Naufragios: Crucero de Empresa

5º Naufragio. No te pierdas esta aventura literaria. Disfruta con su lectura.

NAUFRAGIOS: CRUCERO DE EMPRESA.

LUNES

Suena mi teléfono y de reojo veo en el display que se trata de la extensión 11, la del jefazo: Rafael.

Me pongo nerviosa, como siempre, porque su llamada directa implica "algo gordo". Revuelvo entre los papeles buscando la última estadística de ventas para estar preparada. Descuelgo:

Soy Rafael, ¿estás ocupada?

No, no, dígame.

Pásate por mi despacho.

¿Ahora?

Sí, ¡ya!

Rafael, tiene muchas formas de decir las cosas, pero cuando da una orden es… ¿estricto? ¿categórico? ¿fulminante?.

Me pongo de pie, abro el bolso y saco el pequeño espejo que siempre llevo para darme los últimos retoques. Me paso la mano por los labios, los tengo algo secos pero aun mantengo el color, la raya de los ojos está bien, no muy exagerada. Me atuso el pelo, pienso que este nuevo peinado corto y desenfadado, me queda bastante bien. Me estiro un poco la minifalda antes de salir de mi despacho, mi compañero, Fernando me echa un buen repaso a las piernas, con mucho descaro, ya estoy acostumbrada y no se lo reprocho, parece que me mira con cariño y admiración, una no se puede enfadar nunca por eso. Le sonrío. Me sonríe y me guiña un ojo… nunca ha pasado nada más entre nosotros (de momento). Me abotono bien mi blusa, pues me está algo ajustada, tenía que haber comprado una talla más. Cojo mi móvil, siempre le llevo encima, creo que es lo primero que salvaría de un incendio: mi teléfono móvil… ¿qué haría sin él?

Avanzo por el pasillo con el paso firme y decidido y no dejo de pensar: "las ventas esta semana han ido bien…", "¿Qué querrá el jefe?"…mil preguntas me torturan en la cabeza pensando, solo me llama para casos de los que yo llamo "de vida o muerte". Llego hasta el hall delante de su despacho, Marisa, su secretaria me sonríe.

Hola guapa, pasa, Rafael te está esperando…

Aun me pongo más nerviosa… "¿por qué me está esperando?"… "¿qué diablos pasa?".

Llamo a la puerta y oigo el grito enérgico de siempre…

Pasa, pasa…

El despacho de Rafael, es grandísimo y con tanta luz y tanto espacio impone mucho más, no es acogedor, es más bien frío, quizás la decoración… Veo al fondo a Rafael, mirando por la enorme cristalera hacia la calle, con sus manos gordezuelas a la espalda y en una de las tres sillas que tiene frente a su mesa, veo a Paco, uno de mis compañeros más "trepa" y antisolidario que conozco, es un tipo extraño, a mi me resulta odioso, la verdad, él tampoco debe tener muy buena impresión mía, si no es para mirarme con cara de cerdo. La verdad es que entre él y yo hay algo más que rivalidad, nos llevamos muy mal. Tiene cuarenta y pocos, muy elegante, eso sí, siempre me lo ha parecido, pero muy estirado y un prepotente… no es muy atractivo que digamos, pero es su carácter y su porte de "chulo engominado" el que lo afea más, no parece tener mal cuerpo y en otras circunstancias seguramente no tendría una opinión tan negativa de él. Sin embargo, mal que me pese, es uno de los mejores comerciales de mi sección de ventas, por no decir de la toda la empresa, me sonríe bajo un recortado bigote, me mira de arriba a abajo como diciendo… "pobrecita pija… la que le va a caer…"

En la otra silla está Mila, otra compañera mía y aunque trabaja en otro equipo comercial distinto al mío, nos llevamos bastante bien, y trabajamos en la empresa desde el mismo día. Mila es mayor que yo, aunque nunca le he preguntado la edad, no ha llegado a los treinta y cinco, es guapa, morena, de piel oscura, casi mulata, aunque es española, parece colombiana o venezolana, una belleza de esas de telenovela. Es además muy simpática y con un cuerpo muy bonito. Nos saludamos con un leve alzamiento de cejas y señalando a Rafael que continúa de espaldas mirando por la ventana. Mila se encoge de hombros. La tercera silla es sin duda para mí, sin embargo no me siento, soy precavida ante los acontecimientos y permanezco de pie. Paco aprovecha para mirar de reojo mis piernas. Me hago la distraída, pero le veo por el rabillo del ojo y sé que no me quita ojo. ¿Por qué negarlo? Me gusta que me mire las piernas… así pienso: "Las verás pero no las catarás…"

Rafael continúa de espaldas. Es un hombre corpulento, en su época debió ser un gran "musculitos", ahora, de espaldas se le nota todavía ese aspecto, sin embargo cuando se da la vuelta su enorme barrigota deja en evidencia la falta de ejercicio y las buenas comilonas…

Rafael se atusa la el pelo intentando inútilmente tapar su calva, un gesto muy típico de él.

Siéntate bonita

. – Me ordena.

Rafael siempre me ha tratado como a una niña, puedo decir que también estoy acostumbrada, pero le considero un jefe algo distante y muy a la antigua, a pesar de no pasar de los cincuenta, algo cascarrabias y un machista incorregible… pero ¿cuántos jefes no son así? Me echa un vistazo por toda mi anatomía, como acostumbra a hacer cuando me llama a su despacho. Lo hace siempre detenidamente, con mucha parsimonia. No sé muy bien si me está admirando o si al contrario esta reprobando mi vestimenta o me saca los defectos con aire despreciativo. Reconozco que a diferencia de las miradas de otros compañeros, la de Rafael me incomoda bastante, me siento casi desnuda ante sus ojos salientes. Una mirada lasciva a mi canalillo y a mi ajustada blusa, luego una mirada a mi cara y luego bajando lentamente y escudriñando con lentitud mis piernas hasta llegar al suelo. Siempre hemos comentado entre compañeras como debe ser este tipo en la cama… todo un cerdo, tiene cara de vicioso incorregible… aunque esto es solo una suposición.

