Necesito movimiento en el cuerpo. Segunda parte.

Cuando empiezas a conocer a una mujer que te dice que en su cama no le dan el sexo que ella necesita y sabes que puedes darle lo que realmente quiere, sueles darlo todo, pero yo, el autor siempre dejo que decidan ellas con algo más, es decir, que elijan si quieren más de mí. Por eso soy Corneador.

Nota de autor: Si quieres pillar el hilo de esta historia real te aconsejo que leas la primera parte, así sabrás como van surgiendo todas estás hazañas que aún sigo manteniendo en mi medio siglo de vida. Indicar que siempre pongo nombres no reales a las personas que conozco, pero también indico que los hechos si son reales.

Disfruten de un buen año y que tengan al menos 2020 orgasmos, esa es mi meta para este año. El año pasado si los conseguí, jejeje.

Comenzamos la segunda parte de unas cuantas más.

Como nos fuimos desnudos a la cocina, Justi intento ponerse un tanga, pero no la dejé, quería verla en un ambiente natural, aunque la verdad es que le dejé que se pusiera una camiseta que tenía, pero yo estaba completamente desnudo para ella, así podría tocar cuando quisiera mientras hacíamos algo de comer, no por nada, sino porque no me gusta mucho que la mujer se vista enseguida cuando yo sigo con ganas de tener más sexo con ella, y con la comida hay mucho juego sexual, tanto o más que sin tener alimentos cerca del cuerpo, por eso, cuando llegamos a la cocina lo primero que hice fue apoyar su cuerpo en la encimera, de espaldas a mí, para que ella intentará preparar algo, mientras mi polla que estaba flácida se restregaba contra su culo, cosa que me pone cardiaco y me excita aún más, notar la piel, sus cachetes y sobre todo lo que antes había tenido encima mía, ahora pudiendo tocar con mi cipote que empezaba a crecer, ya que al estar cerca de su cueva es lo que me hace volver a la batalla, pero también tenía ganas de comer algo, por eso, mientras ella preparaba algo rápidamente y diciéndome que parara un poco, yo seguía a lo mío, que era restregar mi cuerpo contra el suyo, para notar como de nuevo se le mojaban sus labios, para notar como se le ponían sus pezones puntiagudos tras esa camiseta que apenas tapaba su excitación, pero lo que más me pone de cachondo en estas situaciones es cuando mis dedos recorren lentamente su clítoris, totalmente erecto, totalmente excitado y con ganas de más.

Justi había dejado bien claro desde el primer momento que deseaba que le dieran movimiento a su cuerpo, y a quien no le ha pasado que alguna vez ha soñado con una follada en toda regla en la cocina, pues en mi caso se daba en ese momento, así que, sin pedirle que parará de hacer nada, sin pensar en las consecuencias que podrían ocurrir, empecé a hacer el movimiento de follada suave entre sus cachetes de su culo, llegando incluso a rozar con sus labios bien mojados su clítoris, y claro, yo al menos me pongo muy burro cuando hago eso, y sé que la mujer que lo experimenta no puede concentrarse en lo que hace por lo que está recibiendo, por eso seguí en mi empeño de ponerla tan cachonda perdida que dejará que la follará de nuevo, aparte de que no paraba de morder su nuca, con su melena intentando no dejarme hacerlo, y con una de mis manos que no estaban jugando con su clítoris, empezar a estirar suavemente los ya más que duros pezones.

Si.

Es cierto.

A veces, ser un cabrón las pone tan ardientes que no pueden aguantar más y se dejan dar placer, por eso, ella, al notar como mi polla seguía resbalándose entre sus labios y muslos o ingle, pues separo un poco las piernas, para así notar también como la estaba poniendo de una manera que o acababa penetrando su cueva caliente o ella misma se metería en esa posición mi polla para así hacer que sus tetas bailaran de nuevo al son de mis empujones contra su culo. Así que seguí mi manera de estimular mi pene, contra sus labios, contra la casi entrada de su coño, pero sin entrar. Incluso me suplico susurrándome que la follará ya, porque no aguantaba tanto roce y que necesitaba que le dieran caña de nuevo.

