Navidad 2010

Mi primo me da el mejor intercambio de regalos de mi vida

Nunca falta el primo guapo que quisieras que te tomase a la fuerza y te diera la mejor cogida de tu vida. Pues mi relato va de eso, de cómo una navidad el mayor de todos mis primos me dio el mejor de los regalos.

Hacía bastante tiempo que deseaba estar con mi primo, una ocasión tuve oportunidad de constatar el gran tamaño de miembro que sus pantalones reflejaban, yo era un niño aún cuando lo vi salir desnudo de la regadera y poniéndose su ropa interior, desde ese momento no deje de pensar en el gran trozo de carne que me estaba perdiendo.

Mi primo Carlos es ahora un hombre en su mejor etapa. Con sus 30 años (11 años menor que yo) y recién casado es un esposo responsable y padre de un pequeño niño, es un hombre alto, cabello corto y ondulado, tez muy morena, bellas piernas velludas, un pecho fuerte y delgado, un culo firme y redondo y cualquier pantalón dejaba ver el tamaño de verga que se carga, un bulto que no puedes quitarle la vista y se te hace agua el culo.

Todo empezó semanas previas a Navidad… la familia de mi madre, que es bastante extensa, organizó un intercambio de regalos y muy a mi pesar tuve que ser participe. Después de "rifar" los nombres con papelitos y leer el nombre del "desafortunado" que habría de conformarse con mi regalo rompí aquel papel, me había tocado hacerle un regalo a mi mas deseado (en toda la extensión de la palabra) primo, Carlos. Por unos segundos me quedé pensando en que cosa podría regalarle a mi primo, no lo conozco mucho, apenas si hablamos pensé, no quería darle el clásico regalo por compromiso, quería sorprenderlo ya que fantaseaba que en agradecimiento me tomase como seguro hacia con su mujer.

Semanas pasaron y no me decidía, había recorrido varias tiendas y no encontré nada que a mi parecer pudieran sorprender a Carlos, mi primo no es un hombre ostentoso de hecho debo confesar que es una persona que tuvo una vida muy sencilla, ahora que es padre y posee dos hijos a veces no puede darse muchos caprichitos y creo que darle algún Gatget, un objeto de colección o una buena prenda de vestir seria presumir, así que desistí de buscar algo "increíble" y solo me vino a la mente lo mucho le gusta el Flan Napolitano, sonreí en medio de la acera y me di cuenta que debía poner manos a la obra, llamé a mi madre para preguntarle por los ingredientes y luego de colgar presuroso fui al almacén comercial a por ellos, en el camino me sentí muy contento, jamás había terminado de cocinar algo siempre me frustraba a la mitad o al no entender la receta pero estaba esta muy entusiasmado ¿Qué pensaría Carlos cuando lo reciba?, ¿Qué diría al saber que yo mismo lo cociné?, después de todo es mas gratificante cuando sabes que la persona que hace un presenté dedico no solo dinero sino esfuerzo al menos eso pienso yo. Faltaban 2 días para la noche buena y el intercambio seria hasta la mañana del 25 de diciembre del 2009, Navidad.

Por fin había llegado el 24 de diciembre la noche buena era una realidad y asistido por mi madre quien me había dado la receta batallaba un poco con los trastes y cucharas que se me acumulaban, lo mas difícil fue hacer el caramelo para lo que eché a perder medio kilo de azúcar pues simplemente se me quemaba pero después de consultar algunos trucos en internet para dicho propósito vi como el azúcar lentamente se convertía en liquido oscuro transparente para debidamente a su tiempo retirarlo del fuego y sostenerlo durante unos segundos mientras pensaba donde poner mi mayor logro en la cocina (perdón pero lo creo digno de comentar), era lo mas valioso que tenia en ese momento después de todo el caramelo va encima del flan.

Después de bastante labor acabé el flan y el ultimo paso fue meterlo en el refrigerador, ya daban las 8 de la noche y yo aun sin prepararme para la cena, corrí a la ducha, el agua sobre mi cuerpo se deslizaba mientras comenzaba a lavar mi cabello fue entonces cuando me di cuenta de algo, yo había cocinado para darlo como presente pero ¿Qué recibiría yo? Mas importante aún ¿quién me daría a mi? Esperaba que al menos fuera algunos de mis familiares que me conocen más que la mayoría ya que siempre me llevo la desilusión de recibir algo que no llego a utilizar y esta es la razón de mi resistencia a este tipo de "dinámicas" familiares.

Frente al espejo del baño me daba los últimos retoques, fajé mi camisa y la acomodé, abroché el cinturón, un poco de Mania by Armani (mi favorito) en el cuello, el reloj de mi abuelo que data del siglo XX (nada antiguo ahora pero en unos años quien sabe), una vista de cuerpo completo de frente y otra de perfil, el mismo ritual glamuroso que me acostumbre hacer gracias al cine Hollywoodense, satisfecho tomé mis cosas baje las escaleras y salí con mi familia rumbo a casa de los abuelos.

