Natalia violada en la boda

Natalia va a una boda y no sospecha lo que le va a pasar. Su boca, su coñito y sobre todo su culito serán violados a placer. Es un relato especialmente escrito para que las mujeres que lo leáis os metáis en el papel y lo disfrutéis. Espero haceros pasar un buen rato ... Comentarios a carlos_javier_gzlez@yahoo.es.

Natalia se va de boda.

Mis vacaciones estaban resultando mucho más caras de lo previsto. Mucha playa, mucha fiesta por la noche, mucho intento de aproximación a toda mujer sola y atractiva, pero la verdad es que me había dejado una auténtica fortuna en invitaciones a copas, … ¡¡para nada!!, por que no había conseguido nada con ninguna. Un cúmulo de mala suerte y un cajero automático estropeado que me tragó la tarjeta de crédito un viernes por la tarde hizo que me quedase sin dinero y sin tarjeta. ¡El banco no abría hasta el lunes por la mañana y no tenía nada con que pagarme el hotel de esa noche!. "¡¡Dios, como me puede pasar esto!!". Llamé a la línea de atención telefónica de mi banco y no me dio ninguna solución, … "¡¡Joder!!, lo que no me pase a mi …".

Esperé, pensé ,… y la primera noche a la intemperie de mi vida me hizo tomar la decisión de que algo tenía que encontrar para la noche del sábado. Casualmente pasé por una oficina de trabajo temporal, donde al plantearles el problema me dieron un trabajo para el sábado por la tarde que me permitiría al menos pagar un pequeño hotel hasta el lunes en que pudiese solucionar el problema. Incluso podían darme algo de dinero por adelantado o sea que me serviría. Se trataba de hacer de camarero en una boda. "De acuerdo, ¿por qué no?. No era el trabajo de mi vida, pero supongo que podría hacerlo sin mayores problemas".

Me presenté a la hora, me dieron un uniforme y Javier, un compañero me llevo en su coche al lugar donde se celebraba la fiesta. Javier ya había trabajado allí y sería el encargado. Era un chico muy moreno, algo más joven que yo, de unos 25 o 26 años musculoso, muy alto y educado. Se trataba de la boda de una pareja de chicos jóvenes donde la mayoría de invitados eran amigos y amigas de su edad. "Joder, para una vez que trabajo de camarero me va a tocar servir copas a unos tíos que se pondrán como una puta cuba en 2 horas". Mi trabajo era servir detrás de una pequeña barra sin cobrar nada las copas que los invitados solicitasen antes del banquete y también después del mismo durante la música. Tenía simplemente que apuntar en un papel todo lo que servía y además ser un poco "tacaño" con el alcohol en los combinados. Javier me enseñó también donde estaba el almacén de bebidas, al final de un pasillo, pegado a los baños, de donde debía reponer lo que se fuese acabando. La música estaba bastante alta y según iban llegando los invitados se iban organizando en grupillos para charlar.

Todo empezó tranquilo. Vinos para los más mayores, cervezas, whiskies, combinados para los más jóvenes, … todo sin problema. La verdad es que en ese momento ya me había fijado en que había mujeres preciosas entre las invitadas, vestidos de ceremonia superceñidos, tops super ajustados, pero había una realmente bonita que me llamó la atención. Eras tú. Pelo liso, suelto sobre los hombros, carita super atractiva con preciosos ojos grandes y unos labios que estaba seguro que decían "cómeme y dame algo para comer". En el primer contacto visual te eché poco más de 20 años. Vestías un vestido dorado, con unos bonitos bordados en rosa y un chal cubriendo un escote que prometía esconder unas preciosas tetas realmente grandes para lo delgadita que parecías ser. Tu culo parecía pequeño, durito y respingón, de los que parecen pedir "estrújame". Te calculé sobre 1,60, pero los enormes tacones que llevabas te hacían parecer realmente alta. Charlabas con unos y otros a no más de 2 metros míos, o sea que me aprendí de memoria hasta tu última curva. "Joder, con el hambre que yo tengo y esta tía no se larga a la otra puta esquina del restaurante". Un buen rato estuviste charlando con la novia, por lo que deduje que podrías ser posiblemente una buena amiga, ya que físicamente no te parecías como para ser familia.

Antes de sentarse a comer tomaste un par de vinos rosados que siempre alguien le llevaba.

No pude perderte de vista ni un momento hasta que todos los invitados os sentasteis al banquete, momento que yo aproveché para recoger un poco vasos y prepararme para la parte dura de mi trabajo: después de la ceremonia.

La tarta llegó e inmediatamente la música comenzó y poco a poco los invitados se iban acercando a mi zona. Viniste pronto y te acercaste a la barra para pedirme un combinado que te puse sin perder de vista ese escote, esos labios y esos ojos, hasta el punto que me dijiste, "basta" porque sino llenaba el vaso de licor hasta arriba. "Ni me miraste a la cara, ¡joder!". Iba pasando el tiempo y fueron varios los chicos que se te acercaron, pero no parecían tener éxito, aunque era evidente que se habían formado otras parejitas en la boda, parecías más interesada en charlar con unos y otros.

La primera vez que tuve que ir al almacén a por una botella de ginebra, me desvié y pasé rozándote. Mis manos acariciaron tu culo de pasada, "¡Madre mía, qué culo tiene la niña. Duro, redondito, .., perfecto!". Mi polla se iba poniendo tan dura que me molestaba el pantalón y por el bolsillo trataba de colocármela para que no fuese tan evidente. No pareciste darte cuenta la primera vez o sea que lo repetí cada vez que iba al almacén, cosa que ocurría cada 20 minutos ya que traía las botellas de una en una. Yo pasaba por detrás de ti rozándote y tocándote muy suavemente el culo, que solo estaba protegido por ese vestido dorado que me estaba volviendo loco. "O no lleva bragas o lo más probable, llevaba un tanga, ¡joder que culo más durito!". En una de las ocasiones, al volver con una botella de Ron, empujando un poco mi cintura, fue mi polla la que descaradamente te recorrió el culo por encima del vestidito: una nalga,.. la rajita y … la otra nalga … Esta vez ella lo habías notado perfectamente y te giraste, mirándome a los ojos y dándote la vuelta con un gesto de insignificancia hacia mí. "Joder como me estaba poniendo la nena".

Yo seguía sirviendo copas a los que me pedían, pero no podía dejar de mirarte. Mi jefe se cabreó conmigo cuando rompí el quinto vaso por no prestar atención. "¡¡Como iba a prestar atención a echar una coca cola en un bar si no podía quitar la cabeza de pensar en cómo debía moverse esa melena con mi polla follándose los labios!!". Te desnudaba una y otra vez con la mirada … esas tetas de tamaño impresionante como a mi me gustan, esas piernas delgadas y preciosas, ese culito, … y esa boquita … De vez en cuando te girabas y cruzabas la mirada con la mía, dándote cuenta de que yo te observaba para inmediatamente volver a retirar la vista y volver a las conversaciones y risas con tus amigos y amigas. En un par de ocasiones, al retirar la mirada noté como me mirabas de arriba abajo. Lo sentí como si se tratase de una brisa helada que me recorría de los pies a la cabeza "¿Se habría dado cuenta de mi erección?". Para entonces tú te habías tomado por lo menos 5 cuba libres más lo que hubieses tomado antes en la mesa o sea que tu mirada era ya un poco "transparente" en ese momento.

