Navidades con mi hija

Mi hija estudia fuera de casa, y cuando llegan las Navidades estoy deseando estar con ella

Me llamo Jorge y tengo 38 años. Hace aproximadamente 10 años mi mujer tuvo un accidente de carretera y tras varios días en coma, falleció en el hospital. En aquel momento teníamos una hija de 8 años, Rosalía. Ambos lo pasamos fatal y fueron momentos realmente duros. Tuvimos que aprender a organizarnos sin su madre y sin mi esposa. Ella no trabajaba y se encargaba de las tareas propias del hogar, comidas, plancha, compras, cuidar de Rosalía…pero tras su desaparición esas tareas pasó a nuestras manos.

Han ido pasando los años, hemos ido sobreviviendo. Yo he tenido una relación estable de unos 2 años, pero por temas de distancia no cuajó. Mi hija acaba de cumplir los 18 años de edad, es el fiel reflejo de su madre. Ojos verdes claro, melena morena que le cubre hasta la mitad de la espalda, mas bien alta, manos con dedos muy largos, eso es paterno y una voz de ensueño.

Este año se ha ido a estudiar afuera, apenas nos vemos una vez al mes debido a la lejanía de su universidad, por lo que se puede decir que en este momento vivo totalmente solo. De vez en cuando salgo con los amigos, tomamos unas cervezas,  jugamos a unos billares o dardos, cosas para salir de la rutina. Pero me siento totalmente triste, cuando mis amigos deciden irse, se van a casa, con su pareja, hijos…o simplemente a estas reuniones informales ya vienen con sus parejas, con lo que me siento un poco el aguantavelas. Me dicen que debo buscar pareja, que de seguir así me quedaré solo el resto de mi vida, a veces pienso que posiblemente sea lo mejor.

Ya estamos en el invierno y ahora hace mucho frío en la calle, dentro de poco llegan las navidades y espero que mi hija venga unos días. Son fechas complicadas, pero si no viene, sería la primera vez que no estamos juntos en unas fechas así , y sinceramente no me gustaría nada estar solo.

Hoy he hablado con mi hija por teléfono y me ha dicho que viene el día 24 por la mañana, día de Nochebuena y que se queda hasta el día de Reyes…NAVIDADES COMPLETAS!!! Mi  cara demostraba una felicidad que no había tenido en años. Su avión llegaría sobre las 8 de la mañana y vendría en un taxi. Pero mientras ella me contaba su plan de viaje yo pensé en darle una sorpresa e ir yo a buscarla al aeropuerto.

Pasaron las fechas y llegamos al día 24. Yo puse la alarma temprano, pues de casa al aeropuerto había una hora de coche. Estaba emocionado, que ganas de ver a mi hija, casi 2 meses sin verla. Llegué al aeropuerto, busquéla Terminalde salida y la esperé. Una hora después anunciaron la llegada del avión procedente de Madrid… Ya estaba aquí!! Me levanté y pude observar como el avión ya estaba totalmente estacionado…en nada vería a mi niña…

Comenzaron a salir personas. Por las fechas el avión iba absolutamente completo y éramos un gentío impresionante. Yo observaba, pero no conseguía localizarla…que desesperación. Estaba llegando a la agonía cuando un par de manos, frías, me taparon los ojos…

-          Cucu…quien soy? – la voz me era muy familiar.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, me di la vuelta con una gran sonrisa…y ahí estaba, mi hija estaba conmigo. Me abracé a ella tan fuerte como podía, llegué incluso a llorar, la emoción me embriagaba en un momento indescriptible. Era el ser mas feliz en ese aeropuerto y creo que en el mundo.

Le cogí las maletas, y nos dirigimos hacia los ascensores que daban al aparcamiento. No deseaba mas que llegar a casa y tener horas y horas de conversación con ella. Que tal le iría en las clases, nuevos amigos, nueva ciudad…novio?? Seguro que algún pretendiente, es una chica muy linda, y no porque yo sea su padre, sino porque objetivamente es la verdad.

En el transcurso del aeropuerto a casa ella no hacía mas que observarlo todo, como actualizándose:

-          Anda Papa, han abierto un Burguer nuevo

Para mi era una gozada ver su sonrisa, escuchar su voz y disfrutar de su presencia. Fuimos charlando en el trayecto, se la veía muy contenta. Pero hubo un momento que me inundó de una enorme alegría:

-          Te eché de menos Papa, quería volver a casa y verte –

Me lo dijo esbozando una gran sonrisa, iban a ser unas Navidades especiales, no cabía la menor duda.