Me siento en la silla, junto las piernas, no las cruzo, porque mi falda podría dejar al descubierto algo más de lo debido. A pesar de que a más de uno alegraría la vista, guardo, muy buenecita, las apariencias. Veo por el rabillo del ojo que Paco también me sigue observando, este si que no disimula en su cara como me devora con la mirada, también debe ser un "pájaro de cuidado". Estoy casi convencida que si algún día nos quedamos atrapados en el ascensor, me viola… menuda cara de salido que tiene.

Rafael se vuelve de espaldas nuevamente y empieza su charla siempre con ese aspecto de despreocupación y las manos atrás, con la mirada en la calle en un punto indefinido.

Bueno, os preguntareis por qué os he llamado así, sin reunión previa ni nada parecido, pues no debéis alarmaros, todo lo contrario, es algo positivo para vosotros y espero que para la empresa… es decir, para todos…

Los tres nos miramos y como queriendo entender a qué demonios se refería. Se hace una pausa y después Rafael continúa:

Estoy decidido a que uno de vosotros sea el jefe de un nuevo grupo de ventas… quiero hacer algunos cambios… necesitamos sangre nueva en algunos departamentos y con ideas renovadas… ya me entendéis ¿no?

Rafael siempre deja una coletilla en sus disertaciones, parece que nos pregunta, pero yo creo que se la hace a sí mismo para reafirmarse lo que está diciendo, luego hace una nueva pausa, sabe de sobra que nos tiene intrigados y disfruta con ello.

Nos miramos todos. En esas miradas hay mezcladas varias sensaciones, duda, extrañeza, rivalidad latente… al fin y al cabo las comisiones de ventas son nuestra eterna lucha.

Se vuelve hacia nosotros y se ríe de oreja a oreja, se ve que disfruta con nuestras caras de sorpresa.

No, tranquilos… aun no lo he decidido, simplemente os he seleccionado a vosotros tres porque creo que encajáis perfectamente en el perfil que estoy buscando: Alguien con mucha experiencia, con carácter, joven, dinámico a la vez y que sepa manejarse con la gente, pero me va ser difícil escogeros a uno, los tres sois buenos y quiero sencillamente que sea el mejor ¿Sí?

Volvemos a mirarnos algo más sonrientes pero igual de sorprendidos. Rafael continúa su charla de espaldas a nosotros y solo se vuelve a mirarnos de vez en cuando:

Me gustaría que os vengáis una semana conmigo de crucero en mi yate, ya sabéis, el que tengo atracado en una isla del pacífico, pasamos allí unos días, compartimos experiencias, charlas, comidas y buenos baños y así nos vamos conociendo un poco mejor… pero claro esto no es una competición, no creáis que busco méritos, sencillamente conocernos todos mejor… ¿Qué os parece?

Los tres afirmamos al unísono un "bien" aunque nada relajado. Todos sabemos que aquello es una trampa y una encerrona, conocemos de sobra a Rafael y por mucho que diga que no es una competición, acaba de darnos el banderazo de salida. Volvemos a mirarnos los tres como buscando en nuestros ojos lo que pensamos, lo que queremos ver en esa estúpida propuesta.

Rafael sigue con su charla y sus manos a la espalda. Sigue contándonos las grandes ventajas de su plan.

Yo me sonrojo pensando que lo tengo muy difícil, primero porque Paco es sin duda el ojito derecho de Rafael además de ser un pelota redomado y Mila está más en contacto con Rafael por estar cerca de su despacho, encima yo tengo otro problema y es que mis cuentas de resultados no han ido muy bien en el último trimestre.

Intento ser simpática con don Rafael para ir ganando puntos pero desgraciadamente le interrumpo en sus pensamientos, algo que me hace saber con su mirada dura y recorriendo con sus ojos mi cuerpo de arriba abajo.

¿Cuándo tenía previsto hacer el viaje?

Después de "asesinarme" con su mirada, continua:

Antes de saber cuando, es que vosotros estéis de acuerdo con esta idea. ¿Estáis dispuestos?

La propuesta nos pone contra la espada y la pared. No le puedo contradecir, ahora no. Pero me gustaría decirle a la cara que su idea no es muy buena, más bien todo lo contrario, que puede provocar celos, envidias y disputas entre nosotros y que no es la mejor manera de evaluarnos para ese puesto de jefe.

Paco y Mila tampoco parecen tener intención de contradecirle, todos callamos por temor y con eso, inevitablemente, asentimos. Además Rafael no nos deja otra opción y nos entrega los billetes de avión para salir al día siguiente. Lo tiene todo planeado desde hace tiempo, por eso es que es imposible negarse.

Vuelvo a mi mesa, abro el cajón y nerviosamente enciendo un cigarrillo. Lo había dejado la semana pasada, pero ahora tengo que fumar, lo necesito. Me parece absurda la idea y vuelvo a mirar el billete de avión como si realmente no fuera mi nombre el que estuviera inscrito en él.

Estoy indecisa, tengo un malestar en el estómago que no me deja tranquila. Enciendo otro cigarrillo y abro en mi ordenador el correo buscando algún e-mail que me evada de algo que indudablemente me tiene torturada y que pienso va a ser mi ruina, pues no le veo solución, estoy avocada al fracaso más rotundo. No tengo nada que hacer contra dos pesos pesados como Paco y Mila.

MARTES

Llego al aeropuerto con mi maleta y me encuentro en el parking con Mila, algo que ambas aprovechamos para charlar sobre todo lo sucedido:

Hola Mila, guapa… ¿preparada para el gran reto?

Sí hija, si… vaya lió en que nos han metido ¿no? A mi todo esto no me gusta nada, me parece una encerrona, la verdad…

¿Cómo lo ves? ¿Crees que tienes alguna posibilidad?

  • Le pregunto con curiosidad a mi compañera.

Yo tengo claro que es Paco desde un principio el que ha sido elegido por el jefe y esto del crucero creo que es una excusa más que otra cosa ¿no te parece?

Sí, en el fondo yo opino lo mismo. Pero entonces… ¿para qué tanta tontería de crucero y una elección absurda?

Pues es una excusa simplemente, yo creo que estos quieren camelarnos…

  • insiste Mila.

