Necesito que te folles a tu madre. 02 - Final

Segunda parte y final del relato “Necesito que te folles a tu madre.” ( https://www.todorelatos.com/relato/179502/ )

Segunda parte y final del relato “Necesito que te folles a tu madre.”

( https://www.todorelatos.com/relato/179502/ )


Luego de besarnos por un par de minutos, como novios recientes y calientes, ella dijo:

  • Creo que me dejaste llena - tocándose su sexo por sobre su vestido.

  • ¿Y te gusta?

  • Me encanta - volvió a besarme brevemente - pero me cambiaré el calzón, esta empapado.

Caminó a la cesta de ropa sucia y tomó el que usó del día anterior que aun no había lavado.

Frente a mi, mirándome con un sonrisa picarona y un poco tentada a risa. Subió un poco su vestido y tiró de los costados de su calzón para sacárselo, cayendo estos hasta sus tobillos. Jugando me los lanzó con uno de sus pies.

Lo atajé en el aire rápidamente, y lo lleve a mi nariz para sentir el aroma de su jugoso sexo.

Antes de que terminará de subirse el otro calzón. La detuve.

-Espera - mientras me acercaba a ella - debes limpiarte bien.

Mi mano bajo su ropa, y con la parte delantera de su empapada prenda le comencé a acariciar su encharcada vagina. Eso la volvió a calentar de sobremanera, se apoyo con su mano derecha al mueble que estaba a su lado, y cerró los ojos.

Con el calzón en mis dedos froté haciendo círculos en su chochito llevándola a otra situación de placer. Aproveché para volver a besarla, a lo cual ella accedió sin cuestionamientos.

Pasados unos 2 minutos, con su coño aún más empapado y mi verga parada nuevamente, reaccionamos.

-Ya... - separándome de un empujón - tu padre nos va a descubrir.

Accedí a su reclamo, me separé sacando mi mano de su vagina y llevando nuevamente su calzón a mi nariz, aun más mojado.

  • Pásamelo - me ordenó.

  • No... si lo quieres de vuelta debes ir a buscarlo a mi cama esta noche cuando papá se duerma.

Ella quedó sorprendida con la respuesta.

Guarde el calzón en mi bolsillo y me fui de la cocina, sin decir nada más.

Al pasar por el estar, mi padre aún sentado en el sillón me miró expectante. Solo le hice un gesto positivo con mi pulgar y el asintió con un gesto de su cabeza.

Luego de eso me encerré en el baño para asear mi pene y prepararme para volver a la universidad.

Volví a casa a eso de la 8 pm. Mis padres estaban instalados en el estar viendo TV. Solo salude y me fui a mi dormitorio. En una aparente normalidad, la interacción con mi madre se limitó a miradas fugaces y sonrisas contenidas.

Esperanzado en qué mi mamá aparecería en cualquier momento, me acosté desnudo a eso de las 23:00. Aprovechando de ver una película mientras la esperaba. Me quedé dormido un poco antes de la 1 am.

Mi madre hasta ese momento no había aparecido ni dado ninguna señal. Su calzón, ya seco, lo tenia bajo mi almohada.

De pronto desperté. Fue el frío y unas extrañas cosquillas. Estaba oscuro así que prendí la luz de la lámpara del velador. Una maravillosa sorpresa me lleve al verla a ella mamandome la verga, completamente desnuda.

Su boca se sentía deliciosa subiendo y bajando de mi erecto mástil. Solo como una experta podría hacerlo.

  • No se dormía nunca - dijo entre chupadas - y tu no querías despertar.

No dije nada, solo me quede disfrutando del húmedo calor de su boca en mi pene y sujetando su cabello para no perder detalle.

  • Creo que ya estas listo - dejo mi verga y acercó su rostro al mío.

Nos besamos, se podía sentir el amargo sabor de mi verga en su boca.

Mientras nos besábamos ella se acomodó sobre mí para meter mi pene en su cueva hambrienta. Con una pierna a cada lado, condujo con su mano derecha a mi falo para que este encontrara la entrada de su vagina. A penas sentí a mi glande hacer contacto con su labios, levante mi pelvis para entrar una vez más en aquel íntimo territorio.

El abrazo de sus ardientes entrañas me envolvió nuevamente en el placer máximo, que solo podría encontrar en el sexo de mi madre.

Mis manos amasaban sus generosas nalgas inquietas, que subían y bajaban en un ritmo frenético, un trance amatorio. Yo seguía su ritmo levantando mis caderas cada vez que su vagina engullía mi miembro.

Al poco andar ella enderezó en parte su postura apoyando sus manos en la almohada, a los costados de mi cabeza. Y dejando colgar sus hermosas tetas. Inmediatamente busque uno de sus erectos pezones con mi boca.

Con mis manos agarrando firmemente su generoso culo, la ayudaba a mantener el ritmo. El que lo fuimos acomodando a estocadas más profundas y con menor frecuencia.

Su vagina, como una fuente inagotable de fluidos, empapada a mi pene y testículos, en cada movimiento.

De forma alternada, chupaba fuerte sus grandes pezones, que parecían llenar llenar mi boca hambrienta.

  • Ah... chupamelos... ahh... ahh... fuerte - decía entre gemidos.

Mantuvimos nuestro dialogo amatorio por varios minutos, viviendo en aquel momento de placer carnal. El que ninguno de los dos quería abandonar.

Sus gemidos y quejidos, aunque moderados en volumen, ya no estaban contenidos. Invadían la habitación.

Ah.. ah... mmm... si....mmmm.... dale mas fuerte... chupamelos... ah... ah... ah...

Poco a poco, entre estocada y estocada, entre gemidos y roces, sentía como de manera gradual se acercaban los sentires que me llevarían a un orgasmo. Supongo que a ella le invadía la misma sensación.

Sus sentones en mi verga se hicieron más fuertes y profundos a medida que pasaba el rato y el orgasmo se acercaba.

De pronto sentí las cosquillas en mi glande y espasmos de mi miembro. La sujeté desde sus hombros, pasando mis brazos por su espalda y manteniéndola lo más penetrada posible. Completamente ensartado de la vagina de mi madre

Mamá rápidamente puso su pezón derecho en mi boca, el cual recibí casi de reflejo. Y se quedó quieta sintiendo a mi verga bombeado mi descarga en su interior. Nuestras pieles se erizaron.

