Natasha Romanoff

Cumplir el sueño de mi vida se puso a tiro en una fiesta de disfraces muy especial...

El día lucía como casi todos en invierno: gris, triste y aburrido. Tenía todo el fin de semana por delante y ningún plan. Mi novia se había ido a otra provincia a pasar las vacaciones con su familia y mis amigos habían organizado un viaje al que, por motivos económicos, yo no podía ir.

No me apetecía pasar el fin de semana aburriéndome como un hongo, así que el viernes, al salir de trabajar, entré en internet a buscar algo que hacer. En Facebook y el resto de redes sociales no parecía haber mucho movimiento de gente, así que decidí buscar otros lugares de la red menos convencionales.

Siempre he sido un poco "friki": me gustan los videojuegos, los superhéroes, etc. Y navegando por la red entré en un foro por el que suelo parar de vez en cuando en el que se comentaba la posibilidad de quedar para disfrazarse, lo que se suele conocer en esos círculos como "hacer cosplay". Se juntaban en una casa, se disfrazaban de sus personajes preferidos, se tomaban unas copas, jugaban a la play, escuchaban música, charlaban… No era el plan de mis sueños pero era mejor que no hacer nada.

Yo nunca me había disfrazado más allá de los carnavales, pero es cierto que no soy muy vergonzoso (dentro de unos límites). Así que comente en el foro que me gustaría acudir. ¿El problema? Que no tenía ningún disfraz del estilo que pedían, y tenía muy poco tiempo como para prepararme uno. Porque además en este tipo de eventos el tema de los disfraces se toma muy en serio, y va más allá que el disfraz…te tienes que meter en el personaje.

Comenté mi problema en el foro y un par de chicos me dijeron que no me preocupase, había algún disfraz de sobra. Así que cerré el trato. La fiesta era en casa de una chica muy aficionada al cosplay. Se llamaba Leticia, yo la conocía de chatear alguna vez con ella, aunque le gustaba que la llamasen Misha, como uno de sus personajes preferidos. La propia anfitriona nos envió un privado a todos los que íbamos, informándonos del "planning" y sugiriéndonos a los que nos íbamos a disfrazar en su casa que fuéramos con tiempo para ultimar bien el disfraz.

Así que cogí mi coche y allí me planté, hora y media antes. Al llegar a la casa recuerdo que la primera impresión me dejó boquiabierto. Un terreno lleno de árboles, y una casa enorme en el medio, hecha con muy buen gusto. La propia Leticia fue quien salió a recibirme. No me costó reconocerla debido a las fotos que ya había visto de ella en el foro. Leticia era una chica bastante guapa, alta y entradita en carnes, sin llegar a estar gorda. Y no tardé en darme cuenta de que era tan encantadora como aparentaba a través de internet.

  • ¿Tü debes ser Jorge, verdad? Encantada- Me plantó dos besos. Olía de maravilla.

Me enseñó brevemente la casa, sin perder en ningún momento su simpatía. Lo cierto es que la casa era tan espectacular o más por dentro que por fuera. Se notaba que Leticia, o su familia, o su pareja tenían mucho dinero.

  • Vamos, que tenemos que vestirnos ya, en poco más de una hora llegará todo el mundo. Acompáñame al desván.

Menudo desván tenía. No sólo por el tamaño, que era más grande que mi casa, sino porque estaba claro que ese era el "rincón" de Leticia. Lo tenía decorado con pósters y objetos de coleccionismo de sus personajes favoritos, armarios llenos de ropa, disfraces y todo tipo de complementos, espejos… vamos, lo que es un paraíso "friki". Me contó que subía a menudo al desván y se pasaba horas allí, disfrazándose, viendo películas, jugando videojuegos…cultivando sus aficiones. Allí arriba había ya gente vistiéndose, 2 chicas y 3 chicos. Una de las chicas se estaba vistiendo de Azusa Nakano, personaje que yo desconocía, y me explicó que era un conocido personaje del manga japonés. Leticia iba a vestirse de Misha Misha, su personaje favorito, protagonista femenino de un manga llamado "death note"…este sí lo conocía y reconozco que en aquel momento me picaba mucho la curiosidad de ver a Leticia como Misha Misha. De los 3 chicos había 2 que se estaban vistiendo de superhéroes occidentales. Uno de Batman y el otro de Thor. El chico que se disfrazaba de Thor lo conocía del foro, se llamaba Pablo y también era un chico muy simpático. Leticia me presentó a todo el mundo. Según los iba conociendo me iba encontrando más y más a gusto, todos ellos eran gente muy agradable y no tardé en integrarme. Estuve hablando unos minutos con ellos y hasta que Pablo (Thor) me pidió que le acompañara al coche, que había traído una maleta con varios disfraces para mí.