Poco después llegamos a casa, yo le dije que entrara en casa, que se pusiera cómoda mientras yo cogía las maletas y las llevaba a su cuarto. Así se hizo, cogí ambas maletas, ella me dejó la puerta abierta de casa y entré. Subí las escaleras, entré en su cuarto y estaba abrazada a un peluche de su infancia y con pequeñas lagrimas que se escapaban de sus preciosos ojos verdes.

Dejé la primera maleta encima de la cama, pero no sabía donde dejar la segunda, que pesaba ostensiblemente menos que la anterior.

-          ¿ Dónde te dejo esto cariño? – pregunté dubitativo

-          Ponla encima de la otra – respondió sin soltar su peluche – pesa muy poco y no hay problema.

Yo obedecí y la dejé encima. Una vez dejadas las maletas me limité a darle un nuevo abrazo, seguíamos emocionados los dos. Me gustaba mirarla a los ojos, pues eran el fiel espejo de su madre. Estábamos en pleno abrazo cuando la maleta superior se resbaló y cayó al suelo, abriéndose con el golpe.

El abrazo dejó de ser tan fuerte, no hubo miradas, del momento emoción se pasó a un momento de incredulidad por una parte y vergüenza por la otra…De la maleta abierta asomaban una serie de objetos que únicamente había visto en películas de alto contenido sexual…un no muy grande pero grueso vibrador…unas bolas chinas… y un picardías rojo con lunares negros con transparencias realmente asombroso.

La tensión era evidente, nadie hablaba. Su cara transmitía vergüenza. Yo intenté mantener la cabeza fría, al fin y al cabo tiene 18 años y en cierto modo está en esa etapa. Busqué la frase adecuada…

-          Te iba a preguntar si habías hecho amigos, pero puedo ver que alguno si – añadí una sonrisa.

Su cara se volvió a tranquilizar, me sonrió, pero no me dijo nada. Me despedí de ella, pues debía irme a la oficina, tenía que recoger un par de proyectos y después quedé a comer con ella por ahí, La tarde sería de cara a la preparación de la cena de Nochebuena y de la comida de Navidad. Quedamos en que dos horas después yo la recogería en casa.

De camino a la oficina fui pensando en esa imagen realmente imborrable, esa maleta abierta y esos artilugios entre ropa mas que sugerente. Y yo abrazado a mi inocente hija…inocente? En ese momento recordé mi experiencia al salir a estudiar fuera. Mi primer año, el mas bestia…obviamente ella estaba aprendiendo, nuevas experiencias…pero nunca supuse algo así o enterarme de este modo, si es que me tenía que enterar. Por un momento se me pasó por la mente una imagen de mi hija, me imaginaba sus pechos pequeños, absolutamente desnuda, encima de su cama, disfrutando con su consolador…ella tenía la boca abierta…

Un gran claxon me volvió a la realidad…¿ cómo podía pensar asi de mi hija? En cierto modo me había excitado, pero me entró una gran culpa y procuré tener un control sobre mis pensamientos.

Como habíamos acordado, a las 2 de la tarde pasé a recoger a mi hija. Le di una perdida al movil para que me esperase fuera de casa y así no perder el tiempo e ir a comer. Se subió al coche, muy abrigada, pues hacía un día espantoso. La llevé a un buen restaurante, suelo comer con mis jefes ahí y tenía mesa reservada. Enseguida nos atendieron. Yo la noté un poco callada, más de lo que yo hubiera imaginado.

-          Cariño, te sucede algo? – pregunté

-          … - dudaba como comenzar- me he sentido muy avergonzada por lo que ha pasado hoy al llegar a casa…

-          ¿ el qué? – aunque sabía de sobra a que se refería- ¿ lo de la maleta?

Se ruborizó nada mas nombrar la palabra maleta. Yo intenté evitar una conversación incómoda.

-          Rosalía, hija, no le des importancia. Todos vamos creciendo, aprendiendo a vivir. También nos conocemos a nosotros mismos y en esa fase estás tú. No le des la mayor de las importancias, en serio.

Pareció que se había relajado y pudimos tener una comida distendida, alegre y sobretodo familiar. Una vez acabados los cafés, decidimos ir a casa, pues había que preparar la cena de Nochebuena, sería una bonita experiencia en familia, de la cual a buen seguro íbamos a disfrutar ambos.

Ambos estábamos algo cansados, con lo que tras llegar a casa decidimos ir a dormir un poco la siesta, siempre nos gustaron las noches de Nochebuena por el después de la cena, solíamos tomar algo, jugar al trivial..esas cosas.

