Necesito movimiento en el cuerpo. Tercera parte.
No todos gustamos a todos, y no todas las personas tienen feeling con quien creemos que pueden gustarnos, por eso, la humanidad tiene variedad y en la variedad está el placer y en el placer está gozar de tu sexualidad. Yo disfruto de Justi, ella disfruta de mí y de las amistades que tengo.
Nota de autor: La sinceridad mueve más montañas y abre más piernas que las falsas esperanzas y las promesas que no se cumplen, por eso, cuando quedo o conozco a una mujer, nunca le prometo que voy a ser lo mejor que ha tenido en su vida y nunca le digo que lo va a pasar mejor hoy que en la próxima vez porque no se doy todo en el primer encuentro, solo doy lo que ella cree que desea tener. Pero siempre quiero yo más de ella.
Si no sabes de que va esta historia, te recomiendo que leas la primera y segunda parte, así sabrás porque a veces es mejor un encuentro programado que uno sin programar, porque así tienes más tiempo si te gusta la persona que está contigo, y no tienes que poner ninguna excusa para salir aireoso de tal hazaña.
No todos gustamos a todos, y no todas las personas tienen feeling con quien creemos que pueden gustarnos, por eso, la humanidad tiene variedad y en la variedad está el placer y en el placer está gozar de tu sexualidad.
Comencemos la tercera parte de esta historia real que he vivido y sigo viviendo con esta amiga sevillana.
Mientras Justi me hacia una fuerte y rápida paja con sus dos manos, una acariciando mis huevos y la otra haciendo que sus dedos se deslizaran por el tronco de mi palo, yo le seguía metiendo mis tres dedos en su culo, que con el agua cayendo por su espalda y canalizando por su raja hacia que se abriera más y más, hasta que intente meterle un cuarto dedo, pero su ano no estaba dilatado del todo, por lo que ella, para comprobar si podría meterse mi capullo por su orificio, se puso de rodillas en el plato de ducha. Apago el chorro de agua que salía de la alcachofa y me miro con cara de “entra en mí y saca la puta que llevo escondida dentro” pero yo quise incluso que sufriera algo más, por lo que me puse delante de su boca, me arrodille haciendo que se tragara lo que antes tenía en su mano. No la agarre de su cabeza, y ella tenía las dos manos apoyadas en el suelo del plato, por lo que solo sería su boca y lengua contra mi pene. Eso sí, completamente mojado por el agua que había salpicado momentos antes.
No quería sujetarla la cabeza porque una de las cosas que me ha enseñado la vida cuando estás en estos menesteres es que disfrutes del momento y si la mujer sabe realmente hacer una profunda mamada no le hace falta usar sus manos, no hace tampoco falta sujetar su cabeza, ya que a muchas mujeres les desconcentra y no les gusta, aparte de que se aprecia más la sensación de que te masturben con la boca y lengua, aunque a veces también es necesario algo de dientes o muelas, estimula más y llega sin ser doloroso a aumentar tu grado de excitación, aunque sé que algunos hombres no lo aguantan, pero cada polla es como cada coño, diferente, y sobre gustos están los colores del arco iris. Por eso, cuando ella vio que no le sujetaba nada y que empezaba a ver su espalda y su precioso culo fue cuando empezó ese vaivén tan lindo y sensual como el baile de cortejo del avestruz, que sigue siendo provocativo para esos animales, pero para mí era ver de nuevo el culo de esta maravillosa andaluza.
