Nefertiti en el Colegio Mayor

Me despierto atada, desnuda y con algo que me tapa los ojos. No sé donde estoy, ni recuerdo nada de lo que ha pasado.

NEFERTITI EN EL COLEGIO MAYOR

I

DOMINGO 20 OCTUBRE. 11:30 A.M. COLEGIO MAYOR SAN AURELIO.

Aaaay... ¡cómo me duele la cabeza!...¿dónde estoy?... Tengo algo en la cara... y ¡Madre mía! Tengo las manos atadas... ¿Qué pasa aquí? No veo nada... Cálmate, piensa.. Me voy a intentar quitar lo que me tapa la cara, moviendo la cabeza... a ver... sí... ya sale... es un antifaz... ¡Dios mío! Estoy desnuda... y... ¿éste?.. ¿Quién es este tío que duerme a mi lado y en pelotas también ¿y por qué me tiene atada?

  • Eh, eh, tú despierta.

  • Uggggggggffffff...

  • Venga despierta, ¿por qué estoy atada? ¿Quién eres?

  • uggggggg... déjame.

Cómo que le deje, pero ¿quién es éste? Le voy a dar una patada a ver si se despierta de una vez.

  • ¡Ayyy!

Ya parece que abre los ojos.

  • Oye desátame, ¿qué hago yo aquí? Y tú ¿quién eres?

  • Joder Nefertiti, vaya despertar tienes... uaaaaaaaaaaaaag

Pero ¿qué dice éste de Nefertiti?. Pues no se está desperezando el tío como si tal cosa.

  • Pero... ¿Me quieres desatar de una vez las manos y explicarme que hago aquí?

  • Ya voy, ya voy... Ala, ya estás desatada.

Menos mal. Voy a coger la sábana. No quiero estar desnuda delante de este tío.

  • ¿Qué hago yo aquí?

  • Cómo que qué haces tu aquí, ¿no te acuerdas?

  • No, ni me acuerdo, ni sé quien eres.

  • Chica, pues una pena que no te acuerdes porque lo de anoche fue estupendo.

  • ¿Cómo que anoche?... ¡Qué fuerte! Pero si yo tengo novio. ¿No habremos hecho algo...?

  • ¿Algo? ¡Lo hicimos todo!

  • Joder.

Tengo que marcharme de aquí. ¿Dónde está mi ropa? Joder empiezo a recordar... ¡Si ésta es mi ropa! Una túnica egipcia. Bueno da igual, me visto de lo que sea con tal de irme de aquí.

  • ¿Ya te vas, Nefertiti?

  • Si, ya me voy.

  • Bueno, pues un placer.

Salgo de la habitación sin contestar. No estoy para gaitas y tengo la mayor resaca de mi vida. Ya sé donde me encuentro, en el colegio mayor de David. Menos mal que no hay nadie, debe estar todo el mundo durmiendo. Que vergüenza con esta pinta. Debo de coger un taxi cuanto antes. Espero no encontrarme con alguien conocido. Creo que empiezo a recordar lo que ocurrió anoche...

II

MIÉRCOLES 16 OCTUBRE. 10:55 A.M. FACULTAD DE BIOLOGÍA.

  • Alba ¿y si vamos a la cafetería? Es que la clase de ahora puede ser mucho para mí. Después de una hora de fisiología vegetal, no aguantaría otra de microbiología.

Silvia tenía razón. Ya habíamos cumplido por hoy con el cupo de clases magistrales y además esta tarde tenemos prácticas. Así que mejor descansar.

  • Sí venga. Vamos a la cafetería.

Silvia es mi mejor compañera en la Facultad. Estamos todo el día juntas, ya sea en clase o en la cafetería. De vez en cuando también se viene con nosotras David, pero dado lo poco que frecuenta las aulas, le vemos casi exclusivamente en el bar de la facultad. Precisamente esa mañana también nos encontramos allí con él.

  • Hombre, las tías más buenas de la facultad- nos recibió como siempre, con cumplidos, a pesar de que sabe que no tenemos ningún interés en irnos a la cama con él.