¿Cómo?

Lo que oyes, nos ponen a prueba, saben que haremos lo posible por ganar puntos y a lo mejor piensan que estamos dispuestas a todo.

¿Tú crees que…? ¿Dispuestas a todo…?

– le pregunto incrédula.

Lo que yo te diga, van a intentarlo todo, ya lo verás… Yo creo que estos nos quieren "pasar por la piedra", ya me entiendes…

Bueno, eso habrá que verlo ¿no?

Reímos.

Yo no doy crédito a las palabras de Mila, porque me parece realmente increíble. No hace falta imaginar mucho para saber que tanto Paco como mi jefazo nos miran a las dos con ojitos golosos, las dos estamos de buen ver y estos son dos fieras indomables, pero no imagino que sean capaces de avanzar más allá de lo que lo han hecho hasta ahora y casi me parece más increíble que hubieran organizado el famoso crucero con la intención de intentar echarnos un polvo.

Al final Mila y yo llegamos al acuerdo de no entrar en ese juego que parece avecinarse y del que nosotras dos, como mujeres aliadas, nos defenderíamos mutuamente ante cualquier tipo de ataque, este viaje tendrá que ser única y exclusivamente un viaje para conocernos mejor y no hasta ese extremo. Nos tomaremos el crucero como eso… un crucero y nada más, si ellos quieren competir, que lo hagan, nosotras ¡a disfrutar!

Hemos llegado las dos hasta la terminal del aeropuerto donde nos están esperando Rafael y Paco y ambos nos observan detenidamente y yo diría que más de lo normal o al menos eso me parece después de la conversación que acabo de tener con Mila…

Durante el vuelo los dos hombres nos agasajan con todo tipo de detalles y caballerosidades, salidas de la rutina de la oficina, nunca les he visto tan complacientes y atentos, ni comportarse de esa manera, por lo que las sospechas de Mila van teniendo más que fundamento. Los dos cerdos parecen tenerlo todo preparado con antelación. Pero si creen que nosotras somos tontas y que nos van a follar así, por la cara, vamos… lo llevan clarito.

MIERCOLES

Tras un largo viaje en avión hemos llegado por fin al idílico lugar donde se encuentra el yate, que por cierto es largísimo (me refiero al yate). Nunca hubiera imaginado que Rafael fuera capaz de manejar ese barco tan grande, pero estaba confundida, lo maneja y muy bien, se nota que es un buen navegante. El lugar es paradisíaco: un grupo de islas perdidas en el pacífico, algo así como el lugar donde todo el mundo quiere perderse alguna vez. Hemos salido del puerto por la mañana y hemos puesto rumbo hacia lo desconocido. Allí estamos, mi querido jefe Rafael en bañador con su oronda barriga; el chulito de Paco, con otro bañador pero más pequeño, tipo slip; Mila, con su mini bikini de muchos colores, aunque casi hay que avinarlos debido a lo diminuto que es, con una braguita tanga que desaparece entre sus dos bien formadas nalgas, algo que por cierto deja boquiabiertos a los hombres. Y yo, que me decidí por un bikini blanco que es muy subido de muslo y que realza mis piernas y aunque no tenía la braguita de tanga como el de mi compañera me hace el culito muy sexy.

Los dos hombres nos observan detenidamente y tanto Mila como yo aprovechamos para lucir palmito y hacerles desear lo que ellos creen tener ganado de antemano. Se van a enterar. Comienzo por darle crema protectora a Mila por la espalda ante la atenta mirada de ellos aprovechando para deslizar mis manos sobre la piel de mi compañera de una manera muy sensual, algo que les calienta, sin duda. Luego ella hace lo propio conmigo y debo reconocer el gusto inmenso que comienza a invadirme con sus caricias, la verdad es que lo hace muy bien…

Nos mantenemos así durante todo el día, tomando el Sol en cubierta, siendo "malitas", jugando a darnos bronceador mutuamente y mostrando nuestros encantos de una manera sutil pero evidente, incluso a la hora de comer, cuando hacemos nuestros cruces de piernas sentadas a la mesa para dejar alucinados a nuestros compañeros, cualquier movimiento, nuestros andares, nuestras miradas o nuestros descuidos están cuidadosamente calculados…

El día es esplendoroso, caluroso y el mar está en calma. Durante todo el día tomamos el sol, comemos, bebemos, el puro placer de no hacer nada… que delicia…

El barco sigue su rumbo, un rumbo no fijado pero que relaja de una manera increíble… al final va a resultar que el crucero es mejor incluso de lo esperado…

Me acuesto temprano, pues beber tanto siempre me da sueño y apenas ha anochecido cuando me meto en el camarote y dejo a los demás en cubierta charlando.

JUEVES

De madrugada me despierto sobresaltada, un enorme ruido acompañado de un vaivén del barco hacen que me caiga de la litera y todavía a oscuras recibo unas cuantas embestidas de lo que parece ser una tormenta tropical. De un lado a otro e impulsada por un fuerte oleaje me veo incapaz de ponerme en pie, apenas doy dos pasos y vuelvo a caer, ruidos por todas partes, un fuerte viento que hace sonar las velas como si estuvieran pidiendo auxilio…

De pronto una mano, la mano de Paco me saca de aquella hecatombe y me arrastra tras de sí, mientras vamos como borrachos de pared a pared hasta lograr salir a la cubierta del barco. Todo está oscuro pero se adivina a ver como un fuerte oleaje nos tiene a su merced y el barco parece zozobrar ante la tempestad, se hunde a cada ola que choca contra su frágil casco. El mástil principal está partido y merced al viento, las velas son arrastradas tras el barco como harapos…

A duras penas logramos saltar al agua Paco y yo donde nos esperan en una lancha tipo "zodiac" Mila y Rafael y de la que no se pueden soltar pues el oleaje es tan fuerte que tienen miedo a naufragar…

No sé muy bien que es todo aquello, puede ser un tifón, una tempestad fuera de lo normal, pero nunca he vivido una sensación de pánico de semejante nivel y sobretodo curiosamente, ante tanto desconcierto hay un momento en el que no llegas a temer por tu vida, ya que la muerte la ves segura, sino lo que realmente temes es la forma en que vas a morir, si bien por la propia tempestad, devorada por tiburones o ahogada en medio de un océano negro y profundo. La situación es un auténtico caos.