Justi hacia movimiento lento con todo su cuerpo, apenas movía la cabeza o su cuello, solo iba hacia delante y hacia atrás de tal manera que apenas se notaba que moviera nada, pero yo sabía por lo que se estaba tragando por su boca que realmente si se movía. Estaba a cada movimiento suyo más erguido y empalmado, por lo que cuando empecé a notar que incluso le costaba respirar, fue cuando me incliné para volver a jugar con su ano, no porque quisiera penetrarlo, sino para darle a ella también algo de juego en su cuerpo. La postura realmente era algo incómoda para ella, porque si antes estaba recto de espalda y ella podía mover su cabeza con libertad, ahora tenía parte de mi tripa empujando en su coronilla y bueno, hacía que incluso tuviera que agacharse un poco, por lo que el movimiento ahora si era algo más brusco que antes, ya que ella quería seguir mamando y yo quería seguir jugando con su culo. Pero nos congeniamos bien para no entorpecer ninguna de las posturas, ya que ella giro su cabeza hacia un lado, mientras yo giraba un poco mi cuerpo hacia el lado contrario, así podríamos seguir jugando y disfrutando. Hasta que la gravedad llego a mi cuerpo y me hizo ir resbalando poco a poco por la pared de la ducha hasta caer lentamente resbalando y poner mi costado en el suelo de la ducha. Hubiera estado bien seguir y hacer un sesenta y nueve ladeado, pero Justi ya quería probar lo que tenía dentro de su boca en su culo, por lo que se giró y tumbándome en el piso de la ducha, completamente llena de agua, se puso en cuclillas y mirándome fijamente a los ojos, abrió con una mano un cachete de su culo. Pensaba que se iba a hacer una cabalgada en la ducha, a muchas mujeres les gusta cabalgar y si encima están en sitios en donde se pueden agarrar a las paredes cercanas, pues mejor para ellas, pero estaba muy cachonda y cuando note como agarraba mi tronco y hacia que mi capullo rozará todo su ano sabía que se la iba a clavar por su agujero oscuro.
Deseaba sentir por su ano.
Quería cabalgar por su culo.
Necesitaba sentirse rota por su pandero.
Y una vez que mi capullo entro atravesando sus dos anillos anales, fue cuando me hizo alucinar de lo que una mujer cachonda y muy salida podría hacer con su cuerpo en estado de excitación elevada.
Se dejó caer literalmente metiendo todo dentro de ella.
Saliendo de su boca un grito muy sonoro.
Se había destrozado ella sola su esfínter.
Salieron lágrimas de sus ojos por la sacudida que le había producido ese movimiento.
Pero sonriendo me dijo:
— Al fin, joder, lo que duele, pero ya te tengo dentro de mí por mis agujeros. Ahora, campeón, te voy a cabalgar hasta que me llenes mi culo con tu leche. — Lo decía sonriendo, pero cayendo unas lágrimas por su rostro que podrían haberse confundido con las gotas de agua mezcladas con el sudor, pero uno sabe cuándo son lágrimas y cuando son gotas de sudor o agua.
Yo le contesté:
— Eres una bruta. Te va a doler mucho y yo no quiero dolor, sino placer, pero como eres la que quería desde hace rato, pues tu tendrás tu premio, pero no vuelvas a hacerlo o estarás una semana sin poder sentarte, que tu culo aún no estaba preparado. — No me gusta que las mujeres se destrocen partes de su cuerpo solo porque están cachondas y muy salidas, que para follar un culo hay que saber prepararlo, y no solo preparar la mente de la mujer, sino todo. Es una zona muy delicada si no se sabe tratar, si nunca has follado un culo o nunca te has metido un grosor muy elevado, es grave. Pero en el caso de Justi estaba claro que no era su primera vez, aunque si la primera que hacía así, pero cuando empezó a cabalgar lentamente supe que su vicio había aumentado a cada momento que estábamos juntos, por eso pellizcando su clítoris suavemente supe que empezaría una de las mejores cabalgadas que me han metido en mi vida.
Mientras ella iba moviendo su culo lentamente y subía por mi mástil notaba como su culo se dilataba más, tanto que incluso hubo varios momentos en que la sacaba y volvía a entrar sin ningún problema, es decir, tenía abierto su culo para su disfrute.
Empezó a gemir, a jadear e incluso ya los gritos no eran de dolor, sobre todo porque con mis pellizcos suaves en su clítoris y como se tocaba ella sus tetas y estiraba de sus pezones, sabía que estaba gozando sola. Aunque realmente notaba como tenía de nuevo ganas de soltar mi leche, pero aguante un poco porque deseaba que ella tuviera al menos un orgasmo producido por esa cabalgada, así que me concentré en tener mi miembro duro como una barra y luego seguía jugando con su botón, por lo que en breve ella hinco sus dedos en mi pecho, acelero la montada que estaba realizando y cuando ya no pudo más, exploto con una vibración que contraía su ano sobre mí, haciendo incluso imposible el aguantar más mi leche dentro, por lo que sin que ella pudiera evitarlo, le llene todo su recto de mi espesa leche, y claro, sin sacarla, notaba como me iba desinflando dentro de ese precioso y abierto culo.
