Negocios, Placer y Venganza 13

Continuación de Negocios y Placer, ahora con un aliciente mayor. Gracias a todos quienes se han preocupado por este humilde autor y en retribución adelanto la continuación de la serie.

SEGUNDO LIBRO:

La relación con mi esposa fuera del dormitorio se encontraba en una muy buena forma o al menos así lo veía yo, nos comunicábamos y comprendíamos en casi todo y en lo laboral generábamos una sinergia increíble para atacar cualquier problema que existiera, esta etapa había sido una de las que más pudimos unirnos como pareja. El tema del sexo lo habíamos dejado momentáneamente de lado hasta poder visitar a la sexóloga, que para nuestra desgracia había salido del país y regresaba en unas semanas, de mi parte yo seguía preocupado y nervioso incluso diría que esquivaba todo contacto físico con Tatiana, en cambio ella no mostraba tal preocupación al menos no me la mostraba a mí, por lo que se comportaba como siempre alegre y muy trabajadora.

Durante esos días un nuevo proyecto se presentó y lo peor fue que con la misma empresa de los gringos, realizando nuestros cálculos si el proyecto salía a nuestro favor eso nos ayudaría para salir de todos los problemas al menos durante un par de años. Todo resultaba bien, más aquella noticia me afectó más de lo que yo mismo esperaba, algo en mi estómago hizo que sintiera un peso increíble que casi me forzó a nausear. Un nuevo contrato no implicaba que todo lo que habíamos vivido en aquella ocasión debería volver a suceder, claro que ahora estaba seguro de que bajo ningún concepto permitiría que mi esposa estuviera cerca... Pero no contaba con algo que me dejaba peor aún. ¿Qué era lo que ella quería? ¿Acaso ella deseaba nuevamente estar con Paul? No lo sabía y no quería saberlo tampoco.

Aquella noticia nos dio una gran alegría a todos, incluyendo a mi esposa que viendo la posibilidad de llegar a sobrellevar toda la crisis que habíamos vivido durante los últimos meses. Todos daban sus opiniones y buenos augurios, estábamos muy motivados para seguir, pero yo a mi interna sentía una sensación muy extraña ya que nuevamente la alegría y la angustia en forma simultánea. Tatiana pudo ver a través de mi rostro y seguramente adivinó mi preocupación, ya que al final cuando todos en la empresa se marcharon ella vino a mí a darme un abrazo enorme para confortarme.

- Tranquilo Julián, las cosas no van a suceder nuevamente... - dijo abrazándome y besándome - Yo sé cómo son las cosas y seguramente tendremos que organizar alguna fiesta, pero lo que nos sucedió fue solo una emergencia, ahora podremos hacer miles de cosas diferentes para evitar nuevamente que nos suceda algo así...

- No es eso lo que me preocupa... - dije a mi esposa, ya que estaba muy claro que no cometeríamos los mismos errores, - pero algo era mucho más preocupante - lo que pasa es que... hay que pensar que Paul vendrá nuevamente... y bueno no sé cómo manejarlo...

- Ah... pero no te preocupes mi amor... ya no nos volveremos a ver... Yo ni me apareceré por donde él esté...

- Pero yo si debo verlo... y no se... Tengo miedo a mi conducta... ¿Y si te quiere ver de nuevo?

- No te preocupes mi amor... dices que ya no estoy trabajando en ello y no puedes contactarme y listo... Venga, no te preocupes por nada, todo será diferente y saldrá muy bien...

- Eso espero...

Los días fueron pasando y nuestra cita con la sexóloga se acercaba, ambos estábamos muy ocupados con todo el trabajo por lo que llegábamos a casa agotados, cosa que yo agradecía por no tener que enfrentarme a una nueva humillación en la alcoba. Tatiana se mostraba muy entusiasta y con mucha energía, trabajaba como la que más y se enfrentaba a todos los retos que se presentaban con un buen humor tremendo.

Pero claro ya llevábamos mucho tiempo sin haber tenido relaciones de manera que cuando una noche de sábado llegué de un partido de futbol una hora antes a mi casa y pillé a mi esposa masturbándose en la bañera no me sorprendí, podía comprender que una mujer como ella no pudiera resistirse demasiado tiempo sin tener algún placer del cuerpo y era eso justamente lo que más me preocupaba ya que mi esposa seguramente no podría vivir eternamente autosatisfaciéndose, ella tarde o temprano necesitaría sexo y si no era conmigo... Ni siquiera podía pensar en lo que podría ocurrir.