Antes de irme a la cama, me fui al baño. No soporto no lavarme los dientes. Cogí mi cepillo, pero eché en falta el tubo de dientes. Busqué por los armaritos, pero nada, asique decidí mirar en el armarito de Rosalía, seguro que tendría uno… Mi cara se llenó de asombro…ahí de pie, se erguía el consolador. Rápidamente cerré de pestillo la puerta del aseo. Me acerqué nuevamente al dicho aparato. Tras observarlo detenidamente, me aventuré a cogerlo…No era muy grande…pero si era grueso. Tenía un pequeño botón en la base que supongo que accionaba la vibración. Lo olí, pero me olía a plástico. Nuevamente pasaron por mi mente mil imágenes, todas relacionadas con mi hija…disfrutando de su vibrador. ¿ Tan necesitada estaba? ¿ Pensaba usarlo en casa?

Volví a dejarlo nuevamente en su sitio y cogí la pasta de dientes de mi hija y la usé. Una vez acabado me fui a mi cuarto, pasé por delante del cuarto de mi hija, a la cual le dí un beso y le dije que me despertara a cierta hora. Llegué a mi cuarto, y al cerrar mi puerta, noté como mi hija también se dirigía al baño. Apenas estuvo 15 segundos, tiempo demasiado pequeño para hacer cualquier cosa o necesidad. Me puse el pijama y me metí en la cama. Puse la televisión, por tener algo de fondo.

No conseguía pegar ojo, y me quedé mirando una película tranquilamente. Media hora después noté que mi hija salía del cuarto, regresaba al baño, otros quince segundos y nuevamente a su cuarto, cerrándose dentro. Me pareció extraño, pues suele ser una persona que duerme muy rápido…

¿¿¡¡ELVIBRADOR!!??

¿ Sería verdad? ¿ Habría ido a cogerlo y usarlo? La película no tenía apenas valor. Mi cabeza daba millones de vueltas…mi cuerpo me decía…vete…Me puse las zapatillas y lentamente me dirigí al aseo…entré sin hacer mucho ruido, encendí la luz, cerré la puerta y me dirigí al armario…

Me puse frente al armario..un cosquilleo me atravesaba desde la cabeza a los pies…un hormigueo…que hacía gran sensación en mi pene…poco a poco se estaba despertando y en un pijama se notaba el bulto y mucho. No es que tenga un gran pene…pero bueno…cuando crece…pues crece.

Abrí el armario…y ahí estaba el vibrador…lentamente y con cierto nerviosismo lo cogí…lo observé y sin pensar…me lo llevé a la nariz…olía muy rico…un olor característico… Volví a observarlo…¿ a que sabra?...la pregunta tenía una única manera de ser respondido…abrí mi boca….saqué mi lengua…y le dí una tímida lamida…

-          Que rico!! – susurré

Volví a lamerlo…esta vez mas decidido…y mas decidido cada vez lo metí dentro de la boca…Decidí sentarme en una pequeña silla que tenemos en el aseo… Seguí saboreando aquel manjar..que rica sabía mi niña…era una diosa sin dudar…

MI calentura subía por momentos y decidí desnudarme integralmente. Me senté desnudo, con ese falo de plástico en la boca…lo acaricié con mi pene…lo metía en la boca, lo lamía…y con otra mano me masturbaba muy lento. Mi polla estaba absolutamente tiesa, dura, con las venas marcadas… Estaba disfrutando como nunca…

Abrí los ojos, quería volver a mirar ese pene de plástico…volver a olerlo…Y me encontré con la mayor de las sorpresas…mi hija me observaba atónita desde la puerta. Con la excitación no la sentí entrar. Yo me detuve, aunque no podía disimular. Mi mano derecha agarraba mi polla, mi mano izquierda su vibrador…

Ella me miraba fijamente, yo la miraba sin pestañear…Me sentí raro…Sabía que en ese momento había perdido a mi hija, que nunca volveríamos a la situación de inocencia que nos había unido desde la muerte se su madre.

Hubo un silencio incómodo, cuando recuperé el sentido del susto…me fijé que mi hija tenía su mano derecha por debajo del pantalón de su pijama y lo movía lentamente…¿ Se estaba tocando…viendo como se masturbaba su padre…y lamía su vibrador?

