Nana : Primer encuentro

Nana conoce a Nana en el vagon de un tren y queda prendada de ella.

Nana: Primer encuentro

La luz del atardecer se cuela por la ventana calentando la cara sudorosa de la chica, mientras su compañera se enciende un cigarrillo y expulsa el humo. La muchacha de pelo castaño apoya la cabeza en el hombro de su compañera morena, mientras esta le acaricia el pelo.

  • Oye nana, ¿Recuerdas el día en que nos conocimos?

  • Claro que si tonta - Le contesta la chica morena con su profunda voz - Recuerdo que te quedaste embobada mirándome durante una eternidad.

  • Eso no fue exactamente así - Mientras ríe y le da una patada amistosa.

Yo iba cargada con mi maleta, dispuesta a empezar una nueva vida con mi novio en Tokio; el único sitio que había libre estaba a tu lado. Creo que a la gente te tenia miedo con tu chupa de cuero y todos esos piercings, pero a mi me pareciste muy guapa y muy guay. Con ese aire misterioso escuchando tu mp3 y con tu guitarra al lado. Por eso me quede mirándote tanto rato. Me senté a tu lado y nos presentamos, recuerdo que me impacto mucho que nos llamáramos igual y que tuviéramos la misma edad, tu parecías mucho mayor. Hablamos de mi novio, me hablaste de tu grupo. Entonces me preguntaste si me importaba que te quitaras las botas que te estaban matando.

Fue entonces cuando vi tus pies por primera vez, eran preciosos, pequeñitos, con unos dedos perfectamente cuidados y las uñas pintadas de negro que contrastaban de maravilla con tu piel blanca, y ese tatuaje con la rosa negra que tienes en el tobillo. Entonces si me quede embobada mirándote. Sacaste un par de cervezas y empezamos a beber y a charlar de cosas cada vez mas intimas. Fue entonces cuando el tren se detuvo y se encendieron las luces de emergencia todo estaba muy oscuro y apenas podíamos vernos las caras.

Continuamos charlando y poco a poco acabaste dirigiendo la conversación hacia temas sexuales. Yo soy muy vergonzosa, ya lo sabes, pero el hecho de estar a oscuras y las cervezas debieron ayudar. Mis ojos se estaban acostumbrando a la luz y tenia mi mirada fija en tus pies, tu estabas de lado en el asiento con la espalda recostada en el cristal y tus pies apoyados en el reposa manos. Note como mis braguitas se mojaban.

  • ¿Eres una fetichista de pies? - Me preguntaste interrumpiendo la conversación

  • ¿Que, que...?

  • ¿Te excitan los pies? Hace rato que no dejas de mirarlos

  • No, yo, es tu tatuaje...

  • ¿Seguro? No te creo, yo creo que te ponen mis pies - dijiste juguetona acercándomelo

Tenia tu pie a escasos centímetros de mi cara y te juro que desee chupártelo en ese momento,

pero no hice nada, nunca me había sentido así y estaba asustada, ¿que me pasaba? A mi no me gustaban las chicas, yo no era una fetichista depravada. Apoyaste tu pie en mi hombro y fuiste bajando lentamente por mi brazo hasta mi mano y temblorosa intente acariciártelo, pero tu lo apartaste rápidamente.

  • Lo sabia viciosa - susurraste con tu profunda voz - vamos a jugar.

Volviste a poner tu pie en mi hombro, pero esta vez lo desplazaste hasta mi cara, y un

maravilloso olor me invadió, saque mi lengua para chupártelo, pero volviste a alejarlo rápidamente de mi. Cada vez me sentía mas cachonda e inquieta, mire hacia los lados, pero casi todo el mundo estaba dormido, o eso parecía en la penumbra. Bajaste tu pie hasta mis pechos y empezaste a acariciarlos rodeándolos, mis pezones estaban a punto de reventar, estaban tan duros que me dolían, pero me encantaba. Con el dedo gordo de tu pie y el de al lado apretaste mis pezones y apenas pude reprimir un gemido. Eras buena. Eres buena.

Continuaste bajando tu pie por mi estomago y lo metiste por debajo de mi blusa, me acariciaste el ombligo y subiste hasta mis pechos iniciando una expedición hasta debajo de mi sujetador, te colaste y pude sentir tus pies rozando mis pezones, ummm... que placer solo de recordarlo. Sacaste tu pie de debajo de mi blusa y abrí con ansias mis piernas.

  • ¿Lo quieres dentro de tu coñito verdad perrilla? – susurraste - que caliente me estas poniendo.

Moviste tu pie por encima de mi falda recorriendo mi muslo, para finalmente meterlo por debajo de la falda y encontrarte con mis braguitas totalmente empapadas. Acariciaste despacio por encima de la tela. De arriba a abajo, de abajo a arriba. Yo estaba a mil, a punto de correrme. Conseguiste apartar la tela de mis braguitas y meter tu pie debajo, me penetraste con tu dedo gordo, cada vez mas rápido, después metiste el resto de los dedos y me tuve que morder la mano para no gritar mientras me corría. Sacaste tu pie de debajo de mi encharcada entrepierna y me lo pusiste en la nariz.

  • Mira como estabas perrita

Esta vez si conseguí llevarme tu pie lleno de mis fluidos a la boca, lo coji con mis dos manos y lo chupe y lo lamí, por entremedio de cada uno de los dedos, por la planta, provocándote cosquillas y risas, pero no tuve suficiente y fui lamiendo por tu tobillo, abalanzándome hasta tu asiento y lamiendo el resto de tus piernas, subiendo tu falda de cuero y dejando tus braguitas delante de mi nariz. Hundí mi cara en ellas, me empape de tu olor, el mejor olor del mundo. Y te acaricie con mi nariz por encima de tus braguitas que estaban igual de empapadas que las mías. Tu levantaste tu culo del asiento y te las quitaste, dejando delante de mi cara tu coñito totalmente depilado y chorreando flujos. Volví a hundir mi cara en tu coñito, lo hice muy torpemente, estaba nerviosa, nunca había hecho nada así, pero tu debías estar muy cachonda, y rápidamente te corriste mientras le daba un mordisquito a tu clítoris, y fue mientras me estaba bebiendo todos tus flujos, que el tren volvió a ponerse en marcha y rápidamente y como pudimos intentamos disimular y guardar la compostura.

Al llegar a la estación, decidimos que todo había sido una locura, un error. Que no volveríamos a vernos. Pero unas semanas después volvimos a coincidir en la visita para alquilar este piso...

La luz del atardecer ha dado paso a la luz de una farola, que se cuela iluminando el cuerpo de las dos chicas desnudas mientras se besan.

  • Me encanta cada vez que explicas como nos conocimos, siempre me pone a mil.

  • Lo se, por eso lo hago - Responde la chica castaña con voz picara

Podeis escribirme o agregarme a Ambar_de_kotu@hotmail.com ... Me encantará leer vuestras criticas y comentarios.