Navidades especiales con mi primo Julio

Después de mucho tiempo volví a dormir con mi primo en la misma cama, pero claro habíamos pasado por alto de que ya no somos niños.

¡ ¿ Pero primo que bulto mas grande tienes ? !

Esa fue la sorpresa que me encontré cuando fui a despertar a mi primo aquella mañana de verano en casa de los abuelos, éramos jóvenes, muy muy jóvenes, sin contacto alguno con ningún hombre debido a mi edad pero con el suficiente conocimiento para saber de que se trataba ese bulto y como se "curaba" me dirigí a mi primo de manera firme y decidida, le puse mi mano en su pene y aunque al principio parece ser que se avergonzó un poco enseguida se dió cuenta de que sería una oportunidad única para el lo que su prima estaba dispuesta a regalarle.

No me lo pensé mucho, metí mi mano dentro de su calzoncillo y pude notar el grosor y la firmeza de aquel miembro, sin esperar a nada a cambio me puse a masturbar aquella enorme verga, mi primo se dejaba hacer, y yo disfrutaba con aquellos movimientos masturbatorios y el calor que desprendía su pene en mi mano. No tardó mucho en correrse, de repente noté como mi mano se llenaba de un liquido, caliente, blanco y viscoso, era toda una sorpresa para mí, mi primer contacto sexual con un hombre, aunque me dio un poco de reparo el tener toda la mano llena de su leche enseguida salí como asustada de es habitación y en el cuarto de baño metí mis dedos en mi boca como para querer probar ese liquido, con un poco de asco y un poco de placer con mi adrenalina por las nubes me di cuenta de que no estaba tan malo ese liquido blanco.

Aquella experiencia me abrió puertas para con los hombres, y me convertí en toda una pajillera de campeonato, no dejaba escapar ni a uno solo de mis amigos cada vez que tenía oportunidad.

El paso de los años hizo que mi vida como la de los demás fuese cambiando y me convertí en toda una señora a manos de mi marido, el contacto con mi primo fue único y esporádico y jamás volvimos hablar de aquella matutina paja, pero el destino es caprichoso y divertido en muchas ocasiones.

El contacto con mis primos, tíos , abuelos se iba haciendo mas esporádico con el paso de los años, y solo nos juntábamos en eventos excepcionales.

Pero estas navidades y por culpa del régimen militar de mi marido se me presentaban solas con mis hijos, decidí mas que nada por ellos ( mis hijos ) hacer una llamada a los abuelos y pasar las navidades allí en el pueblo , esa idea nos gustó a todos, por lo que viajé hasta el pueblo y encontrarnos de nuevo con algunos familiares.

La sorpresa mayuscula me la llevé cuando me encontré a mi primo en casa de los abuelos, estaba solo, su mujer y sus hijos no estaban, al hacer la pregunta pertinente de donde estaban sus hijos y su esposa me respondió que se encontraban en proceso de separación, y que había regresado al pueblo a pasar el mal trago.

Sorprendida de aquello mi primo y yo pasamos toda la tarde juntos, paseando y visitando a los demás familiares del pueblo, hablamos de lo bien que lo pasábamos de niños, de la añoranza de nuestras raices, la verdad es que resultó ser una tarde bonita, preciosa, llena de recuerdos, en nuestra conversación jamás salio el tema de aquella paja, pero supongo que en nuestro interior los dos recordábamos aquel episodio erotico sexual.

Conforme se iba acercando la noche mis hijos decidieron quedarse a dormir en casa de otro familiar y yo me quedaba en casa de los abuelos, dos personas ya muy mayores, esa era también el lugar de residencia que escogió mi primo para su estancia. Cenamos los cuatro juntos, los abuelos , Julio ( mi primo ) y yo. Era ya tarde y los abuelos decidieron acostarse, mi primo y yo nos quedamos solos en el salón viendo la tele, pero mas que nada hablando del tema de la separación de Julio, lo veía muy afectado, en un momento dado en medio de una emotiva conversación con el, se puso a llorar, sin saber mucho que hacer me salió del alma darle un abrazo de apoyo en aquel emotivo momento.

Nuestras caras se rozaron, y al mismo tiempo que lo abrazaba le propiné un tierno e inocente beso en su mejilla, en forma de ánimo, pero ese beso en la mejilla casi rozando sin querer sus labios fue un detonante de aquella noche, sin mas intención que la de animar a mi primo el roce de sus labios con los mios y la emotividad con la que nos encontrábamos en ese momento hizo que mi mente se desprendiese de cualquier pensamiento racional y mi libido comenzó a subir a niveles adecuados a esa situación.