Otra botella de ron acabada, otro viajecito hasta el almacén y esta vez a la ida repetí el recorrido de mi polla por tu culo: nalga .. rajita … nalga, pero en esta ocasión con una mano en el bolsillo de mi pantalón, me sujetaba la base de la polla con fuerza para que se hundiese un poquito en tus pequeñas y preciosas nalgas. "Mmmmhhh, pero qué maravilla de culito, ahora ya sabes como aprieta mi polla". Diste un pequeño respingo, otra mirada atrás y ningún comentario. "Mmmhh, qué ojazos y que boquita. Seguro que es una loba follando". No podía dejar de pensar en ti. Ya no sabía como colocarme la polla de lo dura que estaba.

Abrí la puerta del almacén, tiré las botellas vacías a la basura y cogí dos nuevas. Salí y cuando me giré para volver a mi trabajo … ¡¡Auu!! Me di de bruces con la chica de mis sueños. Tus pechos golpearon mi pecho, tu cabeza mi barbilla y mi pié pisó con fuerza el tuyo.

"¡¡Aauuu!!, ¿no ves por donde vas?", dijiste sin mirarme a la cara. "¡Me has pisado!".

Me quedé un poco cortado, por acabar de pisar a una chica que la había restregado mi polla por el culo hacía unos segundos.

"Eehhh, estooo, perdona. Ha sido sin querer. Salía rápido y no te había visto".

Ahí estabas, agachada tocándote la punta del pie sin haberme mirado todavía la cara. Yo por supuesto no retiraba la mirada de tu escote que en esa postura dejaba ver mucho más de lo que escondía.

"Pasa, pasa, yo te miro ese pié", dije cogiéndote del brazo.

Estábamos a medio metro de la puerta del almacén y yo aprovechando la estúpida confusión te empujé un poco por la cintura para hacerla entrar cojeando. Una vez dentro, di la luz y cerré la puerta con el pestillo interior.

"Déjalo, ya se me está pasando. ¡Pero mira por donde vas, joder!", dijiste enfadada, justo levantando la vista del dolorido pie y sin darte cuenta de que te había metido en un oscuro almacén.

"Me alegro".

"¡¡Qué!!, ¿Dónde estoy?. ¿Eres tú?", dijiste un poco confundida posiblemente por el efecto del alcohol.

"Yo, sí soy yo ¿me conoces acaso?".

"Eres un cerdo. Me has sobado todo lo que has podido, asqueroso. Déjame marchar", dijiste intentando abrir la puerta sin reparar en el pestillo.

"No tan rápido", dije cerrando con la llave y abriendo el pestillo. "Tenemos que hablar y te tengo que pedir una cosa. Por cierto, ¿cómo te llamas?".

"¡¡¿Pero qué haces?!!. Abre la puerta ahora mismo. ¡¿Hablar de qué?, ¿Qué quieres pedirme?!".

"Te preguntaba tu nombre, ¿Cómo te llamas?".

"Natalia. ¿Qué coño quieres?".

"Natalia, quiero que te arrodilles, que me mires a los ojos y que abras la boca, porque me vas a dar la mejor mamada que has hecho nunca. Necesito sentir esos labios tuyos preciosos alrededor de mi polla, esos ojazos clavados en los míos y tu bonito pelo moverse al ritmo que más te gusta".

"¡¡¡¿Queeee?!!!. ¡Tú eres idiota!. Abre la puerta y déjame salir, sino vas a tener muchos problemas", dijiste con seguridad y sin perder la compostura aunque absolutamente sorprendida por mis palabras.

"Después de que me la chupes un ratito y la tenga bien dura, te voy a desnudar, te voy a comer enterita, te voy a lubricar con la lengua ese culito que me lleva provocando toda la noche y te la voy a meter por ahí hasta el fondo. Vas a ver lo que se siente estando empalada hasta el fondo. Quiero oírte gritar de gusto y correrte con mi polla clavada en el culito ese tan vacilón que tienes. ¡Ah!, y si quieres que te folle por el coñito me lo vas a tener que rogar, sino te vas a quedar con las ganas".

"¡¡¿Quee?!!. Tú has bebido, imbecil. Ni se te ocurra ponerme la mano encima. Déjame salir".

"No me vengas con bobadas Natalia, cariño. Me has provocado toda la noche con miradas. Has dejado que te toque el culo sin quejarte y ¿ahora te vas a hacer la estrecha?. De eso nada. Te voy a follar quieras o no y además vas a correrte como una loca, porque necesito ver esa boquita y esos ojazos gimiendo de placer".

El exterior de mi mano acarició tu mejilla, a lo que respondiste con un manotazo y retirando la cara hacia atrás.

"Vaya, vaya, … o sea que no te vas a dejar por las buenas".

"Te he dicho que no me toques. Eres un cerdo que no has hecho otra cosa que pasar a mi lado para tocarme el culo. ¡Lárgate y déjame salir!. Sino voy a gritar ahora mismo y te vas a enterar lo que es bueno".

"Natalia, yo no haría esto si no pensase que lo estás deseando".

Dicho esto y a la vista de que estabas a punto de gritar me lancé sobre ti cogiéndote por detrás, con tu espalda sobre mi pecho y mi mano derecha tapando con fuerza tu boca a la vez que sujetando tu cabeza contra mi hombro derecho. Tus manos se movían, pero como soy mucho más corpulento, no me resulto difícil llevarte así hasta el fondo del almacén. Me intentabas morder, me arañabas el brazo que sujetaba su cabeza y trababas de liberarte con todas las fuerzas, pero por otro lado sin demasiado éxito. El poco ruido que hacíamos era imposible que se oyese desde el exterior debido al alto volumen de la música.

Después de un par de minutos de intenso forcejeo paraste un poco, posiblemente para recuperar el aliento, momento que aproveché para hablarte al oído después de pasar mi lengua muy lentamente por toda tu oreja derecha y mordisquearte el lobulo.

"Estas buenísima Natalia y vas a disfrutar esto de verdad. Ya lo verás. Ahora te voy a abrir el vestido y te lo voy a bajar. Puedes resistirte, en cuyo caso te lo romperé o no resistirte en cuyo caso el vestido no se estropeará. Si se rompe me temo que cuando salgamos de aquí vas a tener una situación embarazosa explicando a todos porqué sales en pelotas de un almacén o sea que tú verás. Deja caer las manos hacia abajo".

No hubo respuesta. Tu respiración, para ese momento, era ya muy agitada y sonora por el gran esfuerzo realizado para tratar de liberarte. Tus manos siguieron unos pocos segundos agarradas a mi mano derecha que te tapaba la boca, pero pasado ese escaso tiempo las dejaste caer a ambos lados del cuerpo como te estaba pidiendo. Antes de que cambiases de opinión, con mi mano libre abrí tu vestido por la parte de atrás, retiré los dos tirantes de los hombros muy lentamente y con total naturalidad el vestido deslizó por sus caderas hasta los pies. Inmediatamente después solté los cierres traseros del sujetador, que cayo por su propio peso hasta el suelo tras quedar un instante colgado de tu brazo derecho.

"Natalia, ¿me escuchas?", susurré a tu oído.