Sin hablar se fue acercando hacia mi…se puso a mi altura…me cogió el vibrador y lo posó en el suelo. Se agachó, se puso de rodillas ante mi…me miró a los ojos…y con su mano derecha apartó mi mano de mi polla…suplantando mi mano por la suya…dejo caer un poco de saliva sobre mi polla…y poco a poco empezó a subir su mano desde la base del tronco…hasta arriba del todo…volvió a dejar caer saliva…y volvía a bajar la mano…repitió esta acción 4 ó 5 veces. Yo admiraba atónito aquella visión. Comenzó a bajar su cabeza a mi polla…sacó su lengua y empezó a lamer como si un helado se tratase…parecía disfrutar…bajaba y subía con parsimonia…Y sin esperarlo y de un golpe, abrió su boca y la engulló hasta donde pudo, mi polla había desaparecido por completo dentro de su boca…yo notaba su lengua jugar…lamer…me recosté un poco mas…la cogí por la melena y la guiaba en sus movimientos…íbamos acelerando cada vez un poco mas…

Tras estar asi durante un rato…decidí cambiar los roles…pues estaba llegando a un punto de no retorno…Me levanté…ella se puso en pie. Se sacó la camiseta y el pantalón. Se sentó en la misma silla que momento antes yo había ocupado…se recostó y al mismo tiempo que son sus manos jugaban con los pezones..abrió sus piernas, dándome una estupenda panorámica de su coñito joven. No estaba totalmente depilado, si recortado, se veía que lo cuidaba… También podía observar pequeños destellos…brillos…era restos de humedad…estaba muy excitada…

Me agaché delante de ella, me besó en la boca, chocaban nuestras lenguas…nos separamos y yo empecé a besar sus pechos, apretarlos con mis manos, mordisquear sus lindos y pequeños pezones…Bajé un poco mas…un poco mas…siempre con mi lengua por fuera…hasta llegar a su lindo y húmedo coñito…Apreté con todas mis fuerzas contra ella, quería penetrarla con mi lengua…empecé un movimiento de lengua y de cuello…quería regarle de mi saliva…y beber de sus zumitos…Empecé a acariciarla con dos dedos..que poco a poco la iban penetrando…apretó mi cabeza contra ella…apreté mis dedos…le metí un tercero…y gritó…había tenido un estupendo orgasmo… Seguimos un rato…en el cual obtuvo varios orgasmos mas, que ambos disfrutamos…ella gimiendo y yo saboreando…

Pasado un rato…me apartó de ella…se puso en pie. Me levantó del suelo y nos besamos como dos poseídos. Me devolvió a la silla…me volvió a coger mi pene y me lo masturbaba muy lentamente…disfrutaba ella…gemía yo…Ambos sudábamos…los azulejos del baño estaban absolutamente empañados.

Me besó y se acomodó encima mío…Fue bajando lentamente…ella seguía agarrando mi pene, no quería que hubiera fallos, debía entrar a la primera…Poco a poco fui penetrándola…entraba sin problemas, había mucha lubricación…la humedad de ella y la saliva de mi polla…una vez totalmente dentro..me besó y empezó un movimiento de vaivén…arriba y abajo…a los lados…arriba y abajo…cada vez acelerando mas.

Sus gemidos eran cada vez mas grandes, yo sólo podía agarrarme a ella y que ella me guiara…

-          Te eché de menos papa

Fue lo único que dijo en esos momentos…El ritmo aceleraba, yo notaba como cada cierto tiempo sus movimientos eran como espasmos…eran orgasmos..estaba disfrutando…

-          Me voy a correr mi vida… - le hablaba entrecortado, no podía de otro modo.

Ella aceleró el ritmo…

-          Quiero que te corras dentro…sentirte dentro… - jadeaba- estoy tomando la pastilla…

No pasó mucho tiempo, cuando ambos gritamos a la vez, un chorro de leche caliente inundaba su pequeña cueva…ella gimió al notarlo…llegamos al orgasmo a la vez…ella no dejaba de moverse…quería hasta la última gota…

Poco a poco nos quedamos inmóviles…me miró y yo a ella…mientras mi polla disminuía su potencia en el interior de su coño…Nos besamos…Se levantó lentamente…al salir mi polla…un reguero de leche caía por sus muslos…recogió su ropa…y antes de salir por la puerta, se dio media vuelta y me dijo…

-          Cuando me quieras probar…no uses mi vibrador…ven a mi cuarto…

No tengo ni que decir que esas Navidades fueron muy especiales, salimos muy poco de casa. Disfrutamos de nuestros cuerpos, de nosotros. Efectivamente había perdido a mi hija…pero me había ganado una mujer caliente, que me amaba y yo a ella.

Pasadas las navidades, ella regresó a Madrid, yo fui a visitarla siempre que podía o sino venía ella. Con el tiempo me acabé trasladando a Madrid para poder estar con ella, actualmente vivimos juntos. Actuamos como padre e hija de cara a la gente, pero en la intimidad somos una pareja muy activa.

Soy Feliz!