Justi dejó caer todo su cuerpo encima mío, mientras solo podía oír decir, “gracias, gracias” repetidas veces. No es que no sea agradecido cuando me dicen esa preciosa palabra, pero me choco un poco que me lo dijera justo en ese momento, también lo podría haber dicho en otros momentos que tuvimos de sexo, pero creo que fue por algo que había necesitado durante mucho tiempo y que yo se lo había proporcionado.
Mientras mi polla iba resbalando de su agujero oscuro y casi saliendo a la vez que mi liquido iba apareciendo por su orificio noté que incluso su respiración se calmaba, por lo que cuando pude, fui besando su rostro, hasta que ella sola hizo que nuestras lenguas volvieran a encontrarse.
Yo suelo tener un tiempo de reposo antes de volver a tener una erección, pero cuando me besan tan apasionadamente es como el clic que enciende mi morbo y eriza mi pene, por lo que su lengua jugando con la mía hizo que volviera a levantarse y ella al notar como se me ponía de nuevo dura y queriendo entrar por la posición en su coño, pues apenas tuvo que mover su cadera para que entrar de nuevo, pero solo metí mi capullo, para que Justi hiciera sus movimientos vaginales y me diera una preciosa caricia vaginal, cosa que siempre se agradece que ellas, las mujeres sepan mover muy bien sus músculos, tras un orgasmo, como diciendo a mi polla “vuelve a entrar, que te voy a recibir calurosamente y no te vas a escapar tan fácilmente” pero realmente necesitábamos al menos cambiar de postura o de sitio, por lo que le dije mientras la besaba:
— ¿Qué te parece si nos vamos al sofá o tu cama, y nos relajamos un poco, que ahora mi cuerpo pide un descanso, y creo que el tuyo también lo pide?
Me sonrió y me respondió:
— Por mi parte te agradecería que tomáramos un tiempo de relax, que mi culo necesita recuperarse, pero es que tengo un problema y es que mis músculos y mi cuerpo no reaccionan a lo que mi mente le pide, vamos, que me has agotado y eso me encanta.
Y como pudimos, porque no era nada fácil cuando tu cuerpo no reacciona a las órdenes de tu cerebro y te flaquean las fuerzas, nos fuimos levantando, casi a gatas y salimos de la ducha. Ni nos secamos el cuerpo, pero si es cierto que nos fuimos a su cama, lo más cercano que teníamos y que además podríamos seguir disfrutando entre las caricias y besos que nos estábamos dando.
Noté por la ventana de su habitación que ya había anochecido, es lo que tiene el mes de diciembre en esta parte del mundo, que a las siete de la tarde ya es de noche, pero quise saber por el reloj que tenía en el cuarto de baño, antes de salir de él, la hora, y ponía las veinte y veinte, es decir, llevábamos un buen rato follando entre los dos.
Cuando estuvimos en la cama, entre caricias, besos, abrazos y mimos, me pregunto si tenía algo que hacer o me quedaría toda la noche con ella, a lo que yo respondiendo suavemente le dije:
— Me tienes el tiempo que quieras y que tu marido no aparezca, no por nada, pero creo que no sería aún bueno que sepa que estoy contigo, aunque si aparece, pues te lo dejo a tu elección.— Digamos que quise darle a entender que yo entendía su posición y que estaría con ella satisfactoriamente toda la noche, además tenía ganas de ella, cosa que no siempre se ha dado en mi vida, pero con Justi tenía ganas de tener una aventura que durará meses, y que mejor que dar una buena impresión la primera vez, pero sin agotarla o cansarla mucho.