Las manos me duelen y me arden de agarrarme a la cuerda que bordea la lancha que no deja de ser zarandeada por las olas, por el viento, por la lluvia, aquello es un infierno y no hablamos, no decimos nada, solo algún grito, algún sobresalto…

A las 5 de la mañana, tan rápido como llegó la calma se va haciendo con el amanecer, no sé cuanto tiempo hemos permanecido viviendo esa angustia, pero a mí se me ha hecho realmente eterno. Le pregunto a Rafael, en las primeras palabras que salen de mi boca tras una durísima noche.

¿Qué ha ocurrido Rafael?

Ha sido una tormenta, pero tan fuerte que no nos ha dejado reaccionar.

– Contesta mi jefe.

¿Y el barco?

– Pregunto asustada.

El barco se ha hundido…

Permanecemos callados… asustados… Nuestro aspecto es lamentable, estamos sucios, con alguna herida y sobretodo con cara de haber pasado uno de los momentos más trágicos y duros de nuestra vida.

Por la mañana todo ha cambiado, el mar está en calma, el Sol brilla resplandeciente y avistamos una playa larguísima justo delante de nosotros, remamos hasta allí y nos bajamos de la lancha para pisar por fin tierra firme. Es una isla, no muy grande, apenas dos kilómetros de playa, como una lengua sobre el mar y algunas palmeras es todo su paisaje.

¿Estáis todos bien?

– Pregunta Paco.

Contestamos al unísono y nos miramos todos intentando asimilar lo que nos ha ocurrido.

Hacemos recuento de nuestras pertenencias, que en la noche nos ha permitido conservar el temporal. Una pistola de bengalas, un bidón con 5 litros de agua, un chaleco salvavidas y un cuchillo.

Todo ha ocurrido tan rápido que nos resulta difícil de asimilar. Sin embargo Rafael, el más experimentado en labores marítimas, comienza por hacer un SOS gigante en la arena con las hojas de palmera, los demás vamos en busca de un cobijo para esa noche, pues aunque el jefe nos ha dicho que dio la señal de alarma por radio, pueden tardar en encontrarnos dos o tres días.

Hemos rodeado la isla y apenas hay nada que pueda hacer de cobijo para dormir, tan solo unas palmeras y sus hojas esparcidas nos harán de abrigo por la noche. El día lo dedicamos a recoger el mayor número de ramas, algo para hacer un fuego y a buscar algo de agua o comida.

La noche llega rápida y no hemos conseguido hacer fuego, tan solo grandes esfuerzos por intentarlo y mucha frustración. Intentamos dormir, pero la noche se nos hace larga intentando asimilar lo sucedido, podríamos haber muerto y ahora estamos allí, en una isla desierta en Dios sabe qué lugar…

VIERNES

Nos despertamos muy acalorados, pues el Sol aprieta de lo lindo a pesar de ser una hora temprana. Después de racionar la poca agua que tenemos y dar un trago cada uno, decidimos ir en busca de algo de comida y de paso algo más de agua, imprescindible para soportar ese calor y esa humedad asfixiante. La isla no es muy grande, apenas se recorre en unos minutos, pero ahora siendo más de día, probamos suerte. Hacemos dos equipos, para rastrear mejor: Por un lado van Mila y Rafael y por otro vamos Paco y yo.

Mientras recogemos alguna rama seca para preparar un fuego, Paco y yo conversamos sobre lo sucedido:

Ha sido horrible, Paco, casi no lo puedo creer.

Sí, ha sido algo tremendo, pero piensa que lo podemos contar…

Paco a pesar de encontrarnos en esta situación tan difícil y a pesar de que nunca hemos hablado más allá que de cosas laborales, se muestra amable conmigo pero sobretodo noto que no deja de mirarme con ojos de vicio, no se lo reprocho al fin y al cabo, después de lo sucedido, estoy a solas con él en aquella playa junto, en bikini, que es bastante reducido por cierto y muy manchado, algo que sin duda le da más morbo a la situación.

No te preocupes mujer, ya ha pasado todo, verás como en unas horas ya nos están buscando…

Paco me dice esto mientras me agarra por la cintura, por un momento pienso en apartarle la mano, ya que me parece muy descarado por tomarse tanta confianza, más aun cuando recuerdo las palabras de Mila, cuando hablábamos de un plan premeditado por esos dos hombres. Sin embargo me siento bien cuando lo hace, es como una protección que necesitaba.

Apenas hemos caminado unos minutos cuando Paco me hace esconderme junto a él tras una roca de la playa. Al principio y por sus señas parece que es algún animal o algún peligro el que nos acecha. Me coloco a su lado y por lo alto de la roca asomamos nuestras cabezas lentamente… con mucho sigilo. Lo que vemos nos deja estupefactos: a apenas cinco metros de nosotros se encuentra de pie y apoyado sobre una palmera Rafael, completamente desnudo y a sus pies, arrodillada está Mila, también en pelotas y haciéndole una mamada de campeonato. No parece que esté muy forzada a hacerlo y se aprecia a las claras cómo disfruta mientras lo hace.

Paco y yo nos miramos y nos sonreímos, en algo que nos parece aparte de increíble, dada la situación, cuando menos cómico e incluso absurdo…

Mi compañera tiene sus manos acariciando el torso y la prominente barriga de Rafael, al tiempo que juguetea con su lengua por el tronco de su polla, deslizándose de arriba abajo y disfrutando el momento.

No puedo dar crédito a lo que estoy viendo. La misma Mila que me había dicho horas antes que aquellos cerdos querían follarnos y que debíamos darles una lección, mantenerles a distancia y no permitirles usar estrategias de otro tipo para el puesto… Ahora, ante mis atónitos ojos se encuentra ella, desnuda, arrodillada y comiéndole la polla al jefazo con todas sus ganas. Éste parece disfrutar de lo lindo pues sus ojos están cerrados y sus manos se sujetan a la cabeza de ella que no deja de moverse adelante y atrás. Paco y yo volvemos a mirarnos y seguimos en silencio.