Bajamos y al llegar al coche nos encontramos con una desagradable sorpresa: Pablo se había dejado la maleta en su casa. Fue un bajón terrible. Pablo se excusó sinceramente y volvimos al desván. Le expliqué el problema a Leticia. Le dije que entendía que todo el mundo debía de ir disfrazado y que no tenía inconveniente en irme para que todos estuvieran a gusto.

  • Tranquilo Jorge, yo tengo decenas de disfraces aquí. No hay por qué preocuparse. - Me tomó de la mano y fuimos a la zona donde tenía los armarios. Empezamos a mirar los disfraces.

Y he aquí el inesperado giro de guión de la noche. Todos los disfraces que tenía eran de personajes femeninos. Todos.

Para mí aquello era como un sueño. Siempre me había gustado vestirme de chica, pero siempre en la intimidad y nunca delante de nadie, ni había hablado con nadie de ello. Así que me sentía en la encrucijada de tener la posibilidad de hacer algo con lo que siempre había soñado y mi propia vergüenza, esa que no solía aparecer a menudo. En un primer momento, fue la vergüenza la que tomó la palabra:

  • Pero, Leticia, estos disfraces son de chica.

  • No te pongas en plan machote ahora, Jorge. Ya sabes que nos tomamos esto muy en serio y nadie se va a reír de tí, ni a pensar de tí nada malo. Además, entre los invitados que aún faltan por venir habrá un par de chicas que irán de chico y al menos otro chico que irá de un personaje femenino.

  • ¿de verdad? no sé que hacer, me da palo.

  • Vamos Jorge, digo yo que algún personaje femenino habrá que te guste.

  • Si claro, que me guste sí, pero que me quiera vestir así…

Al verme ya medio convencido Leticia me explico que dentro del cosplay una vertiente muy importante era el crossplay, es decir, gente que se vestía de personajes del sexo contrario. Y parece ser que era algo bastante normal. Y la verdad es que estaba deseando vestirme. Así que mientras que ponía excusas para hacerme un poco el duro, en realidad mi cabeza estaba decidiendo que disfraz quería ponerme.

  • ¿De verdad que no voy a ser el único "crossplayer"?

  • De verdad. Tranquilo.

Respiré profundo y solté algo que en mi cabeza parecía una bomba, y que sin embargo ella recibió con total normalidad:

  • Siempre me ha gustado muchísimo el personaje de la viuda negra.

El personaje de la viuda negra es uno de mis fetiches personales desde que ví a Scarlett Johansson interpretarlo en el cine. Aquella melena roja ondulada a la altura de los hombros, aquel traje totalmente ceñido…me volvía loco. Muchas veces me había imaginado disfrazarme de ella. Aunque la verdad es que Leticia tenía muchísimos disfraces que me encantaban, desde heroínas de cómic como wonderwoman o catwoman, personajes de videojuegos, de cine, de manga…su armario no tenía fin.

  • Pues no hay más que hablar, Natasha.

Natasha Romanoff es el nombre de la Viuda Negra. Leticia empezó a abrir armarios y cajones y coger todo tipo de complementos. Me preguntó talla de calzado e hizo una llamada a uno de los invitados que aún no habían llegado para que trajera unas botas para mí.

  • Bueno Natasha, empieza tu transformación. Como se que es la primera vez que vienes a una de estas reuníos de cossplay te explicaré algunas normas: debes comportarte como lo haría tu personaje en todo momento, y tratar a los demás como si fueran su propio personaje. Por tanto a partir de ahora tú serás Natasha y te presentarás como Natasha. Y mejor intenta andar y hablar de la manera más femenina posible, ten en cuenta que habrá premio para el disfraz mejor caracterizado. Además, piensa que si vas con un disfraz de chica y comportándote como un chico harás más el ridículo, y entonces puede haber alguien que se ofenda. Ya sabes que nos tomamos esto muy en serio.