Chupe apasionadamente su teta mientras llenaba su sexo con mi semen. Ella envolvía mi cabeza con sus brazos y gemía con su boca junto a mi oreja izquierda.

Los segundos que duró ese orgasmo fueron un viaje de ida y regreso a una dimensión de placer absoluta.

No nos movimos por un rato. Solté su teta y busque su boca para besarnos. Fue un gesto de amor honesto y pleno. Agradeciéndonos mutuamente el placer que nos habíamos regalado.

Fue cerca de 2 minutos el tiempo que estuvimos besándonos. Luego de eso mi pene flácido ya estaba casi fuera de su coño.

Ella se bajó lentamente de mi cayendo desde su sexo la mezcla de nuestros fluidos. Rápidamente tomé el calzón que tenía guardado desde la tarde y lo puse sobre su chocho para que no dejara todo regado.

Ambos reímos.

  • Creo que sirvió que lo guardara.

  • Ni que lo hubiéramos planificado.

Nos acostamos desnudos y mirándonos a los ojos. Volvimos a besarnos. Hasta dormirnos.

Desperté a la hora siempre. Estaba solo y desnudo. Ella se fue mientras yo dormía. Una grata sensación me invadía.

Muy alegre me levante. Encontré a mis padres en la cocina, tal como todos los días. Mi madre vestía uno de sus vestidos veraniegos sueltos y abotonados en el frente, color verde y flores rojas, que llegaba un poco arriba de sus rodilla, descalza, con su pelo mojado y suelto. Se marcaban las tiras su calzón tipo colaless, pero no los tirantes de su sostén. Y a juzgar como se colgaban sus senos, no lo llevaba puesto. En ese momento no me importaba que tuviera puesto, mi reacción iba a ser siempre la misma. Era la mujer más hermosa y sexy de la tierra.

Mi pene reaccionó a penas la vi. Sin llegar a hacer una carpa en el pantalón, lo sentí semi erecto aprisionado bajo mi ropa.

Conversamos distendidamente en el desayuno. Los 3 estábamos de buen ánimo. Los 3, en secreto, sabíamos que había pasado la noche anterior.

Mi madre abandonó la cocina en un momento.

  • Gracias hijo - me dijo papá - a tu madre se le ve alegre y radiante, como no la veía hace mucho tiempo.

  • Papá no tienes nada que agradecerme.

  • Se que para ti debe haber sido todo un "sacrificio" - en tono irónico y haciendo el gesto de comillas.

  • Papá me preocupa... que esto te afecte a la larga.

  • Tranquilo, yo estoy bien... Solo recuerda lo que te pedí.

  • ¿Que nos grabemos follando? - lo había olvidado.

  • Si. Espera unos días y se lo pides directamente. En este etapa ella está abierta a hacer cosas nuevas.

De pronto volvió mamá y cambiamos el tópico de la conversación.

Mi padre se fue al baño dejándonos un instante a solas con mamá. Me arrime a ella con mi bulto semi erecto en su culo, y abrazándola en su cintura.

  • Te escapaste anoche. - le dije suavemente en su oído.

  • Espere que te durmieras y me fui.

  • No quisiste amanecer conmigo... lo hubiésemos hecho otra vez al despertar.

  • ¿No tuviste suficiente anoche? - mi verga estaba cada vez más erecta, presionando entre sus nalgas.

  • Nunca es suficiente... te follaría ahora mismo. - subí mis manos a sus pechos.

Sus enormes pezones se marcaban en la tela, y apreté cada uno con mis dedos índice y medio. Al mismo tiempo en que las levantaba desde abajo.

  • Pero... pero tu Papá viene luego - en un tono algo nervioso - mejor a la tarde... no no... a la noche yo voy a tu cuarto.

  • ¿Lo prometes?

  • Si.

La solté y ella se volteo, tomó mi cara con sus manos y me besó.

  • Y ahora andate - dijo con una tierna sonrisa.

  • ¿Estas segura? - pregunte levantando rápidamente su vestido.

  • No... no...

  • jajaja... ya ok... tranquila, a la noche nos vemos - retirándome del lugar.

Ese día me costo mucho concentrarme en la universidad, queriendo solo volver pronto para estar con mamá.

Mas tarde, volvimos a encontrarnos en la cocina. Mi padre estaba viendo TV, como acostumbraba.

Nos besamos apasionadamente apenas entramos.

  • Me calienta mucho todo esto.

  • Dejame follarte ahora entonces.

  • No, esperemos a la noche - volvió a la besarme.

Yo agarraba sus carnosas nalgas por debajo de su vestido. Ella me abrazaba en el cuello.

  • Dejame - volví a pedírselo, mientras cargaba mi pene erecto atrapado en mis pantalones, en su barriga - mira como estoy.
  • mmmm... Parece que realmente tienes ganas de follar a mamá.

Llevo sus manos a mi pantalón, soltó el cinturón, bajó la cremallera, y como pudo sacó mi verga dura por sobre el elástico del bóxer.

Empezó a masturbarme suavemente, como disfrutando el tacto de mi dura y suave polla. Sin dejar de besarnos. Solté los primeros 3 botones de su vestido, lo suficiente para liberar sus tetas que colgaban bajo su ropa. Inmediatamente lleve cada mano al encuentro del respectivo seno.

"mmmm..." ella soltó un gemido entre nuestro magreo cuando mis manos entraron en contacto con sus tetas. Luego de unos segundos, solté su boca para llevar la mía a su pezón izquierdo.

Lo chupe fuertemente como le gustaba. Ella respondió sujetando mi cabeza con su mano libre. mientras seguía gimiendo con sus ojos cerrados.

Llevábamos maravillosos segundos (no se cuantos) disfrutando de nuestras caricias. Cuando ella, sorpresivamente, se pone en cuclillas y engulle mis 18 cm de verga.

Me sorprendió completamente, el calor de su boca envolvió mi miembro y lo abarcó casi en su totalidad. Se agarro de mis nalgas y comenzó un mete-saca intenso. Yo solo me quede quieto cargando mi pelvis hacia adelante y tomándole el cabello.

Luego de como 30 segs de intenso mamar, lo sacó de su boca, para tomar aire supongo, y lo sujetó con su mano derecha para lamerlo desde mi escroto hasta el frenillo del glande. Su ancha lengua me regalaba una maravillosas y húmedas caricias. Repitiendo varias veces su recorrido remataba con envolver sólo mi glande.