Tengo una gran indignación, pues me siento traicionada, engañada. Nosotras habíamos planeado firmemente que no nos dejaríamos engatusar o engañar por esos dos lobos hambrientos y que no les daríamos el gusto, y sobretodo que si algo teníamos que conseguir debía ser por nuestro empeño, nuestro trabajo o nuestras aptitudes (profesionales desde luego). En cambio Mila no había cumplido su trato y ahora estaba haciendo el trabajo sucio, a escondidas y ganando puntos extra al "pez gordo" y llevándose como buena zorrita todas las papeletas, aprovechando la situación: un crucero frustrado, un naufragio, una isla desierta en el Pacífico y muchas ganas de ascender, sin importarle nada más… a cuenta de quien sea y como sea.

Ahora es el jefe el que está sujetando firmemente la cabeza de Mila y la trae para si, follándosela literalmente por la boca, ella apenas tiene tiempo de respirar y se retira bruscamente producto de la falta de aire. Él sin embargo no hace caso a sus ruegos y sigue apretando su polla dentro de la boca de ella…

Al rato, Rafael le ordena ponerse a cuatro patas y ella como una buena putita obediente se coloca en posición y él aprovecha para arrodillarse detrás de ella, admirando su respingón culito acariciándolo con suavidad. Sin tiempo para pensárselo Rafael acerca su glande ante el coñito de mi amiga y le mete de un golpe su gorda verga produciéndole un gemido ahogado. Comienza a follársela con ganas, con todas sus fuerzas, los vaivenes de las tetas de Mila parecen un columpio en rápido movimiento. Los dos jadean, Rafael le agarra del pelo, haciéndole levantar la cabeza a ella. Mi jefe jadea como un semental hambriento, solo se le oye bufar. Tal y como imaginaba, mi jefe es todo un cerdo aprovechándose de la situación, pero Mila todavía se aprovecha más...

La situación ha dejado de ser cómica y ahora me resulta tremendamente excitante, a pesar de estar muy cabreada con mi amiga y con su comportamiento, noto un gusto que me invade descontroladamente por todo mi cuerpo.

Rafael dice palabras inteligibles, como propias de un idioma extraño ante un orgasmo inminente que le viene en apenas dos minutos, pues la mamada de mi hábil compañera, le dejó a punto de caramelo. Entonces da una última embestida a Mila y se le nota tenso, cuando comienza a correrse dentro del coñito de mi amiga. Deben ser muchos chorros y mucha cantidad pues se ve salir el semen chorreando por los muslos de ella. Mis pezones se han endurecido y me siento mojada, quiero evitar excitarme pero no lo consigo, además intento que Paco no me lo note.

Mila se incorpora de pie y Rafael hace lo mismo. Ella no deja pasar la oportunidad y le pega un morreo de campeonato a mi jefe y le acaricia su blanda polla al tiempo que le dice lo bien que se la ha follado. La muy zorra ha triunfado y lo sabe, se le nota en la cara, además de conseguir esos puntos extra de la manera más rastrera.

Paco me mira y no puede disimular una enorme erección bajo su bañador. Le sonrío y nos retiramos por miedo a ser vistos. Seguimos sin pronunciar ni una palabra de regreso al campamento base, tan solo de vez en cuando nos miramos como queriendo entender la situación. Me siento sola, más que nunca, en esa maldita isla desierta. Mi jefe quiere a toda costa follarse a sus empleadas y lo intentará conmigo una y otra vez, estoy segura, después de visto lo visto. Paco, a pesar de creerse ganador, no se si será consciente de su situación, pero estoy convencida de que piensa que follarnos a las dos es más fácil de lo previsible, su sonrisa de oreja a oreja, parece decir que va a montar una orgía con sus compañeras. Por otro lado, Mila, mi único consuelo en la isla, me ha traicionado también y está jugando su propio juego. No tengo argumentos ni cartas con las que jugar…

Cuando regresamos al lugar de partida, mi jefe y Mila ya están allí, se han puesto los bañadores y están sentados junto a la orilla como si no hubiera pasado nada. Sus caras y sus miradas delatan su complicidad y aun sin que se sepan descubiertos por nosotros no pueden disimular su gesto de placer.

El día transcurre casi inadvertido para todos, en los que nuestros pensamientos nos inundan igual que el océano a aquella pequeña isla…

La noche llega pronto, apenas hemos conseguido algo de comida y aun menos ni una gota de agua. Sin embargo se pone a llover, eso nos permite refrescarnos y buscar algún recipiente para recoger el agua que cae milagrosamente del cielo. Rápidamente buscamos refugio bajo los árboles para pasar la noche.

SABADO

Después de una noche algo tortuosa y en la que apenas he podido pegar ojo, dando vueltas a la cabeza con la situación tan desamparada en la que me encuentro y no solo por estar abandonada a la suerte de una isla desierta sino además… aislada por todos los demás. Sin embargo me siento con fuerzas y decido jugar a mi propio juego. Si la listilla de Mila, que se había sincerado conmigo para hacer un equipo fuerte frente a los ataques de los hombres, me daba la espalda ahora, yo tenía que devolverle esa moneda como fuera. Por otro lado yo también sé jugar sucio y puedo darle a mi jefe una revancha por su comportamiento.

Me dirijo a la orilla y meto los pies en el agua, me siento observada y sé que los dos hombres me siguen fijamente en cada uno de mis movimientos. Precisamente yo los exagero porque sé que me están mirando y lo hago todo con cierta sensualidad. También sé que Mila me observa y aprovecho para ofrecerles a todos un buen show, ahora quiero ser yo la que los excite a todos, ponerles a cien.

Con mis manos en la espalda suelto el cordón de mi parte superior del bikini y lo dejo caer al suelo de espaldas a ellos tres. Acaricio suavemente mis tetas y me sonrío a mí misma. Veo que tengo la situación totalmente dominada y quiero ponerles muy cachondos, tanto a los chicos como a mi traicionera amiga. A continuación me despojo de las braguitas de mi bikini, pero lo hago con mucha sensualidad, deslizándolas por mis muslos y subiendo mi culo para ofrecer una visión todavía más erótica, si cabe. Me quedo completamente desnuda mostrando mi retaguardia ante sus atónitas miradas. Miro de reojo y sus caras de asombro no dejan lugar a dudas, están alucinados con mi actitud. Comienzo a meterme en el agua lentamente, al tiempo que me agacho y con mi mano tomo unas gotas de agua que llevo a mis hombros y mis brazos.