  • ¿Qué pasa David? ¿Cansado por el duro día? Llevas casi dos horas en la cafetería, debes estar extenuado-dijo irónica Silvia.

  • Sí la verdad es que voy necesitando unas vacaciones. El curso se me está haciendo largo- Apenas llevábamos 15 días de clase- Pero chicas, vamos a lo importante. Tengo un notición para vosotras...

  • A ver ¿qué? - dije yo con cara de escéptica

  • ¿Os acordáis de la juerga que nos pegamos el año pasado en la fiesta de novatos de mi colegio mayor?

  • Si, no estuvo nada mal esa fiesta- El año pasado por estas fechas nos acabábamos de conocer David, Silvia y yo en la facultad, pero él no tuvo ningún inconveniente en invitarnos a su fiesta. La verdad es que fue un desmadre. ¡Qué bien nos lo pasamos!

  • Pues prepararos porque la fiesta de este año es este fin de semana...

  • ¡Qué bien!- dije yo casi al instante. Me encanta este tipo de fiestas universitarias. Son todo desfase, ideales para esta época del curso, cuando los estudios todavía no exigen demasiada dedicación.

  • No fastidies- respondió sorprendiéndonos Silvia- Yo no voy a estar. Me voy a casa de mis padres- Silvia era de Soria y algunos fines de semana viajaba a su ciudad natal.

Se estropeó la idea. Yo quería ir a la fiesta del colegio mayor de David. Era el mejor plan para este fin de semana, la verdad. Pero sola no. Sin Silvia yo no iba a arriesgarme a pasar una noche con David y los salvajes de sus amigos, todos bebidos, drogados y salidos.

  • Joder que putada. Bueno pues vienes tú, Alba.

  • Yo sola no voy a ir.

  • Pues tráete a alguien.

  • Le puedo decir a mi novio, Jaime, que venga conmigo.

  • Pues a mi no me importaría, total yo ya sé que contigo no me voy a comer un rosco, pero es que a los únicos chicos que nos permiten entrar a la fiesta es a los residentes del colegio mayor.

  • Pues entonces no sé.

  • Díselo a alguna de esas amigas tuyas que todavía no me has presentado

  • Probaré pero no sé que planes tendrán para este finde.

  • Bueno. Tú inténtalo que sabes que merece la pena. Además mis colegas y yo vamos a montar un botellón espectacular, No va a faltar de nada. Y encima os sale gratis total.

  • Bueno, lo intentaré pero no prometo nada.

  • Por cierto la fiesta este año es de disfraces con mascara o antifaz...

III

JUEVES 17 OCTUBRE. 17:26 P.M. CENTRO DE MADRID.

  • Tía no sé me ocurre nada. Yo paso de ir a esa fiesta.- Le dije desesperada a Carola después de haber registrado palmo a palmo un millón y medio de establecimientos susceptibles de vender algún trapo útil para un disfraz.

  • Pero que brasas eres, tía. Hemos visto miles de cosas y no te gusta nada.- Me respondió ella.

  • Claro, como tú ya tienes disfraz- Carola guardaba todavía las vestimentas que utilizó el año pasado en una fiesta de carnaval. Un disfraz de hawaiana con el que además, no había duda, calentaba a todo macho viviente en 100 kilómetros a la redonda, algo que a ella, no sólo no le importaba sino que además le motivaba especialmente.

Había propuesto lo de la fiesta a todas mis amigas, pero la celebración en el colegio mayor de David coincidía con la de otras residencias estudiantiles o facultades universitarias. Realmente estas fechas de inicio de curso son complicadas. Se le acumulan a una los eventos en la agenda y es difícil saber a cual ir. La mayoría de mis amigas tenían novios, rollos o amigos íntimos en otros colegios mayores y preferían ir a sus fiestas. Sólo Carolina eligió mi propuesta. No iba a dejar desperdiciar una juerga de ese calibre. Desde luego, para echar un polvo, lo de las fiestas de los colegios mayores es lo mejor. Es donde se puede encontrar una mayor variedad de efebos universitarios sedientos de sexo. Y si no quieres ligar, como era mi caso esta vez, desde luego sales de allí con un subidón de autoestima. El año pasado me tiraron los tejos más de 50 chicos. Tuve un rollete rápido con uno de ellos que no estuvo mal. Creo que fue mi último ligue antes de empezar a salir con Jaime.