Asentiste con la cabeza con lágrimas de rabia saliendo de tus ojos.

"Pon las manitas en la espalda preciosa".

Obedeciste y con mi mano libre me las arreglé para coger una cinta de embalar que había sobre una caja y atar tus muñecas por la espalda firmemente pero sin hacer daño.

"La música está alta y nadie te va a oír si gritas. ¿Vas a chillar?".

Negaste con la cabeza, ante lo cual, muy suavemente retiré mi mano de tu boca. A pesar de estar prácticamente desnuda no había tenido tiempo para observar su precioso cuerpo.

"Así me gusta, que seas buena. Ven que te limpio los ojos".

Con un pañuelo muy suavemente limpié sus ojos retirando las lágrimas de rabia e impotencia por haber sido desnudada y atada, totalmente a disposición de un desconocido.

"No te preocupes. Eres preciosa y lo vas a pasar realmente bien".

"Por favor, no me hagas nada".

"No te preocupes no te haré nada que no disfrutes", dije sentándome en una caja dejándote ahora ya sí perfectamente a mi vista, vestida solo con un tanga malva, un precioso sujetador y sus zapatos de tacón.

"Por favor, …"

Allí estabas Natalia, prácticamente desnuda, mostrando unos perfectos pechos aún más bonitos de lo que prometían bajo el vestido, redondos, muy firmes y con unos pezones irresistibles y duritos. El tanguita cubría perfectamente el vello público y tus piernas eran realmente atractivas, delgadas pero con unos preciosos muslos que parecían pedir ser tocados. Tu cintura era estrechita, dando a su cuerpo un toque de una sensualidad irresistible para cualquier hombre.

"Ven aquí. Ponte aquí de pie", te ordené señalando el suelo justo entre mis piernas.

"Por favor, no me hagas, …".

"Natalia, ven aquí. No me hagas enfadar".

Obedeciste y sacándote definitivamente el vestido de los tobillos te colocaste de pie justo entre mis rodillas, dejando al alcance de mis manos todo tu cuerpo.

Mis dos manos se colocaron al instante en tu cintura y recorrieron muy suavemente, solamente rozando, tu culo. Me apetecía estrujarlo, pero no lo hice, solo lo recorrí con las manos haciendo que se te pusiese la piel de gallina. Así estuve rozando tu culo un par de minutos, notando sin mirar su perfecto tamaño y su firmeza.

"Tienes el culo perfecto que nos gusta a los hombres. Ni pequeño ni grande pero ante todo bien duro. Bien proporcionado para poder acariciarlo. Tengo unas ganas locas de estrujártelo y de jugar una hora con él pero antes …"

Sin más preámbulo cogí tu tanga por la cintura y te lo bajé hasta los tobillos, a lo que respondiste con un pequeño gritito de sorpresa al notarte ahora sí ya totalmente desnuda y de alguna manera indefensa. Por escasos segundos pude ver su precioso y arregladito pubis, con el pelo moreno, cortito en una pequeña línea sobre el monte de Venus.

"¡Aah!, no por favor déjame" y trató de escapar corriendo hacia la puerta, rompiendo el tanga que había quedado sujetando sus tobillos.

Yo salí tras de ti y justo antes de que llegases a golpear la puerta te cogí por la cintura y tapándote nuevamente la boca con mi mano derecha, te levanté del suelo volviendo al fondo del almacén.

"Tienes un culo divino cuando corres, a ver como es cuando le dan unos buenos azotes por desobediente".

Volví a sentarme en las cajas y te coloqué con el culo sobre mis rodillas, la cabeza colgando hacia un lado y los pies hacia el otro, como se pone a los niños para darles una buena azotaina.

"Esta es tu última oportunidad. Te voy a dar unos buenos azotes en este culete tan bonito antes de hacerle otra cosa. Como se te ocurra chillar te pongo cinta de embalar en esos precioso labios que tienes y hago contigo todo lo que me apetezca". " ¡¡¡¡Plaaaaas !!!!", sonó el primer azote con mi mano derecha totalmente abierta sobre tus nalgas.

"¡¡¡Mmmmmmmmm!!!", te quejaste dando un respingo, estirando el cuerpo todo lo posible y mordiéndote los labios para no gritar.

"¡¡Plaaas!!, ¡¡Plaaas!!, ¡¡Plaaas!!, ¡¡Plaaas!!, ¡¡Plaaas!!, ¡¡Plaaas!!". Uno tras otro fueron sonando los azotes sobre unas nalgas que se iban enrojeciendo.

Un par de lágrimas caían por tus mejillas más por la humillación de estar siendo tratada como una cría que por el dolor de los mismos.

"Basta, por favor. Basta, no chillaré, de verdad. Basta", me pediste entre sollozos.

"Está bien cariño. No voy a seguir dándote azotes pero más vale que te portes bien".

Tu culo estaba rojo y con mis dedos marcados en diferentes puntos debido a las palmadas. Me levanté ayudándote y te tumbé en el suelo de madera del almacén boca abajo. No te moviste mientras yo me desnudaba completamente dejando mi polla apuntando al techo del almacén.

Me arrodillé a la altura de tus rodillas obligándote por tanto a abrir las piernas un poco, permitiéndome ver tu preciosa y depiladita entrepierna. El coñito se veía cerradito y libre de pelos, sería desde luego un enorme placer para mí comérmelo durante 2 horas, pero tiempo al tiempo

En esa postura, en la que para ti era realmente difícil incorporarte por tener las muñecas atadas coloqué cada una de mis manos en tus nalgas y comenzó el masaje de ese precioso culo, objeto de mis deseos durante horas. Empujé, estrujé, sobé, acaricié una y otra vez ese delicioso culo que me había vuelto loco.

"Natalia, tienes un culo divino. Me encanta. El tamaño justo para coger una nalga con cada mano y estar horas jugando con el".

Movía en círculos tus nalgas una y otra vez, abriéndolo al máximo para dejar ver tu pequeño y cerrado agujerito. Soñaba con metértela por ese culito, pero la verdad parecía demasiado cerrado y demasiado pequeño para una buena polla como la mía. Mis dedos pulgares recorrían arriba y abajo tu rajita, pasando ya descaradamente por encima del agujerito.

"No por favor. Déjame marchar. No sigas por favor, no voy a poder, …", me rogabas con alguna lágrima de impotencia en los ojos.

"Me apasiona tu culo cariño. Hacía mucho que no jugaba con un culito como este".

Cuando mis pulgares jugaban por tu rajita del culo te ponías más y más nerviosa y tu respiración se agitaba sobre todo cuando bajaban un poquito por debajo del anito, rozando la entrada del coñito. De cualquier forma estabas siendo obediente y no te movías ni un milímetro.

El masaje en el culo se extendía por la espalda, hasta tus hombros en ocasiones, volviendo hasta su precioso trasero. Cuando mis manos acariciaban tus hombros, mi polla rozaba tus mofletes, manchándolos de las primeras gotas de líquido preseminal que no dejaba de brotar. Te estabas poniendo más y más nerviosa al notarlo pero seguías sin moverte. Pasados unos 15 minutos de masaje del culo, separé al máximo los dedos pulgar e índice de cada mano para abarcar toda tu rajita y con las palmas en las nalgas te abrí todo lo que pude el culo.

"Auuuuu, me haces daño, por favor. Déjame marchar y no diré nada".