La cena transcurría normalmente con charlas entre los más adultos y otras que hacíamos los más jóvenes y claro no pueden faltar los niños, la nueva generación, unos mas callados y tranquilos y otros que no pierden la oportunidad para destrozar objetos. Dieron las doce en punto, alzamos el vino, bebimos un poco de él y comenzamos a abrazarnos como cualquier familia mexicana o al menos eso supongo yo.

Cuando terminé de cenar, fui a la sala de la casa para sentarme y ver como mis primos menores jugaba con su consola, estaban entretenidos matando y disparando en una súper misión ultra secreta (jajajaja) la misma rutina de todas las navidades. Me levanté y subí a la segunda planta para ver la televisión en alguna de las habitaciones, la luz de una de las habitaciones se escapaba por debajo de la puerta, alguien se me ha adelantado, pensé, pero de todos modos giré la perilla, abrir y ahí estaba Carlos viendo la TV sentado en la cama. Me invitó a sentarme y me dijo el nombre de la película lo cual comprobé al voltear mi mirada hacia el televisor -Abajo no me dejan ver la tele- dije y Carlos golpeando ligeramente el colchón con su mano izquierda me invitó de nuevo a sentarme y dijo: – se ve buena, ¿ya la viste?- a lo que respondí con negativa. En las pocas (muy pocas) veces que hablamos siempre hay un cierto ‘frio’ entre ambos, fantaseaba con que él supiera que yo lo deseaba pero eso era imposible pues nunca hice algo que lo hiciera suponer, así que dicho ‘frio’ lo creí natural dado que somos de distinta edad, gustos y vida social incluso y sin afán de ser racista su color de piel es muy morena contraria a mi tez blanca.

La conversación fue sobre películas (un tema que me encanta) y así pasaron los minutos hasta que la película terminó fue entonces que me preguntó – ¿a quien te toco darle regalo?- y mi respuesta fue una mentira y rápidamente pregunté : ¿y a ti quien te tocó?- –es secreto- contesto de forma burlona, lo miré serio y fijamente para forzarlo a hablar – ¿para que quieres saber?- dijo mientras encogía los hombros –yo te dije a quien le voy a dar- dije en tono de reproche y a pesar de saber que había mentido entonces mientras volteaba su mirada hacia el televisor algo nervioso dijo: –no pensé que me lo fueras a decir¿Quién mas subió?- a lo que yo respondí: –nadie, todos están abajo- hubo un silencio un tanto incomodo, mi mano descansaba sobre el colchón a unos centímetros de su cuerpo, mi corazón se aceleraba, tenia tantas ganas de sobarle el miembro pero temí por su reacción así que no tuve valor para hacerlo y me levante. -¿Vas al baño?- me pregunto Carlos justo antes de que mi mano girase la perilla –No- respondí y en ese instante Carlos se levantó apagó la TV y salimos de la habitación, me tomó de la mano y susurró: - Ven- . Nos dirigíamos al baño de la planta alta, prendió la luz, entré primero yo e inmediatamente él hizo lo mismo, no me dio tiempo de pensar fue tan rápido y surrealista creí por un segundo que estaba soñando estábamos de frente y me volteó dándole la espalda entonces qué mirando hacia el espejo, Carlos comenzó a acariciar mis nalgas, desabrochó mi cinturón y bajó mis pantalones y ropa interior, puso su rostro al nivel del mío y nuestras miradas se cruzaron en el reflejo del espejo fue entonces cuando me miró y me dijo –esto es lo que querías ¿no?- me quedé mudo ante tales palabras. Por en el reflejo vi como se deshacía de sus pantalones, puso su mano izquierda sobre mi espalda para encorvarme un poco, yo apoye mis manos sobre el lavamanos e instintivamente paré las nalgas, sentí como jugaba con su miembro entre mi raya tratando de abrirse paso y buscando mi ano. Mi corazón latía con fuerza y mi respiración se hacia mas hueca entonces comencé a sentir como estaba siendo penetrado por mi primo mayor, era un poco torpe debido a su nula experiencia con hombres hasta entonces, así que mantuve el equilibrio y usé mis manos para abrir mis nalgas, Carlos aprovecho la ayuda y con gran fuerza me ensartó su verga grande de un solo empujón, gemí un poco y rápidamente solté mis nalgas para apoyarme de nuevo. –sssshhhhh- me susurro mientras comenzaba al ritmo del "mete y saca", su pene debía ser bastante ancho porque jamás había sentido tanta presión. Por un momento el silencio se apoderó del baño, yo incliné mi cabeza hacia abajo como si me avergonzara de lo que estaba pasando solo mi curiosidad me hizo levantar la mirada hacia el espejo para saber si no se trataba de un sueño, al instante de ver su rostro Carlos me dijo, -¿te gusta? – a lo que yo simplemente respondí asintiendo mi cabeza, alzó su camisa y dio una mirada a su virilidad que salía y se ocultaba en mi ano, aceleró el ritmo y me tomó de la cintura, su respiración se hacia mas agitada y pudo preguntar de nuevo -¿te gusta verdad?- para entonces yo ya estaba disfrutando del momento y le contesté – si…mucho, se siente tan rico, se acercó a mi inclinándose un poco y me dijo al oído - así que eres bien puto primo- con uno voz muy varonil mientras intentaba perforarme mas fuerte. Segundos después ambos estábamos muy calientes y me atreví a apárteme, voltee mi cuerpo, me recosté en el suelo boca arriba, alce mi piernas, abrí de nuevo mis nalgas invitándolo a que me follase de aquella manera -métemela hasta el fondo- dije con una sonrisa traviesa, no dudó ni un segundo terminó de desvestirse, se colocó de rodillas, alzó mas mis piernas colocándolas sobre sus hombros, puso el glande en la entrada de mi ano, con un poco de saliva lubricó las partes y de nuevo empujó con fuerza esta vez entró con mayor facilidad, le pedí que la sacara y la volviera a meter con fuerza así y varias veces lo hizo, mi pecho estaba sucio de semen que sin tocar mi pene había eyaculado. Carlos no tardó mucho en acelerar el ritmo para terminar, su cuerpo en sudor era hermoso, su piel morena me causaba mucho morbo, tomó mis tobillos y los alzó un poco, miró como su gran verga se escondía dentro de aquel culo blanco, en su rostro se veía lo macho que se sentía, soltó mis tobillos para recargar sus manos sobre mis hombros, empujó mas y mas rápido hasta que sentí mi ano húmedo por su semen, -WOW! Que hombre- pensé mientras nuestras respiraciones iban recuperando su ritmo normal y su miembro iba perdiendo tamaño aun dentro de mí. Después Carlos simplemente se levantó, se limpio, se vistió y salió del baño como si nada y sin decir nada, me quedé un poco confundido aún, me limpie, me vestí y me eché un poco de agua en la cara y me quedé frente al espejo pensando en las tantas veces que había deseado ser cogido por mi primo pero nunca creí que pudiera hacerse realidad, quizá me había equivocado y seguramente Carlos se dio cuenta de que lo deseaba pero sea como haya sido mi fantasía se hizo realidad.