En cualquier caso no me disgustaba la idea de ir con Carola al colegio de David. Las dos sabíamos divertirnos juntas, nos compenetrábamos muy bien haciendo el loco. Pero por otro lado, Carola con su cuerpo de modelo iba a ser, seguro, el centro de atención dejándome a mí eclipsada. No es que yo esté mal. Vamos, yo creo que estoy bastante bien, pero al lado de mi amiga me siento un sapo. Pero lo peor no era que los chicos no se fijaran en mí, lo peor era que Carola se liara con uno y me dejara allí colgada. Mi amiga estaba medio saliendo con un chaval pero no creo que eso fuera a ser un impedimento para que, en caso de que surgiera, le diera por aplacar su insaciable apetito sexual.

Estaba ya desesperada por encontrar un disfraz o algo que me sirviera para salir del paso cuando Carola se fijó en otra tienda.

  • Vamos a entrar ahí- propuso señalando un pequeño local de vestidos y trapos diseñados a mano.

Escrutamos toda la tienda, al igual que habíamos hecho con todos los establecimientos anteriores hallados a nuestro paso.

  • ¿Por qué no te vistes de hippy sesentera?

  • Eso está muy visto- dije yo.

  • Joder que pesada eres- musitó mientras rebuscaba entre las perchas. De repente, por la cara que puso, debió ver algo interesante - Tengo una idea- afirmó mientras me mostraba una túnica larga blanca con bordes dorados y motivos egipcios- Yo tengo una peluca de pelo largo y negro, te la pones con esta túnica, te maquillas bien y te colocas alguna pulsera dorada, o algo así, y vas de faraona egipcia.

Mira, eso no me disgustaba. De Cleopatra... No, de Cleopatra no. Eso estaba muy manido... De Nefertiti. Mucho más original. Al fin había encontrado un disfraz adecuado para la fiesta.

IV

SABADO 19 OCTUBRE. 23:35 P.M. COLEGIO MAYOR SAN AURELIO .

  • Espero que nos hayan dejado algo de bebida tus amigos.

  • Pues no sé. Si no hubieras tardado tanto en vestirte. Hemos quedado a las 10 y llegamos hora y media tarde.

Siempre la misma historia con Carolina. Tardaba horas en arreglarse. Y con el disfraz que llevaba puesto no sé que coño ha podido estar haciendo. Una faldita cuyos pliegues simulaban hojas y un top en su mínima expresión. Un centímetro menos y cambiaría su denominación por la de simple sujetador. Eso era todo su disfraz. Bueno, eso junto con unas chancletas típicas hawaianas de tiras y un par de collares de flores en el cuello. Claro que sus trenzas habían necesitado horas de dedicación. Menos mal que hacía una noche estupenda en cuanto a temperatura porque si no se iba a congelar con su disfraz de hawaiana.

En cuanto a mí, la vestimenta egipcia no me había quedado nada mal. La túnica quedaba muy propia. Como no tenía mangas había cubierto mis brazos de grandes y extravagantes pulseras doradas a modo de joyas de faraona. Junto con la peluca que me había dejado Carola y un maquillaje exagerado en los ojos, parecía la auténtica Nefertiti. Lo único malo es que la túnica se transparentaba levemente. Me había tenido que poner tanga para no marcar y ahora descubría que a contra luz se percibía completamente mi silueta y se notaba perfectamente el tanguita de las narices. No me termina de convencer a mí esta prenda. Pero bueno, ya era tarde para arrepentirse.