Cuando Julio notó mis labios cerca de los suyos lo único que tuvo que hacer fue girar unos centímetros su cabeza para que coincidieran nuestros labios uno frente del otro, sin despegar nuestras caras se produjo el contacto labial, y de manera suave comenzamos a darnos un beso en los labios, muy despacio y tierno. Cierto es que yo me escontraba sorprendida de mi misma, pero al mismo tiempo estaba muy agusto y tranquila con Julio besándome los labios, sin más argumentos mi lengua comenzó a salir a través de mis labios y la fui introduciendo suavemente en la boca de mi primo, el me respondió correctamente sacando la suya y comenzó a jugar con la mía, nuestras lenguas se juntaban y jugaban al unísono en ese eterno abrazo.

Estuvimos varios minutos besándonos y jugando con nuestras lenguas, hasta que un sentimiento de culpabilidad, traición y confusión rondó por mi cabeza, fué cuando decidí dar por terminada la noche y aquel capítulo con mi primo, le dije que ya era hora de dormir, como todas las noches antes de acostarme me bebo un vaso de leche, allí en la vieja cocina y con el vaso de leche en la mano los recuerdos de mi infancia me venían una y otra vez, incluso el recuerdo de aquella masturbación a mi primo me venía a la cabeza en forma de feliz recuerdo.

A la hora de acostarnos las habitaciones que debíamos ocupar estában continuas una a la otra, volví a besar mi primo en la mejilla, esta vez un corto beso de buenas noches, el se metió en su habitación y yo en la mía, me acosté muy confusa y algo excitada de aquella situación, me metí en la cama con el viejo pero suave camisón de la abuela y apagué la luz.

No habían pasado mas de cinco minutos desde que apagué la luz cuando noté que la puerta de mi habitación se abría, era mi primo el que aparecía por esa puerta.

  • Perdóname prima, pero esta noche estoy muy angustiado, me gustaría dormir junto a alguien, necesito el calor de una persona, solo el calor de alguien nada más.

Este argumento de Julio con lágrimas aún en sus ojos me conmovió, a fin de cuentas éramos primos, familia, y Julio ciertamente lo estaba pasando mal, un poco de titubeo y dudas a la hora de responder pero finalmente :

  • Vale, entra y te acuestas pero te levantas antes de que los abuelos piensen otra cosa de nosotros, no quiero que nos pillen juntos y piensen lo que no es.

Julio se metió en mi cama, no podía creermelo, pero la posibilidad de que sus sentimientos fuesen castos y puros hicieron que mi invitación fuera aceptada, me encontraba en una situación rara, confusa, el hecho de tener a un hombre en mi cama que no fuese mi marido me inquietaba y me producía quizás un aumento de adrenalina producida por la situación. Por otro lado también pensaba que no era la primera vez que dormía junto a mi primo, pero claro eso ocurrió hace muchísimos años incluso bastante antes de aquella paja que por cierto no dejaba de recordar, pero claro nuestra edad era completamente diferente.

Con Julio en mi cama decidí darme la vuelta y darle mi espalda, la luz ya estaba apagada, Julio volvió a darme las gracias por dejar que durmiese conmigo.

  • Vale, pero relajate y vamos a dormir.

Quizás tres o cuatro minutos llevábamos en la cama cuando Julio a mis espaldas alargó su brazo y me preguntó que si me podía abrazar, emmmmmmmm, no sé, dudé algo de sus intenciones, pero total de todas maneras ya se encontraba en mi misma cama, se acurrucó a mi espalda y me abrazó con su brazo derecho, le cogí su mano y me dejé llevar por una emotiva sensación filial que notaba con su abrazo.

Julio estaba tan pegado a mi que podía notar el bulto de su miembro en mis nalgas, sabía que no era un  bulto grande y no presentaba erección alguna, pero claro, si que somos primos, si que había ternura y sentimientos filiares en esos momentos pero sin lugar a dudas seguíamos siendo dos adultos heterosexuales hombre y mujer en una misma cama.

No tardé en notar como su miembro se iba haciendo cada vez mas grande, aumentaba de volumen y yo lo notaba claramente con mi culo pegado a su miembro.

Mi cuerpo presentaba una excitación sobrenatural  en aquel momento, su verga estaba tiesa, dura, firme, y la tenía pegadita a mí, sentía ese duro miembro apretando mis nalgas, como un acto reflejo de mi excitación en esa noche comencé a empujar mi culo contra su miembro, Julio no hacía nada, solo se dejaba hacer, al principio solo apreté mi culo en un par de ocasiones o tres para ver la reacción de Julio, el no se inmutó, pero en lugar de quedarme quieta comencé a balancear mi culo hacía su erecto pene como con disimulo pero sin parar de restregar mi culo por su verga.

