Negocio Familiar
La ayudó a levantarse, y la besó su cuello estando de frente, dejando un reguero de besos húmedos por su yugular, sus senos, y bajando poco a poco hasta su braga La sentó al borde de la cama, y jaló su ya mojada braga, desprendiendo el olor de sus jugos. -Sí que estas mojada-sonrió, mirándola sonr
Ismael había cumplido los dieciocho, por lo consecuente, entraría a la Universidad de Colima. Era inquieto respecto al conocimiento, y bastante sociable… Pero lo que no le agradaba era que su prima vendría a vivir con ellos durante el periodo universitario, quería estudiar medicina, al igual que él. No la odiaba, simplemente le daba pena admitir que ella era su prima, él era atlético, alto, y guapo. Ella era… Gordita, bajita e incluso no tan bien parecida. Su madre le pidió que le diera una buena bienvenida, ya que sería duro estar sin sus padres en este lugar. Patrañas, solo la saludaría como si fuera su mejor amigo de la infancia. Llegaron a la central camionera, su madre iba arreglada tan bien arreglada, que le recordaba a su tía en Guadalajara. Esperaron unos aburridos minutos, pero se quedó mudo cuando su prima bajó, llevaba dos años sin verla.
-¡Mira nada más!-sonrió su madre, mirando a la jovencita. Sí que había cambiado, y a sus diecisiete se veía en su mejor momento.-Bienvenida, Tania
-¡Prima!-sonrió repentinamente. Al menos, estaba feliz de que hubiera cambiado un poco, incluso, le excitaba su vista. Tania medía al menos un metro con cincuenta y cinco, y ahora, lucía delgada con solo un short de mezclilla corto, mostrando unas piernas torneadas y una blusa que demostraba sus curvas, se había enseñado a arreglarse, y lucía un color violeta volcánico en el cabello.-Me alegra de verte de nuevo.
-¡Isma!-llegó a abrazarlo cariñosamente, como solía ser su actitud despreocupada, luego abrazó a su tía.
-¡Qué bien te vez, Tania!-admitió su madre, con cierto dejo de curiosidad en la voz, mientras caminaban hacia el estacionamiento, cargando la maleta que no estaba tan pesada. Escuchaba sobre las vanidades de las mujeres, aunque no dejaba de pensar en el cuerpo de su prima… ¿Así se vería en bikini? Lo mejor de todo.
Subieron al auto, y su madre seguía hablando, ambos iban en el asiento de atrás por seguridad.
-Me enteré que emprendiste un negocio de un hotel-comentó Tania
-Te encantará estrenarlo, ¿no es así?-le preguntó a Ismael, algo embobado todavía
-Cierto-asintió
-Serás mi primer huésped, claro. Ismael y yo nos quedaremos también esta semana contigo-admitió.-Por ahora, los dejaré ahí para que se refresquen un poco, tengo que atender un asunto pendiente…
-Me parece bien, tía-sonrió ella de manera positiva.-Así podré ponerme al tanto con Isma…
-Perfecto-su madre se dirigió al hotel que había decidido llevar a cabo como un negocio familiar desde dos años atrás. Tania miraba por la ventana, sin aguantar el calor, sudando ligeramente.
Llegaron al estacionamiento, el lugar era grande, fresco, y acogedor. La alberca estaba sin usar, lo mejor era que se antojaba echarse con todo y ropa.
-Los dejo aquí, sabes cómo usar las llaves-le dijo su madre
-Sí, cualquier cosa, te llamamos-asintió lleno de seriedad
-Volveré en la comida, así los llevo a un restaurant-su mamá se dirigió a Tania.-Cualquier cosa, estás en casa.
-Gracias, tía-sonrió con timidez
Su madre se alejó al estacionamiento, y después se fue, con prisa para encontrarse en una reunión con el gobernador del estado.
-¿Seguimos?-preguntó él
-Seguro-respondió.-¿Qué tal tu vida?
-Nada interesante, suelo ayudar a mamá con lo del hotel-admitió.-¿Y tú? Si que has cambiado mucho…
-Me siento mejor conmigo misma-sonrió satisfecha.-¿Enserio podemos estrenar la alberca?
-Sí, es lo mejor-admitió lleno de emoción por ambas cosas: vería a su prima en traje de baño y se refrescaría un poco. Llegaron al cuarto de la planta baja, y abrió, estaba perfectamente arreglado.
Dejó la maleta de ella sobre el colchón, y ella abrió la maleta con normalidad para sacar el traje de baño y su toalla.
-Iré a ponerme el bañador-admitió Ismael, mostrando la mochila que llevaba. Tania no pensó mucho.