Al llegar a la fiesta pudimos comprobar que el ambiente estaba alcanzando ya su punto. Aldente, aldente. La parte de abajo del colegio mayor se había reconvertido en una macro discoteca, donde los colegiales servían copas con amplias sonrisas sobretodo ante solicitudes de sexo femenino. La música atronaba. Sin embargo el plato fuerte a esas horas todavía tenía lugar en las fiestas privadas de arriba. Cada habitación de los residentes era como un pequeño bar, a cuál más desfasado.

Carolina y yo nos fuimos directamente a la habitación de David, no sin antes ponernos nuestros antifaces. Cuando llegamos, en un principio mi amigo de la facultad no me reconoció. Yo casi que a él tampoco, imbuido como estaba en un traje de Maria Antonieta. Pero sus gritos eran inconfundibles. Me acerqué a él y le dije...

  • ¿Todavía no te has ligado un maromo con lo buena que estás así?

Se giró hacia a mí y me dijo enfáticamente...

  • Tú si que estás buena, Cleopatra.

  • Nefertiti, si no te importa... Soy Nefertiti.

Pero su mirada dejó de interesarse en mí. El radar masculino había detectado movimiento de pezones hawaianos justo a mi espalda y sus neuronas dejaron de funcionar para dejar paso a sus genitales...

  • Joder- acertó a decir- ¿Y ésta quién es?- me preguntó sin ni siquiera mirarme.

  • Es mi amiga Carolina

  • Hola Carolina, yo soy David, Maria Antonieta para los amigos.

Hechas las presentaciones nos integramos en la fiesta. Yo tenía mi pequeña cuota de cortejos, pero tal y como ya suponía, fue Carola quien se llevó el premio de "Miss Fiesta del Colegio Mayor." Bueno, mejor. Así pude tomarme alguna copa tranquila.

El caso es que no fue una sino dos, tres... seis... Fueron varios porros y fue una rayita de coca a la que me invitaron los amigos de David... Empezaba a estar yo muy suelta esa noche.

Transcurridas un par de horas de botellón bajamos a la pista donde Carolina y yo nos pusimos a bailar desenfrenadamente. No había ya quien nos parara. Bueno, sí. De vez en cuando parábamos para pedirnos otra copa. Lo de la barra libre es algo muy pero que muy peligroso.

V

DOMINGO 20 OCTUBRE. 03:50 A.M. ANTIGUO EGIPTO.

-Hey, hey cómo mola esta canción- Joder que borracha estoy, y que tipo tengo... Si casi no puedo ni bailar. Ni Carola ni David me hacen caso. Mírales como danzan los dos. Estos acaban juntos esta noche. Ya verás.

Me voy a pedir otra copa, en mi estado es lo mejor que puedo hacer. Total ya no creo que me haga más efecto. Una vez que tengo mi vodka con limón vuelvo a buscar a estos. Vaya, si han apagado la música.

  • David tío ¿qué pasa por qué quitan la música?- pregunto indignadísima.

  • Porque a las cuatro se acaba la fiesta.

  • Vaya pues yo todavía tengo ganas de juerga- dice Carola dedicando una mirada de viciosa a David.

  • Ven que te voy a dar yo juerga- comenta David mientras agarra a mi hawaiana amiga y le pega un morreo en toda regla. Yo aquí sobro.

¿Qué hago yo ahora? Con el pedo que tengo volverme a casa y sola me da yuyu. Pero va a ser lo mejor. No le voy a decir a Carola que me acompañe, ahora que ha pillado cacho.

  • Eh, Cleopatra- oigo a mis espaldas. Va a ser a mí. Estoy hasta los ovarios de que me llamen Cleopatra.

  • Nefertiti, soy Nefertiti- repito una vez más volviéndome hacia dos romanos. Ambos ataviados con una túnica, bueno con una sábana de cama, y una corona de laurel, o de matorral español. Pero bueno, dan el pego.

  • Pues mira, yo soy Marco Antonio y éste es Julio Cesar. Es una pena que no seas Cleopatra porque hubiéramos montado un buen trío.

  • Cleopatra es una fresca... Yo prefiero montármelo con mi novio Akenaton.