Volvió a mamar mi verga de manera intensa sabiendo (mujer de experiencia) que acabaría pronto. Y así fue, ante tanta estimulación no pude soportar mucho tiempo más.

  • Ohhh!!... - se me escapó un gemido - Mamá voy a acabar - dije tratando no hablar fuerte.

Ella cambió el ritmo, más lento pero con caricias más intensas. Sus labios envolvían completamente mi pene (en ningún momento sentí sus dientes), su lengua lo acogía desde abajo y lo apretaba contra su paladar. Se enfocó más en el primer tercio de mi verga. Fueron 3 o cuatro mamadas lentas de esa forma, y explote en su boca.

Mi verga bombeado semen a borbotones, los cuales ella recibía gustosa mirándome a los ojos. 15 o 20 segundos de un intenso orgasmo que incluso debilitó mis piernas.

Luego de eyacular ella se mantuvo chupando suavemente mi verga, hasta que esta dejó de palpitar y disminuyó la erección.

Fue ella misma quien guardo mi aparato y abrochó mi pantalón. Ya mas relajado y con una sonrisa de satisfacción imposible de disimular. Volví a besarla una vez que ella se puso en pie y guardaba sus tetas.

Sentí el extraño sabor de mi corrida en su boca.

  • Creo que con eso te quedas tranquilo por lo menos hasta la noche.

  • Fue delicioso, eres una experta.

  • ¿Dices que tu madre una experta chupa pollas?

  • Bueno... Si.

  • Oye! - riendo y dándome un palmetazo en el hombro. Ambos reímos brevemente.

Esa noche preparé la escena, ubique una webcam en lo alto del muro frente a la cama enfocando hacia la cabecera, y otra al lado enfocando tanto a la cama como a la puerta del dormitorio. Probé la luz de la lámpara, dejando la suficiente para que el video se vea claro, quizás no con calidad profesional, pero a un nivel en que no se perdería tanto detalle.

Tape las luces de las cámaras con cintas eléctricas para que mi madre no las notara.

Ambas cámaras conectadas a mi laptop, el cual ubiqué estratégicamente en el suelo junto a la cama, al lado opuesto al que entraría mamá.

Luego de eso, solo me senté a esperar mirando algo en la TV. Desnudo, acostado, muy ansioso y empalmado.

De pronto a eso de la media noche escuché unos pasos en el pasillo. Rápidamente inicie la grabación en el laptop y lo metí bajo la cama.

"Toc toc" sonó un suave golpeteo en la puerta. Me escondí detrás de la puerta. Lentamente ella abrió la puerta.

Ella entró buscándome, la vi desde atrás. Llevaba una bata de satín burdeo muy corta, hasta medio muslo, y muy delgada. A contraluz se dibujaba su hermosa figura.

Sin poder contenerme la abracé desde atrás de forma sorpresiva, cruzando mis manos en su barriga.

"Ay" exclamó de forma instantánea. Pero no se volteó solo puso sus suaves manos sobre las mías.

  • Llevaba mucho rato esperándole - le dije al oído mientra cargaba mi verga entre sus nalgas.

  • Ya estoy acá... ¿que me harás?

  • Te devolveré la mano.

  • ¿Como?

  • Me comeré tu sexo.

Sin más ella se volteó y nos besamos apasionadamente, entregándonos mutuamente, como los amantes incestuosos en los que nos habíamos convertido.

Mientras nuestras bocas se sometían recíprocamente, mis manos soltaron la cinta que amarraba la cintura de su prenda, para luego ir en contacto de su caliente piel. Agradable fue mi sorpresa al notar que no llevaba más prendas bajo su bata.

Sintiendo sus duros y enormes pezones en las palmas de mis manos, amasé fuertemente sus tetas. solté su boca para besar y lamer su cuello, bajando de a poco. Ella primero tuvo sus manos cruzadas en mi nuca, pero cuando dejamos de besarnos, llevo una de estas al encuentro de mi duro miembro. Pará tirar de mi prepucio y liberar mi glande. Su movimiento partieron suaves pero luego fue tomando intensidad. Apretaba suavemente mi pene en su extensión lo que hacía que la sensación fuese aún más placentera.

Con pequeños pasos nos fuimos acercando a la cama. Hasta que ella cayó sentada en esta. Quedando con su cara a la altura de mi verga. Recogió el forro y engulló mi glande y todo el resto en su boca. Comenzó a mamar. Se sentía tan bien como en la tarde.

Su talentoso mamar me estaba llevando rápidamente a acabar nuevamente en su boca. Así que en un movimiento rápido, saque mi pene de su boca y me agache a besarla junto con empujarla levemente para que cayera de espaldas a la cama.

Casi como un acto reflejo, ella levantó y abrió sus piernas entregándome su entera disposición. Seguí besándola mientras nuestros sexos se rozaban. En ese momento sentía en mi glande el ardor húmedo de su cueva ansiosa por ser penetrada. Bastó solo con acomodar un poco mi duro mástil para entrar en su deliciosa vagina. Estaba tan mojada que solo sentí al cálido placer me envolverme sin resistencia ni obstáculos.

Entre completamente y disfrute quieto un par de segundos sin que nuestras bocas se soltaran. Mis testículos estaban pegados a su cuerpo, como también nuestros ensortijados y empapados vellos.

De apoco comencé a moverme en un mete - saca suave y sin entrar completamente. Haciendo más énfasis en estimular más el primer tramo de su vagina.

Besé y lamí su cuello. Con su boca libre gemía suavemente en su respirar. Estaba completamente entregada con sus piernas muy abiertas, sus rodilla apuntando al techo y sus pies apoyados en la cama.

Tome sus manos con las mías, entrelazando nuestros dedos. Y las sujete por sobre su cabeza.

Sus gemidos subían de volumen gradualmente.

Continué bajando con mi boca, lamiendo y besando su pecho, saboreando su sudor; hasta encontrarme con uno de sus pezones. Sin perder el ritmo de mis estocadas.

Lo chupe, primero suave y luego más intensamente. Hasta llenar mi boca con esa teta. Ella me envolvió con sus piernas cuando entre en contacto con su pezón.

Comenzó a jadear.