"De eso nada cariño. Te vas a quedar aquí y te voy a follar como un loco".

En esa postura y con tu ano totalmente a mi disposición lancé mi boca a por él. Mi lengua comenzó a hacer circulitos en el culo, poco después a lamerlo de arriba abajo para posteriormente colocarse en su centro y tratar de violarlo, empujando hacia dentro, para ser mi primer miembro en introducirse en tan delicioso culito.

A pesar de seguir rogando sin parar y que las lágrimas caían por tus ojos, te viste traicionada por tu cuerpo y emitiste los primeros gemidos al notar mi lengua jugar con tu culito.

"Abre más las piernas cariño", le dije levantando un momento la cara de tan delicioso manjar.

"No, por favor, no sigas por favor, no".

"¡Abre las piernas y no me hagas enfadar".

Obedeciste y ahora sí que quedo a la vista tu precioso coñito. Clítoris pequeñito, perfectamente depilado en la entrepierna, coñito pequeño y brillante. Brillante por la mezcla de sus jugos y mi saliva que caía por tu coñito hasta el suelo.

Retiré una de las manos de tu culo, abriéndote las nalgas como pude con el pulgar e índice de la otra. Quería provocar tu primer grito, a ver cómo respondías. No te lo esperabas, pero en esa postura en que tu cuerpo parecía estar empezando a disfrutar las perversiones de su violador notó como algo entró repentinamente, sin avisar y hasta el fondo de su coñito.

"¡¡¡¡¡AAAAAAAAmmmmmmmmm!!!!!!!!, no, por favor. ¡¡Nooo!!", gritaste al sentir tu vagina penetrada a la vez que levantabas la cabeza del suelo y tensabas todo su cuerpo como haciendo paso recto y libre a su invasor. Era mi dedo índice de la mano izquierda, que se había metido entero por tu deliciosa vagina.

"Pero si estás mojadita. Serás zorrita, te está empezando a gustar ya".

Con el dedo totalmente clavado por tu coño, mi pulgar quedaba justo a la altura de su clítoris para jugar y masajearlo. Estaba mojadito y empezó a jugar con tu botoncito sin parar.

Así en esa postura: lengua en el culete, dedo en el coñito y dedo en el clítoris no tardaste ni 10 minutos en llegar a tu primer orgasmo, que no pudiste reprimir gimiendo como una pequeña loba. Tal y como había supuesto, esos ojazos y esos labios perfectos hacían un dibujo de una cara insoportablemente sexy mientras te corrías. Trataste de ocultar el gesto de placer del orgasmo pero no lo fue posible. A pesar del orgasmo, tus ojos seguían con lágrimas por la humillación de sentirte utilizada al antojo de un desconocido. Después del orgasmo a pesar de tu sobre excitación, aproveché a pasar mi lengua por toda tu entrepierna, degustando el maravilloso sabor de tu coñito. Jugué alrededor de tu clítoris, traté de follarte con la lengua y sobre todo disfruté comiéndote y lamiéndote los labios.

"Vaya, no ha estado tan mal, ¿no Natalia?".

"Basta por favor. No sigas. Si me dejas marchar no diré nada a nadie, por favor".

"¿Qué no dirás nada a nadie?. Ya claro, que cara más dura, o sea tú te corres tranquilamente y yo aquí con el depósito cargado y no me dejas descargarlo. De eso nada, ahora es mi turno. A ver si te crees que este culo precioso que Dios te ha dado se va a ir de aquí sin recibir una pollita hasta el fondo".

Mientras seguíamos hablando, yo me había incorporado ya y estaba de rodillas entre tus piernas, observando de la visión de tu preciosa espalda y tu culo desnudo a mi disposición.

"Por favor, no. Por ahí no me lo hagas. Por favor, por favor. Te la chupo si quieres, pero no me la metas por detrás. La tienes muy gorda y me va a doler mucho, por favor".

"Vaya preciosa, esa es una proposición muy tentadora, pero me tendrás que convencer de eso, ya que ahora mismo estoy viendo tu culito y no me puedo resistir a pensar lo bien que me lo voy a pasar cuando tenga mi polla ahí metida".

"Por favor, te la chupo. Se lo he hecho a un ex novio hasta el final. Si quieres te dejo correr en mi boca, pero por favor no me la metas por detrás", insistías una y otra vez girando la cabeza tratando de mirarme.

Yo mientras tanto te había obligado con las manos a cerrar completamente las piernas y me encontraba "a caballo" en la parte alta de tus muslos. En esa postura ya no podía ver tu delicioso coñito, pero seguía observando tu precioso trasero.

Con las rodillas bien pegadas al exterior de tus nalgas y ayudándome de los dedos índice y pulgar de mi mano izquierda, volví a abrir ese culito observando nuevamente tu rosado ano.

"Natalia, cariño, tienes un culito demasiado irresistible para no clavártela entera por aquí", dije acariciando con el dedo índice de la otra mano tu ensalivado agujero prohibido.

"No por favor, te la chupo, pero por ahí no".

La postura era un poco incómoda por que mi polla estaba apuntando al cielo, pero forzándola un poco hacia abajo, la punta se colocó frente a lo que sin duda parecía un agujero demasiado estrecho para ser penetrado para una polla con el glande hinchado y morado.

"No por favor no me hagas eso por favor, así sin lubricar ni nada me va a doler mucho".

La verdad era que mi glande estaba muy lubricado por los líquidos preseminales y tu ano por mi saliva o sea que empecé a empujar un poquito en esa forzada postura.

"Afloja el culete cariño. Veras como una vez que la tengas dentro disfrutas como una loca"

"Por favor, por favor, no", seguías rogando estirando mucho el cuerpo y girando la cabeza hacia mi.

Mi postura era un poco forzada, pero te impedía moverse lo más mínimo. Disfruté pasando arriba y debajo de tu rajita del culo mi polla cada vez más hinchada. Toda tu rajita se veía lubricada y brillante por los líquidos preseminales que salían de mi polla, tal vez mezclados con el sudor por los vanos esfuerzos de liberarse.

"¿Qué vamos a hacer con este culito?", te dije irónicamente ahora ya sí con mi glande parado y ejerciendo una suave presión frente a tu culete.

"¡No por favor!. Te la chupo, por favor. Te la como y me trago todo, pero no me la metas por ahí, por favor.

"Mmmhh, la verdad es que tienes una boca linda pero este culito… promete un placer enorme.

"Por favor, te la chupo, pero por ahí no, por ahí no por favor, …" decías con lágrimas corriendo por tus mejillas.

"¿Eres buena comiendo una polla cariño?".

"Sí, sí, yo te la como entera, pero no me la metas por ahí por favor, me vas a hacer daño".

"¿Me la vas a comer hasta el fondo?".

"Sí, sí, lo que quieras pero no me la metas por ahí por favor".

"¿por ahí?. Este agujerito tiene nombre preciosa. Llama a las cosas por su nombre sino no te entenderé".

"Por el culo no por favor. No me la metas por el culo que me dolerá mucho".

"¿Por qué sabes que te va a doler?. ¿Acaso eres virgen?".

"No, no soy virgen pero sin prepararme un poco más no me va a caber. La tienes muy grande y no me cabrá".

"Ya. ¿Y por la boquita si te va a caber?".