  • ¿Y dónde está Akenaton?-me interroga Julio Cesar.

  • Está de campaña en Mesopotámia.

  • Pues si quieres, mientras regresa, súbete a mí habitación y te invitamos a una copa- Me propone Marco Antonio.

No sé, no sé. Bueno, la verdad es que sola no es conveniente que me vaya a mi casa. Más que nada porque no sabría llegar en este estado. Así que me puedo quedar con los colgados estos del Imperio Romano mientras Carola termina con David.

Acepto y subimos a una habitación típica de colegial mayor e incluso menor. Tras buscar en siete botellas vacías encuentran una con restos de alcohol. Me invitan a la prometida copa y además me regalan una rayita más. Estos romanos sí que saben agasajar a una faraona.

  • Bueno Nefertiti, sabes que los romanos os conquistamos y os convertimos a las faraonas en esclavas sexuales- me alecciona Marco Antonio.

  • Si pero eso fue unas cuantas dinastías después de la mía- digo yo, dejando claro que me he leído un par de libros de historia.

  • Ya, ya, pero como somos Julio Cesar y Marco Antonio nosotros mandamos.

Joder que pesaditos. Estos se inventan la historia como quieren.

  • ¿Y qué desean los señores romanos?- inquiero yo inocentemente.

Los dos se miran, pero es otra vez Marquitos quien lleva la voz cantante...

  • Pues podías chupárnosla.

Me sorprende la propuesta. Yo creía que estábamos hablando de historia. El alcohol y las drogas me han nublado el cerebro, está claro.

El caso es que están un rato buenos estos romanos. La cosa, no sé si es por mi estado, me produce cierta excitación. Me imagino a mí misma chupando dos pollas y la imagen me gusta.

Así que dejo el vaso en la repisa me agacho y me pongo sumisa de rodillas mientras miro la cara de mis romanos, entre incredulidad y alegrón.

Ellos ataviados con sus ridículas túnicas no tienen más remedio que despelotarse enteros para mostrarme sus izados estandartes romanos.

Cojo sus pollas, cada una con una mano. Es la primera vez que tengo dos miembros masculinos juntos. Los meneo plácidamente mientras ellos se ríen y suspiran. Me meto el de Julio Cesar en la boca. Dos o tres mamaditas y cambio al del Marco Antonio. Esta situación me está poniendo muy cachonda. Mientras sigo chupando el pene de Marquitos, el conquistador de las Galias se aparta y se coloca detrás de mí. Me empieza a sobar las tetas directamente por debajo de mí túnica faraónica.

  • Mmmmmmmm- me dice en perfecto latín Marco Antonio, mientras el otro tira hacia arriba de mi disfraz. Dejándome en sujetador y tanga. Tan sólo unos segundos después él mismo se encarga de dejar mis pechos al aire.

Julio Cesar se vuelve a colocar en su posición inicial yo intento meterme las dos vergas juntas en la boca. Apenas caben, pero lo logro.

-Te gusta someterte al imperio romano ¿Eh, faraona?- deduce Marco

  • i, me guta- intento decir yo con la boca llena y las tetas al aire.

  • Yo sigo jugando con sus penes con la lengua. Nunca había notado esta sensación. Percibo un cosquilleo especial al verme abrumada por dos pollas juntas.

  • A ver esclava- oigo a Julio Cesar decir mientras sigo chupando el pene de Marco- Y si te atamos para que no intentes escaparte hacia el desierto...

  • Sí, atadme amos... soy vuestra para lo que queráis.

¿Eso lo he dicho yo? Joder, esto de la droga me ha cambiado el cerebro. Eso no lo he podido decir yo. Yo no puedo estar tan excitada dejándome esclavizar así por dos romanos a los que no he visto en mi vida.

Tras quitarme el tanga, Me atan un brazo a cada extremo de la cama. Lo mismo con las piernas. Estoy abierta para mis conquistadores. Marco Antonio se pone encima de mí, en cuclillas y mostrándome su trasero mientras se abre las nalgas con las manos.

