Narval fantasías de un sumiso 4

Fantasías de un sumiso.

Me he quedado dormido al sol y no te he oído llegar. Debe ser media mañana vas hacia donde estoy y me dices que a partir de hoy algunas cosas van a cambiar. Desde este momento solo seré una mascota y como tal tendré que estar la mayoría del tiempo en el jardín. Y solo podré entrar en la casa cuando se me ordene. Esta tarde tendré mi casita de perro, en la que tendré que dormir y pasar el tiempo cuando este atado con la cadena. Si me porto bien, estaré suelto por el jardín. También me indicas que habrá un rincón del mismo en el que podré hacer mis necesidades, que deberé cubrir al terminar.

Mientras esta diciéndome todo esto me estoy excitando y mi polla esta totalmente erecta balanceándose entre mis piernas. Yo aunque intento prestar atención cada vez me es mas difícil debido a mi excitación.

Te das cuenta de mi estado y acercas a mi lado y mientras sigues hablando sobre que cada infracción será castigada duramente me comienzas a masturbar. Yo ya estoy en otro mundo solo pendiente de mi placer, pero en medio de mi placer oigo como me dices que el hombre que me ha poseído será a partir de ahora el AMO, que vendrá a vivir a casa y al que también debo obediencia.

El ritmo de tu mano cada vez es mas rápido, necesito correrme y solo espero me autorices.

No se cuanto mas podré aguantarme cuando me ordenas que me corra, en ese momento me derramo en el suelo, en la hierba. Me acaricias el lomo y te vas. Intento recordar todo lo que me has explicado pero algunas cosas no las recuerdo. Me relajo y me tumbo en la hierba a descansar esperando vuelvas pronto. Me vuelvo a quedar dormido y despierto excitado, necesito volver a correrme. Me acaricio pensando en tus caricias, y comienzo a masturbarme, no es igual a cuando lo haces tu, pero me produce placer. Estoy en ello cuando de pronto apareces tu y te siguen unos hombres con unas cajas. Me gritas que pare. No sé si estoy mas avergonzado porque me hayas encontrado masturbándome o que me hayan visto esos hombres desnudo en el jardín. Yo paro enseguida y me pongo a cuatro patas mientras mi polla cuelga erecta entre mis piernas. Los hombres continúan con los paquetes. Los abren y sacan su contenido comenzando a montar lo que será mi casita.

Tu vuelves a dentro de casa y regresas con una bolsa grande, rebuscas en ella y sacas un paquete, que comienzas a desenvolver. Son unos guantes imitando las patas de un perro. Me las pones. Me llegan un poco mas abajo del codo. Me dices que con esto a parte de parecer mas una perrita evitará que me masturbe como la perrita salida que soy. Los hombres aunque siguen trabajando me miran y sonríen mientras te dicen que hay que ser duros con las perritas ya que sino se vuelven vagas y desobedientes. Vuelves a rebuscar en la bolsa y sacas una fusta. Me coges del collar y me llevas al lugar donde me sueles bañar y enganchas una cadena corta a mi collar y a la argolla que hay en el suelo. Tengo la cabeza casi pegando al suelo y mi culo se ofrece al castigo. Comienzas a azotarme en el culo lo que provoca mis gemidos de dolor. Los hombres te animan para que seas mas dura. Mi excitación lejos de disminuir sigue igual...me excita ser exhibido y azotado delante de gente desconocida.

Paras con el castigo dejándome allí atado y te vas.

Los hombres siguen trabajando, casi han terminado, quedan pequeños detalles, como anclar la cadena con la que seré atado.

Tu vuelves con dos bols uno para el agua y otro para mi comida. Llenas el de agua y el de comida me indicas que me lo tendré que ganar.

Los hombres terminan el trabajo y te llaman. Te quieren pedir un favor, solicitan permiso para poder usarme, que les ha excitado ver como me has castigado. Mi polla que empezaba a relajarse vuelve a cobrar vida entre mis piernas. Voy a ser montado otra vez, y por dos hombres. Mi excitación puede mas que mi miedo y mi vergüenza. Si es que se puede seguir teniendo vergüenza despues de todo lo que he sufrido delante de ellos. Si bien al principio parecías dudar, les permites que me usen, con solo la condición de que sean duros conmigo y que intenten acabar pronto para que no pueda correrme.

El primero de ellos se acerca por detrás de mi, se baja los pantalones y sin ningún preparativo comienza a penetrarme. La falta de lubricación hace que le cueste y a mi el dolor hace que emita algún grito de dolor. El otro se pone delante de mi y me introduce su polla en la boca comenzando a follarme. Mis gritos ahora están ahogados. Los dos llevan un ritmo muy rápido y fuerte. Me siento violado o debo decir violada....si es que una perrita salida puede ser violada.

Noto como el que esta montándome se corre dentro de mi, y deja el puesto al que me folla la boca. Se pone detrás de mi agarrándome de las caderas y de un solo golpe me penetra. A estas alturas mi culo ya esta abierto y deseoso de ser penetrado. Entre mis piernas mi polla se mueve al ritmo que marca el macho que me esta montando. Estoy mojando el cemento que hay debajo de mi. Cada vez el placer es mayor y noto como se acerca poco a poco mi orgasmo. Tu que no has perdido detalle le indicas al hombre que me penetra que apure. Su ritmo se incrementa y en unos movimientos duros me penetra profundamente y se corre dentro de mi, dejándome sin el placer de mi orgasmo.

Los acompañas a la puerta y vuelves. Yo sigo con la cara pegada al suelo, con el culo rojo de los azotes, ofrecido, abierto y caliente, muy caliente.

Traes algo en las manos, es una estructura metálica. Dos barras verticales y otra horizontal que las une. La introduces debajo de mi, y ajustas su altura, para que apoye mi barriga. Ahora no me puedo tumbar, tendré que estar así a cuatro patas. Vas dentro y vuelves con otras barras metalicas. Estas se fijan a las verticales y se alargan hacia atrás de mi permitiendo atar mis piernas a ellas y haciendo que queden separadas. Ahora si que estoy ofrecido y abierto. Ajustas todo y te vas, dejándome solo allí.