"Sí, sí. Dámela, te la chupo hasta el final".

"Cuando me la chupan quiero ver que mi polla desaparece entera en la garganta de la que me lo hace. ¿Vale?. Quiero ver que mis huevos le golpean la barbilla y quiero que esos ojazos me miren con cara de zorra que está gozando de una buena polla mientras me la mama".

"Vale, lo intento, pero por el culo no por favor".

"Bueno. Vamos a intentarlo tu boca es también muy tentadora y me apetece notar esos labios abrazándome la polla, la verdad…".

Cambié totalmente de postura y sin dejarte mover, tumbada sobre el suelo me senté justo delante de tu cabeza, con las piernas extendidas a cada lado de su cuerpo.

"Toma, repta un poquito y demuéstrame eso de que eres una experta tragadora de pollas", dije sujetándome la polla hacia abajo paralela al suelo.

A pesar de estar atadas sus muñecas a la espalda, diste un pequeño impulso hacia delante colocando tu boca justo en mi polla y sin más, abriste la boca y te metiste la mitad. Era una boca estrecha y mi glande estaba realmente hinchado o sea que tus muelas rozaban mi capullo mientras tus labios la apretaban con toda la fuerza y en esa acrobática postura, solo pudiendo mover el culo comenzó el mete y saca con tus ojazos clavados en los míos.

Doblabas las rodillas hacia arriba como tratando de compensar los vaivenes de tu cabeza y jugueteabas con la lengua en mi capullo mientras chupabas con todas sus fuerzas tratando de extraer el jugo de mi polla lo antes posible. En esa postura, mis manos acariciaban tu espalda y llegaban hasta el culo, que cogía y estrujaba una y otra vez alternando ese masaje con una introducción de ambas manos por debajo de tu cuerpo, cogiendo con fuerza tus dos tetas, haciendo pasar los pezones entre mis dedos. Por primera vez disfruté tus preciosas tetas, magreándolas y masajeándolas con fuerza mientras tu boca se esforzaba por satisfacerme.

"No la chupas mál cariño. La verdad es que eres buena, pero tiene que entrar más dentro. Quiero ver como mi polla desaparece completamente por tu garganta".

Me mirabas a los ojos e intentabas metértela lo más dentro posible de la garganta, hasta que aparecían las primeras pequeñas arcadas.

"Muy bien cariño, qué apretadita se nota al fondo tu boquita. Me parece que tu garganta es tan estrecha como tu culito. Pero tiene que entrar toda, sino no hay trato".

Seguías intentándolo con fuerza, llegando a golpear con mi glande el comienzo de tu estrecha garganta provocándote arcadas, mientras mis manos pellizcaban un poquito más esos preciosos pezones arrancando pequeños gemidos de dolor.

"Venga cariño hasta el fondo", dije ahora cambiando la posición de mis manos cogiendo tu cabeza por la nuca con ambas.

Tu postura y tus manos atadas te dejaban totalmente indefensa ante esta postura mía.

¡¡Venga, traga, pequeña!!", dije apretando con mis dos manos tu cabeza contra mi polla.

"¡¡Ggghhhnnooooo!!", tratabas de quejarte tras la arcada producida por mi polla golpeando en sus amígdalas, "poggg favogggggg, no apggggieteeees".

Una y otra vez, muy despacio pero apretando con las dos manos me seguí follando tu boca, que soltaba una arcada cada vez que mi polla intentaba penetrar sus amígdalas.

"Pero que garganta más rica y más estrechita tienes cariño. Me encanta empujarla".

Te resistías y tratabas inútilmente de echar atrás la cabeza, pero la fuerza de mis dos manos en tu nuca era muy superior y seguías siendo forzada a tragar toda mi polla.

"Vamos tonta que no lo estás logrando. Mi polla no está desapareciendo en tu boquita y eso no me gusta. Cuando la tengas en la entrada de la garganta tienes que tragar, como si se tratase de un manjar, venga preciosa".

Así seguimos un buen rato, incluso en un par de ocasiones apreté durante varios segundos consecutivos sin dejarte levantar la cabeza. Eso te ponía muy nerviosa porque no podías respirar, pero a mi me excitaba muchísimo como abrías la boca para tratar de alojar mi polla ahí dentro. La cantidad de saliva que había salido de tus labios era increíble y encharcaba mi polla y también tu cara.

"Bueno está bien. Lo has intentado, pero no has podido", dije retirándome de tu boca, levantándome y volviendo a colocarme a caballo en la parte alta de tus muslos.

"Por favor, déjame seguir. Haré que te corras, te lo prometo".

"De eso nada preciosa. Me has lubricado la polla muy bien y ahora es el turno de mi pequeño amiguito, el culete", dije abriendo nuevamente tus enrojecidas nalgas con los dedos índice y pulgar izquierdo a la altura de su pequeño y rosado anito.

"No, eso no. Te la he chupado por favor, no me hagas eso".

"Calla preciosa, ya verás como te gusta sentir tu culito lleno de polla. Luego se lo pedirás a todos tus amiguitos".

Mi polla se volvió a colocar a la entrada de tu apretado esfínter y comenzó a ejercer presión. Primero muy levemente y poco a poco más y más.

"¡¡Aaaauuuu!!, por favor, no me la metas por el culo, por favor me vas a destrozar", decías una y otra vez con la cara ahora llena no solo de saliva sino de lágrimas cayendo por las mejillas.

La presión ejercida era acompañada de pequeños pero constantes movimientos de mis caderas que aumentaban y relajaban la misma mientras tu tratabas de resistirse con pequeños y nerviosos movimientos que no lograban retirar la polla de tu culito.

Fue necesario un rato de empujones para notar como finalmente mi glande en una fracción de segundo rebasó tu culito. Ahora era el tronco de mi polla el que comenzaba a disfrutar y gozar de la presión de tan deseado anillito a la vez que te estirabas al máximo, como si estuvieses siendo realmente empalada por un palo de 2 metros. Tenías los ojos abiertos al máximo y la boca también pero sin gritar. Solo gemías sin parar.

"MMmmm cariño, que estrechita eres. Me encanta. ¿Ves como sí que te entraba?. Ahora veamos si lo tienes profundo o es un culo estrecho y pequeño".

Con mi polla bien lubricada por tu saliva y el agujero del culo abierto ya por mi hinchadísimo glande, fue fácil seguir presionando, notando milímetro a milímetro mi polla hundirse en tu culito hasta que mis caderas se apoyaron en sus perfectas y durísimas nalgas.

"¡Bufff!. Hasta los huevos. Eso es un culo profundo, si señor. Te tengo que estar tocando el estómago cariño. Dime lo que sientes preciosa".

"¡Por favor, por favor, basta. No diré nada a nadie pero sácamela por favor. Me estás haciendo mucho daño".

"¿Tú crees?. No lo creo pero vamos a verlo".

Igual que había entrado, despacio fui sacándote mi polla del culo hasta que estuvo completamente fuera.

"¡Ves!, eres una exagerada. Tienes el culo perfectamente. Solo un poco rojito pero perfecto", dije comprobando el esfínter abriendo las nalgas con dos dedos. Volvamos a ocupar esta preciosidad".

"No por favor, otra vez no por favor", seguías rogando sin parar.