  • Lo intentaré - dije - pero no te prometo nada.

  • Tranquila Natasha, cuando lleves encima todo el disfraz te sentirás mucho más femenina y entonces te costará menos, ya lo verás. Acompáñame a mi cuarto un momento.

Me llevó a su habitación al piso de abajo, fue a su armario y me dio un sujetador y unas braguillas.

  • ¿Por qué tengo que ponerme esto?

  • Ya te he dicho que tienes que meterte 100% en tu personaje, y Natasha es una mujer. Además te recuerdo que Natasha lleva escote y si asoma demasiado tiene que verse un sujetador.

  • Está bien.

  • Póntelo rápido, tenemos menos de una hora para maquillarse y vestirte antes de que llegue la gente.

Leticia, digo Misha, me dejó solo en la habitación para tener intimidad. Así que me desvestí y me puse las braguitas, pero me atasqué con el sujetador, así que la llamé.

Por primera vez en toda la tarde Misha perdió la sonrisa:

  • ¡Pero que son esos pelos! por dios, entra al baño. Tendremos que hacerlo con crema porque si no no nos va a dar tiempo.

Allí estaba yo, en braguitas y preparado para que me llenaran el cuerpo de crema depilatoria. Misha fue prudente, me echó la crema por la espalda y me se fue para que yo terminara. una vez la crema actuó, me metí en la ducha para quitarme los restos. Al salir me sentía en el cielo…me había depilado alguna vez y conocía la maravillosa sensación, pero esta vez era para vestirme de chica y por dios, la sensación era mil veces mejor.

Misha me apuró para que terminara rápido. Me puse de nuevo las braguitas y la llamé para que me ayudara con el sujetador. Acto seguido volvimos al desván. El resto ya estaban listos, y mientras batman y thor bajaron al piso de abajo a esperar, Azusa (la otra chica) se quedó para ayudarnos porque íbamos mal de tiempo. Misha ya estaba maquillada, pero su disfraz tenía mucha elaboración. El mío era más sencillo, pero era un hombre y tenían mucho trabajo con el maquillaje. Azusa me ayudó a ponerme el mono de La Viuda Negra, era un traje gris azulado muy oscuro, casi negro, completamente pegado al cuerpo. No era un disfraz de los chinos, este estaba hecho con mimo y lujo, llevaba algo de relleno en las caderas y el pecho para realzar la silueta femenina, y no era una tela cualquiera. Brillaba un poco, aunque no tanto como el pvc, y era muy cómoda, aunque iba tan ceñida que me costó un buen rato ponerla y estoy seguro que sin la ayuda de Azusa no hubiera podido.

Entre Misha y Azusa me sentaron ante el tocador.

  • Te vamos a dejar lo más parecida posible a la Viuda Negra que interpretó Scarlett Johansson…¿te parece bien, Natasha?

Que si me parecía bien, decían. Estaban realizando uno de mis sueños más secretos y todavía me pedían permiso. Que maravilla.

Me pusieron un maquillaje aparentemente muy natural, aunque muy elaborado. Lo más complicado fue la base, estuvieron un buen rato. Después el rimmel, cejas, eye-liner y todo el conjunto. Remataron dejándome la boca con ese efecto de labios carnosos y húmedos y unas lentillas de color para los ojos. Yo me he maquillado muchas veces a solas y en 40 minutos habría sido imposible que yo hubiera conseguido algo así, se veía que Azusa y Misha eran verdaderas expertas en maquillaje, de hecho Azusa me dijo que era esteticiene.

  • No te mires aún, que falta el pelo. - Dijo Misha, quien abrió una alacena llena de pelucas. Cogió una pelirroja larga y me la puso.

Michas bajó un momento al salón y subió ya con las botas. Me ayudaron a ponermelas, eran del mismo color del disfraz y llevaban un tacón no demasiado alto (unos 6 centímetros). Eran relativamente altas, terminaban un poco por debajo de la rodilla. A continuación me dieron todos los complementos, cinturón, pistolas, etc. Y finalmente, me Invitaron al vestidor a verme.