Sigo avanzando al agua más profunda hasta desaparecer nadando y desnuda en aquella playa donde me siento observada por todos. Sigo bañándome y disfruto de la situación, pues aparte de sentir un cosquilleo de gusto por todo mi cuerpo, siento también una sensación de relajación fuera de lo normal.

Después de un rato, salgo lentamente del agua y ahora muestro mi desnudez frente a ellos, que siguen mirándome pero sin pronunciar palabra. Me acerco lentamente hacia ellos, me recreo en mis andares, pues el movimiento de mis caderas denota mi calentura y mis ganas de provocar. En esos precisos momentos me siento la reina de esa paradisíaca isla.

El más cercano a mí es Paco, que no deja de mirar el movimiento de mis tetas según voy avanzando, además de mi recortado pubis que parece encantarle pues se queda mirándole fijamente y de nuevo su erección vuelve a notársele bajo el bañador.

Cuando llego a su altura me pongo a su costado y él no reacciona, le tomo con mi mano por el cuello y acaricio su nuca con mis dedos, luego acerco mi cara a la suya, dejó caer sobre su frente mi aliento y pego mi cuerpo desnudo al suyo. Apoyo mis labios en la comisura de los suyos y cuando su mano alcanza mi culo, se la aparto. Está desconcertado, no sabe muy bien por qué actúo así, pero todavía no sabe lo que le espera, quiero ser perversa, malvada, hasta conseguir desconcertarles a todos. Saco mi lengua ligeramente chupando mis labios y se la muestro a pocos centímetros de su cara, se la paso ligeramente por el cuello y le chupo el lóbulo de su oreja. Le sonrío y sigo caminando hacia Rafael y Mila que también están petrificados, observándome detenidamente.

Paso de largo junto a ellos hasta llegar a unas rocas. Me siento sobre una de ellas y abro mis piernas mostrando mi sexo impúdicamente, quiero provocar en ellos una reacción que no se puedan imaginar, jugando a un juego prohibido. Rafael está todavía paralizado, Mila me mira con cierta preocupación, pues debe imaginar que estoy al tanto de todo de lo sucedido con el jefe, por eso tampoco reacciona. Y después está Paco que es el más impredecible, pues cuando yo me creo dominadora de la situación, él avanza hacia mi, creo que bastante desesperado y con una calentura considerable. Se acerca hasta donde yo estoy, se baja el bañador de golpe hasta sus pies, quedando desnudo frente a mí, mostrando su polla erecta ante mis ojos. Ahora es él quien juega conmigo y rompe mi juego. Le miro, me mira y comienza a masturbarse, lentamente, yo continúo sobre la roca y con las piernas abiertas mostrando mi coñito en todo su esplendor.

Debería asombrarme por cómo se esta desarrollando todo, mis planes se vienen abajo y ahora no sé como reaccionar, estoy impresionada, sin embargo me comporto de una manera obscena, provocadora y muy lasciva.

Paco, sin dejar de mirarme a los ojos, continúa pajeándose delante de mí, veo como el glande aparece y desaparece tras los movimientos frenéticos de su mano, está consiguiendo una calentura fuera de lo normal en mí. Sin dejar de masturbarse sigue avanzando hacia mí, admirando mi desnudez y yo al mismo tiempo la suya. Cuando apenas está a medio metro de mí se detiene y me sonríe. Estoy desarmada, pues mi plan de calentura se viene contra mí, porque además cuando me caliento, pierdo totalmente los papeles y el dominio de la situación. Ver su polla tan cerca, yo estando desnuda y la otra pareja que poco a poco se acerca hacia nosotros, me tiene completamente loca. Mis pezones se notan duros…

Ahora y sin poderlo evitar, soy yo la que comienza a masturbarse, pero lo hago con parsimonia, primero acaricio mi pubis, después mis ingles y por último paso mi dedo por la rajita que ya está más que húmeda. Estoy excitadísima. Rafael y Mila ya han llegado hasta nosotros. Veo como se colocan en posición: Mila delante y él pegado a ella por detrás. Son espectadores de primera en una escena que también les está calentando, lo sé y eso me excita todavía más. Rafael la agarra por la cintura y le besa en el cuello.

La escena va "tomando calor": Yo estoy sentada sobre la roca con mis piernas abiertas de par en par, con mi mano en mi teta derecha y con la otra arriba y abajo en mi chochito mojado, acariciándome toda insinuante, Paco se masturba sin quitarme ojo, Rafael le ha quitado la parte de arriba del bikini a Mila y le soba una teta con fuerza mientras que con la otra mano le está acariciando su coñito metiendo la mano por la braguita de su bikini y ella tiene una mano tras de sí, que aunque no pueda verlo imagino que está sobando la polla de mi jefe.

La situación se me ha ido de las manos, yo quería provocar una situación muy diferente, marcar mi territorio, provocar calor, deseo, dar celos a mi jefe, frente a su nueva amiguita, a ella darle un buen escarmiento por traicionarme y a Paco, simplemente ponerle cachondo, nervioso y además con las ganas. Sin embargo estoy fuera de mis cabales, cada vez estoy más caliente… sé que no voy a poder resistirme y Paco está tan cerca, su polla se ve tan grande y tan cercana a mí… Dios… no puedo…

Cuando miro a Mila y a Rafael veo que ambos están desnudos. Ella está de nuevo de rodillas comiéndole la polla y él le acaricia la cabeza a ella sin dejar de mirarme a los ojos. Paco se acerca, cada vez más, noto casi su calor, su duro miembro está a apenas 20 centímetros de mi ardiente coñito. Vuelve a sonreírme. Se agacha… ¡Oh no, no puede ser!... su boca se está acercando irremediablemente a mi coñito. Aparta mi mano de mi sexo y vuelve a mirarme. Sus ojos brillan, mi rajita también. Saca su lengua y rodea mis labios vaginales, haciéndoles temblar a cada una de sus lamidas. A continuación son sus labios los que abarcan todo mi sexo y comienza literalmente a comérselo como si fuese una fruta fresca recién encontrada en aquella apartada isla.