  • A ver, esclava. Lo primero que vas a hacer es lamerme el ojete- Me informa.

Levanto la cabeza todo lo que puedo y dirijo mi lengua hacia su agujero. Se lo lamo con pasión, como si fuera un manjar digno de Osiris. En ese momento hubiera lamido lo que fuera. Noto al mismo tiempo como una lengua, debe ser la de Julio Cesar, me chupa mis labios vaginales.

Marco Antonio se da la vuelta, se levanta y coloca su asta a la altura de mi boca. Sin esperar ordenes la meto dentro y la masajeo con mi lengua. El otro me está dejando el coño a mil. Mi sensibilidad está al rojo vivo y él no deja un instante tranquilo mi clítoris.

Marco, mientras, saca su polla de mi boca. Veo que levanta el pie. Ahora quiere que lo lama igual de aplicadamente y yo obedezco. Chupo dedo a dedo hasta que él me lo mete casi entero en mi boca. Los dioses han debido hacerme un conjuro. Como me puede calentar tanto tener el pie de un desconocido en la boca.

Sigo centrada en el pie de mi romano, cuando me doy cuenta de que el otro está ya penetrándome. Lo hace con fuerza y a mí me está matando del gusto. Me coge las caderas y las levanta todo lo que permite la cuerda que me mantiene inmóvil.

Sus jadeos y los míos crecen en intensidad. Marco Antonio se ha cansado ya de que le coma el pie. Vuelve a ponerme la polla en la boca. Pero a los pocos minutos le dice a su compañero:

  • Vamos a cambiar. Ponte tú aquí.

Me abandonan por unos instantes mientras se sitúan en sus nuevas posiciones. Van a empezar de nuevo pero es, otra vez, Marco quien dice...

-Espera, ayúdame a desatarla.

Yo me dejo hacer. Me liberan de las cuerdas y me dan la vuelta. Pero me vuelven a coger los brazos y de nuevo me atan, esta vez con las muñecas juntas. Me hacen ponerme a cuatro patas. Julio se coloca enfrente de mí y me folla la boca. Marco me penetra sin dilación.

Entre tanta embestida. Estoy al borde del orgasmo. Percibo como una gran estimulación va llegando hacia mi coñito. Mis piernas se tambalean y estoy a punto de derrumbarme. Me corro sin remedio, con una polla en la boca y otra en el coño. Ante la evidencia, ellos se dan cuenta.

  • Vaya, parece que nuestra esclava guarrilla se ha corrido ¿eh? Pues todavía queda sesión.

Lo que dice Marco Antonio me suena como una amenaza. Saca su polla de mi vagina y frota su mano en mi coño mientras yo sigo chupando sin descanso el miembro de Julio. A continuación lleva los jugos vaginales recogidos hacia mi ano, me lo humedece y me introduce un dedo. Sin más pausa, me mete dos y me provoca un fuerte dolor.

Yo no soy virgen por el culo. Mi novio Jaime ya me lo ha estrenado pero no me gustó en absoluto la experiencia. Fue mucho más dolorosa de lo que creía y para nada placentero.

  • Nefertiti te voy a abrir el culo- oigo que me dice Marco Antonio.

  • No, no, el culo no, por favor- digo sacándome la polla de Julio Cesar de la boca.

  • Calla. Eres nuestra esclava y harás lo que digamos- No sé ya ni quien de los dos me dice esto, pero causa un extraño efecto en mí. Siento la necesidad de someterme, de acatar sus ordenes. Cesa toda resistencia

  • Bueno... hacedme lo que queráis-acierto a decir.

No tarda en llegar la embestida. Me produce un tremendo pinchazo, una punzada que me provoca lágrimas. Grito sin remedio. Ya no puedo ni chupársela al otro romano. Me mete mi tanga en la boca para aplacar los aullidos y él otro insiste en destrozarme el culo con ansia.