Cuando una mujer, totalmente entregada sexualmente te suplica que le hagas ciertas cosas sexuales, no hay que llevarla la contraria, es más, tampoco hay que hacerlo directamente, solo hay que darle el placer que luego ellas nos lo darán, pero eso es lo normal, yo al no ser normal, pues no le hice ni caso, y seguía haciéndome una paja con su cuerpo. Si. Una verdadera paja, por eso, continúe hasta que note que ya tenía ganas de romperle el coño, literalmente, en dicha posición, por lo que tampoco tuve ningún problema en entrar, de lo mojada que estaba y de cómo su cueva destilaba líquido, fue fácil entrar, tanto que incluso apenas obtuve ninguna resistencia de sus músculos vaginales, por eso, cuando entré hasta el fondo, me acerque a su oreja y de una manera algo tosca pero certera le dije:

— ¿Quieres suave o quieres que te rompa el coño hasta que te lo llene de leche caliente?

Es cierto que podría haber sido más sutil e incluso menos tosco, pero digamos que las líndeces se habían quedado en la primera cita, o cuando la ayudaba a limpiar el piso, pero ahora éramos dos personas, adultas, que nos gustaba lo que sentíamos y, además, ¿a quién no le gusta que le hablen de esa manera cuando están penetrando tu cuerpo en la posición en la que estábamos y llevando ya un rato jugando con nuestros cuerpos desnudos? Pues yo no iba a ser el que sacará la polla de su coño y decirle gentilmente si quería un polvo suave y tranquilo.

Quería agarrarme a sus caderas.

Quería empotrar su cuerpo en la encimera.

Quería reventarla a base de empujones fuertes y secos.

Quería dejarme media vida en aquella posición.

Quería y lo hice.

Empecé a meter y sacar tan rápido y fuerte como podía.

Oía como su culo al chocar contra mi cadera hacia ese maravilloso sonido de “plaa, plaa, plaa, plaa” y que incluso notaba como a Justi la ponía aún más excitada. Su respiración había cambiado de modo normal a modo cachondo. Incluso intento decirme que algo menos brusco, pero entrado en faena yo solo oía como su cuerpo me pedía más. Sus jadeos y gemidos eran tan altos como la fuerza con la que entraba y salía de ella.

Seguía rompiendo su coño.

Incluso en los movimientos que le proporcionaba a su cuerpo, ella se inclinó un poco más y ya casi sus pezones rozaban el borde de la encimera, mientras no paraba de gritar y jadear.

Le estuve dando tan fuerte que el color de su piel en su culo paso de normal a casi rojizo, por lo que seguía barrenando su cueva, totalmente encharcada, suponiendo que ella ya había tenido algún que otro orgasmo, y seguía entrando y saliendo fuerte, tanto que a mí me caían las gotas de sudor por la frente, por mi nariz, por mi boca, y por todo mi cuerpo, pero seguía destrozando su coño.

Realmente quería que supiera que, si quería una buena follada, conmigo no iba a tener problemas, tanto que seguía empotrando su culo, y cada vez más fuerte. Esto quien lo haga sabe que en breve llegará al orgasmo, pero en mi caso no es que quisiera tener el orgasmo ya, es que necesitaba llenarle ya de una vez por todas toda su vagina, por eso no paraba de taladrar su cuerpo y así cuando ya apenas tenía respiración para seguir, le agarre de su melena.

Tire hacia mí con todas mis fuerzas e hice que se incorporara rápidamente. Sé que esto duele bastante, pero ahora me daba igual su dolor, solo quería llenarla.

Cuando su espalda se pegó a mi pecho, entonces la agarre con mi brazo cruzado por todo su estómago y bombeé tan fuerte como pude.

No le dije que deseaba correrme, lo hice tal cual.

Justi noto como mi semen caliente le inundaba por dentro y entonces al tenerla agarrada, ella tuvo también otro orgasmo, porque note como sus piernas le flaqueaban de tal forma que se vino un poco hacía abajo mía, cosa que hizo que mi polla saliera de su coño de la humedad que había, aunque ya no tenía semen que saliera de mí, por eso, en cuanto pude recuperar todo su cuerpo, la apoye en la encimera y pude notar como ella seguía temblando, por lo que sin cortarme un pelo, le di un azote en su precioso culo, suave eso sí, no me gusta dejar marcas cuando follo, y deje que saliera de manera natural ese líquido blanco, mezcla de su orgasmo y el mío a través de sus labios y bajando por un lado de sus muslos.