-¿Por qué no te cambias aquí? Yo me meto al baño-admitió
-Si quieres yo me meto al baño, mejor-sugirió.-Claro, si no te molesta…
-De acuerdo-asintió ella gentilmente. Fingió entrar al baño, cerró la puerta, y había una pared que lograba ocultarlo. Podría espiarla. Se asomó con precaución, su prima se había quitado el short, y los zapatos, al igual que sus bragas, su vagina estaba peludita, y eso le excitaba, jamás había visto una así. Su pene comenzó a despertar, torpemente, pero lo hizo. Como si nada, ella se quitó la blusa, y poco después el brassier de media copa negro que hacía juego con su braga. Dejo al aire sus pechos, que no eran tan grandes, pero lucían firmes, con un pezón rosado y aureolas grandes.
Dejó de mirar y se cambió antes de que se diera cuenta… Aunque en el bañador era notoria su erección.
-¿Ya estás lista?-preguntó sabiendo la respuesta
-Claro
De nuevo fingió salir, y se encontró con que ella arqueaba una ceja.
-¿Te gustó lo que viste?-preguntó, era obvio que había descubierto que la había espiado, ni si quiera pudo responder, su erección en vez de bajar había aumentado por el morbo.-Al menos hay que estar parejos… ¿No?
Cuando menos esperó, su prima bajó el elástico, y se encontró con su erecta verga, que la dejó sin palabras.
-Lo lamento-admitió lleno de pena.-No debí hacerlo
-No…-admitió ella.-No vuelvas a hacerlo sin mi consentimiento…
¿Sin mi consentimiento? Pensó. Probablemente dejaría verla de nuevo.
-¿A qué te refieres?-preguntó él torpemente
-Te dejaré ver mis senos-admitió ella finalmente. Siempre le había gustado su primo, y ahora era mutuo. De inmediato se quitó el brassier del bikini, dejando sus pechos al aire. Esto se ponía interesante.-¿Es lo justo, no?
Tomó su mano, y dirigió a que tocara su suave aureola, la suavidad inundó sus sentidos. Después soltó su mano, y lo dejó tocar sus senos con ganas, sin evitar gemir.
-Tócala-pidió Ismael, sabiendo que estaba tan duro. La mano de su prima paseó por su longitud, su grosor, por su glande, sus testículos… Y fue entonces que comenzó a subir y a bajar lentamente. Estaba empapada, notó cuando metió la mano en su conejito.
-Me gustas-admitió él, ella sonrió, soltó su polla, y se acercó para darle un beso en los labios, él la tomó por la cintura, apretando su polla contra el centro de ella, y sintiendo los pechos de Tania aplastarse contra su pecho. Su boca se abrió para meter su lengua con la de ella, y después enredarse y jugar un poco, era excitante. Cuando por fin la dejó, ella sonrió con los labios hinchados, y se agachó, quedando a la altura de su verga que apuntaba directo a su boca. La respiración de ella, le hacía sentir con más ganas ese deseo… Besó su glande, y con la punta de su lengua recorrió su longitud…
-Mmmm-gimió Ismael.-Así…
-¿Te gusta?-sonrió Tania, después, abrió la boca para engullirla con ganas, y comérsela…
-Mmmm-gimió de nuevo él, arqueando la espalda, jamás había sentido algo como esto, y no olvidó ni si quiera sus testículos…-Voy a correrme…
-MMM…-aumentó Tania de velocidad, él la agarró del pelo, pegándola más a su pito. Terminó corriéndose en su garganta, y ella casi se atraganta.
La ayudó a levantarse, y la besó su cuello estando de frente, dejando un reguero de besos húmedos por su yugular, sus senos, y bajando poco a poco hasta su braga… La sentó al borde de la cama, y jaló su ya mojada braga, desprendiendo el olor de sus jugos.
-Sí que estas mojada-sonrió, mirándola sonrojarse. Besó su muslo interior, después pasó su lengua, y ella comenzó a gemir… La estaba torturando.
Para consolar su placer, metió dos dedos en su vagina, y a moverlos, agarró su mano, y los detuvo, los sacó y los lamió, el sabor era dulce… Encajó su cabeza en su endidura, y con la lengua comenzó a probar los labios ya hinchados y rojos que clamaban ser penetrados.
-Mmmm-gimió al sentir su lengua recorrer cada rincón.-Mmmm… Asíi…
Después metió un dedo para acariciar su clítoris, y Tania se volvió loca de placer, arqueó su espalda y se estremeció, se había corrido. Tomó todos sus jugos, la acostó en la cama, y después flexionó sus piernas, para empinarla… Guió la cabeza de su verga a su entrada, y empujó con fuerza
-¡Ahhh!-gimió.-Duele…
Comenzó a moverse, sin importarle sus lloriqueos, poco después supo que lo estaba disfrutando…