Sin atender a tus súplicas, mi polla volvió a colocarse a en tu puerta trasera y nuevamente con trabajo lo dilató lo suficiente para que el glande volviese a entrar. Volviste a gemir y a quejarte como la primera vez a pesar de que esta era la segunda que mi polla penetraba ese mismo agujerito.

"Pero qué culito más rico tienes preciosa. Estoy en el cielo aquí dentro".

"Basta por favor. Me has hecho lo que has querido, por favor, déjame ya".

"Cariño, verás como te va a acabar gustando. Te lo digo yo que he visto como te has corrido hace unos minutos con un desconocido. Solo espera un poco. Tenemos que abrir un poco este culito tan lindo y tan poco usado".

Nuevamente volví a sacar mi polla completamente del culo para volvértela a meter hasta el fondo. La décima vez que repetí la operación ya no te quejaste y mi polla entró libremente en tu culito, sobrepasando el esfínter con mi glande sin mayor dificultad.

"Ahora quiero que disfrutes de una buena enculada cariño. Ven aquí quiero que levantes un poco el culito para poder follártelo bien y que tú disfrutes con una polla metida por aquí".

Primero disfruté un poco de esa difícil postura apoyando mis manos en el suelo y dándole unas buenas metidas y sacadas notando sus blanditas nalgas (debido a la postura) en mis caderas.

Como tenía las manos atadas fue un poco difícil, pero te levanté el culo con mi polla clavada en el interior, obligándote a dejar la cabeza apoyada en el suelo, como si estuvieses a cuatro patas, pero al estar sin manos, era tu mejilla la que apoyaba en el suelo.

"Ahora sí que vas a notar lo que es que te den por el culo, cariño".

En esa postura mis manos cogieron con fuerza tus caderas y comencé un veloz mete y saca por detrás. Al principio te quejabas pero inmediatamente los gemidos de dolor se confundían con los de placer para transformarse en puros gemidos de placer cuando una de mis manos abandonó tus caderas y comenzó a masajearte el clítoris.

"Ahora dime lo que sientes cariño. Te gusta que te den por el culito o no. Venga responde", le dije mientras seguía clavándotela hasta el fondo y masajeandote el mojado clítoris.

"ah, ah, ah", gemías ahora abiertamente.

"Responde, preciosa. ¿Sigo o quieres que pare?".

"Ah, ah, sigue, sigueeeeeee, no pares ahora cabrooooon", dijiste mientras te corrías nuevamente.

Todavía saqué completamente unas cuantas veces mi polla de tu divino culo para volver a metértela. En esa postura se quedaba completamente abierto, esperando a ser follado nuevamente. Llegó un momento en que no pude aguantar más y cogiéndote nuevamente con las dos manos por la cintura te la clavé hasta el fondo tan rápido como pude y me corrí en el interior. Me corrí con tanta fuerza que me semen tuvo que llegarte al estómago. Llene ese culito estrecho y precioso con mi leche, algo que toda la noche había soñado y que finalmente había conseguido.

Fue un polvo magnífico y ambos estábamos exhaustos y sudando. Sin sacarte la polla del culo, te solté las muñecas atadas para que pudieses incorporarte un poco con la respiración muy agitada todavía, quedándo a cuatro patas.

"¿Te ha gustado, eh?".

"Eres un cabrón. Me has violado y me he corrido 3 veces. Me ha gustado pero yo no quería hacerlo cabrón".

"Pues si no querías por qué no te retiras y te sacas mi polla del culo. Ahora no estoy haciendo nada para dejarla ahí metida".

"Cabrón. Nunca hubiese pensado que me correría en una violación. Estoy agotada y entumida. No me puedo ni mover".

"Tienes un culazo perfecto Natalia. Tus amigos se tienen que volver locos dándote por aquí", dije moviéndome un poquito de nuevo en tu interior.

"Me has dejado el culo reventado cabronazo".

"¿Y lo que lo has disfrutado, que?. No te quejes zorrita".

"Sueltame las manos. Tengo los brazos que no los puedo ni mover, joder".

Ambos estábamos sudados y desnudos. Saqué lentamente la polla chorreando semen de tu culito, me levanté y me comencé a vestir. No me había puesto más que los calzoncillos mientras no perdía de vista tu precioso y sensual cuerpo cuando repentinamente la puerta del almacén se abrió. La iba a soltar las ataduras de sus muñecas cuando

"¿Pero qué cojones …?", se escuchó la voz de Javier. "¿Te llevo buscando una hora y tú aquí follando con esta tía?".

"Perdona Javier, pero es que no lo he podido resistir. No te cabrees. La verdad es que me iba a marchar porque pensaba que me necesitabas fuera, pero creo que Natalia nos tiene que pedir algo que me queda pendiente. ¿No es así preciosa?. ¿Quieres esperar Javier o corre mucha prisa eso de ahí fuera?".

Javier te miró detenidamente, y asintiendo con la cabeza me miró "supongo que lo de fuera podrá esperar un ratito más, ¿no crees?", dijo cerrando nuevamente con llave la puerta por dentro.

"Natalia, este es mi jefe y parece que se ha enfadado conmigo, o sea que voy a tener que hacer algo para que me perdone mi falta de atención a la barra. ¿Entiendes?".

"¡¡¿¿Queeeeeee??!!. No me jodas y suéltame, tío. No seas cabronazo".

"No te preocupes. Cada cosa a su tiempo preciosa, venga incorpórate un poquito y ponte de rodillas", te dije cogiéndote con cuidado por debajo de tus brazos que seguían atados a la espalda.

No te moviste ni un milímetro mientras Javier se fue desnudando: primero su corbata, luego la camisa, zapatos, calcetines y finalmente su calzoncillo boxer, dejando frente a ti una polla realmente grande. Posiblemente la polla más grande que habías visto nunca y con toda seguridad mucho mayor que la que hacía escasos minutos había penetrado tu estrecho agujero trasero.

"Venga cariño, estoy segura que con lo buena que estás saber chuparla de maravilla", te dijo Javier colocándose frente a ti a la vez que se agachaba un poco para coger tu pecho izquierdo con mucha fuerza con su mano derecha.

"¡¡Auuu!!, pero de qué vais sois unos cabrones. Dejadme salir de ammmmm".

La polla de Javier, que comenzaba a irse poniendo a tono no te dejó terminar la frase ya que se metió entre tus labios, volviéndote a hacerte sentir utilizada a su antojo. No se metió muy dentro, pero lo justo para que su glande tocase tu lengua haciéndote saborear sus primeras gotas de líquido preseminal.

"Venga Natalia, cariño abre esa boquita. ¿Qué pasa, que se la vas a chupar a un empleado y no a su jefe?. De eso nada. Me vas a hacer por lo menos lo mismo que te ha hecho mi mejor camarero. ¡Venga abre bien esa boquita, zorra!", te dijo Javier golpeando tu mejilla con su polla morcillota y obligándote a abrir la boca a la vez que cogía tu cabeza con las dos manos llevándola hasta su polla.

No te resististe demasiado y abriste la boquita de par en par para dejar entrar esa polla entre tu preciosos labios.

"Mmmmhh, qué boquita más deliciosa tienes cariño. La verdad es que no me esperaba una limpieza de bajos como esta mientras buscaba a mi camarero, la verdad. ¡Así cariño qué boquita más húmeda y qué lengüita tan divina tienes, venga, métetela bien dentro. No quiero ver ni ún milímetro de mi polla fuera ojos bonitos!".

