Necesitada de sexo

Mi jefe era un hombre mayor de unos 59 años, con poco pelo y barriga prominente...

Antes de comenzar mi relato, gracias a todos los amigos y amigas que me escriben, dandome su opinión o sus ideas. Una amiga, a la que llamare Anabel, pq ella prefiere mantenerse en el anonimato me envio un relato, no se atreve a publicarlo, pero a mi me parecio bueno y excitante, asi que aquí se lo envio tal y como ella me lo envió, espero les guste:

Me llamo Anabel, tengo 29 años, llevo cinco años casada, soy muy feliz con mi marido, pero desde hace dos años, su trabajo le absorbe tanto tiempo que me siento muy sola. Mario siempre me habia tratado muy bien, nos casamos tan enamorados y tan felices, durante los tres primeros años eramos un matrimonio perfecto, nos iba muy bien económicamente,eramos muy felices y en la cama nos compenetrabamos, sabiamos darnos mucho placer y disfrutabamos mucho del sexo.

Pero hace dos años, Mario comenzo a ascender en su empresa, comenzaba a estar cada vez mas ocupado con su trabajo, se pasaba todo el dia trabajando, y yo en casa esperandole y sola,me sentia muy sola. Lo que antes eran caricias y detalles cariñosos hacia mi, ahora se habian convertido en un saludo de buenas noches y que hay para cenar, llegaba tan cansado que cenaba y se iba a dormir, por no hablar de los fines de semana, que siempre tenia ocupado con reuniones.

Sobre el sexo, todo se redujo a hacerlo una vez a la semana, y al menos para el, como una obligación. Y ya no era tan satisfactorio, no me hacia sentir como antes, era como si solo quisiera terminar para dormirse rapido.

Llegue a pensar que tenia una amante, me presente varias veces en su trabajo, pero era cierto, siempre estaba alli trabajando, rodeado de hombres. Pero esto me hizo pensar mas, que era lo que fallaba,si no tenia sexo con otras, porque no queria hacerlo conmigo tampoco.

Pense que la solucion a pasar tanto tiempo sola en casa,era buscarme un trabajo, y asi lo hice. Logre encontrar un trabajo, en una pequeña tienda de muebles y objetos de decoración, me dedicaba a llevarle la contabilidad y los papeleos de la oficina. Era un sitio tranquilo. El dueño se llama Diego, era un hombre mayor, de unos 59 años, se quedo solo en la tienda, ya que su mujer tenia una enfermedad,y estaba ingresada en una residencia para ancianos, y el iba a visitarla todas las tardes cuando cerrabamos. Su poco pelo y su barriga prominente, le hacian parecer todavía mayor, y su poco cuidado aspecto, ya que vivia solo, no era el de un hombre con un negocio respetable.

Pero sigamos con el relato, cada vez me sentia mas sola, y a la vez, mas necesitada de sexo, Mario me habia enseñado a sentir tanto placer, que ahora los pocos contactos sexuales que teniamos me parecian ridiculos, y necesitaba mas. La masturbación, que de joven tan pocas veces habia utilizado, ahora era algo normal en mi vida,lo necesitaba, mis ansias de placer me llevaban a masturbarme, pensando en como lo hacia con mi marido, en que volvia a ser como antes ,y me hacia sentir ese placer que solo el sabia ofrecerme.

Con el tiempo me sorprendi,y de esos pensamientos de mi marido mientras me masturbaba, empece a darme cuenta que para excitarme necesitaba pensar en otros hombres, al principio no queria reconocerlo, yo amo a mi marido, y jamas lo haria con otra persona, pero tanto tiempo sola y sin sexo, hizo que comenzara a pensar en otros hombres mientras me masturbaba, y lo que peor me hacia sentir, es que pensaba en hombres que conocia,en hombres que incluso no me parecian nada atractivos,en hombres feos.

No podia creerlo, pero eso me excitaba mucho,pero intentaba pensar solo en mi amor por mi marido, que aquello no ocurria.

Pero todo comenzaba a hacerse mas grande para mi,a pesar de ser una mujer normal, aunque siempre he tenido éxito con los hombres, nunca me habia gustado que los hombres me miraran con suciedad,o me dijeran piropos,y ahora,me excitaba, me encantaba imaginar a aquellos hombres que me miraban,que pensarian por dentro, que les apeteceria hacerme, y al llegar a casa tenia que masturbarme.