Con mi lengua sentía su duro pezón rodeado por su gran areola contraída por la excitación, llena de pequeños pliegues que recorrí con mi lengua y labios.

Sus areolas tenían una forma de elipse casi verticales inclinadas hacia los lados, su dimensión mayor de unos 12 cm y unos 7 en la menor. Cuando la invadía el deseo y sus pezones se endurecían, estas se contraían rodeando a los pezones con pequeños pliegues que disfrutaba besar, chupar y lamer.

Un largo "Siiiii..." liberó mientras chupaba sus pezones.

Luego de lamer sus tetas casi por completo seguí bajando por su suave barriga. Saqué mi verga y seguí bajando encontrándome con su poco poblado monte de venus. Y desde ahí continué dando suaves besos sin detenerme hasta llegar al encuentro de sus labios superiores. Instintivamente levantó sus piernas abiertas dejándome el paso libre.

Con la punta de mi lengua llegué a la empapada entrada de su vagina y desde ahí presione hacia arriba hasta llegar a su hinchado clítoris. Me fascinaba el sabor de su coño. Resoplaba entre gemidos, cada vez más fuertes. Sus caderas se fueron inquietado a medida que se intensificará mi comida de coño.

Llené mis manos amasando sus grandes tetas, colocando sus pezones entre mis respectivos dedos medios e índices. Apretándolos levemente de manera sincronizada con la lamidas directas en su botón de placer.

Estuvimos un rato en esa dinámica, momento en el cual ella, cada vez más, subía y bajaba sus caderas tratando de meter más adentro mi cara en su sexo. Mi rostro estaba empapado por sus jugos.

Aprovechando la escalada de placer de mamá. En un movimiento rápido mojé mis dedos índice y medio con saliva y los introduje en su empapada vagina. Dejando la parte interior de mis dedos hacia arriba de manera que al recogerlos podía estimular la zona superior de su cueva.

Metía y sacaba mis dedos de su cueva suavemente pero constante, tratando de rozar la pared superior. sintiendo la suave textura. Siempre entendí que en es punto se encontraba el punto G. Por lo que sin dejar de amar su clítoris con mi lengua, la estimulaba con los dedos.

Las paredes internas de su vagina apretaban y soltaban mis dedos ya en casi espasmos involuntarios provocados por el inmenso gozo. Comprendí entonces como las paredes interiores de su sexo estimulan a mi verga y generan tanto placer al penetrar a fondo una vagina ardiente.

Sus gemidos y resopladas pasaron a alaridos y jadeos incontrolables.

De pronto tensó sus piernas estiradas. Comprendí que llegó a su orgasmo. Sin más, saque mi cara de su sexo, abrí más sus piernas tomándolas desde la parte posterior de sus rodillas y la penetre a fondo. Gritó con cada estocada. Profundas y fuertes sin miramientos ni control alguno. La calentura me tenía poseído tanto como a ella.

Luego de 8 o 10 arremetidas caí sobre ella apoyando mis codos a ambos lados de su cabeza. Se la seguí metiéndose fuertemente incontables veces más disfrutando del placer carnal directo, como también del gusto de ver y sentir cómo la estaba haciendo disfrutar a ella.

Con nuestras mejillas pegadas sentían su intenso jadear en mi oído. Luego de un rato ella relajó su cuerpo, su orgasmo pasaba dejándola solo disfrutando de las caricias propias del acto sexual. Por mi parte no me detuve no baje el ritmo. Ella me envolvió con sus piernas y brazos. Entregándome su sexo a mi placer, agradecida por el de ella.

Seguí penetrándola. Mi glande chocaba con lo más interno de su ser. No me detuve cuando empecé a sentir las cosquillas que avisaban que pronto acabaría. No me detuve ni baje el ritmo aunque el aire me estuviese empezando a faltar. No me detuve.

Suaves gemidos y su respiración agitada me motivaban a no detenerme. Su sexo sonaba como salpicando fluidos cada vez que chocaba con su entrepierna.

De pronto sentí que iba a reventar, sentí que alcanzaba el Olimpo del placer. Me quedé en su interior, en su rincón más profundo, aguante hasta lo último. Y acabe.

Me vacíe en su interior. Ella lo estaba esperando quieta, concentrada en mi en actuar en sus entrañas. Los espasmos de mi verga le dieron la señal inequívoca de mi corrida liberada. Sus piernas se aferraron más fuerte a mi. Ella volvió a correr se pero de manera más suave.

Nos besamos sin separarnos al momento en que la inercia de tan intenso coito nos mantenía aún en un sutil mete - saca.

Nos acostamos desnudos y seguimos besándonos hasta dormir.

Cerca de las 6 am desperté y ella ya no estaba. Casi inmediatamente saque el computador y revise lo grabado.

A pesar de lo oscuro los videos habían quedado bien, se notaba con detalles lo que habíamos hecho con mamá, además de tener buen audio. Corté los videos dejando las mejores tomas de cada cámara. Principalmente la más útil fue la que grababa desde arriba. El resultante fue un intenso video de 15 minutos que grabe en un pendrive.

Luego de la típica rutina del desayuno. En el cual casi no interactuamos con mi madre, más allá de las miradas cómplices. Entremedio de una coloquial conversación, mi padre me comentó:

  • Gritó mucho anoche, debiste haber hecho un buen trabajo.

  • Toma - le pase el pendiente con el video - Luego me comentas.

No alcanzamos a hablar más ya que mi madre se acercaba.

Con mamá nos encontramos después de almuerzo, solos en la cocina. La abracé desde atrás, con mis palmas en su abdomen, bajó su blusa y mi pene erecto bajo mi ropa, posado entre sus nalgas.

  • Hola cosita rica - me nació decirle así al oído.

  • Hola - dijo luego de una coqueta risita.

  • Supongo que esta noche me iras a visitar.

  • mmmm... lo pensaré - en tono juguetón.

  • Parece que tengo que convencerte.

Con mi mano derecha comencé a bajar lentamente por su barriga y la metí bajo su pantalón. Continué metiendo mis dedos bajo su calzón, momento en que entre en contacto con sus primeros vellos.

Ella soltó el botón de su jean y bajó la cremallera. Pará permitirle a mi mano seguir con su objetivo.

Ella solo mantenía una pequeña línea de vellos en su monte, y su sexo suave. Con el tiempo note que se rebaja a menudo, y a veces cuando no lo hacía, no le crecían en demasía.