"¡¡Mmmmgg!!, ¡¡nnnngggggooo zeagggz begggtiaaa!!", decías con la boca llena de polla.

La polla de Javier iba cogiendo tono con tu mamada pero todavía no estaba a tope. Solo seguía morcillona, por lo que te entraba perfectamente en la boca, eso sí, te obligaba a abrir las mandíbulas todo lo que podías, porque su grosor ya se iba confirmando como bastante mayor que la que antes había recorrido ese camino.

"Natalia, eres una chupona de primera. Tú oblígale a que se la meta bien al fondo Javier, que con migo casi lo ha logrado. Ahí donde la ves me ha dicho hace unos minutos que a un noviete suyo se la chupaba hasta correrse dentro y se tragaba hasta la última gotita, ¿eh cariño?", te dije dándote un azote en tus deliciosas nalgas.

"¿Ah sí, eh?. Pues eso habrá que verlo. De momento quiero que no salga de tu boquita ni un milímetro de polla. Te voy a follar hasta la garganta".

"Tú dale Javier. A ver si lo consigues. Yo lo he intentado y no he conseguido metérsela hasta el fondo de la boca, pero una cosa sí te digo. Tiene el culo más delicioso que te puedes imaginar. Por ahí si que se la he metido y la cabe hasta los huevos".

"¿No me jodas que le has dado por culo?. Pues eso es algo que desde luego probaré".

"¡¡Nnngggooo, pogggg fagggvoogggg. Pogggg eggg cuggggo nngggooo. Otggggga veggggg ngoooooo!!".

"Ni puto caso. Ha disfrutado como una cerda la tía. Ya lo verás".

La polla de Javier para ese momento ya estaba bien dura y lucía todo su grosor, forzando a Natalia a abrir tanto la boca que parecía se le iba a dislocar. No parecía tan larga, pero desde luego era realmente gruesa. Por otro lado la mía estaba empezando a cobrar vida e iba comenzando a pedir guerra nuevamente.

"Venga Natalia hija, traga un poquito, que no te pasa de la garganta".

Javier te cogía con fuerza con la cabeza y empujaba su polla hasta dentro de tu boca arrancándote arcadas una y otra vez, pero no cejaba en el intento de follarte tu boquita como un bestia.

"¡¡¡Mmmmggg!!!, ¡¡¡ngggggoooo!!!, ¡¡¡¡baggggttaaaaaa!!!!!".

Tus gritos guturales ahora ya eran constantes en cuanto la polla de Javier no te apretaba en las amígdalas provocándote una nueva arcada hasta que en una de esas embestidas tragaste de verdad y su polla desapareció por completo en tu boca. Javier te sujetaba con fuerza por la nuca mientras tratabas inútilmente de respirar con la boca llena de verdad.

"¡¡Mira, tío. Ahora sí que la ha tragado de verdad. Mira como tiene la garganta de llena!!".

"Joder, con migo no lo hizo la muy cabrona. Dale, dale fuerte. A mi me está poniendo ya loco ver como mueve el culo cuando le follas la boca", dije colocándome detrás de ti arrodillado también y cogiendo con cada una de mis manos una de tus nalgas.

No fueron más de 5 o 6 segundos en los que tuviste la garganta tapada por la polla de Javier pero al sacarla respirabas agitadamente como si hubieses estado minutos sin tomar aire.

"Qué rico cariño. Tienes una garganta realmente estrechita. Venga otra vez".

"¡¡Nooo!!, ¡Otra vez nnnngooooo!".

Sin más pausa te volvió a coger por el pelo y enfiló su, ahora ya durísima polla, nuevamente a tu garganta. Te resistías inútilmente, porque tus manos atadas te impedían hacer fuerza y por otra parte algo salvaje dentro de ti te excitaba, notabas que el sentirte violada por esos dos desconocidos te daba un morbo hasta entonces no descubierto.

Nuevamente la polla de Javier se hundió hasta el fondo de tu garganta mientras sus manos empujaban con fuerza en tu nuca haciendo que tu nariz chocase con su bello púbico. Esta vez no hubo arcadas. Parecía que te hubiese dejado abierto el camino. Te sentías violada con una polla gordísima clavada por tu garganta hasta el fondo y toda tu preocupación en ese momento era sacar ese cuerpo extraño de ahí para poder volver a respirar normalmente. No te habías ni dado cuenta que detrás de ti estaba yo, arrodillado, sobando tu culo con una mano en cada una de tus pequeñas, duras y preciosas nalguitas, con su polla nuevamente dura dispuesta a volver al juego. Mis rodillas estaban a la altura de tus tobillos, por la parte de fuera impidiéndote abrir las piernas. En un momento del forcejeo por sacarte la polla de la boca te inclinaste un poco hacia delante, momento que aproveché para abrirte con fuerza las nalgas y …. Hasta el fondo.

Lástima no poder ver tu cara en ese instante, pero fue Javier el que luego me la describiría, ojos abiertos como platos, la saliva impregnando completamente tu nariz y barbilla mientras él te seguía manteniendo la polla clavada hasta el fondo.

"¡¡Mmmmmmhh!!, ¡¡¡¡gggggggnnnnoooooo!!!!", ahora sí que tratabas de liberarte de las dos pollas que te penetraban y que no te dejaban respirar.

Javier sacó tu polla de la boca de un tirón, dejándote respirar mientras te seguía sujetando por los hombros. Se había dado cuenta de mi entrada y no quería dejarte mover. Yo mientras, mantenía mi polla clavada por tu culito nuevamente hasta el fondo. Otra vez mis caderas notaban el delicioso y suave tacto de tus gluteos.

"Por favor, por favor, otra vez no por favor. Sácamela de ahí, sácamela de ahí por favor", decías agotada, respirando muy agitadamente como tratando de recuperar el resuello.

"Te dije que te iba a follar el culo todo lo que querría y que si querías que te la metiese por delante me lo ibas a tener que rogar. Quiero que me pidas por favor que te folle el coñito. Tienes un coñito delicioso y lo estoy deseando, pero ahora tenía más a tiro tu culo cariño".

"¡¡No por favor, sácala, sac… mmmppphffff!!".

Nuevamente la polla de Javier se te metió por la boca hasta el fondo. Tú podías haberla cerrado para evitarlo, pero abriste la boca. No sabías por qué, tal vez por una parte te apetecía sentirte violada. Notar esa polla tan dentro de tu garganta era algo nuevo para ti y a pesar de sentirte humillada e indefensa, no podías negar algo de excitación. Te dolía el culo eso estaba claro, pero no había sido tan dolorosa la introducción como antes. Tal vez te pilló por sorpresa, tal vez lo tenías ya un poco abierto y lubricado de la corrida anterior o tal vez te apetecía volver a sentirte utilizada por dos tíos que no conocías.

Mis manos te sujetaban por las caderas mientras mi polla entraba y salía de tu culo, hasta el fondo y hasta casi sacarla, hasta el fondo y … así una y otra vez. Simultáneamente Javier seguía follándote la garganta, metiéndotela hasta el fondo y luego sacándotela, disfrutando y gozando ambos de tu cuerpo a nuestro antojo.