Entonces fue cuando ella me respondió:
— Quiero y deseo que te quedes todo el tiempo que puedas, conmigo, pero si no puedes, lo entenderé, aunque no me puedo despegar de ti,— lógicamente porque estaba casi encima mía y como estábamos agotados, no se desprendía de mí,— y quiero seguir moviendo mi cuerpo contigo, así que, tú decides que hacer, y por mi marido,— puso una cara como diciéndome “paso de ese tío ahora mismo, estoy disfrutando de ti y solo pienso en seguir haciendo eso,— ni pienses que existe, total, no me dura tanto como tú,— indicando con un gesto típico en muchas mujeres casadas como que si le llega a dos asaltos es un milagro y si cada polvo es más de quince minutos eso ya es casi un record,— o dicho de otro modo, eres un hombre dotado que nunca he tenido y te quiero para mí, y el otro, ya tendría que aprender algo de ti, porque chico, que maneras de recuperarte tienes y que ganas de seguir con la batalla sexual. Mira que me he acostado con hombres en mi vida, pero tú tienes algo, — agarrando mi polla con su mano, — que me tiene loca y quiero seguir disfrutando de ella.
No es que sea un semental, porque cada persona somos de una manera distinta a las demás, pero si es cierto que estoy orgulloso de dar el placer que necesitan algunas mujeres y que luego ellas a la vez me lo dan a mí, por eso, cuando ella empezó a juzgar como se comportaba su marido, le pregunte:
— ¿Quieres hablar de él o prefieres que lo dejemos para cuando llevemos unos meses y te sientas a gusto de contarme lo que realmente no tienes con él y que vas a encontrar conmigo?— si, a veces soy tan directo que me tendría que tapar la boca, pero sabía que ella estaba teniendo un encuentro sexual conmigo no por mi labia, no por mi don de gentes, no por mi atractivo ya que soy de lo más normal que te puedas encontrar por la calle, pero sé lo que a veces algunas mujeres casadas echan de menos o dicho de otra manera, carecen en sus matrimonios, y al final, de una manera u otra, se confiesan de lo que no tienen y puede que tuvieron en algún momento de su matrimonio y ahora echan de menos, pero en el caso de Justi, realmente me lo lanzo directamente y sin esperar que se desfogará de tal modo.
Cuando levanto su rostro de mi pecho y mirándome con sus ojos brillantes, me dijo:
— Realmente te voy a decir porque he quedado contigo, — agacho su rostro hacia mi pecho, beso un trozo y volvió a incorporar para que mientras sus dedos jugaban con los pelos y bello, empezó a contar lo que creo que a muchas mujeres pueden pasarle a lo largo de su vida matrimonial.
— Veras, todo empezó cuando le pille varias veces intentando ponerme los cuernos, o eso se creía él, pero bueno. Pensaba que una mujer, yo, no me daría cuenta de que tenía algunas acciones no lógicas cuando estábamos con las amistades. Ya sabes que las mujeres no somos tontas, otra cosa es que nos lo hagamos, pero sabemos cuándo nuestro hombre o nuestra pareja deja de sentir por nosotras y mira a otras e intenta seducirlas o quedar bien.
— Cuando una esposa se da cuenta que su marido tiene unos pensamientos raros, o que de repente quiere probar a decir cosas como del estilo “te gustaría tener otra polla metida” mientras estamos haciendo el amor, pues la verdad es que aparte de chocarte, te hace pensar, aunque las mujeres en ese momento no decimos nada, pero luego investigamos. También el que cuando éramos novios, intentaba que tuviéramos intercambios de pareja, pues sigues pensando en que o no le gustas o él tiene otras necesidades sexuales.
— Pero si cuando hablas y charlas fuera de la cama, y le preguntas porqué tiene esas ideas y te responde que son solo en el momento caliente, pues ya te mosqueas e indagas en sus hábitos sexuales.
— Y cuando le niegas todo, porque una mujer cuando se casa o vive pareja con el hombre que ha elegido y no necesita nada más, que te haga esas proposiciones o que te intente convencer de que es mejor para el matrimonio, cuando en realidad es un capricho de él que como todos los caprichos pueden acabar de dos maneras, una es que se olvide de ello y otra, que lo busque por otro lado, haciendo que nosotras, las mujeres nos sintamos no queridas, no amadas y lo peor, dejadas de lado, pues es el momento de despertar y buscar lo que él no te da.