Pose mis dedos índice, medio y anular sobre sus labios mayores, y a continuación aplique suaves movimientos circulares cargando levemente.

  • ¿Te vas a mojar para mi?

  • Ya lo estoy un poquito - solo separó un poco las piernas y cargo su cabeza hacia atrás.

Con mi mano libre subí hasta sus tetas. La metí en el espacio entre estas, bajó su sostén. Una costura de este sonó con el tirón que le di con el dorso de mi mano para dejar colgar sus pesadas mamas. Luego tomé su teta izquierda desde abajo aprisionando su duro pezón en mi palma. La apreté, pero no fuerte, más bien de manera suave pero con propiedad. Ella respondía a mis caricias con remolones gemidos.

Su sexo comenzó a empapar mis dedos. Cargué mi índice entre sus mojados labios. No me costó encontrar su hinchado clítoris., ya sabía perfectamente cómo encontrarlo. Con mi falange lo acaricié, haciendo delicados círculos. Primero a penas tocándolo, aumentando la presión de a poco entre caricias.

  • Tu botoncito esta al máximo - le susurre al oído - me lo comería ahora mismo.

Sentí que contrajo los músculos de su sexo y junto sus piernas, presa de la calentura.

Sin advertirla saque mis manos de donde las tenía y baje sus pantalones junto con sus calzones de un tirón dejándolos en sus tobillos. Afortunadamente cedieron al primer esfuerzo dejando su hermoso trasero al aire. La tomé de la cintura y la volteé hacia mi, nos besamos apenas nuestros ojos se encontraron.

Mientras nuestras bocas se amaban, la tomé de las nalgas y la senté en el mesón de la cocina. Acto seguido levante sus piernas amarradas por los tobillos y me las puse en los hombros, dejando mi cabeza entre estas. Ella abrió sus piernas con sus rodillas dobladas dejando el camino despejado hasta su vagina rebosante en sus jugos que ansiaba beber.

Metí mi cara en su zorra. Mi lengua fue al encuentro de su clítoris. Lo lamí directamente desde abajo hacia arriba con la punta de mi lengua en incontables ocasiones. Ya no era necesario hacer más preámbulos, así que moje 2 dedos con saliva y se los metí en su dilatada y ardiente cueva, la que los recibió muy lubricada.

Metía y sacaba mis dedos a un ritmo lento y constante, cargando, la parte superior de su vagina. En contraposición con mis rápidos lametones hambrientos.

Ella fue aumentando el volumen de sus quejidos, gemidos y resopladas, ya no le importaba que mi padre estuviera viendo TV en casa. Lo que a mí me tenía encantado.

Fui alternando la mecánica de mi lengua en su raja, lamiendo en varios sentidos y en círculos.

Poco a poco ella empezó a gritar de placer. Y su sexo a contraerse espasmódico. Se estaba corriendo.

  • Ah!... Ah!... Ah!....

Rápidamente baje mi pantalones hasta las rodillas, solté uno de sus pies y con sus piernas bien abiertas, puse mi verga morcilla en la entrada de su coño y se la metí de un tirón. El fervor de la pasión me permitió chocar con la pared más interna de sus entrañas. Ella acompañaba mis arremetidas gritando de placer y levantando sus piernas en lo alto.

  • Ah!... Ah!... Ah!....

Nada me importaba, estaba sudando y sin aire pero el placer era máximo. Al poco rato ella dejó de gritar y tensarse. Pero yo seguí poseído follandola. No por mucho. A penas soporte un minuto más antes de acabar abundantemente en su coño.

Ambos nos quedamos quietos, corriéndonos, unidos en un torbellino de placer. Mi verga convulsionaba en su interior vertiendo mi leche la profundidad de su coño. Y las paredes de este, rodeando mi pene. Apretando y soltando como una palpitante prisión de placer.

Luego del orgasmo volví al mundo abriendo mis ojos, encontrándome con la dulce mirada de mi madre. Ella me sonreía. La tomé de sus manos y ayude a que se sentara. Nuestras bocas se encontraron nuevamente para besarse con el mayor de los amores satisfechos. aún se mantenía parte de mi ya cada vez más flácida verga dentro de ella.

  • No sé como vamos a parar de hacer esto - dijo

  • ¿Por qué deberíamos dejar de hacer esto?

  • Somos madre e hijo. Se supone que no debemos hacer estas cosas.

  • Pero ambos lo disfrutamos y no le hacemos daño a nadie.

  • Pero... y tu padre... le estoy siendo infiel... con su hijo... con mi propio hijo.

  • Entonces no le contemos...

Luego de un breve silencio en el que estuvo mirándome fijamente a los ojos, con una expresión seria.

  • Prometeme algo

  • Lo que quieras.

  • Que buscaras una novia.

  • ¿Pero que tiene que ver eso con lo que estamos conversando?

  • Es que necesito tener la tranquilidad que aunque nosotros sigamos haciendo... bueno lo que estamos haciendo, tu seguirás con tu vida.

  • Tranquila mamá, lo haré, pero por ahora solo quiero disfrutar de ti.

  • Y yo. Pero no quiero que te quedes estancado por mi culpa.

  • Tranquila.

Nos besamos nuevamente.

Guarde mi ya flácido pene en mis pantalones. Ella se vistió también. Juntos limpiamos los restos de fluidos en mueble y piso.

  • Vete antes que llegue tu padre.

  • Si, me voy rápido.

Salí de la cocina y me encontré de frente con papá en El pasillo. Estaba como asombrado con los ojos muy abiertos y mirándome fijo.

Nos había estado espiando. No dijo nada. Yo solo seguí caminando, no sabía que decirle tampoco.

Esa noche me dormí desnudo esperando a mi madre. No llegó. Desperté solo y con frio.

Cuando llegué a la cocina en busca del desayuno, y mi madre, solo vi a papá sentado en el comedor diario.

  • ¿Y mamá donde esta?

  • Aun no se ha levantado.

  • ¿En serio? eso es raro - replique sorprendido.

  • Hijo, quiero aprovechar para hablar contigo.

  • Te escucho papá - me senté frente a él, y sabiendo perfectamente el tópico del asunto.

  • Hijo gracias...

  • ¿No estas molesto por lo que hicimos ayer en la cocina? - Lo interrumpí.