Así estuvimos un rato, tras el cual tus quejidos y tus movimientos para tratar de liberarte desaparecieron y fueron sustituidos por gemidos de placer. Estabas disfrutando comiendo una enorme polla y siendo enculada. Mis manos por supuesto contribuían a estos gemidos metiéndose por delante y sobando cogiendo por el clítoris para empujar bien al fondo.

En un momento Javier te sacó la polla de la boca, demasiado cachondo como para seguir con la mamada. No quería correrse todavía en tu boca y quería seguir jugando contigo. Ese fue el momento en que tú dijiste.

"Vamos cabrones folladme el coño. Por favor, lo estoy deseando joder, métemela por delante, necesito sentirme follada de verdad".

"Eso está hecho cariño. Vas a ver lo que es sentir el coño llenito", te respondió Javier tumbándose en el suelo con su polla apuntando hacia arriba. "Vamos traemela aquí, que va a aprender lo que es una buena follada".

"Como no jefe. Venga muévete", te dije cogiéndote con fuerza por las caderas con mi polla clavada hasta el fondo en tu interior.

"Así no puedo andar, joder, sácamela que no puedo. Con las manos atadas me voy a matar"

"No te vas a matar no, dije yo. Ya te sujeto para que no te caigas y anda de rodillas despacito que no quiero que se te salga", te dije cogiéndote con fuerza con las dos manos estrujándote las tetas.

Así en esa postura tan incómoda fuimos de rodillas hasta donde Javier estaba tumbado en es suelo, hasta colocarte justo a caballo encima de su polla.

"Ahora sácamela del culo, por favor. Deja que él me folle. Yo te la chupo si quieres, vamos", dijiste.

"De eso nada. Vas a tener que follarte a mi jefe con el culito lleno cariño. Yo llegué antes Natalia y no me pienso salir de aquí".

"¡¡¿¿Queeeee??!!. No por favor que eso me va a doler mucho. No lo he hecho nunca por favor. Los dos a la vez no.

"¡Quieta joder, no te muevas tanto!. Vas a gemir como una perra, ya verás", dijo Javier sujetándola con fuerza por la cintura mientras yo seguía cogiéndola por las tetas desde atrás.

En esa postura, con las piernas abiertas sobre la polla de Javier, las manos atadas a la espalda y dos hombres sujetándola no pudo resistirse demasiado. En breves instantes la gruesa polla de Javier estaba empujando justo en su coñito y abriéndose paso por un agujerito estrecho debido a su culo lleno, pero mojado por su excitación no deseada.

"¡¡Toma polla por el coño hasta el fondo cariño!!", dijo Javier dando un golpe de caderas que clavó su pollón hasta el fondo de tu sexo.

"¡¡Aahhhh!!, cabrones me estáis machacando. Cabrones hijos de puta", te volviste a quejar.

No te quejes tanto joder verás como te gusta dentro de poco. Yo notaba como la polla de Javier casi tocaba la mía. Una estrecha pared las separaba en el interior de tu cuerpo pero yo notaba como si se moviese pegada a mi.

Tú tratabas de revolverte inútilmente, consiguiendo simplemente excitar más a tus violadores.

La sensación debió de ser indescriptible también para Javier, puesto que en unos pocos segundos se movía como un loco, clavándote la polla hasta el fondo, sujetándote con fuerza por la cintura y forzándote a reclinarte más sobre su cuerpo para poder alcanzar a tus labios con los suyos.

La doble penetración fue realmente fuerte. Al principio cayeron un par de lágrimas de dolor y de humillación por tus mejillas, pero segundos después gemías a cada embestida en tu coñito o en tu culo mientras no despegabas los labios de la boca de Javier. Nuestras pollas entraban y salían a toda velocidad de tus agujeritos y tú gemías más y más hasta que finalmente te corriste. Te corriste siendo violada por dos desconocidos que te estaban usando como a una fulana, pero por algún motivo eso no te importaba. Tu cuerpo te había traicionado y estabas gozando como una golfa con una polla clavándose por tu culito y otra por tu coñito. "Solo me faltaba otra buena polla en la boca, pensaste un par de veces".

Yo fui el primero que te la sacó del culo pero segundos después fue Javier. Te obligué a tumbarte ahora sobre tu espalda en el suelo estando yo de un lado y Javier del otro. No fue necesaria mucha ayuda, porque ambos necesitábamos corrernos y por supuesto fue tu preciosa cara el objeto de nuestra leche. Yo fui el primero. Te eché el primer chorro sobre la mejilla derecha. Parte cayó en uno de tus ojos obligándote a cerrarlos.

"Abre la boca cariño. Quiero correrme ahí dentro dijo Javier".

Con los ojos cerrados obedeciste y abriste la boca. No sabías por qué pero habías obedecido a tu violador, que inmediatamente empezó a descargar su leche en tu boquita. Uno, dos, tres chorros cayeron completamente dentro de tu boca que se iba llenando. Cuatro, cinco, seis y el semen seguía llenando tu boca. Yo también me uní a esa tarea y terminé mis últimos chorros ahí dentro. Te había manchado las mejillas, la nariz y los ojos, pero la última parte la dejé caer en tu boca abierta que se fue llenando de semen.

"Ahora traga cariño. Pórtate bien y trágate todito", dijo Javier.

Lo podías haber escupido pero no. Lo tragaste. No sabes por qué pero lo tragaste. Tuviste que hacer dos tragos completos para engullir todo el semen que llenaba tu boca hasta dejarla vacía. Su sabor era salado. Lo habías probado antes pero no así a tragos. Te hizo sentir como una guarra pero no te importó. Yo te pasé las manos por la cara, extendiéndote los restos de mi semen por toda tu cara como si de una crema de belleza se tratase hasta que no quedó ni resto. Olías a semen, a follada, un olor que ningún hombre ignoraría.

Todavía te metimos las dos pollas en la boca. Primero yo y luego Javier para que nos las limpiases de verdad. No te importó. Las chupaste y limpiaste aún sabiendo que la mía había escarbado hasta lo más profundo de tu culito.

"Eres cojonuda Natalia. Hacía mucho tiempo que no follaba como hoy", te dije.

"Lo mismo digo", afirmó Javier.

"Cabrones. Me habéis violado pero la verdad es que me he corrido como una puta".

Te soltamos las ataduras de los brazos y tras desentumirlos te vestiste. El tanga me lo guardé yo de recuerdo a pesar de tus ruegos. Ambos cogimos tu número de móvil para poder "hablar" contigo en otro momento y fui yo el que te advirtió que ni se te ocurriese lavarte.

Te arreglaste un poco el pelo, estiraste tu vestido y saliste por la puerta mientras ambos terminábamos de vestirnos. Nos lo habíamos pasado realmente bien follándote y comentamos lo ocurrido mientras salíamos por la puerta.

Javier fue a dar una vuelta y yo volvía mi barra. Tú estabas nuevamente hablando con tu grupo de amigos y por su puesto al pasar por detrás de ti aproveché para sobarte ese delicioso culito. Esta vez fue con la mano, sin tapujos, una buena sobada por encima del vestido. "Joder que bien me lo había pasado con ese culito", me dije. Esto tendré que repetirlo … Tu me miraste con cara de mujer satisfecha. Te habíamos violado, pero lo habías disfrutado como una loca, seguro.