Julio se dio pronto por aludido, y sin decir nada en esa oscura habitación que seguía con la luz apagada su mano se posó en uno de mis pechos, mientras nuestros movimientos comenzaron a querer sincronizarse y como si de un coito se tratase los dos empujábamos de manera ritmica, pero muy muy lentamente de mi culo hasta su verga, eso sí el con su pijama y yo con mi camisón puesto.

Julio introdujo su mano dentro de mi camisón y me comenzó a tocar mis pechos, eso me estaba gustando y me estaba excitando aún más de lo que ya estaba, los dos en silencio no hacíamos comentario alguno como para no querer romper la magia de ese momento. Julio masajeaba mis pechos de uno a otro, lo hacía tiernamente, me gustaba, me excitaba y comencé a expresar algún tímido gemido de placer, sabía que tampoco debía de hacer mucho ruido.

Con las manos de Julio en mis pechos me di la vuelta en la cama y me puse mirando hacía el, nuestros labios comenzaron a buscarse y se encontraron de manera inevitable, la luz apagada de esa habitación y su total oscuridad hacían que el morbo fuese mayor en esa situación, nuestras lenguas contactaban una y otra y otra vez, jugaban  e intercambiaban fluidos salivares, mientras tanto acerqué mi mano a su cubierto pene aún con el pijama puesto, lo toqué y lo magreé varias veces por encima de su pijama, ese pene estaba duro y tieso como una piedra, me acordé en ese momento de la paja que le realicé cuando eramos jovenes y me comencé a sentir húmeda y deseada, más aún cuando julio bajó sus manos de mis pechos y comenzó a masturbarme, con nuestras lenguas entrelazadas mis gemidos eran amortiguados por nuestras boca, allí estábamos los dos, tumbados a oscuras en la cama, uno frente al otro comiendonos la boca y mastubandonos el uno al otro.

Julio si que había introducido su mano debajo de mi camisón y con ausencia de mis bragas me masturbaba directamente la vagina, yo lo hacía por encima del pijama hasta que decidí meter la mano dentro, pero en lugar de eso aparté las sabanas para poder bajar un poco su prenda de dormir y dejar al descubierto el enorme pene, el cual tuve que buscar en la oscuridad, pero en esta ocasión lo busqué con mi boca, lo agarré con mis cinco dedos rodeando la base del miembro, justo donde empiezan los testículos, con mi dedo pulgar acaricié dos o tres veces su glande hasta que finalmente lo introduje en mi boca, con mi mano masturbaba a Julio al mismo tiempo que realizaba la felación, mi lengua se dejaba posar en su glande y con la puntita le lamía el miembro con cuidado de no hacerle daño.

Con mi camisón puesto me volví a tumbar en la cama, subí la prenda hasta la altura de mis pechos y le pedí a Julio que se pusiese encima de mí, lo hizo y volvimos a besarnos, el pantalón de su pijama lo tenía solo un poco bajado, podía sentir su miembro cerca de mi vagina pero su pantalón impedía poco más, con mis manos bajé su pantalón quizás a la altura de  sus rodillas mas o menos, su miembro caliente rozaba claramente mi entrada vaginal mientra Julio y yo seguíamos intercambiando fluidos salivares con nuestras lenguas, pero yo estaba deseosa de ser penetrada, por lo que en la misma posición en la que yo estaba tumbada y Julio encima abrí bien mis piernas, las flexioné hacía arriba y busqué el miembro de Julio con mi mano, le ayudé a encontrar la entrada a mi cuerpo con mi mano en su pene, y de forma suave y paciente Julio comenzó a penetrarme de manera sutil y lenta.

Expresé un tímido pero largo gemido al sentir su pene penetrando en mi vagina, era un placer inenarrable sentir el miembro de Julio dentro de mí, la oscuridad de esa habitación y la cercanía de los abuelos hacían doblemente morboso el momento, Julio apretó su cintura contra la mía para que su pene se introdujese lo mas profundo que pudiera, yo también apreté mi cintura contra el, y para evitar que se arrepintiese crucé mis piernas alrededor de su culo, totalmente compenetrados y a pequeño ritmo Julio me iba penetrando mientras que yo clavaba mis uñas en su espalda y la arañaba al mismo tiempo que mi boca mordía su cuello y sus hombros, lo hacía para amortiguar el sonido de mis jadeos, mi respiración se hacía inconstante, los gemidos me salían sin querer para facilitar mi respiración, suelo ser una mujer muy sonora a la hora de practicar sexo pero en esta ocasión debía de disimular mis gemidos.