  • No para nada, de hecho me gusto mucho verlos. Creo que nuca la vi follando tan entregada conmigo. Y la verdad, con lo que vi ayer en la cocina y el video que me pasaste he sentido que mi deseo por tu madre ha vuelto a surgir... Anoche volvimos a hacer el amor. Me ha servido mucho el sacrificio que hiciste hijo.

  • ¿Pero eso quiere decir que ya no quieres que lo vuelva a hacer con mamá?

  • No... ustedes ya superaron un límite del cual no pueden volver. Solo te voy a pedir que le sigas el juego y no la obligues. Yo seguiré haciendo el juego de que no me entero.

  • Esta bien papá. Entonces compartiremos a mamá.

  • No es eso. Se trata de que ella sea feliz y si eso implica que los 2 debemos follarla, así será. Además, aunque ahora haya podido volver a tener sexo, no quiere decir que pueda seguir el ritmo que ella necesita.

  • Esta bien, porque siendo sincero, no creo que pueda renunciar a ella después de lo que hemos hecho.

Nos callamos un rato.

  • En fin... me voy a la Universidad - dije rompiendo el hielo.

  • Si... si vete, nos vemos después... Ah pero una cosa más

  • ¿Que cosa?

  • Quiero que me hagas más videos de ustedes follando.

  • ... No hay problema.

Esa mañana me encontraba con sentimientos encontrados. por un lado me alegraba por papá. Pero no podía negar que la situación me provocó unos celos terribles. Tenía la seguridad de que mi madre era la hembra que podía llegar y tomar cuando quisiera, disponible, mía. Pero esa mañana me di cuenta que tenía que calmar mis sentimientos y que todo se trataba de una situación que podría cambiar en cualquier momento. Si bien es cierto mi padre me dijo que siguiera buscándola y follandola. Me preguntaba "¿que pasaría si ella ya no quisiera volver a hacer el amor conmigo?".

En ese momento me hizo más razonable lo que había dicho mamá de buscar una novia y no atascarme en la relación con ella, independientemente si siguiéramos haciendo el amor o no.

Más tarde y más calmado volví a casa. Los encontré conversando en el estar muy cercanos y alegres. Solo los salude y seguí a mi dormitorio a dejar unas cosas.

El almuerzo pareció normal, aunque los 3 sabíamos que algo más ocurría, lo disimulábamos. Su mirada estaba esquiva, aunque conversábamos con aparente naturalidad, mi madre no me miraba a los ojos, y a veces, sonreía nerviosa.

El momento a solas llegó. Busque a mamá después del almuerzo en la cocina. Como acostumbrábamos.

  • Tenemos que conversar - dijo.

Estaba de pie, apoyando su trasero en el borde del mesón con sus manos tomadas a la altura de su barriga. Algo nerviosa.

Vestía una delgada blusa estampada con flores de tonos rojizos, con 2 botones sueltos generando un recatado escote. Bajo esta, un sostén oscuro que se notaba levemente. Jeans cortos que le llegaban a media pantorrilla. Sus pies descalzos y su cabello suelto. Sin maquillaje, a mi juicio no lo necesitaba para verse hermosa. Y la verdad, es que no importaba lo usará en ese momento, era imposible que no encontrase sexy a esa mujer.

Me acerque a ella a unos 20 o 30 cm. Ella puso sus manos en mi pecho, sin fuerza. Como tratando de que no me acercara más.

  • Lo hemos vuelto a hacer con tu papá.

  • Lo supuse... ¿y que con eso?

  • ¿No te importa?

  • Claro que me importa, pero es algo con lo que tengo vivir. Yo soy el amante... - callamos un instante sin dejar de mirarnos - la pregunta importante es ¿quieres seguir haciendo el amor conmigo?

La tomé de la cintura y la apegue a mi cuerpo. No sacó sus manos de mi pecho, mas no puso resistencia. Guardo silencio un instante. Y me besó tiernamente en los labios.

  • Dame unos días.

Me retiré algo triste pero entendía que no debía forzar las cosas.

Pasó una semana en que ella se mostró esquiva y yo me mantuve distante sin presionarla. Tratábamos de interactuar como antes de que todo pasara. No la buscaba luego de almorzar ni tampoco en otras instancias.

En algunas ocasiones me padre me preguntó por novedades, y le explique. "Dale tiempo" me dijo.

En mi aparente tranquilidad, solo crecía silenciosamente el hambre de volver a gozar de su carne.

Durante algunas noches escuché follar a mis padres. Las primeras 3. Luego de eso nada.

Con el paso de los días me hacia más la idea de que todo fue un lapsus, solo una resultante de las circunstancias y que quizás era mejor dejarlo así.

A la segunda semana, aunque seguía excitandome cada vez que mi madre estaba cerca, asumí que debía mirar para otro lado. Ella completamente ajena, parecía haber vuelto a como era todo antes.

Durante la tercera semana comencé a preocuparme de mi vida social. Salí más con amigos y conocí nuevas personas.

Ya llevábamos como 1 mes desde los últimos acontecimientos cuando algo interrumpió mi sueño. Estaba durmiendo y a eso de las 2 o 3 am algo me despierta. El contacto de mi torso desnudo con su caliente y suave piel de alertó de inmediato de que se trataba.

  • Ya no puedo aguantar más - me dijo en voz baja antes de besarme.

La abracé estando de espaldas en la cama. Ella me montó sin dejar de besarme. Recorrí su cuerpo con mis manos. Mi verga reaccionó inmediatamente. La humedad de su sexo mojo mi ingle. Poseída por si hambre filial frotó su coño sobre mis geniales buscando la dureza de mi verga que no demoro en manifestarse. Luego de varios movimientos logró alinear su raja con mi verga cargada sobre mí abdomen. Los ardientes fluidos femeninos invadían mi piel.

Mamaba fuertemente uno de sus pezones, al mismo tiempo que amasaba sus generosas nalgas. Cuando en un ajuste mutuo mi glande encontró la entrada.

La penetración fue completa y profunda. Gemimos fuertemente, al unísono, en el gozo del reencuentro incestuoso. Ella luego de unos segundos clavada comenzó a moverse, primero suave pero acelerado de a poco. Solo en cuestión se segundos su mecánica amatoria era frenética. Ambos lo necesitábamos, lo anhelábamos.