Luego me sentia culpable,y pedia perdon por haber hecho eso, porque yo amo a mi marido,solo a el.La situación seguia igual, Mario cada vez tenia menos tiempo para mi, cada vez era mas difícil estar a solas con el, y el sexo cada vez era peor y mas reducido, a pesar de mis intentos, de comprarme ropa mas provocativa, ropa interior muy atrevida, pero nada daba resultado, y mi calentura y con ello mis masturbaciones aumentaban, y me sentia cada vez mas necesitada de buen sexo.

Cuando ya pensaba que nada podia ir peor,me di cuenta que estaba equivocada. Hacia un tiempo que notaba como Diego, mi jefe, no se comportaba conmigo como antes. No hice mucho caso, pero una vez sucedió algo muy extraño. Siempre llevo en mi bolso, unas braguitas limpias, porque nunca se sabe que puede pasar.

Un dia que volvi de desayunar, lo hacia siempre en un bar cercano, buscando una aspirina en mi bolso, me di cuenta que faltaban mis braguitas negras, me extraño , pero pense que aquel dia habria olvidado ponerlas en el bolso antes de salir de casa.

Pasaron unos dias y comprendi que no me habia olvidado. Una mañana buscando unos papeles en la oficina de Diego, abri un cajon, y alli encontre mis braguitas, sucias y con un olor extraño, no queria pensar en eso, pero me di cuenta que mi jefe, se habia masturbado y las habia manchado con su semen. Me quede horrorizada, pero lo que mas me horrorizo fue, que comence a sentirme excitada,pensar que mi jefe, ese hombre viejo y barrigon, se habia masturbado y manchado mis braguitas, hizo que comenzara a mojarme, no podia creerlo, no queria sentirlo, pero me estaba excitada, imaginandolo como lo hacia.

Alli las deje, para que no supiera que lo habia descubierto. Pero al llegar a casa , en mi necesidad de masturbarme,no pude pensar en otra cosa que en eso, me acaricie mi cuerpo,y mi vagina pensando en como mi jefe, se habia corrido en mis braguitas,y tuve uno de los orgasmos mas placenteros de los ultimos tiempos, no podia creerlo, el me habia hecho sentirme asi. Después me duche, me sentia muy culpable y sucia, nunca me habia pasado algo asi.

A partir de ahí, deje de ver a Diego como ese señor tan buenoy amable, comenzaba a imaginarlo como un viejo verde y asqueroso,pero lo increíble de todo, es que cuando pensaba en el asi, o imaginaba que tenia mi ropa interior, me excitaba y lograba darme tanto placer en mis masturbaciones, como nunca me habia pasado. Pero a la vez intentaba convencerme a mi misma que aquello no era real, que solo era por mi sentimiento de soledad.

El tiempo iba pasando, y Diego comenzaba a ser mas osado, o eso me parecia a mi, cada vez lo sorprendia mas a menudo mirandome mi escote o mi cuerpo. Como era verano, solia llevar camiseta de tirantes ajustadas y faldas, para soportar mejor el calor, aunque yo sabia para mi misma, que me vestia pensando en que cosas pondrian mas caliente a mi jefe.

Y llego el momento, causa de este relato.

Un dia Diego, me pidio como otras veces lo habia hecho, que si podia quedarme un rato mas, para terminar el inventario y acepte.

Diego entraba y salia de la oficina, como si trabajara en algo, en una de las ocasiones se acerco a mi mesa por detrás de mi, pude notar como mientras me hablaba miraba mis pechos,desde una posición inmejorable.

Me enfade conmigo misma, porque aquello en lugar de incomodarme, comenzo a resultarme excitante. Al volver a entrar, mi jefe cada vez se atrevia a mas, y mi excitación aumentaba, a pesar que intentaba convencerme a mi misma que no podia pasar.

Diego se acerco:

-Te noto muy cansada- y paso sus manos sobre mis hombros. Di un salto,no me esperaba sntir sus manos. No dije nada, seguia acariciando mis hombros, y al ver mi silencio, cada vez abarcaba mas parte de mi hombro, llegando a mi cuello.

-Pero que hace Diego(siempre le hablaba de usted) estoy trabajando-intente replicarle.

-Nada Anabel cariño, solo te estoy haciendo un masaje para agradecerte tu buen trabajo.

En aquel momento tenia que haber dicho algo, pero mi excitación era tanta, que aunque mi mente queria parar todo aquello, mi cuerpo decia la contrario.

Diego se envalentono, y cuando me di cuenta, sus dedos ya bajaban por los tirantes de mi camiseta, y acariciaban mis pechos, por encima de mi camiseta.

Intente hablar:

-Pero…-al mismo tiempo que intentaba levantarme.

-shhhhhhhhhhhhhhhh- y me agarro de mis hombros hacia abajo,volviendo a sentarme con su fuerza.

