ¿Qué más puede ser?

  • Y después... ¿Cuál sería tu siguiente opción?

  • Pues... no se... no...

  • Julián, es importante... ¿Cuál sería tu siguiente opción?

  • No sé... ¿Qué ella reciba sexo oral?

  • ¿Esa sería tu segunda opción entonces?

  • Si... esa es... - dije completamente angustiado, mi corazón estaba latiendo fuertemente que incluso podía oírlo en mi cabeza.

  • Muy bien Julián, ¿Chicos, ya lo ¿anotaron? – mi esposa indicó que ya todo estaba listo - Muy bien, ahora tira el dado...

El dado giró en el aire, mientras mis pulmones exhalaban un suspiro que debió oírlo todos. Cuando cayó, pude ver que el mensaje de cambio me daba la opción de que modificar lo que ellos habían escrito en la libreta, pero lastimosamente no sabía que era aquello. Miré a mi esposa y ella pudo comprobar mi desesperación de tener que verla nuevamente con el miembro de otro hombre entre sus labios, aquello estaba fuera de todo sentido... Nuevamente estaba por mirarla y eso me producía mucha rabia y miedo.

  • Ahora veamos cual fue su decisión - decía Susana mientras tomaba la libreta y la mostraba a todos. -

Pude leer claramente como en la libreta decía "Marcos da sexo oral a Tatiana". Ellos habían escogido la opción de que ella recibiera aquella atención, más por mi apuro había producido que ellos tuvieran que cambiar, de manera que mi peor temor se me presentaba ante mis ojos.  Me quedé completamente congelado, así como durante aquella noche me quedé mientras observaba a mi esposa entregándose a Paul, no podía mover ni un milímetro de mi cuerpo, me quedé nuevamente catatónico.

De pronto Marcos se puso de espalda a nosotros mientras mi esposa me miraba atónita o tal vez expectante ante la obligación de dar sexo oral a aquel hombre. Lentamente fue arrodillándose frente a él mientras mi corazón comenzaba a latir fuertemente en el centro de mi pecho, mis venas parecía que iban a explotar de un momento a otro y mi cuerpo nuevamente se había quedado paralizado. La bata de Marcos se había abierto y aunque no podía mirar que sucedía, suponía que mi esposa en ese momento estaba contemplando una polla en todo su esplendor.

Mi esposa se movió quedando oculta tras el cuerpo de Marcos, de manera que su rostro quedaba completamente a la altura de la entrepierna del muchacho. Seguramente ahora mi esposa tendría a la mano la polla del chico y estará pensando si debe o no iniciar una felación, pero aquello era demasiado para mí, mi espíritu me gritaba que no podría soportar ver nuevamente a mi esposa en esa situación, era más de lo que podía tolerar y de pronto estallé.

  • Alto... Alto... - dije en voz alta deteniendo todo lo que ocurría en el salón. - No sigan... No sigan...

  • Ya basta chicos... - dijo Susana mientras se ponía de pie al tiempo que los gritos y apoyos a continuar se iban apagando poco a poco. - ha sido suficiente con todo... muchas gracias a todos...

Tras detenerse y cubrirse, pude ver como todos reían y ponían buen ánimo al término del taller, pero no en plan de burla sino para bajar la tensión del ambiente. Seguramente todo había sido concertado por parte de Susana para que salga de esa forma, aunque yo no lo sabía a ciencia cierta. De mi parte pude sentir como liberaba un peso enorme de mi pecho, mi respiración comenzaba a ser más pausada y mi corazón latía un poco más despacio cada vez, sentí un alivio enorme el poder sentir que todo había terminado.

  • Vengan chicos, tenemos mucho que charlar - dijo Susana mientras despedía al resto de participantes agradeciendo su participación.

En ese momento no podía ver sino a Tatiana quien se levantaba del suelo donde hasta hace un segundo se encontraba arrodillada y mientras se cubría el cuerpo con la bata se marchaba para el baño. No pude ver su rostro con claridad ni un segundo siquiera, ya que tan pronto pudo me dio la espalda y se alejó de aquel salón, no podía afirmar si eso me estaba causando enojo o alivio.

  • Dale un segundo a que se calme... - me comentó Susana una vez que todos salían y mi esposa se encontraba ya en el baño. - Tú también tienes que serenarte, aunque no quiero que dejes de sentir lo que has hecho hasta el momento.

  • Pero... - realmente no sabía que decir, las cosas aparentemente se habían salido de las manos y podía generar en situaciones que se estaban saliendo de control. - No quería parar el tratamiento... pero no podía...

  • Tranquilo Julián, no te preocupes, esto tenía que durar hasta cuando duró... Nada de esto ha sido improvisado, así que no tienes nada de qué preocuparte...