  • Ah... ah... ah... ah... - gemía en la medida que su aliento le permitía.

Yo llenaba mi boca alternando entre sus pezones. Mamando y lamiendo su suavidad maternal. Sintiendo además el peso de estos chocar con mi cara en el ritmo que llevaba.

Con mi mano derecha tomaba su hombro izquierdo y presionaba su cuerpo hacia abajo siguiendo su compás. Con mi mano izquierda tomaba su cadera y ayudándola en su movimiento, como tratando de que no bajara el ritmo. Y cada vez que mi verga entraba en su vagina levantaba mi pelvis como buscando la mayor profundidad.

No se cuanto duramos así, pero de pronto ella comenzó a gritar más fuerte y manteniéndose más tiempo clavada. El hormigueo en mis geniales y el palpitar de mi polla avisaban que pronto acabaría. Y así fue.

Solo un instante paso hasta que la tome fuertemente de sus hombros para mantenerla abajo. Ella entendió y se quedó quieta apegada a mi. Sentí que explote en su interior, todo este tiempo sin follarla había acumulado en mucha tensión sexual sin liberar. Sentí como si la represa que contenía mi semen se reventaba para inundar su valle interno.

Nuestros gemidos se fueron apagando con el pasar de los segundos hasta encontrarnos en un nuevo beso. Apasionado pero tranquilo, seguro y confortable. Nos besamos largamente hasta que mi pene flácido dejó solo su cálida guarida.

Nos acostamos mirándonos las caras iluminadas solo por la tenue luz que traspasaba las cortinas.

  • Te eche mucho de menos - le dije.

  • Lo sé, yo también.

  • ¿Me vendrás a ver más seguido? - Le pregunté evitando complicarla con explicaciones por si distancia.

  • Te vendré a ver siempre cuando pueda.

Nos besamos.

  • Quedate a dormir conmigo - le pedí.

  • Solo un rato.

Ella me dio la espalda, yo la abracé. Mi brazo izquierdo bajó su cuello y el derecho bajó su brazo. Mi mano izquierda descansó en su teta derecha, y la otra en la izquierda. Puse mi verga entre sus nalgas, ella las cargo un poco hacia mí para darle más facilidad. Y nos dormimos.

Desperté a las 3 horas, no los habíamos movido, solo mi miembro que estaba otra vez erecto, atrapado entre sus glúteos apuntando hacia su sexo.

Instintivamente empecé a presionar levemente mi pene en su raja. Simulando un suave coito. Con mi mano recorrí su pierna lentamente varias veces. Hasta que lo decidí y agarre su nalga derecha y abrí un poco su raja para meter más mi verga.

Seguí un rato estimulando mi glande y amasando su blando cachete. Luego volví a llevar mi mano a su teta, la tomé desde abajo y la apreté suavemente.

En eso la siento inhalar fuertemente, como despertando. Pero no me detuve. Luego de unos segundos con su mano derecha entre sus piernas busco mi verga que estaba metida en su raja y la llevo a la entrada de su vagina. Inclinándose un poco más hacia adelante entregándome su sexo nuevamente.

Mi glande se posó en su entrada y sin pensarlo empujé. Deliciosas sensaciones volvieron a mi al entrar nuevamente en ella.

Ella se inclino más adelante para facilitar la penetración, levantó su pierna derecha, mi mano derecha no soltaba su teta y con la izquierda tomaba su hombro.

Follamos lento pero sin parar, entraba mi glande y solo una porción más de mi pene, por el ángulo de la posición. Ella gemía suavemente.

Nos disfrutamos por varios minutos. Hasta que sentí que pronto acabaría. No quería acabar aún así que me salí y la di vuelta mientras me subía sobre ella.

Mamá se acomodó de espaldas abriendo sus piernas y brazos para recibirme. Apoye mis codos a ambos lados de su cabeza y nuestros cuerpos se encontraron nuevamente de frente. Nuestras bocas, nuestros pechos desnudos y sudorosos. Y nuestros sexos, acoplándose recíprocamente.

Retome mi labor follándola de manera profunda pero lenta. trababa de seguir un ritmo para no acabar tan pronto. Por cada 3 profundas, 1 hasta la mitad. Ella acompañaba moviendo sus caderas, levantándolas o haciendo círculos. No nos apuramos. Teníamos todo el tiempo refugiados en la oscuridad y la madrugada.

Nuestras manos estaban tomadas entrelazando nuestros dedos, sus piernas me envolvían cruzando sus tobillos en la mitad de mi espalda.

Su cabeza apoyada en la almohada, de lado, con sus ojos cerrados, sonriendo gustosa y gimiendo suavemente.

Cuando ya no aguantaría más hice lo acostumbrado, enterrarme en lo más profundo. Ella entendió, levantando su cadera y apretándome con sexo y piernas. Estuvimos quietos hasta que el orgasmo nos invadió sumergidos en un mar incestuoso de placer mutuo, confidente, consensuado, de entrega completa.

Cuando desperté ya se había ido. Ese día me levante alegre y lleno de energía. Había vuelto a follar con la mujer objeto de mi deseo.

Me encontré con mi padre. Entre la típica conversación coloquial.

  • Tu madre llegó en la mañana al dormitorio.

  • Ehhh...

  • Tranquilo, solo acuérdate de mi encargo.

  • No quiero detalles de la relación de ustedes. Yo solo haré que no se nada. Pero quiero que me hagas más videos.

  • Esta bien papá.

Ese día en la tarde, el encuentro en la cocina con mi madre no fue fogoso, más bien cariñoso y controlado. Aunque nos besamos fue de manera tierna. Acordamos que nos dejaríamos llevar sin forzar las cosas y que asumiríamos nuestra relación como algo natural.

Mamá comenzó a visitarme 2 o 3 noches a la semana. En ocasiones hacíamos el amor varias veces, y en otras solo una. Incluso algunas noches solo dormíamos abrazados.

Un día logre comprarme un smartphone, en ese tiempo no eran tan masivos como ahora. Y con este comencé a grabarnos, previo acuerdo con ella.

La grabe haciéndome una mamada y acabando en su cara. Follando en mi cama, en el baño, cocina, etc. Mi padre era quien más disfrutaba de estos videos. El favorito de él es uno donde la estoy follando desde atrás hasta que nos interrumpió el ruido de la cerradura de la puerta abriéndose cuando papá estaba llegando, justo antes de acabar, y ella rápidamente me mira asustada, se sube su calzón y baja la falda. Pará luego caminar caminar recibirlo como si nada.