Tras encontrarla me escurrí nuevamente de la casa y dando vueltas en el auto retorné a mi casa a la hora esperada, encontrando a una Tatiana relajada y con mucho ánimo, seguramente tras haber podido desfogar algo de aquella tensión sexual que mantenía y que no podía satisfacer conmigo. Tanto quisiera yo hacer lo mismo, ya que ni siquiera viendo porno había podido lograr una excitación suficiente como para conseguir hacerme una paja con todas las de ley, cosa que aumentaba aún más mi preocupación. Aquella noche todo transcurrió sin inconvenientes, más yo ya no podía ver a mi esposa tan resignada a sostener todo esto por mucho más tiempo, debíamos solucionar lo que me sucedía cuanto antes.

Este descubrimiento de mi esposa me hizo pensar mucho durante esa madrugada en la que el insomnio volvió a atacarme, entendía las necesidades que mi esposa tenía y que hasta esa fatídica noche yo podía satisfacer, más considerando el problema que tenía no sabía qué podía suceder, lo que si estaba seguro al final de aquella noche era que si esto continuaba la próxima vez que suceda algo así será cuando mi esposa me esté traicionando con alguien más, lo que me llegó a imaginar una escena en la que les sorprendiera juntos y eso me causó que perdiera incluso el aire en mi pecho. Era una sensación tremendamente asfixiante, similar a cuando corres hasta desfallecer, aquella sensación de impotencia me volvería loco. Debía dar todo de mi para poder superar aquello, porque estaba seguro que no quería tener que vivir eso en realidad.

Al lunes siguiente tuve mi segunda sorpresa, cuando entraba por la tarde en la oficina me encontré cara a cara con una persona que ni en mis más alucinantes seños esperaba ver. Allí sentada en la sala de espera se encontraba Karina, que vestida muy discretamente me sonrió y respondió mi saludo en forma de lo más formal. Nada ni nadie podía sospechar el trabajo que aquella guapa chica hacía, o al menos nadie podría ni siquiera creerlo en caso de contárselo.

-¡Karina!... Hola… ¿Cómo estás?

  • Hola Julián, que bueno verte de nuevo - Karina respondía mi saludo de forma muy cercana e incluso digamos que afectuosa - Estoy aquí porque Tatiana me ha llamado, me ha dicho que quiere para conversar conmigo y proponerme algo... digamos profesionalmente…

  • ¡Ah!, qué extraño, no me lo comentó, pero bueno no hay problema... Qué bueno verte y ... espero volver a hacerlo - dije completamente desubicado y confundido, sobre el motivo por el que mi esposa habría convocado a Karina.

Me alejé de ella dándole dos besos de despedida, pero mientras caminaba por el pasillo por alguna razón me sentí entusiasmado incluso creo que contento, ver a Karina me había provocado una sensación extraña. He de reconocer que aquella chica me gustaba mucho y bueno nunca está por demás poder contemplar a una bella mujer pensaba en mi interior. Pero la sensación de alegría pronto se transformó en preocupación ya que mi esposa la había llamado para charlar y entendía para proponerle algo. ¿Acaso intentaría nuevamente lo que no logramos con Shandra? ¿Tendría el mismo resultado? ¿o?...  No sabía las respuestas pero algo en mi me hacía sentir... esperanzado.

El día transcurrió con mi muestra de preocupación sobre lo que mi esposa y Karina habrían estado hablando; en el almuerzo esperaba poder resolver todas mis dudas. Mi esposa me alcanzó en el restaurant que sabíamos visitar, yo me había adelantado fruto de esa preocupación. Mi esposa se mostraba muy contenta y entusiasmada, más que de costumbre creo yo, seguramente tenía mucho que ver con la entrevista que tuvo con Karina, pero la ansiedad me mataba y Tatiana no me decía nada de sus intenciones, hasta que al final no pude aguantar mi curiosidad.

  • ... por cierto, hoy he visto a Karina aquí... - le comenté algo bruscamente, aunque con clara intención de que me contara todo.

  • Te has demorado en preguntarme... - contestó mi esposa divertida porque seguramente Karina ya le había contado algo de nuestra pequeña plática. - Pensé que me ibas a interrogar tan pronto como me sentara a almorzar contigo... ¿Acaso no estabas tan interesado en saber que hablamos?

  • Si lo estaba, lo estoy... pero no quería... bueno...

  • No querías pensar que estabas interesado en Karina... ¿No es cierto?

  • Si... creo que sí... Pero… ¿Qué es lo que conversaron? ¿Dijo que tenías una propuesta para ella?

  • Pues para que no te comas el coco o pienses nada raro, le he propuesto a Karina que trabaje con nosotros en la coordinación de los eventos que podemos necesitar para con las petroleras y de esta forma ya no llegar a los extremos de tener que... bueno ya sabes.

El recuerdo de aquel evento había estado presente, pero el que Tatiana también haya tenido tiempo para reflexionar ante ello me dejaba claro que ella también quería dejarlo atrás. Lo único es que, si Karina viniera a trabajar con nosotros, habría una persona más que conocería nuestro terrible secreto.