Cierro los ojos, me siento en el séptimo cielo. No lo puedo creer, mi compañero Paco, al que odio desde hace tiempo, con el que nunca hubiera tenido el mínimo acercamiento, ni aunque hubiera sido el último hombre sobre la Tierra, me está comiendo el coño con una voracidad increíble y con una maestría fuera de lo normal. De mi garganta salen gemidos profundos y muy sentidos.

Me tengo que agarrar a su cabeza, incluso clavándole las uñas pues al notar su lengua recorriendo todo mi sexo, estoy viendo las estrellas. Me gusta observar cómo su lengua juega con mis labios vaginales y cómo estos se lubrican más y más con su saliva y mis flujos.

Sin apenas poder abrir los ojos levanto la vista y veo como Mila continúa chupándole la polla a Rafael y este sigue mirando como Paco juega con su lengua en mi chochito. Este a su vez levanta la mirada de vez en cuando y me sonríe, solo separa su boca para decirme:

Que tiernito y que rico está….

No pares Paco, por Dios.

– Le recrimino.

Paco continúa con su labor de comerme el coño y a la vez mete uno de sus dedos en él, produciendo un escalofrío por todo mi cuerpo. Me encanta como juega con los pelitos de mi pubis y a la vez introduce uno, dos y hasta tres dedos dentro de mi chochito caliente. Se incorpora rozando con su cuerpo mis muslos. Lo hace a propósito produciendo todavía más calor dentro de mí. Su cara queda frente a mi cara, vuelve a sonreírme.

Sabía que eras una putita caliente. Te voy a follar bien follada ¿sabes?

En cualquier otro momento le hubiera abofeteado con ganas por decirme semejante frase, pero ahora todo mi cuerpo ardía en deseos de que me penetrara… que me follara con todas sus fuerzas, todo el rechazo que he sentido siempre hacia él… se esfumaba como la espuma de las olas sobre aquella playa.

Paco se agarra la polla firmemente con una mano y la acerca hasta mí, rozando con su glande mis labios vaginales que le atrapan deseosos de ser atravesados por esa daga. Paco se ve dueño de la situación y juega con su polla sobre mi coño recreándose. Acerca su lengua a mi boca y se la chupo como un caramelo, toda su lengua está dentro de mi boca y la estoy devorando como una loca.

Sigue con su polla sobando mi rajita hasta que nuestros jugos se mezclan en un juego muy excitante.

¿Quieres que te folle zorrita?

Sí, por favor, Paco…. Fóllame.

– Le suplico desesperada, estoy muy cachonda.

Je,je…. Estás ardiendo, lo noto. Tu chocho arde como una antorcha caliente. Pero antes vas a tener que comerme la polla… ¿A que si nenita? ¿A que me vas a hacer una mamada histórica?

Solo afirmo con la cabeza, miro a mi derecha y Mila continúa mamándosela a Rafael. Como una gatita sedienta me arrodillo frente a Paco y engullo su falo de un solo bocado, me lo meto en la boca y comienzo a sacarlo lentamente, succionando a la vez con fuerza, para que sienta toda la fuerza de mi boca sobre su dura polla. Le miro a los ojos y veo que se tiene que agarrar a mi cabeza para no caer hacia atrás. Sin duda, le está gustando. Me agarro a su culo y sigo comiéndomela.

Cómo la chupas, cómo la chupas….

– Es lo único que sale por su boca.

La mía continúa devorando con fruición esa polla que deseo tener dentro de mí cuanto antes. Primero mis labios bordean la punta que no deja de emanar sus primeros líquidos preseminales que yo trago con deleite… Ahí estoy yo, con los ojos cerrados devorando esa verga dura que entra y sale una y otra vez de mi boca, cuando noto en mis labios algo extraño. Abro los ojos y veo que es la polla de Rafael la que quiere participar del festín… Le miro a los ojos extrañada al tiempo que sostengo en mi mano el miembro de Paco. Ahora tengo dos pollas frente a mis ojos.

Qué pasa preciosa, ¿acaso no le vas a comer el nabo a tu jefe?… yo también quiero jugar, ¿sabes?

– me pregunta sonriendo Rafael sin dejar de pasar su glande por mis labios.

Sin embargo y a pesar de que tengo unas ganas terribles de comerme dos pollas a la vez, me resisto a meterla en mi boca, quiero ser fuerte y demostrar a mi jefe que ahora yo domino esta situación, al menos en parte y que no soy su nueva putita como él pretende igual que mi amiga Mila, que sigue a sus pies, comiéndole los huevos a Rafael totalmente entregada. Veo en la cara de Rafael que no le hace gracia y yo le sonrío y continúo en mi labor de chupársela a Paco que al recibir mis labios sobre su glande pega un pequeño gritito…

Mi jefe insiste en querer meterla en mi boca, a pesar de estar ocupada, eso me encanta y me excita más, por un lado para hacer rabiar a mi jefe, algo que siempre he deseado y por otro para demostrar a Mila que puedo ganar este rocambolesco concurso poniendo nervioso a Rafael, haciéndoselo desear.

Me pongo en pie y sacando mi lengua me pongo a besar a Paco a pocos centímetros de la incrédula cara de mi jefe, juntando nuestros labios y nuestras lenguas desesperadamente. Rafael parece estar rabioso. Al mismo tiempo levanta de repente a Mila hasta colocarla frente a él y comienza a besarla igual que yo hago con Paco, parece que el concurso va ahora por parejas.

Rafael, desesperado agarra a Mila por la cintura y la pone sobre la roca. Apunta su miembro a la entrada del chochito de ella y la embiste de un golpe penetrándola hasta los huevos. Ella lanza un prolongado gemido y comienza a gritarle:

Fóllame, fóllame, fóllame…

Paco parece haberse quedado con las ganas de más comida de polla y se sienta en la roca junto a Mila.