— Yo llevo buscando sin que él lo sepa más de diez años, al principio cuando él estaba de viaje por su trabajo, otras cuando me ponía la excusa de alguna reunión de empresa que duraba hasta la madrugada o incluso cuando llegando amaneciendo, pues me puedo la tonta y pensar que es verdad, pero no tragaba por ahí. Por eso, a la segunda vez que lo hizo, le obligue a que cuando hiciéramos el amor, se pusiera condón, porque no sé en donde la metería él, pero no me iba a contagiar de nada de otra.
— Y empezamos a tener como todas las parejas, discusiones, peleas verbales, eso sí, nunca me alzo la mano, pero si me hacía sentirme como que ya se había acabado esa pasión que nos unió al principio. Yo tenía la oportunidad de dejarlo y seguir sola, porque estaba empezando en un nuevo trabajo, el actual que tengo, y necesitaba incluso no tener discusiones tontas por sus chorradas sexuales, por lo que estuve a punto de mandar su cara bonita a casa de su madre, que, por cierto, me llevo genial con mi suegra, una mujer encantadora y que incluso me instruyo o me doy unas clases para seguir casada, pero hacer lo que me diera la gana. Es más, algún día te la presentaré, que te va a gustar, jejeje.
— Lo sorprendente de todo lo que te estoy contando es que gracias a que él empezará a buscarse a otras, yo empecé a buscarme otros, lógicamente, sin tener hijos de por medio, por culpa de él, creo, porque fuimos a especialistas y dijeron que sus soldados no funcionaban, pues como que me quite las ganas de tener hijos, ya que no íbamos a tener una familia en donde el padre estuviera cada dos por tres con otras, y yo sola con mis hijos en casa, amargada y triste, por tanto, decidí ligarme las trompas y así evitar poder quedarme con algún amigo, por eso, hoy lo hemos hecho todo natural, aparte de que me encanta como lo haces, tienes esa dulzura a la vez de rudeza, que me pone toda cachonda.
— Sigo. Él, como veía que conmigo no iba a tener lo que deseaba, porque se lo había ganado a pulso, empezó a irse los fines de semana. Me ponía las excusas más variopintas pero que la verdad, a mí me hicieron despertar y tener más tiempo para mí. Y así, desde hará unos ocho años, tengo mis amigos, tengo mis amantes, y algunas veces, también quedo con amigas para darnos placer, porque soy bisexual.
— Y llegas tú. Y ahora me tienes destrozada, con ganas de más y diciéndote porque he optado por un hombre normal y corriente, pero de corriente tienes poco, — sacudiendo mi verga y sonriendo— y que la verdad, si te hubiera conocido hace diez años, ni te hubiera mirado a la cara. Si tu hubiera conocido hace seis, te hubiera destrozado, porque estaba hecha una verdadera zorra, pero te he conocido ahora, me gusta cómo me tratas, como me haces sentirme deseada, como te mueves, que no sabes los orgasmos que he tenido, porque han sido muchos, no solo los que he temblado, pero quiero tener algo más que un polvo de fin de semana contigo. Y sinceramente, llevo ya más de un mes que no he quedado con nadie de mis amistades, porque siempre era lo mismo, algo monótono, y contigo, aún no has llegado a ese límite, y encima, me has dejado el cuerpo tan movido, que no tengo fuerzas para más.
— Pero claro, yo me he sincerado y te he dicho porque hago esto, y me gustaría saber que tú no eres como todas esas amistades que tengo para cuando necesito follar, sino tenerte de amigo, de confidente, de pañuelo y de amante exclusivo. Porque una cosa te digo. Ninguna de mis amistades, tanto hombres como mujeres, me han dado tanto placer, en mi ducha, en la cocina, en mi cama solo dos personas, una pareja amiga que lo hice con ellos, pero eso fue hace un par de años, y como se quedaron embarazados, pues no he vuelto a estar con ellos, pero ahora falta que veamos que eres capaz de hacer en esta cama.