Navidad con mi tía

Una inesperada relación surge entre tia y sobrino en la noche de Navidad, al abrigo del champagne y los fuegos artificiales.

Estábamos en casa de mis abuelos paternos , 24 de diciembre por la noche, a la hora de cenar, toda la familia reunida.

Mis padres y yo llegados desde el interior a la Capital , mis abuelos , y mi tía Clara , que vivía con ellos , todos en la mesa familiar, disfrutando de la tranquila y amena reunión navideña , cena con abundante champagne incluido.

A la medianoche, sonaron fuegos artificiales por todas partes, el cielo se iluminaba continuamente al son de los estruendos, y con el brindis de rigor, nos deseábamos felices fiestas entre todos.

Fue allí que , al darle el beso correspondiente a mi tía, noté su perfume, que emanaba de su piel tibia y suave, impregnándome totalmente, y sentirlo mientras me deseaba felicidades con su voz sensual, fue suficiente para hacer brotar de mi cabeza las locas fantasías de un adolescente aun virgen.

Clara, mi tía adorada, era una mujer de unos 43 años, alta, pelo castaño largo que caía sobre sus hombros recortando un cuello perfecto, ojos felinos, boca ancha y carnosa, tenía esa noche un vestido negro de raso que dejaba su espalda al aire, que mostraba su contoneo divino al caminar, y un tajo hasta las caderas que era una invitación al arrebato.

Yo, 19 años vírgenes, masturbaciones diarias hasta matarse, flaco, callado y reservado , me moría por tocarla a toda hora, la buscaba con cualquier excusa para rozar mis brazos contra los suyos. En esos momentos, toda la sensibilidad de mi cuerpo se concentraba en ese toque tibio e instantáneo, matándome de deseos por ella.

Para colmo, como era el más chico de la reunión, a cada rato me pedían cosas para traer y llevar, y mi tía frecuentemente me pedía que le trajera cosas de aquí para allá, inclinándose sobre mi oído sentada a mi izquierda, mostrándome en el escote la puerta a la felicidad, sus pechos que asomaban tenuemente sin corpiño, invitándome a darme un chapuzón en ellos.

Yo por supuesto, atendía solícito cada uno de sus pedidos, que ella agradecía con caricias sobre mis hombros, tomándome de los antebrazos, y hasta en un momento me tomó del cuello con sus dedos, apretándome con sus uñas de un modo tan sensual que mi erección no tardó en llegar, obligándome a permanecer sentado y quietito para no pasar un papelón familiar.

Pasadas las tres de la mañana, mis abuelos fueron a dormir a su dormitorio en la planta baja, y mis padres salieron a visitar a unos parientes avisando que llegarían al otro día.

Mi tía Clara, se apresuraba para salir a bailar, así que a mí solo me quedaba irme a mi dormitorio resignándome a una Navidad lejos de mis amigos.

Me quité la ropa quedándome solo en slip, prendí la tele y me acosté en la cama que me improvisaron los abuelos, en la planta alta.

De pronto, siento la puerta de la casa abrirse, y entra mi tía , buscando vaya a saber qué, y al alzar la vista me ve en la escalera, en slip y nada más.

-Qué hacés, que no saliste a vagar esta noche- me dijo

-Nada, no conozco a nadie por acá, así que me quedé a dormir. Y vos, no salís?

-Es que se suspendió la reunión donde iba, así que también me quedo, ya somos dos. Estaba buscando donde poner mis zapatos para no hacer ruido.

Se descalzó, y sus pies me parecieron divinos, deslizándose sobre el piso como un ángel.

-No querés bajar a brindar conmigo, así nos hacemos compañía? O querés que suba yo?- me preguntó desafiándome, mientras yo casi me desmayo.

-No sé..n.,n..no sé, lo que vos quieras…..- tartamudeé, poniéndome totalmente en evidencia ,

Ella me miró fijamente, como calculando algo, evaluando lo que iba a hacer, durante unos segundos que me parecieron una eternidad.

Finalmente, tomó una botella de champagne, dos copas, miró cuidadosamente alrededor para comprobar que no hubiera testigos, apagó todas las luces, y haciéndome ssshhhh con el dedo índice sobre su boca, comenzó a subir la escalera.