Nunca olvidaré aquella sensación. Se qué Scarlett Johansson tiene el cuerpo y la sensualidad natural que tiene y no pretendo competir con ella, pero es que tendríais que haberme visto. Era espectacular.  Aquella melena rizosa pelirroja cayendo sobre mi cara totalmente maquillada, esa mirada verde sinuosa, acentuada con el rimmel. Esos labios carnosos, húmedos y apetecibles. Ese traje ajustado que estilizaba y feminizaba mi cuerpo. Esos tacones que realzaban mi trasero. Estaba en el cielo.

Misha y Azusa me miraban sonrientes.

  • ¿Cómo te ves, Natasha?

  • No tengo palabras, sois…increíbles.

  • ¿A que ahora no te arrepientes? -preguntó Misha

  • No para nada. Me siento de maravilla. No creía que el resultado fuera a ser tan bueno.

  • Me alegro mucho Natasha. Ponte un poco de perfume y vamos, que ya están todos abajo.

No había pensado en el perfume, y fue la guinda perfecta. Era completo, la sensación del traje ajustado, del maquillaje en mi cara, el pelo moviéndose al compás de mi cabeza y ahora también el olor….me sentía una mujer.

Bajamos al salón y allí había unas 20 personas. Había todo tipo de disfraces, desde videojuegos hasta series de televisión, desde Xena la princesa guerrera hasta personajes japoneses que no conocía, a cual más elaborado. Misha me presentó a todo el mundo, ciertamente muy metidos cada uno en su papel, pero no parecía ridículo en ningún momento. Todos sabían como comportarse, hacían aquello con frecuencia.

Misha me dijo que esperase un rato antes de beber nada ya que mis labios tenían que secarse primero. Estuve hablando un buen rato con la gente y todo el mundo era muy amistoso. Sin darme cuenta hablaba de mí misma en femenino, estaba más metida en el papel de lo que creía, casi de forma inconsciente. Por momentos me olvidaba de que realmente era un hombre. Estaba viviendo un sueño.

Algún chico me soltó algún piropo y la sensación fue a más. Flirteaba con ellos, me tocaba el pelo, les sonreía continuamente. Al cabo de un rato Misha me dijo que podía empezar a beber. tomé un par de cocteles y enseguida me entró la gana de ir al baño. Problema, porque el traje era de una pieza y no estaba muy pensado para estos menesteres. Le dije a Misha y ella me acompaño al baño de chicas.

  • Te veo muy metida en tu papel - me dijo Misha, sonriente.

  • Estoy encantada.

  • Ya se te nota, ya, jejeje. ¿Ves? Te dije que no te arrepentirías. Me alegro mucho de que lo estés disfrutando Natasha.

  • Micha, debo confesarte que siempre soñé con disfrazarme así, pero nunca lo hice por vergüenza.

-Aquí no tienes que sentir vergüenza, estás entre amigos. Se tú misma y disfruta.

Volvimos al salón. La fiesta se iba animando, la gente hizo performance con sus personajes, bailamos, nos reímos y disfrutamos de lo lindo. Las copas iban y venían. Todos me trataban como una chica. Pablo (Thor) me ofreció una copa.

  • Lo siento, estoy procurando no beber mucho. No sabes lo complicado que es ir al baño con esta ropa.

  • Así que es cierto eso de que para estar guapa hay que sufrir, ¿verdad?

  • Sí, jejeje.

  • Venga, mujer, tómate algo por mí.

  • Está bien.

Me trajo una copa y seguimos charlando. Me propuso echar una partida a la play. Acepté. Jugamos un ratito y charlamos de todo un poco mientras tanto. Termino nuestro turno y a lo largo de la noche fuimos hablando de vez en cuando. Ya se sabe como son esas noches, hablas con todo el mundo y todo el mundo habla contigo.

La siguiente vez que fui al baño con Misha, tenía una sonrisa picarona.

  • Todavía hay algo que las mujeres tenemos y tú no.

  • ¿A qué te refieres?

  • ¿No te has dado cuenta que Thor está intentando ligar contigo?

  • Bueno, está siendo simpático, sabe que soy un chico. Está metido en su papel, como yo, nada más.