Quiso limpiar con sus dedos el resto de esa conjunción de orgasmo suyo y mío, pero cuando se lo iba a llevar a su boca me lo metí en la mía, y me agache para lamerle sus muslos impregnados en ese coctel blanco, mientras notaba como a ella le entraban ganas de más sexo, ya que al ver como recogía todo el líquido de ambos sabía que la pondría incluso más zorra de lo que ya estaba, pero no me lo trague, porque en cuanto deje todo su muslo y labios limpios, me incorpore y le metí mi lengua junto con todo ese licor de sexo en su boca, haciendo un beso guarro y blanco para que se lo tragará todo. Si. Hice lo que vulgarmente se llama “beso blanco” con su boca y ella incluso creo que se excito más que con la última empotrada, por lo que en cuanto se tragó todo lo que contenía mi boca, se separó de mí y mirando mis ojos con una luz brillante me dijo:

— No sabía cuánto me podría poner de cachonda ver cómo me comías mi coño mientras salía todo lo que me has metido, pero ahora veo que eres más guarro que yo, que te gusta darme placer y hacer que mi cuerpo se mueva, pero ¿qué te parece si comemos algo de comida y luego seguimos haciendo lo que deseo que me hagas?

La verdad es que a estas alturas de la tarde ya pedía un tiempo muerto y de descanso a nuestros cuerpos, por lo que, azotando con una palmada seca en sus labios, le dije que si moviendo mi cabeza, mientras me relamía aún de nuestra última comida de boca. La verdad es que el semen de uno, sabe incluso mejor cuando sale del coño de la mujer a la que le has metido parte de tus huevos, y sobre todo, si sabes que a ella le pone muy guarra ciertas cosas, ni os imagináis lo que dentro de la mente de Justi se estaba fabricando, por eso, nos hicimos un poco de comida y nos sentamos en la mesa de la cocina, para comer tranquilamente y así poder incluso saber algo más la una del otro.

Y empezó Justi a preguntar, porque lógicamente apenas habíamos hecho el riguroso examen de saber de nuestras vidas, que no siempre lo hago con las amigas, pero que ellas siempre desean hacerlo:

— ¿Estás casado, o soltero? — me pregunto con esa cara picara que toda mujer pone para romper el hielo tras la primera parte de la follada que habíamos tenido.

— Divorciado y muy feliz— le respondí con una sonrisa mientras le metía un trozo de comida con mis dedos en su boca, cosa que a ella incluso le gusto, mientras yo masticaba y seguía respondiendo con una pregunta a ella— y tú, ¿eres casada, divorciada y feliz, separada y agotada o simplemente tienes una pareja que no sabe lo que es darle alegría a tu cuerpo? — a veces hay que ser directo en las preguntas, porque después se puede denotar una posible debilidad.

— Vivo en pareja, no estoy casada aún, aunque algún día le diré que sí, pero por ahora no quiero más compromiso, ya que estoy bien así. ¿Tienes hijos? — una pregunta típica cuando tu edad ya no cumplirá los cuarenta y cinco años.

— No, no tengo hijos, aunque si me hubiera gustado tenerlos, pero las circunstancias nunca se dieron— la verdad es que siempre me han gustado los peques, pero mi vida no me ha dado esa oportunidad, por tanto, seguía con la sinceridad, — pero ¿tú los has tenido y los has escondido para que nos lo vea, o es que digamos que tu cuerpo te dijo en su momento que no los tuvieras? — no hay que ser muy directo, a veces la educación y prudencia hace que no se sientan mal.

— No, no he tenido ese honor, no porque no haya tenido oportunidades sino porque como bien has dicho, mi cuerpo ha decidido que no los tenga, aunque cuando una se acostumbra a no quedarse embarazada, pues ya lo asume.

— Y entonces, ¿dónde has escondido a tu chico o es que está de viaje y por eso hemos quedado hoy en tu casa y puede que llegue en cualquier momento y nos vea como le doy marcha a tu cuerpo? — Sabia que esta pregunta la dejaría unos segundos sin responderme, pero cuando lo hizo la verdad es que no me sorprendió en nada.

— Realmente está de viaje, realmente está de trabajo, y realmente sabe que estoy con un hombre, follando, pero ¿cómo decírtelo para que lo entiendas y no pienses que estoy continuamente sola y necesitada de sexo? — Se veía que intentaba suavizar su respuesta de tal manera que no quedará como una mujer desesperada por un hombre que la follará a su gusto,— realmente le dije que necesitaba todo el fin de semana para estar con un hombre que había conocido y que como él no era capaz de darme lo que necesitaba sexualmente, pues ya era hora de que se fuera con los amigos y me dejará tranquila para poder disfrutar de ti, y veo que por ahora si estás superando mis carencias, aunque todavía queda mucho tiempo, a no ser que te tengas que ir por algún motivo, pero me gustaría que siguiéramos haciendo más cosas.