Yo, en slip parado al final , quedé mudo viéndola avanzar, con su vestido marcando sus piernas, como un leona , mirándome fijo a los ojos, y con una semisonrisa en su boca que parecía que me iba a destruir.

-Vamos a tu pieza, para que no nos vea nadie, vamos a estar más tranquilos por si los viejos se levantan al baño- me dijo, y enfiló directo delante de mí, mostrándome el camino.

Ella pasó primero, luego yo, y acto seguido, ella misma cerró la puerta, y se tiró sobre la cama.

-Encargate de abrir el champagne, vos que sos el machito aquí-dijo remarcando la última parte-

-Yo me quedo aquí, tirada en tu cama, esperando lo que vos hagas- susurró sonriendo, maliciosamente, jugaba conmigo ya que se daba cuenta del pánico que yo tenía.

De alguna forma logré descorchar el champagne helado, y ella aplaudió riéndose:-muy bien, si sos hombre para abrir un champagne, quiere decir que sos capaz de hacer muchas otras cosas.

-Ah, sí, claro,- dije, por decir algo para no parecer tan tonto- pero esperame, me voy a poner algo.

-Quedate así nomás, que te queda bien. Siempre me gustaron los flaquitos, así que por favor no te pongas nada encima, dejame verte como te queda eso.

-Es que me siento avergonzado, así .

-Ah, bueno, entonces ya tengo la solución. Vamos a emparejar la situación y listo, así estaremos iguales los dos – Dicho esto, se comenzó a sacar el vestido tan lenta y seductoramente que me enloqueció, sentí mi verga crecer en mi slip en forma incontenible y debí sentarme para intentar disimular un poco.

Ella estaba boca abajo, así que no podía ver sus pechos, pero ella igual me veía.

-Ajá, así que tenemos aquí a un potrillo- dijo, sonriendo- Estás igual que en el comedor, cuando quisiste disimular, pero a mí no me engañaste, se te notaba muy bien el pitito paradito ahí, mi amor. A tu tía no quieras engañar, así que a ver, contame- dijo sirviendo el champagne en las copas- qué cosas te gustan de una mujer?

-No sé qué decir, en realidad me gusta todo lo que estoy viendo ahora, no te voy a querer engañar, ya viste como estoy.

-Ajá, ya veo. Y tu novia, como es, asi como yo?

-No, si no tengo novia ni nada.

-MM, que pena, debés estar tan solito, en esta noche, así que entonces, vamos a brindar, mi amor, por esta Navidad juntos, aquí los dos solitos.

Brindamos varias veces, hasta que me miró nuevamente fijo a los ojos.

-Tenés las manos temblando, a ver damelas- y me tomó ambas manos , que estaban temblorosas de la ansiedad que me mataba.- amor, no me tengas miedo, al fin y al cabo somos familia. Mirá, yo también estoy un poco nerviosa- y me posó las manos en el pecho, dándose vuelta , mostrándome el par de tetas más espectacular que había visto en mi vida.

-Tocame , sentís mi corazon? –me dijo

-Claro que te siento- dije, con la pija a punto de explotar en mi slip.

-Tocame así, así, nunca tocaste a una mujer, verdad? Vení que tu tía te va a enseñar, si es que querés.

Yo mudo, solo obedecía las órdenes.

-Mmm, sí , papito, así, vas a ver como tu tía querida te va a hacer un hombrecito en esta Navidad. Eso sí, mi amor, prometeme que nunca vas a decir nada a nadie, si? Quiero que estemos vos y yo esta noche como hombre y mujer, te voy a dar todo lo que me pidas, absolutamente todo.

Sus manos guiaban sabiamente las mías, por todo su pecho, hasta que me las soltó para tomarme de la cara y encajarme un beso como nunca antes tuve, su boca era una fruta carnosa tibia, me mordía los labios, su lengua se hundía en mi garganta y jugaba con la mía como una mariposa de fuego, investigándome por dentro. Su perfume me invadía y me volvía loco, sentía el olor a piel mezclado con su perfume, y ya no tuve conciencia de nada más que ella y yo, en mi pieza, solitos a la luz de la lámpara, anudándonos el uno al otro.