No sé cuanto ha durado la tortura pero parece que Marco ha dejado de darme. No me atrevo a mirar que pasa. Tengo la cabeza apoyada en el colchón y los ojos cerrados. A los pocos segundos noto de nuevo una polla en mi culo. De nuevo empieza la pesadilla. No me está dando placer en absoluto pero la excitación no disminuye. Ante esta sensación de verme dominada por los dos romanos siguen emanando fluidos de mi vagina.

Me levantan la cabeza. Veo que es Marco Antonio, por lo tanto debe ser Julio Cesar el que ahora me está dando por atrás. Marco me saca el tanga de la boca y lo sustituye por su polla. Sabe a mí. No es que sepa a mierda pero tiene un sabor intenso, sabor a mi culo. Me deja lamerla por unos segundos pero enseguida se la saca se la menea y se corre en mi cara. Noto como el semen va disolviendo el maquillaje de mi rostro.

-Límpiala- ordena el romano y yo obedezco. Me la meto otra vez y la relamo despacio hasta que se queda flácida y limpia en mi boca.

Al poco Julio Cesar endurece sus embestidas. Mi culo se ha ido acostumbrando pero todavía me duele intensamente... En cualquier caso no puedo hacer nada, las ataduras impiden cualquier resistencia. El calor provocado por la irritación recibe de repente un frescor. Es la corrida del general romano que se ha ido dentro de mí.

Me sacan por fin la polla de mí escocido ano. Marco Antonio me quita la peluca y me acaricia la cabeza como haría con su mascota...

  • Muy bien Nefertiti, te has portado muy bien.

Estiro mi cuerpo sobre la cama. Sigo atada. Todo me da vueltas. Cierro los ojos y me doy cuenta que ya no entiendo lo que dicen... no sé si me estoy durmiendo o desmayando...

VI

LUNES 21 OCTUBRE. 12:10 A.M. FACULTAD DE BIOLOGÍA

Silvia no había venido a la facultad ese lunes y yo no podía concentrarme en clase. Bajé a tomarme un café. David tampoco estaba. Mejor. No quería encontrarme con él después de lo de su fiesta. Seguro que ya lo sabía todo el colegio mayor.

Era la primera vez que era infiel a mi novio Jaime del que estaba enamorada. ¿Debería de decírselo? ¿Cómo se lo tomaría? Quizá se lo contara, pero no tal y como fue. Simplemente le explicaría que borracha había tenido un rollete con un solo tío y ya está.

¿Y yo?... ¿Cómo pude dejarme hacer todo lo que me hicieron dos tíos vestidos con sábanas de los que no sé ni su nombre?

¿Cómo pude excitarme dejándome esclavizar por esos dos niñatos y dejándome dar por el culo? No vuelvo a tomar drogas ni alcohol en mi vida.

Una voz interrumpió mis reflexiones.

  • Nefertiti, me postro ante tus pies.

Yo tenía la mirada fijada en la taza de café y no quise levantar la cabeza. Era la voz de David y por su tono intuía, estaba segura, que él ya conocía toda la historia. No dije nada seguí sin mirarle y él se sentó en mi mesa.

  • Creo que triunfaste en mi fiesta ¿eh?

  • Mira David no me toques las narices, estaba borracha y se aprovecharon de mí.

  • Tranquila. Los dos con quienes te lo montaste no saben ni como te llamas y no se acuerdan muy bien de ti. Lo han ido contando por todos lados, pero nadie sabe quién eres en mi colegio. Sólo se te conoce como Nefertiti- dijo riéndose ante esto último...

  • Pues como tú digas algo te corto las pelotas. Y no hablo en sentido figurado.

  • Seré una tumba, la tumba del faraón, claro, o sea, una pirámide- Y se río de su propia gracia.

  • Más te vale.

  • Claro que a lo mejor te hago un chantaje sexual.

Le miré con odio hasta que me di cuenta de como reía dejando claro que me estaba tomando el pelo. Se acercó a mí y me besó cariñosamente en la mejilla.

Comprendí que David era un buen amigo y que podía confiar en él.

El secreto de Nefertiti estaba a salvo.