Julio me penetraba lenta pero incesantemente, cuando el movimiento era hacía dentro apretaba con mas fuerza como queriendo dejar allí dentro su miembro para siempre, eso me hacía subir al limbo, me gustaba y lo demostraba cambiando mi manos de su espalda a sus nalgas, puse mis dos manos encima de su culo, clavé mis uñas en el y acompañaba el ritmo pelvico que me propinaba Julio con sus balanceos, cuando el apretaba su miembro dentro de mí yo clavaba aún más mis uñas en su trasero ayudandole e invitandole a que me apretase más aún si cabía.

Julio tenia su cabeza pegada a la mía pero encima de la almohada, de vez en cuando se me tiraba al cuello y  lo succionaba provocandome un poco  de dolor superado ampliamente por el placer que me provocaba su lengua absorbiendo mi piel, era lo mismo que yo le propinaba en su cuello, hombros y pecho, aunque yo al mismo tiempo que succionaba también mordía y clavaba mis dientes en su piel, pero todo por no poder expresar con gritos el enorme placer que me propinaba mi primo en aquel incestuoso pero placentero acto.

El no cesar del ritmo, sumado al morbo de toda esa extraña situación hizo que un cosquilleo comenzase a aparecer por mi estomago, era una clara señal de que mi orgasmo estaba próximo a llegar, aunque yo no quería que eso se acabase nunca, Julio seguía penetrandome con fuerzas pero a su pequeño ritmo, con mis uñas practicamente clavadas en su trasero comencé a  pedidle que acelerase el ritmo de sus movimientos,  y así lo hizo. El acelerado ritmo que impuso Julio hizo que mi temblorosa voz tartamudease mas aún y con gemidos entrecortados mi orgasmo iba haciendo acto de presencia, retiré el cruce de mis piernas del trasero de Julio y las subí al cielo, todo para que Julio tuviese mas espacio para sus movimientos cada vez mas exagerados y continuos, con mis piernas totalmente arriba Julio me penetraba aceleradamente, eso sí sin soltar mis manos de su trasero acompañandolo al  fuerte ritmo que había implantado mi primo.

Mi orgasmo era ya una realidad, con mis manos clavadas a su traser impedí que se saliese de mi para no parar de manera alguna mi inminente y ya aparecido orgasmo, mi cintura y mi pelvis temblaron en forma de espasmos cuando el orgasmo llegó a mí, quería gritar, quería chillar quería un desahogo sonoro y claro a mi felicidad de aque momento, para evitar eso mis dientes apretaron fuerte los hombros de mi primo que como un campeón soportó todas mis "agresiones" propinadas para adecentar y controlar mis fuertes jadeos.

Julio no iba a ser menos que yo y con ese brutal cambio de ritmo en sus penetraciones también le llegó su hora de descarga de leche, lo hizo sacando su pene de mi vagina, lo apoyó sobre mi estomago, y  como si siguiese penetrandome todavía abrazado y encima de mi empezó a descargar toda su leche sobre mi, era una cantidad enorme de fluido lo que descargaba ese pene, me llegó a salpicar incluso la cara, mis pechos y mi abdomen estaban llenos de ese fluido viscoso y blanco.

Con la descarga de Julio los dos habíamos conseguido llegar al orgasmo casi al mismo tiempo, con la luz aún apagada y nuestros cuerpos inundados en esa calentita leche abracé a mi primo y no nos dijimos nada, como en todo el acto, los dos en silencio, simplemente sintiendonos el uno al otro, nuestro silencio era complice y con nuestro abrazo solo sabíamos del buen momento que habíamos pasado los dos, sin rencor y sin sentimientos de culpa alguna, conseguimos quedarnos dormidos un buen rato, abrazados , hasta que Julio encendió la luz, una pequeña lamparita situada en la mesita de noche, subió su pijama que no se quitó en todo el acto y se fué al baño a traerme una pequeña toalla con la que limpié el semen depositado en mi estomago, y se marchó de la habitación dandome un cariñoso beso de despedida y de buenas noches, y allí me quedé yo, con mis sentimientos encontrados de no saber si lo que había pasado estaba bién o mal, en cualquier caso me gustó la esperiencia fuera del matrimonio con mi primo y lo disfrutado no me lo arrebataba nadie, dormí como una princesa esa noche.

Las miradas de complicidad entre mi primo y yo al día siguiente eran inevitables, y por su puesto que si hubo más.