Pronto salió mi esposa aún con la bata, pero se había lavado el rostro y se mostraba tranquila mientras caminaba hacia donde nos encontrábamos. Yo de mi parte me puse de pie para esperarla y pese a todos mis temores ella fue directamente a mis brazos para darme un fuerte apretón y un beso muy tranquilizador. Cuando nos separamos nos sentamos en sillas diferentes, aunque aún permanecimos sujetos de las manos.

  • Bien pareja... me alegro mucho de lo que hemos avanzado hoy día... Pero para que esto sea realmente efectivo hemos de hacer un recuento y un aprendizaje. Pero primero quiero preguntarles algo ¿Qué tan seguros están de lo que sucedió aquí?

  • ¿A qué te refieres? - pregunté mientras observaba a mi esposa dar una pequeña sonrisa.

  • Pues a eso, si pensaste que algo de esto fue improvisado o todo controlado.

  • Creo que tal vez era mitad por mitad ¿No es así?

  • No Julián, aquí todo fue calculado y analizado para su correcta ejecución. No quiero que creas que estábamos jugando con tu enfermedad y mucho menos contigo, esto ha sido un tratamiento de shock que para mi punto de vista ha salido muy bien.

  • Pero... ¿el juego fue amañado entonces?

  • Si... y no... bueno, lo dejamos seguir hasta el punto de que queríamos que llegue, sin que las cosas en ningún momento salgan de control. Creo que han vivido algunas cosas picantes, pero que entre personas adultas no deben de resultar extremas. Pero primero lo primero, ¿Como te has sentido aquí y qué has sentido el momento de estallar al final?

  • Bueno, creo que las sensaciones y sentimientos han sido muy difíciles de asimilar, al inicio creo que me he sentido algo entusiasmado con el juego y los resultados, pero creo que me dejé llevar y al final he terminado abrumado, creo que la sensación de perdida y temor se revivieron en mi cuerpo durante todo el tiempo que estuvimos aquí.

  • ¿Y has sentido algo de reacción sexual a todo el juego?

  • Creo que si... - regresé a ver a mi esposa, que en ese instante me miraba con mucha atención - Hubo un par de momentos en que sentí... bueno, que algo reaccionaba en mi cuerpo. En específico sucedió cuando besé los senos de Anabel y también cuando se colocó sobre mis piernas, creo que ahí alguna reacción tuvo mi pene, aunque sinceramente no creo haber llegado a tener una firmeza suficiente.

  • Que bien... me parece excelente esa reacción, aunque ahora ya vamos a analizarla mejor... Una la última pregunta ¿Que sentiste cuando tu esposa iba a darle sexo oral a Marcos?

  • Sentí pánico de que las cosas sucedan y quería evitarla, traté con el dado, pero todo resultó peor de lo que me esperaba... No podía más que gritar y bueno... lo hice.

  • Bien Julián, me alegro de que tomes esto con madurez y sinceridad; ahora quiero contarte que esperaba de esta fase del tratamiento. Primero te quería retar a luchar por algo, aquí no era el problema cuando estuviste con tu esposa, lo importante vino cuando no estuvieron en el mismo equipo, yo te vi como luchaste por ganar, pero no por el premio sino por evitar que a tu esposa tenga que cumplir con las penalidades, más considero que llegó un punto en que ambos se sintieron alentados a demostrar al otro que no se quedaban atrás, ese espíritu de lucha del uno al otro era lo que buscaba despertar.

  • Yo también lo sentí así... -dijo mi esposa - quería como... desquitarme de Julián, quería que supiera que no me gustaba lo que sucedía... aunque en cierto modo si... me parece que eran sentimientos muy extraños.

  • Y eso es justamente lo que quería despertar en ustedes... La vida nos debe resultar un campo donde debemos demostrar a la persona que queremos que es importante para nosotros y que estamos dispuestos a luchar por ellos. Y eso es justo lo que Julián hizo al final, logró luchar contra este tratamiento y evitar que llegue algo que, aunque sabíamos que no iba a suceder, él lo tenía presente en su mente como verdadero.

  • ¿O sea que no ibas a hacerle sexo oral?

  • Nooooo... ni se me hubiera ocurrido... - dijo Tatiana mientras me sujetaba la mano. - estaba aparentemente cerca, pero en realidad estuve como a medio metro de él y ni siquiera se la miré directamente, me sentía abochornaba.

Aquella confesión de mi esposa me quitaba un peso de encima ya que había supuesto que ella estaba mucho más resuelta a seguir con todo, pero creo que al fin de cuentas fue una ilusión, algo parte del tratamiento. Durante aquellas palabras de mi esposa, mi cara debía ser un poema a la sorpresa, ya que todo lo que me decía me causaba una tremenda sorpresa.