-Diego por favor….- Pero no podia decir mas, sus manos habian conseguido que mis pezones se pusieran duros. No podia creer que le estuviera permitiendo a aquel viejo tocarme, y menos podia creer que lo estaba disfrutando muchisimo, y habia mojado mi vagina como mi marido hacia tiempo que no hacia.

Me acariciaba, y se agacho, levanto mi melena rizada, y me besaba por mi cuello. Pude notar esa olor tan rara, que en realidad era ofensiva al olfato, pero ni aquello me paro, ni hice que el se detuviera. Metio sus manos por debajo de mi camiseta y mi sujetador.

-Que ricas tetas Anabel cariño, te deseo-.

Esa mezcla de asco hacia el,pero a la vez tanta excitación que me producia, hacia sentirme culpable pero mas caliente que nunca.

Hizo que me levantara, me puso frente a el, y comenzo a besarme, notaba su lengua por toda mi cara, y como la metia en mi boca, era asqueroso ese mal olor, no me movia, notaba su lengua jugar con la mia. Una de sus manos se metio por debajo de mi falda, y llego hasta mis braguitas, y pudo notar como estaba mojadas.

-MMMMM, cariño estas mojada-.

Oirle descir eso me dio mucha rabia, pero no podia detenerle, sus caricias por encima de mis bragas eran torpes,pero hacia tanto tiempo que un hombre no me habia tocado con tanta pasion y ganas

Estaba muy caliente, creo que jamas me habia sentido asi, pero reuni fuerzas y le hable:

-Diego por favor, parese, soy una mujer casada, no podemos hacer esto-.

-Sabes cuanto hace que no estoy con una mujer cariño? Y tu vienes asi vestida provocandome, lo estas deseando tanto como yo.

-No, yo no quiero que siga, quiero irme.

Entonces ante mi sorpresa, paro de tocarme, se alejo de mi,y se sento en un sillon que habia en la oficina:

-Muy bien,si quieres irte , vete, puedes hacerlo.

Pense que aquello era mi salvacion, ahora podia parar la situación, sin que llegara a mas. Pero no lo hice, tuve la oportunidad de irme, y me que de alli quieta, de pie frente a el. Me senti sucia, mi vagina estaba tan mojada que no me movi de allí. El comenzo a reirse.

-Ves cariño, estas tan caliente como yo.

Se quito su camisa y sus pantalones, pude ver su barriga, todavía mayor de lo que disimulaba su ropa, y todo su cuerpo peludo, era horrible, lleno de pelos, y la parte de sus genitales con mas pelos todavía y todo sudoroso.

Me dio asco, pero sentirme alli frente a el, me ponia a mil, no podia marcharme, mi calentura podia mas que mis sentimientos.

Sus hasta ahora,palabras de cariño, se volvieron mas duras:

-Muy bien putita, comienza a desnudarte para mi-.

Que me llamara putita, me gusto mas todavía. Me quite mi camiseta, y desabroche mi falda, dejandola caer al suelo. Alli estaba en ropa interior, con mis pechos por fuera de mis sostén, en frente de aquel viejo maloliente y asqueroso. No podia creer que fuera capaz de hacerlo.

-Acercate zorra y sientate sobre mi-.

Me sentia humillada, pero caliente, en realidad me sentia asi, como una zorra. Me sente sobre el, de frente, poniendo mis rodillas a los lados de sus piernas, quedando mis tetas a la altura de su boca, lo que aprovecho para comenzar a lamerlos y dar pequeños mordiscos en mis pezones. Mi coño se mojaba cada vez mas, note como su polla crecia, hasta llegar a tocar mis bragutias, rozando mi vagina.

-Que puta eres Anabel, voy a follarte como te mereces.

Cuando ya pensaba que no podia caer mas bajo, me sorprendi a mi misma, moviendome, rozando mis bragas con su polla, sintiendolo como se rozaba con mi coño, por encima de mis bragas, y pase mis manos por su cuello, por sus hombros para moverme con mas facilidad.

Sentia su cuerpo asqueroso y mal oliente, lleno de sudor, rozandose con mi cuerpo, pero no podia parar, estaba mas caliente que nunca ,deseando que me follara, que me lo hiciera ya , me sentia muy sucia ,y eso era lo peor, sus palabras, sus humillaciones, me excitaban cada vez mas.

-Muy bien zorrita , veo que tu marido no te folla como tu te mereces eh? Ahora quiero que me chupes la polla perra, vamos hazlo.