También disfrutamos de los "rapiditos". De hecho encontramos un gusto especial a hacerlo cuando habían visitas.

En una ocasión, llevábamos 2 semanas desde que nos "reencontramos" con mamá en nuestra relación incestuosa, teníamos de visitas dominguera a la madre de papá y mi tía solterona. Llegaron temprano para ayudar con el almuerzo.

Mi tía era atractiva y nunca entendí porque se quedo soltera. Tenía 53 años, usaba su cabello largo, de color negro y por lo general suelto semi ondulado. Lo que más se destacaba de su figura eran sus tetas, enormes al ojo deberían ser D o DD. Ella, conocedora de su atributo, le gustaba lucirlas. Por lo que siempre disfrute de la vista de rebosantes sus escotes.

Ese día, con la vista de las tetas de mi tía andaba más caliente de lo normal de hecho aprovechaba de rozar y tocar el culo de mamá en casi cualquier momento.

En un momento estábamos los 5 conversando en la estar parados. Yo estaba a la izquierda de mi madre y mi padre un poco adelante mío, mientras mi abuela y mi tía miraban por la ventana y se volteaban hacia nosotros según la conversación.

El ángulo y la posición de papá me daba algo de protección visual. Cuando lo note esperé que miraran por la ventana nuevamente (comentaban algo del pasto o los árboles del patio) y agarre fuertemente la nalga izquierda de mamá. Ella dio un pequeño salto del imprevisto pero se quedó quieta. Llevaba unas calzas negras muy cómodas que se le apegan completamente a su anatomía.

Esperó que se voltearan y me miró a los ojos. Abriendo mucho los suyos como expresando su asombro. Pero no me apartó, de hecho se apego un poco más.

Seguí apretando y sobando su culo mientras conversaban. De a poco empecé a recorrer su raja con mi dedo medio, subiendo y bajando lentamente. Ella abrió levemente sus piernas.

Los minutos pasaban y yo cada vez con mi verga a punto de reventar y ella con su raja más caliente y húmeda. Cada vez le estaba resultando más difícil contenerse. Apretaba y soltaba mi dedo con sus nalgas según bajaba y subía en su raja.

5 minutos pasaron y me pego un suave codazo. Y se marchó a uno de los dormitorios sin decir palabra. Yo esperé 2 eternos minutos y desaparecí también.

No la encontré en su dormitorio, por lo que fui al mío.

Estaba de frente a la puerta y se abalanzó apenas entré. Cerré la puerta suavemente y nos besamos apasionadamente.

  • Rápido antes que sospechen - dijo.

Se subió a la cama apoyándose de rodillas y mano, mostrándome su culazo.

Baje su pantalón junto con su calzones diminutos, dejando desnudo su delicioso sexo.

Lo contemplé mientras bajaba mi pantalón. Puse mi glande en mojado coño. Y tomándola de las caderas la enfile para llevarla al placer carnal que deseaba.

No teníamos mucho tiempo a sí que la folle con ansias de manera rápida. Ambos manteníamos nuestros gemidos lo más bajo posible.

La sensación era deliciosa y habíamos vuelto a encontrarnos con esa adrenalina ante la idea de que podíamos ser descubiertos, ya no por mi padre sino por visitas.

A ratos me detenía para tomar aire y ella continuaba moviéndose ensaratándose mi verga a voluntad.

Follamos cerca de 4 o 5 minutos, tiempo en el que ella se mantuvo con el trasero en pompa, sus piernas abiertas, y apoyada en sus codos en la cama.

  • Correte ya... dale dale... - ordenó

Me detuve en el fondo, presionando mi glande en su interior y solté mi descarga. Mi pene convulsionaba en su interior disparando en incontables ocasiones. Ella apretaba con sus músculos internos a mi verga buscando sentir lo máximo posible.

Acabamos juntos en buen orgasmo que nos dejó sin aliento. Descansamos sin desconectarnos por un minuto al menos. y nos vestimos.

Salí primero y quedé de avisarle si era seguro.

Un gran susto me di cuando encontré a mi tía algo desorientada y con respiración agitada. No pude evitar clavar mi mirada en ese generoso escote que subía y bajaba según su respirar.

  • Tía...

  • Eh... sobrino estaba buscando el baño.

  • Por ahí tía - le indique la puerta del baño que estaba en el pasillo.

  • Gracias.

Su culo era grande, acorde a sus tetas, aunque estaba gorda, tenía un figura acinturada. Era lo que se podía considerar como una "gordibuena". Vestía un vestido delgado que se ajustaba a su raja.

Quede con la duda si nos había escuchado. Pero bueno, eso le daba un poco emoción al tema.

No volvimos a follar ese día con mamá.

La relación con mamá siguió por años, cada vez más acostumbrados como pareja. Aprovechábamos de follar durante el día, cada vez más despreocupados de la presencia de mi padre, claro que el siempre fue cuidadoso de nunca interrumpirnos, aunque trataba siempre espiarnos. Como de noche en mi cuarto. Incluso él simulaba estar dormido cuando mamá llegaba al dormitorio de mañana después haber pasado la noche conmigo. O simplemente no le preguntaba nada.

Un par de veranos aprovechábamos de salir solo lo 2 con mamá. Ocasiones que vivíamos como pareja en plena libertad.

Una madrugada, después de algún tiempo, luego de haber hecho el amor, nos quedamos desnudos conversando sobre mí cama. La complicidad que ya teníamos llevaba provocando en mi un cierto sentimiento de culpa desde hacía semanas al no ser completamente honesto con ella respecto a que había originado nuestra relación.

  • Mamá, tengo que contarte algo.

  • Dime mi amor - abrazada a mi brazo, mirando el techo.

  • Siento que debo ser honesto contigo acerca de como se inició esto entre nosotros.

Ella se sentó en la cama, me miró a los ojos y me dijo: "Tranquilo mi amor, todo fue idea mía."

Fin.


Muchas gracias por los buenos comentarios respecto a esta historia, como de las otras de mi autoría. Estoy siempre dispuesto a recibir comentarios, críticas constructivas y sugerencias para nuevas historias. Como también conversar de esta temática .

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