  • Julián, he de decirte que hablé con tu esposa el día de ayer y le comenté todo lo que había planeado para el día de hoy y bueno ella debía cumplir con su parte en todo lo que hemos hecho hoy y aunque tú creas que esto ha sido todo aleatorio, todo fue planeado y desarrollado para conseguir nuestro objetivo.

  • Y ¿Cuál es ese objetivo? - pregunté casi cobardemente ya que no sabía que era lo que podía esperar.

  • Espera un momento Julián, primero debes decirme que es lo que has sentido y el motivo por el que te has propuesto que debías detener todo lo que sucedía.

  • Yo... creo que he sentido principalmente angustia... un temor a tener que vivir nuevamente el hecho de que mi esposa acabe teniendo sexo oral con otro hombre... Y bueno al final, creo que he parado todo por no poder seguir viviendo aquel tormento ni un minuto más...

  • Pero la ocasión anterior sentiste la misma angustia... y no tomaste la decisión de pararlo... ¿Qué cambió ahora?

  • Antes no podía hacer nada... no podía...

  • Correcto, y esta vez sí lo hiciste, vamos Julián... hoy pudiste hacerlo y lo hiciste... ese es un gran avance...

  • Pero...

  • No lo pienses Julián, solo reconoce el sentimiento que tuviste... Cuando dijiste que se detenga todo ¿Qué sentiste, recuérdalo?

  • Yo.... creo que... alivio... y bueno tal vez liberación.

Pude ver el rostro de satisfacción que tenía tanto Susana como mi esposa el momento en que había pronunciado aquellas palabras, y aunque yo no lo había reconocido hasta ese momento, aquella sensación de liberación me estaba invadiendo tan pronto había pronunciado aquellas palabras.

  • Me alegro mucho de eso Julián... es justo el avance que buscábamos...

  • ¿Buscábamos?

  • Si, por su puesto... al menos yo esperaba este resultado, que levantes tu voz para evitar algo que aparentemente resultaba inevitable, que tomes acción ante la situación y confrontes el miedo o la impotencia que sentiste el momento de que tu esposa se entregó al americano pero ahora en un ambiente ya controlado, y que al final sientas como aquel sentimiento de liberación haga justo eso, te libere de tus miedos y seguramente también de aquella impotencia de no poder haber hecho nada aquel día.

En mi mente las cosas cobraban sentido, aunque las palabras de Susana sonaban distantes, aquel sentimiento de seguridad y liberación me estaba embargando. Al fin había sentido un camino con el que llegar a superar aquel trauma que seguramente habías sufrido durante aquella noche, aunque claro eso lo debería probar no en ese momento, sino horas más tarde cuando esté solo con mi esposa.

  • ¿O sea que con esto crees que esté curado? - preguntó expectante mi esposa, que no me había soltado la mano durante toda la charla.

  • No lo sé... en realidad deberían ustedes decírmelo, pero al menos una parte de este tratamiento ya ha sido obtenida y aunque tal vez no lo resuelva del todo, seguramente tendrá efecto en una mejoría de Julián.

Continuamos conversando de los detalles y claro yo me sinceré en lo referente de los instantes en que mi cuerpo había reaccionado a la situación y también al cuerpo de Anabel. Aquello alegró mucho a Susana, quien me indicaba que era una buena señal el saber que mi cuerpo también había reaccionado ante estas atenciones, aunque el rostro de Tatiana no me mostraba el mismo agrado, aunque creo que lo comprendía como parte del tratamiento. Pero las cosas no solo fueron por ese lado ya que en algún momento también fue Tatiana quien confesó que se había olvidado de sus papeles y que había disfrutado de la situación y claro se había calentado participando en aquel extraño juego.

Allí me enteré de que muchas cosas habían sido amañadas por parte de Susana para que al final volvamos a revivir aquella situación en la que mi esposa tendría sexo oral con Marcos, más todo estaba predispuesto para que sucediera, incluso Susana me llegó a manifestar que si no hubiera dicho nada al inicio iban a simular que estaba sucediendo hasta que al final yo pudiera revelarme contra aquella acción. Esto me dejó mucho más tranquilo, aunque algo en mi mente no cuadraba completamente.

Antes de salir de aquel lugar, Susana nos dijo que nos tomemos las cosas con calma y no pretendamos que todo está arreglado en solo esa sesión, que tal vez pueda lograr superar todos mis traumas esa misma noche o tal vez más adelante; por lo que nos animó a seguir avanzando y confiando en que el tratamiento resultaría bien.