Chúpamela rubita, quiero correrme en esa boquita de puta que tienes…

Otra vez esas palabras me excitan y me siento así, como una puta frente a mi compañero. Según estoy doblo mi espalda, sin agacharme y sacando mi lengua juego con esa verga dura. Por el rabillo del ojo veo a Mila disfrutando de un orgasmo que recibe de las duras embestidas de mi jefe que sigue observándome con cara de rabia, como sintiéndose herido en su orgullo… a cada embestida que le da a Mila, sin dejar de mirarme, parece estar diciéndome, toma, toma… como si lo estuviera haciendo conmigo.

Paco no deja de decirme lo bien que lo hago:

Qué bien lo haces… si… si eres una mamadora de primera…. Síiii….

Estoy concentrada en la mamada que le hago a Paco y mi coñito no deja de lubricarse más y más, estoy muy cachonda… de repente noto unas manos en mis caderas por detrás, justo cuando mi culo está alzado y mi boca más abajo chupándosela a Paco. Es mi jefe que ha dejado de follarse a Mila y ahora quiere metérmela por detrás y al descuido. Intento levantar la cabeza pero es el mismo Paco el que lo impide y no quiere que deje de mamársela. Noto como Rafael me abre los glúteos buscando con la punta de su húmeda polla abrirse camino entre mis labios vaginales que salen por detrás de mi culito en pompa. Noto el glande queriendo entrar irremediablemente, mientras la mano de Paco sujeta firmemente mi cabeza para que continúe chupándosela.

Aprieto mis muslos queriendo evitar que Rafael se salga con la suya, en cambio él sigue en su intento sosteniendo con firmeza mis caderas e intentando meter la punta de su polla en mi chochito. Va avanzando milímetro a milímetro y lo consigue no sin cierta dificultad debido a que estoy muy lubricada. Aprieto los músculos de mi vagina en un último y vano intento por evitar que me penetre, pero al hacerlo y con su esfuerzo que él está haciendo por follarme con toda desesperación, su polla se abre paso en mi coño y debido a mi presión provoca que ambos lancemos un gemido de un placer inmenso, justo en el momento en el que estoy totalmente empalada por su duro tronco y él ha notado la estrechez de mi coñito atrapando fuertemente su polla. Tengo que sacar la boca de la verga de Paco para retomar aire y poder gemir cuando Rafael desde atrás vuelve a sacarla y a meterla nuevamente dentro de mí. Mila a su vez está morreándose con Paco convirtiendo todo en una orgía increíble y nunca soñada por ninguno de los cuatro. Rafael continúa bombeando su polla dentro de mi y no puedo evitar correrme en un orgasmo indescriptible, todo mi cuerpo tiembla, sudo por todos los poros de mi piel y noto un calor que me recorre arriba y abajo continuamente, es maravilloso… de mi garganta salen gemidos profundos…

Paco vuelve a agarrarme por la cabeza e intento respirar pero me agarra fuertemente hasta que el primer chorro de su leche invade mi boca con fuerza, uno, dos, tres… mientras pone los ojos en blanco y Mila continúa besándole la boca y comiéndose su lengua… Casi no puedo respirar y largas cortinas de la leche de Paco caen desde mi lengua, mis labios mi barbilla hasta el suelo.

Rafael continua tras de mí y sé que está a punto de caramelo igual que yo. Mi chochito sigue apretándose contra la verga que entra en mi cuerpo repetidamente, quiero notarla por completo. De pronto tensa sus músculos y bufando suelta los primeros chorros de su leche caliente dentro de mi coño mientras yo termino de limpiar la polla de Paco con mi lengua. Mila se pone detrás de Rafael y aunque no puedo verlo parece estar comiéndole el culo pues se le oye gemir como un corderito y vuelvo a notar como su polla se endurece de nuevo dentro de mi coño. Él me sigue bombeando sin parar.

Después cambiamos posiciones y es Paco quien quiere penetrarme, me coge en volandas por la cintura y después de haber recuperado una nueva erección, sentado sobre la roca, me coloca sobre su polla y yo me dejo caer hincándomela hasta lo más hondo. Dios… qué gusto…. No dejo de botar encima de él, una y otra vez. En apenas unos segundos noto como todo mi cuerpo se electriza. Estoy entrando en un segundo orgasmo y es todavía más intenso que el anterior. Mi vagina se contrae al notar el miembro de Paco y todos mis músculos tiemblan al tiempo que suelto un sonoro y alocado gemido. Paco sonríe satisfecho y sigue follándome como loco.

A nuestro lado está Mila tumbada y mi jefe penetrándola con todas sus fuerzas. Ella no deja de gemir y de soltar algún pequeño grito. La escena es más típica de una película porno que de una situación medianamente normal. Quizás sea esa isla, quizás el encontrarnos en una situación tan especial… tan anormal diría yo, quizás el hecho de haber vivido un accidentado naufragio… el caso es que estamos montando una orgía monumental…

Mi jefe se corre encima del cuerpo de mi amiga que con sus manos esparce por todo su cuerpo el semen caliente de Rafael mientras le sonríe. Al tiempo Paco no deja de besarme en el cuello, en las tetas, hasta que me agarra por el culo y noto como descarga múltiples chorros en mi interior. Se está corriendo como si fuera la primera vez y sus ojos se ponen en blanco. Cuando me levanto, chorros de semen salen precipitadamente de mi cueva cayendo por mis muslos… Le sonrío satisfecha y cachonda…

Hay un momento en el que hemos perdido hasta la noción del tiempo, creo que todo se ha detenido a nuestro alrededor, se ha hecho de noche sin apenas darnos cuenta… hemos debido ser víctimas de algún conjuro de ese precioso e inhóspito lugar…

DOMINGO

Cuando empieza a amanecer, nos miramos, una vez más, todavía estamos allí los cuatro, completamente desnudos, exhaustos y doloridos, tirados en la arena, intentando entender nuestro comportamiento, nuestra alocada aventura, todo lo que nos ha llevado hasta allí… estamos en nuestros pensamientos cuando aparece ante nosotros un helicóptero de rescate…

Todo ha acabado.

Autora: Lydia