  • ¿Por qué has pensado en ella?

  • Me pareció una buena chica cuando la conocimos, aunque haya trabajado en ese ambiente tan sórdido, además de lo que he podido hablar con ella me contó que ahora está tratando de estudiar idiomas por lo que creo que está intentando dejar su trabajo y que lo único que necesita es una oportunidad y pensé ¿Por qué no dársela?

  • También me pareció muy discreta e inteligente, pero bueno... – dije finalmente algo preocupado por su cercanía, aunque también sumamente interesado - ¿Qué te respondió?

  • Aceptó de inmediato... ya habíamos charlado antes por teléfono, pero creo que llegamos a un acuerdo que nos beneficiará tanto a ella como a nosotros. En un inicio ella trabajará en la coordinación de todos los eventos y si todo va bien, podría ser nuestro rostro frente a los clientes… Ella es muy guapa y eso siempre ayuda.

Mi mente lógica me decía que me alegre por poder contar con una chica que conozca el ambiente sórdido de las puterías en estas fiestas y de paso las necesidades que teníamos para evitar tener que hacer conexiones con diferentes agencias de chicas y hoteles entre otras cosas necesarias. Pero mi subconsciente se alegraba mucho más de aquella decisión y aunque no lo quería admitir, la idea de tener a Karina cerca me gustaba más de lo que yo admitía y creo que mucho más de lo que mi esposa podía suponer o tal vez no era así... Al final conversamos un par de cosas más y la bella chica estaba ahora en nuestra nómina.

  • Muy buenos días jefe… - me sorprendió Karina un par de días después de lo que habíamos conversado con Tatiana, me dio un par de besos muy corteses, pero que me inundaron con una fragancia que me encantaba – Que bueno verte nuevamente.

-Hola Karina… - dije algo sorprendido, pero muy alegre por su presencia, rápidamente me compuse y respondí el saludo – Pensé que tardarías algo más en estar por aquí… pero me da mucho gusto que ya nos acompañes, bienvenida.

  • A mí me da mucho más… seguro que no se arrepentirán de contratarme.

  • De eso estoy seguro… Pero bueno, ya pronto estaremos conversando de todas tus funciones, no te preocupes de nada y bienvenida. – dije mientras me embrujaba su dulce perfume y me perdía entre esos bellos ojos, pensé por un momento que no podría apartarme de ella, lo bueno fue que ella misma se marchó agradeciéndome nuevamente.

La proximidad del nuevo proyecto y el inicio de nuestras negociaciones con la petrolera hizo que Karina se integrase a la plantilla de trabajadores casi de forma inmediata; lo que causó más de un alboroto, tener a una bella y joven mujer rondando por las oficinas provoca mucha alteración entre el personal masculino y uno que otro femenino que trabajan cerca. La noticia de seguro se regó como pólvora de manera que a la tarde del mismo día ya era casi una conocida de todos en la oficina.

Lo bueno de todo es que tratamos con gente muy seria y a más de uno que otro comentario algo picante no hubo más murmullos; claro está que los galanes de planta se lanzaron rápidamente a tratar de conquistar a nuestra bella organizadora, pero ella sabía moverse con desenvoltura y pudo esquivar a todos ellos, más como en todo siempre quedan los más perseverantes que nunca dan el brazo a torcer. De mi parte estaba encantado con Karina, ella siempre se mostraba contenta y atenta a aprender de nuestro negocio y claro ella comenzó con la organización de eventos pequeños y reuniones con proveedores y clientes potenciales, de manera que su carisma y sensualidad ayudaba fuertemente en estas situaciones.

Poco a poco Karina empezó a sentirse más tranquila y confiada en sus recién descubiertas habilidades, por lo que su presencia resultó de gran utilidad en ese poco tiempo. Pero algo más también iba sucediendo, ella se sentía cada vez más en confianza conmigo y yo a su vez con ella, de manera que, aunque nunca hablamos de lo sucedido aquella noche, algo muy interno e íntimo nos unía en una complicidad que era difícil de decir en palabras. Y es que yo no quería recordar de lo que sucedió esa noche, yo me abochornaba solo de pensar en pedir razones o justificaciones con ella y mucho menos explicarle mi problema, por lo que opté por no decir nada y me encontré con la grata sorpresa de que ella tampoco intentaba tomar el tema, por lo que por el momento me sentí aliviado, aunque la espinita de lo sucedido no podía sacármela.

El tiempo pasó y al final llegó nuestra cita con la sexóloga; un consultorio bastante moderno, con una linda sonrisa nos recibió Susana al entrar, en su currículo mostraba que había cursado varios tipos de especializaciones en psicología y sexología, donde su principal actividad actual ahora era de consejería sexual y matrimonial. Esperaba con toda buena voluntad encontrar una solución a mi problema, pero ya se vería si el tratamiento era eficaz.