Necesito follar

Estoy caliente, muy caliente y por suerte tú llamas a mi puerta. Sólo quiero que me folles desenfrenadamente, nada más.

Hoy estoy caliente, muy caliente. No sé cómo acallar los pálpitos de mi coño. Necesito tener una polla dentro, que alguien me coma el clítoris, que me lleven al orgasmo, mojarme tanto que me tenga que lavar, que me introduzcan los dedos por el culo, que se corran dentro de mí. Necesito follar salvajamente. Entonces suena el timbre de una forma sorda y ahí estás. Sin preguntar nada te arrastro hacia mí arañándote y arrancándote la ropa. Saltan los botones, y mis pezones ya están más que duros. Me tiras al sillón, sin preguntarme nada, sólo noto cómo tu lengua busca mi humedad, primero en mi boca y luego más abajo. Dios, no te andas con remilgos, prefieres ir al grano y ponerte a lamerme bien el coño. Qué bien lo haces. Pones la lengua dura y la clavas dentro de mi vagina. Me encanta y grito, grito mucho. - Sigue follándome con tu lengua. Cojo tu cabeza y hago que me la claves más dentro como si se tratara de una polla húmeda y morcillona. Con tus dedos me tocas el clítoris en círculos y yo, muerta de placer en el sillón, me pellizco las tetas. He cogido un dedo y te lo he dado a chupar para metérmelo por el culo. Tú te estás haciendo una paja con la mano libre y yo no puedo más de excitación. Entras en mí, te bebes el líquido amargo que sale por mi coño, me masturbas con tu larga y gorda lengua, pero yo quiero otra cosa más larga y más dura dentro de mi coño: tu polla maravillosa que ya está tiesa y grande. No me hace falta chupártela para humedecerla porque yo estoy tan caliente que entra sin problemas. Eres un animal fiero que me la clava hasta el fondo. Me duele un poco porque tocas el final de mi coño y aprietas mucho tu vientre con el mío. Yo suelto un gemido de placer "aaaaaah", me gusta que me hagas un poco de daño y que te pongas salvaje. Clavo mis uñas en tu culo para que entres más y más, para que tu capullo llegue una y otra vez hasta la pared del fondo de mi vagina. Siento que me gustaría meterte entero dentro de mí, el placer es demasiado. - Sigue, cabrón, dame más de ti, hoy te vas a correr como nunca, dentro de mí - te digo y empiezo a chillar sin importarme nada más que el sudor de tu cuerpo, tu polla, tu culo, tu cara de placer y mi sensación de guarra. Me gusta sentirme así, como tu guarra, como tu putita, y empiezo a poner cara de lasciva, de cerda. Aprieto el coño para que nos dé más placer a los dos, aunque me cueste no soltarme del todo y empapar todo el sofá. Me empiezas a estrujar las tetas y yo, abierta de piernas y contigo dentro, me dejo y te digo que me las muerdas, que me arranques los pezones. "Pellízcame, llévame contigo, sigue, sigue". Me muevo a tu ritmo, mi raja se come tu pene, entra y sale, cada vez más húmedo todo. Te acercas a mí y me aprisionas las tetas con tu poderoso pecho. Te mueves cada vez más rápido, y yo siento que unos latigazos empiezan a recorrerme. Me penetras profundo, fuerte, desenfrenado y yo busco tus labios con mi lengua. Necesito que te corras dentro de mí y me inundes con tu lefa. - Lléname el coño, sí, hazlo. Aaaaaaaaaaaah... Estoy casi a punto de correrme y tú me coges y me das la vuelta. Me pones a cuatro patas como una perra y me clavas tu polla en el coño, por detrás. Mi culo hace círculos de placer, necesito que me rompas el coño por dentro, que llegues hasta mis entrañas, sigues dándome duro, fuerte, clavándomela como nunca. Gimo, lloro casi, pido más, me toco lo que puedo: el clítoris, meto incluso un dedo con tu polla dentro, me pellizco las tetas. Estoy muy muy mojada y tú lo sabes. Aumentas el ritmo hasta casi elevarme con tus potentes brazos. Te mueves con ritmo, sigues y sigues hasta que los latigazos se convierten en el mejor orgasmo que he tenido. Noto tu leche caliente correr por mi culo y por mis piernas, pero tú lo lames para que no llegue hasta el suelo. ¡Me encanta cuando llegas así a casa! ¿Otro?