Cuando bajé las escaleras me di cuenta de que Carlos se había marchado con su familia, al parecer ya pasaban de las 4 de la madrugada. -¿Dónde estabas?- Me preguntaron mi padres cuando llegué a la sala, -Me quedé dormido viendo la TV en uno de los cuartos- mentí rápidamente y después nos fuimos.

A la mañana siguiente la navidad había llegado y toda la familia se volvió a reunir en casa de los abuelos para el momento de los regalos, yo había hecho mi mejor esfuerzo para presentar mi regalo a la altura de la buena repostería, cogí una charola con tapa y lo coloqué en el refrigerador mientras llegaba mi turno, unos estábamos de pie y otros sentados sobre los sofás haciendo un circulo y en el centro estaban los regalos. Cuando llegó la hora de dar mi regalo impacientemente tomé la charola, me paré en el centro de la sala y todos creían que sería una broma. –me tocó darle a…- decía mientras me acercaba disimuladamente a mi primo Carlos y terminé la frase, - a Carlos!- Mi primo puso cara de sorpresa pues la noche anterior le había mentido y él se creyó lo que le dije, con una mano sostuve la bandeja y con la otra destapé el regalo – Feliz navidad primo, lo he hecho yo mismo y espero que te gusté- Dije al tiempo que él tomo la charola con el flan, le pidió a su esposa que lo sostuviera para poderme abrazar y así decirme –Gracias Primito- . Volví a mi lugar y entonces fue el turno de Carlos de dar su obsequio, muy a su estilo serio cogió un pequeño paquete color azul metálico con moño plata yo estaba un poco distraído porque una prima junto a mi me estaba cuestionando sobre la recete del flan cuando de momento Carlos se acercó a mi estirando su mano y diciendo: -a mi me tocó darte… feliz navidad- y nos volvimos abrazar pero estaba vez fue mas fuerte y al oído me susurro: - lo de anoche fue tu verdadero regalo- me quedé atónito ante sus palabras, lo solté y vi en su rostro una leve sonrisa de complicidad que no le conocía a mi primo, la gente pidió que abriera el regalo y así lo hice, al abrir la caja encontré hasta arriba una nota pequeña que decía con letra mayúscula: OJO SOLO MUESTRA EL PRIMERO, así que tomé lo primero, cerré la cajita y la coloque a mis pies y mostré un sencillo bóxer color azul marino, lo volví a guardar en la envoltura y supe que había algo mas en aquella cajita, esperé hasta estar en casa y encerrarme en mi cuarto, abrí de nuevo la cajita, boté el bóxer azul sobre la cama y saqué lo otro que había… era su ropa interior de la noche anterior cuando me haba cogido y otra nota diciéndome: Primo sospechaba que eres maricón y que te gusto he visto de reojo como me observas, soy tu primo y estoy casado lo de anoche fue un gesto de mi parte para que dejes de mirarme así ¿vale?, ya tuviste lo que querías. Me llevé sus calzones a nariz, olían a la mejor cogida que me habían dado.