Era humillante, pero me arrodille en el suelo, me acerque su verga a mi boca, su olor era muy desagradable, y con tantos pelos, pero no dude y me lo meti en la boca sin pensarlo. La sacaba y la metia lentamente, pasando mi lengua por todo su tronco, saboreandola.

-Que bien lo haces Anabel putita, mirame a la cara mientras la chupas, quiero ver tu carita de zorra casada con mi polla en tu boca.

Me sentia sucia, asquerosa, pero no me negaba a nada, y asi lo hice, chupaba su verga mirandole a los ojos, su cara de placer, con todo su cuerpo sudando, me excitaba tanto… No pensaba que aquella humillación pudiera hacerme sentir asi tan caliente.

-Ya vale, ahora quiero follarte.

Se levanto, se agacho frente a mi y me besaba mis braguitas, pasando mi lenguapor ellas. Queria sentirla directamente en mi coño, no podia mas. Aparto hacia un lado mi ropa interior, y paso su lengua por mi coño, saboreando mis fluidos, que eran abundantes a esas alturas.

Al notar su lengua en mi coño, di un pequeño sobresalto, y sin querer se me escapo un gemido. La notaba por mi vagina, como jugaba con mi clítoris, como me penetraba con la punta de su lengua.

Me sentia horrible, pero por mi cabeza solo pensaba en que me follara ya, queria que ese viejo me follara de una vez, me hiciera suya. Se puso en pie:

-Quiero follarte puta, te voy a follar como el cabron de tu marido no lo hace.

Sus palabras hacian subir cada vez mas mis grados de excitación, cuanto mas humillada mas puta y caliente me sentia.

-Te voy a follar como lo que eres, una perra, asi que ponte a cuatro.

Asi lo hice, sin protestar, todas sus ordenes eran aceptadas por mi. Se puso tras de mi, y me quito mis bragas:

-Me las quedare para mi colección-.

-Pongase codon Diego-.

No queria correr riesgos, hacia tiempo que no tomaba precauciones.

-Te voy a follar sin condon zorra, quiero sentir bien como te la meto.

-No, por favor, asi no-.

Pero sin poder hacer nada , me agarro fuerte de las caderas y me penetro con fuerza a la primera embestida. La senti muy adentro de mi, tan dura y caliente, quieta sin moverse, se me olvido que no habia tomado precauciones, y solo deseaba que se moviera dentro de mi, sentirla entrar y salir de mi coño.

-Quieres que te folle Anabel?

Claro que queria que lo hiciera, movia mi culo hacia atrás y delante, intentando que comenzara a moverse dentro de mi, parecia una verdadera puta, al menos asi me sentia.

-Si quieres que lo haga pidemelo, quieres que te folle puta?

-Si-. Susurre en voz baja.

-Quiero oirlo bien, dilo Anabel-.

Ya no pude mas, deseaba tanto sentirlo dentro de mi, se me habia olvidado todo, mi marido, la fidelidad, todo, solo necesitaba una polla dentro de mi, y lo hice:

-Si fálleme, hagalo ya Diego-

-Que puta eres Aanabel cariño-.

Y empezo a follarme, la metia y la sacaba lentamente, cada vez mas rapido, mientras me agarraba de mis caderas y me daba cachetes en mi culo.

Ya no me contenia, y mis gemidos eran en voz alta, me habia dejado llevar del todo. Hasta ese momento creo que ya habia tenido un par de orgasmo, pero queria mas.

Tras unos minutos asi, acelero sus movimientos, iba a correrse.

-No lo haga dentro, por favor no lleva condono, no se corra dentro de mi-.

-Callate zorra, tienes miedo que te deje preñada?pues jodete Anabel, voy a correrme dentro de tu coño-.

Y sin mas note su leche llenar todo mi interior, mientras inundaba mi coño con ese liquido tan caliente y espeso, llegue a mi ultimo orgasmo. Se movia lentamente, soltando hasta la ultima gota de su semen en mi. Me encantaba sentirlo asi, caer por mis piernas.

Tras descargarse, me la saco y se echo en el sillon exhausto.

-Que buena eres follando putita-.

En ese mismo instante, desaparecio todo de mi mente, y lo unico que quedaba era la humillación, el no creer que habia hecho todo eso, como habia podido llegar a ese punto. Me vesti rapido, sin mis bragas, que Diego se quedo, como el dijo, para su colección.

A pesar de mi humillación, comprendi que lo habia disfrutado, y que me habia excitado muchisimo. Pero no sabia si debia volver al trabajo, volver a ver a ese hombre, no podia perdonarme yo misma lo que hice. Jamas volveria a pasar algo asi, debia ser fuerte.

Continuara……..

Espero sus comentarios, para saber si les gusto mi relato.