Su piel suave y tibia como seda, se refregaba por mí, como una serpiente enroscándose, me sentía todo un macho retorciéndome contra su cuerpo.

Me quitó el slip y mi poronga saltó afuera triunfal, como una espada a punto de dar batalla.

-Mi amor, tu pija es hermosa, así rosadita y suave, me encantan las pijas de los muchachitos como vos, son tan tiernas y calientes….

Acto seguido, comenzó a acariciarla tiernamente, con un suave vaivén de sus manos, yo estaba volando por los aires, me tocaba los huevos, la ingle, mientras su boca seguía ocupada en lamerme los labios.

Luego, fue directo hacia mi pija, la atrapó en sus labios, succionándola y elongándola hacia la punta, tragándosela hasta la raíz, una y otra vez, lamiendome, y no pude contenerme, por supuesto, acabé y acabé como un loco en su boca. Ella no dejó escapar ni una gota, se bebió mi acabada entera, y me dejó la pija limpia y rozagante.

-Papito, qué hermoso, sos tierno hasta para acabar, me encanta estar con vos, si sabía te buscaba mucho antes-me dijo susurrándome.

Siguió lamiéndome, esta vez por debajo de los huevos, iba hacia atrás, no podía creer lo que sentía, me encantaba como me exploraba con la lengua, era toda una perra experta, me tocaba el agujero del culo con su lengua, lamiéndolo y jugueteando con él, y mi poronga instantáneamente volvió a erguirse.

-Te gusta lo que te hace tu tía, mi amor,? Sentís como juego con vos? Vas a jugar con tu tiíta mucho mucho, hasta que ella te diga basta?

-Si, si, si, lo que vos digas, sí .

-Estás envergado otra vez, papito, me encanta así, a ver, mostrale a tu tía cómo te hacés la paja, ahora, mostrale a tu tía querida cómo te pajeás –

Y yo me pajeaba delante de ella, que se reía y tomaba un poco de champagne, y me comía la boca impregnada de mí.

Me tiró sobre la cama, y se sentó sobre mi cara, enseñándome cómo chuparla y lamerla. Estuvimos haciendo un caliente 69 durante media hora, aproximadamente, ella era toda una experta, se movía como una yegua sobre mí, derramándome sus jugos tibios que yo tomaba y tomaba sin parar, metiendo mi lengua dentro de ella.

-Si, papito, si, mirá como acaba tu tía, sobre vos- decía despacito, para no despertar a los abuelos, conteniendo las ganas de gritar, pero temblando de placer sobre mi boca.

Se dio vuelta, y ahí nomás, se ensartó mi poronga entera en ella, hasta el fondo, sentándose sobre mí, y empezó a cabalgarme sin piedad, arañándome el pecho, yo tomándola por la cintura sentía una hembra sobre mí enloqueciendo de deseo.

Acabó dos veces más , mordiéndome los hombros para no gritar, hasta que yo también exploté dentro de ella , con tanto placer que creí que me moría.

-Mi amor, sos tan dulce para coger, me encanta cómo te portás conmigo, te voy a coger toda la noche, no te voy a perdonar, sabes, mirá lo que lograste con tu actitud, mirá cómo tu tía se deja coger por vos.

Estuvimos toda la noche, probamos todas las posiciones que se nos ocurrieron, jugábamos a cogernos entre los dos, y antes de irse, a eso de las 8 de la mañana, me dio una última mamada que me sacó las últimas gotas que me quedaban. Me dio el último beso de lengua, se despidió y se fue, antes que nadie despierte.

Me dormí como hasta las 1 de la tarde, y desperté, fui a la cocina y estaba la familia otra vez en la mesa, me senté al lado de mi tía Clara, quien me sonrió guiñando un ojo complice, y se pasó tocándome la pija por debajo de la mesa.

Pasamos cogiendo todas las noches mientras estuvimos en la casa de los abuelos, y esas navidades fueron para mí inolvidables.

Durante cinco años cogí con mi tía todas las vacaciones que podía ir a verla, hasta que se casó, y nos encamamos en su despedida de soltera por última vez.