  • Ay, Natasha…qué inocente eres…

Aquellas palabras de Misha empezaron a dar vueltas en mi cabeza. Yo era hetero, aunque alguna vez, vestido de chica en mi casa, había tenido fantasías con chicos. Empecé a plantearme que quizás me faltaba algo para ser una mujer completa, y llevar aquella nueva y maravillosa sensación al límite.

La fiesta siguió y la gente cada vez estaba más animada. volví a jugar con thor a la play, y esta vez sí que me dí cuenta de sus intenciones. La vez anterior estábamos cada uno en un sofá, esta vez se sentó junto a mí. Al explicarme como se jugaba, empezaba a notar como rozaba mis manos intencionadamente. Más de una vez notaba como sus ojos se iban a mis piernas…me sentía como una chica seducida, y la sensación me estaba gustando muchísimo. Jugamos dos partidas, la primera la ganó él. Pedí una revancha y le gané. Al estar sentados juntos ambos girábamos la cabeza y nos encontrábamos en un mundo aparte, sin gente. Nos mirábamos, con nuestros ojos a sólo unos centímetros. Había sonrisas cómplices. Recordaba mi mirada con ojos verdes levemente tapados por mi melena pelirroja, mi olor a sirena…"eso tiene que estar volviéndole loco", pensaba. Cuando me quise dar cuenta, ya no estábamos jugando. Teníamos los mandos en las manos pero no mirábamos a la pantalla, ni no a los ojos. Y entonces surgió el momento.

Me besó.

Fue un beso suave, lento pero corto. Sin lengua. Simplemente nuestros labios se juntaron. La parte interna y húmeda de nuestros labios entró en contacto, y sentí un escalofrío por todo el cuerpo. Mariposas. Pasaron unos segundos hasta que reaccioné.

  • Lo siento, tengo que salir fuera. -Misha, muy atenta a todo, salió conmigo.

  • Natasha cielo, tranquila. No tienes que hacer nada que no quieras.

  • El problema es que sí quiero. Y eso me asusta. Son muchas cosas nuevas en un sólo día.

  • Tranquila, no ha pasado nada. Sólo ha sido un beso. Un simple e inocente beso, ya está.

  • El problema es que me gustó. Es como si hubiera sido mi primer beso.

  • Bueno, de alguna manera lo ha sido. ¿Por qué no volvemos dentro? Tomamos algo y nos relajamos. Yo hablaré con Thor, pero tranquila que no se enfadará. Es muy comprensivo.

  • Te lo agradezco Misha, ahora mismo me resultará muy difícil hablar con él.

Volvimos dentro, estuve pensativa un rato pero no tardé en volver a coger el ritmo. Tomé un par de cocktails más. Al cabo de un rato Misha se interesó por mí.

  • ¿Estás mejor cielo?

  • Mucho mejor. Lo siento, yo…

  • No te preocupes, es normal. Muchas sensaciones nuevas. Quizás deberías hablar con Thor…¿o prefieres no hacerlo?

  • Sí, creo que se merece una explicación. Además, no quiero que piense que soy una calientapollas.

  • Tranquila, no lo piensa.

Me acerqué a Thor.

  • Thor, yo….

  • Tranquila, te entiendo perfectamente -interrumpió.

  • Me gustaría hablar contigo…¿podemos salir fuera un momento?

  • Claro.

Salimos fuera, dando un paseo entre los árboles, con la tenue luz de la luna y del porche de la casa.

  • Verás - le dije - me asusté un poco.

  • Ya me he dado cuenta, pero no te preocupes.

  • No creí que yo…bueno, que tú y yo…es decir…

  • Ya entiendo por donde vas. Verás…yo he tenido algunas novias y nunca ha funcionado. No las culpo, yo vivo en mi mundo. No es fácil para muchas chicas compartir mis aficiones: disfrazarme de súperheroe, jugar a la videoconsola, leer cómics… cuando tengo novia tengo que renunciar a todas esas cosas, que son parte de mí…

  • Bueno pero hay chicas a las que sí les gusta…mira a Misha o Azusa, por ejemplo.

  • Misha es mi prima, y Azusa sale con uno de mis mejores amigos. Además, de las chicas que conozco que les gusta este mundo, no me gusta ninguna.

Hubo unos instantes de silencio.