Seguimos charlando de cosas sin importancia, de cuales eran nuestros trabajos, de con cuantas personas hemos estado teniendo sexo y lo más importante fue por qué ella buscaba hombres que la saciaran sexualmente, o como yo le expuse, tener su propio harem de hombres para follarlos cuando le apeteciera, que esa definición le gusto tanto que me pidió ser uno de ellos, a lo que yo le dije:

— Si quieres que pertenezca a tu harem exclusivo no voy a hacer nada para evitarlo, solo voy a estar el tiempo que tú desees contigo y follaremos lo que quieras y como quieras, pero eso sí, cuando no puedas más, dilo porque yo no tengo fin.

En ese momento metió su lengua dentro de mi boca que estaba con trozos de comida y busco mi lengua para darnos un asqueroso beso pero que hizo que mis dedos, impregnados en la comida se fueran directamente a su coño, sabiendo que aún seguía mojado y lubricado, pero ya tenía ganas de meterle tres dedos dentro, mientras ella tocaba mi pene que ya empezaba a latir por crecer con ella.

Así estuvimos al menos intentando comer, besándonos y metiendo los dedos por donde podíamos, incluso Justi bebió un poco de agua fría y sin tragársela, se agacho para meter mi capullo en su boca. No digo la sensación que tuve del contraste de frio y caliente en mi polla, pero si alguien lo ha hecho alguna vez sabrá que es la ostia de rico, sobre todo, porque en cuanto se tragó toda mi polla, el agua salía por la comisura de sus labios, llegando a mi culo, bañando mis testículos y claro, hizo incluso que lubricará más para así poder tragarse toda, aunque tuve que ayudarla un poco, apoyando una mano mía en su cabeza y bajando hasta notar su nariz pegando contra un muslo mío. Y sí. Lo hice. Tuvo su primera arcada al intentar tragarse todo, pero es que la chica parecía que deseaba ponerme de nuevo como el mástil o como la pata de la mesa de la cocina, dura y erguida.

Cuando acabamos de comer, mientras recogíamos los platos y los metíamos en el lavaplatos, pues note que su culo me pedía audiencia, y un hombre no debe de hacer esperar a nada ni a nadie, por lo que pase mis dedos aún pringados en la salsa que habíamos comido con la comida y lo pase por toda su raja, parándome en su ano, y metiendo primero un dedo hasta el fondo, que el entro de lujo, luego le metí dos dedos a lo que ella, Justi empezó a gemir de placer, pero como note que la presión no era muy grande, le metí un tercer dedo y entonces le hice el típico mete y saca con mis dedos en su esfínter, para así empezar a follarle su culo, que he de decir que si es cierto que lo tenía bien cerrado, pero ya se sabe lo que pasa cuando un dedo tiene aceite, o tiene gel lubricante, que cualquier orificio se lo traga y en el caso del culo de Justi, se lo trago y se dejó que lo follará.

Pude haber metido a continuación mi polla por atrás de ella, pero aún no quise, porque si es cierto que el ano hay que trabajarlo mucho más que el coño, y aparte, el que haya intentado hacerlo, sabe que hay que estimular muy bien a la mujer para hacerle un anal profundo y suave, que no se puede hacer como en las películas porno, que es entrar directamente, porque las actrices porno están más que acostumbradas, pero una mujer normal y corriente no suele tener esa parte de su cuerpo digamos que preparada para ser perforada, aunque la que lo ha hecho ya, digamos que sabe cuándo puede poner su cuerpo a gozar analmente.

Y en cuanto acabo de recoger las cosas de la cocina, y yo seguía follándole con mis tres dedos su culito, fue cuando la invite a que nos diéramos una segunda ducha, sobre todo, para no manchar el sofá de los restos de la comida. Justi me dijo que si, y fuimos a la ducha mientras yo seguía todo el camino follando su culo, que la verdad, incluso eso me puso muy dura mi polla, a lo que ella agarraba con su mano y de vez en cuando me hacía también una buena paja, con el movimiento de nuestros cuerpos hasta llegar al plato de ducha, en donde sin quitarnos las camisetas, entramos y encendimos la alcachofa, mientras mis dedos seguían perforando su ano, y mientras ella movía su mano para hacerme una buena y larga paja.