  • Verás, Natasha…desde el momento que te ví vestida así yo…bueno, no me lo esperaba. Hace sólo unas horas eras un chico al que le tenía que dejar un disfraz, y de repente ví a aquella chica…pero luego hablé contigo…nos compenetrábamos muy bien, teníamos los mismos gustos…nunca había tenido esa sensación con nadie…y empecé a pensar que tú y yo...el momento que decidí besarte estábamos en una nube…tú también lo tuviste que notar…o no…quizás me haya hecho una idea equivocada en la cabeza.

  • Si me dicen esta mañana lo que iba a pasar…no lo hubiera creído. Yo también estoy muy a gusto contigo, Thor. Muy muy a gusto. Me has hecho sentirme especial. Me has hecho sentime… -le tomé de la mano- …mujer.

Nos besamos a la luz de la luna. No fue un beso tan inocente como el anterior, fue más pasional, y por supuesto mucho más largo. Pablo era más alto y fuerte que yo, noté como me rodeaba por la cintura con sus manos. Estaba rozando el éxtasis. Las mariposas se habían apoderado de mi cuerpo. El alcohol había hecho desaparecer mis inhibiciones. Y Thor era…increíble. Me sentía muy a gusto con él. Y al él le gustaba yo. Porque Natasha era yo, estaba empezando a entenderlo. Era yo sin mis miedos, sin mis inhibiciones, sin las barreras sociales.

Estuvimos un rato fuera, charlando un besándonos, abrazados. Volvimos dentro, cogidos de la mano. Misha me sonrió y me guiño un ojo, pero lo cierto es que en general no hubo mucho revuelo, ni comentarios. La gente lo tomó con total normalidad. Como cuando estás en un bar y un chico se lía con una chica. Tome otro cocktail, ya tenía un puntillo considerable aunque no estaba borracha.

Volví al baño por tercera vez, de nuevo con Misha.

  • no sabía que Thor era tu primo…

  • Veo que ya os vais conociendo…jejeje. Así es. ¿Qué tal con él?

  • Genial, Misha. Es un encanto.

  • Si queréis intimidad podéis subir a una de las habitaciones, tienen pestillo…

-¿Qué? - respondí con un ligero toque de indignación

  • Oh, vamos Natasha, no digo que hagas nada con él si no quieres. Pero a lo mejor os apetece estar un rato a solas.

De forma discreta cogí a Thor de la mano y subimos a una de las habitaciones. Eché el pestillo. y me senté con el sobre la cama. Nos besamos un rato.

  • Me gustas, Pablo. Me siento muy a gusto contigo.

Seguimos besándonos y la temperatura empezaba a subir. Las manos empezaron a bailar de forma incontrolada. Empezó a recorrer mi cuerpo, suavemente. La tela del disfraz se notaba que nos encantaba a los dos, a mí que me tocaran con ella puesta y a él tocarla. De las caricias paso a meter mano de una forma más ruda. Me agarraba el culo. Yo no quería ser menos. Le pasaba la mano por el pecho, por el culo. Pablo era un chico que se cuidaba mucho, tenía un cuerpo muy bien definido, y nunca pensé que tocar un cuerpo así me iba a gustar tanto.

Iba totalmente lanzada, de mi cabeza no quedaba rastro del chico que había llegado a aquella fiesta. Ahora sólo había una gatita, que cada vez estaba más entregada. Una gatita que entró en un estado de celo intenso cuando empezó a rozar la entrepierna de Thor.

Cuando noté la erección que tenía Pablo, el saber que eran mis encantos femeninos los que habían levantado aquel mástil, fue cuando me entregué totalmente a la causa. Era una mujer que ponía cachondos a los hombres. Una gatita en celo. Una diosa pelirroja embutida en el traje de sus sueños con un hombre al que complacer.

Tras unos minutos de tocamientos la excitación era total. Sumisamente empecé a centrarme en su entrepierna. Primero caricias, luego directamente agarraba.

  • ¿Esto es para mí? - le pregunté al oído, traviesa.

  • Es por y para tí - respondió con voz temblorosa de la excitación.

Retiré su capa y la parte de arriba de su disfraz. Empecé a bajar, recorriendo su cuerpo con mis labios y mi lengua, su torso escultural, sus pezones. Bajé un poco más, su tableta de chocolate, su pubis. Ya de rodillas ante él, empecé a besarle sobre la ropa en la entrepierna. Le escuchaba respirar intensamente. Lo tenía a 100 por hora.

Bajé su pantalón de Thor y ahí estaba. La joya de la corona. Era el momento de aceptarme a mí misma, de llevar mi disfraz y mi identidad de Natasha al límite. De convertirme en esa mujer con la que siempre había soñado. Todos mis sentidos, mi corazón, mi cabeza, mis instintos, me decían que aquel regalo debía entrar en mi boca. Me dejé llevar. Empecé por la puntita, con la lengua, poco a poco. Estaba durísima.

Pablo empezaba a contornear sus caderas ligeramente. Yo seguía el leve movimiento con mi cabeza. Pasaron unos segundos, o minutos, hasta que esos pequeños lametazos en la punta de su miembro no eran suficientes. Lo agarré con la mano, como mío que era, y empecé a meterlo en la boca. Estaba disfrutando ese momento realmente. Y Pablo también, por los gemidos que emitía su boca.

Cuando más chupaba, más quería chupar. Tener la polla de Pablo en mi boca me hacía sentir quien realmente era. La sensación era intensa, feliz, apasionada. Quería más de eso. Pero tras unos minutos, Pablo paró. Me agarró de la mano y llevó mi boca de nuevo a la suya. Me besó apasionadamente, metiendo la lengua hasta atrás y me dio la vuelta. De espaldas a él, empezó a meterme mano en la parte delantera de mi cuerpo. El pecho, la entrepierna. Mientras tanto me besaba el cuello, me mordía la oreja. Me susurraba cosas al oído, me decía que era su putita, que la chupaba como los ángeles.

Cada vez estaba más y más cachonda. Me ayudó con el disfraz, que ya no me costaba tanto quitármelo. Me desnudó por completo, salvo las botas y el pelo, y me volvió a poner de espaldas a él. Esta vez notaba su pene frotarse sobre mi trasero desnudo…su mano sobre mi pubis, hasta que empezó a tocarme el pene. Despacio y con amor, primero.

De repenté, noté como se tocaba el pene a sí mismo. Me sorprendió. Pero en cuestión de segundos volví a notar su pene contra mi culo, estaba húmedo, se había echado vaselina. Me percaté de lo que venía a continuación: mi realización completa como mujer.

Sentirle dentro fue una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida. Sentir como me poseía, como embestía ese culo que ya no era mío, sino suyo, mientras masturbaba mi pene y me recordaba al oído lo puta que era. Sólo podía gemir y gemir de placer. Pasaron unos minutos hasta que me corrí, y él detrás mío (nunca mejor dicho). Sentí los espasmos de su orgasmo dentro de mí. Cuando la sacó, me giré y le besé.

  • Nunca nadie me había hecho sentirme así.

Nos besamos durante un buen rato, desnudos. Después nos vestimos y bajamos de nuevo. La fiesta ya estaba terminando, algunos ya se habían ido a casa, quedábamos la mitad más o menos. Misha nos propuso quedarnos a dormir en su casa, para no coger el coche bebidos. Había habitaciones de sobra para todos. Pablo me susurró al oído que durmiese con él. Le miré sonriendo y le respondí que sí.

Seguimos un rato, ya con la música más tranquila y charlando todos, los que quedábamos. Thor y yo estábamos sentados juntos y de vez en cuando nos besábamos, como dos novios. Me sentía, ahora sí, una chica. Me sentía Natasha Romanoff.

En el corrillo de diez personas que quedábamos había otra pareja que luego supe que se habían conocido en la fiesta. Y además estaba el otro chico que también hacía crossplay. Iba de Pepper Potts, la novia de Iron Man, con un vestido de fiesta largo azul precioso. Me dijo que los disfraces de superheroína no eran sus favoritos, que solía disfrazarse de princesa o de personajes femeninos glomourosos y sofisticados. Hice buenas migas con Pepper, y me dijo que el mundo del crossplay era fascinante y que sólo había conocido el principio.

Pasé el resto de la velada muy a gusto, y el plan duró todo el fin de semana. Pero eso os lo contaré próximamente.